ISSN electrónico: 2011-7574 FECHA DE RECEPCIÓN: ABRIL 7 DE 2008 |
¿APARICIÓN DE UNA NUEVA CULTURA PATRIMONIAL EN AMÉRICA LATINA A TRAVÉS DE LOS CENTROS HISTÓRICOS EN "RECONSTRUCCIÓN"?
APPEARANCE OF A NEW PATRIMONIAL CULTURE IN LATIN AMERICA THROUGH THE HISTORICAL CENTERS IN “RECONSTRUCTION”?
ANNE COLLIN DELAVAUD
DR. CEÓCRAFA, ESPECIALIZADA EN AMÉRICA LATINA. PROFESORA DEL INSTITUT DES HAUTES ÉTUDES DE L'AMÉRIQUE LATINE DE LA UNIVERSITÉ DE PARIS 3 - SORBONNE NOUVELLE (FRANCE)
CORRESPONDENCIA: IHEAL, S8 RUE SAINL CUILLAUME 75007 PARIS (FRANCE) a.collin@univ-paris3.fr
RESUMEN
El debate sobre la autenticidad aún no finaliza. Por querer restaurar, rehabilitar, revitalizar y reconstruir el centro sobre el centro, asistimos al nacimiento de nuevos espacios centrales, prácticamente fabricados de una sola pieza a partir de un supuesto modelo de centro histórico. ¿Cuál entonces? Algunos sitios urbanos perduraron varios siglos renovándose siempre e imponen una difícil elección entre la conservación de los vestigios más antiguos o la conservación de edificios más recientes, pero en mejor estado. La valorización de uno u otro período, con base en modas arquitecturales o prioridades de identidad, no puede ser disminuida e impregna nuestros centros antiguos. Pero, actualmente, una nueva tendencia parece diseñarse sobre la base de centros históricos adaptados a nuestras esperanzas de ambientes urbanos recompuestos, por ser agradables y estéticos y, si es posible, culturales y lúdicos.
PALABRAS CLAVE: América Latina - centros históricos, patrimonio urbano, rehabilitación urbana, autenticidad, turismo, urbanismo.
ABSTRACT
The debate on the authenticity of the built heritage is not just over. The rush to recover, rebuild, revitalize downtown over the downtown area we are face to the birth of new spaces fabricated solely from an assumed model of the historical center. What are we left with?. Some urban areas have been constantly reshaping themselves thus making it a difficult proposition to chose between the conservation of the oldest historical buildings or the permanence of newer ones but in a much better shape. The cultural judgment of any historical period based on architectural fads or identity politics cannot be overlooked. But currently there is a renew tendency to have historical downtowns adapted to the priorities of urban environs reconstituted, enjoyable and culturally meaningful.
KEY WORDS: America Latina - historical center, urban renovation, urban patrimony, authenticity, tourism, urbanism.
INTRODUCCIÓN
Fundadas a partir de una voluntad ibérica del siglo XVI o creadas en el siglo XIX, incluso el XX, las ciudades de América Latina supieron conservar sus espacios originarios, marcados por las influencias arquitectónicas y urbanísticas europeas sobre las cuales los elementos específicos de las culturas locales o del mestizaje se ejercieron conjuntamente. Algunos prolongaron la ciudad precolombina. Como un libro de historia, nuevas páginas se escriben cada día teniendo en cuenta las páginas ya escritas. ¿Cómo se escriben hoy las páginas más recientes?
Esta continuidad de los centros antiguos en América Latina es extraordinaria, tanto en el tiempo como en el espacio. Si, en efecto, se beneficiaron de un distanciamiento de las grandes confrontaciones del siglo XX, que destruyeron numerosos centros de Europa, no pudieron sin embargo resistir las leyes de la naturaleza y el tiempo (sismos, incendios, fallas estructurales, falta de mantenimiento) y a las necesidades de la modernidad. Los paisajes actuales se caracterizan mucho por la yuxtaposición de edificios de estilo y volúmenes diferentes. Del mismo modo, de un barrio al otro, como de una calle a la otra, se observa un mantenimiento distinto de calles y edificios.
Desde hace más de 30 años, América Latina salvó sus edificios históricos, consiguió rehabilitar una gran parte de sus barrios centrales e intentó revitalizaciones eficaces en contextos difíciles de prioridad social. Sin embargo, nuevas concepciones patrimoniales surgen y cuestionan los principios iniciales aplicados a los monumentos históricos dominados por una búsqueda de autenticidad. En adelante se trata de rehabilitar no sólo sus accesos, sino también de crearles un contexto urbano atractivo tanto para los usuarios como para los inversores.
En la actualidad la situación ha cambiado, ya que la mayoría de las ciudades tomaron consciencia de la apuesta que representa el centro a nivel económico y social. Después de haber sido una carga, el centro se transformó en recurso. Las plazas y las calles peatonales se convierten en lugares acogedores y los edificios vueltos a pintar aportan el decorado necesario para los comercios y los servicios. El barrio vuelve a ser atractivo para los habitantes del resto de la ciudad, para los visitantes nacionales y, por supuesto, para los turistas.
Nuevos imperativos surgieron: agradar a todos los que buscan un modelo de centro imaginado con sus aspectos "típicos", con servicios de calidad para responder a las expectativas internacionales (hoteles, restaurantes, museos, plazas, terrazas de café, almacenes de artesanía, etc..) pero también seguro. Convertido en un lugar de impulso de proyectos inmobiliarios, el centro debe ofrecer seguridad a las inversiones nacionales o extranjeras proponiendo una "rehabilitación agradable".
Esta aparición del barrio enteramente retocado, para darse como centro histórico a los habitantes que lo habían olvidado, incluso abandonado, a turistas encantados, a hombres políticos orgullosos de su acción, vuelve a plantear no sólo la cuestión de la autenticidad de la valorización sino también de la desviación comercial de este escenario patrimonial a los aspectos latinoamericanos exacerbados sin relación con la realidad histórica.
¿Estas rehabilitaciones reflejan la cultura urbana latinoamericana o la de un método internacional de paisajes recompuestos, de nuevas prácticas que solamente un barrio emblemático en el pasado embellecido puede ofrecer? ¿Qué enfoque es necesario dar a estos nuevos paisajes urbanos? Mientras que la asunción de las políticas urbanas patrimoniales es retomada por los municipios, en particular, por los alcaldes, que hacen una herramienta de su compromiso, mientras que la democracia participativa se desarrolla, mientras que el Banco Interamericano de Desarrollo consolida estas acciones con préstamos, mientras que los extranjeros los reconocen como verdaderos centros antiguos. ¿Qué involucra el querer denunciar esta exagerada representación del patrimonio?
