https://DX.DOI.ORG/10.14482/INDES.31.01.180.429

Superar el tecnodeterminismo: una mirada orgánica de la comunicación en el movimiento campesino del magdalena medio colombiano*

Beyond technodeterminism: An organic view of communication in the peasant movement of the Magdalena Medio region of Colombia

Orley Reinaldo Durán Gutiérrez

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

Orley Reinaldo Durán Gutiérrez

Magíster en Comunicación Social por la Universidad del Norte y doctor en Comunicación por la Universidad Nacional de la Plata. Miembro de la Asociación Red de Emisoras Comunitarias del Magdalena Medio (Aredmag). 0RLEYDURAN@GMAIL.COM. OrCID 0000-0002-4220-5712


Resumen

El análisis de la relación entre movimientos sociales, comunicación, tecnologías mediáticas y medios digitales suele concentrarse en los alcances y en lo aparentemente determinantes que estos últimos resultan ser para la acción política. El objetivo de este artículo es describir cómo los usos y las apropiaciones de la tecnologías mediáticas y de los medios alternativos digitales son la expresión de la organización, de la lucha y de la negociación política del movimiento campesino del Magdalena Medio colombiano y no, como pudiera creerse, un factor que determina su potencia. Basado en 19 entrevistas a líderes del movimiento campesino, se concluye que la comunicación mediada por tecnologías mediáticas y medios digitales en el movimiento campesino del Magdalena Medio expresa el carácter horizontal y los principios políticos que rigen al movimiento campesino y no lo que lo dota de potencialidad.

Palabras clave: acción colectiva, comunicación, organización social de base, tecnodeterminismo.


Abstract

The analysis of the relationship between social movements, communication, media technologies and digital media usually concentrates on the scope and apparent determinants of the latter for political action. The objective of this article is to describe how the uses and appropriations of media technologies and digital alternative media are the expression of the organization, struggle and political negotiation of the peasant movement of the Magdalena Medio region of Colombia and not, as might be thought, a factor that determines its power. Based on 19 interviews with leaders of the peasant movement, it is concluded that communication mediated by media technologies and digital media in the peasant movement of Magdalena Medio expresses the horizontal character and political principles that govern the peasant movement and not what gives it its potential.

Keywords: collective action, communication, grassroots organization, technodeterminism.

fecha de recepción: abril 30 de 2022. fecha de aceptación: agosto 5 de 2022


Introducción

Los estudios que analizan cómo los movimientos sociales se relacionan con los usos y las apropiaciones de las tecnologías mediáticas y de los medios alternativos nativos digitales1 tienden a sobreestimar los alcances y el protagonismo que estas últimas tienen en la acción política de los movimientos. Se suele asumir que es por medio de este tipo de recursos que se fortalece la acción colectiva y que se genera una mayor contundencia en la disputa por la contrahegemonía que abanderan las organizaciones y los movimientos sociales (León et al., 2005; Sáez, 2010).

No obstante, la evidencia que se presenta sugiere que tales análisis pueden desdibujar las prácticas comunicativas que sostienen la capacidad organizativa, de acción política y, sobre todo, de negociación por parte de los movimientos sociales. Es decir, existe una sustancia que antecede a la incorporación de los medios alternativos nativos digitales y de las tecnologías mediáticas que se convierten posteriormente en parte del abanico de acciones en estos movimientos. Este artículo, que es producto también de una investigación doctoral (Durán Gutiérrez, 2020), se concentra en analizar la relación que existe entre el movimiento campesino de la región del Magdalena Medio en Colombia, sus estrategias de comunicación y la forma en que han hecho uso y se han apropiado de las tecnologías mediáticas y de los medios alternativos nativos digitales para cohesionarse organizativamente y negociar entre actores.

En la literatura, esta relación se ha abordado tratando de develar la importancia que para los movimientos sociales han tenido, por ejemplo, las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), en materia de disputar la dimensión pública del debate que históricamente han controlado los medios de comunicación (Rodríguez Urina, 2012). Se ha revisado cómo este tipo de herramientas son utilizadas por parte de los movimientos sociales para "incrementar el poder" o la agencia de los actores sociales, reconociendo que los medios alternativos nativos digitales y las tecnologías mediáticas han sido un elemento en constante disputa entre actores del movimiento social y la élites corporativas y políticas (Valderrama, 2008).

En cuanto a tecnologías mediáticas como la radio se ha hablado de cómo esta ha sido un referente para los movimientos campesinos en América Latina y Colombia, en esta última en particular con la apertura democrática de 1991 (Álvarez Moreno, 2008). En estas experiencias, puede situarse el caso de Radio Sutatenza a la que se le adjudica contribuciones al cambio social y, por tanto, ser una de las referencias más importantes de Latinoamérica en materia de radios comunitarias (Vaca Gutiérrez, 2011). También se han estudiado otras experiencias asociadas a las radios mineras de mediados del siglo XX y las radios de los sindicatos en la década de 1980 (Herrera Miller y Ramos Martín, 2013). Otro es el caso de los medios impresos que han utilizado los movimientos sociales, entendidos también como proyectos culturales y de alfabetización (Silva Cantillo, 2014).

Como una alternativa a lo expuesto en los antecedentes, este artículo se concentra en develar la trama de relaciones comunicativas que existen entre los integrantes del movimiento campesino y que los sostienen organizativamente antes de la apropiación de las tecnologías mediáticas y de los medios alternativos nativos digitales. También describe la forma en que sus usos reflejan la existencia de una esencia, a modo de los principios políticos y la perspectiva democrática que fundamenta la acción colectiva del movimiento, sobre la que se da cualquier tipo de práctica comunicativa.

Según la perspectiva analítica de importantes pensadores de la comunicación como Lim (2017), Rodríguez (2014) o Treré (2013), se propone una perspectiva de estudio que no necesariamente se centra en exaltar los beneficios y las potencialidades de las tecnologías mediáticas y los medios digitales para los movimientos sociales, aunque no las deja de lado. En cambio, se sugiere que, al revisar la forma en que operan las organizaciones campesinas, que es en sí mismo un ejercicio comunicativo, puede comprenderse de qué forma funcionan y cuáles son los alcances de las tecnologías mediáticas y de los medios alternativos nativos digitales en las estrategias de comunicación y de negociación.

