ISSN electrónico: 2011-7574 Fecha de recepción: mayo 19 de 2011 |
LA FORMACIÓN DE CALIDAD Y EL OPTIMISMO POR EL FUTURO LABORAL DE LOS JÓVENES EN LA UNIVERSIDAD*
Quality education and optimism to the working future of Young students in College
Leonardo Pineda Serna
Universidad del Rosario (Colombia)
Mauricio Rojas
Universidad Industrial de Santander (Colombia)hmrojasb@uis.edu.co
Johana Linares
Universidad Industrial de Santander (Colombia). lanahoj@gmail.com.
Resumen
En este artículo se presentan los resultados de investigación realizada en la Universidad Industrial de Santander UIS (Colombia). Se indaga a los jóvenes de pregrado sobre la calidad de la formación que reciben actualmente y su opinión sobre aspectos de la vida universitaria y sus expectativas laborales. El estudio se realizó por muestreo aleatorio simple, se ponderó según su distribución por unidad académica y sexo, con una población total de 357 estudiantes de pregrado. De los resultados se resalta el alto costo de la educación, las pérdidas de calidad, la preocupación por realizar postgrados, la buena evaluación de la universidad, la exigencia de mejores condiciones materiales y la relativa tranquilidad por el porvenir. Se concluye que la inserción laboral es un tema que angustia al joven, pero una inserción también de calidad acorde con la formación individual.
Palabras clave: Calidad de la educación, universidad, expectativas laborales, jóvenes, formación universitaria.
Abstract
This article presents the results of research conducted at the Industrial University of Santander- UlS-Colombia, in which young people were inquired about the quality of undergraduate education and who currently receive their views on aspects of university life their job prospects. The study was conducted by simple random sampling according to students' distribution by academic unit and gender, with a total population of 357 undergraduate students. From these results the high cost of education, loss of quality, concern for pursuing graduate studies, the good evaluation of the university, the demand for better material conditions and the relative tranquility for the future are highlighted as important issues for students. We conclude that employability is a worrisome issue for the young but also access to high quality education, in accordance with individual training.
Keywords: Quality of education, university, job prospects, young, university, training.
Introducción
Las expectativas por un trabajo de calidad acorde con la formación, el mérito y el esfuerzo individual, tiene un papel fundamental para la vida de los jóvenes y adolescentes universitarios (Rojas, 2009b; Salvia & Tuñón, 2006). La estructura del empleo se ha modificado de tal forma que la realización de una carrera profesional no significa tener certeza en la ubicación laboral, puesto que las altas expectativas, las capacidades y credenciales de los jóvenes universitarios no explican las dificultades de realización laboral (Rojas & Patino, 2010).
Las tensiones propias de un modelo económico de bajas garantías de oportunidad y de estabilidad para los jóvenes profesionales tiene efectos diversos en la manera en que los propios jóvenes valoran y construyen sus expectativas sobre la educación superior (Rojas, 2011). Frente a la incertidumbre y los cuestionamientos sobre la pertinencia de la educación superior, es claro que el tema de calidad de la formación y la construcción de expectativas profesionales está directamente relacionada con una actitud optimista o pesimista de futuro de los jóvenes en formación. La calidad y las expectativas de los jóvenes hacen referencia a una formación que no solo pretenda habilitarlos técnicamente para el mundo laboral, involucra tambien los temas de conocimiento, infraestructura, política educativa, formación ciudadana, responsabilidad del Estado y oportunidades de desarrollo individual.
Las profundas restricciones y segmentación del mercado laboral profesional con implicaciones en el acceso, en el retorno de la inversión educativa (Farné & Vergara, 2008), así como la alta rotación del empleo juvenil, la informalidad y la inseguridad jurídica laboral (Pereyra, 2002), constituyen las características propias de un entramado de cambios que, sumados a los problemas propios de la educación superior, configuran el contexto en que se reconstituyen los imaginarios del joven respecto a su formación universitaria y sus expectativas sociales. De hecho, temas como la alta deserción en educación superior (Rojas, 2009a), la exclusión (Parrilla & Gallego, 2010 ) y el desempleo juvenil (MEN, 2009), ponen en evidencia que muchos problemas educativos están asociados no sólo al bienestar económico y psicosocial del joven (Cabanach, Valle, Rodríguez, Piñeiro, & González, 2010), sino, además, a los profundos problemas de la educación superior.
