Impresos jesuítas mexicanos y limeños de los siglos XVI y XVII
Mexican and Peruvian Jesuit prints from the 16th and lyth centuries
Guadalupe Rodríguez Domínguezguadalupe.dominguez@uaslp.mx Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Doctora en Filología Hispánica. http://orcid.org/0000-0002-9862-5417
Resumen
Este artículo presenta el análisis de la producción editorial novohispana y peruana, en la que la Compañía de Jesús tuvo participación directa e indirecta. Con las tres líneas de análisis aplicadas: bibliográfica, biblioiconográfica, de contenido textual (de preliminares e identificación genérico-temático de las obras) se extrae nueva información acerca de la tipología textual de los productos editoriales novohispanos y peruanos a cargo de los jesuitas, así como de sus similitudes y sus diferencias. El cruce de los resultados ofrece nuevos matices para la comprensión del rico entramado social, cultural, religioso e intelectual en el que las obras fueron publicadas.
Palabras clave: imprenta novohispana, imprenta peruana, Compañía de Jesús, impresos de los siglos XVI y XVII, biblioiconografía.
Abstract
This paper presents an analysis of the printing production of New Spain and Peru, in which the Society of Jesus had direct and indirect participation. Using three lines of applied analysis: Bibliographic, biblioiconographic, and of the textual content (of the preliminaries, generic, and thematic identification of the Works), new information about the textual typology is extracted, as well as the similarities and differences of the printings of New Spain and Peru as published by the Jesuits. The cross-analysis of the results offers new nuances for the understanding of the rich social, cultural, religious, and intellectual scene in which the works were published.
Keywords: New Spain printing press, Peruvian printing press, Society of Jesus, biblioiconography, printings of the sixteenth and seventeenth centuries.
Recibido: 31 de julio de 2024
Aprobado: 2 de agosto de 2024
Introducción
Con la llegada de la Compañía de Jesús a Nueva España a principios de la década de 1570, el entramado intelectual del territorio en proceso de hispanización en general y el editorial en particular se vio enriquecido de manera sustancial. Para ese momento, el trabajo editorial novohispano llevaba poco más de tres décadas de actividad continua, con una producción constante gracias al empeño de los cuatro primeros impresores que se asentaron paulatinamente en Ciudad de México: Juan Pablos inauguró la labor editorial continental entre 1539-1540; Antonio de Espinosa instaló su imprenta en 1559; Pedro Ocharte continuó con los trabajos iniciados por su suegro recién fallecido, Juan Pablos, hacia 1562-1563, y Pedro Balli inició sus actividades de imprenta en 1574.
Antes de 1577, año en el que se publica en México la primera edición con el marbete de la Compañía de Jesús, la producción editorial novohispana llegó a tener 89 ediciones de existencia comprobada (es decir, entre 1540 y 1576) (Rodríguez, 2018, pp. 141-311). De estas 89 ediciones publicadas en ese período de 36 años, 34 fueron iniciativa o son de autoría de la Orden de San Francisco, 10 de la Orden de Predicadores; 16 de la Orden de San Agustín; 21 del clero secular; 5 de la Corona y solamente 3 de autores legos, cuya orientación era más científica y académica: los conocidos Diálogos de Cervantes de Salazar (1554), el Sumario de las cuentas de plata de Juan Díez (1556) y el libro de medicina Opera medicinalia de Francisco Bravo (1570)1.
Las obras editadas conforman una diversidad modélica y genérica que va desde los textos religiosos como doctrinas, confesionarios y cartillas, publicados solamente en latín o en español, o en combinaciones bilingües y hasta trilingües: latín, español y alguna o algunas lenguas indígenas. También dentro de la parcela religiosa se encuentran cantorales, sermonarios, bulas, confesionarios, misales, actas capitulares, sumarios de indulgencias, reglas y ordenanzas religiosas, constituciones del arzobispado, etc. De la mano de los textos religiosos y motivados por la necesidad de transmitir sus contenidos a la población autóctona, salen a la luz varios artes (gramáticas) y vocabularios de lenguas indígenas. En lo que respecta al terreno filosófico-científico, además de las obras mencionadas anteriormente, destacan las obras del agustino Alonso de la Veracruz, RecognitioSvmmularum (1554), Dialectica resolutio cum textu Aristotelis (1554) y Specvlvm conjugiorvm (1556). Por otro lado, los textos impresos por/para la Corona se orientan hacia los temas civiles-administrativos: ordenanzas, compilaciones de leyes, mandamientos, instrucciones, cédulas, etc. Con este somerísimo recorrido sobre el panorama editorial novohis-pano durante sus primeras tres décadas de trabajo continuo de la imprenta se pueden apreciar las preocupaciones y prioridades de evangelización, hispanización y organización del territorio recién conquistado.
Como ya se ha mencionado, solo cinco años después de la llegada de la Compañía de Jesús a Nueva España, en 1577, empiezan a aparecer en el espacio editorial de Ciudad de México algunas obras publicadas bajo el sello de los ignacianos. Ello cobra sentido si se considera lo señalado por Hernández: en términos generales, el libro para los integrantes de la Compañía en América tenía un valor intrínseco superior a su valor de cambio, "es decir, además de lo difícil que era hacerse de volúmenes suficientes para abstraerse en ellos, el jesuita desarrolló una relación íntima con sus textos" (Hernández, 2019, p. 36).
En lo que respecta a la primera imprenta del virreinato del Perú, esta se instala en la década de 1580. Es en realidad el traslado del taller novohispano del turinés Antonio Ricardo, quien aprovechó la coyuntura de necesidades de materiales impresos por parte de las instituciones recién instauradas: Gobierno, Universidad e Iglesia. El traslado, de acuerdo con Medina (1904), representaba un ascenso para la actividad del impresor (p. 24), ya que en Perú no encontraría la competencia que sí existía en Nueva España. Aunque Ricardo inició el viaje rumbo a Perú en 1580, debido a una serie de vicisitudes solo logró iniciar las actividades de impresión en la capital del virreinato hasta 1584; sus actividades tuvieron continuidad hasta el momento de su fallecimiento en 1605, manteniéndose como el único impresor en Perú durante dicho período (1584-1605). Posteriormente es Francisco del Canto, uno de sus asistentes, quien toma las riendas de la imprenta. A diferencia de lo que sucedió en el territorio novohispano, seguramente por la llegada tardía de la Compañía de Jesús con respecto al momento de la conquista de México, los jesuitas tuvieron un papel muy activo en el proceso de evangelización del Perú y, por ende, en la configuración de su panorama editorial fundacional. En una escala amplia Guibovich ha documentado los textos y los géneros publicados en Lima durante el período virreinal, así como las condicionantes políticas a las que estaban sometidas las publicaciones (2019) y los actores que intervenían (2014). Más adelante veremos algunos ejemplos de cómo los ignacianos estuvieron estrechamente implicados en los procesos de impresión de las obras limeñas durante el siglo XVI y principios del XVII.