Así es como la perspectiva teórica de la comunicación desde donde se analiza este movimiento campesino del Magdalena Medio retoma los postulados críticos hacia el tecnodeterminsmo propuesto por Treré y Barranquero Carretero (2013), que permiten interpretar el ejercicio comunicativo sin caer en análisis románticos sobre las tecnologías mediáticas y los medios alternativos nativos digitales, situándolos, en cambio, como meros recursos tecnológicos propios de cada uno de los periodos en que el movimiento los ha incluido en su práctica política. También se sustenta en la propuesta de redes híbridas de Lim (2017), en tanto se reconoce que la comunicación en el movimiento campesino no está supeditada únicamente al uso de este tipo de tecnologías y dispositivos, sino que integra una gama de herramientas y de mecanismos que son esenciales en los diferentes procesos comunicativos. El análisis de Rodríguez (2014) desde la rizosfera y los entornos mediáticos constituye también un fundamento para develar las formas en que se organiza el movimiento campesino en torno a las prácticas comunicativas y los escenarios en que se evidencian los alcances de estas prácticas.

Es importante reconocer para el caso colombiano que estudios como este pasan por reconocer que en el contexto rural persisten profundas desigualdades en el acceso a la tierra.2 La prevalencia de un modelo económico centrado en la acumulación capitalista bajo dinámicas de violencia y despojo ha determinado las condiciones en que el campo colombiano tiende a su desarrollo (Estrada Álvarez, 2015). De esta forma, los grandes propietarios de la tierra han visto crecer sus negocios, que ya no son solo de producción y siembra, sino que se ajustan a las demandas de un mercado internacional de agroindustria al que solo estos tienen acceso. Las tierras y fincas que otrora fueran destinadas a cultivos de pan coger, de café, de maíz y de otros productos, propios de la economía campesina, se sustituyen por grandes extensiones de tierra dedicadas a la ganadería o a la producción de cultivos de exportación como la palma aceitera (Vega Cantor, 2012).

En el caso del Magdalena Medio, el orden social ha derivado de las tensiones entre el proceso de colonización campesina a lo largo del siglo XX y la economía de enclaves petroleros (Pita Pico, 2016). A finales del siglo XX, se presentaba una división de todo el territorio del Magdalena Medio en dos subregiones: la subregión sur con predominio de la hacienda ganadera, la presencia de sectores del narcotráfico y el control social del paramilitarismo; y la subregión norte caracterizada por una economía petrolera, la presencia guerrillera y las tensiones presentadas entre la agroindustria y la ganadería frente a la economía campesina de colonización. Condiciones como estas han sido el detonante de conflictos de todo tipo en la región, que han generado un fenómeno permanente de desplazamiento, desigualdad y violación a los derechos humanos que afectan esencialmente a la población campesina.

Como consecuencia, desde la segunda mitad del siglo XX, han emergido diferentes expresiones organizativas que tienen como bandera de lucha acabar con todo tipo de desigualdad en torno a la economía agraria. Desde la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) en la década de 1960, pasando por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL) (Molano Bravo, 2015), hasta los movimientos campesinos de los cuales se encarga este estudio: la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra (ACVC), la Comisión de Interlocución del Sur de Bolívar, Centro y Sur del Cesar (CISBCSC) y el Movimiento Social Campesino Cacaotero de San Vicente de Chucurí (Movimiento Cacaotero). La ACVC y la CISBCSC pueden categorizarse como organizaciones campesinas que se sustentan en procesos de base, es decir, procesos permanentes y duraderos a lo largo de por lo menos tres décadas (Prada, 2006), mientras el Movimiento Cacaotero surge como una expresión de resistencia campesina ante una coyuntura específica como lo fue el alza de los precios del cacao a principios de la década de 2010 (Mesa Nacional Cacaotera, 2013).

El artículo se desarrolla desde una perspectiva descriptiva de la comunicación en el movimiento campesino de la región, utiliza como principal recurso una serie de entrevistas en profundidad y de entrevistas colectivas realizadas entre 2015 y 20193 en las que participaron 19 líderes y lideresas de las tres organizaciones mencionadas (4 de la ACVC, 9 del Movimiento Cacaotero y 6 de la CISBCSC).

El criterio de selección de los entrevistados tuvo que ver con su amplia experiencia en el campo de las comunicaciones del movimiento campesino. Valga hacer especial mención a Teófilo Acuña, miembro de la CISBCSC recientemente asesinado ("¿Quiénes eran Teófilo Acuña y Jorge Tafur?, líderes sociales asesinados en Cesar", 2022), por su liderazgo en el movimiento campesino. Gracias a su importante colaboración, esta investigación pudo llegar a feliz término.

Con esto, el objetivo de este artículo ha sido comprender cómo los usos y las apropiaciones de las tecnologías mediáticas y de los medios alternativos nativos digitales son la expresión de la organización, la negociación y la acción política del movimiento campesino del Magdalena Medio y no, como se pudiera creer, un factor que determina su potencia.

La comunicación en el movimiento campesino del Magdalena Medio como dispositivo para la organización, lucha y negociación política

Los problemas propios de la región como la guerra, la concentración de la tierra y el narcotráfico han generado la necesidad de encuentro entre los campesinos y de organización territorial, a partir de la discusión sobre las formas que consideran más prácticas para hacerles frente. En consecuencia, la comunicación en el movimiento campesino debe entenderse como un dispositivo que en cualquiera de sus formas favorece la agencia y el posicionamiento político de sus luchas. Como se verá, la comunicación no se entiende desde una perspectiva instrumental, sino que se asume como una acción dialógica a partir de la cual se da el reconocimiento del otro, de las necesidades compartidas y de la forma en que actúa el colectivo para resolverlas.

Por ejemplo, en la CISBCSC, los pobladores rurales encargados de los trabajos de minería, de pesca, de agricultura y otros jornaleros han establecido canales de comunicación que constituyen, en última instancia, la posibilidad de definir sus estrategias de resistencia y de reivindicación de derechos. Para comprender cómo funciona la comunicación, se debe empezar por caracterizar el territorio que ocupa el Estado colombiano. En el caso rural, se divide en departamentos, municipios y veredas, de modo que estas últimas son las unidades espaciales mínimas del campo y el lugar donde se desarrolla la vida campesina. En consecuencia, es allí donde cotidianamente tiene lugar la organización de base de los campesinos.