1. "INTEGRAR TODO EL BARRIO EN EL PATRIMONIO"
La mitad del siglo XX, período de expansión espacial sin precedentes vinculado a la explosión demográfica, creó una nueva situación.
El centro antiguo tomó un lugar significativo con la aparición de nuevos barrios. Se confiere entonces una determinada historicidad al núcleo original que se convierte en "la ciudad vieja" y se transforma progresivamente en centro histórico en contraste con los nuevos barrios. En el medio de inmensas aglomeraciones, el centro pasa a ser para miles, incluso millones, de nuevos citadinos, el principal lugar portador de identidad urbana.
Marcado siempre por un fuerte centralismo administrativo y político, el centro es rico en proyectos para canalizar su vida popular, sus actividades de toda clase, sus terrenos y sus entornos deteriorados. Olvidado desde hace décadas por las familias acomodadas que buscaron un hogar más cómodo y apartado, el centro ha seguido viviendo con sus actividades tradicionales (colegios, mercados, talleres de artesanos, administraciones), pero los residentes cambiaron. Los más pobres permanecieron, los emigrantes se les unieron. Descuidado por los servicios públicos que se encuentran rebosados por el crecimiento periférico, se deteriora poco a poco.
Mientras que la alta administración permanecía y mantenía in situ empleados públicos, las actividades bancarias y comerciales se reubicaban.
Así, la vida en el centro continuó como lugar de residencia y también como lugar comercial no sólo para sus habitantes sino también para los de los barrios periféricos que venían a encontrar allí mercados populares a su conveniencia.
De crisis en crisis, la ciudad se extiende por todas partes y no puede ya modernizar a la vez su centro y equipar sus nuevos espacios periféricos... El comercio ambulante, única fuente de ingresos de numerosas familias, ocupa las calles y los accesos a los mercados. Ir al centro histórico parece ser cada vez más percibido como un riesgo por la mayoría de los habitantes debido al nuevo "paisaje humano" (multitudes, circulación difícil, contaminación de autobuses, indígenas, indigentes).
Una restauración patrimonial limitada pero auténtica
La mayoría de las ciudades de América Latina conoció un primer movimiento de interés a partir de los años sesenta o setenta, pero es sólo dos o tres décadas más tarde que una planificación e instituciones especializadas darán un verdadero impulso a la rehabilitación sobre este espacio complejo1. Diferentes acontecimientos fuertes sirvieron de palanca a esta dinámica: por una parte, las catástrofes naturales, como fue el caso en México en 1985 y en Quito en 19872 y, por otra parte, el reconocimiento de la UNESCO declarando algunos centros históricos en su totalidad como patrimonio mundial. América Latina cuenta con cerca de 40 centros reconocidos, más que en cualquier otra parte del mundo. Quito será el primero en 19783.
Las élites locales crearon las primeras instituciones de la restauración auténtica, respetando las restricciones internacionales impuestas que facilitaron el acceso de su ciudad al rango de patrimonio mundial. Los trabajos de restauración, comenzados a menudo con el apoyo de un banco nacional, dirigidos por la universidad, la cooperación española o por una fundación extranjera, ante todo han dado nueva vida a edificios descuidados desde hace décadas.
Estos trabajos de calidad salvaron a estos testigos del pasado y permitieron formar profesionales de la construcción y de las artes (doradura, escultura, conservación de cuadros, libros, prendas de vestir religiosas). Unos talleres-escuela (los de la cooperación española) han tomado en sus manos la formación de jóvenes aprendices de los oficios del patrimonio, asegurando un enlace sin precedente desde el período colonial a la perpetuidad de los usos y formas. Este cambio realizado en los edificios públicos es una verdadera restauración que pretende encontrar las técnicas y los materiales antiguos, apoyándose en estudios y experiencias realizadas en todo el continente, para lograr la mayor atenticidad posible e integrando a la vez las normas actuales de seguridad de la construcción y la protección.
Después de años de acciones y restablecimiento a lo idéntico, un nuevo planteamiento, esta vez municipal, se concentró en una acción más espectacular, que se podría llamar "de fachada" para atraer y dar confianza a los inversores. La necesidad de agradar, asociada a una capacidad financiera realista, es muy importante. Así pues, se crea un barrio de restauración piloto con las calles más monumentales (8 manzanas en Quito entre 1988 y 1995) donde los protagonistas esencialmente públicos restauran para salvar, en primer lugar, la catedral y el palacio presidencial, y luego prosiguen su operación con la rehabilitación de espacios públicos (plazas, calles y aceras).
Esta fase de restauración y rehabilitación es interesante, ya que volvió a dar un nuevo impulso a todos los que querían salvar el centro, demostrando simplemente que estos viejos edificios deteriorados eran bonitos, que estaban bien arraigados en las memorias. Están en general bien hechos, con gusto y conocimientos técnicos. No queda más que extender esta experiencia. Esto es lo que explica el renacimiento de espléndidos centros de ciudades pero siempre rodeados de barrios a la espera, porque arreglar los problemas de circulación, vendedores ambulantes, revitalización comercial y la cuestión crucial de la vivienda es otro asunto. A 50 metros de la Catedral de Lima, los tugurios están aún allí mientras que el Plaza de Armas es bonita e iluminada en la noche.
¿Para salvar el centro histórico, cómo actuar más rápidamente? Las leyes nacionales no son suficientes y sólo se interesan a menudo en el monumento. Es necesario "hacer incluir en el patrimonio" todo el barrio. Para eso, se efectúa todo un trabajo de reconstrucción histórica, a menudo de gran amplitud, destacando las características originarias de cada sector con relación a los otros. Esta definición le asigna otros valores que el de uso. La recuperación afecta entonces las condiciones de vida, el entorno, las actividades, la seguridad. Este enfoque global del barrio no es el mismo en todas partes pero se reconoce como indispensable para todos.
