Eidos. Revista de Filosofía de la Universidad del Norte

ISSN electrónico 2011-7477
n.° 20, enero-junio de 2014
Fecha de recepción: 15 marzo de 2013
Fecha de aceptación: 25 agosto de 2013
DOI: http://dx.doi.org/10.14482/eidos.20.5906



ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN / RESEARCH ARTICLE


Phýsis, téchne, episteme: Una aproximación hermenéutica

Yidy Páez Casadiegos
Universidad del Norte (Colombia)
ypaez@uninorte.edu.co


Resumen

En la historia de la filosofía, la oposición entre episteme y téchne ha sido convencional. Ya sea que se interprete a Platón o Aristóteles, o se revisen las invenciones de Arquímedes, Ctesibio, Filón de Bizancio o Herón de Alejandría, hay una marginalidad temática de la téchne frente a la jerarquía epistémica de un pensamiento puro (logis-mós). En este artículo se propone una interpretación diferente, de carácter arqueológico y genealógico, según la cual se podría postular una episteme en la téchne y una téchne en la episteme. La indagación inicia con una lectura de fuentes, recurriendo a la etimología como téchne hermenéutica (o método hermenéutico). Como fuente primaria principal se utilizan los Tratados hipocráticos.

Palabras clave

phýsis, téchne, episteme, filosofía, medicina hipocrática.


Abstract

In the history of philosophy, the opposition between episteme and téchne has been conventional. Whether Plato or Aristotle is interpreted, or whether Archimedes, Ctesibius, Philo of Byzantium or Heron of Alexandria are revised, there is a margi-nalization of the téchne as compared to the epistemic hierarchy of pure thought (logismós). I propose a different interpretation of an archaeological and genealogical nature, according to which an episteme in the téchne and a téchne in the episteme could be postulated. The inquiry begins with a reading of sources making use of ety-mology as a hermeneutic téchne (or hermeneutic method). The Hippocratic treatises have been used as the principal primary source.

Keywords

phýsis, téchne, episteme, philosophy, hippocratic medicine.


Introducción

Hasta poco antes del siglo VI a. C dominaba en Grecia una visión teúrgica de la realidad. La medicina operaba con la dinámica de la magia; pero como consecuencia de las luchas político-sociales que estaban desplazando a la aristocracia en el poder por fuerzas democráticas en ciernes, este pensamiento sufrió un cambio radical.

Como producto de esas luchas, los grupos empobrecidos y desestabilizados se desplazaron a otros lugares, en particular, a sitios de intercambio comercial (como las costas del mar Egeo). Así comenzó la llamada época de la colonización.

En Jonia, un grupo de filósofos, influido en parte por los últimos acontecimientos mencionados, pero también por sus búsquedas individuales y un espíritu receptivo, comenzó a pensar el universo de una manera radicalmente nueva: el cosmos no era hechura de los dioses (cosmogonía) sino que su origen era físico —ya precisaré esta valiosa palabra— y el hombre podía abordar reflexivamente esa realidad. Se estaba produciendo así una primera cesura gnoseológica que dará origen al pensamiento occidental: alejamiento gradual de la ideación mágica y apertura de la razón para explicar los fenómenos naturales. Había nacido la Cosmología. Aristóteles (1995) en la Metafísica ( 1986b), tiempo después, dio a estos filósofos el nombre de physikoi1 (físicos).


1. De la phýsis cósmica a la téchne humana

En el canto X de la Odisea (Homero, 1982, p. 254), Odiseo observa el aspecto (φύσιν) de la planta medicinal que Hermes le ofrece para estar a salvo de la magia de Circe: tiene negra la raíz, pero su flor es blanca como la leche, dice el poeta. Esta parece ser la mención más antigua de la palabra phýsis.

Para los primeros cosmólogos, todas las cosas tenían algo en común, compartido no solo en sus relaciones objetuales y de pertenencia, sino que ese algo era también parte fundamental del cosmos. Para expresar conceptualmente esa conjetura utilizaron la palabra φύσις (physis), la cual a través de los escolásticos nos ha llegado traducida como naturaleza2. Pero varios historiadores, filósofos y filólogos, han pensado3 que tal vez ese no fue el significado original4, y a mi parecer, se justifica el propósito de iniciar una revisión de las fuentes, y ensayar un método hermenéutico de lectura ad hoc de un grupo de vocablos, conceptos y categorías de indiscutible y respetable tradición filosófica pero que parecen haber sobrevivido como metáforas muertas, ignorando, tal vez, la advertencia de Sócrates en el Crátilo (Plato, 1903, p. 440)5 sobre los oscuros y fallidos destinos que en el tiempo sufren algunas palabras.

