Fecha de recepción: 20 de agosto de 2024
Fecha de aceptación: 27 de enero de 2025
doi: https://dx.doi.org/10.14482/eidos.44.121.145
LA PORO-MECÁNICA DE NEGARESTANI COMO DESARROLLO DEL ESPACIO AGUJEREADO EN DELEUZE-GUATTARI
Negarestani's Poro-Mechanics as a Development on Deleuze-Guattari's Perforated Space
Luis Ángel Campillos Morón
Universidad La Rioja (España)
ORCID ID: 0009-0007-0015-2775
Resumen
El presente artículo trata la obra Ciclonopedia del filósofo Reza Negarestani como una propuesta de desarrollo del espacio agujereado propuesto por Gilles Deleuze. En primer lugar, inscribiremos el marco ontológico en que se moverán estos espacios, con base en la filosofía deleuziana, una filosofía del devenir, inmanente, unívoca, materialista y diferencial. El criterio último para caracterizar los espacios será el sentido de las fuerzas que Deleuze toma de Nietzsche. Después explicaremos los espacios liso y estriado trabajados por Deleuze y Guattari en Mil Mesetas y, posteriormente, daremos cuenta de la poro-mecánica de Negarestani, un espacio agujereado donde los protagonistas serán los gusanos, las ratas y los escorpiones. En las conclusiones presentaremos la figura del outsider, un agente subversivo antagonista del Poder autoritario.
Palabras clave: Negarestani, Deleuze, ontologia, espacio, liso, estriado, agujereado.
Abstract
This article deals with the work Cyclonopedia of the philosopher Reza Negarestani as a proposal for developing the punctured space proposed by Gilles Deleuze. First, we will inscribe the ontological framework in which these spaces will move, based on Deleuzian philosophy, a philosophy of becoming, immanent, univocal, materialistic, and differential. The ultimate criterion for characterizing the spaces will be the sense of forces that Deleuze takes from Nietzsche. We will then explain the smooth and striated spaces worked by Deleuze and Guattari in A Thousand Plateaus and then we will give an account of Negarestani's poro-mechanics, a perforated space where the protagonists will be the worms, the rats, and the scorpions. In the conclusions, we will present the figure of the outsider, a subversive agent antagonistic to the authoritarian power.
Keywords: Deleuze, ontology, space, flat, striated, perforated.
Introducción
Durante sus clases de los años setenta del siglo xx sobre la relación entre capitalismo y esquizofrenia, recogidas por la editorial Cactus en los dos volúmenes intitulados Derrames (Deleuze, 2017a, 2017b), el profesor Gilles Deleuze animaba a sus alumnos en el siguiente sentido: "Nada podría darme más placer que si me encuentran un cuarto, un quinto, un décimo espacio [...] Hay que encontrar otros a cualquier precio, no hay ninguna razón para que haya tres" (Deleuze, 2017b, p. 378). Este sentimiento de alegría nos recuerda al afecto positivo que en nuestro pensador despertaba la nueva física cuántica, rebosante de partículas fundamentales, que se iban sumando a la lista al ser descubiertas y de esa forma menoscababan el sentido de lo fundamental en cuanto único, idéntico, central. Y es que la filosofía de Deleuze está recorrida por una línea transversal de liberación: libera a la diferencia de las esposas de la Identidad en Diferencia y Repetición (Deleuze, 2017c), al deseo del control de Edipo en El AntiEdipo (Deleuze y Guattari, 2004) o al sentido de la obediencia al Significante en Lógica del sentido (Deleuze, 2010). Deleuze atenta contra las Mayúsculas en busca de devenires minoritarios (Núñez, 2019) no sometidos a un Amo que merma sus potenciales acumulando Poder en sí.
Regresemos a los espacios. ¿Cuáles son estos tres espacios a los que se refería Deleuze? Son el espacio liso, el espacio estriado y el espacio agujereado. Los dos primeros (el espacio liso y el espacio estriado) fueron tratados con detenimiento en la obra que Deleuze escribió junto a Guattari intitulada Mil Mesetas (Deleuze y Guattari, 1997), concretamente en la meseta del mismo nombre (pp. 483-511) de la que luego daremos cuenta. Nuestra tesis es que el tercer espacio, el espacio agujereado, que es tibiamente presentado por Deleuze en estas clases recogidas en Derrames (2017b), es desarrollado en la obra Ciclonopedia. Complicidad con materiales anónimos (2016) del filósofo iraní Reza Negarestani. Pero, antes de continuar ya con estos tres espacios, aportemos otra posible razón por la que Deleuze querría desmarcarse del número tres:
para deshacerse de Hegel y su dialéctica que subsume las (diferencias de las) partes al integrarlas en un todo sistemático. En resumidas cuentas, para Deleuze, Hegel es "débil. Cuando Hegel dice contra Spinoza: '¡Ah! Ese nunca ha comprendido nada del trabajo de lo negativo', es perfecto, el trabajo de lo negativo es mierda" (Deleuze, 2017a, p. 289). Nos centraremos pues, en el presente escrito, en la citada obra de Negarestani, a pesar de otros muchos intentos de ampliar el campo de espacios, véase José Luis Pardo (1991) y pensadores y pensadoras que trabajan el espacio en Deleuze, como la anteriormente citada Amanda Núñez (2019).
