ISSN Impreso 0121—3261 |
Artículos de reflexión
Reflection articles
MODELO ALTERNATIVO DE INCLUSIÓN E INNOVACIÓN PRODUCTIVA EN VIOTÁ Y GIRARDOT (CUNDINAMARCA, COLOMBIA)
Alternative model of productive inclusion and innovation in Viota and Girardot, Cundinamarca, Colombia
Dayanna Sánchez—Rodríguez
Profesional en Relaciones Económicas Internacionales por la Universidad Autónoma de Colombia, magíster en Estudios Latinoamericanos por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, especialista en Integración Andina por la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador y doctor en Gestión por la Universidad EAN. Gestora líder de Transferencia del Conocimiento, Dirección de Investigaciones, Universidad Piloto de Colombia, y líder del macroproyecto Modelo alternativo de inclusión e innovación productiva de la Universidad Piloto de Colombia. dsanchez@unipiloto.edu.co
Julio—César Cepeda—Ladino
Politólogo por la Universidad Nacional de Colombia, magíster en Ciencia Política por la Universidad de los Andes. Docente investigador de la Universidad Piloto de Colombia. Investigador del Grupo de Estudios Regionales Latinoamericanos e investigador del eje Caracterización territorial del macroproyecto Modelo alternativo de inclusión e innovación productiva de la misma universidad. jccepedal@gmail.com
Ricardo Sánchez—Cárcamo
Filósofo por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, especialista en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario por la Universidad Externado de Colombia y especialista en Economía por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Becario Colciencias (2016—2020) para el Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad del Norte. Investigador del Grupo de Estudios Regionales Latinoamericanos e investigador del eje Caracterización territorial del macroproyecto Modelo alternativo de inclusión e innovación productiva de la Universidad Piloto de Colombia. ricardosanchezcarcamo@gmail.com
Resumen
El modelo alternativo de inclusión e innovación productiva (MAIIP) es un proyecto interdisciplinar de desarrollo en el territorio, el cual ha sido liderado por la Universidad Piloto de Colombia e implementado en Viotá y Girardot (Cundinamarca). El artículo propone que la principal contribución del MAIIP es incentivar la innovación social a partir de la integración productiva de las comunidades rurales y urbanas en ambos municipios. El MAIIP permite establecer la naturaleza de los problemas sociales particulares de la comunidad en términos sociológicos y económicos, así como mejorar la competitividad mediante el encadenamiento productivo y la asociatividad. Además, es una iniciativa de construcción de paz que favorece el desarrollo rural.
Palabra clave: Colombia, innovación social, desarrollo rural, territorios, comunidades.
Abstract
The Alternative Model of Productive Inclusion and Innovation (AMPII) is an interdisciplinary project of territorial development which has been supported by Universidad Piloto de Colombia and has been implemented in the towns of Viota and Girardot (Department of Cundinamarca). The article proposes that the main contribution of AMPII is to encourage social innovation from productive integration between rural and urban communities in both towns. AMPII allows to establish the nature of particular social problems from the community in sociological and economic terms; also, it improves competitiveness through productive chain and associativity; additionally, it is a peacebuilding initiative that favors rural development.
Keywords: Colombia, social innovation, rural development, territories, communities.
Introducción
Como parte de las transformaciones, los retos y los desafíos que han planteado las diferentes visiones existentes sobre el desarrollo que se han generado en las ciencias sociales entre finales del siglo XX y comienzos del XXI, en septiembre de 2000, la Asamblea General de la ONU ha acordado los ocho objetivos de desarrollo del milenio (ODM), los cuales agrupan en una escala global los objetivos de desarrollo humano previstos para ser alcanzados inicialmente en 2015, que incluyen la erradicación de la pobreza extrema, la igualdad de género, la sostenibilidad del medio ambiente, el fomento de una sociedad mundial para el desarrollo, entre otros (ONU, 2015a). Dentro de las acciones de revisión, continuación y profundización de la labor iniciada hace quince años, la ONU ha establecido los diecisiete objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que se constituyen en una agenda ambiciosa de desarrollo humano para ser lograda en su totalidad en 2030. En esta oportunidad, los temas están relacionados con el fin de la pobreza; salud y bienestar; educación de calidad; agua limpia y saneamiento básico; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; ciudades y comunidades sostenibles; acción por el clima; paz, justicia e instituciones sólidas; entre otros (ONU, 2015b).
Colombia, como estado miembro de la ONU, ha comprometido sus esfuerzos para la consecución de los objetivos de desarrollo humano planteados en los ODM y ODS en los niveles nacional, departamental y municipal, y ha contado con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. En este sentido, es necesario destacar los planes, programas y proyectos que se han articulado en torno al logro de las metas señaladas dentro de los plazos indicados. En el caso de los ODM, el documento Conpes Social 91 de 2005 ha representado una hoja de ruta que, para el departamento de Cundinamarca, se ha visto materializada en el Programa de los 25 Municipios del Milenio de 2010, y dentro de los municipios priorizados para la implementación de políticas públicas tendientes al mejoramiento del desarrollo humano, se encuentra Viotá (Gracia, Zapata, Gómez, Martínez y Estacio, 2010).
El municipio de Viotá (Cundinamarca) es un territorio de amplia vocación agrícola y cafetera, el cual ha tenido luchas de reivindicación campesina y ha sido epicentro de la violencia sociopolítica en diferentes momentos de su historia (Chaves y Piraquive, 2016). Entre 1997 y 2007, Viotá sufrió directamente el escalamiento del conflicto armado interno en Colombia, y solo a partir de la primera década del siglo XXI, su territorio puede ser considerado pacificado de actores armados. En el complejo proceso de reconstrucción de su tejido social, la comunidad viotuna ha contado con el apoyo diferenciado de actores locales, regionales, nacionales e internacionales para la estructuración de iniciativas de construcción de paz en medio de un escenario de posconflicto parcial que podría extenderse a todo el territorio nacional. Entre 2012 y 2013, Viotá es considerado como el primer laboratorio de paz de posconflicto en el país, en el cual el cumplimiento de los ODS desempeña un papel destacado para lograr un mejoramiento integral del desarrollo en el territorio cundinamarqués (Cepeda—Ladino y Costa, 2017).