La primera dimensión comunicativa en el movimiento campesino es la que se hace cara a cara. Las ollas comunitarias en las diferentes fincas de la vereda es uno de los que podría denominarse mecanismo de reunión y que motivan el encuentro permanente entre campesinos, de modo que es este el primero y más importante de los engranajes para la acción política que, además, es justamente el que dota de legitimidad al movimiento campesino de la región. Conocido esto como una dinámica de la organización de base que, según indica Milena Quiroz, integrante de la CISBCSC, es lo más importante para el movimiento, conduce a la posibilidad de "ser incluyentes y generar los espacios de participación para que todos y todas podamos aportar, y no solo en la problemática, sino también en propuestas alternativas a las diferentes soluciones que se dan". Son estos encuentros de donde emergen propuestas sentidas de quienes constantemente están pensando cómo superar las múltiples dificultades del agro colombiano y de la región.

Este tipo de encuentros, por muy cotidianos que parezcan, sirven para que los campesinos de la organización social de base (OSB) ganen experticia; la discusión política en sus territorios se convierte en un mecanismo implícito que cualifica al movimiento en tanto fomenta procesos de aprendizaje y de descubrimiento por medio de la escucha y el encuentro con el otro. En últimas, estas aparentes conversaciones cotidianas se tratan de profundas discusiones sobre, por ejemplo, la experiencia de la victimización de la guerra a la que se ven expuestos muchos campesinos ante la avanzada de actores armados tanto ilegales como legales. En general, lo que representa el encuentro alrededor de la olla comunitaria o de prácticas similares es el establecimiento de canales de comunicación para trazar rutas de acción en contra de los principales problemas de las zonas rurales del Magdalena Medio.

Del diálogo permanente y cotidiano surgen las determinaciones y las posturas políticas con las que las OSB y el movimiento campesino estructuran su horizonte político. Así, los campesinos van ganando en la capacidad de sostener un debate y, junto con ello, en la asunción de posiciones de liderazgo en torno a discusiones políticas más álgidas y estructuradas. Liderazgo que se convierte en representación y en vocería, ya no solo en la vereda, sino en estructuras de una organización campesina cada vez más compleja en las que se articula la disposición política y de acción de las OSB de distintas veredas. Es decir, la comunicación cara a cara, que podría observarse como un encuentro común, en la que se estructura una base sólida de organizaciones articuladas en el mundo del movimiento campesino.

Estas lógicas de la comunicación escalan y se replican, pero ahora el diálogo no es entre individuos, sino entre OSB. Las primeras etapas son de encuentros exploratorios en los que cada organización define su interés de articularse al movimiento campesino; en este caso, hacemos referencia particular a la CISBCSC y la ACVC. Estos encuentros, que son interveredales o intermunicipales, se dan en escenarios de coordinación más formales como las juntas directivas o los equipos operativos. Allí se socializan las perspectivas políticas y organizativas de cada proceso de base y se explora hasta qué punto son comunes los propósitos de cada organización y hasta dónde es posible una acción mancomunada.

Una vez se ha definido la articulación, cada OSB socializa los resultados del encuentro en sus propios territorios y se empiezan a llevar a cabo asambleas municipales como forma de consolidar el movimiento campesino regional. El perfil de este tipo de liderazgos se asocia, principalmente, con la legitimidad territorial alcanzada y en las OSB. "Lo uno es como conocer el territorio, y saber las dinámicas del territorio", manifiesta Teófilo Acuña, líder de la CISBCSC, "o es una persona que tiene esa capacidad de expresar lo que está pasando, lo que sucede allí, es decir, ese tipo de elementos son los que llevan a que la comunidad vaya escogiendo su dirigente o su líder".

Tanto en la CISBCSC como en el ACVC, la articulación municipal (o interveredal) mantiene el principio de la horizontalidad que se forja desde las OSB.4 Al confluir en estructuras cada vez más amplias, no se pierde de vista lo particular de cada proceso territorial. En cambio, cada proceso de base proyecta sus demandas en un escenario regional que podría garantizar, según como se discuta y defina la estrategia del movimiento, un avance significativo en cada una de sus luchas. El diálogo que se da en las OSB se traslada también a un diálogo entre voceros, la cual es una premisa de construcción del movimiento campesino. Las asambleas territoriales se convierten en asambleas generales, en que se discuten nuevamente los problemas de cada territorio; pero ahora desde una perspectiva regional que involucra cada vez más la pluralidad de voces y de perspectivas.

Todos los escenarios de comunicación que existen para elaborar una definición como movimiento campesino, desde los procesos de base hasta los espacios donde se articulan todas las organizaciones territoriales, constituyen la garantía de un ejercicio democrático y de reconocimiento efectivo del campesinado como sujeto político.5 Esta es la forma en que asumen la transformación de las condiciones sociales, económicas y culturales que demandan en sus territorios. Se trata, pues, de una estructura que está en diálogo permanentemente. Y aunque bajo una lógica de operativizar las demandas existen instancias con mayor capacidad de decisión, estas no funcionan desde el punto de vista de una jerarquía que margina los procesos organizativos de la base campesina. Se trata de flujos comunicativos que van desde lo más amplio (los territorios veredales y municipales) hacia lo más centralizado (juntas directivas, equipos operativos, lugar de encuentro de vocerías, etc.), y viceversa.

En este nivel de articulación regional, la comunicación trasciende las dinámicas internas del movimiento campesino y se convierte en un canal de interacción con su entorno. La comunicación como negociación. Por ejemplo, el caso de la CISBCSC, que refleja de forma fidedigna esta dimensión, ha alcanzado escenarios de influencia política en los que logra desenvolverse como organización campesina. Territorial y políticamente, las asambleas municipales y las mesas locales se convierten en mesas de interlocución con representantes de las instituciones del Estado. Es decir, logran posicionar una parte importante del movimiento campesino del Magdalena Medio como interlocutor con agentes de Gobierno y autoridades administrativas.

Pero, además, existen también otros escenarios de interlocución política como los diálogos pastorales, que son, básicamente, escenarios de comunicación e intermediación entre la sociedad civil y los grupos alzados en armas frente a situaciones de riesgo o afectación a los campesinos. Quiere decir que la comunicación no solo se puede rastrear como un recurso esencial para la OSB, sino que lo es también para ganar representatividad política e interlocución con agentes estatales, no estatales, legales e ilegales en el territorio; en otros términos, con otros actores políticos.