Marco ontológico
En primer lugar, hemos de detenernos en dos pares de conceptos cruciales, esto es, lo virtual1 y lo actual, por un lado, y los sentidos activos y reactivos de las fuerzas, por otro. A partir de este entramado conceptual, que muchas veces permanece latente, Deleuze y Guattari abordan el estudio de los espacios. Sin duda estos conceptos nos ayudarán a comprender mejor los tres espacios. Huelga decir que nos movemos en una filosofía de la diferencia, del devenir, materialista, inmanente, unívoca. Atendamos brevemente a estos aspectos para enmarcar la ontología en la que nos moveremos:
a) Univocidad. Frente a la concepción aristotélica en la que se dice en muchos sentidos, el Ser se dice en un mismo sentido. La univocidad que Deleuze toma de Duns Scotto afirma que tanto es Dios como es una garrapata: "El ser se dice en un único y mismo sentido de todo lo que es. De cierta forma esto quiere decir que la garrapata es Dios" (Deleuze, 2017a, p. 285).
b) Inmanencia. Contra al idealismo platónico, entre otros, no existe transcendencia, no hay algún ámbito separado, un terreno ideal que opera como modelo de los entes de este mundo.
c) Materialismo. Tampoco existe lo inmaterial. La realidad es un continuo juego de fuerzas, que son despliegues de energía o materia. Las fuerzas son potenciales, son los agentes que capacitan para la acción. Este materialismo es estrictamente físico. Véase la conexión con la filosofía nietzscheana (Deleuze, 2008): "todo lo que sucede, todo, todo movimiento, todo devenir, debe ser considerado como la fijación de grados y de fuerzas, como una lucha" (Nietzsche, 2020, p. 376). Todo ente es entonces cierta configuración de fuerzas. Cualquier ente puede gracias a las fuerzas que lo construyen, que le capacitan, que le otorgan potencia. Así que, pasando a la siguiente letra, el mundo estará siempre en construcción.
d) Devenir. La realidad es relacional. Las fuerzas conectan los entes. Ningún ente puede aislarse del contacto con otras fuerzas (dado que incurriría en trascendencia). El ser siempre deviene y esto comporta la diferenciación continua de todo lo que existe.
e) Diferencia. La filosofía de Deleuze, junto con la de Foucault y Derrida son catalogadas como filosofías de la diferencia. Aquí ya entran en juego dos conceptos clave a los que aludíamos al inicio para comprender los espacios liso y estriado, y el posterior espacio agujereado. Comencemos con lo virtual y lo actual. La realidad, esto es, las fuerzas que conforman el mundo, se divide en dos dimensiones, ambas igual de reales; ambas, obviamente, físicas, materiales. Aquí Deleuze hace escala en Bergson: "Lo virtual no es actual, pero posee en cuanto tal una realidad [.] La realización implica una limitación por la que determinados posibles se consideran rechazados o impedidos, mientras otros pasan a lo real" (Deleuze, 1997, pp. 98-103). Lo virtual y lo actual están imbricados, no hay lo uno sin lo otro, son los dos niveles del pliegue (Deleuze, 1989). La realidad se pliega y se despliega, lo actual y lo virtual se retroalimentan constantemente gracias a la superficie porosa que los conecta a la vez que los distingue. La potencia (de las fuerzas) que permanece latente, sin ejecutarse, es lo virtual;2 en cambio, la potencia que sí se ejecuta, que sí se realiza, es lo actual. Lo virtual es el potencial latente, inmerso en el nivel inferior del pliegue, lo que podemos hacer, lo que podemos seguir haciendo, a pesar de que decidamos realizar otras acciones. En cuanto indeterminación, lo virtual no es reducible, no es eliminable, no es determinable de una vez por todas. Lo virtual es la pura diferencia. Gracias a la superficie porosa, lo actual (nivel superior del pliegue) ejecuta, determina, realiza, lo virtual, pero lo virtual siempre queda, regresa a su nivel inferior en el pliegue, simboliza ese exceso de potencia que posibilita otras determinaciones, que alimenta el devenir, la diferencia. Así que lo actual diferencia (realiza, ejecuta) la diferencia (virtual). La diferencia es ineluctable. La realidad es producción diferencial, he aquí la filosofía deleuziana como una filosofía de la diferencia. Lo actual produce diferencias al ejecutar lo virtual, no puede ser de otro modo.
Por ende, la realidad es bifaz, posee estas dos dimensiones, pues ambas se inscriben en las fuerzas, en los potenciales. En suma, lo actual habla de lo que efectivamente es; lo virtual, de lo que puede ser. Pero este poder ser no debe comprenderse como algo irreal, ilusorio o transcendente, ojo, es tan real como lo actual. Ahora bien, resta aplicar a este modo pliegue un último concepto que Deleuze recoge de Nietzsche, los sentidos de las fuerzas. Sentidos activos son aquellos que realizan la potencia de modo comunitario, abierto, que no imponen modelos cerrados de ser, que no constituyen un Poder autoritario que se alimenta de la potencia de sus súbditos que devienen impotentes. Así pues, los sentidos activos remiten a la potencia, al perseverar en la potencia, y los sentidos reactivos comportan Poder e impotencia, los grandes enemigos de la filosofía deleuziana. La fuerza reactiva es
fuerza utilitaria, de adaptación y de limitación parcial; fuerza que separa la fuerza activa de lo que esta puede, que niega la fuerza activa (triunfo de los débiles o de los esclavos); fuerza separada de lo que puede, que se niega a sí misma o se vuelve contra sí misma (reino de los débiles o de los esclavos) (Deleuze, 2008, p. 90).
Limitar, negar, separar, son acciones reactivas. En cambio, la fuerza activa "es fuerza que va hasta el final de lo que puede; fuerza que afirma su diferencia, que hace de su diferencia un objeto de placer y de afirmación" (Deleuze, 2008, p. 90).
Ahora hemos de conjugar lo virtual y actual con los sentidos de las fuerzas para poder dar cuenta de los espacios. Los sentidos reactivos de las fuerzas, generadores de Poder e impotencia, tratan de ocultar lo virtual. ¿Por qué? Porque lo virtual (que asoma por los poros del pliegue) aporta la posibilidad de cambio, de transformación, y el Poder requiere de un orden tasado, de cierta exclusividad, de identidades precisas. Lo virtual, sabemos, abre el paso a la diferenciación, lo cual supone un peligro (potencial, pero real) para el Poder. En cambio, los sentidos activos de las fuerzas se abren siempre a lo virtual, toman la potencia de los poros, siguen ejecutando la diferencia, esto es, diferenciándose, habitando el mundo de forma comunitaria, sin obedecer a ningún Orden impuesto ni someterse a cualquier Modelo preestablecido.
