Fecha de recepción: 13 de diciembre de 2023
Fecha de aceptación: 27 de enero de 2025
DOI: https://dx.doi.org/10.14482/eidos.44.300.568
La abstracción: una hermenéutica sobre la naturaleza desde los lenguajes científico y económico
Abstraction: A Hermeneutics about Nature from Scientific and Economic LanguagesSamir Ahmed Dasuky Quiceno
Universidad Pontificia Bolivariana (Colombia)
ORCID ID: 0000-0003-3116-3606
Laura Andrea Osorio López
Universidad Pontificia Bolivariana (Colombia)
ORCID ID: 0000-0002-0640-4917
Resumen
El presente artículo comprende la influencia de la abstracción, en la relación hombre-naturaleza, desde una perspectiva hermenéutica. La modernidad tuvo como objetivo la instrumentalización de la naturaleza a través de la abstracción técnica proveniente del sistema matemático unificado, dando paso a diversas consecuencias que deterioraron al medioambiente y afectaron la calidad de vida. Es necesario generar una conciencia ética en la que el hombre sea responsable de sus acciones en lo referente a la naturaleza y a sí mismo.
Palabras clave: ciencia, capitalismo, ética, conciencia, modernidad.
Abstract
This article understands the influence of abstraction, on the man-nature relationship, from a hermeneutic perspective. Modernity had as its objective the instrumentalization of nature through technical abstraction from the unified mathematical system, giving way to various consequences that deteriorated the environment and affected the quality of life. It is necessary to generate an ethical conscience in which man is responsible for his actions concerning nature and himself.
Keywords: science, capitalism, ethics, conscience, modernity.
Introducción
No ha existido una época más influyente en el acercamiento del ser humano al estudio y la transformación de la naturaleza como la modernidad, donde se dio un giro trascendente en su forma de conocer el mundo, convirtiéndose la ciencia en la única forma de conocimiento �dogmática� verdadera. Los descubrimientos de la ciencia sobre la naturaleza se vuelven fundamentales gracias a los alcances en cada una de sus disciplinas y su aplicación en las tecnologías de producción derivadas del capitalismo y los avances que, por parte de la industria, iban acortando el camino para lograr el objetivo humano de conocer la realidad y dominarla.
Berman (1987) afirma que "la historia de la época moderna (...) es la historia de un desencantamiento continuo" (p. 10), gracias a la emergencia1 y el dominio de la abstracción, que se vuelve la forma en que el ser humano se sustrae del mundo natural al que antes pertenecía y que ahora le es útil. Desde los lenguajes científico y económico, la concepción y la relación que el ser humano había sostenido con la naturaleza se ve transformada de manera radical por un cambio de conciencia. Con la emergencia de la abstracción, el mundo concreto se pone en un segundo plano, dejándole el puesto principal al conocimiento y la actuación que el ser humano pueda tener; la naturaleza es lo que se conciba de esta dentro de la búsqueda de respuestas y, por su puesto, dentro de una abstracción inmersa en las formas verdaderas en que se da la obtención del conocimiento.
El cambio de conciencia sobre la naturaleza está en concebirla ya no como un ser digno de contemplación, sino un objeto del cual se puede abstraer información y servicios, que cumplan con la acelerada construcción del conocimiento y el progreso como forma de vida, pues ahora la naturaleza le pertenece al hombre.
Existe un olvido por el ser concreto del mundo natural, concomitante a la transformación de la conciencia, entendida como abstracción. Ahora, la naturaleza se muestra para el hombre, "por medio del cálculo y la medición, noción resultante del despliegue del así llamado proyecto matemático" (Mascaró, 2016, p. 97), en el que se busca el desarrollo científico a través del dominio de la naturaleza, que está a disposición del ser humano y por supuesto, de la abstracción emergente.
El interés principal de este artículo es la abstracción emergente, dentro de los lenguajes científico y económico, que produce una relación de dominio del ser humano sobre la naturaleza y las consecuencias de dicha relación. No obstante, se toma en cuenta la posibilidad de repensar la abstracción para proponer un cambio de conciencia viable en la relación hombre-naturaleza.
Al respecto, para Burgoa (2019), la abstracción ha sido degradada por la idea que se tiene de esta como vacía, sin embargo, considera que, a través de disciplinas como la filosofía de la ciencia, debe ser estudiada a fondo. Entonces, ¿a qué se hace referencia con "abstracción"? "Presupone la distinción de partes de un todo y propiamente consiste en fijarse o seleccionar determinadas partes de un todo, dejando de lado o prescindiendo de otras partes o aspectos" (p. 277), lo cual se contrapone al concepto de concreto, la otra cara de esta diada.
Husserl (2006) va a dar a entender que la abstracción de la ciencia moderna, usada empíricamente, es muy diferente a aquella que la lógica abarca. Esta última es necesaria y fundamental para entender la función de la ciencia y entender el mundo circundante. Para comprender el conocimiento de entes universales es necesaria la abstracción, pero se debe identificar a esta diferente a la concepción empírica psicológica en la que no se encuentra una intención hacia las especies, sino a los contenidos abstractos o no-independientes. Los últimos pertenecen a otro tipo de contenidos que son en sí mismos, lo que quiere decir, independientes y concretos, de los cuales se hace una defensa desde la abstracción lógica. En el terreno de la psicología y el empirismo, dice Husserl (2006), "el objeto exterior fenoménico, que aparece, pero que no es dato real de la conciencia (.) es, como totalidad, concreto; las determinaciones en él inherentes (.) entendidas como momentos constitutivos de su unidad, son abstractas" (p. 379).
La ciencia moderna entiende la naturaleza como un conjunto de abstractos, que derivó en un dominio técnico. Toledo (2012) afirma que "la ciencia apuntaló a través de la tecnología el desarrollo del capitalismo y este impulsó a niveles inimaginables el desarrollo de la ciencia" (p. 2), un intento por desarrollar el conocimiento y el poder humano para influir sobre el mundo. Esto generó un cambio de conciencia, producto de la abstracción, que modificó la relación hombre-naturaleza, permitiendo dar paso a una relación entre el conocimiento y el capital que emerge en este trabajo como el sistema matemático unificado. La tarea es demostrar que, repensar la abstracción en sentido práctico, permite percibir de otra manera la naturaleza y generar un nuevo cambio de conciencia que modifique las anteriores relaciones y los efectos sobre el mundo natural.