La continuidad temporal del tejido urbano facilita entonces la espacialización de un tiempo dado. La continuidad paisajista de tipo colonial será dada por estas casas siempre reconstruidas. Son en su mayoría del final del Siglo XIX y Siglo XX. En medio de ellas se asientan edificios residenciales o funcionales de los años 1900, 1930 y 1960. Estos últimos son más elevados, más voluminosos y a menudo son construcciones en piedra o en cemento. La pintura blanca, impuesta por razones de higiene al final del Siglo XIX, mantenía esta unidad. Estas arquitecturas eclécticas, testigos de la modernidad, a menudo se concentraban por cierto en el corazón del mismo centro. En cuanto se alejaban de la plaza principal, las calles y las callejuelas retoman su homogeneidad gracias a estas alineaciones de casas de un piso, de techos de tejas y de balcones de madera o hierro; aunque una casa contemporánea aparece, la composición arquitectónica seguía siendo armoniosa. Sólo el camino que conduce al nuevo centro de negocios contiene edificios más recientes, más elevados y más grandes. La situación es diferente en las ciudades muy marcadas por la inmigración europea de finales del Siglo XIX, en las cuales el modelo de edificios de estilo haussmannien se impuso por necesidad de modernismo, mientras que en las pequeñas ciudades del Cono Sur se crea un modelo de un piso donde la fachada establece una característica diferente según el nivel social.
Si, por una parte, los trabajos recientes integran una modificación estructural interna, por otra dejan el aspecto exterior lo más exacto posible para responder al gusto actual de un enfoque imaginario de la realidad antigua. De hecho, ¿qué momento retener para fijar la nueva realidad? La construcción de iglesias, plazas y otros palacios tardaba decenas de años. Apenas acabado, no se dudaba en transformar el edificio. El trazado de las principales plazas revela cambios importantes durante siglos; se retocaba incluso las iglesias, se hacían calles. En el Siglo XVIII, el arte barroco impondrá contribuciones decorativas sobre las fachadas austeras; en el Siglo XIX, la arquitectura republicana4 y el nuevo arte se traducirán en elementos de molduras, balcones, en nuevos materiales aplicados sobre viejas paredes de ladrillos de tierra (adobe) cubiertas de cal.
Una adjudicación patrimonial por patrocinio y por cooperación bilateral influye cada vez más sobre el sector privado. Numerosas empresas intervienen y participan en este ámbito. La Catedral de Cartagena de Indias es objeto de una importante restauración gracias, entre otras cosas, a la Sociedad Hyundai Colombia y a la familia Carlos J. Mattos B (cartel puesto sobre la pared exterior, 2006). Diferente pero simpático es el proyecto realizado en Lima en la década de los noventa con la operación "adoptan un balcón". Los suntuosos balcones de madera que han cruzado el tiempo fueron rescatados gracias a benefactores que quisieron asociarse a este proyecto original. Numerosas fundaciones internacionales vinieron a retransmitir la acción de la cooperación nacional. Desde los años noventa, el balance de la Agencia de Cooperación Internacional Española y de la Junta de Andalucía es excepcional.
El principio de la revitalización
La nueva valorización del centro conduce al modelo de desarrollo integral que considera no solamente el aspecto físico de los edificios sino también su realidad social, la circulación caótica y el uso abusivo de los espacios públicos por los vendedores ambulantes. La etapa de embellecimiento no puede ocultar mucho tiempo la realidad. Hacer venir a los inversores y turistas supone que las patologías profundas del barrio estén saneadas. Planes de desarrollo integral del centro histórico comienzan a aparecer en los años noventa para responder a las especificaciones del centro que imponen intervenciones complejas. Este plan es extremadamente difícil. Las intervenciones sobre los transportes o sobre la reubicación de actividades tienen graves repercusiones. Las ciudades pasaron a ser verdaderos laboratorios que experimentaban acciones sobre la base del desarrollo sostenible y la democracia participativa.
Tras veinte años, Quito reproduce en los barrios vecinos del centro las mismas gestiones sobre los espacios públicos5. La toma de conciencia de que una iglesia barroca al retablo redorado con lámina de oro no tenía sentido en el centro de un entorno tugurioso lanzó acciones originales en torno a la creación de una sociedad mixta (Empresa Centro Histórico - ECH), que gracias a un préstamo del BID ($41 millones) y el Estado ($10 millones) podrá efectivamente influir sobre el sector privado, trabajando sobre la creación de estacionamientos, hoteles, museos e, incluso, sobre la vivienda social. Es un nuevo instrumento dinámico en torno a una continuidad municipal desde 1988, aunque en el 2000 el cambio político es notorio. ECH se volverá INNOVAR (Empresa de Desarrollo Metropolitano), luego EDUQ con una disposición ampliada al resto de la ciudad, gracias a un segundo préstamo del BID ($31 millones).
Las intervenciones actuales no son solo patrimoniales; se interesan también por las instalaciones funcionales que permanecían aún en el centro antiguo y en su perímetro. Algunas no tenían razón de ser (mataderos, mercados mayoristas, terminales de autobuses, viejas estaciones subutilizadas, bodegas inutilizadas, prisiones, etc.) o están en un estado deplorable. Se les rehabilita (las estaciones de la arquitectura de hierro del Siglo XIX de Sao Paolo, de Montevideo y Santiago) o son demolidas y reconstruidas en la periferia.
La recuperación de los espacios públicos ocupados por vendedores ambulantes resulta de esta misma voluntad de restablecer el orden. En la última década, luego de intervenciones algunas veces policiales, pero cada vez más resultado de largas negociaciones, los compromisos consignados después de decenas de reuniones con los comerciantes permitieron la creación de un nuevo tipo de negocios en el centro: el de centros comerciales donde se ubica a los vendedores ambulantes, que se han convertido en vendedores formales en locales muy pequeños que pudieron adquirir en propiedad. Es un cambio muy fuerte en la vida del centro.
Habitantes, usuarios y turistas, sin contar los autobuses y los vehículos, encuentran sus calles. Orden que se consolida también por la presencia de nuevos protagonistas de la seguridad en el centro histórico: el policía. A pie, a caballo, en bicicleta; su número impresionante es testigo de la nueva valorización del centro.
Quedan entonces por tratar otros aspectos del centro. En un hermoso escenario, la realidad social resulta insoportable aun si todas las ciudades muestran una pérdida demográfica en su zona central e, incluso, pericéntrica. Pocos residentes se quedan y a ellos se unen constantemente nuevos inmigrantes, algunos de los cuales duermen la noche sobre las aceras.