Espacio liso y espacio estriado
Antes de abordar el espacio agujereado en Negarestani, reparemos en los espacios liso y estriado que postulan Deleuze y Guattari, eso sí, nos advierten: "Debemos recordar que los dos espacios solo existen de hecho gracias a las combinaciones entre ambos" (Deleuze y Guattari, 1997, p. 484). No existe uno sin el otro. Ello nos recuerda a la imbricación entre potencial virtual y potencial actual. Territorializar, es decir, habitar el mundo, implica ambos espacios. Territorializar es actualizar lo virtual, o lo que es lo mismo, estriar el espacio liso. No puede existir un espacio absolutamente liso como tampoco un espacio estriado por completo. Lo liso refiere a lo virtual, lo estriado a lo actual. "El espacio liso (...) es un espacio intensivo más bien que extensivo, de distancias y no de medidas. Spatium intenso en lugar de Extensio. Cuerpo sin órganos en lugar de organismo y organización" (Deleuze y Guattari, 1997, p. 487). El espacio liso da cuenta del potencial intensivo, no permite ser medido con precisión (recordemos la famosa frase de Korzybski de que el mapa no es el territorio). El espacio liso escapa a todo mapeo exhaustivo, a cualquier organización taxativa, estrictamente extensiva. Regresa al nivel inferior del pliegue, a su indeterminación. Por su parte, el espacio estriado, en el nivel superior del pliegue, sí opera con medidas, con organizaciones, con extensiones. El espacio estriado organiza el espacio liso, lo territorializa. "En el espacio estriado se delimita una superficie y se 'reparte' [...] según cortes asignados" (Deleuze y Guattari, p. 487).
Deleuze y Guattari nos ofrecen un ejemplo al respecto, el espacio marítimo. Veamos: "El mar es el espacio liso por excelencia, y sin embargo es el que más pronto se ha visto confrontado con las exigencias de un estriaje cada vez más estricto" (Deleuze y Guattari, p. 488). ¿Qué le ha ocurrido al mar? Básicamente, algo similar a lo que sucedió con el continente africano cuando fue tomado por las potencias (digamos Poderes) europeas/os con escuadra y cartabón en la Conferencia de Berlín a finales del siglo XIX. Al igual que África, el mar ha sido estriado reactivamente. Implementemos ya los sentidos de las fuerzas. Se puede actualizar lo virtual en un sentido activo o en un sentido reactivo. Al igual ocurre con los espacios: se puede estriar un espacio liso de modo activo o reactivo.
Así pues, el estriaje reactivo comporta una reducción del potencial del espacio liso. Desde las colonizaciones pasando por las expediciones científicas hasta llegar a las rutas comerciales globalizadas actuales, el espacio liso del mar ha sido reducido a un mero objeto, a una ruta comercial, a un ámbito estrictamente económico en el marco capitalista. Las fuerzas activas y reactivas indican dos modos antagónicos de territorializar, de configurar los espacios. Sin embargo, el criterio último se encuentra en el sentido de las fuerzas, en cómo se territorialice el espacio. Por ejemplo, el capitalismo, que, cuanto menos, impone ciertos modos de producción, a la vez que lo estría, también alisa el espacio, pero para tener más espacio para sí, para acumular más Poder generando más sensación de libertad siembre bajo un cómprese usted lo que quiera. "El espacio estriado, me parece, es ya el producto [.] Sin embargo, el espacio estriado del imperio está hecho por alisamiento" (Deleuze, 2017b, p. 377). Por ende, no basta con el espacio liso, ha de ser estriado de forma activa si nos posicionamos del lado de la potencia comunitaria luchando contra cualquier Poder que merma el potencial de sus súbditos.
Otro concepto que va de la mano del estriaje reactivo es la homogeneidad. Estriar el espacio reactivamente es dotarlo de un preciso uniforme, imponiendo una identidad, un corsé.
El espacio homogéneo es el producto abstracto, o la representación abstracta del espacio estriado. El espacio homogéneo es un espacio estriado en todos los sentidos, en todas las direcciones, de tal manera que un estriado vertical puede reducirse al horizontal, y ustedes obtienen un cuadriculado completo del espacio. (Deleuze, 2017b, p. 377)
Este es el espacio contenedor, un espacio muerto, la res extensa cartesiana. Contra la homogeneización del estriaje reactivo, la heterogeneidad del estriaje activo:
El espacio liso no es en absoluto, para nada homogéneo. Por el contrario, el define la variabilidad de las direcciones [...] de modo que ninguna dirección es equivalente a otra y que ninguna determinación de la dirección puede reducirse a traducirse a otra. (Deleuze, 2017b, p. 378)
Regresando al ejemplo del espacio marítimo, a pesar de todo ese estriaje reactivo que sufre, el espacio liso no es completamente reducible, en todo espacio estriado hay un exceso de espacio liso, siempre se puede territorializar de otra forma. Es decir, un barco portacontenedores puede encontrarse en su camino con la humilde barquichuela de un pescador. El espacio liso, como lo virtual, posibilita los dos sentidos de las fuerzas, por lo que puede ser estriado activa o reactivamente. "Existe toda una navegación nómada empírica y compleja que hace intervenir los vientos, los ruidos, los colores y los sonidos del mar" (Deleuze y Guattari, 1997, p. 488). Siempre podemos deshacernos del Poder, hundiéndonos en lo virtual (nivel inferior del pliegue) para reactivar las fuerzas, para transformar su sentido, para liberarnos y perseverar en la potencia. "Lo liso puede ser trazado y ocupado por potencias de organización diabólicas [...] Hay dos movimientos no simétricos, uno que estría lo liso, otro que vuelve a producir lo liso a partir de lo estriado" (Deleuze y Guattari, 1997, p. 489). El mar es mucho más que una cuadrícula, mucho más que coordenadas cartesianas. El mar no puede determinarse totalmente por demarcaciones (longitudes y latitudes) extensionales. En definitiva, la intensidad del mar no es eliminable por ningún estriaje.