Para estos primeros filósofos griegos la physis6 era algo esencial de las cosas, aquello que permitía que las cosas existieran y se mantuvieran existiendo, e incluía todos los fenómenos periódicos de la naturaleza, pero concebida como fuerza originante que permanece; "φύσις .. .significa lo que sale o brota desde sí mismo, por ejemplo, el brotar de una rosa [...] la fuerza imperante de lo que, al brotar, permanece" (Heidegger, 1969, p. 52).

Y en efecto, la raíz φύω (phyo) hace parte de φύειν (phyein), verbo que significa crecer; φύη (phye), crecimiento, desarrollo7; φως (phos), lo relacionado con la luz (φαος); φαίνω (phaíno), dar a luz, alumbrar, hacer visible, etc. Por ello, Heidegger (1969) insiste en que:

Los griegos no han experimentado lo que sea φύσις en los procesos naturales, sino a la inversa: basados en una experiencia radical del ser, poética e intelectual, se descubrió lo que ellos tenían que llamar φύσις. Solo sobre la base de tal descubrimiento pudieron observar la naturaleza en riguroso sentido. (p. 53)

Aquí parece que el filósofo estuviera pensando en el demiurgo del Timeo de Platón 1903, 38c ff.)8.

Este pensamiento de la physis implicaba una aproximación y reflexión novedosa hacia el cosmos. Evidentemente, ese desarrollo merecía el título de physiología, y estos filósofos eran, en consecuencia, physiologos.


2. episteme en la téchne, téchne en la episteme

Sin embargo, surgía la necesidad de acercarse más y, de ser posible, enunciar conceptualmente esa physis cósmica, tan brillante pero...lejana, tan plena pero ...inasible, porque ella, al decir de Heráclito, "amaba ocultarse"9.

Para designar el proceso por el cual el pensamiento del hombre podía manejar las ideas y las categorías que le daban un conocimiento de esa physis utilizaron la palabra τέχνη (téchne) —traducida por los escolásticos como "arte" o "técnica", y de ahí su uso actual—. Pero, han surgido serias dudas sobre la pureza de dicha traducción. Podríamos convenir, con Heidegger, en que téchne significa una creación, un "producir sapiente"; es decir, algo que para poder crearse requería no solo habilidad manual sino conocimiento pleno de aquello que trataba de hacerse10.

Por la etimología que da Platón en el Crátilo (1903), téchne deriva de la raíz del verbo έχω, écho (por deleción de la letra tau), que significa saber, poseer, y por la metátesis de χ (ji) por ξ (μ)11 sería έξιν νου (éxin-noü, saber-con), que Sócrates define como "posesión de la mente"12.

En el Gorgias, Platón (1903) afirma que la téchne "examina las causas de lo que realiza y es capaz de dar explicaciones" (p. 450b)13. Y pone la medicina como modelo para examinar si la retórica cumple con esos requisitos14. En el Teeteto (1988/1992, 177, 182), que es la principal fuente platónica sobre el problema téchne kai episteme, notamos la ambivalencia de estos términos15. Por ello, algunos filólogos, como Robert Brumbaugh y Carlos García Gual, prefieren traducir téchne como ciencia16.

En el libro VI de la Ética a Nicómaco, la principal fuente aristotélica sobre el tema, pero no la única, Aristóteles (1985, 271-272), en el capítulo 4 concibe la téchne como una disposición (héxis) habitual (ethos)17 de tipo productivo (poietike); es decir, su fin es instrumental y, por ello, inferior en la jerarquía valorativa de la arete y la eudaimonia aristotélica, mientras que la episteme es la disposición habitual útil para la demostración. En el libro II de su Física le da un sentido ambiguo a téchne: unas veces como ciencia y otras como habilidad manual (1995, 329, línea 192b).