Según reconoce Teófilo Acuña, ambas dimensiones de la comunicación, la interna del movimiento y la externa, tienen que ver: "uno, con la interlocución entre nosotros que es todo el tema de las asambleas comunitarias donde se construye, donde se analiza y se proyecta; el otro, es el tema de la mesa con el Gobierno, la mesa de interlocución". Esta última es un canal que comunica al movimiento directamente con autoridades del Gobierno tanto local como nacional, y que se convierte en referente de participación democrática y de reconocimiento político de ambas partes.

Interactuar directamente con representantes del Estado significa una ventaja y un reto. Como ventaja es la oportunidad de incidencia en el poder institucional para que el Estado resuelva necesidades y derechos que son de su responsabilidad y que el campesinado reconoce que ha incumplido históricamente. Y como reto es tener la perspicacia y la pericia para comunicar con tal contundencia las ideas que la interlocución tenga la carga representativa de todo el movimiento, desde la base hasta el equipo de voceros. De esta forma, se busca posicionar a un movimiento campesino que, aunque tenga perspectivas políticas abiertamente distintas de las de los representantes del Estado, los reconoce como agentes otros con los que es preciso abrir cada vez más escenarios de diálogo y decisión.

La mesa de interlocución como escenario de comunicación enfrenta, en general, dos nociones de territorio. La de los campesinos, representada por el movimiento que promulga, por ejemplo, cambios en la estructura agraria del Magdalena Medio y del país. Y la de los representantes del Estado, que como cuerpo de instituciones parece históricamente haber impulsado proyectos económicos que favorecen una lógica desarrollista en contraposición a la del bienestar de las comunidades. Casos como el que recuerda Melkin Castrillón de la ACVC en el que se instauró un escenario de negociación con el expresidente Andrés Pastrana (1998-2002) así lo ejemplifican. Según indica, se buscó "crear toda una estrategia de fortalecimiento a las comunidades, de unos proyectos productivos, de toda una infraestructura para el territorio, tanto en vías, [como en] electrificación, [pero] al final nunca cumplió el Gobierno". En todo caso, tales escenarios de interlocución también contribuyen a perfeccionar la capacidad de comunicación y de discusión política con los representantes de las clases políticas tradicionales del país.

Por otro lado, los diálogos pastorales, propios de la tragedia colombiana, son aquellos canales por medio de los cuales, en este caso la CISBCSC, entabla una comunicación en particular con las guerrillas.6 La razón: minimizar los efectos de la guerra entre los campesinos. Como menciona Icela Durán Gutiérrez, integrante de este movimiento: "El diálogo con los actores armados [es] para lo que ellos [el movimiento campesino] dicen ahí 'salvar vidas"'. Esto ejemplifica que el movimiento campesino ha alcanzado tal experticia y madurez como interlocutor de la región que sabe, incluso, cómo interpelar a los actores armados; ha refinado diferentes mecanismos de presión con los que logra persuadir a la guerrilla.

En todo caso, independiente del tipo de actor, el movimiento campesino del Magdalena Medio ha desarrollado una comunicación que tiene como propósito contribuir a los cambios que se persiguen en cada territorio. Como fin o como medio, la comunicación adopta múltiples formas y propósitos como fundamento de su organización, deliberación y movilización de esfuerzos para perseguir los distintos objetivos políticos. Pero, además, esta puede estar mediada por las formas en que el movimiento campesino ha optado por usar y apropiarse de las tecnologías mediáticas y de los medios alternativos nativos digitales.

Usos y apropiaciones de las tecnologías mediáticas en el movimiento campesino del Magdalena Medio

La apropiación tanto de las tecnologías mediáticas como de los medios alternativos nativos digitales por parte del movimiento campesino de la región puede entenderse como el resultado de un proceso acumulativo de experiencias, que proyecta el campo comunicativo como un instrumento para la organización y la movilización.

La radio, por ejemplo, se ha convertido en un tipo de tecnología mediática al que suelen acudir los movimientos campesinos del Magdalena Medio. Como extensión de sus procesos comunicativos, la radio tiene de fondo una naturaleza y un fin político. Ha sido utilizada por el movimiento campesino como un instrumento de denuncia y también ha servido para la cualificación de sus integrantes y de la comunidad. El caso del Movimiento Cacaotero ejemplifica cómo en la radio se encontró una respuesta ante los efectos de las bajas en el precio de los productos campesinos. Leonardo Amaya, integrante de este movimiento, reconoce:

La situación se torna difícil en San Vicente precisamente porque el cacao es lo que mueve la economía en este pueblo [y] en esta región [...] Se baja el precio por debajo de kilo por producción o producción por kilo, y eso, pues, empeora la situación, entonces [...] un día en la tarde lo pensamos a ver qué hacíamos a través de la radio.

Según relata Amaya, la radio sirvió de plataforma para impulsar encuentros y discusiones sobre el efecto de los precios del cacao en la economía de pequeños y medianos productores. Esto sucedió a principios de la década de 2010. De fondo, lo que se logró fue una convocatoria tanto de dirigentes del Movimiento Cacaotero como de campesinos productores para establecer un diálogo sobre sus dificultades en torno al problema agrario colombiano. La importancia de la radio como un escenario de apertura para el campesinado queda consignada en el relato de Consuelo Acevedo, integrante del Movimiento Cacaotero, quien recuerda la razón por la que un campesino fuera invitado la primera vez al programa radial:

Él conoce lo que ha pasado con los cacaoteros acá. Además, es una persona que tiene una lectura bien bonita, bien interesante. Y bueno, estábamos ahí y la verdad yo dije: ¡Oiga! Estas cosas tan valiosas, tan bonitas, eso debería conocerse, eso es lo que tiene que llevarse a la radio, eso es lo que tiene que llevarse, una persona como Mario Alfonso es digna de ser escuchado por muchos.

La dinámica del programa radial del Movimiento Cacaotero, El cacao está en la olleta, 7 se basó en la apertura de los micrófonos para que no solo el movimiento, sino también la comunidad campesina y los trabajadores, que sintieron frontalmente los efectos de la baja de los precios en el cacao, ampliaran la perspectiva del problema. "Lo que más llamaba la atención era que venía hasta la empleada de servicio a hablar, porque es que no solamente se afectó el dueño de la finca [...] ¡cuántos empleados salieron de las fincas!", comenta Leonarda Amaya.

