ISSN electrónico: 2011-7477.
Fecha de recepción: noviembre de 2004 |
EL NO LUGAR DE LA MULTITUD: EL PAPEL DEL TRABAJO INMATERIAL EN LA CREACIÓN DE UN NUEVO "NO LUGAR" EN EL IMPERIO
Julio Alfredo Franco Orozco*
*Universidad Popular del Cesar, jufrancoz@hotmail.com
RESUMEN
Los nuevos procesos políticos, económicos y sociales que aparecen como síntomas de la organización del nuevo orden mundial, buscan ser explicados por A. Negri y M. Hardt en su libro Imperio. El poder ahora hace parte de los organismos supranacionales y transnacionales. Este nuevo poder es descentralizao, desterritorializado y se configura en forma de red. En este marco el capital se impone ante cualquier tipo de límite que se interponga a su expansión global. En suma, el territorio para el poder (el capital) se organiza bajo la forma de un "no lugar". Así mismo a esta nueva forma de organizar el mundo emergen prácticas tendientes a subvertirlo. La propuesta política del trabajo Inmaterial implicaría para la multitud reapropiarse del control sobre el espacio: construir un "nuevo lugar" en el "no lugar".
PALABRAS CLAVE
Imperio, multitud, trabajo Inmaterial, no lugar
ABSTRACT
The current political, economic and social processes that appear as symptoms of the new World order organization attempt to take account by Antoni Negri and Michael Hardt in their book Empire. The power, now is in transnational and supranational organisms hands. The new power is decentralized, deterritorialized and its configured as a network. In this sense, capital is imposed over any constraint that prevents from its global expansion. In sum, capital organise its territory as a "non place". Meanwhile this new world is organized certain practices arise in order to subvert it. Inmaterial labor political proposal implies the reappropiation of the control over the space by the multitude: to build a "new place" in the "non place".
KEY WORDS
Empire, multitude, Inmaterial labor, Non Place.
INTRODUCCIÓN
El irreversible proceso de globalización de los intercambios económicos y culturales a los que estamos asistiendo en este siglo XXI, es regulado efectivamente por el nuevo sujeto político que plantean Negri y Hardt en su obra Imperio.1
El imperio que hoy gobierna al mundo está compuesto por una serie de organismos nacionales y supranacionales unidos bajo una sola lógica de dominio. Esta nueva forma del poder soberano se caracteriza por ser un aparato de gobierno descentrado y deste-rritorializado que, en forma progresiva, incorpora dentro de sus fronteras abiertas y en expansión a la totalidad del reino global, transformando la cartografía imperialista que caracterizó a la modernidad. En este proceso global de desterritorialización, de "no lugar", el papel del trabajo inmaterial aparece como la figura clave en quien se concentran las máximas paradojas del dominio global: Para Negri Hardt hemos entrado desde fines de la década de los 80 en una etapa del capitalismo a escala mundial, donde el mundo capitalista se ordena según nuevas reglas y nuevas normas que el poder constituido construye para hacer frente a la nueva modalidad hegemónica del trabajo, el trabajo inmaterial, el trabajo cognitivo.
La multitud, que para Spinoza es ese conjunto inmanente de individualidades activas que siempre escapa a cualquier sujetamiento, como figura antagónica, opera en y contra ese "no lugar" que es el territorio del imperio, a través del trabajo inmaterial, reapropiándose del espacio que le fue expropiando el capital a lo largo de la modernidad y creando "nuevos lugares" como espacios de libertad y creatividad. El presente trabajo se mueve alrededor de esta temática.
LA ORGANIZACIÓN DE UN NUEVO ORDEN MUNDIAL: DEL IMPERIALISMO AL IMPERIO
Negri y Hardt plantean un significativo cambio en el papel del estado-nación surgido de la modernidad europea, visto desde el paso del imperialismo al imperio. Esto implica dos períodos diferenciados en la expansión del capital, dos formas de organización política en la que el estado-nación en el imperio se debilita y entraría a la palestra política un nuevo poder mundial que estaría por encima de los estados nacionales.
El papel central del estado en el imperialismo es característico de este sistema, pues en dicho orden es definitivo el rol desempeñado por el estado como figura jurídica en la organización de las relaciones internacionales y por la diferenciación de dos ámbitos territoriales, el de la metrópoli y el de la colonia. Desde el estado nación, centro del poder, se ejercía el gobierno sobre los territorios externos a través de un sistema de canales y barreras que, de forma alternativa, facilitaban u obstruían los flujos de producción y circulación.2
El poder se organizaba distinguiendo un centro y una periferia, un adentro y un afuera; diferenciación espacial que se adecua a los requerimientos en términos de recursos naturales y humanos del capital. En suma, según estos autores, la modernidad se acompañó de la configuración del poder imperialista bajo un vínculo desigual creado entre el estado nación europeo y sus colonias.