Gadamer (1999) plantea que, en el trabajo hermenéutico, "la comprensión solo alcanza sus verdaderas posibilidades cuando las opiniones previas con las que se inician no son arbitrarias" (p. 333). Se procede así, en el primer acápite, con una interpretación sobre la manera en que se observa la naturaleza desde la abstracción, a través de los lenguajes científico y económico, luego de su emergencia en la modernidad.
En el segundo acápite se comprenden las consecuencias de la actuación del hombre sobre la naturaleza, producto de la abstracción, la cual conlleva unas implicaciones sobre el conocimiento y la forma de vida del ser humano. Gracias a ello se reconoce que la emergencia de la abstracción generó un cambio de conciencia sobre el sentido que le dio el ser humano a la naturaleza y quién es él en medio del cosmos.
Finalmente, a partir de la comprensión acerca de la abstracción y sus consecuencias técnicas, se propone como alternativa considerar la abstracción en sentido práctico, es decir, acciones responsables con la naturaleza, que contribuyan a la construcción de una nueva conciencia sobre la relación hombre-naturaleza y que reconozca el daño a la vida, dándole importancia a su existencia concreta.
El papel de la abstracción en la Modernidad
Se comprende la emergencia de la abstracción en la Modernidad y su influencia en la relación hombre-naturaleza, a partir de los lenguajes científico y económico, esto es, del sistema matemático unificado que incide en el dominio útil de la naturaleza para alcanzar la idea de progreso.
El mundo moderno comienza en el siglo XVI con el paso de la contemplación de los fenómenos naturales, a la dominación de los recursos naturales descubiertos. El mayor ejemplo de este suceso es el descubrimiento de América por parte de colonos europeos, que no tardaron en encontrar nuevas tierras que estudiar y a su vez dominar. Según Sabato (2015), es a partir de este hecho que "la acción combinada del capitalismo y la ciencia empieza a abarcar el mundo entero (...) un gigantesco vórtice que arrastrará a los seres humanos" (p. 45). Surgen el conocimiento y el dominio técnico de la naturaleza generado por el sistema matemático unificado. La Modernidad no solo cuenta con imperios en órdenes como el político o geográfico, sino también en cuanto al conocimiento científico, que se erige como válido y único, creando un cambio de conciencia epistemológico en lo referente al hombre mismo, su posición en el cosmos y su relación con la naturaleza en tanto sentido y actuación.
Antes del auge científico y de la perspectiva mecanicista de la naturaleza, se concibieron dos formas de sentido: una mentalidad contemplativa de la naturaleza, dadora de sentido hacia, pero también con el entorno, en la que "el cosmos era un lugar de pertenencia, de correspondencia" (Berman, 1987, p. 10), relación llamada "conciencia participativa". En esta:
Las rocas, los árboles, los ríos y las nubes eran contemplados como algo maravilloso y con vida, y los seres humanos se sentían a sus anchas en este ambiente (...) participaba directamente en su drama, no era un observador alienado. Su destino personal estaba ligado al del cosmos y es esta relación la que daba significado a su vida. (Berman, 1987, p. 10)
La anterior cosmovisión fue promovida por antiguos y medievales hasta la víspera de la revolución científica, pero más propiamente el Medioevo. En un segundo sentido, revela la naturaleza como creación de Dios e imagen de lo divino; el sentido de la existencia de la naturaleza remitía a la fe en un ser superior Uno y Universal, en el que descansaba el principio de demostración del origen del mundo natural. Aquino afirma que la "novedad del mundo no puede ser demostrada a partir del mismo mundo (.) cada cosa considerada en cuanto a su especie, abstrae del aquí y ahora, por lo cual se dice que lo universal está en todas partes y siempre" (S.Th., C.46 a.2.8).
No obstante:
La primera actitud del hombre hacia la naturaleza fue de candoroso amor (.) dice Max Scheler que amar y dominar son dos actitudes complementarias, y a ese amor desinteresado y panteístico siguió el deseo de dominación, que habría de caracterizar al hombre moderno. De este deseo nace la ciencia positiva, que no es ya mero conocimiento contemplativo, sino el instrumento para la dominación del universo. (Sabato, 2015, p. 28)
La ciencia encuentra en su método la manera de estar fuera del orden de la naturaleza sin perder de vista las posibilidades de conocer y beneficiarse de esta. El acercamiento y el estudio que el ser humano lleva a cabo sobre el mundo natural consisten en el conocimiento de las leyes generales que dan paso a un fenómeno particular, pues a través de estas se vuelve posible para la ciencia el conocimiento de todos los demás, emergiendo entonces la abstracción como posibilitadora de un conocimiento más amplio, que se expresa en el nuevo lenguaje matemático, entendido como "aquello «en» las cosas que propiamente ya conocemos, lo que sin embargo no tomamos en primer lugar de las cosas, sino que en cierto sentido traemos ya con nosotros mismos" (Heidegger, 2009, p. 103). Es a partir de este conocimiento matemático de lo ya conocido que el ser humano puede hablar de la totalidad de su mundo.
Lo anterior se evidencia en la Philosophies naturalis principia mathematica de Newton (2016), cuando indica que en el conocimiento sobre la naturaleza:
(.) tratamos sobre todo lo relativo a la gravedad, levedad, elasticidad, resistencia de los fluidos y fuerzas por el estilo, ya sean de atracción o de repulsión (...). Pues toda la dificultad de la filosofía parece consistir en que, a partir de los fenómenos del movimiento, investiguemos las fuerzas de la naturaleza y después desde estas fuerzas demostremos el resto de los fenómenos. (pp. 65-66)
La abstracción que reside en el tomar separadamente las leyes de la naturaleza de los concretos de la naturaleza dio paso a que el mundo natural no fuera más que receptáculos de fórmulas matemáticas, que expandían el mundo de la razón y dejaban en un segundo plano la experiencia. "El pensamiento científico es entonces arrastrado hacia 'construcciones' más metafóricas que reales, hacia 'espacios de configuración' de los que el espacio sensible, en definitiva, no es sino un mísero ejemplo" (Bachelard, 2000, p. 7).
La abstracción, por otro lado, está dada en el lenguaje económico de la época que reconoce el valor de lo abstracto sobre el concreto, pues determina cantidades incontables que a través de los concretos no podría obtener; así, asegura su dominación. El capitalismo expande su dominio gracias a leyes científicas y a instrumentos que le proporciona el comercio (Sabato, 2015, pp. 48-49), lo que significa que, a través de la unificación matemática de los lenguajes, el sentido que se le da a la naturaleza es que esta puede ser dominada instrumentalmente por la abstracción: realidad lejos del concreto de los elementos naturales, aquí incluido el hombre.