La cuestión de la vivienda dista mucho de ser arreglada porque algunos tugurios permanecen detrás de fachadas históricas. Experiencias de todo tipo se intentan con más o menos éxito. Un desarrollo dinámico del centro conduce a una revitalización de algunas calles mejor ubicadas y con ella a una expulsión de los habitantes. "Lo saben desde hace años, que tendrán que irse un día", dice un promotor que viene a anunciar a los inquilinos que deben marcharse. ¿Dónde? Todo indica que una clasificación geográfica de sectores se hace en el centro mismo. Allí donde la situación es la más difícil, la degradación continúa por falta de acciones.
La situación llega a su máximo cuando el sector no rehabilitado se transforma en un barrio caliente, con prostitución, drogas y tráficos ilícitos. A veces se adoptan medidas radicales: una renovación total, como la del Cartucho en Bogotá, donde callejuelas enteras de trazado de origen colonial fueron arrasadas y transformadas en un inmenso parque (Tercer Milenio) que trasladaba los desalojados a las calles cercanas. Un sector vecino, compuesto de edificios de 6 a 7 pisos de los años cincuenta - setenta, está en estado de abandono. Nadie quiere comprarlos. debido a su vecindario social. Sin embargo, el nuevo sistema de autobús in situ (Transmilenio) pasa por la avenida. En Quito, la pequeña calle La Ronda, de orígenes coloniales, citada en todas las guías turísticas del mundo, está tan "corrompida" que el municipio decidió expropiar varios edificios para transformarlos en talleres de artistas y pequeños restaurantes para turistas. Única calle curva y estrecha dentro del plano, siempre ha sido atractiva. La inmensa Avenida de Mayo, en la cual desemboca, tampoco está exenta de problemas. Antiguo barranco rellenado, bajo el cual pasa una autopista, albergó por mucho tiempo mercados que se volvieron indeseables y fueron reubicados. Pero la transformación en espacio público abierto a todos no es fácil, ya que la avenida sirve de frontera al barrio vecino donde se encuentran a la vez traperos, una institución para enfermos mentales y toda clase de tugurios y de pequeños hoteles muy baratos, etc.
2. "NUEVOS PAISAJES ANTIGUOS" EN EL CENTRO
Después de los años pioneros de restauración de monumentos, y posteriormente el cambio hacia todo el patrimonio, se continúa el trabajo en favor de una revitalización que está lejos de terminarse por ser extensa, complicada y costosa. El embellecimiento vuelve a estar de moda como al comienzo del Siglo XX. Útil al principio para impulsar el interés y la confianza, el fortalecimiento de esta orientación reciente desentona asimismo con la increíble cercanía de tugurios y de lujo, sin olvidar el anacronismo de un pasado reinventado.
La recuperación estética se hizo rápidamente por el color, en cuanto los edificios públicos muestren el ejemplo y sean aplicadas medidas fiscales para el mantenimiento de las fachadas. El color se difundió por todas las calles e incluso más allá, ya que los barrios populares cercanos al centro también se trabajaron en esta búsqueda estética. Así pues, en Quito, las casas de las vertientes que dominan el centro de la ciudad se volvieron a pintar, creando en las pendientes del volcán Pichincha manchas de colores de hermosísimo efecto. La difusión de una carta de colores facilitó la armonía, mientras que por otra parte la libertad exagerada genera paisajes discontinuos. El peligro no está nunca lejos; basta que un fabricante de láminas de zinc ponga a la venta colores como el rojo vivo y el verde crudo para que la armonía desaparezca de los techos de la ciudad de Cuenca (Ecuador - patrimonio mundial en 1999).
Como a los latinoamericanos les gusta el color, buscaron también resaltar los detalles arquitectónicos de sus fachadas que estaban ocultos por las sucesivas capas de cal6. Como siempre los edificios se reconstruyen sobre el mismo modelo, solo se han aportado modificaciones a las fachadas: balcones de madera o de hierro forjado, ventanas más grandes, pórticos diferentes, puertas y ventanas de marcos estilizados y de génoises diferentes. En la actualidad, el gusto es destacar estos detalles decorativos con colores variados. Algunas iglesias no escapan tampoco al color. Una selección de lugares se estudia especialmente para aportar una unidad. En Xochimilco, al sur de México, el color "melón" se impuso para crear una unidad desde la plaza central hasta los edificios más diversos. Así, la alcaldía, un edificio del comienzo del Siglo XX, fue pintado de este color, y más tarde la gran pared que rodea el atrio de la iglesia convento San Bernardo de Sienne del Siglo XVI (Collin, 2006).
La iluminación ofrece, de igual forma, un efecto mágico que garantiza confianza a aquellos que no venían ya al centro desde hace años. Se debía ver absolutamente el espectáculo del centro iluminado. El alumbrado vuelve a ser un elemento primordial de políticas urbanas no solamente en su enfoque usual sino también en lo artístico. Es una herramienta que permite orientarse, identificar lugares y adaptarse al entorno. Además de la nueva seguridad ofrecida "facilita la integración, uniendo los diferentes barrios y permite a la municipalidades controlar los vínculos sociales de la vida nocturna" (página Web Citelum). Uno de los objetivos enunciados por Citelum es muy claro: "reforzar la identidad del municipio: el alumbrado público contribuye a formar la personalidad de la ciudad".
Esta gestión se encuentra actualmente en varias ciudades de América Latina. El Palacio Nacional de México fue alumbrado en sus 200 metros de fachada. Se trata de "resaltar la sede actual de la Presidencia, de evocar los orígenes de la ciudad y de participar en el desarrollo de una forma de vida nocturna en una de las plazas más bellas de América Latina, tal es la triple finalidad de la iluminación del Palacio Nacional, inaugurado en 1998". La iluminación del palacio del gobernador en Morelia (México) responde a este mismo objetivo. Aquel del puente nuevo, sobre el lago de Brasilia, atrae miles de turistas y habitantes fascinados por esta obra de ingeniería de gran estética convertida en magia.