Es cierto que la universidad tiene una función de formación con un horizonte claro respecto a la sociedad y el futuro de sus egresados como profesionales en un medio en particular (Belén, 2010), pero no puede servir como garantía laboral para sus jóvenes, ello corresponde más al sector productivo, al ámbito de los sistemas de producción y regulación de los mercados laborales, sumado al papel que desempeñe el Estado en tal dirección.
En este sentido, la universidad no puede resolver los problemas de ubicación laboral de sus egresados, no es su función ni tiene ese alcance como institución social; sin embargo, es responsable por impartir una formación de calidad, que habilite al individuo para los sistemas de competencia social y contribuya a una representación más optimista respecto al futuro de sus estudiantes y a la importancia social de las credenciales educativas.
La inserción laboral de los egresados, si bien constituye un indicador de la calidad (Jiménez Vivas, 2009), no implica que constituya el centro que ordena la educación puesto que las situaciones de un mercado laboral no pueden entenderse como los dispositivos para la formación profesional.
La calidad y la pertinencia de la educación superior está socialmente cuestionada por los propios estudiantes y egresados (Parrilla & Gallego, 2010 ), quienes manifiestan cotidianamente sus enormes preocupaciones respecto a su presente y a su futuro, a las fracturas en el valor social de las credenciales educativas que le ofrece las Instituciones de Educación Superior (IES) y a los marcados cambios en el transcurso de los acontecimientos locales y nacionales en el marco de la mundialización de la cultura, de la educación y del reconocimiento de los problemas juveniles (CEPAL-OIJ, 2004; UNFPA, 2009).
Los modelos de administración universitarios, en el contexto de una profunda crisis de la educación (Sancho Gil, 2004), parecen no responder con eficacia a las demandas sociales y a los rápidos cambios en la estructura del empleo profesional, especialmente en el contexto latinoamericano (UNFPA, 2009).
La distinción entre trabajo como esfera de la productividad individual muy asociado a la capacidad del un sujeto concreto para desempeñarse en el mundo laboral de manera local y global y el empleo como referencia específica a los temas de remuneración económica y sistemas de contratación, pone de manifiesto el cambio que viene operando en la estructura del mercado profesional (Dingwall, 2006) y que permea los temas relacionados con la formación universitaria, con las exigencias muy dinámicas por cierto de la formación técnica y profesional en el contexto de las distintas situaciones sociales y económicas.
La salida a los problemas de pobreza, trabajo y empleo se sustenta en el hecho de que formaciones educacionales equivalentes permitan acceder a los mismos ingresos y empleos, como una de las condiciones básicas para que los jóvenes puedan superar las barreras a la equidad, lo que presupone una política curricular distinta, un modelo ético de administración de las universidades (Oppel, Piazze, & Wagenberg, 2005), y un vínculo sensible de educación, trabajo y desarrollo social (Brunner, 2007). Una alternativa al fracaso recurrente de los modelos economicistas de las décadas anteriores para la región. La educación, en este sentido, se enlaza con la posibilidad de mejorar la calidad de vida de la población y ello viene haciendo una carrera interesante en el ámbito de las políticas públicas (Rojas, 2008a).
La exigencia hoy por una educación diferente no es más que la exigencia por una superación de los estrechos límites de actuación de las instituciones y de los profesionales en lo social, en el aparato producto y en el trabajo re-inventado que supere la manera incómoda de las formas de empleo destinadas al profesional que no solo son inequitativas, sino que, además, van en contravía del contexto de despliegue de las nuevas formas de subjetividad.