En relación con la medicina, Carlos García Gual (1983), en su excelente traducción española de varios de los 53 Tratados hipo-cráticos traduce el título del tratado περί τέχνης (perí téchnes) como "Sobre la Ciencia Médica"; en cambio, Jones (1943; 2006, 191) lo traduce como The Art. En la introducción, el autor no oculta su hostilidad a la filosofía, que considera nociva para la medicina. Una postura similar adopta en la traducción de Ancient Medicine (Jones, 1923, 8).

Con un sentido similar, para Heidegger (1978), en Arte y Poesía, téchne connota un "saber que significa haber visto en el amplio sentido de ver; es decir, percibir lo presente en cuanto tal" (p. 74).

Sabemos por la historia de la filosofía (Aristóteles, 1982, 984a-990b) y las investigaciones filológicas (Diels, 1906) la manera como los primeros filósofos crearon todo un sistema de aproximación conceptual a la physis (siguiendo una téchne). Y conocemos también la originalidad con la cual abordaron los problemas cosmológicos18.

Surge, entonces, un hecho que se puede considerar fundante. Entre los hombres dedicados al ejercicio de la medicina, en particular uno conocido como Alcmeón de Crotona, comenzaron a pensar que la physis no era solo problema de los filósofos; a partir de ese momento pasó a ser también un problema de los médicos. Y lo más extraordinario: ellos pensaban no solo en la phýsis cósmica, sino que postularon que existía una phýsis humana asimilable a la cósmica; cambio de postura mental que aparece en el centro del movimiento pedagógico griego del siglo V a. C., pero también en esta coyuntura la historia del pensamiento se presenta como la historia del afán médico por asir la huidiza realidad que gusta ocultarse, al decir de Heráclito. De esa manera, comenzaron a desarrollar una téchne para conocerla19. Para Werner Jaeger (1985):

El concepto de naturaleza humana que hayamos con tanta frecuencia en los sofistas y sus contemporáneos nació en las esferas de la medicina científica. Del concepto médico de la phýsis humana, como organismo corporal dotado de determinadas cualidades, se pasa pronto al concepto más amplio de la naturaleza humana tal como lo hallamos en las teorías pedagógicas de los sofistas. Solo mediante ella es posible una verdadera teoría de la educación [...] Es un paso de consecuencias incalculables que no hubiera sido posible sin el auxilio de la reciente ciencia médica. (p. 280)

Además, entre todas las technai, la medicina parecía privilegiada como campo de eclosión y enunciación de lo hasta entonces inexplicable para los filósofos (el carácter inasible de la phýsis) debido a que sus supuestos (physiologia con su orden categorial) no miraban solo al cosmos inaprensible, sino al hombre, y sus téchnicas podían ser aplicables al cosmos también20. Así surge, de la medicina, de un quehacer "intelectual y poético", como ya dijo Heidegger de la filosofía, una ciencia (en este caso, la ciencia médica) —la cual es, implícitamente, téchne médica— y queda, de esta manera, abocada a una situación excepcional: es una ciencia (y una téchne) en, por y para el hombre. Como la palabra médico corresponde al griego ιατρός (iatrós), a la técnica por él utilizada se le dio el nombre de τέχνη ιατρική (téchne iatrike) —Ars Medica para quienes siguen los textos latinos21.

Según todo lo anterior, un filósofo (médico) estaba ante la posibilidad de abordar la esencia (phýsis) de un fenómeno (enfermedad) a través de un método-saber (téchne iatrike) en una dimensión tangible (el enfermo). Y aún más: como resultado de esa "operación intelectual" se producía un conocimiento sobre el hombre y, por una especie de síntesis, sobre el cosmos.

Este conocer aparece en varios de los 53 textos hipocráticos denotado con la palabra έπιστήμη (episteme)22. Su etimología nos muestra un nexo lingüístico con téchne: έπι, epi(sobre, encima de) + ϊστημι, ístemi (estar firme, fijo sobre un objeto); es decir, saber, destreza, pericia. Pero, curiosamente, epistasthai, el cognado de ístemi, lo usa Platón en República X con el sentido de habilidad y, a la vez, con el de lo que hoy podríamos llamar comprensión23.. Y en el Cármides (1903, 165c), Sócrates afirma que la téchne iatrike es la episteme de la salud.