En La risa del espacio (1997), Luis Castro Nogueira presenta una crítica a los espacios lisos y estriados de Deleuze-Guattari. A nuestro juicio, esto se debe a que no integra en la fórmula los sentidos de las fuerzas. Sin estos, los espacios se reducen a conceptos estrictamente sustanciales, vacíos, "mitológicos" como otros "pares de opuestos" al modo del amor-odio de Empédocles o lo seco-húmedo de Heráclito, como afirma Castro Nogueira. Sin embargo, recordemos que "nunca hay que pensar que para salvarnos basta con un espacio liso" (Deleuze y Guattari, 1997, p. 506). ¿Por qué? Porque si no se realiza la diferencia (virtual), incurrimos en indiferencia (actual) y podremos ser sometidos por el Poder al cederle nuestra potencia. La conclusión de Castro Nogueira (1997, pp. 69-73) es que esta concepción dual del espacio nos lleva "hacia el lado feliz de un viaje in situ más allá de toda extensión" (Castro Nogueira, 1997, p. 63). En absoluto, la intensión virtual y la extensión actual no pueden ser separadas. No son espacios absolutos, porque, entre otros muchos problemas que generaría esta postura, nos haría flirtear con un ámbito trascendente. No basta con esa felicidad allende toda extensión, que es intensidad absoluta, porque, básicamente, no puede existir. Siempre se territorializa, siempre se ejecuta de un modo u otro el espacio liso. Esa pura intensidad sería un potencial igual a cero, lo cual no nos interesa, dado el criterio de la actividad de las fuerzas, el conatus spinoziano de perseverar en la potencia.
Espacio agujereado: poro-mecánica
"Yo creo que un espacio agujereado es uno de los puntos más fundamentales, más importantes en la historia de la humanidad" (Deleuze, 2017b, p. 377). Presentábamos a Reza Negarestani como un supuesto oyente de las clases de Deleuze que le toma la palabra y, si no encuentra nuevos espacios, por lo menos, desarrolla ampliamente el espacio agujereado. Reza Negarestani es un filósofo de ascendencia iraní que comenzó inscribiéndose en el realismo especulativo3 y que trabaja en un nuevo concepto de la inteligencia (Negarestani, 2018) que da lugar a otro tipo de racionalismo. Su objetivo es abrir el campo a la filosofía de la mente, a la inteligencia artificial, pues, según su parecer, operaban con conceptos que reducían el potencial de la inteligencia. Así que nos insta a revisar no solo lo que entendemos por inteligencia, sino también por ser humano.4 Sin embargo, aquí nos centraremos en el espacio agujereado. Este espacio agujereado será llamado poro-mecánica.
Ahora bien, Ciclonopedia (2016) es una obra muy extraña, que mezcla la filosofía más propiamente ensayística con la ficción, se nos habla de un historiador persa, en clave cuasimítica, incluso aparecen relatos en primera persona, aparentemente autobiográficos. Sin embargo, pese a todo, podemos extraer unos ejes que vertebran esta concepción del espacio agujereado que Deleuze comenzó a estudiar gracias a la metalurgia, a la extracción del metal. "El metalurgista, no es el trabajador imperial que recibe el mineral, sino el prospector, extractor, el herrero que trabajar el mineral [...] se pasa todo el tiempo haciendo agujeros en el espacio" (Deleuze, 2017b, p. 376). Los agujeros son, por ejemplo, cuevas, "el metalurgista, y el pueblo metalúrgico [.] es el gran pueblo troglodita" (Deleuze, 2017b, p. 381). En primer lugar, siguiendo el espíritu liberador de la filosofía deleuziana, tal y como el deseo no debe ser comprendido como una ausencia, como una negatividad, sino como una producción activa, positiva, tampoco lo será el agujero: "los agujeros no son una falta, no son una ausencia" (Deleuze, 2017b, p. 380). Así que los agujeros nos aportan algo. No son lugares para verter los desechos, ni para enterrar a los muertos y cubrirse después, en suma, no son lugares de inhumación sino de exhumación. Son más bien yacimientos: "'yacimiento' quiere decir lo que hay en el agujero. Entonces, un espacio agujereado no es un espacio donde falta algo, es un espacio tal que ha vuelto posible el descubrimiento de lo que hay en los agujeros" (Deleuze, 2017b, p. 380). Los poros del pliegue son yacimientos, de ahí emerge el potencial virtual, ahí hay un tesoro: la potencia, la producción diferencial.
