ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN / RESEARCH ARTICLE
La militancia en la obra poética de Wilfredo Mujica y Elena Yparraguirre (1994-2010)
Militancy in the poetic work of Wilfredo Mujica and Elena Yparraguirre (1994-2010)
Resumen
Para el Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL), que entre los años 1980 y 1992 sostuvo un enfrentamiento contra el Estado peruano que costó casi 70 000 vidas, la ideología era el vehículo principal para la consecución de la sociedad comunista a la que aspiraba. Con el propósito de conseguir cohesión ideológica durante el conflicto y, después del mismo, la construcción de una memoria que facilitara su participación en la política legal, promovió la creación de un tipo concreto de arte. Este trabajo describirá el «arte de nuevo tipo» a través de la obra poética de dos militantes del PCP-SL: Elena Yparraguirre, segunda esposa de Abimael Guzmán, y Wilfredo Mujica, exdirector de la Asociación civil de Excarcelados Políticos del Perú. Esta investigación nos permitirá contrastar los esfuerzos del PCP-SL con los de otros movimientos latinoamericanos en la formación de un corpus poético e ideológico, y conocer en primera persona al sujeto subversivo.
Palabras claves: PCP-Sendero Luminoso, poesía, memoria, ideología, política.
Abstract
For the Communist Party of Peru-Shining Path (PCP-SL) -which held a confrontation against the Peruvian State that cost almost 70,000 lives between 1980 and 1992-, ideology was the main vehicle for achieving the communist society they aspired to. With the purpose of reaching ideological cohesion during the conflict and, afterwards, the construction of a memory that facilitates their participation in legal politics, they promoted the creation of a specific type of art. This paper will describe the «art of a new type» through the poetic work of two PCP-SL militants: Elena Yparraguirre, second wife of Abimael Guzmán, and Wilfredo Mujica, former director of the Former Political Prisoners Association of Peru. This research will allow us to contrast the efforts of the PCP-SL with those of other Latin American movements in the formation of a poetic and ideological corpus, and to know the subversive subject firsthand.
Keywords: Shining Path, poetry, memory, ideology, politics.
Introducción
En 1962, llegó a Ayacucho el profesor de filosofía Abimael Guzmán para enseñar en la Universidad San Cristóbal de Huamanga. Un año después, pasó a dirigir el Comité Regional José Carlos Mariátegui, una sección del Partido Comunista Peruano (Degregori, 1990). Tras la ruptura chino-soviética, en el IV Congreso del PCP (1964), se sucedieron pugnas en el interior del partido. Finalmente, Abimael Guzmán y 51 militantes a nivel nacional (Comisión de la Verdad y Reconciliación CVR, II, 2003, p. 17) forman, en 1970, el Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso, tras escindirse del Partido Comunista del Perú-Bandera Roja, liderado por Saturnino Paredes. La nueva formación buscaba replicar el modelo maoísta y conquistar bases de apoyo entre los campesinos para «cercar las ciudades desde el campo» (Degregori, 2000), y tenía por finalidad construir el nuevo Estado: «la República Popular de Nueva Democracia». Para ello contaba con una ideología: marxismo, leninismo, maoísmo y, a partir del Primer Congreso del PCP-SL (198889), también «pensamiento Gonzalo»:
(...) decimos marxismo-leninismo-maoísmo porque es la ideología universal del proletariado, última clase de la historia, ideología que debe aplicarse a las condiciones concretas de cada revolución y generar su pensamiento guía, en nuestro caso, la revolución peruana ha generado el pensamiento Gonzalo porque el «presidente Gonzalo» es la más alta expresión de la fusión de la ideología universal con la práctica concreta de la revolución peruana. (Comunicado PCP-SL, 1988)
En total, el enfrentamiento entre Sendero Luminoso y el Estado costó 69 2801 vidas, el 54 % de ellas debido al accionar del PCP-SL, según un estimado de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR, I, 2003). Tras doce años de enfrentamientos, el 12 de septiembre de 1992 es detenido Abimael Guzmán con el resto de la cúpula del PCP-Sendero Luminoso (PCP-SL) que quedaba en libertad. A partir de ese momento, la organización, que ya había sufrido algunos golpes decisivos, se desmorona. Un año después de su captura, Guzmán anunció un «repliegue»2 y empezó a esbozar los trazos de lo que se llamaría la «IV Etapa» de «lucha política sin armas» (Valle Riestra, 2015), lo que para Guzmán significaba el fin de la «guerra».
El 60 % de miembros del PCP-SL siguieron militando en la etapa no armada (Escárzaga, 2001, p. 78) y fueron conocidos como los «acuerdistas», por estar a favor del acuerdo de paz al que pretendía llegar Guzmán con el gobierno de Fujimori, el cual nunca llegó a firmarse. A través de la obra poética de dos de ellos: Elena Yparraguirre, número dos del PCP-SL tras la muerte de Augusta de la Torre, y Wilfredo Mujica, exdirector de la Asociación civil de Excarcelados Políticos del Perú (ACEPP), recientemente fallecido, analizaremos al sujeto subversivo3, sus principales planteos ideológicos y la imbricación que existe entre ideología y religión en su retórica. Para ello, utilizaremos el método del análisis del discurso, con la finalidad de evaluar los procesos de mitificación y ritualización inherentes a la militancia en el PCP-SL, y las tensiones que se daban en el interior del «Partido»4 entre lo individual y lo colectivo. Del mismo modo, enmarcaremos la importancia del arte en el engranaje ideológico subversivo.
Por lo tanto, este trabajo se abordará desde una óptica interdisciplinar, pues, como expone Van Dijk (1999), el ACD recurre a la utilización de distintas disciplinas, ya que «se vale de la psicología cognitiva y social, la sociología, la lingüística y la ciencia política» (p. 27). Desde ese esfuerzo interdisciplinar, este trabajo dialogará también con la sociología de la literatura, disciplina que, desde su nacimiento en los años sesenta del siglo XX, se preocupa por enmarcar contextualmente la obra literaria como producción social (Sapiro, 2016). Es por todo ello que la sociología de la literatura resulta una herramienta imprescindible para analizar el mensaje implícito en el texto «atendiendo al contexto social y el marco de relaciones en que la obra literaria ha sido creada» (Romero y Santoro, 2008, p. 202).
Mujica, quien fue militante durante la III etapa del PCP-SL, también es un buen exponente de la IV etapa, pues al volver a Perú tras su autoexilio en el año 2000 pasa a dirigir ACEPP y a ser un activo defensor de la legalidad del Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (MOVADEF). Por su parte, Elena Yparraguirre, viuda de Abimael Guzmán y segunda a la cabeza del «Partido», fue apresada en 1992, en el suceso conocido como «la captura del siglo», tras ser encontrada junto al líder del PCP-SL en una casa del distrito de Surquillo en Lima. Entre 2004 y 2006, fue ratificada su sentencia a cadena perpetua, que cumple hasta el día de hoy en el penal de máxima seguridad de Chorrillos.