El desarrollo de la téchne iatrike, utilizando la dimensión cosmológica de la phýsis, condujo a una sistematización physiológica y nosológica del ente humano, a un proceso de razonamiento de sus funciones y, como correlato lógico, a una aproximación inte-gradora, totalizante, humana y cósmica. El ser enfermo visto en una perspectiva holística. Platón (1903) pone en boca de Sócrates, en su diálogo Cármides, estas contundentes palabras:

Los buenos médicos, cuando un enfermo les busca a causa de un dolor de ojos, dicen que no se deben tratar los ojos aisladamente, sino que es necesario tratar a la vez la cabeza para curar los ojos; y que, del mismo modo, querer curar la cabeza sin tener en cuenta todo el cuerpo es una insensatez. Partiendo de este razonamiento, prescriben un régimen para todo el cuerpo. Y así, curando el todo (hólon), se aplican a curar la parte (méros)24. (15bc)

Pero, en las Leyes (1900) —como nos recuerda el Dr. Pedro Laín Entralgo (1970)— advierte: "Un médico encargado de cuidar el todo .pero que descuida las partes y los detalles, ¿verá acaso el todo en buen estado?" (902d).

La medicina hipocrática representó un esfuerzo intelectual por encontrar un orden en la sucesión y dispersión de los fenómenos individuales; en ver cómo estos muestran una regularidad, similar a la de los eventos cósmicos y cómo, por medio de la ideación-observación metódicas, se podían hacer predicciones sobre el curso de un proceso mórbido; este proceso, al estar inscrito en el hombre (phýsis humana) deviene interrelacionado con la totalidad (phýsis cósmica). Como bien lo afirma el enfático autor de peri téchnes (Sobre la ciencia médica): "Y la phýsis humana si es capaz de someterse a examen, también es capaz de ser curada" (García, 1983, I, 11, 120).


3. Una herencia olvidada

Históricamente, podemos decir que el hipocratismo o, mejor aún, la filosofía médica alcmeónico-hipocrática, tiene un carácter fundante. Tres conceptos básicos, phýsis, téchne y episteme, inauguran un pensamiento original, que genera todo un sistema de categorías —las categorías25 de la medicina hipocrática— y que por un albur de distanciamiento histórico, intereses cognoscitivos de índole confesional y por la acción decodificadora —y muchas veces falseadora— de la traducción perdió en Occidente su diáfana singularidad.

Las repercusiones de la lectura de φύσις (phýsis) como "naturaleza" (o como "física") y τέχνη (téchne) como "técnica" (manua-lidad, instrumentalidad) se han experimentado dramáticamente en la filosofía (positivismo, pragmatismo), la ciencia (operacio-nalismo, modelaje, cuantificismo), la medicina (funcionalismo, biologismo) y la psicología (conductismo) bajo una reificación soterrada, tanto más peligrosa en cuanto que aparece con el expediente del "progreso" —de lo que podríamos llamar determinismo del progreso—, del adelanto tecno-científico, lo cual ha minado los cimientos de la dimensión mental —volitiva y reflexiva— del hombre. Para varias voces críticas contemporáneas, no solo de la medicina sino del amplio campo de las ciencias humanas y sociales, hay una pérdida del carácterfundante de la phýsis y un desgaste o supresión de su orden categorial. Por ejemplo, esa hipertrofia de lo imaginario a expensas de lo simbólico, que hoy parece haberse introducido y hecho ethos en la phýsis, y que percibimos como una especie de delirio globalizado a través de las redes tecnológicas, ¿obedecería a una supresión categorial en que la téchne solo se sostiene en sus producciones utilitarias y la episteme solo puede dar razón instrumental a una simple confección y reproducción de cosas? Entonces, se puede proponer, de acuerdo con las afirmaciones anteriores, la revisión del pensamiento hipocrático, o el hipocratismo de la segunda mitad del siglo V. a. C. y la primera mitad del siglo IV a. C., porque este puede representar una opción de cambio y de encuentro con lo que somos.

Hemos podido verificar en la medicina alcmeónico-hipocrática no solo la existencia de un discurso sobre el hombre y el mundo, a la espera de ser re-interpretado (y comprendido), sino también el hecho sorprendente, entre los modestos hallazgos iniciales, de que este pensamiento médico-filosófico podría tener aún vigencia —en gran parte debido a que plantea un orden categorial holístico que lo vincula, por lo menos conceptualmente, con otras concepciones (las medicinas integrativas, por ejemplo)— como disyuntiva ante la perplejidad y deterioro del pensamiento médico contemporáneo.