En este contexto, surge el proyecto del modelo alternativo de inclusión e innovación productiva (MAIIP), entendido como una herramienta multidimensional, dinámica y funcional que busca generar innovación social en territorios con altos niveles de ruralidad en Colombia, a partir de la construcción con las comunidades de un sistema de generación de valor orientado a la ampliación de las capacidades territoriales con base en instrumentos de gestión empresarial aplicados a las dimensiones productivas, asociativas, turísticas, patrimoniales y de conectividad. Adicionalmente, favorece la transformación de realidades en las familias desde la perspectiva de desarrollo sostenible y reconciliación con lenguajes e imaginarios positivos que se movilizan desde la confianza como instrumento del trabajo en equipo y la autogestión espontánea. Por ello, el documento busca presentar un marco conceptual y teórico acerca del desarrollo rural y la apuesta investigativa del modelo, con el propósito de presentar la metodología y los resultados que se han obtenido en la implementación del MAIIP en el departamento de Cundinamarca.
En este sentido, la pregunta de la investigación es la siguiente: ¿cuál es el mayor aporte del MAIIP al desarrollo del territorio en los municipios de Viotá y Girardot? La tesis del artículo consiste en que el mayor aporte del MAIIP al desarrollo del territorio en Viotá y Girardot es incentivar la innovación social a partir de la integración productiva de las comunidades. Para ello, el MAIIP establece científicamente la jerarquía de los problemas sociales de la comunidad, articula las comunidades rurales con las urbanas y es una iniciativa de construcción de paz que favorece el desarrollo rural.
El artículo abordará una aproximación al concepto de desarrollo utilizado en el MAIIP, teniendo en cuenta algunas de las visiones más recientes en las ciencias sociales sobre el tema y su aplicación nacional, regional y local en el caso colombiano. Presentará la metodología que ha orientado la investigación en 2013—2016, más exactamente en sus fases de exploración, explotación y replicabilidad, las cuales permiten observar las dinámicas sociales que ha tenido el MAIIP en los territorios estudiados. De igual modo, destacará los principales resultados obtenidos dentro de la implementación del MAIIP en los municipios objeto de estudio, haciendo énfasis en los impactos socioeconómicos en grupos de población específicos. Según ello, la discusión girará en torno al aporte del MAIIP desde la óptica del desarrollo rural y la innovación social, analizando cada uno de los componentes del modelo propuesto en la investigación. Finalmente, las conclusiones proporcionarán algunas orientaciones sobre las perspectivas del MAIIP en el contexto colombiano, a partir de las experiencias de integración e innovación productiva en Viotá y Girardot.
Aproximación al concepto de desarrollo
Dentro de las ciencias sociales, no existe un consenso acerca de lo que se puede considerar desarrollo. En algunos autores, el concepto se vincula fuertemente con el crecimiento de la economía en general, con lo cual queda abierto el espacio para determinar los factores relacionados con los recursos de inversión y la productividad marginal de capital (Schumpeter, 1958). Las variaciones se encuentran en los enfoques desarrollistas y neoliberales que dan énfasis al crecimiento endógeno (orientado al mercado nacional) y exógeno (dirigido hacia el mercado internacional), respectivamente. En los últimos años, ha surgido la nueva teoría del desarrollo en la que la eficiencia, la equidad y la libertad individual tienen prelación para lograr mercados con altas tasas de crecimiento en economías donde se propenda a la estimulación del acceso al conocimiento y nuevas tecnologías junto con la reducción de las distorsiones generadas por la intervención estatal y los cambios institucionales en las organizaciones económicas (Blanco, 2013).
En la actualidad, se reconoce que en el desarrollo interactúan factores que van más allá del crecimiento de la economía, como son el bienestar social de la población, la búsqueda de la democracia con la participación ciudadana en su planeación, el reconocimiento de las libertades individuales y colectivas y el desarrollo humano. Se pueden evidenciar dos grandes visiones en cuanto a los modelos de desarrollo. En general, las tendencias del desarrollo se agrupan en las teorías del crecimiento endógeno, las teorías de la información asimétrica, la nueva economía política y el neoinstitucionalismo. Las teorías del crecimiento endógeno, en las que se destacan autores como Romer, Lucas y Barro, plantean el destacado rol del capital humano en los aumentos de la productividad y el logro de convergencias en el crecimiento económico sostenible de largo plazo, y la acumulación de conocimiento como la variable determinante del desarrollo. Las teorías de la información asimétrica, de autores como Stiglitz, Spence, entre otros, señalan que las economías de mercado se caracterizan por la asimetría de la información con la que cuentan los agentes económicos en aspectos como el crecimiento, los ciclos económicos y la política pública. La nueva economía política, fundamentada en autores como Smith, Mill, Marx y Hirschmann, muestra que la economía no se debe desligar del contexto social de la que forma parte, y donde el estudio de la política económica se retroalimenta del análisis político y la ciencia política como disciplina académica. El neoinstitucionalismo, de autores como North, en su vertiente histórica, conciben la idea de que las reglas que dirigen a los agentes en una sociedad son determinantes para explicar el desempeño económico, al mismo tiempo que el cambio institucional revela las razones por las que algunos países tienen mejores estándares de desarrollo que otros (Blanco, 2013). De igual modo, en el centro del debate político, académico y social, se encuentra el concepto de desarrollo sostenible, el cual procura armonizar el desarrollo económico y el equilibrio de las necesidades presentes y futuras junto con la reducción de la pobreza en el mundo y las limitaciones tecnológicas para la satisfacción de las necesidades sociales. Su importancia radica en ser una herramienta poderosa de política pública que puede incidir en procesos de sostenibilidad agraria en cuanto a la articulación de las comunidades rurales y urbanas, los flujos migratorios (urbano—rural), la transversalidad de los temas sobre naturaleza y medio ambiente, además de las nuevas demandas sociales respecto de los espacios naturales y territorios habitables para la población (Garrido y Moyano, 2013).
