ISSN electrónico 2011-7485
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ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN / RESEARCH ARTICLE
Diferencias en la situación socioeconómica, clima y ajuste familiar de estudiantes con reportes de bullying y sin ellos
Differences in socioeconomic status, climate and family adjustment of students with and without reports bullying
Ángel Alberto Valdés Cuervo, Ms.* Ernesto Alonso Carlos Martínez, Ph.D.** Gisela Margarita Torres Acuña, Ms.
* Instituto Tecnológico de Sonora (México). angel.valdes@itson.edu.mx.
** Instituto Tecnológico Superior de Cajeme (México).
Correspondencia: Tecnológico de Sonora (México). 5 de Febrero 818 sur C.P. 85000. Teléfono: (644) 410-09-00.
Resumen
Se realizó un estudio cuantitativo transeccional con el objetivo de establecer las variables relativas a la familia que diferencian a un grupo de estudiantes que reportan conductas violentas hacia los compañeros en la escuela versus aquellos que no refieren tales conductas. Participaron en el estudio 937 estudiantes de diez escuelas secundarias públicas del Estado, los cuales fueron divididos en dos grupos, de acuerdo a si reportaron o no llevar a cabo conductas violentas contra sus compañeros en la escuela. Los resultados evidenciaron que variables familiares tales como la situación socioeconómica, el ajuste familiar, el nivel de convivencia y conflicto diferenciaron a ambos grupos de estudiantes, lo cual demuestra la importancia del estudio del contexto familiar para la comprensión del comportamiento violento de los adolescentes dentro de las escuelas.
Palabras clave: Familia, clima familiar, violencia escolar.
Abstract
A quantitative trans-sectional study was made in order to establish the family-related variables that distinguish a group of students who reported violent behaviors towards their classmates at school in contrast to those who do not show such behavior. 937 students from ten State public secondary education schools participated in the study. These were divided into two groups according to having or not reported violent behavior towards their classmates at school. The outcomes evidenced that familiar variables such as socioeconomic situation, familiar adjustment, coexistence and conflict level, distinguished both groups of students. This shows the importance of study of the familiar context when comprehending the violent behavior on teenagers in schools.
Keywords: Family, familiar climate, school violence.
INTRODUCCIÓN
En las sociedades actuales existe una mayor conciencia acerca de la necesidad prevenir la violencia en escenarios que hasta tiempos recientes eran considerados cerrados y con sus propias microculturas, tales como el familiar y el escolar.
Gómez (2005) sostiene que la violencia contempla los actos que se ejercen de manera consciente para imponer u obtener algo por la fuerza y que ocasionan sufrimientos físicos o psíquicos a las otras personas. Por su parte, Stephenson y Smith (2008) definen la violencia o intimidación como "una interacción en que un grupo o individuo más dominante acosa intencionalmente a un individuo o grupo menos dominante" (p. 56).
El reconocimiento de la existencia de violencia dentro de las escuelas ha provocado que se incrementen los estudios acerca de las formas en que esta se manifiesta dentro de los contextos escolares. Estos estudios, según Ortega (2010), se han complejizado de manera progresiva, pasando de la descripción a la profundización en aspectos relacionados con las causas y consecuencias de dichos comportamientos.
De las formas de violencia que se manifiestan en la escuela, la que se presenta entre los propios estudiantes es la que más atención ha recibido, entre otras cosas, por la alta frecuencia con que ocurre, así como por sus consecuencias negativas para los involucrados (Abramovay, 2005; Avilés & Monjas, 2005; Frisén, Jonsson & Persson, 2007; Olweus, 1993; Pa-nayiotis, Anna, Charalambos & Chrysostomos, 2010; Anderson & Bushman, 2002; Espegale & Holt, 2001; Stephenson & Smith, 2008). Esta violencia entre pares implica cualquier situación en la que un estudiante viole los derechos de otro compañero de escuela de sentirse seguro y confortable dentro y fuera de la institución educativa. Lo anterior independientemente de la frecuencia con que se presente y de si existe la intención expresa o no de causar daño por parte del agresor.