Hay, de hecho, una fenomenología de la relación médico-enfermo, hoy casi ausente en el aséptico e impersonal aparato médico tecnológico, la cual, al presuponer un conocimiento integral del hombre y el cosmos, permitiría dilucidar y afrontar problemas filosóficos coyunturales, puesto que constituye una oportunidad única para que el filósofo (médico, sanador) mediante un procedimiento sapiente (téchne iatrike) intente desocultar la phýsis de un fenómeno (cósmico-humano) en algo ya dado a la mirada (el enfermo, sufriente). El ente (εοντα) lleva en sí la plenitud de su phýsis, ser que está oculto, pero mediante un trabajo, una incesante mirada escrutadora (observación-vivenciación, vivenciación-observación) se desoculta la phýsis26y deja al terapeuta la experiencia de saber en qué consiste la esencia de la enfermedad, esa perturbación de la phýsis humana. Por ello, podríamos decir con Anaxágoras: δψις γάρ των άδηλλων τά φαινόμενα27: "En lo que aparece se puede ver aquello que está oculto."


Notas

1 Transliteración de Φυσικοί, según el texto estándar de Bekker (1831-1870, p. 1986). El volumen 17 del texto de Rackham (Aristotle, 1934, p. 986) sigue exactamente la misma numeración secuencial por línea (b 11-16) de Bekker.

2 Véase cómo Jaeger (1985, p. 298) vierte phýsis en el sentido escolástico de "naturaleza", hecho que sirve como referente para comprender el efecto diacrónico-de-formante que ha sufrido la denotación primaria de φύσις hasta la significación actual como naturaleza "física". En este sentido podemos leer: "...techne enables human beings overcome natural disadvantages and thus to attain control and mastery over the natural world" (Von Staden, 2007, p. v.).

3 Tal vez siguiendo, en general, una intuición heideggeriana.

4 Lo mismo puede afirmarse para el problema téchne kai episteme Gould, 1955,p. v).

5 Me refiero a la línea 414c del tomo I.

6 Para verificar con más precisión la importancia y el carácter fundante de esta decisiva palabra en la filosofía presocrática, se recomienda la ya clásica versión, directa del griego, de Diels (1906) y la de Kirk, Raven y M. Schofield (1984; 2003).

7 Todas estas formas son derivaciones del verbo φύω, phyo (crecer, brotar, nacer), y sus referencias más antiguas se encuentran en la Ilíada: IV, 484; VI, 149; XIV, 288; XXI, 352 (Homero, 1991) y en la Odisea: V, 238, 241 y 477; VII, 114 y 128; IX, 109 y 145; X, 393 (Homero, 1986).

8 Me refiero a la línea 38c y ss. del tomo IV de la edición estándar establecida por Burnet (1903).

9 Véase Heráclito, Frag. 123, en la edición y traducción de Diels (1906, 78), y Frag. 211 en la de Kirk-Raven 1984/2003, p. 273): φύσις κρύπεσθαι φιλεΐ (phýsis krypesthai phileí).

10 "Techne means knowledge ..." (Heidegger, 1927, pp. 178-179,154-155); hay traducción española 2000.

11 Remito a la línea 414b de la edición de Burnet, pero aclarando que las metátesis griegas de este texto no dan coherencia semántica (la introducción de una o entre la ch y la n); traducción que repite literalmente Calvo (Platón, 1983/1992, p. 418) de las metátesis. Por lo anterior hice la modificación que aparece en el texto.

12 Plato (1903, 418b). Grey (1952) lo traduce como "active state of insight" 305). Se ha propuesto la derivación etimológica de la raíz indogermánica tekp, que significaría "entrejuntar maderas para construir una casa", que daría origen al vocablo griego τεκτων (ebanista, carpintero), y por extensión, "obrero y artesano en general" (Salvador Mas Torres, 1995, p. 7). Esta etimología no parece más acertada que la del Crátilo, y más aún, en un contexto platónico, podría considerarse tekton una derivación bárbara para la palabra téchne, causante de un error similar al de los falsos cognados.

13 Sigo aquí el texto griego estándar de Burnet 1903). La versión española de Calonge (1983/1992) es más escueta: ".[ocuparse] de los discursos que se refieren a su objeto" (29).

14 Posiblemente los autores y los textos-modelo que toma Platón para sus diálogos sean: Sobre la ciencia médica, Sobre la medicina antigua, Sobre la naturaleza humana y Sobre la dieta.