Específicamente, el desarrollo económico en Colombia ha estado ligado con misiones lideradas por Currie y Hirschmann, quienes han señalado diferentes consideraciones para el manejo de la economía colombiana de gran parte del siglo XX, y donde algunas de sus sugerencias aún están vigentes. En el caso de Currie, el desarrollo combina la explicación de la producción y distribución de los bienes y servicios con el espacio disponible para la toma de decisiones y juicios de valor sobre política pública. Por su parte, Hirschmann en su obra plantea que el desarrollo económico está asociado con los enlaces (entendidos como relaciones de complementariedad entre insumos y productos sectoriales, además de las cadenas productivas) y se centra en factores como las externalidades, la combinación entre el ahorro y la inversión macroeconómica, la generación de economías de escala y la existencia de la competencia imperfecta. A partir de estas consideraciones, sugiere la creación de un Estado proindustrial que lidere los procesos de crecimiento y desarrollo económico y, por ende, superar la situación de subdesarrollo y atraso relativo de países como Colombia. Para ello, es fundamental la construcción de una estrategia correcta y de suficiente envergadura de desarrollo económico por medio de megaproyectos que dinamicen el ahorro y la inversión hacia delante y hacia atrás con el liderazgo y el apoyo visible del Estado como interventor en la economía (Posada, 2008). En este escenario, el desarrollo rural se concibe como un proceso dinámico de cambio acumulativo y de modernización y transformación de las sociedades rurales, el cual cuenta con una participación amplia de la comunidad, permitiendo la diversificación de las actividades productivas y las formas de organización en búsqueda de un mejoramiento de las condiciones de vida, por medio de un crecimiento económico, equitativo y sostenible (Machado, 1997).
En Colombia, en los últimos veinte años, se han presentado iniciativas tendientes al mejoramiento del mercado de tierras, a través de mecanismos que promueven la redistribución de tierras a través del mercado, más exactamente en la compra directa de tierras por parte de los campesinos, la cual se encuentra subsidiada de forma parcial por el Estado y está mediada por la acción institucional de entidades estatales adscritas y vinculadas con la agricultura y el desarrollo rural (Franco—Cañas y De los Ríos—Carmenado, 2011). En la primera década del siglo XXI, con las reformas institucionales y estatales, se producen modificaciones en las condiciones para el acceso de tierras por parte del campesinado. Recientemente, con la Ley 1448 de 2011 (en el capítulo sobre tierras), los acuerdos Gobierno—Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) (en el punto sobre tierras) y otros instrumentos jurídico—políticos, se ha abierto un espacio hacia el desarrollo agrario con enfoque territorial, en el que se propende a la implementación de un modelo de gestión agrario que permita a los campesinos trabajar la tierra para promover la producción agrícola, el respeto de los resguardos indígenas y la conexión del trabajo de los campesinos con proyectos empresariales (Franco—Cañas y De los Ríos—Carmenado, 2011; Arboleda, 2013).
Metodología
El MAIIP surge como una construcción académica de investigadores vinculados a los grupos de investigación apoyados en la Dirección de Investigaciones de la Universidad Piloto de Colombia. Dicha construcción se realizó desde una perspectiva interdisciplinar, cuya formulación e implementación del proyecto ha contado con la participación de diferentes áreas del conocimiento, lo cual necesariamente implica una lectura ampliada de los territorios, debido a que se abordan realidades sobre individuos o colectividades desde el análisis, la compresión, la descripción y la relación de prácticas, interacciones, motivaciones, intenciones, significados y sentidos de los actores estudiados.
El enfoque de la investigación es mixto, debido, fundamentalmente, a que se centra en obtener categorías de análisis y transformación generadas desde la interacción con la comunidad, “la investigación acción participación busca crear condiciones de cambio y trasformación a la realidad social, económica y cultural de las poblaciones y comunidades en las que se va a trabajar” (Rocha y Bejarano, inédito), y se apoya en datos estadísticos para identificar, priorizar y solucionar problemáticas del territorio.
Es una investigación aplicada debido a que busca que todos los conocimientos generados desde los diferentes componentes estén en la capacidad de transformar la realidad cotidiana de las comunidades participantes (producción agrícola de calidad, empleo, ingresos, imaginarios y posicionamiento), lo cual la configura como un trabajo original llevado a cabo para adquirir conocimiento sobre los territorios desde la perspectiva de inclusión e innovación productiva (Organisation for Economic Co—operation and Development, 2015).
En la etapa de exploración, los ejes de trabajo han sido innovación productiva empresarial; visión estratégica ambiental; e identidad, patrimonio y cultura. Posteriormente, en la etapa de explotación, las áreas de acción han sido innovación productiva, empresarial y ambiental; recomposición de la familia campesina viotuna y desarrollo turístico—patrimonial. Finalmente, en la etapa de replicabilidad, los temas abordados han sido ocupación sostenible del territorio; agua y ordenamiento territorial; innovación productiva empresarial; identidad, patrimonio y cultura.
Resultados
En 2012, el equipo de investigadores con el apoyo de la Dirección de Investigaciones inició la formulación de un proyecto coherente con una de las premisas fundacionales de la universidad: resolver problemáticas para transformar realidades. Para lograr su materialización, se requería desprenderse del quehacer investigativo tradicional y orientar el ejercicio académico a un esquema de innovación basado en el ensayo—error, donde el equipo de trabajo de la Dirección de Investigaciones modificó su modelo mental y, por ende, los gestores y gerentes debían estar abiertos a experimentar según la comunicación e institucionalización del aprendizaje organizacional (Sosna, Trevinyo—Rodríguez y Velamuri, 2010). El proyecto se ha desarrollado en tres etapas: exploración, explotación y replicabilidad.