De este modo:
Conociendo la fuerza y las acciones del fuego, del agua, del aire, de los astros, de los cielos y de todos los demás cuerpos que nos rodean, tan distintamente como conocemos los oficios varios de nuestros artesanos, podríamos aprovecharlas del mismo modo en todos los usos a que sean propias, y de esa suerte hacernos como dueños y poseedores de la naturaleza. (Descartes, 2011, p. 142)
En la multiplicación del conocimiento de la realidad influye la representación y la comparación, no sobre lo que se parece a la naturaleza, sino lo que esta es exactamente. Debido a la relación de las magnitudes de las cosas es posible que el ser humano comprenda lo que se esconde en la naturaleza sin la necesidad de conocerla toda. En este sentido, la realidad no es más de lo que la abstracción pueda decir de ella, pues "el papel de la comparación no es ya el revelar el ordenamiento del mundo; se la hace de acuerdo con el orden del pensamiento y yendo naturalmente de lo simple a lo complejo" (Foucault, 1968, p. 61).
Dentro del mundo de las comparaciones y la representación se extiende un amplio espacio en el que se comprenden y enfrentan la moneda y el valor como determinantes de las necesidades y los deseos de los hombres (Foucault, 1968, p. 79). En otras palabras, el sistema matemático unificado, a través de la abstracción, significa a la realidad en un solo sentido porque se tiene en cuenta que existe "en todos los dominios concretos de la naturaleza o de la sociedad, las mismas distribuciones y el mismo orden" (Foucault, 1968, p. 82).
A este último aspecto que comprende la economía de la Modernidad se le llamará riqueza. Una riqueza que establecida en la sociedad valía por su ser concepto riqueza, al igual que todo aquello que bajo su descripción se encontraba: la moneda como metal es valor solo porque lo determina la riqueza. De esta manera, el valor pasa a ser un aspecto ligado a la abstracción de la percepción de las cosas, ya lo decía Foucault (1968), se trata del dominio de una noción fundada dentro de un "saber oscuro que no se manifiesta por sí mismo en un discurso, sino cuyas necesidades son idénticamente iguales que las de las teorías abstractas o las especulaciones sin relación aparente con la realidad" (p. 166). Por esto, el ser humano dirigido por la abstracción, discierne entre los objetos del mundo natural, y aquellos a los que encuentra valor por su utilidad capitalista los denomina recursos naturales, los cuales encuentran su sentido en la producción de satisfacción de las necesidades humanas y a su vez de plusvalor y riqueza (Covarrubias et al., 2011).
En la Modernidad, y hasta ahora, la producción de la riqueza y de todo lo que conlleva es dado por la transformación de los recursos naturales. De acuerdo con Bauman (2000): "El fundamento de la sociedad industrial moderna era la transformación de los recursos naturales con la ayuda de fuentes de energía utilizables, también naturales: el resultado de esta transformación era la 'riqueza'" (p. 36). Si bien el trabajo con la naturaleza y lo que de ella puede sacarse es una labor del ser humano sobre el concreto natural, el trabajo de los recursos, dentro de la mentalidad matemáticamente unificada, produce abstracciones, finalmente determinantes sobre el valor de la existencia concreta.
A propósito, ".. .el capitalismo es el razonamiento cartesiano en todo su majestuoso esplendor (lo que va del padre, Descartes; al hijo, Adam Smith...)" (García, 2019, p. 28). En el concepto de economía moderna, la riqueza de una nación se mide por la acumulación de su capital y sus bienes de consumo, de manera que existan más reservas de tal riqueza para intercambiar que necesidades alrededor de los bienes. Smith (1996) indica que "la mayoría de ellas [necesidades] se satisfacen con el producto del trabajo de otras personas (...) es indispensable, por ello almacenar bienes de diverso tipo para que pueda mantenerse y abastecerse de materiales y herramientas durante el tiempo suficiente..." (pp. 355-356). Sobre esto sostiene Foucault (1968) que:
Cuando los bienes pueden circular (y lo hacen gracias a la moneda) se multiplican y las riquezas aumentan; cuando las especies se hacen más numerosas, por el efecto de una buena circulación y de una balanza favorable, es posible atraer nuevas mercancías y multiplicar los cultivos y las fábricas. (pp. 176-177)
Pero a esta multiplicación de los bienes se llega a través de la explotación de la tierra, pues, más riqueza acumulada significa mayor producción sistemática. De esta manera es determinada la necesidad de extraer y utilizar una mayor cantidad de recursos primarios, práctica que sobreexplota y agota la naturaleza. Sin embargo, en medio de las exigencias del trabajo fabril, que hace necesaria la materia prima, y la mentalidad matemática del conocimiento, darse cuenta de esa consecuencias es casi imposible porque el régimen laboral de la sociedad moderna vuelve "irrelevantes los sentimientos de los hombres con respecto a sus acciones (adiafóricos) para que esas acciones resultaran regulares y predecibles" (Bauman, 2000, p. 38), alienando la conciencia y las consecuencias de la acción por la ética del trabajo, en la cual se anula la persona y a la cual debe someterse el trabajador.
De esto se sigue que, excluida la posibilidad de conciencia sobre la acción e instaurado el hecho de actuar según una conducta2 específica normalizada (Arendt, 2009, p. 51), produce que el interés del trabajo sea abstracto. La inclinación por la producción de beneficios se traslada al plano ideal, cuando el valor �como abstracción� se transforma en conceptos matemáticos representados por objetos-entes, los cuales gozan de valía por la riqueza o el conocimiento que su manipulación produce, es decir, solo dentro del sistema matemático unificado. Es así como solo se encuentra sentido en el mundo, dentro de la "objetividad de la aprehensión de la naturaleza que se obtiene a través de la medición y el cálculo (...) solo lo matemáticamente cognoscible es el verdadero [wahr] ser" (Heidegger, 2006, p. 227).
No existe ahora un interés por el objeto concreto, sino por lo que se pueda abstraer de él dentro de una concepción a priori sobre lo que se espera como utilidad del objeto. El sistema matemático consiste en que "cuando planeamos, investigamos, o montamos una empresa, contamos siempre con determinadas circunstancias (.) Las tomamos en cuenta partiendo de la calculada intención hacia determinados fines. Operamos anticipadamente con determinados éxitos. Este contar, calcular, caracteriza todo el pensamiento planeador e investigativo" (Heidegger, 1994, p. 23), determinando el sentido y la acción.