Demos paso entonces a la poro-mecánica, esta suerte de espacio agujereado desde la lectura de Negarestani. En primer lugar, evitamos cualquier autoridad a priori, este espacio no depende de ningún criterio que menoscabe su potencia. Por ejemplo, no es un espacio exclusiva o preferentemente humano. Negarestani usa otros animales harto diferentes, construyendo su propio bestiario, que se compondrá de gusanos, ratas, escorpiones, petróleo, polvo... Queden claras sus intenciones:
Si el hombre moderno se define por los traumas que lo focalizan y lo desfocalizan, entonces para recuperarlo de los actuales regímenes planetarios de miopía (fundamentalismos religiosos, totalitarismos, capitalismo rampante) y finalmente, de su propia arrogancia, sus traumas deben ser movilizados como síntesis dialéctica revolucionaria hacia lo abierto. (Negarestani, 2019, p. 206)
El fundamentalismo supone establecer un fundamento no fundamental, es decir, un fundamento falaz. Por ello, Negarestani reniega de toda jerarquía vertical de corte impositivo y apuesta por las superficies horizontales. Éstas dan cuenta del pliegue deleuziano, el potencial virtual en el nivel inferior conecta gracias a una superficie porosa con el potencial actual en el nivel superior. Los poros son la clave, los agujeros que unen lo virtual y lo actual, y que el Poder trata de ocultar. Veamos estas superficies:
Cada superficie tiene una línea de mando con dos cabezas: un emparrado y una taxia. La primera recibe la acumulación y la distribuye, es decir, es un texto o trabajo preparatorio para fijar, posicionar y darle soporte; la segunda dirige y desarrolla lo que se ha acumulado y lo distribuye económicamente. (Negarestani, 2016, p. 110)
Aquí ya aparecen los primeros conceptos que formula Negares-tani. Dos cabezas, emparrado y taxia. Los agentes que habitan las superficies poseen esta naturaleza bifaz, cada una con su función específica. Esa "línea de mando" resulta ser quien territorializa el espacio, siempre sobre la superficie, en la superficie. En primer lugar, el emparrado prepara el hábitat, para ello "recibe" el potencial virtual, es decir, conecta con lo virtual, lo cual nos habla de sentidos activos de las fuerzas. Esta primera acción, de recepción, de distribución de energía, es llevada a cabo por el emparrado. ¿Qué hace la segunda cabeza denominada taxia? Según la cita, "dirige y desarrolla" el anterior trabajo de preparación del emparrado, ahora se organiza el espacio, se trata de una función "económica". Así que tenemos, en primer lugar, una acción de recepción y otra de organización. Pensemos, por ejemplo, en un mosquito que hace un agujero en nuestra piel, toma sangre y la distribuye por su cuerpo. Mosquito con emparrado y taxia. Decíamos que, al conectar con lo virtual, estas fuerzas son activas. Negarestani lo confirma aquí:
Los espacios entretejidos son los marcos aparentes de dos cabezas rectoras, emparrado y taxia. Pero, mientras que el primero, con su estructura en forma de enrejado, compone una red para configurar aquello que se aloja en él, la segunda impone en todo aquello capturado por el emparrado un ímpetu obligatorio tendente al dinamismo y a la actividad. (Negarestani, 2016, p. 113)
El emparrado cimienta, prepara el territorio; la taxia se encarga de construir, de organizar, de habitar lo previamente cimentado. Pongamos otro ejemplo: una rata que prepara el lugar donde va a vivir. Esta función es el emparrado. Después construye su madriguera de un cierto modo que comporta una organización determinada de los espacios y la habita. Esta doble función (construir y habitar) es la taxia. No obstante, la anterior cita incluye algo crucial: la tendencia al dinamismo y la actividad. Así, la función taxia conlleva que el potencial virtual no sea ocultado, por lo que este habitar será un habitar activo.
Hasta aquí, habitamos en las superficies, conectando lo virtual y lo actual. El emparrado prepara el hábitat, la taxia construye y habita de un modo dinámico, activo. Hemos aludido a lo virtual y lo actual, usando la terminología de Deleuze, sin embargo, Negarestani los denomina de otro modo. Lo virtual será el vacío, lo actual lo sólido. "Lo sólido como entidad poseída inherentemente por el vacío. La única manera en que el sólido puede comenzar sus actividades arquitectónicas y compositivas (procesos para la supervivencia, el desarrollo, etc.) es dejando que entre el vacío" (Negarestani, 2016, p. 114). El vacío penetra en lo sólido por los poros, por los agujeros, sin lo virtual no se puede construir, no se puede habitar. Pero lo virtual se puede construir y habitar de dos modos, según los sentidos de las fuerzas. Así que, paradójicamente, la solidez de cualquier hábitat descansa en última instancia en agujeros, que abren con el abismo potencial virtual. Se trata de no cerrar jamás. Contra los modos de habitar en esferas, sean burbujas, globos o espumas (Sloterdijk, 2003a, 2003b, 2006), siempre cerrados al exterior, de carácter inmunológico, individualista, los hábitats deben ser abiertos, como los nidos excavados en las rocas o las cuevas de las que hablaba Deleuze en torno a lo troglodita. ¿Qué sería un habitar reactivo? "Se muestra como táctica para disimular el vacío y apropiárselo, como un programa para inhibirlo y acomodarlo" (Negarestani, 2016, pp. 114-115). He aquí el Poder que conforma, que se apropia de la potencia, que la inhibe, que lo acomoda todo dentro de su molde. En los agujeros del pliegue, en los poros, no hay posibilidad de introducir llaves, no se pueden cerrar, así que las cuevas permanecen abiertas, cualquiera puede entrar, nos encontramos ante un habitar comunitario, que no juzga de antemano, que no se basa en intereses partidistas e individuales, y que, por supuesto, comporta peligros. Retomando el ejemplo de la rata en su madriguera, ¿qué implicaría un habitar reactivo por su parte? Simplemente un cierre, una clausura de la madriguera, un ocultamiento del contacto con el mundo, el hecho de no estar abierta al devenir, a los continuos cambios en el entorno, a las lluvias, a las inundaciones, a pesar del peligro de las presas que acechan.
Este espacio es, pues, vermicular, los gusanos excavan, salen y entran, habitan las superficies, las territorializan constantemente, no construyen casas perpetuas, aisladas. Su propio territorializar es un habitar. Los agujeros no son sustancias, comportan procesos de construcción, de cimentación, de habitación, son, propiamente, hábitats. Hábitats que conectan el vacío con lo sólido, lo virtual con lo actual, luego hábitats que no cierran el paso a la potencia, que no se convierten en Poder, que se abren a la diferencia. "Pero en un nivel compositivo más profundo (la maquinaria de lo real), todas las actividades de los sólidos se orientan hacia el diseño de nuevas funciones vaciadoras, de circunvoluciones y de espacios vermiculares" (Negarestani, 2016, p. 115). Al igual que lo virtual, lo vacío, en cuanto fuente de determinación, es indeterminable: "el vacío excluye lo sólido, pero lo sólido debe incluir lo vacío para poder sobrevivir arquitectónicamente" (Negarestani, 2016, p. 106). De nuevo la ineluctable imbricación entre lo vacío y lo sólido, o, lo que es lo mismo, entre lo virtual y lo actual. Propongamos otro ejemplo para aclarar lo expuesto: los túneles que construyó el Viet Cong en la guerra de Vietnam. Cuando la superficie era habitada reactivamente por el Poder del napalm estadounidense, los túneles del Viet Cong ocultaban y guarecían a los vietnamitas ofreciéndoles la oportunidad de resistir, de habitar de otro modo, de no convertirse en súbditos, en esclavos, en definitiva, de no morir.