La adaptación del resto de la ciudad a estas nuevas prácticas hace parte de un nuevo marketing urbano-político transmitido por los medios de comunicación. No se habla más de antros, de inseguridad y de tráfico de todo tipo, sino de iniciativas urbanas-culturales o lúdicas nuevas en beneficio de todos: conciertos al aire libre, prohibición de circulación de un día por semana o por mes. Bogotá ofrece sobre su eje principal Norte-Sur, cerca de 30 kilómetros, sin circulación, los domingos. Caminantes, joggers y sobretodo ciclistas ocupan la calzada. La multitud es impresionante. Quito conoce también este suceso; una vez por mes, todo el centro histórico es cerrado a la circulación lo mismo que su avenida principal (Amazonas). Toda clase de artistas ocupan entonces el sitio, y los ciudadanos pueden disfrutar tanto teatro callejero como orquestas diversas. Las visitas de niños de escuela primaria se han vuelto frecuentes en el marco de una iniciación al patrimonio. Una iniciativa útil será puesta en marcha en Colombia con los "vigías del patrimonio", integrando jóvenes al conocimiento pero también a la acción de mostrar todas las amenazas sobre el pequeño patrimonio local. Finalmente, se encuentran suficientes guías turísticos que muestran el centro histórico, los monumentos ineludibles como lugares de esparcimiento y los nuevos restaurantes decorados a la antigua.
El acondicionamiento innovador hace parte de la voluntad de cambio. Una ciudad como Guayaquil, que conservó de su pasado colonial únicamente el trazado de las calles del centro, creó, en las orillas del estuario del Guayas, una alameda habilitada y dotada de servicios y negocios. El nuevo malecón hizo volver los habitantes al centro, a partir de un modelo sorprendente de regreso al pasado que no pudo nunca existir de esta manera. La orilla no estaba estabilizada y los barcos fluviales atracaban allí mientras que los barcos marítimos anclaban en el estuario. Pero esto no es todo; debían agregarse algunos edificios antiguos preservados en medio de las torres del centro de negocios. Los edificios de comienzos del Siglo XX, de la alcaldía y de la gobernación han soportado un lifting acompañado de pintura. Las calles contiguas se beneficiaron de espacios verdes, de vías peatonales, de una limpieza nueva y de la iluminación7. Se redescubre también que el mercado de pescado, en medio de calles atestadas, es una bella plaza de hierro. Una calle para artistas y restaurantes es rehabilitada en el Cerro Santa Ana. Confiado de este éxito, el alcalde de la ciudad pudo lanzar otras acciones en el resto de la ciudad.
La instrumentalización política del patrimonio por los gobiernos locales aceleró el proceso de cambio. "La intervención sobre el patrimonio es recalcada como una señal política de un cambio de conducta en los negocios de la ciudad y en los métodos (Salin, 2006)". La gestión del alcalde cambió el centro, le volvió a dar vida, asintió en crear de nuevo el centro tomando como base a veces lemas como "Somos Lima". La percepción de la implicación de un elector en la resolución de problemas como, por ejemplo, la negociación con los vendedores ambulantes es un incentivo importante para el sector privado.
Los éxitos de otras ciudades terminan por motivar a los electos atrasados. La visibilidad de las acciones es espectacular y desvía la atención de la realidad que aún la agobia. Es un enfoque poco costoso, de un barrio mal percibido y entendido por los otros habitantes de la ciudad, aunque este efecto se limita a algunas calles de vocación administrativa y patrimonial, y deja intactas, es decir a riesgo, las calles cercanas.
3. ¿LA "FABRICACIÓN" DEL PATRIMONIO RESPONDE A LA EVOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD?
La sociedad latinoamericana urbana evoluciona cada vez más rápido. El acceso a los medios de comunicación es generalizado; los jóvenes viajan mucho para terminar sus estudios, sea en otras ciudades o en el extranjero. Los inmigrantes de toda clase llegan de países violentos, mientras que otros por razones económicas se van al extranjero. Este vaivén trae consigo formas de vida que transforman, puesto que no se quiere solamente más comodidad sino también arraigar tradiciones de origen que se redescubren. !Un estilo nuevo está a punto de surgir: la construcción de remesas compromiso entre el país de origen y el país de acogida!
Este cambio paisajístico, caracterizado por la exageración de los medios utilizados para provocar la atracción, es reforzado, actualmente, por los medios de comunicación, los viajes internacionales y por las redes de los centros históricos que intercambian sus experiencias. De esta manera, se transmite a través del mundo un nuevo valor al escenario que aportan estas viejas construcciones arregladas del centro, y a la vez a la nueva vida en el corazón de la ciudad. Las experiencias satisfactorias de algunas ciudades europeas y latinoamericanas motivan a los inversores inmobiliarios a adquirir propiedades a bajos precios de edificios completos y a remodelarlos según el gusto actual, para responder a las demandas de jóvenes inversores atraídos también por la compra de una propiedad o de un apartamento. Estos "recién llegados culturales" saben perfectamente que las construcciones antiguas son escasas en cantidad. Hay que ser el primero aun si el riesgo es alto, ya que la revitalización nunca está asegurada y el momento de las alzas inmobiliarias anunciadas puede tardar.
En realidad, las autoridades municipales al elegir este modelo de mejoramiento comprendieron bien la apuesta económica de la patrimonalización. Una manera directa de salvarlo es elevándolo como bien cultural y también como bien inmueble especulativo. El riesgo de que parezca un museo abierto, lo cual ha sido frecuentemente denunciado, acecha muy ciertamente a algunos sectores de vocación turística. Se menciona el centro de Bahía (Brasil), que se anima con la llegada de turistas, o también el barrio patrimonial de Cartagena de Indias (Colombia). Pero, no obstante, esta tendencia permanece por fin limitada porque los otros sectores centrales contiguos siguieron siendo muy populares y desbordan fácilmente sobre el centro monumental. El aburguesamiento inevitable en algunas calles y edificios transformados se percibe a veces como el fantasma que expulsa a los pobres, y también como una herramienta de la revitalización. El futuro dirá si a largo plazo era una buena inversión, mientras tanto, los precios suben tan rápidamente en estas nuevas viviendas centrales que nadie lo lamenta a corto plazo. Dicho esto, los precios no corresponden a la calidad de los alojamientos a menudo pequeños y sin estacionamiento; en cuanto al medio ambiente humano, aún sigue siendo difícil, y los servicios y las escuelas permanecen inadaptados para esta nueva clientela que viene de los barrios residenciales.