Consecuencias de la Abstracción sobre la naturaleza y el hombre
Se comprende la transformación de sentido en la relación hombre-naturaleza y sus consecuencias, después de la emergencia de la abstracción como representante del dominio absoluto del sistema matemático unificado de la época moderna. Debido a este sistema surge una transformación de la conciencia, las consecuentes actuaciones del hombre y sus repercusiones sobre la naturaleza que llevan a que, luego de la revolución científica, ya no considere al mundo como un lugar de pertenencia y participación. Así pues, la incidencia de la abstracción significó, en una experiencia generalizada, aumento de conocimiento y riqueza, pero, en último término, dio paso a que se diera "al menos al nivel de la mente, (.) la historia de un desencantamiento continuo" (Berman, 1987, p. 10), donde la conciencia del hombre sobre su acción es anulada y alienada; y la irrupción en la naturaleza, en orden a aumentar la valía del progreso, se maximiza hasta alcanzar niveles perjudiciales en su equilibrada existencia.
En la nueva interacción de los lenguajes económico y científico �ese sistema matemático unificado� con la naturaleza "no se debe pasar por alto la violenta transformación de sentido, que proponen primero, la matemática (.) tareas universales y en verdad, (.) un estilo nuevo por principio, desconocido para los antiguos" (Husserl, 2008, p. 63). Esta transformación ocurre cuando el ser humano deja de lado su participación dentro de una realidad natural significada, que le sirve para comprenderla y comprenderse, poniendo a la abstracción como puente entre el conocimiento de los concretos y los concretos mismos. Lo anterior produce un cambio en la forma en que se conciben las acciones y la conciencia del ser humano y el entorno natural. "Desde el siglo XVI en adelante, la mente ha sido progresivamente exonerada del mundo fenoménico" (Berman, 1987, p. 10), para ser alienada al sistema matemático unificado, desde el cual comenzará a darle un nuevo sentido desde la abstracción: la naturaleza en sentido funcional, en su utilidad, de allí que se conciba como recurso natural.
En la observación y el estudio del mundo circundante se rompe la relación de sentido entre el ser humano y la naturaleza fenoménica, y se establece un encuentro entre el sujeto y el objeto a través de la abstracción, donde "el hombre otorga un sentido a los componentes de la naturaleza, determinando, para empezar, cuáles de ellos son útiles y cuáles no" (Covarrubias, et. Al., 2011, p. 37). En esa medida, la conciencia participativa se ve impedida en comprender la naturaleza fenoménicamente, en tanto que el sistema matemático unificado va a determinar una nueva conciencia y, por ende, un nuevo sentido sobre la naturaleza:
Este tipo de pensamiento puede describirse mejor como un desencantamiento/una no participación, debido a que insiste en la distinción rígida entre observador y observado. La conciencia científica es una conciencia alienada: no hay una asociación extática con la naturaleza, más bien hay una total separación y distanciamiento de ella. (Berman, 1987, p. 11)
Con el sistema matemático suspendido a lo largo, ancho y alto de la realidad natural y humana, se establece un mediador entre el ser humano y la naturaleza que lo rodea, este es la abstracción. Pues, imposibilitado a generar conocimiento fuera del método científico, y, siendo su conciencia ajena a todo aquello que no significara ganancia para el progreso de la sociedad moderna, al ser humano se le obliga a ver por los lentes de la abstracción, con ello pasa a ser un agente de segundo plano porque la abstracción toma su lugar en primera fila para establecer determinada relación de sentido con la naturaleza, en donde se persigue las necesidades del y para el progreso. Es aquí donde "el trabajo, en cuanto proceso de apropiación de la naturaleza por el hombre, es materialización del sentido con el que la naturaleza aparece en la conciencia humana, pero que nunca se integra existencialmente a ella" (Covarrubias, et. al., 2011, p. 35).
Así las cosas, la naturaleza pierde todo significado y sentido anterior �contemplación y creación�, y se convierte en un recurso destinado como materia prima a producir lo que sea necesario siempre y cuando valide el progreso. "Aquí nuestro obrar es la efectividad, la productividad, la ganancia, el control, el poder sobre el ambiente, la tierra es una 'despensa ilimitada', un objeto que se domina, que se posee" (García, y Garcés, 2018, p. 73). En pocas palabras, todos adjetivos abstractos que median y determinan el acercamiento dominante del hombre a las demás formas de vida que habitan el planeta.
Sabato (2015) afirma que "lo abstracto concluye por dominar lo concreto" (p. 49), en consecuencia, "nuestra civilización está dominada por la cantidad y ha terminado por parecernos que lo único real es lo cuantificable" (p. 50). Entonces, lo real se plantea en los términos de lo que se domina a través del conocimiento y el lenguaje de la abstracción, lo cual significa que el mostrarse de los fenómenos y de los entes "está prefigurado en el esquema fundamental, que el modo de acceso a los cuerpos o investigación de los que se muestran en la experiencia está predeterminado en el plan del proyecto matemático" (Dasuky, 2011, p. 87). En este sentido, el ser humano y su entorno terminan siendo parte de una realidad que solo se comprende a partir del sistema matemático unificado. El ser humano, dependiente de la abstracción y una conciencia matematizada:
[...] encontró el terreno abonado gracias a la renovada concepción individualista de la propiedad arraigada en el pensamiento anglosajón, rehabilitador de la trasnochada mentalidad romana de usar y abusar sin límites de cualquier bien que le perteneciera a la persona, incluidos los animales, las plantas, el agua, el aire, etc. Implicaba el desentendimiento de los daños que pudiera sufrir la Naturaleza como consecuencia de ese supuesto uso legítimo de los bienes. Por ello afirma T. Melendo �siguiendo a Heidegger� que fue la Modernidad la que sustituyó un antropocentrismo respetuoso por otro más egoísta, con «la pretensión de hacer del sujeto humano el centro indiscutido del cosmos, el punto esencial de referencia por relación al cual adquiere toda su realidad y sentido el conjunto de lo existente (...). (Megías, 2015, p. 158)
Solo a través de la abstracción, propia del conocimiento matemáticamente unificado, puede el hombre dominar la naturaleza. Esta adquiere sentido mientras sea medida con la vara representada por las necesidades del hombre y este genera sus necesidades a partir de la conciencia matematizada que le presenta la abstracción y que domina su realidad. Heidegger (1994) afirma que esta forma de "vivir" como seres humanos carentes de pensamiento "está llegando y marchándose de continuo, pues hoy día, por la vía más veloz y barata, toma uno conocimiento de todas y cada una de las cosas para olvidarlas en el mismo momento con idéntica rapidez" (p. 23). En medio del dominio de la visión matemática unificada del mundo, al ser humano se le ha olvidado pensar, meditar sobre la forma de vida que lleva y la conciencia que tiene sobre la naturaleza en la que está inmerso.
