https://dx.doi.org/10.14482/memor.55.158.659
Sergio Paolo Solano D. Trabajo y sociedad. Trabajadores de los sistemas defensivos de Cartagena de Indias, 1750-1811
(Bogotá: Universidad del Rosario, 2024). 616 páginas. ISBN: 978-958-5003-48-4
Muriel Vanegas Beltran
Historiadora. Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora, programa de Historia, y vicedecana de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Cartagena. https://orcid.org/0000-0002-9723-0763
Un libro que llega para quedarse
El autor del libro motivo de esta reseña es profesor titular del programa de Historia de la Universidad de Cartagena; lleva varios decenios dedicados a estudiar el mundo del trabajo y de los trabajadores de la región Caribe de Colombia. El libro es el resultado de su tesis doctoral sustentada en el 2020 en la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa de Ciudad de México.
La obra llena el vacío en la historiografía sobre el Gran Caribe, la que no se ha ocupado de la historia social de las gentes del común que participaron en la construcción y el mantenimiento de los sistemas defensivos levantados durante la colonia (fortificaciones, escuadras de barcos con sus apostaderos-astilleros y arsenales, la artillería y los talleres de reparación y mantenimiento de armas). Hay estudios sobre los ingenieros militares y las técnicas aplicadas en la construcción de esos sistemas como también de los recursos económicos que invirtieron los imperios en ellos. Pero continúan sin despejarse los interrogantes sobre los grupos de trabajadores que se vincularon a esas defensas. Los historiadores reconocen que es una deuda que no han podido satisfacer, debido, entre otras razones, a que se requiere consultar y reunir una vasta información dispersa en archivos de varias partes del mundo. El libro que comento constituye una contribución para saldar esa vieja deuda, particularmente para el caso de Cartagena de la segunda mitad del siglo XVIII y la primera década del XIX. Por tanto, su valor podría radicar en que constituye un posible estímulo y modelo a aplicar al estudio de otras ciudades del Gran Caribe y el golfo de México.
El libro está dividido en nueve capítulos; contiene un prólogo elaborado por Sonia Pérez Toledo, historiadora mexicana especialista en historia del trabajo. A este sigue una presentación hecha por el autor en la que explica las consideraciones teóricas y metodológicas que orientan sus análisis. Un aspecto central en estas consideraciones es que relaciona diferentes temas (trabajo, raza, ingresos, estilos de vida, procura de movilidad social) con el propósito de ofrecer una lectura multidimensional de la configuración social de Cartagena de Indias, superando lo que denomina como el "determinismo racial" en boga en los últimos años.
El primer capítulo ofrece una imagen panorámica de la ciudad, sus espacios, los habitantes, los sistemas defensivos, la cronología de los trabajos en las fortificaciones y las inversiones en las defensas realizadas por la corona. Así el lector se informa sobre los contextos relativos a los temas que abocan los siguientes capítulos.
En el resto de los capítulos el lector encontrará dos bloques temáticos complementarios. Uno comprende del segundo al sexto capítulo, en los que Solano realiza ejercicios de sociografía para analizar a los distintos sectores de trabajadores, sus ingresos, el abasto de la ciudad y las condiciones de vida. Son análisis que comprenden de formas complementarias aspectos económicos y sociales tan indispensables para quienes se interesan en ir más allá de la imagen de lo popular como un bloque monolítico, procediendo a diseccionar y a mostrar a los diferentes sectores que integran a ese amplio sector de la sociedad.
Los capítulos restantes (séptimo a noveno) forman el segundo bloque al tener énfasis en lo social y lo político: el autor recoge los anteriores análisis de los trabajadores (oficios, capacitaciones, ingresos, características de la unidad familiar) y procede a estudiar la movilidad social, la aspiración a aminorar las exclusiones y las diferencias establecidas por las instituciones, así como las costumbres y las razones materiales y políticas de la participación en el proceso de independencia.
Veamos con algún detalle algunos aspectos de los capítulos. Los capítulos segundo y tercero muestran el mundo popular de la ciudad en función del cruce de variables como la condición social (incluyendo el factor racial), el trabajo, el género y la condición sociojurídica (libres y esclavos). Por las páginas dedicadas a estos desfilan en análisis puntillosos los pequeños comerciantes y vivanderos, las mujeres libres con la diversidad de las labores a que se dedicaban (incluyendo un importante contingente de asalariadas), los jornaleros o peones que se desplazaban por distintos oficios, las ocupaciones de los esclavos de particulares y las de los esclavos propiedad de la corona que laboraban en las fortificaciones, la capacitación de los trabajadores libres ligados a las fortificaciones y la artillería, los múltiples oficios en el apostadero de la marina dedicados a la construcción y reparación de barcos, la marinería y su jerarquía.
En estos capítulos nada escapa al escrutinio del autor y sorprende tanto el análisis como las descripciones detalladas sobre las relaciones entre los ritmos de trabajo, las disponibilidades presupuestales, las premuras para realizar las obras determinadas por posibles guerras interimperiales, las fases de las labores y las relaciones proporcionales entre trabajadores libres (calificados y no calificados), presos condenados a trabajos forzados y los esclavos del rey. Son capítulos densos y elaborados con base en la consulta de una sorprendente cantidad de información de archivos. Como el interés del autor es superar las interpretaciones ligeras sobre lo popular a las que nos ha acostumbrado la historiografía reciente, y mostrar la complejidad social de lo popular y sus dinámicas internas, las tablas y gráficos ilustran al lector sobre las estratificaciones de los oficios, y, por ende, entre los trabajadores.