Pero también puede entenderse la radio como un instrumento para la cualificación en el discurso y en la formación política; al exponerse al debate público, los miembros del movimiento campesino retroalimentan y consolidan cada vez más sus ideas. Esto sugiere que los usos y las apropiaciones de este tipo de tecnologías mediáticas no surgen de un espontaneísmo del movimiento, sino que son consecuencia de los escenarios de exposición y preparación en torno a la discusión y la disputa política. La participación en y el uso de la radio motiva la comprensión de fenómenos que afectan a la región. Menciona Daniel Landazabal:

La verdad es que a mí también me gusta documentarme, y yo también dije, yo me le fui también con toda ahí en directo. Entonces después a unos amigos que no creyeran que porque estábamos en el rastrojo8 no teníamos la oportunidad. no podíamos documentarnos y también leer y expresar nuestras ideas y nuestros conceptos con relación a todo este asunto. Pues yo pensé que eso no había sido bueno; sin embargo, después que me encontré a unos amigos por allá me dijeron que les gustó.

Mientras la experiencia del Movimiento Cacaotero fue producto de una coyuntura específica relacionada con la producción de cacao, organizaciones como la ACVC, que cuentan con una proceso organizativo que los antecede de décadas, han tenido otras formas de acercarse y apropiarse de la radio. Su experiencia radial, que ha estado asociada tanto a medios corporativos como la cadena radial RCN, propiedad del multimillonario Ardila Lule, pero también a emisoras comunitarias, ha configurado un escenario por medio del cual se reflexiona sobre las consecuencias de la guerra en los territorios rurales del Magdalena Medio.

Por su parte, para la CISBCSC, la radio puede caracterizarse como una apuesta por articular las OSB; en sus términos, son los ejercicios radiales y comunitarios que se dan en municipios los que se vinculan a la organización y aportan como un instrumento informativo. Como reconoce Wilman Pacheco, integrante de esta organización, "la ventaja de tener un medio alternativo al cual se puede llegar en cualquier momento y decir: Bueno, necesitamos que la población sepa esto, se entere de esto; en ese sentido, ha sido una gran oportunidad".

Tanto para la CISBCSC como para el Movimiento Cacaotero, la radio se ha convertido también en un escenario de capacitación técnica. Mientras los primeros impulsan la agricultura orgánica, los otros lo hacen con la producción de cacao. Como recuerda Leonardo Amaya:

Aquí llegaron sociólogos [.] llegaron hasta ingenieros civiles, porque ya hablaban de infraestructuras en las fincas, antropólogos, vinieron, ingenieros agrónomos, ingenieros de alimentos [.] Cuando empezaron a llegar universitarios a hablar sobre el tema de manejo del cacao, cultivo de cacao, la transformación del cacao, el tema de la fermentación, nosotros aprendimos todo el entorno, lo que en sí era el cacao desde el momento en que se hace el hueco, o se escoge el terreno hasta el momento en que eso llegue a Europa o se lo comen por allá los europeos o los gringos.

Además de la radio, los recursos impresos también han hecho parte de los usos y las apropiaciones de las tecnologías mediáticas, en particular, para el caso de la ACVC, que ha impreso boletines, cartillas y periódicos como parte de los instrumentos de información y difusión de su perspectiva política. La cartilla Marcha, por ejemplo, sirvió para que las comunidades campesinas tuvieran la oportunidad de "conocer el territorio, ese contexto nacional; pero servía más para llegar a la institucionalidad, que si usted iba a hablar y decía: Mire, aquí de la institución, tome esta cartilla", recuerda Melkin Castrillón.

La comunicación mediada por tecnologías mediáticas hace parte de todo un entramado de acciones y prácticas realizadas por los militantes del movimiento campesino. Es parte y producto de un proceso en el que las personas contribuyen como forma de participación y de incidencia política. "Sale primero la creación de corresponsales urbanos, rurales, que era de los muchachos locos que se fueron allá a grabar, [a] mandar información", recuerda Melkin Castrillón. "Ahí hicimos el boletín; cada tres meses sacábamos un boletín, La Churica; después sale una estrategia de crear Abriendo trocha, [que] era una serie de muchachos, que nos preparaban con cámaras y hacíamos toda una serie de capacitaciones por varias veredas".

Como se observa en el fragmento de la entrevista a Melkin, la experiencia y la experticia acumulada de los integrantes del movimiento se conjugan en diferentes estrategias por medio de las cuales proyectan los usos y las apropiaciones de las tecnologías mediáticas. Aunque pareciera que su uso es puramente instrumental, pues, en parte, se orienta al ejercicio informativo, logra transgredir y se convierte en una apuesta de cohesión del movimiento: cualifica a los campesinos organizados y también a los trabajadores de la comunidad; denuncia, pero también se convierte en escuela de comunicadores en las organizaciones.

Sin embargo, la radio alternativa en Colombia ha estado expuesta a riesgos que históricamente han tenido que sortear los comunicadores, especialmente, en los movimientos sociales. El caso de la ACVC reviste de especial atención, pues no solo se ha visto expuesta a censuras por parte de los grandes corporativos de la comunicación, como sucedió con el programa que emitían en Radio Uno, propiedad del ya mencionado multimillonario Ardila Lule, sino que también han sido víctimas de hostigamiento por sus fuertes críticas al Ejército Nacional. Desde 2007, la persecución y la estigmatización contra sus miembros pasaron de las interceptaciones en la vía con advertencias para que no se replicara el enfoque del programa al sabotaje y al hurto de los equipos radiales.

Este tipo de situaciones podría sugerir que, en efecto, el alcance de la comunicación mediada por tecnologías mediáticas ha logrado tal trascendencia política que sus contradictores han buscado silenciarlos de múltiples formas. Por supuesto, esto solo tiene fundamento si se reconoce que el proyecto político del movimiento campesino ha significado para las clases políticas tradicionales y para los medios corporativos una alternativa que, en efecto, transgrede la dinámicas de desigualdad que diferentes sectores políticos y económicos buscan perpetuar.

Usos y apropiaciones de los medios alternativos nativos digitales en el movimiento campesino del Magdalena Medio

Prensa Rural es un medio alternativo nativo digital del movimiento campesino que ha tenido gran acogida nacional, especialmente, entre las organizaciones sociales y populares. Su aparición pública fue en 2003 y, como mencionara César Jerez (2008), desde entonces han ocurrido muchas cosas relacionadas con la plataforma: procesos de formación de corresponsales rurales, construcción de medios en otras regiones del país, articulación de diferentes organizaciones campesinas en torno al proyecto, voluntariados, foros nacionales, etc.