Es por esto que, a través de la abstracción, conoce y determina los beneficios de la naturaleza para transformarlos en objetos útiles de consumo. Se trata "por tanto de un verdadero sometimiento de la Naturaleza a los deseos ilimitados del hombre, aunque implicaran acciones contranatura, en terminología escolástica" (Megías, 2015, p. 161). Esto quiere decir que desconoce y es indiferente a lo que puede pasar más allá de los resultados, como en los inicios de la práctica de la división matemática, reconoce el dividendo (naturaleza), el divisor (la abstracción), el cociente (lo abstraído), pero ignora su residuo (las demás abstracciones o partes del concreto naturaleza) hasta que se da de golpe con sus consecuencias y la importancia de lo que queda atrás de sus acciones inconscientemente conscientes sobre el mundo y él mismo.
En la actualidad se advierte el impacto que trajo consigo esa conciencia matemática unificada, de la que se había sacado tantas "ventajas" y que daba sentido a la relación con la naturaleza, para responder al progreso exigido en la época moderna. Las consecuencias de su dominio se han expresado en afectaciones contra el entorno, la vida y el ser humano, en tal medida que hoy en día se ha vuelto casi incontrolable. Los daños de la naturaleza y la vida en el entorno se producen porque el ser humano ha perdido su capacidad de reflexión y responsabilidad en torno a las acciones que lleva a cabo sobre el mundo.
A su vez, más allá de la incapacidad que supone para el hombre reflexionar sobre sus acciones, por su afán de responder a las exigencias del sistema matemático, el capitalismo redirecciona su acción al servicio de la plusvalía, lo cual reduce la capacidad de ver las consecuencias del sistema, que lo vuelve negligente frente a sus actos sobre el entorno. Esto se evidencia en procesos comerciales establecidos entre países como el Tratado de Libre Comercio (TLC):
Este tipo de acuerdos invisibilizan los esfuerzos por conservar áreas biodiversas como la Amazonía, manifiestos en el Tratado de Cooperación Amazónica (tca), en donde se promueve la investigación tanto científica como tecnológica, el intercambio de información entre los países firmantes, el turismo ecológico, el transporte y la preservación de las riquezas culturales y arqueológicas de la región, pero que ante el desinterés de los gobiernos (en particular el colombiano), han generado posibilidades de negociación. (Arango, et al., 2015, p. 80)
Las consecuencias de este proceso han sido, según García y Garcés (2018) "tener la mitad de los recursos naturales, de las zonas deforestadas, lugares inhabitables por la elevada concentración de radioactividad y contaminación, una gran lista de especies en vía de extinción" (p. 73), lo anterior debido a la emergencia de un pensamiento "que aísla, separa, atomiza, que se traduce en una mentalidad de ruptura, como lo dice Zygmunt Bauman" (p. 73). La ruptura del ser humano con la naturaleza ocasiona un desconocimiento de lo que esta como conjunto de concretos representa, y sobre los cuales se está generando un abuso por el mismo hecho de no saber cuáles son los límites de la vida en la tierra, y los límites que, frente a esta, debe tener el ser humano para contrarrestar y no agudizar la crisis ecológica en la que se encuentra. El sistema matemático unificado de la ciencia y el capitalismo ha favorecido:
[.] la expansión de las actividades económicas, a menudo con daños ambientales, antes que la conservación o la restauración (.) El valor de la huella ecológica registra que la humanidad está sobreexplotando nuestro planeta al menos al 75 %, equivalente a vivir en 1,75 planetas Tierra. Tal exceso está deteriorando gravemente la salud del planeta y, con ello, las propias perspectivas de futuro de la humanidad. (World Wide Fund for Nature, 2020, pp. 64-66)
En el mundo matematizado de manera sistemática y dominado por la abstracción, "no existe, a juicio de Kant, ningún deber directo del hombre para con la Naturaleza o para con los animales" (Megías, 2015, p. 167). Y es que el hombre considera que ya no hace parte de la naturaleza, sino que simplemente la domina, no importándole que, con eso, ocasione "una violencia contra la naturaleza, porque el lenguaje de la ciencia va por un lado y el de la naturaleza por otro" (García y Garcés, 2018, p. 73). Le hace falta, con ayuda de un poco de conciencia, reconocer que él, al mismo tiempo, está siendo dominado y limitado por el sistema que defiende como progreso.
Aun así, los seres humanos tampoco reconocen, en medio de la rapidez con la que actúan, que además de que "todo lo que contiene la naturaleza (...) puede ser instrumentalizado y explotado sin límite alguno para ponerlo al servicio de los fines" (Megías, 2015, p. 169), su propia integridad, conciencia y dignidad humana, también están comprometidas.
El sistema matemático unificado y la dominación que supone como sentido, le permitió al ser humano ser la medida de todas las cosas y el centro del universo, desde el cual todo adquiría significación, mientras compartiera los principios del acelerado progreso y estuviera "exento de emociones, bajo el solo impulso del intelecto (.) el determinismo mecánico se extendió desde su ámbito apropiado hasta el territorio del alma humana descartando el libre albedrío: la libertad y la voluntad no eran más que simples ilusiones..." (Sabato, 2015, p. 56). Aunque el hombre cree que tiene el control y el dominio sobre el conocimiento y la posesión de las cosas, incluida aquí la naturaleza, la verdad es que solo responde a la homogenización que la abstracción hace de él, dentro el sistema matemático unificado y el sentido que la cuantificación de las cosas le presupone. Finalmente:
La exclusividad con que, en la segunda mitad del siglo XIX, la total visión del mundo de los seres humanos modernos se deja determinar y cegar por las ciencias positivas y por la "prosperity" de que son deudores, significó un alejamiento indiferente de las preguntas que son decisivas para una auténtica humanidad. Meras ciencias de hechos, hacen seres humanos de hechos. (Husserl, 2008, pp. 49-50)
En este sentido, nos queda preguntarnos si es posible culpar al ser humano de los actos cometidos contra la naturaleza y contra sí mismo, cuando ha perdido la libertad y la voluntad de sus acciones. Rodríguez, citado por Bilbeny (1993), afirma que la responsabilidad "depende solo del factor que llamamos libertad o capacidad de control de los propios actos, del dominio del sujeto sobre su comportamiento" (p. 113). Responsabilidad y conciencia son un par inseparable, lo que implica cuidar aquello que es valioso y de lo cual tenemos conciencia que está ahí, exigiendo a la humanidad una respuesta con respecto al deterioro del planeta (García-Marín y Agudelo, 2020), es decir, la responsabilidad con respecto a la acción ética sobre la naturaleza implica, como afirma Serres "tener control sobre nuestro control" (citado en García-Marín y Agudelo, 2020).