La relación de los jesuitas en América con los libros, sobre todo a partir de sus acervos bibliográficos (librerías y bibliotecas), ha sido atendida por varios investigadores. Solo por citar un ejemplo, que ayudará a comprender mejor nuestra propuesta de análisis, rescatamos el modelo californiano de las librerías jesuitas, en el que se ha identificado una singular clasificación de las secciones que podían contener sus acervos: biblioteca de trabajo (misales, brevarios, diurnos, biblias, devocionarios, catecismos y confesionarios), biblioteca de estudio (obras de teología, filosofía, patrística, metafísica, cartas, vidas edificantes y lenguas indígenas), biblioteca de consulta (libros de derecho, medicina, arquitectura, matemática, historia, cocina y artes manuales), biblioteca de diversión (historia, poesía, ensayo y novela) y "libros ancla (textos escritos por otros jesuitas)" (Hernández, 2019, p. 37).
No obstante, desde la perspectiva repertorial de la participación directa de los ignacianos en la publicación de obras en los inicios de los virreinatos de Nueva España y del Perú los estudios escasean. Hecho que no sucede con otras órdenes religiosas, como, por ejemplo, la de los franciscanos, de quienes Zulaica Gárate (1991), con un abordaje totalmente distinto al de este trabajo, recoge su producción intelectual (manuscrita e impresa) durante el siglo XVI. Pero en otro sentido, no repertorial, sino histórico, investigaciones recientes han explicado el papel de los jesuitas en la construcción de la cultura escrita, como pensadores, traductores, componedores y evangelizadores en la América del Sur (Gaune, 2016 y 2021). Y también se ha destacado su participación en las variadas fases y facetas de los procesos de producción del libro impreso peruano (Guibovich, 2014 y 2019).
Pues bien, de las obras impresas en México para ser destinadas a la Compañía de Jesús durante el período 1577-1595 se localizan 15 ediciones en total a cargo de dos impresores, Antonio Ricardo y Pedro Balli:
1) 1577. Alciato, Andrea. Omnia domini Andrea Alciati Emblemata. Por Antonio Ricardo.
2) 1577. Ovidio Nasón, Publio. Ovidii Nasonis Tam de Tristibvs qvam de Ponto. Por Antonio Ricardo.
3) 1578. López de los Hinojosos, Alonso. Svmma y recopilación de chirvgía con vn arte para sangrar, muy vtil y prouechosa. Por Antonio Ricardo.
4) 1578. Maurolico, Francesco. Reverendi domini Francisci Mavrolyci, abbatis messanensis. Por Antonio Ricardo.
5) 1578. Toledo, Francisco de (S. I.). Introdvctio in dialecticam Aristotelis. Por Antonio Ricardo.
6) 1579. Álvares, Manuel (S. I.). Deconstrvctioneoctopartiumorationis. Por Antonio Ricardo.
7) 1579. Morales, Pedro (S. I.). Carta del padre Pedro de Morales de la Compañía de Iesús. Antonio Ricardo.
8) c. 1579. [Álvares, Manuel (S. I.)]. [Libros de Grammatica Institutione]. Por Antonio Ricardo.
9) 1594. Buenaventura, Juan Eustaquio. Mística theología en la qval se nos enseña el verdadero camino del cielo. Por Pedro Balli.
10) 1594. Álvares, Manuel (S. I.). Emmanvelis Alvarie Societate Iesv de Institvtione Gram-matica libri tres. Por la viuda de Pedro Ocharte y Pedro Balli.
11) 1595. Álvares, Manuel (S. I.). Emmanvelis Alvarie Societate Iesv de octo partivm orationis constrvctione. LiberII. Por Pedro Balli.
12) 1595. López de los Hinojosos, Alonso (S. I.). Svmma y recopilación de cirvgía, con vn arte para sangrar y examen de barberos. Por Pedro Balli.
13) 1595. Rincón, Antonio del (S. I). Arte mexicana. Por Pedro Balli.
14) 1595. Muñoz, Alonso. Qvaestionesqvodlibeticae. Por Pedro Balli.
15) 1595. Rubio, Antonio. Qvaestiones qvodlibeticae in regia mexicana Academia discutienda. Por Pedro Balli.
De estas 15 ediciones Antonio Ricardo imprimió 8 en sus escasos dos años de trabajo en México entre 1577-1579, después se advierte un vacío de publicaciones de 14 años y, posteriormente, Pedro Balli publicó las otras 7 ediciones durante el período 1594-1595. ¿Pero bajo qué fundamento se puede afirmar que la Compañía de Jesús estaba tras la publicación de dichas ediciones? Si, por ejemplo, tenemos obras de autoría y de contenido tan diverso como las Tristes y Pónticas de Ovidio, los Emblemas de Alciato y el libro de astronomía De sphaera de Maurolico (Orden de San Benito).
En este sentido, para este trabajo se proponen tres recorridos metodológicos que nos permitan identificar el rol, ya sea declarado, implícito o de trasfon-do que tuvo la Compañía de Jesús en la elaboración de las ediciones mexicanas y limeñas del siglo xvi y principios del siglo xvii: el bibliográfico, el biblioiconográfico y el de contenido textual de los preliminares y la identificación genérico-temática de las obras. A través del recorrido bibliográfico se identifican las ediciones con la participación de los integrantes de la Compañía declarada en los datos editoriales, ya sea como autor, patrocinador o dedicatorio; con la revisión del contenido textual se detecta en los preliminares de las obras el rol que la Compañía de Jesús pudo tener en dichas publicaciones y con la identificación genérico-temática se identifican las variedades editoriales de cada espacio geográfico en las que tuvieron participación los ignacianos; y mediante el análisis biblioiconográfico se analiza el emblema característico de la Compañía de Jesús como distintivo de orden religiosa. El concepto "distintivo de orden religiosa" ha sido acuñado para describir la relación funcional que los grabados tienen con respecto al texto que acompañan para el Repositorio digital Biblioiconografía Mexicana de los siglos XVI y XVII2.