En ausencia de la tiranía que da base por parte del Todo, la función-gusano reconfigura de manera interna sus módulos y se transforma a sí misma en una línea más versátil mediante la participación con el complejo cuyos recovecos están interconectados. (Negarestani, 2016, p. 115)
La tiranía conlleva un estriaje reactivo del espacio, determinar un terreno, una base, sobre la que construir un Todo, un sistema cerrado. Este Sistema para conservar su Poder debe aislarse de los agujeros, impedir la entrada de gusanos. Antagonista de este, "el complejo-agujero es el testimonio de la confusión entre lo sólido y lo vacío" (Negarestani, 2016, p, 116). Este espacio agujereado, vermicular, también es llamado espacio-nema: "El espacio-nema es una máquina reptante suprema; esencialmente criptogenética" (Negarestani, 2016, p. 119). ¿Por qué "criptogenética"? ¿Qué oculta (kripte significa esconder)? Las criptas son espacios subterráneos, que permanecen ocultos al construirse sobre estos alguna edificación. En el terreno religioso, sobre las criptas, donde descansaban cadáveres de los mártires, se construían capillas. Este carácter criptogenético del espacio-nema alude al hecho de generar criptas. Sin embargo, en lugar de edificar sobre las criptas y ocultarlas, como el caso de las iglesias, se trata más bien de producir criptas y conectarlas con el afuera. Es decir, una vez más, no construir verticalmente, no producir jerarquías autoritarias, caso de iglesias sobre criptas, sino horizontalmente, criptas conectadas con criptas. Cuevas que no sellan otras cuevas. Más y más cuevas. Además de gusanos, escorpiones:
Los escorpiones son excavadores, no arquitectos: no construyen sobre composiciones de sólido y vacío, sino que devoran volúmenes y arrancan espacios. Para ellos, el espacio lleno de agujeros no es simplemente una residencia, un lugar para residir (un nicho para ocupar); es mucho más que eso, es su Morada de la Guerra. (Negarestani, 2016, p. 121)
Esta Morada de la Guerra nos recuerda a las máquinas-de-guerra de Deleuze y Guattari (1997) que luchan contra los aparatos de Estado.5 Fuerzas activas contra fuerzas reactivas. Una y otra vez. Los escorpiones, agentes activos, son una suerte de soldados del Viet Cong. Ojo: no son arquitectos: no son constructores (técton) jefe (archós), no operan desde una jerarquía impuesta, ni tampoco construyen sobre otras composiciones. Los escorpiones construyen los hábitats desde abajo, conectando sólido y vacío. Pero no solo eso, también liberan los agujeros. La función específica del escorpión es la de mantener abierta la conexión con el potencial virtual de las fuerzas. He ahí la guerra contra los habitares reactivos. La función escorpión mantiene activa la poromecánica. Los escorpiones producen la política desde abajo, radicalmente democrática, comunitaria, configuran otros poderes allende el Poder del Sistema. "¿Qué es entonces la política, cuando hay poder, pero no formación de poder?" (Negarestani, 2016, p. 123). Retomemos la advertencia de Deleuze-Guattari: no basta con el espacio liso. Es decir, hemos de estriar, de habitar, de ejecutar la potencia, hemos de formar poderes (comunitarios), que no Poder (autoritario). Los arquitectos son agentes reactivos, representantes del Poder, por lo que son antagonistas de gusanos y escorpiones. Su política arquitectónica es siempre tapar los agujeros. Los agujeros no se comprenden como yacimientos, sino como peligrosas líneas de fuga, como devenires revolucionarios, por lo que hay que sellarlos una y otra vez. "Lo que horroriza al ser vivo no es una tumba vacía sino una tumba revuelta y exhumada. La política arquitectónica del sólido no rechaza la destrucción o la deconstrucción, pero rehúye la exhumación" (Negarestani, 2016, p. 123).
Tras gusanos y escorpiones, Negarestani amplía su bestiario, turno ahora de las ratas: "las ratas son máquinas de exhumar: no solo verdaderos vectores de epidemia sino también líneas ferozmente dinámicas de exterración" (Negarestani, 2016, p. 125). Las ratas poseen funciones muy similares al escorpión, también bifaces: destruyen el orden impuesto (función epidémica) para construir nuevos órdenes (función extractiva). Las ratas tampoco son súbditas de ningún Poder, no son un agregado de individuos que obedece a una jerarquía piramidal: "en un tropel de ratas, una multitud de colas se convierte en la cabeza exploradora del grupo entero en movimiento; una revolución acefálica omnidireccional,6el Nuevo Desorden Pestífero" (Negarestani, 2016, p. 125). Del mismo modo que en la manada de lobos (Deleuze y Guattari, 1997, pp. 33-44), no hay una cabeza, luego no existe una autoridad al mando. Las ratas desordenan y al hacerlo traen un nuevo orden que es Desorden. Este Desorden es la apertura a cualquier organización, la negación de cualquier clausura de los agujeros.
La textura poromecánica requiere de aperturas constantes, de fugas, de lo contrario se inhabilitaría el potencial del vacío. "Sé un ingeniero de fugas hídricas, haz que las cosas tengan fugas" (Deleuze y Guattari, 1997, p. 134). Las fugas suponen agujeros, poros, que conecten positivamente vacío y sólido, virtual y actual. "Siempre que el sólido se enmaraña con el vacío para así permanecer dinámica y sólidamente 'constructivo' o 'consolidado', el vacío deviene más contaminador, sus funciones de gusano se hacen más furiosas" (Deleuze y Guattari, 1997, p. 134). Estas son técnicas de habitares activos, dinámicos y constructivos. Construir acarrea crear agujeros, este es el paradójico construir de los gusanos: al construir destruyen, y al destruir construyen. Se trata más bien de un continuo cimentar y habitar los cimientos. La taxia se inscribe en el emparrado. La clave, una vez más, es no separarse un ápice de los potenciales virtuales. No construir en vertical sino en horizontal.