Por lo tanto, en las siguientes páginas analizaremos al sujeto subversivo a través de la obra poética de Wilfredo Mujica y Elena Yparraguirre. Este trabajo está organizado en cuatro partes: en la primera presentamos el objeto de estudio (la obra poética de los exsubversivos), así como la importancia conferida al arte en la historia de la organización; las partes dos y tres analizan la articulación retórica y discursiva de los planteos senderistas a partir de los poemas seleccionados, en los que pueden distinguirse las máximas ideológicas del PCP-SL, pero también el conflicto entre lo personal y lo colectivo, que en muchas ocasiones obliga a la «autocrítica». Además, se comparará el esfuerzo senderista por reforzar la ideología a través de la literatura con el de otros movimientos subversivos que lograron conformar un corpus ideológico apoyándose en la poesía. La última parte corresponde a la conclusión.
Estado de la cuestión
La literatura supone una fuente de sumo interés para las ciencias sociales. En «Ficciones fundacionales», Sommer (2004) escribía un trabajo imprescindible para entender el papel cumplido por la literatura puesta al servicio de la construcción de las nuevas naciones que se forjaban en Latinoamérica tras las independencias. En el género literario analizado por Sommer, al que llamó «literatura fundacional», demostraba que, a través de la ficción, podía crearse un imaginario proclive a la unificación de la nación. De esta forma, la autora evidenciaba, no solo cómo la literatura es puesta al servicio de la política, sino también cómo esta puede constituir una fuente útil para la historia. Por su parte, el historiador Hayden White también reflexionó sobre la fuerte imbricación que existe entre la historia y la literatura al señalar que la realidad histórica se encuentra mediada por el lenguaje, de modo que el lenguaje del historiador no solo prefigura la realidad, sino que determina a la misma (Cabrera, 2005, p. 122).
En este sentido, este trabajo también se valdrá de la literatura para analizar el discurso del sujeto subversivo y el papel que juega en la rememoración de su pasado. Sobre todo se trabajará con la poética carcelaria elaborada por dos presos subversivos del PCP-SL, quienes, privados de su libertad o tras abandonar los lugares en los que habían sido recluidos, comenzaron a plasmar su memoria en su obra poética. Estos testimonios —por el carácter subversivo del narrador y por el hecho de haber sido elaborados desde o a partir del encierro, es decir, desde la cultura contrahegemónica— forman parte de lo que Saumell-Muñoz (1993) llamó el antidiscurso: «es un anti-discurso que opera a nivel de simpatías y que reclama la colaboración de un «estrado solidario», que comprenda el mensaje, lo adopte como válido y cierto y permita movilizar a la opinión pública» (p. 499). Son, por lo tanto, textos con intencionalidad política que pretenden la identificación de la población, si no con la causa política del militante, por lo menos con «la naturaleza social» que les llevó a emprender dichas acciones.
En Latinoamérica, en el contexto de la Guerra Fría, la producción poética y literaria combativa conoce un renovado auge, especialmente en los países del Cono Sur y Centroamérica. En este sentido, Uruguay es un caso paradigmático, pues es el país que más escritores tiene por «preso político». Tanto así que, incluso en la cárcel de Punta Carretas, en el conocido como Corredor23, se editaron dos revistas literarias, de único ejemplar por edición: Línea Bestia, dirigida por Eleuterio Fernández Huidobro, y Recortes, dirigida por Jesús Rodríguez (Azulgarat, 2007, p. 46). En Centroamérica, el caso de El Salvador ha recibido especial atención a partir del estudio de Chávez (2017), en el que demuestra el papel activo que cumplieron los jóvenes poetas del movimiento cultural «La Masacuata» en la creación de los grupos revolucionarios de los años sesenta y setenta, que se reconocían como parte de la «nueva izquierda».
Desde las ciencias sociales se han realizado algunos estudios encaminados a la comprensión del sujeto subversivo a través del arte, haciendo mayor hincapié en la obra plástica del PCP-SL que en el resto de las disciplinas. En este sentido, el artículo de Quintanilla Flores (2017) reflexionaba acerca de la muestra que se organizó en el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) en 2016, bajo el título «Esquirlas del odio», en la que principalmente se exponían las obras elaboradas en prisión por militantes de Sendero Luminoso. En su estudio, la autora concluía que etiquetar a priori el testimonio artístico senderista no permitía una adecuada lectura de la obra y, por lo tanto, tampoco extraer conclusiones acertadas del sujeto subversivo. De la misma forma, el trabajo de Anouk Guiné (2019) estudiaba las obras creadas de junio a septiembre de 1987 por algunos presos del PCP-SL que sobrevivieron al episodio conocido como «la matanza de los penales»5, ocurrido en junio de 1986. En su análisis de las 36 obras elaboradas por miembros de Sendero Luminoso, la autora analizó «la voz de la cultura no hegemónica» y la utilización del arte como arma ideológica por parte de los seguidores de Guzmán.
Al respecto, también Sarmiento Dávila (2017) realizó su tesis de maestría sobre dos obras de arte del PCP-SL y su constreñimiento en los parámetros del «indigenismo artístico subversivo». Considera el autor que el arte del PCP-SL pertenece a esa corriente por su carácter sociopolítico, por guiarse a partir de las tesis de Mariátegui sobre el arte, y por orientarse hacia «la reivindicación artística del indígena entendido por el PCP-SL como campesino armado» (p. 51). Para el autor, la principal característica del indigenismo artístico subversivo es su explícita adhesión a la causa senderista. Por su parte, Malvaceda Espinoza y Cruz Manrique (2019) también incursionaron en el análisis del arte del PCP-Sendero Luminoso y encontraron que se enmarca en el indigenismo artístico subversivo, en el realismo socialista y en la corriente artística «Hong, guang, liang»6 de la revolución cultural china. Mientras que Valenzuela (2013) sostiene que se debe al Movimiento de Artistas Populares (MAP) buena parte de la producción plástica del PCP-Sendero Luminoso dentro y fuera de las cárceles. El MAP habría contribuido a la creación de un «arte de nuevo tipo» que tenía como función romper con lo que el PCP-SL llama «lo viejo» (el Estado y la burguesía) para erigirse como instrumento pedagógico al servicio de la «revolución», sobre todo durante la «III Etapa». Sin embargo, Sánchez Huaringa (2016) reconoce la dificultad de rastrear el nacimiento del MAP, lo que le induce a conferirle un origen tardío. Para el autor, el MAP probablemente se conformó a mediados de los años ochenta y su repercusión, según las entrevistas por él realizadas, no habría sido demasiado grande.