El hombre moderno, aunque inteligente, sistemático y racional, es incapaz de autocontrol al momento de estar sometido por el sistema matemático unificado de la época. No obstante, esto no sucede sino hasta que la actuación reemplaza la acción como la principal forma de relación humana con la naturaleza y con los otros (Arendt, 2009, p. 52).
Gracias a la nueva condición humana de actuar en vez de accionar, fue posible que la economía y la ciencia se unificaran en un sistema matemático, configurado desde la abstracción como centro de la actuación y del conocimiento, "la economía solo pudo adquirir carácter científico cuando los hombres se convirtieron en seres sociales y unánimemente siguieron ciertos modelos de conducta" (Arendt, 2009, p. 53), la cual requería del cumplimiento de ciertas normas sin necesidad de tener conciencia sobre estas. Esto concluye en que la nueva economía se convirtió en una economía del derroche y la generación de riqueza, con la cual la producción de determinados objetos termina siendo inmediatamente desechada para dar paso a la generación de otros nuevos (Arendt, 2009, p.141), estableciendo la necesidad de disponer de más recursos naturales que posteriormente también necesitará el hombre.
El mayor problema de esta situación es que el hombre no comprende las consecuencias de sus actuaciones, está sometido a una conducta que también le impide ser capaz de dirigir su acción, no siendo consciente de las consecuencias que trae con ello (Bilbeny, 1993, pp. 113-114) para sí mismo, la sociedad y el entorno natural. Un ejemplo de de lo anterior se encuentra en la escasez de agua potable que viven algunos pueblos a causa de la búsqueda de "riqueza y progreso", a través de prácticas como "la minería (que acapara tierras y agua), la construcción de presas hidroeléctricas (.) contaminando sus recursos hídricos con tóxicos, afectando sus medios de vida, causando problemas de salud" (Organización de las Naciones Unidas, 2022).
Muchas de estas consecuencias, como lo es la misma escasez de agua, no se manifiestan en un corto plazo, los efectos negativos pueden llegar a verse a largo plazo, pero sin la posibilidad de que ellos sean reversibles en su totalidad. La Organización de las Naciones Unidas (s.f.) informa que, en la actualidad, el acceso al agua y, sobre todo al agua potable, presenta desafíos que incluyen situaciones en las que "2000 millones de personas viven en países que sufren escasez de agua". Además, el hecho de que, "297 000 niños menores de cinco años mueren cada año debido a enfermedades diarreicas causadas por las malas condiciones sanitarias o agua no potable." Estos son algunos ejemplos de la manera en que el ser humano y la naturaleza sufren las consecuencias de una mala gestión de las actuaciones desempeñadas por el hombre, bajo el dominio de un sistema matemático unificado que solo ve por los ojos de la abstracción.
Si bien, como afirma Bilbeny (1993), algunas personas han sido incapaces de gestionar su acción debido a circunstancias que impiden ejercer su autonomía (p. 113), todas son responsables de las consecuencias que tienen sus actuaciones sobre la naturaleza y el mismo hombre. Estas consecuencias de muchos años de daño al medio ambiente le están pasando factura al ser humano, la cual se expresa en las dificultades que tiene para vivir en el mundo que, desde la Modernidad, creó. Las repercusiones, sin embargo, no se reconocieron hasta que el daño sobre la naturaleza se hizo evidente al volverse contra el hombre, ejemplo de ello es el desplazamiento climático (Agencia de la onu para los Refugiados [acnur], s.f.).
En la Modernidad, los postulados del dominio del sistema matemático unificado no consideraron los aspectos negativos de la conducta humana y el hombre, quien actuó sin conciencia o sin sentido moral; no fue capaz de ver, debido al proceso de banalidad que se apropiaba de su entorno, que perdía el temor por lo que podía hacer y el asombro de lo que se proponía hacer (Bilbeny, 1993, pp. 126-128). Ahora, este no encuentra la manera de salvaguardarse detrás de sus creaciones para evadir su responsabilidad sobre las consecuencias que no "veía" venir. ¿Es tarde para el hombre y la naturaleza?
Una Nueva visión sobre la Abstracción y la Naturaleza
Luego de la emergencia de la abstracción, producto del dominio del sistema matemático unificado, y de advertir que ha transformado la conciencia y la relación del ser humano con la naturaleza, han devenido unas consecuencias dañinas producto de las actuaciones del hombre basadas en la representación objetiva-calculadora y que lo obligan a tomar responsabilidad sobre dichas consecuencias. Se aborda en lo que sigue, de manera muy general, la propuesta que implica generar un tránsito de la conciencia objetiva a una conciencia reflexiva-práctica, permitiendo una nueva relación con la naturaleza.
La conducta humana dentro de la emergencia de la abstracción debía cumplir las órdenes del sistema matemático para alcanzar el fin del progreso. Sin embargo, con las consecuencias evidentes en el mundo natural y humano, se comprende que la responsabilidad del hombre va más allá de "seguir las reglas" en búsqueda del progreso científico-económico. El ser humano es quien actúa, pero posee la capacidad de acción. A propósito, dice Arendt (2009) que "la acción [es1 la única actividad que se da entre los hombres sin mediación de cosas o materia (...), al hecho de que los hombres, no el Hombre, vivan en la tierra y habiten el mundo" (pp. 21-22). De esta manera, los seres humanos son más que un receptáculo de normas de conducta; son seres con posibilidad de acción y, por lo tanto, dotados de conciencia para saber hacer en contexto, es decir, para dar respuestas éticas impostergables a los aconteceres vitales.
Reconociendo la importancia que representa la abstracción, en tanto que es capacidad propia del pensar humano, a la cual no podemos renunciar debido a que es la manera en que, "llegan a la presencia diferenciada toda la suerte de entidades que en el llamado mundo real salen a nuestro encuentro" (Aguiló, 1997, p. 157), se propone el replanteamiento de la abstracción desde una conciencia práctica, con la cual pueda comprenderse una nueva relación entre el ser humano y la naturaleza, y que valore a esta última como forma de vida, más allá de la utilidad que representa su dominio. Hasta ahora, se ha presentado a la abstracción como una abstracción técnica que promueve la representación de la naturaleza dentro del pensamiento calculador-utilitario, determinante en la actuación del hombre sobre ella: la naturaleza, termina siendo un objeto pasivo para la construcción del progreso a través de su dominio y transformación.