15 Se nota sobre todo en las líneas 144a y 146d (Ibidem.). También en el Gorgias (. 1983/1992, p. 29) siguiendo la línea 450b, téchne y episteme están íntimamente asociados. Sobre este punto se puede ver: Mitcham (1994, p. 118; 2012, 35 ff); también, Ferre (1995, p. 65) y Cuomo (2007, p. 9). Para Lyons (1963, p. 187) téchne funciona como la mayoría de los objetos directos del verbo epistasthai, y es sinónima de episteme.

16 Para Brumbaugh, la téchne representó un hito fundante en la emergencia del pensamiento crítico y racional (Hendley, 1987, p. 107). Para Grey (1952, p. 304), la téchne es a la vez arte, artesanía y ciencia.

17 Sentido que se ve muy claro en Heidegger (Wolf, 2008, p. 324). Para esta idea se puede ver también: Vega (2013, p. 3).

18 Aparte de la ya mencionada versión de Diels tenemos la excelente investigación (traducción y comentario) sobre el περί φυσεος de Posada (1982).

19 Pero si tomamos phýsis como "naturaleza", es decir, como lo físico —y este es su significado convencional—, entonces nos encontramos, desde un punto de vista gnoseológico, solo ante el umbral de esa experiencia maravillosa que pudo haber representado para los jonios y los hipocráticos la ideación de la phýsis.

20 Textos hipocráticos que mencionan la phýsis: Sobre la dieta (6, 28): "...todas las cosas, así el alma del hombre, y el cuerpo que el alma, están implicados en un orden"?); Sobre aires, aguas y lugares (14, 69-70); Sobre la dieta (36, 53).

21 Véase la extraordinaria investigación filológica-antropológica del doctor Pedro Laín Entralgo (cfr. 1970, pp. 95-97). Esta es una obra de consulta obligada, no solo para obtener información histórica, sino también para cualquier trabajo de epistemología o de historia del pensamiento. En sí misma esta obra es un elocuente ejemplo de "hipocratismo", en el sentido usado por Delaporte (2004, pp. 571-573).

22 Véase Ley (L. IV, 642); Sobre los lugares en el hombre (VI, 342); Sobre la dieta (VI, 642); Littré (1839-1861).

23 Véase Respvblica (1903, pp. 342c, 349e, 350), Este mismo cognado lo usa en Simposio (Ibidem 202a), en el sentido que la opinión correcta es algo intermedio entre el conocimiento (epístasthaí) y la ignorancia(amath/a):TO όρθά δοξάζειν καί ανευ του έχειν λόγον δουναι ούκοίσθ', έφη, δτι οΰτε έπίστασθαί έστιν-αλογον γάρπραγμα πως αν ε'ίη έπιστήμη; -οΰτε άμαθία- τό γάρτου δντος τυγχάνον πως αν ε'ίη άμαθία;έστι δέ δήπουτοιουτον ή όρθή δόξα, μεταξύ φρονήσεως καί άμαθίας. Para ampliar las implicaciones etimológico-filosófico-técnicas de episteme, véase Tiles (1984, p. 50).

Es muy importante la aclaración que hace el autor en el sentido de que episteme no está reducida a la denotación de un saber "qué", sino que es igualmente importante la connotación de saber "¿por qué?".

24 En el tratado hipocrático La dieta en las enfermedades agudas (IV) se dice lo mismo en relación con la téchne de la medicina: πάση τη τέχνη.

25 A. Referenciales: 1. Aísthesis; 2. Noüs; 3. cheir. B. Physiologicas: 1. Dynamis; 2. Aitía; 3. Kínesis; 4. Nómos; 5. enantiosis.

26 Este desocultamiento logrado mediante la téchne aleja más al médico de la τύχη (tyche), lo accidental, lo azaroso. Por ello, el autor de Sobre la medicina antigua considera que "por lo muy cerca que puede llegar de la verdad (la medicina antigua) partiendo de una gran ignorancia, son dignos de admiración sus descubrimientos, alcanzados mediante razonamientos (logismos), por el camino correcto y no por azar (tyche)" (12, 149). También phýsis se ha asimilado a la idea de άρχή (arche) y de la ούσία (ousía) (cfr. Díaz, 1981, p. 12).

27 Texto griego tomado de Diels (1906, 322, 21a, VII 140)


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