El bullying constituye la forma extrema en que puede expresarse la violencia entre pares dentro de la escuela. Este fenómeno se caracteriza por un uso deliberado de la agresión con la intención de infligir dolor físico y emocional, en el contexto de una relación desigual de poder entre agresor-víctima (Olweus, 1993; Pearce, 2008). La agresión que se origina en el bullying es fundamentalmente proactiva, es decir, no es provocada por alguna conducta o amenaza de la víctima, y está dirigida a la obtención de recompensas sociales tales como poder, reconocimiento y aceptación por parte del grupo (Coloroso, 2004; Salmivalli & Peets, 2010).
Aunque nos referiremos de manera especial en este trabajo al bullying, es conveniente mencionar que la violencia escolar es un fenómeno mucho más amplio, dentro del cual el bullying es solo es una de sus diversas manifestaciones, aunque si bien la más frecuente. La violencia dentro del contexto escolar puede además manifestarse entre: a) Profesores y alumnos, puede manifestarse tanto de alumnos a profesores, como de profesores a alumnos, b) Profesores-Profesores, c) Profesores-Directores y d) Profesores-padres de familia.
Atendiendo a la forma de enfrentamiento que ocurre entre el agresor y la víctima, el bullying se clasifica en: directo, en el que existe confrontación directa entre ambos actores, tal como ocurre en las agresiones físicas y/o verbales, e indirecto, en el cual la agresión no se presenta abiertamente sino que adopta formas más sutiles, como los rumores falsos, la exclusión de los grupos de amigos o incluso el cyberbullying, entre otras formas (Sullivan, Cleary & Sullivan, 2005).
Otra forma de clasificar el bullying atiende a la manera en que se lleva a cabo. Con relación a este criterio puede ser: a) Físico: incluye conductas tales como golpes, quemaduras, pinchazos y empujones, entre otras, b) Psicológico: busca provocar estados emocionales negativos en las víctimas e incluye amenazas e intimidaciones verbales y no verbales, c) Social: dirigido a disminuir el prestigio de la víctima en el grupo, e incluso provocar su exclusión social del mismo, a través de las burlas, los apodos y el esparcimiento de rumores negativos acerca de la víctima, entre otros, y d) Sexual: involucra conductas sexuales que ofenden y denigran a la víctima.
El bullying afecta a todos los miembros de la comunidad educativa, ya que influye negativamente en el clima social de la escuela y en el ambiente de aprendizaje. De manera particular, las víctimas pueden presentar efectos negativos, tales como: rechazo a asistir a la escuela, disminución del desempeño académico, ansiedad y depresión, retraimiento, baja autoestima e incluso intentos de suicidio (Cobo & Tello, 2008; Elliot, 2008; Olweus, 1993). Por su parte, los agresores presentan con frecuencia en su posterior juventud y la vida adulta: conductas antisociales, abuso de alcohol, problemas para asumir responsabilidades, desempleo, rupturas matrimoniales y trastornos psiquiátricos (Coloroso, 2004; Olweus, 1993; Pearce, 2008).
En México, al igual que en muchos otros países, la violencia en las escuelas, y en particular el bullying, se han hecho más evidentes, dejando este de ser un fenómeno desapercibido. Al aumento de la visibilidad de la violencia escolar han contribuido un grupo de estudios realizados acerca del tema; que si bien aún son escasos, se han ido incrementando de manera consistente. Entre estos estudios se encuentran los que se enfocaron en alumnos de bachillerato, y reportan que un 64% de estos estudiantes reconocen haber sufrido de abuso por parte de sus compañeros durante su trayectoria escolar, el 71.8% refieren observar violencia en sus escuelas y más del 50% señalan acudir con frecuencia a la violencia física o psicológica como forma de defensa (Prieto, Carrillo & Jiménez, 2005; Vázquez, Villanueva, Rizo & Ramos, 2005; Velazquez, 2005).
Otro grupo de investigaciones se han enfocado al nivel de educación básica; entre estas destacan los estudios realizados por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa ([INEE], 2006), en los que se encontró que el 11% de los alumnos reconocen haber participado en peleas, 14% haber sido lastimado por otro alumno y 13.6% recibir burlas de los compañeros; Castillo y Pacheco (2008) reportaron que un 50.3% de los estudiantes refieren sufrir abuso psicológico, el 22.9% abuso social y un 22.2% maltrato físico; Silva y Corona (2010) en un estudio realizado de las quejas presentadas en la 'Unidad de Atención al Maltrato y Abuso Sexual Infantil' en el Distrito Federal hallaron que un 11% de las mismas se referían a casos de violencia entre alumnos, y que estas se presentaban más en estudiantes de primaria que de secundaria, y por último, Ponce (2012) halló que un 21.5% de estudiantes de secundaria reconoció llevar a cabo conductas violentas en la escuela dirigidas hacia los compañeros, y un 43% de esos alumnos reportaron ser víctima de esta forma de violencia.