En la abstracción técnica, la naturaleza se mide desde los criterios de rentabilidad impuestos por el lenguaje económico y su deseo de riqueza y, a su vez, la comprensión de esta se da a través de leyes establecidas científicamente. No obstante, con las problemáticas ambientales y sociales, los conceptos y juicios que servían como orientación en la toma de decisiones entran en un proceso de cuestionamiento, lo que requiere la creación de una nueva conciencia, que redefina las categorías éticas de orientación (López, 2005), es decir, para nuestro caso, es indispensable reevaluar la relación del ser humano con la naturaleza.
Por esta razón, más allá de la abstracción técnica, es necesario ejercitar el pensamiento meditativo, que nos conduzca a reflexionar sobre la abstracción y sus relaciones con la naturaleza desde una perspectiva práctica, lo cual implica la acción de la conciencia ética para continuar transformando el mundo, pero también la "elección y decisión entre posibilidades" (Gadamer, 2001, p. 16) para el beneficio propio, de la sociedad y la naturaleza. Hoy, "después de un tiempo de confianza irracional en el progreso y en la capacidad humana, una parte de la sociedad está entrando en una etapa de mayor conciencia" (Papa Francisco, 2015, p. 18). Asistimos a una conciencia de respeto y cuidado por la naturaleza y a una conciencia de responsabilidad frente a los daños y consecuencias causadas, que conlleva la necesidad de innovación, pero también la recuperación del entorno natural y las condiciones adecuadas de vida.
Sobre este aspecto, Miralbell (2008) argumenta que:
La abstracción no es solo el proceso de ida desde la sensibilidad a la intelección, sino que incluye también el momento de la vuelta. Es decir, el momento del retorno de la intelección a lo concreto percibido, el momento de la referencia concreta, de la ejemplificación. (p. 7)
Lo anterior determina la necesidad de la valoración del concreto desde un carácter práctico, es decir, conociéndolo, y determinando que la abstracción que se representa en nuestro pensamiento es una de las muchas formas de percibir el objeto natural, esto requiere de una conciencia ética que, en medio del acercamiento, en nuestro caso a la naturaleza, comprenda una responsabilidad ética con la integridad del concreto en su totalidad como forma de vida.
La abstracción, vista desde una concepción práctica, encuentra la posibilidad de que la conciencia del hombre se pregunte por el concreto como la base de la acción, más allá del resultado o lo que desea encontrar. Sin embargo, Arendt (2009) explica que, en esta idea de abstracción, "la dificultad reside en el hecho de que las «verdades» del moderno mundo científico, si bien pueden demostrarse en fórmulas matemáticas y comprobarse tecnológicamente, ya no se prestan a la normal expresión del discurso y del pensamiento" (p. 15).
Por esta razón, es fundamental que el ser humano supere y trascienda la actuación desde el pensamiento calculador y matemático. Como Heidegger (1994) expresa: se corre de un conocimiento a otro sin detenerse a meditar sobre los resultados que determina, de manera que "la naturaleza se convierte en una única y gigantesca "estación de servicio", en fuente de energía para la técnica y la industria modernas" (p. 25).
La trascendencia y superación de este pensamiento está en que el hombre opte por el pensamiento meditativo, del que habla Heidegger (1994), donde es necesario un esfuerzo y cuidado extras en el momento de ejercer una acción sobre el mundo natural, de tal modo es posible ser consciente de la intervención y las consecuencias sobre la naturaleza que, por su parte, el pensamiento calculador no ha permitido en el ser humano.
Por consiguiente, si se realiza desde la conciencia meditativa, genera la responsabilidad de una mayor consideración de la vida, entendida esta como la preservación de la naturaleza de la que el hombre también hace parte. La época del dominio de la naturaleza no trajo sino destrucción de la misma y menoscabo de la acción y la vida humana. Más allá de dominar, el ser humano debe comenzar a pensar en la manera de vivir con la naturaleza y conciliarla con el mundo moderno.
En este sentido, el sistema matemático unificado, al igual que como se vio anteriormente con la abstracción, no puede ser satanizado por los sucesos que la Modernidad ha causado; al contrario, como en la abstracción, en este sistema debe verse su solución. Gadamer (2001) afirma en este sentido que "la ciencia debe emprender (...), una especie de desmitificación de sí misma, y debe hacerlo con sus propios medios: la información crítica y la disciplina metódica" (p. 20). En suma, no se trata tanto de cumplir las exigencias del progreso como de educar la conciencia sobre la acción humana para la transformación de la conciencia social y la percepción sobre la naturaleza, la cual acarrea la transformación de la relación económica que comprende el ser humano con esta.
Según Sheffield (2020), el problema del sistema económico, con respecto a su actuación dentro de la naturaleza, es que no sigue el mismo ritmo que el entorno y, por lo tanto, en temas de producción, le sobre exige a la naturaleza. Debido a esto, economistas como Raworth, han pensado en diferentes maneras para cambiar la situación a través de la adaptación de la economía a los procesos del sistema natural.
En su concepción de la economía, Raworth considera que uno de los mayores impedimentos para comprender los retos económicos y la situación actual del planeta, como la manera de solucionarlos, es la distribución de un lenguaje en formulaciones matemáticas abstractas que oscurecen la temática (Parra y Arango, 2018, p. 166). Por esto propone, en palabras simples, que todos pueden ser economistas al seguir "la economía de la dona" en que, uno de sus puntos, direcciona al pensamiento para proponer, según Parra y Arango (2018), "medidas que podrían contribuir a hacer la transición de un modelo económico que no solo reduzca sus márgenes de depredación, sino que impulse procesos regenerativos de los recursos del planeta" (p. 168). Lo que se traduce en que "en lugar de simplemente hacer menos daño, [entender que] el rediseño de diferentes industrias puede contribuir a hacer más bien al reponer continuamente los recursos que consumen" (p. 168).