Impresos jesuitas mexicanos del siglo XVI
Retomando las ediciones realizadas en México en el siglo XVI, contamos con uno de los preliminares de la Introducción a la dialéctica de Aristóteles de Francisco Toledo, 1578, que incluye la respuesta del virrey don Martín de Enríquez a la solicitud que hizo el provincial de la Compañía de Jesús. La respuesta reza:
Por cuanto por parte del Provincial de la Compañía del nombre de Jesús se me ha hecho relación que en los estudios conviene y es necesario haya copia de libros para los estudiantes, de los que comúnmente se leen, porque por falta de ellos no se estorbe el bien común que de ello se sigue. Y me pidió mandase dar licencia a Antonio Ricardo, piamontés impresor, para que pudiese imprimir los pedazos que la Compañía dijere ser necesarios cada año para los estudiantes, y que los cual presente se podían imprimir eran los siguientes: Fábulas de Catón, Luis Vives, Selectas de Cicerón, Bucólicas de Virgilio, Geórgicas del mismo, Súmulas de Toledo y Villapando, Cartillas de doctrina cristiana, libro cuarto y quinto del padre Álvarez de la Compañía, Elegancias de Laurencio Vala y de Adriano, algunas Epístolas de Cicerón y Ovidio de Tristibus y Ponto, Michael Verino, versos de San Gregorio Nazianceno, con los de San Bernardo, Oficio de San Ambrosio, Selectas de San Hieronimo, Marcial Purgado, Emblemas de Alciato, Flores poetarum y otras cosas como tablas de ortografía y retórica...3
En ese mismo texto preliminar de la obra de Toledo se comprueba que con fecha 16 de febrero de 1577 el virrey da licencia por 6 años a Antonio Ricardo para que imprima "los dichos pedazos de los libros arriba declarados". La licencia evidencia el programa de selección de obras de los jesuitas para poder llevar a cabo su apostolado educativo en Nueva España a través de la "Ratio Studiorum". En este sentido, es relevante considerar las reflexiones de González, quien señala que los planes de la "Ratio Studiorum" proponen "una educación proclive al uso, la creación y la interpretación de signos y emblemas como a la relación entre textos e imágenes y a la lectura 'figurada' o metafórica como clave hermenéutica" (González, 2018, p. 37)4.
De todo ese listado de obras para el que se solicita permiso de impresión se conservan solamente ejemplares de unos cuantos títulos; de muchos de ellos no se ha localizado ningún testimonio material, ni otras referencias confiables que permitan afirmar que hayan sido llevados a la imprenta realmente. Por otro lado, sumados a los títulos de la licencia, se han localizado otras obras producto de las prensas de Ciudad de México promovidas por los ignacianos.
De las 8 ediciones realizadas por Antonio Ricardo para la Compañía conservadas, 5 tienen el siguiente grabado en la portada (n. 1, 2, 4, 5 y 6 de la lista): Dentro de un marco de doble filete, monograma IHS sobre un sol radiante ovalado, en la base tres clavos unidos y una cruz con remates de flor de lis en la parte superior del monograma; fuera del óvalo del sol radiante la leyenda "EIVS IESVM VOCABIS NOMEN" y adornos filiformes en las cuatro enjutas (45 x 60 mm)5. A propósito de los elementos del grabado, "el sol radiante representa el triunfo universal de Dios sobre el averno" y la importancia de la devoción de la cruz, de acuerdo con Kircher, está sustentada en su antigüedad: "antes de la llegada de los europeos en diversos sitios, y con algunos puertos del Mar Rojo como posible punto de partida" (González, 2018, p. 31); los clavos representan los elementos de crucifixión de Jesús y también, por su configuración tripartita, hacen alusión a la Santísima Trinidad.
El grabado, por cierto, es el mismo que Antonio Ricardo lleva consigo a Lima, como se verá más adelante, y con el que continúa imprimiendo las obras de los ignacianos en la capital del virreinato del Perú. La otra edición (n. 7 del listado), Carta del padre Pedro de Morales de la Compañía de Jesús, 1579, lleva este pequeño grabadito: contiene también el monograma IHS sobre un sol radiante, ahora circular, pero en este caso faltan la cruz y los clavos, en lugar de los últimos se encuentra en la base un corazón con dos líneas onduladas salientes (33 x 33 mm).
La otra edición (n. 3 de la lista), Summa y recopilación de cirugía con un arte para sangrar, 1578, lleva en la portada un grabado xilográfico de san Cosme y san Damián, patronos de los médicos (64 x 55 mm). El autor, Alonso López de Hinojosos, no pertenecía a la Compañía para el año 1578. ¿Entonces, cómo se puede afirmar que esta obra estaba relacionada con los ignacianos? Si ni en el contenido de la obra, en la portada, ni en los preliminares se hace ninguna alusión al respecto.
Aunque los apartados textuales iniciales no evidencien dicha relación, el colofón señala: "Fue impreso el presente libro llamado Summa y recopilación de cirugía en México a 26 días del mes de mayo, en casa de Antonio Ricardo a la Compañía de Jesús, de 1578". Curiosamente, de acuerdo con los datos biográficos del autor registrados por la Real Academia de la Historia, se sabe que su ingreso a la Compañía sucedió algunos años después de la publicación de la obra, en 1585, "en calidad de lego y hermano coadjutor"6.
De la restante de las 8 ediciones mexicanas a cargo de Antonio Ricardo no es posible saber si tenía alguna ilustración, ya que el único ejemplar localizado hasta el momento se encuentra mútilo de los primeros y los últimos cuadernos: [Libros de Grammatica Institutione], asignada a la imprenta de Ricardo en c. 1579. No obstante, su autor, Manuel Álvares, sí pertenecía a la Compañía y había publicado con anterioridad otras obras de gramática latina, además de que es uno de los autores que aparece en la licencia de impresión otorgada por el virrey de Nueva España en turno en 1577. Más adelante, en la sección de la fase peruana del impresor Antonio Ricardo se volverá sobre esta edición.