Exploración
En 2012, se seleccionó a Viotá como primer caso de estudio, y se inició la gestión de recursos con los programas académicos y unidades de apoyo en la universidad y la Gobernación de Cundinamarca y la Alcaldía de Viotá como posibles cooperantes externos. Con el apoyo único de la universidad, inicia el desarrollo del proyecto con vigencia 2013—2015. En 2013, arranca el proyecto con dieciocho investigadores de tres grupos de investigación institucionales (Estudios Regionales Latinoamericanos, Innovación y Gestión, y Ambiente y Sostenibilidad) y estudiantes vinculados a través de trabajos de grado, que pretendían llevar a cabo estudios previos sobre sistemas productivos, formación empresarial, estudios ambientales y tejido social en Viotá, orientados a conformar cadenas de valor para las que fueron inicialmente seleccionadas, como unidades agrícolas potenciales (mango, cacao, café, aguacate y cítricos). Con el reconocimiento inicial del territorio, se identifican necesidades que van más allá del diagnóstico académico, se ajustan los objetivos y se decide apostar por ganarse la confianza de la comunidad a través del conocimiento de sus saberes (fincas, discurso y realidades) y del aprendizaje continuo mediante cuatro capacitaciones de los investigadores en temas como formalización empresarial, sistemas productivos, impactos ambientales, asociatividad y tejido social con veintisiete personas beneficiadas, a partir de la dinámica que definían los productores y la comunidad educativa que se vinculaba informalmente al proyecto (Narváez—Rodríguez, 2014).
Los resultados del primer año de trabajo evidencian una mirada del municipio desde la misma concepción del problema (abandono del campo, deficientes vías de comunicación, la presencia de intermediarios para la comercialización, entre otros) donde el común denominador fue la identificación de aspectos negativos del municipio. Incluso, el tema ambiental fue visto como un elemento negativo, porque en el imaginario de algunos es un asunto que solo impone sanciones por parte de los organismos de control, sin alternativas de solución.
A partir de las necesidades identificadas como resultado del trabajo con la comunidad y la exigencia de ajustar los objetivos del mismo proyecto, en 2014 se propusieron esquemas asociativos a través de un programa piloto de innovación turística y empresarial; políticas de agricultura limpia; y formación de capacidades productivas para los productores de café, mango, cacao, aguacate y cítricos del municipio de Viotá como herramienta de empleabilidad y generación de ingresos autónomos, promoviendo la creación de un valor compartido social y competitivo en torno a la relación mercado, identidad, cultura, patrimonio y turismo (Tribín—Rivera y Forero—Almanza, 2014; Martínez, 2016). Para este fin, y dando continuidad a los investigadores vinculados inicialmente, se conformó un equipo de veinte investigadores acompañados con estudiantes de trabajo de grado que estaban vinculados a seis grupos de investigación institucionales (Estudios Regionales Latinoamericanos; Gestión Urbana; Hábitat, Diseño e Infraestructura; Desarrollo y Productividad en la Ciudad Región; Innovación y Gestión; y Ambiente y Sostenibilidad). Este equipo desarrolló sus actividades en tres ejes adaptados a los requerimientos de la comunidad en 2013: innovación productiva empresarial, visión estratégica ambiental e identidad, patrimonio y cultura, con los siguientes resultados:
• Veintisiete productos beneficiados con capacitaciones en innovación productiva empresarial, visión estratégica ambiental e identidad, patrimonio y cultura.
• Concientización a los productores de la necesidad de elaborar un código voluntario de conducta (valor, confianza y transparencia) como fundamento en la generación de proyectos productivos de desarrollo empresarial y turístico.
• Inserción de los asociados dentro de los procesos de capacitación y mejoramiento de las unidades productivas: empresarial, contable, emprendimiento y producción agrícola limpia.
• Adaptación del protocolo de análisis de ciclo de vida para cada producto y diagnóstico participativo de aspectos ambientales en cada unidad productiva (Arango, Carmona y Romero, 2014).
• Identificación de elementos de valor patrimonial en Viotá: petroglifos de origen panche y muisca, camino real, doce haciendas cafeteras y sendero ambiental.
• Transformación de las realidades del discurso y la práctica en la comunidad viotuna: lenguaje positivo y de unión, alternativas empresariales con el turismo, autogestión y espontaneidad como estrategia de desarrollo territorial, confianza como constructora de tejido social, resignificación del territorio desde la perspectiva del progreso y emprendimiento.
• Presentación del proyecto a la iniciativa presidencial Reconciliación Colombia y al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo; en el primero, el proyecto aún está en proceso de evaluación, y en el segundo, se hicieron recomendaciones en relación con incluir personas registradas en el Registro Único de Víctimas como parte de las asociaciones de productores campesinos en Viotá.
Explotación
En 2015, se dio continuidad a los investigadores del año anterior y se realizó la contratación de perfiles técnicos que cumplieran con los requerimientos generados como resultado de la fase 2012 del proyecto (ingeniería agroindustrial, ingeniería agrónoma, educación y pedagogía, trabajo social, proyectos comunitarios), lo cual permitió conformar un equipo de veinte investigadores vinculados a seis grupos de investigación institucionales (Estudios Regionales Latinoamericanos; Gestión Urbana; Hábitat, Diseño e Infraestructura; Desarrollo y Productividad en la Ciudad Región; Innovación y Gestión; y Ambiente y Sostenibilidad). Este equipo realizó acciones integradas alrededor de tres ejes de acción: 1) innovación productiva, empresarial y ambiental, 2) recomposición de la familia campesina viotuna y 3) desarrollo turístico—patrimonial, que lograron cambiar la visión del productor campesino a la de productor empresario mediante las siguientes actividades:
• Quinientas treinta y seis personas capacitadas en innovación productiva, empresarial y ambiental, recomposición de la familia campesina viotuna y desarrollo turístico—patrimonial.
• Veinte productores certificados en el Diplomado de Inclusión e Innovación Productiva y Social para la Paz.
• Construcción de la cadena de valor de aguacate y cacao.
• Implementación de buenas prácticas agrícolas en treinta y tres fincas.
• Fortalecimiento de cuatro asociaciones de productores agrícolas: Asociación de Cacaoteros del Bajo Tequendama, Asociación de Productores de Cafés de Viotá, Asociación Agropecuaria de Viotá y Asociación de Fruticultores de Viotá.
• Análisis de trazabilidad de las posibles cadenas agrícolas: mango, aguacate, cítricos (naranja y mandarina), cacao, café y plátano.