La elección de reconstruir un nuevo centro de carácter histórico es una realidad que tiende a desarrollarse para responder a las expectativas de un público contemporáneo más joven e internacional. Las ciudades que comienzan solamente la primera etapa, la de la conservación de monumentos, se preocupan por recobrar el tiempo perdido creando lo más rápidamente posible este mismo escenario. Panamá rehabilita solamente la parte más antigua, donde algunos edificios públicos y privados lanzan la moda para atraer rápidamente a los inversores en inmuebles que por mucho tiempo habían estado invadidos. Un programa público de realojamiento envía a la periferia a los inquilinos, quienes fueron informados con mucha antelación de su partida, por la obstrucción efectuada por el Ministerio de Vivienda que indican la insalubridad. Otra sorpresa para acceder a la parte elegante de casco antiguo: en curso de renovación es necesario pasar por calles muy populares, llenas de viejas casas de madera de 4 a 5 pisos, de balcón "típico" de la arquitectura del Caribe, pero tuguriosas y de connotación muy popular. Así, se hizo, una selección en el patrimonio. La difícil recuperación social de este hábitat se prorroga a una fecha desconocida. La diferencia social es extrema y no parece desmotivar a los promotores. Unas fronteras virtuales están bien establecidas.
Vivir en el centro antiguo se lanza como una moda que no debe faltar sobre todo teniendo en cuenta que grandes nombres van a invertir con más o menos discreción. Un conjunto de edificios alrededor de los patios arborizados los aísla de la calle. Es importante distinguirse culturalmente. Otros entendieron el interés financiero del proceso de restauración, como el inversionista mexicano Carlos Slim, quien compró varios palacios del Siglo XVII y XVIII en el centro de México. Este esfuerzo patrimonial bien asumido permite tener inmediatamente un papel determinante en la valorización de las calles en cuestión y servirá de llamado al patrocinio puro de los edificios excepcionales en cantidad, en calidad y en valor histórico. Se toman siempre los ricos como modelo. Los anuncios comerciales internacionales se atreven a volver a instalarse cerca.
Las instituciones especializadas para la promoción y el desarrollo económico del centro lo comprendieron bien, así como el Banco Interamericano de Desarrollo, el cual concede préstamos para responder a los objetivos de revitalización si las medidas tomadas sirven para facilitar las inversiones privadas.
Entonces se comprende que no hay más límite en querer valorizar al máximo el centro antiguo, ya que su futuro a mediano y largo plazo depende de esto. Todo se hace para ofrecer el escenario y la seguridad a los inversores hasta llevarlos a la exacerbación extrema del fenómeno de reconstrucción de lo antiguo con el método de farsa. Los restaurantes y los hoteles de algunos almacenes ofrecen a menudo una decoración distinta, mezclando modernidad y rusticidad. El arte colonial se codea a veces con los escenarios americanizados. El cambio de uso es tan desconcertante, como el del convento que ha sido convertido en hotel. En Cartagena de Indias, el Santa Clara Sofitel mantiene la tradición hospitalaria, ofreciendo una extensa piscina en uno de los claustros del convento, mientras que el Antiguo Claustro de San Francisco se convirtió en un centro comercial.
Las ciudades que han transformado completamente su centro a principios del Siglo XX se ponen entonces a planear en torno a un barrio vecino que conservó sus edificios con una política de rehabilitación y revitalización similar a la de los centros históricos. La política de repoblación, a partir de 1993, del barrio Santiago Poniente en Santiago de Chile permitió construir numerosos edificios contemporáneos en los terrenos baldíos, lo cual volvió a dar valor a los viejos edificios de 1880-1920 (Paquette, 2005).
No exactamente política de disimulación, más bien cultura del olvido. En arquitectura, el pastiche muy a menudo contiene buenas intenciones: se imita el estilo de una época no tanto con la intensión de engañar al espectador, sino para no desorientarlo. Los promotores de turismo repudian a menudo la información exacta sobre el hecho de reconstrucción de un edificio y de una calle. Se trata de una verdadera hipocresía que se justifica por la voluntad de desarrollo turístico, y el temor de ver al turista desviarse si descubre que lo que vino a ver sólo es una imitación.
4. UNA NUEVA CULTURA PATRIMONIAL
Los programas de rehabilitación se caracterizan mucho por la vuelta a un pasado, y se basan en una nueva composición arquitectónica, en torno a un paisaje común que habría sido el de antes sin que nunca una fecha esté establecida en términos de referencia. Cada vez más parece que se trata de un compromiso propuesto a la sociedad que une a un modelo que se dice consensual. Es un hecho que en las ciudades de la América hispánica estos edificios del final del Siglo XIX y de principios del Siglo XX corresponden a la idea profundamente afianzada de que se trata de inmuebles coloniales. Están en mayor número que los edificios de los años 1900 o 1920.
En las ciudades de la América atlántica, la pregunta no se plantea de la misma forma puesto que fuera de algunos casos aislados de las ciudades coloniales de Brasil, la arquitectura dominante es la de los años 1880-1930. Recientemente, se concentra un esfuerzo en los edificios de Art Déco; Montevideo pretende valorizar este período; Barranquilla debería comenzar a restaurar sus muy numerosos edificios de su gran período de prosperidad (Orellana et al., 2006).
¿Una identidad urbana reconstituida gracias al escenario?
Este nuevo escenario propio, vuelto a pintar, asegurado, unifica a los habitantes que sienten un determinado orgullo de sus lugares históricos. El centro, cada vez más, se encarga de una función suprema: volver a dar una identidad urbana. En efecto, mientras que las ciudades aumentaron 3 veces su población en 50 años, y su superficie se multiplicó por 5, la base de la población que ocupó el centro y su primera periferia es ampliamente superada por sus nuevos ciudadanos reunidos en barrios espontáneos y conjuntos residenciales sin identidad.
Venir al centro es encontrar la verdadera ciudad donde convergen todos los medios de transportes. Es un lugar frecuentado por los jóvenes que tienen sus colegios y muchas veces sus universidades. Es también el lugar de todas las manifestaciones políticas y, en algunas ciudades, de comercios y mercados importantes.
Para volver a encontrar un ambiente de centro, en la actualidad los centros comerciales dispersos en todos los barrios de las inmensas aglomeraciones decidieron apostar a la modernidad con una arquitectura contemporánea, pero muchos suscriben hoy esta necesidad de encontrar la calle con sus aceras y sus comercios. Entonces, las galerías comerciales se convirtieron en calles cubiertas, con una plaza principal en donde, en torno de una fuente y algunas palmeras, aparecieron las terrazas de café. Debido a la climatización, el lugar se presta para pasear, darse cita, tomar una copa. Este ambiente tranquiliza al cliente y entra en competencia con el centro que debe entonces también ofrecerle esta misma comodidad.