Por otro lado, entre 1594 y 1595 Pedro Balli sacó a la luz las otras 7 ediciones de o para los jesuitas, que llevan este grabado alusivo a la Compañía: dentro de un marco de filete simple, nuevamente el monograma IHS esta vez sobre un medallón oval ornamental, una cruz en la parte superior y en la base un corazón cruzado por tres clavos que se unen (50 x 66 mm).
Es interesante advertir que en la edición de Pedro Balli de 1594 del tratado de san Buenaventura, Mística theología en la qval se nos enseña el verdadero camino del cielo, quien se sabe fue franciscano, aparece este mismo grabado identificativo de las ediciones ignacianas. Indicio que, ligado al comportamiento de los grabados en las portadas de otras obras impresas por Antonio Ricardo como los Emblemas de Alciato, 1577, las Tristes y Pónticas de Ovidio, 1577, y el libro Desphera de Maurolico, 1578, destinados a la Compañía, nos lleva a inferir que, a pesar de que el autor era franciscano, esta tirada también estaba destinada a la Compañía de Jesús. La obra, por cierto, es la única de la producción editorial mexicana jesuita que entraría en la categoría de vidas edificantes para la biblioteca de estudio, de acuerdo con Hernández.
Asimismo, volvemos a encontrar la obra Summa y recopilación de cirugía de López de los Hinojosos, reeditada por Pedro Balli en 1595 y ahora sí con el emblema de la Compañía en la portada [figura 4], seguramente debido a que para ese año el autor ya era miembro de la orden, como señalamos arriba, a diferencia del grabado de la primera edición a cargo de Antonio Ricardo, que está encabezada por los santos patronos de los médicos. Este emblema se ve no solamente en las ediciones de obras extensas, sino también en impresos menores, como son los carteles de tesis de la Real y Pontificia Universidad de México, también elaborados en las prensas de Pedro Balli: 1595, Qvaestiones qvodlibeticae, y 1595, Qvaestiones qvodlibeticae in regia mexicana Academia discutiendae.
De este modo, puede comprobarse que el uso del grabado en las ediciones no-vohispanas del XVI de o para la Compañía de Jesús están en sintonía con las observaciones previamente realizadas acerca del uso del grabado en las ediciones de otras órdenes religiosas: "los grabados en las portadas, los preliminares y los colofones de las ediciones mexicanas del XVI parecen más bien tener la función de distinguir el programa intelectual y pastoral de cada una de las órdenes religiosas" (Rodríguez, 2019, p. 323), y no tanto la de completar el sentido o el contenido del texto, como había afirmado en repetidas ocasiones la crítica especializada.
Impresos jesuitas peruanos del siglo XVI y principios del XVII
Trasladándonos al virreinato del Perú, la producción editorial del siglo XVI inició a cargo de Antonio Ricardo, quien se mudó de México a Lima en la década de los 80. Los productos impresos de este periodo demuestran las diferentes necesidades y demandas de obras en cada lugar, es decir, entre Nueva España y Perú (Rodríguez-Buckingham, 1977, p. 160). La tradición bibliográfica ha registrado alrededor de 41 impresos de la producción de Antonio Ricardo en Lima, entre ediciones de obras e impresos menores, como ordenanzas y cédulas reales7. La tipología genérica de la producción editorial se puede resumir en textos religiosos; lingüísticos; de noticias-entretenimiento (relaciones de sucesos); de entretenimiento literario (Arauco domado, 1596; Miscelánea Austral, 1602); y aquellos relacionados con la Corona con temas como economía, legislación y administración.
En las primeras ediciones salidas de las prensas de Ricardo en Perú se encuentra la Provisión Real fechada el 12 de agosto de 1584. Esta contiene las directrices del Tercer Concilio Provincial entre las que se da licencia para imprimir la traducción al quechua y aymara de una cartilla, catecismo, confesionario y preparación para el artículo de la muerte, con la condicionante de que las autoridades de la Compañía de Jesús supervisen su impresión8:
[...] con que a la impresión asistan el padre loan de Atiença, Rector de la Compañía de Jesús y el padre Joseph de Acosta de la dicha Compañía, con dos de los que se hallaron a la traducción de esta nuestra lengua de los indios, con que asimismo asista uno de los secretarios desta Real Audiencia, para que den testimonio de los cuerpos que se imprimieren, y de como ninguna otra cosa se imprimió más del dicho Catecismo, Confesionario y Preparación en las dichas lenguas. Y con que el dicho impresor ni otra persona alguna de ninguna calidad, ni condición que sea, pueda tener ni usar destos dichos libros, hasta ser vistos, firmados y examinados por esta Real Audiencia y por el examinador o examinadores que ella nombrare. [más adelante señala] Y mandamos que antes y primero que los dichos libros se vendan por el dicho impresor, a cuyo cargo han de estar para dar cuenta dellos, y de su procedido, no pueda vender ni venda alguno dellos sin que primero esté corregido con el original, y para que conste que lo está, vaya firmado cada cuerpo de los dichos libros del padre Rector, o del padre maestro Ioseph de Acosta9 de la dicha Compañía de Jesús10.
Por ello aún se conservan testimonios con la evidencia del cotejo de dichos ejemplares, como se puede ver en las anotaciones manuscritas: "concuerda con el original", firmadas por el rector Juan de Atiença en la Doctrina christiana... (1584) y por el padre Joseph de Acosta en el Confessionario para los curas de indios (1585), ambas ediciones publicadas por Antonio Ricardo, en la Ciudad de los Reyes.
Pues bien, de los 43 impresos limeños salidos de las prensas de Ricardo entre 1584 y 1605, 22 son impresos menores11 y de los 21 restantes 8 fueron publicados con la intervención de la Compañía:
1) 1584. Doctrina christiana y cathecismo para instrucción de los indios, compuesto por autoridad del Concilio Provincial...
2) 1585. Tercero cathecismo y exposición de la doctrina christiana por sermones... conforme a lo que en el sancto Concilio Provincial de Lima se proveyó.
3) 1585. Confessionario para los curas de indios., compuesto y traduzido en las lenguas quichua y aymara. Por autoridad del Concilio Provincial de Lima.