En lo que respecta estrictamente al campo de la literatura, que es el que más directamente nos compete, el autor que ha trabajado en mayor profundidad la obra del PCP-SL es Max R. Cox, quien ha seguido con detalle las publicaciones del grupo editorial Nueva Crónica y la Agrupación Cultural Ave Fénix, ambos de filiación senderista. Sobre el análisis literario de la obra del PCP-SL, Díaz Chávez (2020) analiza la novela «Trece Días», de Agustín Machuca, uno de los fundadores de MOVADEF. Por su parte, Paolo de Lima et al. (2012) estudian el contexto literario y la contracultura poética de los años ochenta que vio nacer movimientos literarios como «Tres triste tigres» y «Kloaka», que sin llevar la bandera de ningún grupo subversivo, significaron una dura crítica al poder establecido.
Por otro lado, existen diversos análisis sobre el arte que tienen como contexto el conflicto armado interno. Al respecto, el texto de Sagermann (2014) evidencia la permeabilidad que existe entre víctima y victimario durante los años del conflicto en una película («La teta asustada») y dos novelas («La hora azul» y «Abril rojo»), mientras que Aroni (2015) estudia la construcción de una memoria intergeneracional que se recrea sobre la representación, mediante una puesta en escena carnavalesca, de la masacre de Accomarca, perpetrada por tropas del ejército en 1985.
De manera general, el estudio del sujeto subversivo se ha abordado desde diferentes ópticas: varios son los autores que se han ocupado del análisis de este a partir del testimonio de los desvinculados del «Partido» (Del Pino, 1998; Portocarrero, 2012; Asencios, 2016; Cáceres, 2013; Malvaceda, 2014; Kirk, 1993); de los que continúan vinculados, o «acuerdistas» (Zapata, 2017; Guiné, 2016; Encarnación, 2020a; Caro, 2006; Valenzuela, 2012; Valle Riestra, 2015; Caro y Ulfe, 2012); o de los familiares y amigos de estos (Perilli, 2020; Agüero, 2015). Para el análisis de Proseguir (o Sendero Rojo), surgido de la fragmentación del PCP-SL tras la renuncia a las armas de Abimael Guzmán en 1993, son relevantes los estudios de Jiménez Vigara (2019) y Fernanda Díaz (2015), que describen la trayectoria de los que se opusieron al «acuerdo de paz» y abogaron por continuar la «guerra». Finalmente, el discurso del PCP-SL ha sido analizado en múltiples ocasiones (Degregori, 2000; Strong, 1992; Gorriti, 1990; Rénique, 2003; Ríos, 2018).
La literatura del PCP-SL
Desde mediados de la década de los 90 empezaron a aparecer en internet algunas publicaciones de presos y expresos sentenciados por terrorismo: una colección de poemas llamada «Parvulez», un cuento publicado por Elena Yparraguirre y la colección «Cuentos de amor y lucha» (Cox, 2008). Este tipo de producción poética, política y carcelaria conoce un renovado desarrollo, sobre todo a causa del formato de su difusión, es decir, a raíz de su publicación en blogs y páginas de internet, que después pasarán a tener el formato físico del libro. Sin embargo, son los años 2000 los que marcan el auge de la literatura subversiva y carcelaria, sobre todo de carácter colectivo. Es así como el movimiento Nueva Crónica, editorial que nace como colectivo de «presos políticos», publica en 2008 «Camino de Ayrabamba», relato escrito en la cárcel de Canto Grande en 2005 por Walter Vargas Cárdenas y compilado en la colección que lleva por título «Relatos de guerra interna». A su vez, Ave Fénix, un colectivo de presos formado en el penal Miguel Castro Castro, publica la colección de cuentos «Desde la persistencia» en 2005. Unos años después, en 2009, en una publicación de El Diario Internacional, se defenderá el carácter político de la literatura elaborada por el colectivo:
Así como reconocemos y señalamos nuestras limitaciones, y que aún persistimos por seguir superando, también decimos con claridad que nunca estuvimos de acuerdo con ese sambenito de «el arte no debe mezclarse con la política», porque no creemos en un arte al margen de lo político, porque el arte, la literatura, así como la cultura tienen origen social y, por tanto, carácter social y toda manifestación artística y cultural sirve de una manera u otra a determinada clase. (Ave Fénix y la lucha del pueblo peruano, 2009)
En 2008, la editorial Ave Fénix saca a la luz el libro de poesía «La ceniza de lo vivo». Se trata de otro trabajo colectivo que describe la vida de los exsubversivos tras haber sido derrotados: «Las poesías se sitúan en un segundo momento del movimiento insurgente, no el del auge de los ochenta sino cuando el movimiento popular en el país vivía un repliegue y la aplicación del neoliberalismo se imponía a tambor batiente» (Agrupación Cultural Ave Fénix, 2008, p. 7). Por otro lado, en 2014, la editorial Nueva Crónica publica «Cuentos de trinchera», de temática carcelaria, escrito con la finalidad de «que la verdad histórica de los trascendentales años ochenta se abra paso» (Rojas Mendoza et al., 2014, p. 9). Por último, en 2016, Ediciones Memoria publica «Testimonios de heroicidad», que, en forma de relato- ficción describe, en la voz de los sobrevivientes y de los familiares de estos, lo acontecido durante la «matanza de los penales».
Wilfredo Mujica
Wilfredo Mujica Contreras nació en Lima el 9 de agosto de 1952. Graduado en educación por la Universidad San Martín de Porres, se desempeñó como profesor de secundaria en los departamentos de Ancash, Lima y Callao antes de caer preso en 1988.
El excoronel de la policía, Benedicto Jiménez, en su libro «La captura del presidente Gonzalo» (2012), relata la detención de Wilfredo Mujica. La información quedescribe Jiménez la obtiene de un documento encontrado en una casa de Monter rico, en Lima, e n el que el «camarada D avid» (o «Javie r», pero cuyo ve rdadero nombre era Carlos Manuel Torres Mendoza), a modo de e xculpación, pues era el encargado de dirigir la operación de traslado de los líderes, e xp lica las raz ones de la detención de Osmán Morote, Margot Liendo y Nina Sonia Alvarado, tires destacados dirigente s del C omité Regional Norte (CRN) del PCP-Sendero Luminoso. E n su alegato, Carlos Manuel Torres defiende que la caída de los líde res senderistas el 11 de junio 1988 estaba relacionada con fallos en el protocolo de seguridad del Grupo de Apoyo Operativo (GAP). Pertenecían al GAP tanto el «camarada Miguel» como Wilfredo Mujica (o «camarada Fernando» ), que actuaba a las órdenes de «Miguel», y era el e nc argado de la l ogís tica que implicaba hosp edar a los líderes senderistas en el apartame nto que había alquilado en una quinta en el Ce rc ado de Lima, con la únic a finalidad, dice Benedicto Jiménez, de dar alojamiento a los integrantes del CRN.