• Aplicación de protocolo de evaluación ambiental bajo la metodología del análisis de ciclo de vida, para caracterización de manejo ambiental (suelo y fertilización) de treinta y tres productores de las cinco unidades productoras (cacao, aguacate, mango, cítricos, café).
• Diagnóstico sobre el turismo en Viotá y georreferenciación de treinta y tres atractivos turísticos del municipio.
• Asesoría en la formulación del Plan de Desarrollo de Viotá 2016—2020. La experiencia en la administración al servicio de Viotá (Cepeda—Ladino, 2016).
Replicabilidad
Junto con el desarrollo de la última fase patrocinada por la Universidad Piloto de Colombia, se pretendió replicar el modelo alternativo de inclusión e innovación productiva en los municipios de Girardot (Cundinamarca) y Ambalema y Honda (Tolima) para 2015—2019 bajo el nombre de Desarrollo sostenible para la transformación social y productiva del río grande de la Magdalena desde una visión integral, que buscó aportar elementos para el desarrollo sostenible del corredor fluvial del río Magdalena (Girardot—Puerto Salgar), por medio de la exploración del territorio con las comunidades ribereñas de los municipios de Girardot, Ambalema y Honda, en procesos sociales, culturales y económicos de valoración, resignificación, construcción, transferencia y apropiación del conocimiento a través de cuatro abordajes: 1) ocupación sostenible del territorio, 2) agua y ordenamiento territorial, 3) innovación productiva empresarial y 4) identidad, patrimonio y cultura. Debido a la amplitud de los municipios de estudio, se determinó llevar a cabo el proyecto solo en Girardot en 2015, y según los resultados alcanzados, se escalaría a Ambalema y Honda en los siguientes años. Los resultados obtenidos fueron:
• Construcción conceptual del desarrollo sostenible para la transformación productiva de comunidades.
• Diseño de metodologías participativas como herramientas de visualización y reconocimiento del territorio, denominadas construcción social de territorio, que buscaron comprometer a la comunidad (líneas de tiempos, cartografía social y conversatorios).
• Identificación en el nivel básico de la composición y el estado de reconstrucción del tejido social en Girardot, Ambalema y Honda.
• Elaboración de estudios previos sobre planteamiento inicial de familia ribereña, caracterización socioeconómica de Girardot, delimitación territorial a partir de los procesos de apropiación y resignificación del río y de prácticas culturales asociadas por parte de la comunidad de Girardot, elaboración de mapas de regionalización a partir de la identificación inicial de 210 municipios reconocidos sobre el corredor del río Magdalena y consideraciones a partir del ordenamiento territorial y las escalas de planeación y gestión del territorio en torno al corredor fluvial del río grande de la Magdalena.
• Noventa estudiantes beneficiados con talleres de participación social en instituciones de educación sobre familia, entorno y vivienda.
• Setenta pescadores y líderes sociales y comunitarios beneficiados con talleres de participación social sobre apropiación y resignificación del río grande la Magdalena.
En términos generales, el logro de 2015 del proyecto réplica en Girardot del MAIIP fue concientizar a la comunidad sobre la importancia de apropiar el río grande de la Magdalena como eje desarrollo productivo y territorial, a partir de vínculos informales materializados en diez visitas, en las cuales se llevaron a cabo talleres participativos y capacitaciones; elaboración de estudios previos y donaciones con nueve juntas de acción comunal, una asociación de pescadores, dos instituciones educativas, autoridades municipales como la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, el Concejo Municipal de Girardot y veeduría ambiental Ecoamigos; y una donación de equipos de oficina a las juntas de acción comunal y la Asociación de Pescadores. A pesar de los buenos resultados, por limitaciones presupuestales, lo proyectado para 2015—2019 no fue posible realizarlo, tomando las experiencias obtenidas en 2015, para el fortalecimiento del MAIIP durante 2016.
Discusión
El desarrollo rural se centra en la tarea del Estado de llevar desarrollo a las regiones del país que han padecido los efectos de la violencia sociopolítica del conflicto armado interno, y que permita la reactivación económica y la efectiva utilización de la tierra según lineamientos de sostenibilidad y viabilidad ambiental. De este modo, se pretende reducir la pobreza mediante el fomento de la producción agrícola respecto de la equidad y el acompañamiento permanente del Estado colombiano, y así orientar las acciones hacia la titularidad de las tierras en cabeza de los campesinos (Arboleda, 2013). Concretamente, la reforma agraria en Colombia es un tema estratégico para la solución de diversas problemáticas que afectan al país desde hace años, como son la violencia en el campo, el desplazamiento forzado, el desempleo, la pobreza y el narcotráfico. El concepto de la reforma agraria se aborda como un mecanismo con capacidad de cambiar la estructura agraria, ya sea a través de actuaciones que solo afectan la redistribución de la tierra, o por medio de otras que incluyen aspectos sociales, económicos, políticos y ambientales. La reforma agraria ha evolucionado desde abordar unilateralmente el tema de la propiedad de la tierra, hasta llegar a la actualidad en la que se tiene la articulación del tema agrario al contexto social, económico y político por medio de la planificación de propuestas que integran aspectos como la satisfacción de las necesidades básicas, el acceso al crédito, la asistencia técnica y empresarial, la asociatividad y la participación en la toma de decisiones (Franco—Cañas y De los Ríos—Carmenado, 2011). En el caso de políticas públicas incitativas, más exactamente en la reforma agraria por el subsidio integral de tierras con el desarrollo de proyectos productivos, el comportamiento de los actores tiene una importancia clave sobre los efectos de la política pública. En términos generales, la estructura agraria se entiende como la distribución y el orden de los factores de producción (humano, material y normativo), que permiten describir y analizar los aspectos fundamentales de la sociedad agraria en sus diversas relaciones, con lo cual surge la necesidad de contar con una estructura multimodal que presente baja concentración de la propiedad rural, con medianas propiedades que contribuyan al crecimiento económico y desarrollo de potencialidades (Franco—Cañas y De los Ríos—Carmenado, 2011).