A veces, la vinculación de nuevos integrantes a la ACVC se da por el interés de quienes quieren hacer parte de Prensa Rural. Menciona Melkin Castrillón que tenía apenas 20 años cuando empezó a participar de la organización campesina, pero que, en 2004, su experiencia era "más en el área de comunicación, haciendo unos talleres, unos procesos de formación que había en ese momento; y coincidí con el proceso de formación de Prensa Rural, entonces, ahí comencé mi ejercicio dentro de la ACVC". Desde el punto de vista del alcance de la plataforma, reconoce Jerez (2008), tiene "un promedio de 700 visitas diarias, 21.000 lectores al mes. El servicio de noticias tiene 2200 suscriptores de todo el mundo. La agencia es fuente de información para importantes organizaciones políticas, sociales y de derechos humanos".

El surgimiento de Prensa Rural está muy ligado a las condiciones de apoyo internacional a las que suelen acogerse los movimientos sociales en Colombia. Particularmente, esto se da en un contexto de recrudecimiento del conflicto armado entre el Estado colombiano y los grupos insurgentes; tras el fallido proceso de paz del expresidente Andrés Pastrana con las FARC, la guerra en Colombia nuevamente tomó un tinte de agudización en sus condiciones. Luego, con la Política de Defensa y Seguridad Democrática del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), los movimientos sociales denunciaron constantemente la arbitrariedad en el trato hacia ellos, siendo foco de mecanismos de persecución y estigmatización por parte de organismos del Estado; en particular, el movimiento campesino a al que suele relacionársele de manera infundada con las guerrillas rurales. Una forma de blindar a los militantes de las organizaciones campesinas ante los riesgos de la estigmatización fue justamente denunciar el tipo de persecución del que eran víctimas, siendo una audiencia esencial la comunidad internacional.

En un escenario en el que para el país el acceso a internet era por lo menos deficiente, especialmente, en las zonas rurales, recuerda René Ayala que se discutió: "Miremos lo que estamos haciendo para ganar un respaldo internacional", definiendo que el hosting de Prensa Rural debía entonces alojarse en Dinamarca. Y agrega: "Empiezan a salir amigos, solidaridad internacional [..] un sindicato dice: Nosotros le pagamos su alojamiento, su hosting en Dinamarca, acá tienen seguridad por el tema informático, y empezó la página en Europa". Por el impacto generado internacional y el acompañamiento que se dio, "los primeros cinco, seis años en Prensa Rural, los lectores, en su mayoría [fueron] españoles, daneses [y] franceses; gente preocupada por las luchas sociales en Colombia", comenta René Ayala. En esas condiciones, el papel de Prensa Rural fue expandiéndose más allá de un mecanismo puramente informativo y se convirtió en la oportunidad para elaborar recursos comunicativos que aportaran al debate sobre el problema que se vive en el campo colombiano.

Localmente, el posicionamiento que con ayuda de la comunidad internacional fue ganando Prensa Rural se materializó en una red de colaboradores con amplia afinidad por el tipo de contenidos que se comunican. El análisis y las opiniones que exponían la debilidad del Estado en zonas rurales del país han generado un acercamiento entre el movimiento campesino y las comunidades en la región.

Hacer visibles esas otras realidades acerca "las experiencias comunitarias en territorio [con] lo que hace Prensa Rural", según menciona René Ayala, quien, además, añade que los campesinos "nos buscan, nos reclaman, nos exigen". Es decir, el ejercicio crítico y de comunicación alternativa de Prensa Rural se alimenta también de las expectativas que sobre este han generado las comunidades. Según lo reconocen los integrantes de la ACVC, hay una demanda comunicativa por posicionar en el debate público el problema agrario, pero desde la perspectiva de las comunidades campesinas.

De esta forma, parte esencial de los usos y las apropiaciones de los medios alternativos nativos digitales por parte del movimiento campesino son las comunidades mismas. Estas confieren legitimidad y reconocimiento a su trabajo comunicativo, pero son también las que aportan operativa y logísticamente a que este se cumpla a cabalidad. Reconoce René Ayala que, a pesar de las dificultades que puedan presentarse en estos términos, "podemos mantenernos como medio, sin mayores recursos; un gran medio necesita un periodista, un reportero que te mande todo, [en cambio] la gente con nosotros lo hace por el aprecio que le tienen al proyecto".

Agrega que es el contacto con la comunidad el que alimenta la estrategia comunicativa de Prensa Rural: "Hay cosas que terminan saliendo del diálogo, de personas con su conocimiento empírico campesino y nosotros con nuestros conocimientos centralizados". Así, la apropiación y los usos de los medios alternativos nativos digitales pasa, ante todo, por reafirmar una serie de vínculos y conexiones entre el movimiento campesino y la comunidad; es consecuencia de un trabajo de base que antecede la experiencia organizativa y política del movimiento campesino de la región.

La apropiación y la forma en que se hace uso de los medios alternativos nativos digitales por parte del movimiento campesino es también una expresión de cómo las estrategias de comunicación funcionan en la reivindicación de una perspectiva política y organizativa. El trabajo colectivo, la solidaridad entre las organizaciones, la participación de las comunidades, la autogestión, entre otras, pueden considerarse los principios que emanan de la práctica comunicativa sobre la base de estos dispositivos. En parte, puede deberse a la posibilidad de hacer de la comunicación un instrumento con alcances políticos asociados a una perspectiva histórica de defensa de los territorios.

Por ejemplo, en la ACVC, son explícitas las líneas del proyecto sobre las que funciona Prensa Rural y el uso de otros medios alternativos nativos digitales. Menciona René Ayala: "No vamos a estar hablando de los terratenientes, gremios [o] despojadores de tierras". Su posición es clara: hablar desde la perspectiva de los sectores campesinos que han sufrido la desigualdad en Colombia. "Esto es para los que no tienen voz, y esas personas nos han buscado", aclara Ayala. Prensa Rural se ha convertido en una plataforma que amplifica las voces de las organizaciones sociales bajo la lógica de "visibilizar lo que [están] haciendo, tanto los proyectos productivos, las estrategias de defensa de los derechos humanos, como todo el tema organizativo que llevaban", afirma Castrillón.