Habría que superar los problemas de la baja calidad, de la baja cobertura y de la poca relevancia de la educación superior en Latinoamérica, acompañado de modelos y programas de educación que directamente vinculen educación y formas de trabajo, con una orientación muy particular hacia el joven en el contexto social contemporáneo como objeto y sujeto de la acción educativa (Rojas, 2009a).
En este artículo se reflexiona acerca de la percepción de los jóvenes universitarios de la UIS respecto a su lugar en la educación superior y sus expectativas en el competitivo mundo de la educación superior y del mercado profesional desde una lectura de contexto en una ciudad intermedia.
Desde la perspectiva de la relación sociedad-educación, en el campo particular de las Instituciones de Educación Superior (IES), este abordaje ofrece una lectura abierta en relación con los temas de la calidad de la formación, las oportunidades y los medios educativos (Rojas, 2009a).
Metodología
El planteamiento central que orientó el proceso de indagación estuvo centrado en el análisis de los procesos educativos del joven y su evaluación sobre diversos aspectos de la formación universitaria que inciden en la construcción de sus expectativas sociales y laborales que, en un medio competitivo pero incierto, constituyen la base para un análisis del significado de la educación superior entre los jóvenes del nivel de pregrado.
Los resultados expuestos en el presente artículo se lograron a partir de la aplicación de un diseño transversal-correlacional con la aplicación de un instrumento estructurado diseñado por los autores y validado a través de un pilotaje, sumado a la vinculación de un grupo de 40 estudiantes que participaron en su diseño y evaluación. Para ello se seleccionó una muestra representativa de estudiantes de pregrado matriculados en el año 2010 en la Universidad Industrial de Santander, institución de carácter oficial, que cuenta con una población cercana a los 19 mil estudiantes en todas las carreras de este nivel. Se aplicó la técnica del muestreo aleatorio simple, definiendo para su cálculo el parámetro poblacional (p) como la proporción esperada de estudiantes que consideran que hoy es mejor la calidad de la formación en la universidad.
Se usaron como criterios de ponderación muestral la Facultad y el sexo, de acuerdo con su distribución en la población total. Para el análisis de la información obtenida, se procesó el cuestionario vía SPSS® para la salida de las diferentes pruebas estadísticas y de hipótesis que se definieron en la investigación, las cuales estuvieron centradas en el planteamiento de que el optimismo en el futuro de los jóvenes está asociado con la evaluación sobre la calidad de la formación que actualmente reciben en la universidad, a través de medidas de asociación entre variables. Los resultados de la composición de la población estudiantil fueron:
Por sexo, el 54,9% fueron hombres y el 45.1% mujeres. Además, se obtuvo un promedio de edad de 21.2 años entre todos los participantes, y el grupo de hasta 20 años de edad fue el más frecuente en la muestra. Alrededor del 69% de los estudiantes se dedican solo al estudio y el 95,8% del total informaron estar solteros. Por estrato socioeconómico, los porcentajes más representativos se ubicaron en los estratos medio y medio alto, pero con presencia de todos los niveles sociales. Estas informaciones son importantes en la medida que expresan puntos de asociación y de correlación en los diferentes ítems que se presentan en este artículo.
Principales resultados
Jóvenes y educación superior
Los problemas más visibles de la educación superior en Colombia se expresan en temas como dificultades de acceso, integración, financiación, retención, deserción y todos aquellos asociados a la calidad académica de las instituciones (Rojas & Patino, 2010; Brunner, 2007).
Al evaluar algunos aspectos de la educación superior, los datos indican que hay un reconocimiento positivo de la educación respecto al programa y la universidad, incluso hacia los docentes, pero se expresa una alta sensibilidad negativa de los estudiantes hacia los programas de becas y reconocimientos, planta y dotación física y servicios de bienestar en la institución. Esta información está además centrada en la opinión del estudiante sobre sus compañeros de estudio y el plan de estudios del programa; en ambos casos los datos muestran una alta proporción hacia la evaluación negativa.