"De acuerdo con la poromecánica, la descomposición perfora la formación del poder sin ningún fin y con ello previene que el poder invierta en la consolidación de su formación" (Deleuze y Guattari, 1997, p. 358). Este poder del que habla Negarestani es el Poder, con mayúscula, lo que entendemos como potestas impositiva. El Poder aspira siempre a consolidarse porque no es completamente consolidable, porque en última instancia depende del vacío para poder ser. Y no, no hay una solidificaciónfinal, dado que no es posible eliminar lo vacío, como tampoco lo virtual. La poromecánica lucha por destruir el Poder, mas, "sin ningún fin", es decir, no para instituir otro Poder; asimismo, la poromecánica no ceja en su empeño de construir con los poros, de habitar las cuevas, de persistir en su potencia.
Conclusiones. Outsiding
El habitar activo de la poromecánica es el outsiding. De acuerdo con Negarestani, "el outsider consiste, ante todo, en el acto de outsiding impuesto por la exterioridad de la extranjería cósmica o por el afuera radical. Tal acto no puede separarse de su extrema realidad y de su presencia concreta" (Deleuze y Guattari, 1997, p. 390). El outsider es un habitante de las cuevas, un extranjero radical ("cósmico"), no un extranjero para cierto Estado, sino para cualquier tipo de Estado (o Sistema). El prefijo ex remite a un afuera y el afuera nos conduce a la dimensión virtual de las fuerzas. El outsider habita las cuevas, construye cuevas. Allí no es apresable, no es reducible. El outsider no consiente ninguna conformación preestablecida, desea ejecutar la potencia y evita delegarla a cualquier Poder. En términos de Deleuze-Guattari, el outsider es un nómada, un animal (Sauvagnargues, 2006), una máquina-de-guerra (Deleuze y Guattari, 1997). El outsider es un apátrida que reniega de toda invitación de asilo político, de toda asimilación por un Sistema dado. Y más que un sujeto-producto, es acción-proceso (outsiding).
Un ejemplo de outsider es Henry Darger. Jim Elledge escribió su biografía en la obra Henry Darger �throwaway boy�. The tragic life of an outsider artista (2013). Tras su problemática infancia salpicada por estancias en un orfanato, tras ser catalogado eufemísticamente como inadaptado, tras ser ingresado en varios psiquiátricos, tras sus intentos de fuga..., Henry Darger, al regresar del trabajo (limpiaba en un hospital), se dedicaba a pintar y a escribir sin descanso (al parecer dormía muy pocas horas). Jamás publicó nada ni enseñó a nadie sus obras, que fueron descubiertas una vez murió. Su principal manuscrito posee más de quince mil páginas, se titula La historia de las Vivians. Los Reinos de lo Irreal, sobre la Guerra-Tormenta Glandeco-Angeliniana causadapor la Rebelión de los Niños Esclavos. Pese a todos sus problemas, Henry Darger no se conformó con habitar un espacio que el Poder establecía para él, devino nómada en su propia casa (pues no hace falta viajar para ser nómada como apuntaba Deleuze en su entrevista-abecedario),7 logró producir su libro-cueva, excavó y construyó, excavó y construyó, evitando cualquier modelo de ser prescrito, dando rienda suelta a su potencia vital.
Recalcando una vez más el criterio de juicio, es decir, los sentidos de las fuerzas, que producirán espacios activos o reactivos, Negarestani formula la pregunta de forma clara: ¿cómo diferenciar entre las trampas contrarrevolucionarias y las herramientas revolucionarias? (Negarestani, 2016, p. 390). Obviamente, lo contrarrevolucionario es lo reactivo y lo revolucionario lo activo. Aparatos de captura del Estado contra máquinas de guerra nómadas, en términos de Deleuze-Guattari. Pero ojo, no olvidemos la advertencia que nos dejaba Deleuze en sus conversaciones con Claire Parnet al final de sus Diálogos: "La cuestión del futuro de la revolución es una mala cuestión, pues en tanto que uno se la plantea hay muchas personas que no devienen revolucionarias. Está hecha precisamente para eso, para impedir la cuestión del devenir revolucionario" (Deleuze y Parnet, 2013, p. 166). No hay una meta final sino un continuo devenir, un constante construir, a ras de suelo, abierto al afuera, en lucha contra los agentes contrarrevolucionarios. La reactividad conlleva unilateralidad, amputación, indiferencia, equiparación entre necesidad y contingencia (ejemplo: un sistema se disfraza como necesario cuando no lo es, o semeja inevitable cuando no lo es):
Este allanamiento de la diferencia, o, a ser más exactos, la confusión entre las posiciones necesaria y contingente del absoluto como exorbitante está no solo en el corazón del capitalismo contemporáneo y sus excesos, sino también en la médula de la historia de la filosofía, especialmente en lo tocante a la relación entre el pensamiento y la tierra o lo que puede ser llamado la síntesis geofilosófica. (Negarestani, 2019, p. 178)
Curioso modo de llamar al absoluto: "absoluto como exorbitante", un absoluto que lo desplaza todo, que lo saca todo de sus goznes, un absoluto harto paradójico. Este absoluto exorbitante es lo virtual que siempre supura por los poros. Esta es precisamente la función del potencial virtual de las fuerzas que emergen gracias a la superficie porosa, a pesar de que los agentes arquitectónicos del Poder traten de impedirlo. Negarestani propone como modelo reactivo de hábitat el capitalismo contemporáneo, y no solo este, sino todo aquel Sistema que no tenga en cuenta la diferencia, por un lado, y la necesidad de lo contingente, por otro. Todos estos sistemas reactivos no tienen en cuenta "la síntesis geofilosófica",8es decir, la relación entre pensamiento y tierra, o lo que es lo mismo, el hecho de incurrir en un idealismo que se inscribe en un espacio trascendente olvidando la territorialización del espacio.