El estado nación pierde su protagonismo en el imperio, para que apareciera el de los organismos supranacionales y transnacionales, quienes son los nuevos responsables mundiales de las decisiones políticas y económicas. Esto termina con la dualidad adentro y afuera, dando paso a la organización del poder descentralizado, reticular, sobre un espacio que no impone límites a la expansión del capital; a este espacio lo llaman Negri y Hardt un "no lugar".
Simultáneamente aparece también la multitud y su devenir político que se efectúa sobre el terreno del nomadismo, del éxodo, de la fuga, de la deserción. Al igual que el Imperio, la potencia de la multitud carece de lugar, no conoce fronteras ni límites. El concepto de multitud nos introduce en un mundo totalmente nuevo, que nos sumerge en una revolución que está en proceso de producirse.
EL IMPERIO COMO "NO LUGAR"
La presencia de un imperio descentrado y desterritorializador implicó cambios a nivel espacial, caracterizándose por el pasaje de una producción industrial a la de una economía informacional. "La construcción de rutas y los límites de estos nuevos flujos globales estuvo acompañada por una transformación de los procesos productivos dominantes, lo que dio por resultado una reducción del papel del trabajo industrial en fábricas, desplazado por la prioridad que se le da hoy al trabajo comunicativo, cooperativo y afectivo"3.
Con la expansión del mercado, ha surgido un imperio con un enorme poder de opresión y destrucción sobre la humanidad. Paradójicamente, sin embargo, su emergencia también abre nuevas posibilidades al cambio social, porque "las fuerzas creativas de la multitud que sostienen el imperio también son capaces de construir autónomamente un contra-imperio".4
Además, en el contexto del imperio "la dialéctica capitalista entre las fuerzas productivas y el sistema de dominación ya no tiene un lugar determinado. El objeto de explotación y dominación no se detiene en las actividades productivas específicas sino que incorpora la capacidad universal de producir, es decir, la actividad social abstracta y su poder de conjunto"5 .
El trabajo abstracto es una actividad sin lugar determinado, incorpora la no pertenencia y la difusión social creativa del trabajo vivo. Es un conjunto cooperativo de manos, cerebros, mentes y cuerpos, es el deseo y lucha de multitud de trabajadores flexibles y móviles. Este trabajo abstracto es también una actividad sin lugar, es tanto la no pertenencia y la difusión social creativa del trabajo vivo, es el deseo y los esfuerzos de la multitud de trabajadores sin lugar.
Como resultado de esta nueva configuración productiva, las relaciones de explotación capitalista se expanden por todas partes, tienden a ocupar todo el terreno social, ya no se limitan a la fábrica.
El "no lugar" de la producción es presentado como un espacio liso, que, en términos deleuzianos, no implica homogeneidad sino que enfatiza su carácter infinito, abierto o ilimitado, sin derecho ni revés, ni centro6. El capital se constituye en su nomadismo y va constituyendo, a la vez, el espacio liso. Un espacio en el que la historia parecería perder su razón de ser, de manera que el espacio liso también significa la eternización de los tiempos del Imperio.
El espacio liso se configura como tal a partir de la movilidad del capital. Sin embargo, las nuevas formas de organización estatal, los organismos transnacionales o supranacionales hacen del mismo un espacio estriado, en la medida que la lógica de la libre movilidad no la aplican al movimiento de las migraciones y al cual justamente pretenden controlar. El nuevo estado, el Imperio, estría el espacio liso para controlar la movilidad de la multitud.
De manera que una propuesta antagónica a la del Imperio, que surja de la multitud, podría orientarse a incentivar el alisamiento de ese espacio estriado. Este poder de desterritorialización de la multitud es, según Negri y Hardt, la fuerza productiva que sostiene al Imperio, a la vez que muestra la necesidad de su destrucción.
Es entonces que adquiere importancia el poder de alisamiento de la multitud en la medida que éste desafía las reglas de control impuestas, por ejemplo, al trabajador industrial, al obrero fordista. Esto quiere decir que ella sea autónoma en la decisión de sus propios movimientos.
El trabajo inmaterial permitiría un alisamiento del espacio que, a diferencia de los alisamientos del capital, contribuiría al desarrollo de la potencia liberadora de la multitud. Cuando Hardt y Negri hablan de multitud están intentando determinar el nuevo proletariado ligado a un nuevo tipo de centralidad del trabajo, el trabajo vivo, el trabajo inmaterial. Se trata de un proletariado distinto al industrial, al obrero fordista, es una pluralidad de sujetos de un movimiento donde las singularidades cooperativas se producen en el trabajo, en la medida que está mediado por redes de conexión comunicativas y lingüísticas.