Por el contexto de guerra en el que se inscribe la acción política del movimiento campesino, Prensa Rural y otros medios digitales utilizados se han convertido en una suerte de sistema de alertas tempranas por la defensa de los derechos humanos en el territorio. Prensa Rural y las redes sociales por la que se difunde su contenido sustituyeron los sistemas de alerta que habían empleado históricamente los campesinos ante situaciones de combates entre actores armados o de acciones beligerantes en contra de la población. Recuerda Castrillón: "Nosotros grabábamos y teníamos que caminar cuatro o cinco días", de tal manera que pudiera tenerse de primera mano lo que sucedía en los territorios donde el conflicto armado colombiano no daba tregua. Los relatos son propios de corresponsales de las zonas de conflicto más hostiles del planeta: "Hay videos que nosotros hemos sacado por Prensa Rural y por algunos medios, donde se ve que uno está con la cámara corriendo ahí, pero está la avioneta fumigando y el soldado corriendo y el plomo sonando".

Por medio de Prensa Rural, la ACVC ha dejado en evidencia acontecimientos que ponen en duda la idea de honor militar que pueda existir en el Ejército colombiano después de tantos crímenes revelados. Uno de los que en su momento fue de alto impacto mediático es el caso del exguerrillero Dimar Torres, firmante del proceso de paz y asesinado por soldados de la base Sinaí en Carrizal (Cesar). Este crimen pretendía ser ocultado, pero, cuando los militares estaban a punto de enterrar el cuerpo, la comunidad campesina logró ubicarlos y, usando sus teléfonos, registraron en video la escena. Bajo la figura de red de colaboradores que aportan a Prensa Rural el video no demoró en llegar a sus dominios, acción gracias a la cual el país se enteró del crimen cometido por miembros del Ejército colombiano.

Entre sus alcances, también está el acompañamiento que hizo Prensa Rural al proceso de negociación de paz en La Habana, siendo uno de los pocos medios autorizados para este ejercicio de comunicación. "Ni siquiera fue Ancol,9 que era la página oficial y de los medios de comunicación de las FARC, sino que logramos meter a Prensa Rural como un medio alternativo y de las comunidades rurales", comenta Castrillón orgulloso. En su acción comunicativa, la ACVC ha sido contundente con el propósito que persiguen: "Estamos convencidos de que los medios de comunicación independientes, alternativos y populares son fundamentales para la recuperación de la verdad, el establecimiento de la justicia y la construcción de un nuevo país", afirma Ayala.

Por sus objetivos y sus principios políticos, la forma en que el movimiento campesino se ha apropiado de los medios alternativos nativos digitales tiene un alto componente de compromiso con las comunidades. Su funcionamiento se caracteriza por el reconocimiento y la participación de la población campesina, y en su alcance no es difícil identificar cómo su propósito es posicionar una perspectiva de país que reconozca que persisten una serie de problemas en las zonas rurales que deben ser atendidos de forma inmediata. En cualquiera de los casos, sirve para cualificar en el debate y en la disputa política a los integrantes del movimiento, pues, al exponer de forma directa sus posturas, permite que se sitúe como un actor que en el panorama nacional tiene una idea y unas formas para construir un nuevo país.

Discusión

Parte de la premisa sobre la que emerge este artículo es desvirtuar los usos y las apropiaciones de las tecnologías mediáticas y de los medios alternativos nativos digitales como instrumentos que determinan y potencian, casi por su propia naturaleza, la acción de los movimientos sociales, entre otras, articulándolos en red global y permitiendo, incluso, una aparente coordinación más allá de las propias fronteras (León et al., 2005). Aunque esto no es del todo falso, el análisis entre movimientos sociales y medios alternativos nativos digitales o tecnologías mediáticas no puede reducirse a las potencialidades de los instrumentos, sino que debe estar centrado en la esencia de los movimientos, que es la que sostiene cualquier práctica comunicativa. En estos términos, tal como lo proponen Treré y Barranquero Carretero (2013), sería un error analizar la interacción del movimiento campesino del Magdalena Medio con los usos y las apropiaciones de la comunicación asumiéndola desde la ilusión de la promesa modernizadora de la tecnología y sus dispositivos como meros "multiplicadores mágicos" del desarrollo.

Esto adoptaría una mirada desarrollista de las tecnologías como impulso de las grandes potencias y de las corporaciones que, entre otras tantas consecuencias, anularía del análisis de la acción de los movimientos sociales y de sus promesas de cambio la sustancia realmente transformadora: las gentes, la forma de colectivizarse y su acción. Son este tipo de miradas simplistas las que reducen complejas realidades sociales a categorías absolutistas como la llamada "sociedad de la información", en las que se anulan las particularidades contextuales y las trayectorias de los sujetos que están por delante de las tecnologías. En el entorno de los movimientos campesinos, adoptar esta mirada se convierte en un error estratégico porque reduce la disputa política y sus oportunidades, entre otras, a la propiedad o el acceso a los recursos tecnológicos.

Por esto, en este artículo, se ha buscado develar la forma en que en los movimientos campesinos se asume que la apropiación de las TIC y de los medios alternativos nativos digitales son resultados de la pericia en la lucha política y de la experiencia organizativa que demanda bajo relaciones particulares su incorporación como una de tantas oportunidades para fortalecer las formas en que se desenvuelven sus luchas. Al respecto, debe reconocerse que, tal como afirma Rodríguez (2014), en los "márgenes" (grupos sociales expuestos a algún tipo de exclusión) el uso o acceso a este tipo de tecnologías es limitado, ante lo cual se entiende que, más que un ejercicio puramente planificado, que en cierto sentido lo es, la apropiación de estos medios constituye, en particular, una acción de tipo contingente. Los movimientos campesinos se acercan a estas tecnologías entonces, pero como extensión a sus prácticas comunicativas, que son las que, en efecto, sostienen el ejercicio político, la OSB y la articulación como movimiento. No son necesariamente los instrumentos los que lo sostienen.

Bajo estas condiciones, aplica para el análisis la categoría de "redes híbridas" de Lim (2017), de modo que es claro que en el movimiento campesino hay una combinación en el uso de dispositivos on line y off line con la participación y el trabajo colectivo de sus integrantes. En contraposición a la idea de que es con los medios alternativos nativos digitales que los movimientos han logrado incorporar la comunicación en red (Sáez, 2010), la comunicación en el movimiento no se limita a la disponibilidad de recursos, sino que se da en los diferentes términos en los que este se considere capaz de configurar el tipo de redes y de lograr los alcances que sostienen la acción colectiva y la lucha política. Así, medios alternativos nativos digitales como Prensa Rural, WhatsApp, las redes sociales, o tecnologías mediáticas como la radio comunitaria y la prensa alternativa, o, precisamente, la interacción y el encuentro entre los campesinos en las veredas y los municipios, constituyen la red de mecanismos y actores con los que el movimiento se sostiene. Por ejemplo, son los campesinos los que, producto de su formación empírica y fundamentada, sostienen los debates y las discusiones políticas; pero son los medios alternativos nativos digitales y las tecnologías mediáticas las que contribuyen en su posicionamiento en la dimensión pública. Pero no son solo estas, pues desde los inicios del movimiento, entre las décadas de 1980 y 1990, ya había formas "rústicas" de posicionar la discusión política, y esto bien podía ser por medio de la movilización y de la acción directa.