En este sentido, el 50% de los estudiantes considera además que la calidad de la educación superior en Colombia es peor que antes, que viene siendo desmejorada en el tiempo, contra sólo un 18% que es de la opinión contraria, es decir que la educación superior ha mejorado respecto al pasado. El 32% restante indicó que no se ha modificado la calidad de la educación en el país. Esta evaluación es importante, si se tiene en cuenta que una misma proporción de estudiantes (50%) considera que actualmente la educación superior es muy costosa, contra el 7% que indicó lo contrario.
Desagregando la información anterior, sobre el costo de la educación según Facultades, se obtuvo una relación significativa en este ítem. Los estudiantes de las Facultades de Ciencias y Ciencias Humanas son quienes más aportaron a la opinión sobre el alto costo de la educación, mientras que los de las Ingenierías se inclinaron más por el concepto de "costo adecuado" o "poco costoso".
Otros aspectos considerados en el presente análisis indicaron diferencias significativas respecto a la Facultad de los estudiantes encuestados. Los tres ítems que se relacionan en la tabla 4 sugieren la mirada diversa sobre la educación que reciben actualmente los estudiantes en la universidad. De tal manera que para los estudiantes de Ingenierías Fisicoquímicas y de Salud existe una buena oferta de programas en la ciudad, mientras que los estudiantes de Ciencias Humanas consideran que no es tan alta dicha oferta.
La gestión de los directivos de los programas y las oportunidades de internacionalización para el estudiante, en general, no fueron buenas en la escala de calificación propuesta (0 a 5 puntos); sin embargo, las pequeñas diferencias muestran una mejor respuesta de los estudiantes de Ingenierías Fisicoquímicas respecto al resto de la población.
Otro punto relevante en la evaluación de la calidad de la educación superior es el tema del gobierno nacional. En la UIS, a pesar de su vocación industrial y de su naturaleza pública, los estudiantes afirman, en su mayoría, que el gobierno no promueve la calidad de la educación pública, no se avanza en los mecanismos de financiación, tampoco se considera que desde el gobierno se priorice la educación superior como importante para el desarrollo del país. De los cuatro indicadores examinados en la tabla 5, sólo hay una respuesta que implicaría el avance en algunas de las variables: el avance de las relaciones Universidad-Gobierno-Sector Productivo.
Jóvenes y expectativas laborales en Colombia
La inserción productiva y laboral del joven en Colombia, a pesar de los buenos resultados macroeconómicos, es bastante conflictiva, más aún cuando se examina el mercado en términos de composición socioeconómica del joven, asociado a variables como el sexo, la procedencia geográfica y condición cultural (Farné S., 2009). Igualmente, la situación laboral de los jóvenes latinoamericanos, de cualquier nivel educativo, se ha deteriorado nuevamente en la primera década del presente siglo (UNFPA, 2009). Ello se refleja en el aumento del desempleo, la concentración creciente del empleo juvenil en los sectores de baja productividad y la caída de los ingresos laborales medios.
Para el caso colombiano, y para la población de profesionales del país, la tendencia indica una caída en los ingresos del profesional, la menor probabilidad de empleo al momento de egreso, una mayor informalidad de las relaciones contractuales y el desarrollo de actividades distintas a las adquiridas en la universidad (Farné & Vergara, 2008) (MEN, 2009), sumado a los profundos cambios en el mercado profesional y la postergación de la autonomía de los jóvenes universitarios (OIJ, 2009). De este núcleo de problemas se consideró necesario indagar entre los estudiantes por el tipo de expectativas frente al medio laboral.
Curiosamente, como lo muestra la tabla 6, la expectativa mejor valorada se refiere al medio como la posibilidad del aprendizaje de cosas nuevas, seguida de la posibilidad del desarrollo de capacidades y talentos y la expectativa de realización en lo personal. La tendencia muestra, además, que el tema de obtener seguridad social no es un imperativo importante en este sentido para los jóvenes y como tiene relativa importancia (3.66 puntos) el tema de la cantidad de dinero que se recibirá en el mercado laboral muy parecido a la posibilidad de una promoción o un mejor empleo.