Así pues, una nueva sociedad se construye en este ambiente completamente creado para ella en medio de sitios acogedores. El desarrollo turístico a menudo ha estado sobre la iniciativa de la consolidación de las características del pasado, no sólo en las zonas turísticas históricas sino también en los nuevos espacios. Se construyen y embellecen al estilo antiguo hoteles, restaurantes, plazas y playas. Si se tratara de una "remexicanizacion" de la costa de Baja California o del Yucatán (Quiroz, 2004), sería únicamente por efectos decorativos aplicados sobre una fachada contemporánea. Así se ven hasta pastiches de pirámide maya cerca de la frontera de los Estados Unidos, en donde las fábricas maquiladoras añaden en adelante una señal mexicana sobre su fachada.
La voluntad de expresar el lugar y el pasado a estos turistas venidos del exterior es la misma. Los barcos de cruceros atracan también en terminales creadas especialmente para indicar a los turistas que llegan verdaderamente a tal país, con una historia y características arquitectónicas. En Panamá, Colón, el gran centro de recepción de los cruceros del Caribe, construyó un terminal que se considera absolutamente panameño, a través de un estilo que da confianza, de pequeñas casas coloridas, en donde carrozas estacionan mientras que en algunas calles se encuentran tugurios y una gran miseria. La artesanía que se vende allí viene la mayor parte del tiempo de Guatemala, de Ecuador, incluso, de Asia sin que eso importe; es bonito y colorido.
Una instumentalización comercial
Todo este interés en el pasado magnificado y mejorado esconde en realidad una empresa comercial, bien organizada que poco a poco se estableció aprovechándose del gusto natural en favor del pasado que da confianza, respaldado poco a poco por las autoridades en su voluntad de volver a dar vida al centro, de favorecer la mezcla social y de rentabilizar las inversiones. Esta tendencia se logra implantar rápidamente. Se trata de una escenificación comercial llevada de manera sistemática, con un programa cultural bien definido y una extraordinaria combinación de técnicas para volverlo realidad. No encontramos allí el éxito del enfoque Disneyland para representar el pasado, el presente y el futuro. Eso también funciona en el centro histórico. Por todas partes del mundo, en los lugares turísticos, desde hace décadas se construyen pueblos enteros de casas tradicionales, en la montaña, en el mar. En la actualidad, la copia de casas antiguas, tal como la copia de objetos, se vende bien. Así pues, la nostalgia del pasado, los valores seguros antiguos, se buscan frente a la complejidad del mundo contemporáneo y a la ciudad que perdió sus límites confiables. La arquitectura contemporánea preocupa y es a menudo rechazada por todos los habitantes. La estructura antigua da confianza, "fue aceptada" a través de varias generaciones, la imponencia de las catedrales neogóticas y de los edificios neoclásicos se añaden a las memorias sin considerar los pastiches de casas regionales europeas.
En realidad, no se cuestiona hacer edificios a la antigua sino el hacer una copia del estilo antiguo. En nombre de la coherencia del barrio, del paisaje urbano, se construye una imitación. Efectivamente, es una habilidad que permite satisfacer al máximo la comodidad de los usuarios, respetando las superficies normativas a menudo percibidas como yugos, y los equilibrios económicos (muchas veces desequilibrados), en cuanto a los monumentos, aparecen como dificultades necesarias.
¿Quién se preocupa del patrimonio real? ¿Quién sabe diferenciar entre una iglesia gótica y una neogótica? ¿Quién reconoce un balcón reciente a uno recientemente barnizado? ¿Esta nueva práctica consumista del patrimonio corresponde a nuestra visión occidental? Tiene un vínculo con la de los asiáticos, que no se demoran en reconstruir a lo idéntico cada 20 años, mostrando bien que la cuestión de la autenticidad se trata de manera diferente según las culturas.
Una preocupación incongruente se plantea cada vez más: ¿qué hacer con todas estas iglesias y conventos, sabiendo que su frecuentación es limitada? La delicada reconversión es un gran problema en cuanto se aborden edificios históricos casi en exceso en el centro, una vez la catedral, las cinco o seis iglesias y conventos principales restaurados. Las casas señoriales, las capillas e iglesias parroquiales son aún muy numerosas en algunos centros. El museo de la ciudad se construirá sobre un antiguo hospital; un museo de arte colonial sobre una vieja casa con patio, una biblioteca, un edificio del Siglo XIX; una casa más pequeña se volverá un hogar comunal... Pero, en un momento dado, se alcanza el límite máximo de reconversión. El enfoque patrimonial excesivo basado en la cultura deja vacío el barrio transformándolo en museo. Sin duda, se espera que los turistas animen el barrio, pero éstos son siempre de temporada y se ausentan con la menor crisis política o catastrófica... Y, si el turista acepta visitar algunos de los monumentos históricos, se aburre más rápidamente si las calles se encuentran vacías.
En Bogotá, la lista de bienes declarados monumentos de interés nacional alcanza 168 edificios. Los lugares culturales son ya numerosos. ¿Qué hacer entonces con estos bienes? Proyectos residenciales se imponen poco a poco. En el jardín de una de las grandes casas burgueses de principios del Siglo XX (casona), es tentador construir un edificio residencial (polémica en 2006 en torno a Villa Adelaida en Bogotá). Se mencionó durante el mismo período, la idea de vender el Gran Seminario de esta misma ciudad, mientras que en Quito se negocia con la comunidad religiosa de las Carmelitas el intercambio de su "viejo convento" por un espacio renovado a la comodidad actual.
Por supuesto el pasado tiene derecho al respeto, pero el presente y el futuro también. La tendencia actual paraliza una situación que no admite más la creación. No se debe olvidar que lo que es viejo hoy fue nuevo ayer. La innovación se pierde. Al crear el Museo del Agua, un edificio de vidrio en las alturas sobre una vertiente dominando el centro histórico, el municipio de Quito recordó su visión de "fabricante del futuro". Curiosamente, además se remontó al Ichímbia, sobre la vertiente opuesta al Museo del Agua, la vieja plaza de hierro del mercado que estaba más en el corazón del centro desde hace más de un siglo.