A pesar de que se conocía el acoso que estaba sufriendo en el trabajo Jorge, hermano de Mujica, por tener un hermano con antecedentes (Mujica había sido detenido previamente por perjuicio contra la propiedad pública y había cumplido condena en los penales de Huaraz, Frontón y Lurigancho), se decide mantener a los dirigentes del CRN en la casa del Centro de Lima, y esta es una de las razones que propician la captura (entre otras que menciona el informe, como el hecho de que se hubiera pedido la ayuda de otros miembros del GAP sin que esto fuera ordenado por «David»), según Torres. Lo cierto es que hacía tiempo que la casa era vigilada por el «Delta 8» de la Dirección Contra el Terrorismo (DIRCOTE) (Jiménez Bacca, 2012). Ese día cayeron presos Osmán Morote («Nicolás»), Margot Liendo Gil («Noemí»), Nina Alvarado Ruíz («Ana») y los hermanos Wilfredo y Jorge Mujica. Era la primera vez que se capturaba a un alto dirigente de Sendero Luminoso, y en la calle Jirón Cuadros había dos: Liendo y Morote, secretaria y subsecretario del CRN, respectivamente.
Desde el penal de Canto Grande, ubicado en San Juan de Lurigancho, al este de Lima, Mujica sobrevivió al motín que tuvo lugar entre el 6 y 9 de mayo de 1992. El motín que inició la «Operación Mudanza 1», por la que la policía pretendía el traslado de las internas del pabellón 1-A de Canto Grande al penal de Chorrillos, se saldó con la muerte de 42 internos (CVR, VII, p. 771) y es conocido por el PCP-SL como el «Día de la resistencia heroica». En la relación del informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) acerca de los sucesos ocurridos en Canto Grande, el nombre de Wilfredo Mujica aparece como preso «ileso» entre los de los 230 internos que eran mantenidos en lo que los presos llamaban «tierra de nadie», es decir, en el patio del penal de Canto Grande (Comisión Interamericana de Derechos Humanos [CIDH], Caso 11.015, 2004, p. 391).
Tras volver a Perú en 2010 de su «autoexilio» de once años en España, Wilfredo Mujica pasó a ser presidente de ACEPP (Asociación civil de Excarcelados Políticos del Perú), asociación creada con la finalidad, según dice su perfil de Facebook, de «facilitar la reinserción social de los excarcelados que han cumplido sentencia por terrorismo» (Asociación civil de Excarcelados Políticos del Perú, s. f.).
La obra poética del autor se divide en tres poemarios: «Cantos Aurorales», de publicación limitada, impreso en 1994 y escrito en la cárcel de Canto Grande, es presentado en Lima en 1998, tras recuperar la libertad, con su anexo «El poema y su tiempo», pequeño acápite a los poemas realizados, según expone el autor, por requerimiento de los «compañeros», que pedían se añadiera comprensión a la obra. En 2007, publicó su segundo poemario, titulado «ANTrOLOGÍA», el cual fue impreso en Madrid. Mientras que su último poemario, «Vivir el tiempo», fue impreso en Lima en 2010.
Elena Yparraguirre
Nació en Ica el 14 de septiembre de 1947. Hija de un comerciante trujillano aprista y de una limeña que estudió medicina comercial, al terminar sus estudios secundarios ingresó a un instituto pedagógico, donde estudió educación y después convalidó sus estudios en la Universidad de Educación «La Cantuta» (Lima). Allí es donde tuvo contacto con las distintas formaciones de izquierdas que había en la década de los setenta, y también donde se decantó por el PCP-Bandera Roja, por considerar que eran los más coherentes en su ideología. Poco tiempo después, contrajo matrimonio y se fue a vivir cuatro años a París con su marido. En París, realizó una maestría y dio a luz a su primera hija. De vuelta al Perú, retomó el contacto con el «Partido», que ya se había independizado de Bandera Roja y había formado un proyecto que abogaba por la lucha armada y llevaba por nombre Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso. Una vez incorporada, en 1979, como miembro del Comité Permanente del PCP-SL, abandonó a su marido y a sus hijos para dedicarse por completo a la «revolución» (Zapata, 2017). Sobre la renuncia a su familia, Yparraguirre comenta en la solapa trasera de su poemario «Soledad comprometida»:
Nací tres veces: cuando mis padres lo decidieron y se los agradezco. Cuando decidí hacerme mamá y tuve un magnífico esposo y dos hermosos hijos inolvidables. Y cuando decidí hacerme comunista hasta el fin, camino en el cual conocí al Doctor Abimael Guzmán Reinoso con quien anhelo terminar mis días. (Yparraguirre, 2017, solapa trasera del libro)
Desde el Comité Permanente, Elena Yparraguirre organizaba reuniones con los cuadros que representaban a los distintos comités regionales. Sobre todo a partir de 1985, con los cuadros más allegados, debido al celo al que obligaba la clandestinidad. En esas reuniones se dictaban las máximas del PCP-SL, que debían ser llevadas a los distintos Comités Regionales.
Tras la muerte en extrañas circunstancias de Augusta La Torre, número dos del PCP-SL y esposa de Abimael Guzmán, Elena Yparraguirre pasará a ser la mano derecha del líder senderista: «Yo en todo el proceso de la guerra no he sido la segunda, he sido la tercera, la segunda era la camarada Norah, que tenía más experiencia», exponía ante la CVR la «camarada Miriam» (Archivo Central CVR, 2002).
Elena Yparraguirrre sumó una segunda condena en 2018 al juzgarla la Sala Penal autora mediata junto a otros miembros de la cúpula de PCP-SL por el crimen de Tarata7. Con anterioridad, en 2006, había sido condenada también a cadena perpetua (Fows, 2018). Por su parte, la número dos del PCP-SL, aunque reconoce los «excesos» de episodios como Lucanamarca8 o Tarata, sigue sosteniendo que la guerra por ellos iniciada fue justa y estaba destinada a mejorar las condiciones de los más desfavorecidos:
Así que nosotros hemos asumido responsabilidades, las estamos asumiendo, hemos aplicado un proceso revolucionario en este país en beneficio del campesinado principalmente pobre del pueblo peruano, que hasta hoy es el (...) es irrebatible, y en la aplicación de ese proceso, como en todo proceso hay limitaciones, excesos. (Archivo Central CVR, 2002)
Tras el fallecimiento de Abimael Guzmán en el penal de máxima seguridad del Callao, el 11 de septiembre de 2021, Elena Yparraguirre no pudo recibir los restos de su marido porque el Congreso publicó la Ley 1352, para cremar los restos mortales y esparcir las cenizas de los principales dirigentes del PCP-SL. La disposición fue tomada aludiendo la necesidad de preservar la seguridad pública, y con el fin de impedir el que se cree un lugar de culto al que puedan acudir los simpatizantes de los subversivos (Abimael Guzmán: Fiscalía dispuso la cremación del cuerpo de terrorista, 2021).
Elena Yparraguirre cuenta con dos poemarios publicados: el antes mencionado «Parvulez», editado en 2001 por Ediciones Paloma Carmesí, y «Soledad comprometida», editado en 2017 por Manuel Augusto Fajardo Cavero.