4) 1586. Arte y vocabulario en la lengua general del Perú
5) 1602. Constituciones y ordenanzas de la Universidad.
6) 1604. Vocabulario en la lengua general del Perú. autor fray Juan Martínez, de la Orden de San Agustín.
7) 1594. De grammatica institvtione. Liber III, autor Manuel Álvares (S. I.)
8) 1595. Epitome artis rhetoricae, autor Cipriano Suárez (S. I.)
Este grabado [figura 7] se encuentra en las ediciones con los números 1 al 5, 7 y 8. En la primera edición listada se encuentra tanto en la portada como en el colofón. En las ediciones con los n. 2, 3, 7 y 8 de la lista el mismo grabado se ubica en sendas portadas; en la n. 4 el grabado se encuentra justo antes del colofón y en la n. 5 se halla la misma particularidad observada en los impresos mexicanos jesuitas: a pesar de que el autor, fray Juan Martínez, pertenece a la Orden de San Agustín, el primer elemento visual que presenta la edición en su portada es el que para ese momento se ha convertido en el conocidísimo emblema distintivo de las ediciones ignacianas americanas. A modo de curiosidad, es posible afirmar que se trata del mismo taco que Ricardo utilizó en México para las ediciones de los jesuitas. En la fase peruana presenta varias fisuras en el filete exterior del marco, que no tenía cuando fue usado en México; pero puede identificarse la fisura del filete interior del marco exactamente en el mismo lugar (señalada con la flecha roja) tanto en los impresos mexicanos como en los limeños.
La sexta edición de la lista relacionada con la Compañía es Arte y vocabulario en la lengua general del Perú. 1586. Esta, aunque no tiene autor declarado, ni incluye ninguno de los grabados alusivos a los jesuitas, integra la Provisión Real analizada previamente, en la que se indica la intervención y el requerimiento de cotejo por el rector de la Compañía de Jesús, el padre Juan de Atiença, y por el padre Joseph de Acosta.
Antes de cerrar el trabajo del impresor Antonio Ricardo, es necesario volver rápidamente sobre la edición del ejemplar único y mútilo señalado al principio de este trabajo: c. 1579. [Álvares, Manuel]. [LibrosdeGrammaticaInstitutione]. Por Antonio Ricardo12.
Se trata de un ejemplar fragmentario encuadernado con una hoja manuscrita que hace de portada, cuyos datos refieren a la Grammatica de fray Maturino Gilberti (O. F. M.), impresa por Antonio de Espinosa en 1559. Seguramente, con base en esta información García Icazbalceta la registró como otra posible versión de la Gramática de dicho autor (García, 1954, pp. 157-158). Wagner, por su parte, en el n. 36a de su obra señala que esta edición fragmentaria pudo "ser parte de la edición sevillana de la obra de Manuel Álvarez intitulada De constructione octo partium orationes liber, publicada en 1573", bajo la hipótesis de que la edición sevillana tiene 136 folios y el fragmento en cuestión llega hasta el folio 130; asimismo, refuta la conjetura de García Icazbalceta acerca de ser un producto de las prensas de Espinosa, ya que los tipos de letra no coinciden con los utilizados por este impresor (Wagner, 1940, pp. 186-187).
No obstante, al revisar la edición sevillana propuesta por Wagner no se encontraron similitudes de composición textual, tipográfica, ni material, por lo que la conjetura del bibliógrafo tampoco fue correcta. La inclusión de esta edición por parte de García Icazbalceta en la entrada correspondiente a la Grammatica de Matu-rino, a cargo de Antonio de Espinosa, 1559, así como las observaciones de Wagner complicaron la identificación tanto de la obra como de la edición, haciendo pensar que se trataba o bien de una edición mexicana de alguna obra de Gilberti o de alguna española de Álvares. En este sentido, encontramos el registro catalográfico de New York Public Library (donde se conserva dicho ejemplar) *KE 1600 (Alvarez E. Deinstitutionegrammaticalibri tres), en el que se atribuye la edición a Álvares en el año 1600. Aunque no lleva ninguna aclaración sobre los fundamentos de dicha asignación, la información del registro hace pensar que la obra pudo haber sido ¿impresa en México, en 1600? ¿Quizá por Pedro Balli? Ya que era uno de los impresores activos en la Ciudad de México, quien utilizaba materiales parecidos a los del ejemplar fragmentario, en especial el marmosete presentado abajo [figura 8].
Tras un largo proceso de indagaciones y con base en el riguroso análisis material, esta edición ha sido asignada a la imprenta de Antonio Ricardo hacia 1579, año en el que el impresor publicó también De constructione octo partium orationis del mismo autor. Todos los materiales utilizados para la composición de esta edición coinciden con los de Antonio Ricardo durante su labor impresora en México (15771579): fundiciones tipográficas (118 R, 85 R y 85 C), iniciales grabadas y marmosete [figura 8]. Asimismo, es posible advertir gran similitud de los hábitos de composición con otros impresos mexicanos de Ricardo.
A pesar de que tanto la portada como parte de los preliminares se encuentran mútilos, en una de las hojas del primer cuaderno se encuentra el prefacio (Auctor Lectori), en el que el autor señala el título de la obra y explica el contenido e intencionalidad de la misma: "Libros de Grammatica Institutione, quos nuper explanationi-bus illustratos edideram, compulsus sum Lector humanissime nudos ferè...". Es interesante advertir que la estructura de esta edición no coincide con ninguna otra de las Grammaticas completas de Álvares publicadas en Europa durante el siglo XVI, ni con las publicadas en México en 1579 a cargo de Antonio Ricardo y en 1594-1595 a cargo de la viuda de Pedro Ocharte y Pedro Balli, mencionadas arriba; tampoco coincide con las versiones conocidas amplias o maiores (con explicaciones de los preceptos), ni en sus versiones abreviadas o minores (sin explicaciones de los preceptos). En las ediciones europeas y en las mexicanas de 1579 y 1594-1595 De construtione octo partium orationis forma el segundo libro y DeSyllabarum dimensione forma el tercer libro.