En correspondencia con lo anterior, en el gráfico 3 se muestra que, una vez finalizada la carrera de pregrado, un poco más de la mitad de los estudiantes afirman tener el horizonte de continuar dedicados a los estudios avanzados, mientras que el 29% tiene su interés inmediato en conseguir un empleo y el 17% restante se inclina por iniciar su propia empresa.
Esta información es muy relevante para el estudio, puesto que la expectativa generalizada por continuar en estudios avanzados es un excelente indicador del tipo de estudiante universitario de la UIS que refuerza las imágenes de sus preocupaciones por la calidad de la educación y de los servicios universitarios.
Para cualificar mejor esta imagen, en el siguiente conjunto de variables se nota claramente la expresión de dichas expectativas: alrededor del 90% está de acuerdo en que el postgrado es fundamental para una mejor ubicación laboral; sin embargo, menos de la mitad del total afirman que la UIS les facilita el acceso a los postgrados. Las opiniones también están divididas respecto a las garantías de buenos empleos futuros, estabilidad económica y oportunidades laborales desde las universidades para sus egresados.
Alrededor de estas cuestiones se encontró una relación estadísticamente significativa entre la garantía por una estabilidad laboral del joven profesional y las Facultades de la universidad. Los más optimistas, curiosamente, fueron los estudiantes de la Facultad de Ciencias integrada por los programas de Química, Física, Matemáticas y Licenciatura en Matemáticas. Los menos optimistas fueron, precisamente, los estudiantes de la Facultad de Salud, compuesta por los programas de Medicina Humana, Fisioterapia y Enfermería. Entre los primeros y los últimos en este ítem existe una diferencia de más del 30%, tal como lo muestra el siguiente gráfico.
Discusión
Las expectativas laborales y las tensiones por el futuro son una preocupación legítima de los jóvenes en formación (Díaz, 2009); los datos presentados permiten establecer que el alto costo de la educación, las pérdidas de calidad, la preocupación por realizar postgrados, la buena evaluación de la universidad, la exigencia de mejores condiciones materiales y la relativa tranquilidad por el porvenir, constituyen elementos sensibles para entender cómo se construyen las visiones optimistas o pesimistas en el futuro laboral de los jóvenes y la exigencia por una educación más relevante y pertinente como línea de defensa con un mercado laboral que se percibe agresivo e inequitativo. El interés generalizado por continuar estudios avanzados, el pesimismo por la estabilidad del mercado y las políticas de empleo son hoy realidades con las cuales los jóvenes deben considerar sus escenarios de actuación (Useche Aldana, 2009).
Por otra parte, la defensa de la calidad de la educación superior en pregrado y la preocupación de los estudiantes por la infraestructura educativa, ponen de manifiesto que el tema de la formación universitaria no es solo un problema de preparación para el ámbito laboral (Farné, 2009), sino además por el conocimiento, por la realización personal, la formación ética, la responsabilidad del Estado en la educación superior, como lo señalan diferentes investigaciones (Parrilla & Gallego, 2010; Rojas, 2011).
Se ha señalado la importancia de ofrecer en el país una alternativa de educación informal, técnica y tecnológica frente a los costos, problemas de acceso y mantenimiento en la educación profesional. No obstante, la educación técnica y tecnológica no solo no resuelve el tema de empleo en las demandas del sector productivo sino que es, además, una gran fuente de frustración para un elevado número de jóvenes a los que la sociedad les incentiva este nivel de formación como más eficaz que el de pregrado. Basta con recordar que es el sector de la educación técnica y tecnológica, donde se presenta la más alta deserción, alrededor del 70% (MEN, 2010; MEN-OLE, 2009).