La poesía militante
Wilfredo Mujica escribe una poesía narrativa de fuerte raigambre cristiana, la cual remonta a su etapa de seminarista anterior a su ingreso al PCP-SL. A lo largo de su obra es observable también la impronta de Vallejo, que, en su poesía, está fuera de toda duda y se «justifica» ideológicamente porque, para Mujica, Vallejo era un hombre del pueblo, un «combatiente internacionalista contra el fascismo» (Mujica, 2001). La identificación de Mujica con Vallejo está avalada por José Carlos Mariátegui, figura clave en la configuración ideológica del PCP-SL, ya que Sendero Luminoso rastrea sus orígenes a la fundación del Partido Socialista por Mariátegui en 1928 (Manrique, 2007). Al respecto, el pensador moqueguano sostenía en sus «7 Ensayos» que Vallejo era un poeta de estirpe: «el sentimiento indígena tiene en sus versos una modulación propia. Su canto es íntegramente suyo. Al poeta no le basta traer un mensaje nuevo. Necesita traer una técnica y un lenguaje nuevos también» (Mariátegui, 2007 [1928], p. 259). Para el PCP-SL, Mariátegui es fundamental, pues a partir de sus análisis sobre el Perú semicolonial y semifeudal de los años 20, construyó la línea a favor de la insurrección armada en un esfuerzo por no aceptar los cambios acaecidos durante el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada (1968-1975), en lo que respecta, por ejemplo, a la Ley de Reforma Agraria (1969) y el régimen de propiedad de la tierra (Kruijt, 2008), todo lo que le hubiera impedido utilizar el argumento de la semifeudalidad del Perú (García de las Heras, 2020).
En el epílogo de «Cantos Aurorales. El poema y su tiempo», Mujica aclara que su poema «Tú sí eres nuestro» está dedicado a César Vallejo porque, después del antes mencionado motín del penal de Canto Grande, a los presos se les había prohibido tener cualquier objeto: lapiceros, hojas, libros, etc. Pese a ello, Mujica había conseguido un ejemplar de poesía completa de Vallejo, que custodiaba con esmero hasta que se lo descubrieron:
Ocurre que es tarde... / cavilar contigo es condena / tú que sí eres nuestro / niéganos el derecho de sentarte en nuestras almas / los que enjaulan / arrancan las piedras de tu almohada / te blasfeman extreman su saña / tú inmensamente tierno. (Mujica, 2001, p. 27)
En los versos anteriores podemos encontrar el recurso a la polarización entre el exogrupo (los carceleros), cuyos miembros «enjaulan y niegan el derecho de sentarte en nuestras almas», frente al endogrupo (militantes comunistas) «inmensamente tierno». Esa bipolaridad discursiva ha sido estudiada también para el caso de otros grupos subversivos y terroristas (El Hammoud, 2018; Cediel y Olave, 2021; Bolívar y Lizarazo, 2021a). Al respecto, Aguilera (2003) analiza, en el discurso de las FARC, que las dicotomías establecidas en su relato, que los diferencian a ellos (los guerrilleros) del Estado colombiano, no se construyen solo desde el marxismo, sino que también se valen de la retórica propia de la moral católica en la categorización de «buenos» y «malos».
En el poema «Cuervos o águilas», al más puro estilo estructuralista, Mujica resulta más explícito todavía en la dualidad que describe, en la plasmación del esquema binario de pensamiento y las relaciones de oposición que tienen lugar, en este caso, entre cuervos (los reaccionarios) y águilas (los revolucionarios):
En el bosque / (escondida) / en las raíces de la noche / -entre árboles de cemento-/ (te) abro camino / van cayendo los muros / como hojas de otoño / -misma estación parisien / describe algún libro / La oscuridad se espanta / ante el mínimo fulgor / no hay azabache / (nigérrimo averno) / ni penumbra / que resista (es una ley) / la flor del ciruelo / también crece en invierno / No son mismos los críos / que acunamos / cuervos o águilas / (aún en la oscuridad / y en el bosque) / al vuelo se distinguen. (Mujica, 2001, p. 63)
En el acápite «El poema y su tiempo», el autor aclara que el poema representa una reflexión ante la vida, ante cómo se articula la contradicción «que recorre todos los procesos de las cosas y de la sociedad» obligando a esta a «definir una posición» (p. 80). No es casual, por tanto, que el primer punto del «pensamiento Gonzalo» exponga la necesidad de «la unificación de las leyes de la dialéctica en una sola: la ley de la contradicción» (CVR, 2003, II, p. 16.). Para Sendero Luminoso, la «ley de la contradicción» es imprescindible porque, como resultado de esta, se produce el avance de los procesos históricos. En el seno del PCP-SL, la contradicción se resuelve con crítica y autocrítica. Esto es, con la crítica de los «compañeros» ante una posible desviación ideológica, y con la aceptación de la culpa y la vuelta al redil a través de la autocrítica. La tensión entre lo individual y lo colectivo, y el recurso a la autocrítica quedan perfectamente reflejados en el siguiente poema de Mujica:
Camarada: / he olvidado mi condición de combatiente / y me he preocupado por mí mismo / he querido amar y me he dejado llevar / por esos instantes llamados eternos que casi siempre / claudican / He detenido el tiempo para mirarme en el espejo / he regodeado mi pellejo para inyectarle sangre fresca / he deseado un hogar ignorando que a las mayorías / se les arrebata o no les dejan / he bebido del proyectil almibarado del sistema / y te he negado tres veces y mil veces más / miserablemente / Camarada: / inclino la cabeza y me corrijo / me autocritico todas las veces y las que hagan falta / me autocritico públicamente / y me condeno con todas mis fuerzas / renuncio a mí y a mis intereses mezquinos: / Me comprometo firmemente / a diluirme con el colectivo. (Mujica, 2007, p. 65)
El componente religioso existente en su poesía, por otra parte, se evidencia a partir de los anteriormente citados versos «sentarte en nuestras almas» y «te blasfeman extreman su saña». En este sentido, no son pocos los teóricos del marxismo que señalaron la relación entre fe y praxis revolucionaria (Bloch, 2007[1947]; Goldmann, 1986^955]). A su vez, la fuerte imbricación del materialismo dialéctico de Mariátegui con la religión también ha sido analizada por distintos autores (Lõwy, 2005; Pino Moyano, 2011). En «El hombre y el mito» (1925), José Carlos Mariáte-gui abogaba por el poder de la fe de los revolucionarios, situándolo por encima de la ciencia materialista. Y es que, para el pensador peruano, el proletariado, a diferencia de la burguesía, ha podido crear mitos que mueven a la acción, como el del «hombre nuevo» y la «revolución social»: «El hombre se resiste a seguir una verdad mientras no la cree absoluta y suprema. Es en vano recomendarle la excelencia de la fe, del mito, de la acción. Hay que proponerle una fe, un mito, una acción» (Mariátegui, 1925). Sin embargo, este tipo de mito —el que mueve a la acción— estaría en contra del credo religioso canónico que confiere la redención de las almas y el pecado a la oración, y que para Mujica se define por la falta de iniciativa:
Y la realidad discurre inexorable / terca indolente / material contingente más fuerte / más dura. es el golpe contundente del martillo / (abres los ojos o te engañas) // «si llorando se cambiase el mundo / sería el primero en pedirles que lloren conmigo...» / o ¿«llanto de un pueblo que perdió su alma»? // Dicho y refrendado en distintas condiciones / Omnipotencia del cambio. (Mujica, 2007, p. 39)
La Teología de la Liberación, haciendo propia la «teoría de la dependencia», puso en práctica, sobre todo en el contexto de la Revolución sandinista (1978-1987) y la guerra civil en El Salvador (1979-1992), esa concepción espiritual y a la vez combativa del marxismo a la que se refería Mariátegui en «El hombre y el mito» (Silva, 2009). Al respecto, es importante tener en cuenta que la intersección entre el marxismo y el catolicismo en Centroamérica se vislumbra ya a finales de los años treinta, siendo un buen referente de ello Geoffroy Rivas, quien dejaría atrás sus primeras creaciones para, en poemarios como «Patria», constituirse en paradigma de la poesía comprometida (Lara Martínez, 2002). La poesía de Mujica, también de fuerte raigambre religiosa, entronca tanto con la Teología de la Liberación como con lo que se conoce como el «marxismo mítico». Este último, en su fusión con la poesía, se utilizó para formar un corpus poético y musical (Samacá, 2017) que, en el contexto del conflicto colombiano (1980-2016), se difundía por medio de las «escuelas farianas» y servía para unificar los criterios de identidad y pertenencia tanto en combatientes como en comandantes de las FARC (Bolívar y Lizarazo, 2021b). Lo mismo ocurrió en el conflicto nicaragüense (1978-1987), donde también se valieron de la poesía, en este caso influenciada por la Teología de la Liberación, para sumar más correligionarios al proyecto sandinista a través de voces poéticas tan representativas como las de Ernesto Cardenal o Gaspar García (González Ayala, 2008). El impulso de la poesía sandinista y su promoción conoció un periodo de auge gracias a la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura (ASTC) del Ministerio de Cultura bajo la dirección de Cardenal (Chavolla, 2008).
Otra característica muy presente en la poesía militante, patente en la obra de Mujica, es la creencia en una vida futura, que no está localizada —como sucede en la epistemología religiosa— después de la muerte, sino tras el advenimiento de la sociedad comunista.
(...) -no se puede amar a plenitud en estas circunstancias / (¡no señor!) / Es cierto pero no debemos sucumbir ni renunciarnos / hay que ser fiel hay que seguir luchando / porque nos permite vislumbrar el mundo / preparar el futuro donde seguimos siendo / entonces seremos plenamente / -es mi posición compañera. (Mujica, 2007, p. 41)
El poeta y guerrillero guatemalteco Otto René Castillo (1975, citado en González Ayala, 2008), antes de morir en 1967 a causa de la tortura, escribía: «Mañana me amarán los ríos por haber pegado propaganda en la noche de la patria: Ellos se encargarán de recordar mi nombre» (p. 164). El mañana que configura la «sociedad comunista» en el poema de Mujica «Animal extraño» se representa así:
Existencia culpada de vida / como la ley inexorable del triunfo / al que nos condenan / veredicto inapelable / al que llegamos por moral / invictos o rendidos // Es la cadena al que devino / un poco de materia / bellamente organizada: / ser omnívoro... / ¡oh temible carnicero! / (homus lupus homo) / ¡oh! Sublime el propio homo / inmolándose por el colectivo /. (animal extraño) (Mujica, 2007, p. 18)
Para el autor, el amor solamente puede ser pleno en la sociedad futura, una vez logrado el triunfo sobre el «viejo orden» (el Estado) e instaurada la «República de Nueva Democracia». Los versos anteriores resultan útiles también para exponer otro componente de la poesía militante, que es el que entronca con el concepto del «hombre nuevo»9, en este caso llevado a la relación de pareja: el «amor de nuevo tipo». Se trata del amor que se da entre «compañeros», el cual requiere, ante todo, de afinidad ideológica. El PCP-SL escribió dos tratados acerca del «amor de nuevo tipo» y la «familia de nuevo tipo». A uno de ellos le dio forma Mujica bajo el título «La relación conyugal», al recopilar los discursos de Abimael Guzmán que circulaban por los penales acerca de la relación de pareja dentro del PCP-SL (Encarnación, 2020b). El otro documento clave para entender «el amor de clase» es «El marxismo, Mariátegui y el movimiento femenino», publicado en 1974. El texto, redactado por Catalina Adrianzén, fue obra del Movimiento Femenino Popular, la sección femenina del PCP-SL creada en 1973 por Augusta La Torre (Guiné, 2016).
Un poema de Elena Yparraguirre, que aparece en su poemario «Parvulez», define «la familia de nuevo tipo» y el «amor de clase», ya que sirve para justificar la decisión que tomó Yparraguirre en el momento en que decidió abandonar a sus hijos para dedicarse plenamente al «Partido»:
Fuiste conmigo un día / en tu primera cuna / a tierras sin mar a puna / a ver las hijas del Ande / cargar las piedras / de explotación. / Vimos fuerza de plata / labrar de manos / hartas de cal / ardían en sus harapos / cuerpos doblados / arrugas de rebelión. / Ellas, mujeres / de pecho de acero / alzaban su voz de carne / caudal armado / agua sin sal / nombre escarlata dieron / su sangre y su prisión / para que nazca un día / el hijo sin opresión. / Al poco tiempo / ese mismo Año de la mujer / naciste hijo cerca del mar. (Yparraguirre, 2001)
Por eso, desde la dirección de la organización se instaba a las senderistas posicionadas en puestos de poder a entregar sus hijos a las masas para logar, de esta forma, su dedicación exclusiva a la «revolución». En este sentido, Elena Yparraguirre se coronó como el máximo ejemplo de entrega a la causa senderista cuando abandonó a su familia en 1982 (González y Maldonado, 2018).