Esta situación de no concordancia de la estructura de las obras de Álvares impresas en México con ninguna otra edición europea conocida ha sido dilucidada por Gómez Gómez, a propósito del análisis de la edición mexicana: De constructione octo partium, del mismo autor, a cargo de Antonio Ricardo, 1579. De acuerdo con el investigador, la edición mexicana de De constructione presenta novedades (inclusión y supresión de apartados) con respecto a otras ediciones europeas de la misma obra. Las razones de ello fueron las propias necesidades de estudio en el virreinato de Nueva España. En suma, el prólogo del editor demuestra que la edición mexicana de De constructione..., 1579, fue realizada a partir de partes de ediciones previas reorganizadas en una nueva edición para suplir las necesidades de estudio de los novohispanos.
La misma condición puede aplicarse a la edición del ejemplar fragmentario analizado aquí y posiblemente se trate del primer libro, ya que las otras ediciones novohispanas llevan la aclaración de ser el segundo y el tercer libro. Este primer libro entraría en la categoría de las versiones amplias o maiores, en las que se incluye la explicación de los preceptos, aunque no coincida con ninguna otra versión maior europea conocida. El fenómeno editorial tiene sentido, si recordamos que los jesuitas solicitaron en México licencia para imprimir pedazos de las obras, pedazos seleccionados por ellos mismos para ser utilizados como apoyo en las actividades de estudio.
Asimismo, la crítica especializada ha especulado sobre la existencia de una edición de la Gramática de Álvares impresa por Antonio Ricardo en Lima. Si la especulación se refiere a esta edición fragmentaria, posiblemente tuvo su base en que el impresor usó los mismos tipos cursivos y el mismo marmosete [figura 8] en varias de sus ediciones peruanas, ya que trasladó consigo gran parte de los materiales de impresión que utilizó en Nueva España. Por otro lado, la edición De grammatica institvtione de Álvares publicada en Perú por Antonio Ricardo en 1594 (n. 7 de la lista) contiene solo el fragmento De Syllabarum dimensione, correspondiente al segundo libro de la versión amplia mexicana datada en c. 1579. Este mismo fragmento en las ediciones de Perú 1594 y México 1594-1595 se declara como el tercer libro. En vista de que el contenido textual del fragmento De Syllabarum dimensione concuerda en las tres ediciones, se puede colegir que la edición mexicana de Ricardo de c. 1579 fue la base de las otras dos de la década de los años 90.
En cuanto a los impresos peruanos de los primeros años del siglo XVII, Francisco del Canto, quien fuera asistente de Antonio Ricardo y comprara la imprenta a la muerte del último hacia 1606, publica 14 ediciones con el sello de los jesuitas entre 1606 y 1619:
1) 1606. Luis de Valdivia (S. I.). Arte y gramática general de la lengua qve corre en todo el reyno de Chile.
2) 1607. Diego González Holguín (S. I.). Gramática y arte nueva de la lengua general de todo el Perú.
3) 1607. Luis de Valdivia (S. I.). Doctrina christiana y cathecismo en la lengua allentiac.
4) 1607. Luis de Valdivia (S. I.). Confessionario breve en la lengua allentiac.
5) 1607. Luis de Valdivia (S. I.). Arte y gramática en la lengua allentiac.
6) 1607. Luis de Valdivia (S. I.). Vocabulario breve en la lengua allentiac.
7) 1608. Directorio espiritual para exercicio y provecho del Collegio de San Martín.
8) 1608. Diego González Holguín (S. I.). Vocabulario de la lengua general de todo el Perú.
9) 1612. Ludovico Bertonio (S. I.). Vocabulario de la lengua aymara.
10) 1612. Diego de Torres Rubio (S. I.). Arte de la lengua aymara, con una silva de phrases de la misma lengua.
11) 1612. Alonso de Villegas (Lic.), adiciones de Ludovico Bertonio (S. I.). Libro de la vida y milagros de Nuestro Señor lesu Christo.
12) 1612. Ludovico Bertonio (S. I.). Confessionario muy copioso en dos lenguas aymara, y española.
13) 1616. Diego de Torres Rubio (S. I.). Arte de la lengua aymara.
14) 1619. Diego de Torres Rubio (S. I.). Arte de la lengua quichua.
Además de que la mayoría de las ediciones cuenta con la identificación del autor y su adscripción a la Compañía de Jesús, puede observarse el emblema tan utilizado en México como en Lima para distinguir las ediciones en las que los jesuitas tuvieron participación. Pero, si observamos con detenimiento, no se trata del mismo taco, sino que el diseño del grabado ha sido reelaborado por Francisco del Canto [figura 9]. Si lo comparamos con el original [figura 7], encontramos que los filetes del marco están completos y los trazos del monograma IHS, la cruz con remates de flor de lis y los clavos son poco uniformes y vacilantes. La nueva versión aparece alternadamente con otro nuevo diseño a partir de 1607 [figura 10]. Ambos grabados encabezan las obras de la Compañía y en los dos se aprecia una manufactura burda. Los dos tacos contienen los elementos representativos vistos en las muestras anteriores: el monograma IHS dentro de un medallón que asemeja un sol radiante, la cruz en la parte superior y los tres clavos en la inferior. En el segundo caso también se integra el corazón en la base y un querubín fuera del medallón.
El grabado reelaborado aparece en las ediciones n. 2, 11 y 13 de la lista y el nuevo diseño en las ediciones n. 1, 3, 4, 5, 6, 8, 9 y 12 del listado. La edición n. 7, Directorio espiritual para exercicio y provecho del Collegio de San Martín, cuenta solamente con un grabado de la Virgen María en la portada, aunque se sabe que el colegio y su autor, el padre Pablo Joseph, pertenecían a la Compañía de Jesús. Con respecto a la edición n. 10, Arte de la lengua aymara, con una silva de phrases de la misma lengua, 1612, el ejemplar resguardado en John Carter Brown Library se encuentra mútilo de la portada. Existe otro ejemplar de esta edición en la Real Biblioteca (Madrid); desafortunadamente no se logrado obtener acceso al mismo, de modo que hasta ahora desconocemos si cuenta con algún grabado. No obstante, la autoría del padre jesuita Ludovico Bertonio sí está declarada.