Las causas del fenómeno de la violencia escolar entre iguales son multi-factoriales (Ortega & Córdova, 2010; Stephenson & Smith, 2008; Sús, 2005); estas causas pueden ser relativas a : a) Contexto escolar: dentro de las que se destacan los sistemas de normas, los proyectos pedagógicos y en particular las políticas dirigidas a evitar el acoso y fomentar la convivencia en la escuela, b) Contexto familiar: donde se ha hecho énfasis en sus estilos de crianza y su dinámica funcional, y c) Contexto social: se apunta hacia el sistema de valores y la influencia de los medios de comunicación.
De los factores anteriormente mencionados, en este trabajo se abocó el estudio de los factores familiares asociados con la violencia escolar, y en particular la violencia entre iguales. Se considera que la familia puede ejercer una influencia directa en la presencia de violencia escolar a través de características de su funcionamiento que impiden u obstaculizan el desarrollo de competencias sociales en los hijos, tales como: dificultades para enseñar límites y la permisividad ante las conductas violentas, las cuales en ocasiones llegan a ser reforzadas por los propios padres que las ven como indicadores de fortaleza de carácter del hijo (Besag, 2008; Díaz, 2005, Olweus, 1993); el uso de métodos violentos, tanto físicos como verbales, para ejercer la autoridad (Cobo & Tello, 2008; Estévez, Martínez, Moreno & Musitu, 2006; Olweus, 1993), así como los modelos paternos violentos en las relaciones familiares y sociales (Estévez et al., 2006).
La influencia de la familia también puede actuar de manera indirecta cuando genera en los hijos un bajo autoconcepto y un menosprecio tanto por las normas escolares como por la autoridad de los docentes y los sentimientos de los compañeros. Dentro de estos aspectos de la dinámica familiar que influyen de esta manera se señalan las dificultades en la comunicación con los hijos (Cava, Musitu & Murgui, 2006; Estévez, Murgui, Moreno & Musitu, 2007) y la escasa disponibilidad de los padres para orientar a los hijos (Díaz, 2005; Estévez et al., 2006).
En el contexto anterior y considerándose que la presencia de violencia en las escuelas mexicanas es un hecho revelado por múltiples fuentes y que la influencia de la familia en dicha situación es considerada como importante, en este estudio se pretendió establecer si variables relativas al contexto familiar, tales como el nivel socioeconómico, el ajuste social familiar (frecuencia de abuso de alcohol, drogas y conductas delictivas) y el clima familiar, diferencian a un grupo de estudiantes que reportan bullying hacia los compañeros en la escuela versus aquellos que no refieren tales conductas.
MÉTODO
Se utilizó un estudio transeccional de corte cuantitativo con el objetivo de predecir la pertenencia o no al grupo de estudiantes con conductas violentas en la escuela a partir del conocimiento de las características de sus familias.
Participantes
La población estuvo integrada por estudiantes de escuelas secundarias públicas de los tres municipios del sur del Estado de Sonora (México). Para seleccionar a los participantes se utilizó un muestreo polietapico; en una primera etapa se seleccionaron de manera aleatoria diez escuelas secundarias; posteriormente se llevó a cabo un muestreo aleatorio estratificado por grado escolar de los estudiantes de dichas escuelas. El tamaño de la muestra se seleccionó tomando como base una probabilidad de éxito del 50% y un nivel de confianza del 95% (p=.5; q = .5) para población infinita.
En total participaron en el estudio 937 estudiantes de dichas escuelas con una edad promedio de 13.8 años, de los cuales 439 (46.5%) fueron hombres y 498 (53.5%) mujeres. Del total de la muestra, 337 (40%) estudiaban el primer año, 292 (31.2%) el segundo año y 327 (34.8%) el tercer y último año de este nivel de estudios.