La resistencia al modelo de reconstrucción de lo antiguo, al escenario de teatro, existe un poco. Se traduce en la mezcla de arquitectura contemporánea y antigua, de unos mobiliarios asociados a creaciones. Es tal vez allí que se ve la creación latinoamericana. Más discreta por ser menos comercial; es también raramente reservada de alguna manera a una élite o a los edificios públicos.
Pero se percibe otra resistencia, más popular, en las zonas peri-céntricas, más allá del centro monumental. La mejora del espacio público y la pintura de las fachadas apenas afectaron estos viejos barrios de obreros, indígenas o burgueses del final del Siglo XIX y principios del Siglo XX que supieron conservar sus comercios y sus poblaciones de residentes. Se recupera la verdadera ciudad del pasado, con su carácter auténtico, con sus pequeñas modernizaciones progresivas, sus pequeños edificios contemporáneos que rodean lo antiguo. Montevideo, Asunción y las ciudades de Argentina son ricas de estos barrios con evolución lenta. El escaso crecimiento demográfico y las crisis económicas impidieron una determinada modernización que apenas resulta a través de la plaza principal y a lo largo de los ejes principales. Cualquiera que sea el centro histórico, basta con visitar las calles que rodean el centro monumental para encontrar un pasado-presente que entraña veracidad. Será suficiente entrar en algunas casas, tiendas o talleres de artesanos para comprender lo artificial del centro antiguo reinventado.
CONCLUSIÓN
En América Latina se ven distintos tipos de escenarios: desde el centro antiguo apenas rehabilitado que siguió siendo popular, hasta el centro escenario de teatro. Pasando por todo tipo de escenarios intermedios. Un lugar como en el que nos imaginamos estar en un tiempo pasado (sin precisar cuál), con todos los rastros de modernidad y de confort que esperamos encontrar (como nunca antes los tuvo). "Antes, cuando un monumento patrimonial estaba destruido, cualquiera que fuera la razón, era muy poco probable que las sociedades lo reconstruyeran al idéntico: al contrario, construían otra cosa sobre sus ruinas, a veces en homenaje a este monumento. Reconstruir lo antiguo a lo idéntico —construir patrimonio— es solo una tendencia reciente" (Le Blanc, 2005).
Hasta ahora la ciudad histórica era un collage de múltiples estilos realizado durante varios siglos. Y la intrusión contemporánea fue algo natural dentro de esta creación permanente. Pero, en las dos últimas décadas, el centro antiguo por ser el centro histórico tiene que satisfacer las percepciones y las esperanzas de los habitantes actuales, quienes elaboran un corazón de ciudad soñado hasta el punto de alejarse bastante de la realidad. Después de años de indiferencia peligrosa para esta herencia patrimonial, el imaginario colectivo forjó un sentimiento "conservador" en cuanto al centro.
Sin embargo, estamos en una etapa de modelo fijado sobre lo agradable, pero también basado sobre lo antiguo que fue tantas veces remodelado que se volvió falso. Este escenario, casi pastiche, está completamente desfasado con la sociedad contemporánea que no detiene su evolución. ¿no es esto un refugio frente a la complejidad de las situaciones y las elecciones? ¿Una moda o un valor internacional que pueden salvar un barrio? ¿Esta etapa de desfase durará? ¿Ya se observan premisas del cambio? La cohabitación de individuos socialmente distintos en barrios restaurados desigualmente nos recuerda que la obra no está terminada y que se necesita entonces pensar nuevamente en lo que ya está hecho desde hace 30 años y que no conviene más a la sociedad.
Esta reflexión quiso demostrar los riesgos de una tendencia que existe en algunos sitios, pero que no se ha generalizado no solo por múltiples razones financieras, sociales y políticas y arquitecturales, sino también por el hecho de que muchos centros de ciudades de América Latina no se prestan para ello y además debido a que las poblaciones han ido ganando experiencia y conocimiento sobre su papel y sobre los retos de la renovación de las zonas céntricas de sus ciudades.
1 Algunas ciudades siguen ignorando su centro (Barranquilla), otras lo modernizaron en los años setenta, pero dejaron todo tipo de mantenimiento y creación por razones de crisis económicas (Manizales).
2 Indicamos el caso de Managua que decidió no reconstruir su centro destruido totalmente por un sismo en 1972.
3 El reconocimiento de la UNESCO impulsó el cambio de la preservación patrimonial dirigida por el Estado a una fase de manejo por parte de las municipalidades.
4 Se llama republicana la arquitectura originada después de las independencias de los países latinoamericanos al principio del siglo XIX y hasta el principio del siglo XX.
5 Desde 1987 es el mismo organismo FONSAL (Fondo de Salvamento) dependiente de la alcaldía, el cual restauró y rehabilitó los monumentos y los espacios públicos.
6 La cal se impuso a finales del siglo XIX por razones de higiene.
7 En esta misma ciudad, una decena de casas de madera salvadas de las termitas, de los incendios y de las destrucciones voluntarias fueron reconstruidas en un museo parque de periferia.
REFERENCIAS
COLLIN, A. (2006). "Sauver le centre de Xochimilco, patrimoine mondial en périphérie de Mexico, grâce au développement durable. Médiation et concertation" SIRCHAL, Publicaciones electrónicas. www.archi.fr/SIRCHAL.
LE BLANC, A. (2005). Culture du risque et reconstruction: l'exemple de la cathédrale de Noto, en Sicile. L'Information géographique, 67, SEDES, Paris.
ORELLANA, L., HERSCHON, J.C. & COLLIN, A. (2006). Nouvelles formes d'intervention sur le patrimoine urbain en Amérique Latine. L'Information géographique, 70, Paris, pp. 4-67.
PAQUETTE, C. (2005). La reconquête du centre de Santiago du Chili: un nouveau modèle pour la récupération des centres historiques d'Amérique Latine? Cahiers des Amériques Latines. Paris: IHEAL.
QUIROZ, H. (2004). La formation de l'identité urbaine a travers l'image et le bâti au cours du XXe" siècle. L'exemple de cinq villes mexicaines de la Péninsule du Yucatan. Thèse soutenue en 2004. Paris: IHEAL, Université Paris 3.
SALIN, E. (2003). Las políticas municipales del patrimonio en América Latina en los años 90: ruptura o continuidad. Regards croisées sur le patrimoine. Paris: Presses Universitaires de Paris-Sorbonne.
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