Este escenario muestra problemas relevantes para la educación superior en relación con el trabajo y la productividad que inciden en la propia formación universitaria y en el resultado de la educación superior sobre el mercado profesional. Los problemas de acceso, deserción, rezago escolar y aprendizaje efectivo están en el centro de las preocupaciones para las Instituciones de Educación Superior (IES), entendidos como problemas de calidad de la educación, bajo rendimiento escolar, desarticulación entre teoría y práctica, dificultades de financiamiento, desconexión entre organismos dependientes de diferentes territorialidades (nación, región, provincia y otros), y la capacitación como respuesta a requer imientos de la gran empresa, lo cual debilita otras posibilidades (emprendimiento, pequeña empresa, autoempleo, capital humano, entre otros).
El sentido de educación como tiempo de moratoria (Villa Sánchez, 2008) está plenamente justificado en la promesa del retorno ampliado de las inversiones en el futuro cercano para el individuo, pero sobre todo para la sociedad. A consecuencia de ello, se le demanda al sistema educativo una formación de calidad, de pertinencia y adecuación a las estructuras productivas, demandas que el sistema de educación terciario tiene serias dificultades en satisfacer, pues sus modelos de actuación no siguen el vertiginoso ritmo de los acontecimientos sociales.
Además, los jóvenes universitarios reclaman hoy la concreción de un proyecto productivo de inclusión, de acceso a las oportunidades y de justicia dados los méritos que otorga el esfuerzo escolar, frente a las paradojas de un sistema que, por una parte, promociona el valor de la educación superior y, por otro, cierra cada vez con mayor eficacia, disfrazada de libre mercado y acompañada del consumo simbólico, los canales de participación y acceso al competido mundo laboral institucionalizado (CEPAL-OIJ, 2004).
A pesar de las experiencias significativas y de que la integración educación-trabajo ha sido un tema recurrente en la teoría pedagógica, en tanto vincula teoría y práctica, "tiempo para estudiar" y "tiempo para trabajar", este aparece como un mecanismo educativo "novedoso" (Dingwall, 2006).
La Universidad forma a los profesionales que se vinculan, de manera exitosa o problemática, con los aparatos productivos; no obstante, las instituciones de formación muy poco han reflexionado el asunto y muy poco han emprendido el camino de relaciones directas con los agentes del sistema de producción y con sus propios egresados (Red SIES-ASCUN, 2006).
Las nuevas demandas sociales al sector educativo colombiano, hechas desde diferentes sectores sociales, parten del supuesto de que ha existido históricamente un distanciamiento entre la formación universitaria y el mundo del trabajo concreto en el sector productivo y que, por supuesto, las universidades han sido instituciones que gozan de un enorme prestigio pero que su calidad académica, especialmente la relacionada con la formación práctica y tecnológica, está en entredicho (Jiménez Vivas, 2009).
Esta imagen sesgada de la educación está relacionada con la crítica a los modelos curriculares y pedagógicos que, supuestamente, se han dedicado a la acumulación y transmisión pasiva y apabullante de conocimientos disciplinares, reclamando profundos cambios tanto a los modelos de administración como a los propósitos de la formación universitaria.
Por otra parte, las Instituciones de Educación en Colombia, con mayor o menor intensidad, vienen revisando sus sistemas de formación, algunas de ellas con el horizonte la responsabilidad en el debate por la pertinencia y calidad de la educación superior que se imparte en el país (Cabanach, Valle, Rodríguez, Piñeiro, & González, 2010).
La formación disciplinar es el centro de la educación superior, y ello debe sostenerse especialmente en la denominada crisis de la escuela y frente a las nuevas formas educativas, asumiendo que la disciplina y su escenificación, el disciplinamiento en contextos escolares, no solo es necesaria en su función socializadora, sino, además, fundamental para que el individuo esté en capacidad de defenderse del uso arbitrario del conocimiento y de transitar más efectivamente por los nuevos contextos educativos sobre la base de una formación disciplinar que sirva de puente entre subjetividad, conocimiento y sociedad (Rojas, 2008b).
El ingreso de la formación en habilidades, conocimientos y competencias no es un camino en contravía de la educación disciplinar, por el contrario, es su complemento, su revitalización, pero no su reemplazo. El énfasis en una educación centrada en el estudiante ha sido, en términos modernos, el propósito de toda educación superior, que privilegia procesos de formación hacia el trabajo productivo, la ciudadanía activa y la participación en la sociedad del conocimiento.