La muestra se dividió en dos grupos de acuerdo a si presentaron o no bullying. El primer grupo estuvo integrado por los estudiantes que reportaron llevar a cabo regularmente o con frecuencia conductas consideradas como bullying (Bullying); en total fueron 201 estudiantes que representaron el 21.5% de la muestra; y el segundo grupo, por los estudiantes que refirieron que nunca o muy pocas veces llevaban a cabo dichas conductas (No bullying), que en este caso fueron 727, los cuales constituyeron el 77.6% del total.
Instrumentos
Para llevar a cabo la investigación se utilizaron dos cuestionarios. El primero denominado "Caracterización de la violencia en escuelas secundarias", elaborado por Ponce (2012), a través del cual se pretendió obtener información relativa a la frecuencia con que se presentaban distintos tipos de violencia en la escuela, así como sus formas más frecuentes y las estrategias utilizadas para el manejo de la misma dentro de la escuela por los diferentes actores. En especial, en este estudio se utilizó la información referida a la frecuencia de la presencia de conductas violentas entre iguales.
La subescala del instrumento que se utilizó en la investigación midió la frecuencia con que el estudiante refirió realizar conductas violentas contra sus compañeros en el último mes. Esta constó de 14 reactivos y se contestó utilizándose una escala tipo Likert con cinco opciones de respuesta que oscilaban desde Nunca (0) hasta Siempre (5); esta incluyó reactivos tales como: 'Me ignoran', 'Me insultan' y 'Me pegan', por mencionar algunos. El autor de esta escala reportó una confiabilidad medida a través del Alfa de Cronbach de .93.
El segundo instrumento fue una adaptación llevada a cabo por Rascón (2012) en población de estudiantes mexicanos de secundaria del cuestionario de "Clima Familiar" de Moos, Moos y Trickett (1984). En dicha adaptación se modificó la escala de respuesta original del instrumento que es de tipo dicotómica en una de tipo Likert con siete opciones de respuesta que oscilan desde 1 (Nunca) a 7 (Siempre) con el fin de permitir mayor variabilidad de las respuestas.
Rascón (2011) reportó obtener a través de un análisis factorial con el método Oblimin y extracción de Máxima Verosimilitud tres factores compuestos por 36 reactivos que explicaron el 55% de la varianza total de los puntajes. Estos se definieron como: a) Convivencia: funcionamiento familiar caracterizado por la presencia de relaciones, reglas y valores que favorecen el desarrollo del individuo, b) Conflicto: presencia de situaciones desagradables y violencia en las relaciones familiares, y c) Actividades estimuladoras del desarrollo: actividades que realizan la familia y/o sus integrantes y que son favorecedoras del desarrollo. El autor refirió que la confiabilidad fue evaluada a través del Alfa de Cronbach cuyo valor fue de .92.
Por último, es conveniente señalar que la situación socioeconómica familiar se midió a través del número de: habitaciones de la casa, artículos electrónicos, focos eléctricos y automóviles.
Procedimiento
Para la recolección de la información se les pidió autorización a los directores de las escuelas y se invitó a los estudiantes a participar de manera voluntaria en la aplicación del instrumento, garantizándoles la confidencialidad de los resultados. En el análisis de los datos se utilizó el paquete estadístico SPSS. 17 y estadísticos descriptivos y multivariados, en particular el análisis discriminante.
RESULTADOS
Características de las familias de los estudiantes con baja y alta frecuencia de conductas violentas hacia sus compañeros en la escuela
Antecedentes familiares. En este aspecto se consideraron tres elementos: la situación socioeconómica, de la familia, el consumo de alcohol y drogas y la presencia de conductas delictivas en los padres. En lo relativo a la situación socioeconómica, se apreció que el grupo de estudiantes que no reportaron bullying poseían una situación socioeconómica familiar más favorable (ver tabla 1).
Los antecedentes de consumo de sustancias (alcohol y drogas) y las conductas delictivas en los padres se consideraron como indicadores de ajuste social de la familia. En este caso, al igual que en el anterior, los estudiantes que no cometen bullying reportaron menos problemas legales en los padres (10%) que los estudiantes que realizan bullying (21.9%). En lo relativo al consumo de drogas y alcohol en los padres, también los estudiantes sin conductas violentas hacia los compañeros de escuela refieren que una menor cantidad de sus padres presentan tales situaciones (ver tabla 2).
Clima familiar. La comparación de las medias de los factores del cuestionario de clima familiar evidenció que los estudiantes que no realizan bullying obtuvieron puntajes significativamente mayores en convivencia y menores en conflictos en sus familias versus los estudiantes que reportaron realizar bullying (ver tabla 3).