Para el caso del departamento de Cundinamarca en Colombia, las diferentes iniciativas tendientes al mejoramiento del desarrollo económico se basan en un enfoque en el que las actividades económicas determinantes para el desarrollo de la región tienen dos vocaciones principales: 1) la producción de bienes de clase mundial y 2) las estrategias de desarrollo endógeno. Este enfoque dual permite sustentar el desarrollo regional en el aprovechamiento del mercado interno y en la relación de los agentes económicos con el mercado internacional. En ambos casos, la actividad productiva debe considerar el desarrollo social y humano del conjunto del territorio como mecanismo para disminuir las inequidades entre las subregiones del departamento. El sector agropecuario es quizá el eje fundamental del proceso de desarrollo de aquellas regiones más rezagadas del departamento. Bajo esta lógica, la actividad agropecuaria se constituye como una de las opciones más atractivas para la generación de empleo en aquellas regiones que no cuentan con las herramientas ni con la dotación adecuada para producir bienes de mayor sofisticación. Aún más importante, el fomento de la actividad agrícola es una condición necesaria para garantizar el abastecimiento del mercado interno, atendiendo, sobre todo, las necesidades alimentarias de la población más vulnerable a lo largo y ancho de Cundinamarca (Gracia et al., 2010).
Modelo alternativo de inclusión e innovación productiva: una apuesta por el desarrollo territorial en Colombia
¿Por qué modelo?
Los modelos son instrumentos que permiten construir una imagen de la realidad para facilitar su comprensión y trabajar con ella o en ella, por lo cual permiten orientar el desarrollo de un territorio. Mosterín (1978) realiza una aproximación al concepto de modelo haciendo diferenciaciones entre lo pintado, lo representado y lo fotografiado, con respecto a la pintura, la representación y la maqueta. Específicamente, en la ciencia, se produce la siguiente situación:
En las ciencias formales se habla de modelo como de aquello a lo que se refiere la teoría, como lo que está frente a la teoría, como (exagerando) lo opuesto a la teoría. Es el sentido que tiene la voz en la teoría de modelos. En las ciencias empíricas, sin embargo, con frecuencia se habla de modelos en otro sentido; a veces, incluso se habla de modelo como sinónimo de teoría. (Mosterín, 1978, p. 138)
Mujica y Rincón (2011) hacen una consideración inicial acerca del hecho de que los “modelos” son vistos como como objetivos de diseños, de respuesta a las preguntas directrices planteadas y de solución a la problemática estudiada. Los autores identifican el concepto de modelo como representación, analogía y axioma. En el primer caso, se entiende como modo de representar idealmente la realidad desde una perspectiva explicativa y teórica. En el segundo, se asocia con metáforas sobre relaciones de semejanza entre características representativas de la realidad. Y en el último, se trata de convenciones previas a la construcción de conceptos e hipótesis científicas.
De acuerdo con Moulaert (2009) y MacCallum et al. (2009), el modelo se considera como una descripción interpretativa de un fenómeno, entendido respecto de las cosas que están sucediendo, lo cual facilita su explicación y comprensión. Su acceso puede ser perceptivo—visual o intelectual, donde las interpretaciones descriptivas se basan en simplificaciones, idealizaciones o analogías, dando lugar a que su acceso en enfoque se encuentre en función de los aspectos específicos del fenómeno por observar. Dentro del modelo científico, se menciona la existencia del modelo basado en agentes, entendido como un método analítico dentro de las ciencias sociales, el cual es distinto y complementario de la inducción y la deducción (como métodos científicos mayormente aceptados), y está basado en modelos de simulación computacional (Rodríguez y Roggero, 2015).
Estas comprensiones del concepto de modelo como representación de la realidad sobre las cuales se expresan orientaciones para definir cambios parten del supuesto de contexto de representación. No es posible que el modelo represente una realidad que no es la suya. De esta forma, se han construido diferentes lecturas de las relaciones económicas en un territorio, las cuales, en un ejercicio de síntesis, se expresan en modelos que permiten inferir tendencias, y bajo un marco ético se expresan en orientaciones o acciones de cambio o continuidad.
Al hacer una revisión del modelo socioeconómico que siguen los territorios en Colombia, se observa que corresponde a las orientaciones de política nacional, departamental y municipal, y en el que se comprende y analiza el campo con los mismos conceptos de los procesos industriales. Por consiguiente, no parece haber una distinción en el modo de vida urbano y el modo de vida rural en los instrumentos de análisis socioeconómicos, ni en los modelos sobre los cuales se proyectan las políticas públicas. Por lo cual, es de vital importancia que todo modelo de desarrollo territorial en Colombia se realice desde una lectura en el territorio mismo, desde todas sus condiciones y, en particular, desde el conocimiento de su gente. Es una apuesta por la lectura propia sobre qué se entiende y se quiere por desarrollo, cómo lograrlo y para qué recorrer este camino.
¿Por qué inclusión e innovación productiva?
En este contexto, es preciso avanzar en un modelo que parta del contexto del territorio, de tal forma que sea posible formular políticas pertinentes, con instrumentos que generen los cambios deseados sin especulaciones. Por esta razón, se requieren procesos de inclusión en la medida en que es un proceso donde la participación de todos es esencial. Mujeres, niños, adultos mayores, todos tienen parte de la historia, parte de la verdad. Es una construcción en el diálogo que pretende develar qué queremos por desarrollo, como llegar a él y para qué buscarlo. Por consiguiente, el MAIIP es un ejercicio innovador, ya que el territorio mismo define su horizonte de sentido, hace la toma de sus decisiones y asume responsabilidades en la administración de sus recursos para garantizar calidad de vida con sostenibilidad (García, 2014). Gee (1981, p. 9) señala que la innovación es un “proceso en el cual a partir de una idea, invención o reconocimiento de necesidad se desarrolla un producto, técnica o servicio útil y es aceptado comercialmente”.1 El MAIIP conlleva un ejercicio “que requiere un considerable grado de imaginación y constituye una rotura relativamente profunda con la forma establecida de hacer las cosas y con ello crea fundamentalmente nuevas capacidades” (Nelson y Winter, 1982, p. 27).