Impresos mexicanos jesuitas de principios del siglo XVII
La investigación sobre la imprenta en México a principios del siglo XVII se encuentra en proceso en este momento, de modo que los pocos grabados presentados constituyen una parcialidad del fenómeno del uso del emblema jesuita en las ediciones del período13. Con las pocas muestras aisladas presentadas aquí se puede decir que hay una continuidad en la tendencia de aparición de los grabados y de su diseño. No obstante, es preciso aclarar que los resultados son apenas una primera aproximación, ya que se han localizado en contadas ediciones de solamente tres imprentas de las once que se encuentran en estudio.
En 1616 Juan Ruiz publica la Relación de la persecvción que vvo en la yglesia de lapón..., relación extraída de la carta de relación auténtica arribada a Nueva España junto con el autor, el padre Pedro Morejón, procurador general de la Provincia de la Compañía de Jesús en el Japón. La relación de sucesos se presenta con una cuidada manufactura del grabado en la portada [figura 11]: "Dentro de un marco de filete simple, emblema jesuita con monograma de Cristo (IHS), con una cruz y el símbolo de los tres clavos. El marco interno es oval y tiene cuatro enjutas con ornamentos florales"14. Dos décadas más tarde, en 1645 la misma imprenta de Juan Ruiz publica el Arte de la lengva mexicana, del padre Horacio Carochi, rector en ese momento del Colegio de la Compañía de Jesús del Colegio de San Pedro y San Pablo de México. La obra se anuncia con el grabado en la portada [figura 12]: Dentro de un marco de filete simple, emblema jesuita con monograma de Cristo (IHS), con una cruz y el símbolo de los tres clavos. El marco interno es oval y tiene cuatro enjutas, pero en lugar de tener ornamentos florales se observan adornos filiformes en blanco sobre fondo negro.
Curiosamente, en 1628, Pedro Gutiérrez en la imprenta de Ana de Herrera, viuda de Diego Garrido, utiliza el siguiente grabado [figura 13] para encabezar otra obra relacionada con la conquista espiritual de Japón, Trivmphos, coronas, tropheos de la persegvida yglesia de lapón, de Pedro Morejón. Si se observan los detalles, el marco de filete simple, el marco oval interior y los ornamentos florales de las enjutas parecen ser una imitación simplificada del taco de la figura 11 usado por Juan Ruiz en 1616 en una obra de contenido similar:
Por último, la obra Summa totivs rhetoricae, del padre jesuita Tomás González, publicada en 1646 por Paula de Benavides, viuda de Bernardo de Calderón, presenta en su portada el siguiente grabado (35 x 46 mm), cuyos adornos de las cuatro enjutas se obtienen en blanco sobre fondo negro, al estilo del otro grabado [figura 12] utilizado por Juan Ruiz solo un año antes (1645). Aunque en este caso no se aprecia movimiento en los rayos del sol; su diseño se limita a triángulos con líneas rectas:
Conclusiones
El recorrido por los impresos jesuitas mexicanos y limeños del siglo XVI y principios del XVII ofrece información interesante acerca de las prácticas editoriales de ambos virreinatos en general y, en particular, sobre la implicación que la Compañía de Jesús tuvo en la publicación de algunas obras.
En términos generales, se comprueba que el uso del grabado por parte de otras órdenes religiosas se mantiene de manera similar en la Compañía de Jesús, es decir, la difusión de las ediciones se distingue mediante la inclusión de imágenes alusivas a la propia orden en portadas, colofones y preliminares. El fenómeno evidencia que cada sección de la Iglesia tenía sus propias directrices de formación, de producción intelectual y de actividad pastoral, y que estas directrices permean su respectiva producción editorial, marcándola con sendos marbetes. En términos particulares, el análisis realizado en este trabajo aporta nueva información acerca de la participación de los jesuitas en el mundo editorial novohispano y peruano. Tomando en cuenta las observaciones de González acerca de la importancia de la relación entre texto e imagen en los textos de la Compañía, para su interpretación y lectura 'figurada' o metafórica, se puede añadir que cuando se trata de ediciones realizadas bajo su techo, el diseño gráfico distintivo se mantiene suficientemente estable en sus elementos constitutivos, solo se aprecian ligeras variaciones de diseño y/o adiciones de algún elemento nuevo, y es en el terreno ornamental donde se encuentran más diferencias a partir de adiciones, supresiones o simplificaciones.
En la mayoría de las figuras presentadas se observan elementos constantes: monograma IHS, cruz en la parte superior, con tres clavos unidos en su base en la parte inferior, todo dentro de un marco ovalado o redondo que asemeja un sol radiante. A estos elementos constantes se adiciona a veces un corazón del que surgen los tres clavos unidos en su base. Las figuras 2 y 3 son las únicas disonantes en el conjunto presentado. La figura 2 no incluye la cruz ni los clavos, pero sí mantiene el monograma IHS y el sol radiante. La figura 3, por el contrario, es la única que no incluye ninguno de los elementos distintivos del emblema jesuita: el grabado se conforma por los santos patronos de los médicos. No obstante, la aparición de este taco en particular se explica porque el autor dedica la obra a la Compañía, cuando aún no era miembro de la misma.
En la parcela ornamental se advierten diferencias de adornos en las enjutas que se forman entre el óvalo y el marco rectangular: florales, vegetales, elementos filiformes, etc. Y en una ocasión la forma de enmarcar el óvalo radiante se hace mediante un frontispicio con un querubín en la base.
Es importante señalar que la estabilidad del emblema distintivo de la Compañía en las ediciones se diferencia notablemente del uso del grabado por las otras órdenes religiosas durante este período. Esto es, las otras órdenes presentan sus ediciones con diversos diseños, y aunque todos ellos hacen alusión a su respectiva orden a través de algún elemento, los diseños no se mantienen como un conjunto homogéneo. Por ejemplo, en las ediciones de los franciscanos podemos encontrar una gran diversidad de grabados: san Francisco siendo estigmatizado, san Francisco con las llagas, o solamente las llagas dentro de algún medallón, o los brazos llagados cruzados (el de Cristo y el de san Francisco), o el cordón, o la Cruz de Tau, o las conformidades de san Francisco combinadas, etc.