Los adeptos a semejante síntesis contrarrevolucionaria [...] se distinguen por su actitud reaccionaria y restrictiva en contra de las alternativas, por el rechazo a la improvisación táctica y a los planes no escritos, y por su temor a los campos asimétricos de síntesis o de relación con lo abierto. (Negarestani, 2019, p. 183)
El Poder pretende ocultar otras alternativas, esto es, sellar los agujeros, tapar los yacimientos potenciales. La poromecánica, al igual que el espacio agujereado, a la contra, aboga por dar vida a estos agujeros, a no tomarlos como espacios muertos sino a comprenderlos como lugares productivos. Y es que para el Poder todo ha de estar escrupulosamente reglamentado, el estriaje debe ser asfixiante. No ha de haber lugar para la improvisación, para la asimetría. Frente a ello, la poromecánica abre las puertas a la otredad, al potencial virtual que posibilita cualquier transformación. Terminemos con esta suerte de dictum positivo, de imperativo categórico de las fuerzas activas: "desatar un mundo cuyas fronteras son impulsadas por la voluntad de lo abierto y cuyas profundidades son absolutamente libres" (Negarestani, 2019, p. 179).
1 Sobre lo virtual, véanse las conexiones que trabaja Manuel DeLanda (2021, 2024) con la ciencia o, desde una mirada más propiamente filosófica la influencia de Étienne Souriau (2017, 2021).
2 Manuel DeLanda cita a Deleuze: "A lo virtual le corresponde la realidad de una tarea por cumplir o un problema por resolver" (2024, p. 180). Cita que aparece en Deleuze (2017, p. 319). En otras palabras, los potenciales virtuales "son reales, pero no necesariamente actuales si las tendencias no están siendo manifestadas o las capacidades ejercitadas" (DeLanda, 2021, p. 38).
3 Véase el libro grupal editado por Armen Avanessian (2019) y que recoge artículos de diferentes autores, como Meillasoux, Alberto Toscano y el mismo Negarestani.
4 He aquí su blog: <https://toyphilosophy.com/>.
5 En la literatura y en el cine encontramos en ocasiones atisbos de estos seres nómadas, que irrumpen desde las profundidades y devienen incontrolables e inapre-sables. Los gusanos en la saga Dune (1965) escrita por Frank Herbert, y llevada al cine (2021, 2024) por Denis Villeneuve (director), simbolizan la territorialización de otro espacio (el agujereado que nos ocupa en el presente escrito) que rechaza cualquier registro, cualquier mapeo exhaustivo, conduciendo al extremo la máxima de Korzybski de que "el mapa no es el territorio".
6 Recordemos que Deleuze y Guattari también calificaban al espacio liso como multidireccional.
7 Veáse aquí: <https://www.youtube.com/watch?v=ZDLpPIWP60o>.
8 De nuevo un concepto similar a la síntesis disyuntiva que Deleuze extrae de Bergson al unir lo virtual con lo actual.
Referencias
Aragüés, J. M. (coord.). (1997). Gilles Deleuze: un pensamiento nómada. Mira Editores.
Avanessian, A. (ed.). (2019). Realismo especulativo. Marta Gonzalvo y otros (Trads.). Materia Oscura.
Castro Nogueira, L. (1997). La risa del espacio. Tecnos.
DeLanda, M. (2021). Teoría de los ensamblajes y complejidad social. Tinta Limón.
DeLanda, M. (2024). Ciencia intensiva y filosofía virtual. Tinta Limón.
Deleuze, G. (2017a). Derrames. Entre el capitalismo y la esquizofrenia. P. Ires y S. Puente (Trads.). Cactus.
Deleuze, G. (2017b). Derrames. Aparatos de Estado y axiomática capitalista. P. Ires y S. Puente (Trads.). Cactus.
Deleuze, G. (2017c). Diferencia y repetición. M. S. Delpy (Trad.). Amorrortu.
Deleuze, G. (2007). Dos regímenes de locos. J. L. Pardo (Trad.). Pre-textos.
Deleuze, G. (1997). El bergsonismo. L. Ferrero (Trad.). Cátedra.
Deleuze, G. (1989). El pliegue. Leibniz y el barroco. J. Vázquez (Trad.). Paidós.
Deleuze, G. (2019). En medio de Spinoza. Equipo Editorial Cactus (Trad.). Cactus.
Deleuze, G. (2010). Lógica del Sentido. M. Morey (Trad.). Paidós.
Deleuze, G. (2008). Nietzsche y la filosofía. C. Artal (Trad.). Anagrama.
Deleuze, G., (2020). Spinoza: Filosofía práctica. A. Escohotado (Trad.). Tusquets.
Deleuze, G. y Guattari, F. (2004). ElAntiEdipo. F. Monge (Trad.). Paidós.
Deleuze, G. y Guattari, F. (1997). Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. J. Vázquez (Trad.). Pre-textos.
Deleuze, G. y Guattari, F. (2001). ¿Qué es la filosofía? T. Kauff (Trad.). Anagrama.
Deleuze, G. y Parnet, C. (2013). Diálogos. J. Vázquez (Trad.). Pre-textos. Elledge, J. (2013). Henry Darger -Throwaway Boy. The Tragic Life of an Outsider Artist. Overlook Duckworth.
García, R. (1999). La Anarquía Coronada. La Filosofía De Gilles Deleuze. Colihue.
Negarestani, R. (2016). Ciclonopedia. Complicidad con materiales anónimos. H. Castignani (Trad.). Materia Oscura.
Negarestani, R. (2018). Intelligence and Spirit. Urbanomic.
Nietzsche, F. (2020). La voluntad de poder. A. Froufe (Trad). Edaf.
Núñez, A., (2019). Gilles Deleuze. Una estética del espacio para una ontología menor. Arena.
Pardo, J. L. (1991). Sobre los espacios pintar, escribir, pensar. Ediciones del Serbal.
Sauvagnargues, A. (2006). Deleuze. Del animal al arte. J. L. Arántegui (Trad.). Amorrortu.
Sloterdijk, P. (2003a). Esferas I. I. Reguera (Trad.). Siruela.
Sloterdijk, P. (2003b). Esferas II. Is. Reguera (Trad.). Siruela.
Sloterdijk, P. (2006). Esferas III. I. Reguera (Trad.). Siruela.
Souriau, E. (2017). Los diferentes modos de existencia. Cactus.
Souriau, E. (2021). Tener un alma. Ensayo sobre las existencias virtuales. Cactus.