Otro gran sacrificio promovido por el ideario senderista es el «sacrificio de la propia vida». En este sentido, en el imaginario del PCP-SL, el sacrificio de vidas (propias o ajenas) se justifica plenamente porque tiene como finalidad la construcción de la «sociedad igualitaria» (Malvaceda et al., 2018). Son varios los autores que debaten en torno a las teorías que explican la predisposición a matar y a morir por parte de los grupos terroristas. Algunos de los estudiosos del fenómeno ponen el acento en la fusión de identidad con el colectivo (Horgan, 2009; Whitehouse et al., 2014), mientras otros lo hacen en el papel determinante que cumple la ideología homogenizando el «deber ser» de los subversivos (Kruglanski, 2006; Dono et al., 2022). Para Gómez Jiménez et al. (2016), las teorías más plausibles al respecto son dos: la fusión de la identidad con un grupo, es decir, conseguir una integración tal con el grupo que se termina por percibir lo personal como colectivo; y la teoría de los valores sagrados, que considera a los valores que los subversivos defienden como no negociables. Son los valores sagrados los que producen actores devotos comprometidos a actuar en función del valor, que es visto como trascendental e infinito. Es por todo ello que los actores devotos se muestran proclives a hacer sacrificios extremos por defender su valor o su grupo.
imperativo / un grito anónimo se eleva / entre la multitud / de puños / espero nada más morir / para que nazca el mito / contra los troncos estériles / de la corriente. (Yparraguirre, 2017)
O en palabras de Mujica (2010):
(...) porque a la guerra / —amada mía / se concurre no para morir / se combate / aunque se muera // para seguir viviendo. (p. 22)
Rescatando el término de Degregori, «fatalismo optimista», el discurso de Sendero Luminoso estaría dirigido por la tragedia personal y la gloria universal, pero futura. Para el antropólogo ayacuchano, el mejor ejemplo del fatalismo optimista era esa frase repetida en eslóganes y en proclamas: «estamos condenados a triunfar / qué hermosa condena» (Degregori, 2000, p. 155). La muerte no es estéril para los planes de los subversivos. La muerte es fructífera porque es necesaria para que dé paso al mito. Por lo tanto, es una máxima del «Partido» el estar dispuesto a «entregar la vida», lo que se constata en las siguientes premisas del PCP-SL para la III Etapa: «la sangre no ahoga la revolución, sino la riega», y la difundida en el penal del Frontón, el 19 de junio de 1986, por el delegado de Sendero Luminoso, el «camarada Alejandro», ante el cercamiento armado de los pabellones senderistas por las fuerzas de La Marina: «salir a buscar bala». El mismo Abimael Guzmán respondía en la llamada «entrevista del siglo» acerca de si se estaba poniendo en peligro precisamente al conceder la entrevista:
Los comunistas siéndolo no tenemos miedo a nada; más, el Partido nos ha forjado en retar a la muerte y llevar la vida en la punta de los dedos para entregarla en el momento que la revolución nos lo demande. (Guzmán, 1989)
El fenómeno, sin embargo, no es únicamente consustancial a la historia del Perú: con anterioridad en Latinoamérica, en la década de los sesenta y setenta, había surgido un tipo de revolucionario marxista distinto, el marxista romántico que entendía el sacrificio que supone la revolución y que estaba dispuesto a pagarlo con su vida; aunque existiera la seguridad de la derrota, la victoria era futura y posible por el ejemplo de los mártires. Como expone Pino Moyano (2011) en su análisis del martirologio de la izquierda chilena, la muerte es más que una posibilidad, por eso no se debe escapar a las balas. Desde otra óptica, Roque Dalton, el poeta y guerrillero salvadoreño que, junto con René Castillo, fundó el Círculo Literario Universitario (CLU)10, ironizaba en su etapa de madurez sobre la banalidad que para él anima la muerte «heroica» del guerrillero:
En el fondo somos gente muy conservadora: / hablamos de la revolución / y nos enorgullece de inmediato considerar / que moriremos con toda seguridad. / La prudencia no te hará inmortal, camarada, / y se sabe que el suicidio sana al suicida. (Dalton, 2016, p. 67)
Para los militantes del PCP-SL, el sacrificio los convierte en «héroes»; por eso, poco tiempo después de ocurrido el trágico episodio de la antes mencionada «matanza de los penales», el PCP-SL, en comunicación oficial, proclamaba ese día como el «Día de la heroicidad». Un año después de la «matanza», en la conmemoración de su primer aniversario, Abimael Guzmán realiza un discurso ante sus fieles:
(... ) si la bestia reaccionaria bebió sangre hasta el hartazgo para imponer la paz de los muertos, las vidas miserable y arteramente cegadas transformándose en imperecederas, plasman la trilogía monumental de las luminosas trincheras de combate del Frontón, Lurigancho y Callao, hito histórico que proclamará más la grandeza del Día de la Heroicidad. (Comunicado PCP-SL, 1987)
La sangre se renueva después de derramada para el PCP-SL, y hasta los muertos vuelven a la vida en la sociedad futura. En el poema «Se agolpan en el balcón», Mujica recuerda a sus seres queridos: a su hermana, que se suicidó a causa de un desengaño amoroso mientras él estaba preso, y a los «compañeros» que murieron tras lo ocurrido entre los días 18 y 19 de junio.
Se juntan mis ausentes / desde mi Vilma / la última en partir / a los que irán mañana / en los recodos de los afectos / hasta mis trincheras cerebrales / se juntan / en festín / descubriéndome / encontrados sentimientos // Se juntan / (uno a uno) / con todas sus vidas / en la punta de los dedos / los que no debieron partir / en junio / los que no deben irse nunca...combatientes / más algún día / luego / mañana / se juntan / desatando tormentas / anudándome / en / el / verbo / ausentes / se agolpan / en el balcón. (Mujica, 2001, p. 38)
La poesía enfocada a la política legal
Algunos poemas de Elena Yparraguirre exponen el conflicto vivido en el interior de la organización ante la renuncia a continuar con la insurrección armada por parte de la cúpula del PCP-SL entre rejas. En las siguientes líneas podemos observar una defensa férrea de la decisión tomada por la dirección del PCP-SL, partiendo de la premisa muchas veces sostenida por el «pensamiento Gonzalo» de que la dirección del «Partido» constituye una necesidad. Ante la detención de Abimael Guzmán el 12 de septiembre de 1992, la revolución, según la lógica senderista, no podría fructificar. Es por ello que, en 1993, anuncia un «repliegue» y la nueva línea «Luchar por el acuerdo de paz» comprendida en la «IV Etapa» de «lucha política sin armas». Como podemos observar en el siguiente poema publicado en 2017 en su poemario «Soledad comprometida», Elena Yparraguirre expone la necesidad de seguir adelante pese a las circunstancias de su encarcelamiento. Se trata, para la detenida, de continuar no solo con su vida, sino con la «política» representada en la «IV Etapa», tras aceptar, por medio de la «razón», las circunstancias que se imponían.
Calmo y opulento el tiempo / se mide en espacios reducidos... / y era la convicción la autora de los versos / la madre de la razón / que me hizo ver / era la noche que caía / sin luna y sin miel / que habría de ap render a caminar así / con la casa en derrumbe y sin pilares / buscar entre los escombros / recoger los p edazos / rehacer los propios c lavos / levantar la casa / co mo los hombres hacen / después del terremoto.