EL TRABAJO INMATERIAL: CONSTRUYENDO UN "NUEVO LUGAR" EN EL "NO LUGAR"
El tránsito a la economía informática trastocó la naturaleza del trabajo, el cambio en el sistema de producción (post-fordismo) en las plantas automotrices significó una alteración del sistema de comunicación establecido entre la fábrica y el mercado, entre el momento productivo y el del consumo.
El modelo fordista mantenía una relación muda entre estos dos factores. Como la producción masiva de automóviles contaba con una demanda adecuada, no tenía necesidad de escuchar al mercado. En cambio el postfordismo invierte la relación comunicativa entre la fábrica y el mercado: para programar la producción hay una comunicación constante e inmediata con los mercados.
En este nuevo modelo la decisión de producción se toma después de la venta del producto en el mercado. En la práctica, el modelo persigue una interacción contínua en tiempo real entre el productor y el consumidor en la industria automotriz. En el sector servicios, el modelo comunicativo es más denso, porque los servicios ofrecen un bien no material y durable, que es conocido por Negri y Hardt como trabajo inmaterial7, pues genera bienes inmateriales como servicios, cultura, conocimiento o comunicación simbólica.
Una tesis de Negri y Hardt sostiene que el ciclo del trabajo inmaterial está preconstituido por una fuerza de trabajo social y autónoma capaz de organizar su propio trabajo y sus propias relaciones con la empresa. Ninguna organización científica del trabajo puede predeterminar este know how y esta creatividad productiva social que, hoy, constituyen la base de toda capacidad empresarial.
El trabajo se transforma íntegramente en trabajo inmaterial y la fuerza de trabajo en intelectualidad de masas (general intellect). Según Lazzarato,8 el trabajo inmaterial, se refiere a aquellas acciones que preceden a la construcción de mercancías y que permiten una evolución de las relaciones sociales, de las formas de vida y de los modelos de subjetivación. No es una categoría determinada por el trabajo en sí, sino un campo de agenciamiento autónomo e independiente que anticipa el trabajo contractual y remunerado y que anula su propia concepción.
Los trabajos inmateriales son servicios simbólico-analíticos e incluyen tareas como la resolución e identificación de problemas y el logro de negociaciones estratégicas. Ciertamente, este tipo de labores dedicadas a la manipulación creativa de símbolos se acompaña por el crecimiento de empleos de escaso valor y aptitud para la manipulación rutinaria de símbolos, tales como la captura de datos o el procesamiento de palabras.
Estamos presenciando la emergencia de una división fundamental del trabajo dentro de la producción inmaterial. El trabajo inmaterial produce al mismo tiempo subjetividad y valor económico, lo que demuestra que la producción capitalista ha asaltado a la totalidad de la vida y ha roto todas las oposiciones entre economía, poder y saber.
Ahora, el proceso de comunicación social y su contenido principal, la producción de subjetividad, se vuelven directamente productivos porque en cierta medida son el motor de la producción.
TRABAJO AFECTIVO
Tres tipos de trabajo inmaterial impulsan actualmente al sector servicios hasta la cúspide de la economía de la información. El primer tipo se refiere al de la producción industrial que se informatizó. En este, la fabricación se entiende como un servicio y el trabajo material para la producción de bienes perdurables se mezcla con el trabajo inmaterial y tiende a fundirse con éste.
El segundo tipo es el trabajo inmaterial de las funciones analíticas y simbólicas, que se subdivide en manipulación inteligente y creativa y por otro en funciones simbólicas rutinarias. El último tipo de trabajo inmaterial se ocupa de la producción y manipulación de los afectos y requiere un contacto y una proximidad humana, ya sean reales o virtuales. Entonces el trabajo afectivo es una de las manifestaciones del trabajo inmaterial, que predomina sobre otros tipos de trabajo dentro de la economía global.
Los servicios sanitarios se fundamentan en el trabajo afectivo y el cuidado a otros, la industria del espectáculo y las otras industrias culturales también se centran en la creación y manipulación de afectos. En la producción de afectos en la industria del espectáculo, el contacto humano es principalmente virtual, pero no por ello menos real.
Lo que el trabajo afectivo produce son redes sociales, manifestaciones de la comunidad, biopoder. Por el importante papel del trabajo afectivo como eslabón de la cadena de pos-modernización capitalista, su potencial rebelde y su autonomía no hacen sino crecer.
BIOPODER Y TRABAJO INMATERIAL
El biopoder es el potencial del trabajo afectivo, es el poder de crear vida, es la producción de subjetividades colectivas, de lo social y de la sociedad en sí. Lo que se crea mediante las redes de trabajo afectivo es una forma de vida. Hardt y Negri retoman el concepto de biopoder de Foucault pero le dan un enfoque creativo y múltiple, el de la producción social.