Por otro lado, además de las diferencias consideradas por Rodríguez-Buckingham acerca de la producción editorial novohispana y peruana en general, con este trabajo es posible acercar más la mirada para extraer las diferencias entre la temática publicada por los jesuitas en Nueva España y en Perú. En Nueva España la tipología fue más variada; de acuerdo con el modelo de organización de los acervos jesuitas señalado por Hernández, encontraríamos 2 obras de diversión (Emblemas de Alciato y Tristes y Pónticas de Ovidio), 3 de consulta (suma de cirugía y tratado de astronomía), 4 de estudio (dialéctica de Aristóteles, mística y gramáticas de lenguas indígenas), 8 libros ancla (gramáticas latinas, carta, retórica, relaciones de sucesos) y 2 carteles de tesis de la Real y Pontificia Universidad de México, que no encajan en ninguna categoría propuesta por Hernández. En el virreinato del Perú, en cambio, de las 22 ediciones revisadas, 12 entrarían en la tipología de estudio (vocabularios y gramáticas de lenguas indígenas), 6 de trabajo (doctrinas y confesionarios), 1 de consulta (constituciones de la universidad) y 3 libro ancla (directorio de ejercicios espirituales y gramáticas latinas).
Las diferencias dan luz sobre la labor de los jesuitas en cada uno de los virreinatos. Es comprensible que en el virreinato de la Nueva España su labor intelectual y de estudio sea mayor que la evangelizadora, ya que para la década de 1570 cuando arribaron a territorio novohispano, tanto franciscanos, dominicos como agustinos habían avanzado considerablemente en la empresa de evangelización, no solo con la conversión de los naturales, sino también con la labor filológica de documentación y fijación gráfica de las lenguas indígenas. De otro lado, como se sabe, la Compañía sí estuvo fuertemente implicada con el proceso evangelizador del virreinato del Perú; su participación aflora también a través de la publicación de textos doctrinales y en lenguas indígenas.
Pudiera parecer un ejercicio baladí regresar sobre los primeros impresos americanos tan ampliamente estudiados. No obstante, este trabajo demuestra que nuevas formas de abordaje para su análisis crea otras posibilidades de estudio, cuyos resultados permiten extraer nuevos matices para la comprensión del rico entramado social, cultural, religioso e intelectual en el que fueron gestados.
1 Toda la información acerca de las ediciones mexicanas del siglo XVI se extrajo de la tipobibliografía La imprenta en México en el siglo XVI. Editora Regional de Extremadura, 2018.
2 El Repositorio Biblioiconografía Mexicana de los siglos XVI y XVII se inscribe en el marco del proyecto "Tipobibliografía Mexicana del siglo XVII (1601-1650)". Dicho proyecto se encuentra financiado actualmente por el CONACYT-Ciencia Básica, A1-S-13259 (2017-2018). Se trata de un recurso "Open Access" con licencia Creative Commons. El repositorio se encuentra en constante actualización, a la fecha cuenta con 661 entradas de grabados presentes en ediciones mexicanas del siglo XVI y 109 del siglo XVII. Los fundamentos teórico-metodológicos y los resultados del trabajo descriptivo y analítico de cada grabado se pueden consultar en www.biblioiconografiamexicana.uaslp.mx
3 Introdvctio in dialecticam Aristotelis, 1578, h. [ ]2 r-[ ]3 r. John Carter Brown Library, B578.T649Ú La actualización gráfica, de acentuación, puntuación y uso de cursivas es de la autora de este artículo.
4 El mismo investigador realiza otra reflexión interesante al respecto: "No sorprende, [...] que la orden dedicara ingentes esfuerzos al tratamiento del tema a través de la obra de varios de sus autores, ni que se procurase encontrar similitudes en otros rincones del planeta" (González, 2018, p. 37).
5 Las imágenes presentadas en este artículo se extrajeron del Repositorio Biblioiconografía Mexicana de los siglos XVI y XVII, www.biblioiconografiamexicana.uaslp.mx
6 Real Academia de la Historia: http://dbe.rah.es/biografias/19563/alonso-lopez-de-hinojosos (consultado 10/11/2020).
7 Al no existir una tipobibliografía acerca de la imprenta en Lima durante el siglo XVI y principios del XVII, los datos que aquí se ofrecen no son exactos, ya que las bibliografías generales existentes discrepan con respecto a la producción de la imprenta de Antonio Ricardo. El total de impresos registrados por los bibliógrafos oscila entre 39 y 50 (Medina, 1904; Vargas, 1953, pp. 1-41; Rodríguez-Buckingham, 1984, p. 145; Pardo, 1997, pp. 391-430). Para este trabajo se consideran solamente 41 impresos, que son los registrados con datos fiables y verificables en las distintas bibliografías.
8 En lo que respecta a la regulación del libro impreso limeño, Guibovich (2014) identifica que, aunque la imprenta en el virreinato del Perú se instala entre 1584 y 1585, es hasta once años después, en 1595 cuando aparece el primer libro que incluye las aprobaciones establecidas por la ley y, por tanto, el momento en que se puede documentar el funcionamiento de la censura previa.
9 Las negritas son de la autora de este artículo.
10 Arte y vocabulario en la lengua general del Perú... 1586. Biblioteca Nacional de España.
11 Provisiones, ordenanzas, edictos y relaciones de sucesos.
12 La asignación de esta edición se presenta de manera sucinta en el registro tipobibliográfico n°. 112 (Rodríguez, 2018, pp. 353-355).
13 La pandemia por Covid-19 retrasó los trabajos del proyecto de investigación "Tipobibliografía Mexicana de siglo XVII (1601-1650)" debido a la imposibilidad de viajes que impuso. Uno de los principios metodológicos del proyecto es la revisión física de al menos tres ejemplares de cada una de las ediciones publicadas en Ciudad de México durante dicho período, para extraer toda la información, no solo de contenido, sino también material, a fin de elaborar registros exhaustivos de cada edición, tanto desde la perspectiva tipobibliográfica como biblioiconográfica. Con ello nos proponemos reconstruir el entramado editorial del período, que nos permitirá tener una visión amplia acerca de la producción editorial conservada y cómo esta fue configurada. Asimismo, la producción editorial estudiada desde la parcela biblioiconográfica ofrecerá nuevas posibilidades de análisis del uso de los materiales de impresión por cada uno de los actores implicados: impresores, editores, autores, organizaciones religiosas e intelectuales, etc.
14 Repositorio Biblioiconografía Mexicana de los siglos XVI y XVII. Imprenta de Juan Ruiz.
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