Al respecto hay qu e añadir que, a pesar de que fueron mayoría los miembro s del PCP-SL que decidieron adhe rirse a la «IV Etapa», no fue fá cil el que aceptase n la decisión, lo que obligó a la dire cc ión del PC P-SL a mandar delegados a las distintas cárcele s del país para convence r a los cu adros de Sendero L uminoso entre rej as. Como resul tad o de esta decisión c ontrovertida , desde la Ba se Na val d e l Cal l ao , la segu nda al man do de S end ero Luminoso de dica unos versos, en los que, ante todo , aleccio na a aquell os que se h an desviado de l «pensamiento Gonzalo» o a lo que ellos llaman la «lín ea liquidacioni sta de izquierda» consolidada en torno a un exmiembro del C omité Permanente de Sendero Luminoso, e l «camarada Feliciano» (Óscar Duran d) , qu e decidió escindirse del PCP-SL y crear la formación «Proseguir», en cla ra al usión a proseg u ir co n la guerr a (Jiménez Vigara, 2 019) . El siguiente poem a, firm ado en la B ase Naval del Callao e l 17 de m ayo de 1995 y atribuido a Elena Yparraguirre, da cuenta del confli cto con la facción disidente dos añ os después de la renuncia de Guzmán a continua r con la «guerra».
Soldado de la guerra, popular / se soldado en la no guerra. / encarna, la gran ley. / Mira; el viento sopla siempre / y no habrá nadie que logre / borrarnos del lomo de los cerros / ni del alma de los pobres. (Poemas de Camarada Miriam, 2017)
Conclusión
El «arte de nuevo tipo» creó una dialéctica senderista propia que enlaza con la que otros movimientos subversivos y guerrilleros habían utilizado para referirse a una serie de lugares comunes que también aparecen en la prédica senderista: la vida puesta al servicio del proyecto comunista, la familia como negación del individuo y exaltación del colectivo, así como la sociedad futura como fin último y espacio para la armonía. Además, como ocurrió también en el caso de otros movimientos subversivos latinoamericanos, la poesía fue utilizada como parte de un concienzudo plan que procurase el aleccionamiento de las «masas» y la homogenización ideológica para la causa subversiva.
El registro poético de los dos autores analizados nos induce a reflexionar, además, sobre las otras memorias que existen en Perú, y que buscan, en buena parte, por medio de la literatura, salir a la luz. Aunque se trata de memorias muy controvertidas a causa de los autores que las enuncian, lo cierto es que estas memorias vienen siendo publicadas y difundidas con mayor o menor tiraje, y también a través de la red, desde mediados de los años noventa hasta la actualidad. De ello se desprende la conveniencia de conocer los planteamientos del sujeto subversivo a partir de sus escritos y analizar cómo la memoria de este se estructura en determinados momentos para responder a las exigencias de cada contexto: de la «III Etapa» (de guerra), cuando se difunde la creación de una poesía ensalzadora del héroe y el sacrificio; o de la «IV Etapa» (de lucha política sin armas), después de 1993, que utiliza una poesía que busca alinear a todos los cuadros disidentes con la entrega de las armas, de acuerdo con los planes del «pensamiento Gonzalo».
Aunque todavía queda mucho por investigar, por ejemplo, acerca de la naturaleza del Movimiento de Artistas Populares y su capacidad para dirigir el «arte de nuevo tipo», elaborado por los seguidores de Guzmán, esperamos que la presente aproximación al PCP-SL desde la poesía sirva para reflexionar y abrir nuevos debates.
Notas
1 La cifra ha sido objeto de múltiples debates. En 2019, Silvio Rendón aseguraba que las cifras de víctimas, sobre todo las que se vinculan al accionar del PCP-SL, habían sido sobreestimadas, ya que, ante la falta de datos cruzados para el análisis de la información disponible acerca de las muertes causadas por el PCP-SL, se optó por añadirles las causadas por el Estado, y después deducir las que atañen al PCP-SL. Sin embargo, Manrique-Vallier y Ball (2019) refutan los argumentos esgrimidos por Rendón, aduciendo que las cifras propuestas por él son incluso inferiores a las de la evidencia real de víctimas y, por lo tanto, carecen de legitimidad.
2 El 24 de septiembre de 1992, en su célebre «discurso desde la jaula», después de ser mostrado en el interior de una jaula en todos los medios a nivel nacional, Abimael Guzmán, luciendo el clásico traje a rayas que utiliza la iconografía del cómic para el reo, expuso: «Es simplemente un recodo, nada más, ¡un recodo en el camino! El camino es largo y a ese llegaremos, ¡y triunfaremos!» (Comité de Apoyo a la Revolución del Perú, 2020).
3 Siguiendo a Calduch (1993), entendemos como grupos subversivos a aquellos grupos civiles armados que pretenden el cambio radical y violento del sistema político de un país. Para ello, el grupo subversivo, con poder destructivo inferior al del Estado, pretenderá el apoyo suficiente de la población civil que le permita adquirir la igualdad de fuerzas en el contexto de guerra interna en la que se enfrenta al Estado.
4 Es el nombre que utilizan los militantes y simpatizantes del PCP-SL para referirse al Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso.
5 Entre el 18 y 19 de junio de 1986, más de 200 presos perdieron la vida a causa de la brutalidad empleada por las fuerzas armadas y policiales en los penales limeños de San Juan Bautista «El Frontón», San Pedro (Lurigancho) y Santa Barbara. Los hechos ocurrieron después de que los presos decidieran amotinarse por negarse a ser trasladados al nuevo penal de máxima seguridad de Canto Grande. Como resultado de las revueltas también fallecieron tres miembros de la Marina y uno de la Guardia Republicana (CVR, VII, 2003).
6 «Rojo, brillante y deslumbrante» son las características que deben tener las representaciones de la china comunista. La corriente «Hong, guang, liang» representa el arte oficial del Partido Comunista chino.
7 En pleno centro de Miraflores, distrito comercial y de clase media limeño, estalló el 16 de julio de 1992 un coche bomba de Sendero Luminoso, lo que provocó la destrucción de varios bloques de viviendas, la muerte de 26 personas y más de 250 heridos.
8 Pueblo ayacuchano donde el 3 de abril de 1983 el PCP-SL asesinó brutalmente a 69 campesinos en represalia por la colaboración de estos con las fuerzas del orden.
9 El Che Guevara acuñó la expresión «el hombre nuevo» en una carta enviada al intelectual Carlos Quijano, director de Marcha, conocida publicación periódica de línea de izquierdas sobre la realidad americana. El «hombre nuevo» es aquel sobre el que no pesa ninguna forma de dominación y que será prócer de la nueva sociedad, del socialismo (Guevara, 1975).
10 Círculo del que después surgiría el Grupo Seis (Grupo Social e Ideas Superiores), conformado principalmente por artistas y estudiantes, que adquirió gran relevancia por su participación en la caída del régimen dictatorial de Maximiliano Hernández Martínez en El Salvador (Astvaldsson, 2017).
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