Rodríguez (2008) destaca la visión de la sociología dentro de los procesos de innovación, los cuales pueden tener impacto, incluso, en la renovación de las relaciones y prácticas sociales, entre ellas: 1) las cualidades funcionales (nuevas actividades con nuevos méto dos), 2) las cualidades estructurales (nuevas estructuras y formas organizacionales), 3) las cualidades del comportamiento (modificaciones en las actitudes, los valores y las conductas) y 4) las cualidades relacionales (nuevos roles y las relaciones entre los sujetos). De esta manera, la innovación es definida en un sentido amplio como la modificación de prácticas en una comunidad u organización. Además, plantea que la inclusión social debe ser vista teniendo en cuenta aspectos como los derechos sociales y políticos de la ciudadanía en general, que permitan observar tanto los lazos sociales como las condiciones materiales de vida de la población. De igual modo, la innovación productiva tiene que estar en la capacidad de incorporar sistemáticamente el seguimiento y la evaluación de impactos sociales por medio de indicadores específicos para cada caso.
Lo anterior se refuerza a partir del planteamiento de la Comisión Europea (1995, p. 4), donde la innovación es “sinónimo de producir, asimilar y explotar con éxito una novedad, en las esferas económica y social, de forma que aporte soluciones inéditas a los problemas y permita así responder a las necesidades de las personas y de la sociedad”.
El MAIIP es un claro ejemplo de la innovación social que se requiere en los territorios colombianos, debido a que responde a criterios para transformar espacios, paisajes y comunidades, tales como: 1) hacer algo bueno en/para la sociedad, 2) cambiar prácticas sociales o estructura, 3) contribuir al desarrollo urbano y de la comunidad, 4) reorganizar los procesos de trabajo, 5) imbuir las innovaciones tecnológicas con significado y relevancia cultural, 6) realizar cambios en el área de trabajo social y 7) innovar a través de la conectividad digital (López, 2014).
En este sentido, la innovación social también puede ser observada en 1) una acción endógena o intervención exógena, 2) el desarrollo social (bienestar y cohesión social), 3) cambios sociales originales y novedosos, 4) la prestación de servicios o producción de bienes, 5) la obtención de resultados medibles, 6) su operación a través de redes intra— e interorganizacionales y 7) la potencialidad de ser reproducible en otros entornos (Morales, 2009).
¿Cómo el MAIIP se fundamenta en el desarrollo y territorio?
Peroni (2013) destaca el vínculo entre desarrollo y territorio, planteando que el desarrollo territorial, más allá de estar circunscrito a un espacio geográfico y administrativo, es el que tenga en cuenta la diversidad y la diferencia más allá de los límites institucionales. Por esto, las acciones de desarrollo territorial que se orientan desde la gobernanza mediante la participación de los distintos actores generan condiciones de sostenibilidad, aunque, también, pueden ser replicables, en cuanto se puedan difundir o transferir a otros que actúen bajo condiciones de contexto relativamente similares.
Por su parte, las Naciones Unidas/Cepal (2012) hacen una relación entre población, territorio y desarrollo sostenible, donde identifican “las asimetrías y vulnerabilidades internacionales, la heterogeneidad estructural y la desigualdad social interna como barreras para un mercado de trabajo dinámico y una productividad ascendente” (p. 18). En este sentido, las más recientes estrategias de desarrollo territorial y sostenible se han enfocado en elementos endógenos, como el tejido económico local, los recursos humanos y el marco institucional local, con la capacidad de aprovechar las oportunidades del entorno (Rojas, 2006).
De acuerdo con Rojas (2006), el desarrollo local conjuga diferentes dimensiones existentes en el territorio (social, ambiental, económica, demográfica, entre otras), y puede ser entendido como un proceso concertado de construcción de capacidades y derechos ciudadanos en ámbitos territoriales político—administrativos del nivel local (municipios = territorio) que deben constituirse en unidades de planificación, de diseño de estrategias y proyectos de desarrollo según los recursos, las necesidades y las iniciativas locales. Dicho proceso incorpora las dinámicas del desarrollo sectorial, funcional y territorial que se emprendan desde el Estado, las organizaciones sociales y la empresa privada en el territorio. Por ello, el territorio desempeña un papel fundamental en las estrategias de desarrollo local, en la medida en que los actores presentes en la zona manejan un conocimiento amplio y directo de las necesidades básicas de su población y de los recursos naturales con los que cuentan. Su cercanía favorece procesos tendientes al crecimiento, la innovación y el desarrollo, la cohesión social y la confianza de la sociedad en su conjunto (Rojas, 2006).
¿Cómo comprender el MAIIP?
El MAIIP es una herramienta multidimensional, sistémica, dinámica y funcional de innovación social para la construcción de territorios con altos niveles de ruralidad, que tiene como objetivo estructurar con las comunidades un sistema de valor territorial que permita la convergencia entre lo urbano y lo rural desde el enfoque del desarrollo sostenible y la reconciliación (García, 2014).
Se considera modelo por representar la realidad de los territorios en cuanto a la explicación, comprensión o teorización de fenómenos sociales, políticos, económicos y culturales en un lapso específico. Es alternativo por no estar estandarizado dentro de marcos lógicos, institucionales y científicos de carácter dominante y soportarse en problemáticas y soluciones identificadas y gestionadas desde las comunidades que deben convertirse en orientaciones de política pública. Aborda la inclusión e innovación productiva en la medida en que las comunidades son el origen del conocimiento a partir de ideas y sueños que se convierten en el valor agregado materializado en mejoras a procesos, bienes y servicios, que hace a los territorios más competitivos, para mejorar en esa medida problemáticas sociales, como pobreza, exclusión, baja empleabilidad y poca diversificación en fuentes de ingresos.
Es una herramienta de innovación social, porque es un proceso que a partir de ideas y novedades surgidas de la interacción y el aprendizaje conjunto entre el conocimiento de las comunidades y la orientación de la academia genera cambios y beneficios útiles al territorio, tal y como lo menciona Garzón e Ibarra (2013) en su definición de innovación como utilización de conocimiento nuevo para la creación de conocimiento e innovaciones y puede representarse por una telaraña de vínculos entre múltiples agentes para solucionar problemas, realizar adaptaciones y modificaciones de bienes y servicios destinados a solucionar necesidades existentes y a las nuevas que surjan, apropiadas, útiles y viables. (p. 51).