En este sentido, la naturaleza no sería solo "materia sometida a leyes", tampoco se trata de referirse a ella solo desde la "economía de la naturaleza", sino que la vida, en su evolución, es inconmensurable (Gadamer, 2001, p. 25). La naturaleza en medio del empleo del sistema matemático unificado y la abstracción, como intermediarios en la relación hombre-naturaleza, se pueden comprender como un ser concreto, es decir, que no solo representa medida, producción o hasta poder y control, sino que es también cada árbol que crece en la tierra, los animales que la habitan y todos aquellos seres independientes e incontrolables con cada una de sus maneras de existencia, que se relacionan para conformarla. Dice así Hadot (2015), en El Velo de Isis, que "la representación fundamental que se expresa en esta palabra [Physis] es, pues, la de un surgimiento espontáneo de las cosas, una aparición, una manifestación de las cosas que resulta de esta espontaneidad" (p. 40). La naturaleza y su significado se expanden a una concepción de vida tan amplia, como lo es, para el mundo moderno y actual, el significado de vida humana.
Conclusiones
A finales del siglo XX y comienzos del XXI, el ser humano comenzó a transformar su conciencia por las incidencias del progreso, el cual se había engendrado como el gigantesco vórtice del que Sabato advirtió, uno que absorbería a cada una de las formas de vida bajo su poder, reflejadas en cifras catastróficas que representan los daños al medio ambiente y al ser humano.
La responsabilidad de tales consecuencias no recayó sino sobre el hombre, quien, dotado de conciencia, adoptó la abstracción como forma de conocimiento técnico. A través de esta se hace un acercamiento y se establece la relación con la naturaleza desde el deseo de dominio y apropiación a través del sistema matemático unificado, que gracias a sus lenguajes permitió su instrumentali-zación con el afán de maximizar las ganancias.
Empero, más que culpar a estos lenguajes y sus consecuentes actuaciones sobre la naturaleza, la finalidad de este estudio es tomar conciencia de las consecuencias que trajo consigo la Modernidad y la abstracción, y de las problemáticas por las que actualmente atraviesa la relación hombre-naturaleza para generar acciones que cambien la conciencia técnica de la abstracción, una relación que ha afectado negativamente ambas formas de vida. Por ello, y gracias a teorizaciones que hacen Heidegger y Arendt sobre la falta de pensamiento meditativo y acción reflexiva, se hace necesario recuperar la conciencia ética para reconfigurar la abstracción en sentido práctico y concebir la naturaleza como forma de vida concreta más allá de su utilidad instrumental y racional.
Si bien la Modernidad no consideró que el funcionamiento del sistema matemático unificado requería de la comprensión de las consecuencias de la actuación instrumental sobre los concretos del mundo, los cambios medioambientales y sociales hicieron que el ser humano fuera consciente de la importancia de concebir la naturaleza como un sustento vital y útil, que también incluye representaciones: los árboles, el oxígeno; el agua, la vida; y lo concreto de esta, inspiración y sentido dentro de los diversos lenguajes del ser humano.
El hombre posee múltiples lenguajes a través de los cuales se expresa y concibe de una manera diferente el mundo que lo rodea; la conciencia ética genera un nuevo significado de naturaleza que se comprende en su concreto; y la abstracción debe convertirse en la herramienta a través de la cual el ser humano conozca el mundo que lo rodea teniendo presente la dinámica flexible de su significado y las consecuencias que, a partir de este, se generan en la relación hombre-naturaleza.
La abstracción como forma de conocer debe estar mediada por lo práctico, que exige reflexión y conciencia sobre las consecuencias de las acciones, estableciendo la necesidad de que el ser humano medite su actuar. De ahí que su relación con la naturaleza, más allá de estar en la base de un sujeto que domina y conoce el mundo como objeto, se desarrolla en base a la capacidad humana de vivir con los otros y con lo otro.
El desarrollo de estas capacidades se debe a la necesidad de curar la decadencia de la relación entre el ser humano y la naturaleza que ha degenerado, de manera aguda, en la destrucción de la forma de vida del hombre. Bauman (2000), afirma que, en la Modernidad, solo es hombre valioso quien produce y posee la posibilidad de manipular la naturaleza y volverla medio de producción. Quien no lo hacía era considerado inservible, un pobre obstáculo en el progreso del sistema matemático unificado, porque inevitablemente para las sociedades modernas en desarrollo "la pobreza implicará siempre mal nutrición, escasa protección contra los rigores del clima y falta de una vivienda adecuada; todas, características que definen lo que una sociedad entiende como estándares mínimos de vida" (Bauman, 2000, p. 64).
Desde este punto debe concebirse una nueva relación, directa e indirecta, con los demás seres humanos. Directamente, sobre la forma en que percibimos a las personas sin importar su papel dentro del mundo moderno, pues el ser humano va más allá de su labor dentro del progreso; e indirectamente, en las afectaciones que, desde el deterioro a la naturaleza, han perjudicado al ser humano, sus condiciones de vida y, por ende, las relaciones intersubjetivas. La valoración de la naturaleza presupone la valoración de las comunidades, sus ideas y formas de vida que dependen del entorno natural y que se relaciona con la producción material, espiritual e intelectual.
Un ejemplo, para concluir, es la relación que tienen las comunidades indígenas con el agua, uno de los recursos que más afectado se ha visto a causa de la contaminación. Estas comunidades protegen sus recursos hídricos porque, además de ser fuente de vida, se consideran en sus comunidades parte de la naturaleza fundamental en la construcción de su cosmovisión, teniendo presente que el agua es "un bien común y no una mercancía" (ONU, 2022).
1 Para Foucault (1983), "emergencia designa un lugar de enfrentarniento; (...) una pura distancia, el hecho que los adversarios no pertenecen a un mismo espacio (...) ella se produce en el intersticio." (p. 9) La emergencia de la abstracción surge en el momento en que el ser humano no encuentra suficiente la manera con la que hasta entonces ha conocido el mundo; se da cuenta de uno nuevo que supone ahora, sobre todo, conocimiento y riqueza. El choque entre el nuevo mundo por conocer y el viejo mundo, supuestamente conocido, produjo que los límites de la naturaleza se expandieran y que fuera necesario mirarla desde un nuevo ángulo: la abstracción que se materializará y dominará como única forma de conocer en el inédito sistema matemático unificado.
2 Arendt diferencia actuación, o conducta, y acción. La actuación es una conducta establecida a través de ciertas normas predeterminadas. De esta manera, "la sociedad espera de cada uno de sus miembros una cierta clase de conducta, mediante la imposición de innumerables y variadas normas, todas las cuales tienden a «normalizar» a sus miembros, a hacerlos actuar, a excluir la acción espontánea" (Arendt, 2009, p. 51). La acción es una capacidad humana que favorece la condición de pluralidad frente a la masificación normalizada, lo cual significa que cada ser humano es un individuo diferente posibilitado para "comenzar nuevos y espontáneos procesos" (Arendt, 2009, p. 250).
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