Otro de los elementos que puede revisarse de esta comprensión de la comunicación en los movimientos sociales, en particular, de la apropiación de medios alternativos nativos digitales y tecnologías mediáticas, es que a la llegada de internet se le ha adjudicado en gran medida el fortalecimiento de la articulación entre organizaciones y, sobre todo, de los procesos contrahegemónicos (León et al., 2005). No obstante, la búsqueda de contrahegemonía propia de los movimientos sociales y de los campesinos ha sido una constante en el caso del Magdalena Medio y se ha dado por diferentes mecanismos y medios. Como lo expresan Rodríguez et al. (2014), hasta la radio y la prensa presentan mayor autonomía ante un eventual control de sus creadores que limite u obstaculice la articulación y la búsqueda de contrahegemonía de los movimientos. Incluso, existen mecanismos para sortear cualquier tipo de control por aquellos sectores que en Colombia quisieran ejercer algún tipo de restricción, tal como las redes de apoyo establecidas entre Prensa Rural y la comunidad internacional, que, por lo demás, son previas al uso de los medios alternativos nativos digitales.

Por otro lado, analizando la "rizosfera" y el "paisaje mediático" (Rodríguez et al., 2014), se descubre que la organización de un movimiento campesino que tiene la capacidad de negociar directamente con el Gobierno es la consecuencia de un entramado de encuentros e interacciones históricas que han provocado una estrategia de impacto. La experiencia de la CISBCSC demuestra que la rizosfera sí constituye un lugar, ante todo, de creatividad y de acción colectiva del que empiezan a generarse ideas y posturas cada vez más sólidas sobre el quehacer comunicativo y, en consecuencia, sobre la disputa política. Sin embargo, es también en el paisaje mediático donde se avizoran los esfuerzos que, como se mencionó, la ACVC ha generado mancomunadamente con organizaciones sociales en el continente americano o con otras organizaciones en Europa.

Acudiendo a Jesús Martín-Barbero, Rodríguez et al. (2014, p. 4) advierten de la importancia de no desvirtuar las tensiones epistemológicas y políticas que alberga el análisis de los medios para la comunicación y de su rol como mediadores en cada contexto histórico. Por ejemplo, la plataforma Prensa Rural de la ACVC se debe, en parte, a las ventajas de los medios alternativos nativos digitales, en particular, las redes sociales. Aunque no hay discusión, esta puede ser una verdad que distorsiona la realidad, pues omite que previamente ha habido un encuentro, un aprendizaje o una experiencia que ratifican que no hay comunicación alternativa de impacto sin comunicadores, y que no hay comunidades que hagan comunicación alternativa de impacto sin un proceso político e histórico por la defensa del territorio que soporte su utilidad y proyección estratégica para el movimiento campesino (Durán Gutiérrez, 2020).

Conclusiones

Las relaciones comunicativas y las mediáticas están presentes en casi todos los escenarios internos y las dimensiones sociales en que los movimientos campesinos se ven involucrados. Los movimientos se coordinan internamente gracias a la comunicación, posicionan sus problemas gracias a las tecnologías mediáticas y a los medios alternativos nativos digitales y, en general, acuden a todo ello como un instrumento de refuerzo en sus intereses. Sin embargo, esta pre-valencia o suerte de omnipresencia no significa que la comunicación y los diferentes dispositivos sean la razón de ser o el impulso del movimiento campesino; pensarlo de esa manera es omitir que el movimiento se sostiene por una serie de factores políticos, sociales e históricos que anteceden y que también conducen a utilizar y apropiarse de las tecnologías mediáticas y de los medios alternativos nativos digitales. Se concluye, entonces, que la comunicación, las tecnologías mediáticas y los medios alternativos nativos digitales son transversales a muchas prácticas del movimiento campesino, pero que su real incidencia debe valorarse en torno a cada situación concreta sin caer en una concepción determinista de estos.


*Este artículo hace parte de la tesis doctoral Usos y apropiaciones de la comunicación, las tecnologías mediáticas y plataformas digitales en la protesta social y formas de organización de los movimientos sociales campesinos en la región del Magdalena Medio, Colombia, presentada por este autor en 2020 a la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

1 Los medios alternativos nativos digitales se entienden como aquellos que tienen un origen exclusivo en internet (Rey y Novoa, 2012).

2 Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE, 2014), el 0,4 % de los propietarios rurales han concentrado el 68,3 % del área de producción agrícola en el país. En contraposición, se ha calculado que el 81 % de los pequeños propietarios rurales tienen acceso únicamente al 4,9 % del área de producción agrícola en territorio colombiano.

3 La transcripción de las entrevistas se adjunta a solicitud de los revisores.

4Mientras en la CISBCSC se trata de organizaciones veredales, en la ACVC son las juntas de acción comunal (JAC) las que adoptan el carácter de organizaciones sociales de base (OSB). Las JAC son una figura de organización comunitaria propia de la especificidad de las unidades territoriales más particulares como vereda en el campo o los barrios en las ciudades.

5Este reconocimiento del campesinado como sujeto político es, si se quiere, informal, pues apenas en agosto de 2022 se radica en el Congreso de Colombia un acto legislativo que busca reconocer al campesino como sujeto de derechos.

6 Por posiciones políticas y creencias totalmente distintas, los diálogos pastorales no suelen llevarse a cabo con los paramilitares de la región. Se reconoce a la guerrilla como un actor con el que es más oportuno hacerlo.

7 Este fue un programa que se emitió en la emisora comunitaria San Vicente Estéreo, que funciona desde 1999 gracias a la gestión de las diversas organizaciones sociales del municipio San Vicente de Chucurí.

8Restos de tallos y hojas que quedan tras cortar un cultivo.

9 Agencia de Noticias Nueva Colombia, medio informativo de las FARC desde la década de 1990.


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