Dicha innovación, en el caso del MAIIP, está dirigida a responder a necesidades sociales en un entorno específico: los territorios. La innovación de carácter social tiene una serie de rasgos específicos que la diferencian de la innovación empresarial, debido a que la utilización de factores está soportada intensivamente en el capital intelectual (humano y relacional o de redes); su orientación básica es la de cubrir necesidades amplias de grupos sociales a bajo coste con gran impacto; sus resultados se divulgan de manera abierta, cuanto más se extiendan más cumplen su fin; y su grado de complejidad es mayor, dado la necesidad de crear interrelaciones entre los diferentes actores (García, 2014; Morales, 2008).
Es un proyecto con un enfoque de reconciliación, debido a que busca la convergencia urbano—rural para el encuentro de la comunidad, lo cual facilita monitorear las variaciones de las condiciones sociales en relación con los procesos de reconciliación a través de la construcción y aplicación de indicadores cualitativos que evidencien la adaptación y los avances de la población objeto de estudio a los procesos de transformación territorial y la ejecución de acciones colectivas, como 1) resignificación del pasado, presente y futuro, 2) recuperación de confianza y trabajo en equipo como instrumento de recomposición social y 3) autogestión y compromiso de la comunidad a partir de la conformación de redes colectivas.
Es un sistema de valor, porque busca ampliar las capacidades territoriales a partir de instrumentos de gestión empresarial aplicados a las dimensiones productivas, asociativas, turísticas, patrimoniales y de conectividad desde una perspectiva de desarrollo sostenible territorial, fomentando acciones de cadenas de valor (agrícolas, pecuarias y turísticas) en un territorio desde la explotación de la materia prima en la naturaleza hasta su comercialización (Eguren y Castán, 2011). Este sistema de valor es multidimensional y funcional, ya que articula cinco componentes de desarrollo que se ajustan a las necesidades de las comunidades y pretenden generan impactos a partir de la autogestión de los territorios y el acompañamiento de investigadores.
Componentes del MAIIP
Los componentes del MAIIP son los siguientes:
• Encadenamiento productivo y asociatividad: generan competitividad a partir de las potencialidades productivas de los territorios y desde la perspectiva de las cadenas de valor y un sistema de gestión que integre la cadena de suministros de los bienes y servicios generados (proveedores, producción, distribución y cliente) mediante acciones como caracterizaciones productivas, implementación de buenas prácticas agrícolas, certificaciones de calidad y de denominación de origen, análisis de oferta y demanda para transformación productiva, conformación de cadenas productivas, planes de negocio y fortalecimiento de asociatividad a través de la metodología “juntos pero no revueltos” que busca conformar una asociación de segundo piso.
• Escuela popular de inclusión productiva y construcción social: conoce las dinámicas sociales y culturales del territorio a través del fortalecimiento de las capacidades productivas y del liderazgo en las comunidades, las estrategias pedagógicas de resignificación de identidad, los imaginarios y las representaciones sociales, y la construcción de códigos o protocolos voluntarios de conducta.
• Ocupación sostenible del territorio e infraestructura: procura transformar las condiciones de habitabilidad del territorio para la permanencia de la población a partir de la construcción participativa de modelos de ocupación sostenible del territorio que contemplen temas como infraestructura, gestión del riesgo, saneamiento básico y vivienda digna y saludable.
• Mercadeo de lugares: posiciona y promociona el territorio desde la integración de sus potencialidades. personas, imagen, atractivos e infraestructura para dinamizar la generación de ingresos y fortalecer la presencia territorial en el entorno nacional e internacional mediante caracterizaciones de marketing territorial y planeación estratégica de mercadeo territorial, desarrollo turístico y marca territorial.
• Caracterización territorial: permite conocer los territorios desde una metodología de recolección y procesamiento de información que, a partir de datos estadísticos, validaciones en campo y mapeo de necesidades con la comunidad, identifica, prioriza y formula planes, programas y proyectos de desarrollo integral, como los planes de desarrollo municipal y gubernamental, perfiles productivos, etc.
Conclusiones
A partir de la breve revisión conceptual y de los mismos resultados del modelo alternativo de inclusión e innovación productiva, se puede determinar que en la medida en que exista una integración productiva (agrícola, pecuaria y turística) en las regiones bajo la perspectiva de sistemas de gestión de valor, según el desarrollo de la infraestructura socioeconómica, mejorando las técnicas de producción bajo principios de conservación y sostenibilidad, construyendo procesos de transformación y agroindustria, entre otros procesos, no solo se garantizará el abastecimiento del mercado interno colombiano, que tiene por objetivo propender a un desarrollo endógeno, sino que se obtendrán mejores indicadores de posicionamiento en el mercado internacional. Estos sistemas para la gestión de valor territorial, no solo incidirán en los indicadores de competitividad, sino que transformarán la mentalidad de las comunidades territoriales para conformar equipos de trabajo funcionales, diversos y comprometidos que autogestionen sus necesidades desde la perspectiva de las redes en cada territorio.
Dentro del escenario de posconflicto que se podría caracterizar a corto plazo, en Colombia aún es urgente y prioritario el estudio de los determinantes del modo de vida campesino y las técnicas que ha apropiado el territorio para la producción, y así iniciar un proceso de análisis en relación con los requerimientos del mercado frente a los volúmenes y la calidad de los productos. De esta forma, es preciso contar con la participación de los diferentes representantes de la comunidad, ya que no se trata de estudiar solo las formas de producción, sino el modo de vida campesino, de tal forma que la población reconstruya los instrumentos y las condiciones asociados al progreso y la paz.
Partiendo de la necesidad de conformar redes territoriales de desarrollo, el MAIIP se configura como una herramienta exitosa que ha logrado y busca lograr en más territorios comunidades innovadoras de paz, territorios competitivos, opciones de ingresos para las familias, espacios de integración de saberes territoriales y relaciones funcionales entre universidad, empresa, Estado y comunidad.
¡Porque innovando construimos paz!
Notas
1 Las traducciones son nuestras.
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