Por un lado el trabajo afectivo, la producción y reproducción de la vida es un cimiento profundo sobre el que se levanta la acumulación capitalista y el orden patriarcal. Por otro, la producción de afectividad, subjetividad y formas de vida presenta un potencial enorme para los circuitos autónomos de valoración y quizás de liberación. En la era de la biopolítica, tal como la entiende Foucault, el poder se manifiesta como biopoder, entonces, no solo se trata de regular los intercambios en los espacios mundiales, sino de reglamentar la naturaleza humana, es decir, construir y ejercer el biopoder.
Si el trabajo se ha expandido a la sociedad, si la fábrica moderna adquiere las características de fábrica difusa donde la vida, la educación, el trabajo asalariado, la formación y la cooperación social están todos sujetos a la explotación, entonces, de lo que se trata es del ejercicio del biopoder que se monta sobre esta explotación global. Estamos ante una nueva modalidad de explotación del trabajo, un nuevo tipo de plusvalía que exige una nueva teoría de las subjetividades y que necesariamente deberá incorporar las prácticas propias del trabajo inmaterial: conocimiento, comunicación y lenguaje.
Hardt y Negri9 sostienen que "el objeto de explotación y dominación tiende a abarcar la capacidad universal de producir. Esta fuerza laboral abstracta es una actividad sin lugar que, sin embargo, posee un poder extraordinario. Es el conjunto cooperativo de cerebros y manos, espíritus y cuerpos, es tanto la no pertenencia como la difusión social creativa del trabajo vivo, es el deseo y el esfuerzo de una multitud de trabajadores móviles y flexibles al mismo tiempo, es la energía intelectual y la construcción lingüística comunicativa de las multitudes que trabajan con el intelecto y los afectos".
EL ÉXODO DE LA MULTITUD
Los autores de Imperio, parten de la subjetividad obrera y no del capital por considerar que el trabajador es el sujeto activo de la producción. Los trabajadores son fuente de la innovación, la cooperación y la calificación, de la cual depende el capital. En su obra, los autores señalan la libertad potencial o autonomía del movimiento obrero en relación con el poder de dominación del capital. Una potencia que se renueva en las luchas del trabajo frente al capital.
Para Negri, los trabajadores tienen su propia lógica, que no es dialéctica sino antagónica, de separación, de negación. Bajo el imperio la dialéctica capitalista entre fuerzas productivas y el sistema de dominación ya no tiene lugar determinado. El objeto de la explotación y la dominación no se detiene en las actividades productivas específicas, sino que incorpora la capacidad universal de producir, es decir, la actividad social abstracta y su poder de conjunto.
Según Negri y Hardt, asistimos a una nueva etapa de enfrenta-miento entre la Multitud y el Imperio. Este último desarrolla políticas de control que invaden todas las áreas de la vida, el tiempo de vida tiende a coincidir con el tiempo de trabajo. A medida que la producción se transforma en producción intelectual inmaterial, las relaciones entre el trabajo y sus expresiones se vuelven inmediatas. No se precisa ya de ningún emprendedor que proporcione instrumentos de trabajo; cada cual es portador consigo de su cerebro que es el instrumento.
Es la Multitud la que se apropia de su trabajo, emprendiendo un éxodo. Hardt y Negri llaman éxodo a una nueva clase de lucha que no se basa en la oposición directa, sino en una especie de lucha por negación, en negarse al poder, en negarse a obedecer. El éxodo no solo incluye la negación del trabajo y la autoridad, también la emigración y el movimiento de cualquier tipo, incluyendo el deseo de migrar.
Hardt y Negri nos convocan a reconocernos ciudadanos del mundo y a emprender el éxodo.
REFERENCIAS
Deleuze, Gilles y Guattari, Felix. Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Pre-Textos, Valencia, 1988.
Lazzarato, M. "El ciclo de la producción Inmaterial". Contrapoder N° 5, 2001.
Negri, Antonio y Hardt, Michael. Imperio. Paidós, Buenos Aires, 2002.
Notas
1 Negri, Antonio y Hardt, Michael. Imperio. Buenos Aires: Paidos, 2002.
2 Negri, Antonio y Hardt, Michael. Imperio. Valencia: Paidos, 2002, p. 208-209.
3 Ibid., p. 12.
4 Ibid., p. 14.
5 Ibid., p. 171.
6 Deleuze, Gilles y Guattari, Felix. Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-Textos. 1988, p. 485.
7 Negri, Antonio y Hardt, Michael. Imperio. Valencia: Paidos, 2002, p. 258.
8 Lazzarato, M. El ciclo de la producción Inmaterial. Contrapoder N° 5. 2001.
9 Negri, A., Hardt, M. Imperio. Buenos Aires: Paidós, 2002. p. 188.
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