El aprendizaje efectivo no significa simplemente un entrenamiento en técnicas aplicadas al "empleo productivo", una educación significativa es aquella que se orienta a la productividad del estudiante y al profesional en el campo del conocimiento, de la ciudadanía y de la tecnología, para ello es necesario superar los graves problemas de repetición, prolongación y deserción en la educación superior (Vasco, 2006) que limitan las trayectorias laborales y vitales de los jóvenes y restringen el capital humano de la sociedad.
En resumen, los problemas relevantes de la educación en relación con el trabajo y la productividad parten de la propia formación universitaria; las dificultades de acceso, la deserción, el rezago escolar y el aprendizaje efectivo están en el centro de las preocupaciones para las IES, como problemas de calidad de la educación, sumados al bajo rendimiento escolar, desarticulación entre teoría y práctica, dificultades de financiamiento, desconexión entre organismos dependientes de diferentes territorialidades (nación, región, provincia y otros), y la capacitación como respuesta a requerimientos de la gran empresa, lo cual debilita otras posibilidades (emprendimiento, pequeña empresa, autoempleo, capital humano, entre otros).
Por otra parte, es necesario considerar el tema de la desvalorización de las credenciales educativas y la desmoralización creciente de la profesión y del docente, como lo señala Martín-Barbero (2003), y la segmentación del mercado y de la educación superior (Jiménez Vivas, 2009).
Conclusiones
La investigación cuantitativa aplicada al tema de la educación superior permite obtener imágenes más completas sobre el complejo tema de las relaciones educación y sociedad. Los jóvenes universitarios no solo exaltan el valor social de la carrera universitaria sino que, además, reflexionan sobre los profundos problemas que presionan hoy a la universidad desde el mercado laboral.
En esta investigación se resalta el nivel de optimismo del joven sobre su tránsito por una carrera de pregrado y sobre sus legítimas preocupaciones por el futuro individual y social. El alto costo de la educación, las pérdidas de calidad, la preocupación por la especialización en el nivel de postgrados, la buena evaluación de la universidad UIS, la preocupación por las condiciones materiales educativas y la relativa tranquilidad por el porvenir, constituyen los elementos centrales de análisis que permiten esclarecer los datos logrados en la investigación.
En un nivel más teórico, la educación superior, para los propios jóvenes en formación, siempre será insuficiente en el país, los problemas de acceso, equidad, evaluación, retención y graduación hacen parte también de los problemas del desarrollo nacional. La inserción laboral es un tema que preocupa, especialmente la inserción en condiciones justas en un mercado que se percibe como salvaje, informal y lleno de contradicciones.
La vida universitaria es un elemento clave para aquellos individuos en procesos de formación, lamentablemente pocos en nuestra sociedad. La formación de la subjetividad en el mundo universitario es un valor que se antepone a la instrumentalización del ser humano y a la demanda oportunista de un mercado que, con su legítimo derecho a reclamar de la universidad una relación más cercana, no puede constituirse en el modelo de educación en Colombia, tampoco pueden las instituciones de educación entrar en ese juego perversos de demandas por la ocasión de las transacciones de consumo.
Finalmente, es importante, después de este análisis de generalizaciones, proponer profundizar en las trayectorias educativas y laborales de los jóvenes profesionales vinculados al mercado laboral sobre la base de tres preguntas esencias: ¿cuál es el camino, y cuáles son las bifurcaciones, para que el joven profesional se ubique laboralmente?, ¿qué significa realizar una carrera en términos de la ubicación laboral? Y ¿qué sentido tiene, en los términos planteados, ser joven profesional en Colombia hoy?
* Este artículo hace parte del proyecto de investigación: "Jóvenes y Educación Superior. La carrera incierta, la meta insegura", desarrollado en la Universidad Industrial de Santander, UIS (Colombia), vigencia 2010-2011.
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