En el capítulo cuarto estudia los salarios y sus variaciones acorde con los oficios y las capacitaciones de sus ejercitantes y el calendario laboral, tanto de los vinculados a los trabajos en las defensas como de los que trabajaban independiente de estas. De igual forma, estudia los costos de las raciones diarias dadas por las autoridades a los esclavos del rey y presos forzados que laboraban en las fortificaciones.
En estrecha relación con los anteriores capítulos, el quinto lo consagra al abasto de ciudad, los alimentos, sus precios y la cultura alimentaria. Reconstruye la geografía del abasto analizando las áreas productoras de los alimentos, la oferta y sus costos.
Luego, el capítulo sexto analiza las características de la familia trabajadora, sus ingresos y el comportamiento de los precios durante el periodo en estudio. Costos de vivienda y vestido también están presentes. El cotejamiento entre salarios y las variaciones de los precios de los alimentos más indispensables de la canasta familiar permite que el autor establezca ciclos sobre las condiciones de vida de los trabajadores y también el valor calórico de la dieta alimentaria. Muestra que para finales del siglo XVIII las condiciones de vida empezaron a deteriorarse por la subida de precios y la escasez y el acaparamiento de los alimentos.
Teniendo como trasfondo los anteriores capítulos el séptimo estudia los efectos sociales de las diferencias de salarios como resultado de la capacitación laboral, los que, al combinarse con los mejores ingresos de los maestros artesanos y con los estilos de vida en torno a la honradez y la valoración del trabajo, propiciaron procesos de diferenciación social, pasando sectores de trabajadores de blancos pobres y pardos a formar parte de las capas medias, distanciándose de los estratos sociales más bajos.
Esa movilidad social explica en parte el tema del capítulo octavo: el protagonismo de primera fila de los maestros artesanos de color en la oficialidad de las milicias y cómo hicieron de estas un escenario para aminorar las exclusiones fundadas en la condición racial y en el ejercicio de oficios manuales.
El libro de Solano se detiene en el dintel de la puerta (año de 1811) que da paso al punto de partida de los estudios sobre la independencia de Cartagena (Alfonso Múnera, Aline Helg, Marixa Lasso, Jorge Conde). El último capítulo está dedicado al análisis de los motivos que explican la participación de los sectores populares en los sucesos desatados a partir de la crisis del imperio español (1808) y que desembocaron en la independencia. Estamos en presencia de un análisis que pone en práctica y demuestra la validez de una indicación metodológica formulada por E. P Thompson, historiador inglés que estudió el mundo popular de su país durante el siglo XVIII: es la presión ejercida en momentos de crisis la que determina que lo popular aparezca como una unidad por encima de sus diferencias. Y considero que el autor lo logra de forma convincente.
Significado del libro en el contexto de los estudios históricos relativos al Gran Caribe y a Cartagena
Aunque el título del libro indica que está consagrado a los trabajadores ligados a las defensas militares, su contenido se ocupa de los operarios independientes y de las gentes que suministraban insumos a aquellas. Es, sobre todo, un detallado y completo estudio sobre la dinámica del mundo popular de la Cartagena de Indias de la segunda mitad del siglo XVIII. La obra sugiere caminos para articular de mejor forma los factores de las identidades colectivas con las condiciones materiales de vida, binomio que, como señala Solano en la presentación, se echa de menos en la historiografía reciente, pues, bajo la influencia de un desmedido énfasis culturalista y racialista, ha olvidado las dialécticas entre la cultura y la vida material cotidiana. En este sentido, el tema de la condición racial, en boga en los últimos decenios, adquiere la condición de solo ser otro factor más que tiene sentido si se le articula a la diversidad de variables como las expuestas en el libro que comento.
Para el Gran Caribe se requieren estudios que asuman a los trabajadores vinculados a los sistemas de defensas como objetos de estudio y que involucren la mayor diversidad de variables para superar cualquier forma de determinismo. Para decirlo en términos del autor:
Además de adscripción y auto-adscripción socio-racial, de acuerdo con los distintos planos relacionales de su vida, los hombres libres de la Hispanoamérica siglo XVIII, por ejemplo, eran vasallos del rey, eran vecinos (tenían una adscripción territorial en una población que, en comparación con los forasteros, les otorgaban privilegios materializados en derechos y obligaciones). Tenían una ocupación, podían pertenecer a una corporación y ser cófrades del patrono de sus oficios, formaban parte de una milicia, habitaban en un barrio y en una calle específica, eran propietarios de sus viviendas, poseían unos estilos de vida que los diferenciaban de otros sectores sociales (por ejemplo, de la plebe), podían saber leer y escribir, vivir en unión legítima, y muchas otras condiciones valorativas. O contaban con algunas de estas características de la vida social; y también podían carecer de todas ellas, y, en consecuencias, verse confinados vivir en los márgenes de la sociedad.
En conclusión, este libro nos muestra a las gentes del común de Cartagena de Indias de finales del periodo colonial de una forma distinta a la que nos tiene acostumbrado la historiografía reciente. Lo que se concluye de su lectura y del cruce que se realice con la historiografía económica y social dedicada a la elite es que la sociedad de Cartagena de Indias fue muy dinámica tanto por la participación de muchos sectores en su vida económica como porque los trabajos en las defensas irrigaban dineros entre distintos sectores sociales. Lo anterior gracias, y esto es digno de tenerse presente, al predominio del trabajo asalariado que en varios sentidos rompió con las formas de organización laboral del pequeño taller artesanal fundado en la unidad familiar. Enhorabuena, pues llega este libro que desde ya es el hito más completo y mejor acabado sobre la gente común y corriente de la Cartagena del siglo XVIII.