Variables familiares que diferencian a los estudiantes con alto y bajo nivel de violencia
A través de un análisis discriminante se estableció si existían diferencias entre estudiantes con reporte de bullying y sin este en cuanto a: a) Situación socioeconómica, b) Ajuste psicosocial, integrada por la sumatoria de la frecuencia reportadas de abuso presentados de drogas, alcohol y presencia de problemas legales en los padres y c) Clima familiar.
Se constató, como primer paso, el cumplimiento de los supuestos estadísticos del modelo empleado con el propósito de fortalecer la validez de sus resultados: a) Tamaño de la muestra: este excedió los 20 casos establecidos como mínimo requerido por cada variable discriminante, b) Normalidad univariada: fue establecida a través del análisis de la asimetría y la curtosis, que tuvieron valores cercanos a 0 y c) Homocedasticidad: aunque los resultados de la prueba M de Box (M=74.79; p=.000) llevaron a rechazar la hipótesis de nula de igualdad de las varianzas se tuvo en cuenta que esta prueba es muy sensible en muestras grandes a violaciones pequeñas del supuesto de igualdad de varianzas, y d) Colinealidad: este supuesto no se evaluó, ya que el método paso a paso protege de la inclusión de variables colineales.
La función discriminante resultó estadísticamente significativa para discriminar a los grupos de estudiantes con reportes de bullying y sin estos, y explicó el15.8% de la varianza en los resultados de ambos grupos. El análisis discriminante por pasos señala que las variables que diferenciaron de manera significativa a los estudiantes con reportes de bullying y sin estos en la escuela fueron: Conflicto (-.488); Ajuste social familiar (.467); Convivencia (.423) y Situación socioeconómica (.284). Los valores positivos de los coeficientes de correlación indicaron que a mayor ajuste social de la familia, convivencia y mejor nivel socioeconómico, las conductas violentas disminuyen; mientras que el valor negativo significa que un mayor conflicto dentro de la familia se asocia a un aumento de las conductas de bullying de los estudiantes.
Estos resultados sostienen que el grupo de estudiantes que reportaron bullying se caracterizaron por describir una situación económica más desfavorable, mayores problemáticas de ajuste social en sus familias y un clima familiar caracterizado por menor convivencia y mayor conflicto (ver tabla 4).
DISCUSIÓN DE RESULTADOS
Este estudio se realizó con el objetivo de determinar si las variables relativas al contexto familiar diferencian a los estudiantes con reporte de bullying de aquellos que no refieren tales conductas. Los resultados permiten afirmar que las variables familiares analizadas diferencian de manera significativa a los grupos de estudiantes con y sin reportes de bullying en la escuela. Este hallazgo sugiere, en primera instancia, que es necesario considerar las características del contexto y el funcionamiento familiar como aspectos que pueden ocasionar una mayor vulnerabilidad en los hijos para presentar conductas violentas en la escuela, y de manera particular bullying.
En lo relativo a los aspectos que caracterizan la estructura familiar, los hallazgos de este trabajo sugieren que las dificultades socioeconómicas actúan como un factor de riesgo para la presencia en los hijos de problemas relativos a violencia escolar, lo cual ha sido reportado en varios estudios realizados con anterioridad (Bleichman, 2008; Etxeberria, 2001; Ortega, 2005); sin embargo, cabe destacarse que la variable 'ajuste social' de la familia presenta mayor poder de discriminación que la variable relativa a la condición socioeconómica, lo cual lleva a señalar que este es un factor de riesgo de mayor importancia, quizá por la afectación directa que ocasiona en los hijos, los cuales están expuestos de manera directa a la presencia de modelos disociales y a la violencia familiar asociada al abuso de sustancias en los padres (Caballero & Ramos, 2004; Sánchez y Valdés, 2003; Salazar, 2008).
Con relación a los aspectos procesales que fueron evaluados a través del clima familiar, los resultados son congruentes con los hallazgos de otros autores, que señalan la presencia de un clima familiar con mayores indicadores de disfuncionalidad en los estudiantes que realizan bullying. El clima familiar de estos estudiantes se caracterizó por la presencia de menores indicadores de convivencia armónica y la presencia de mayores indicadores de conflictos. Ambos aspectos, sin duda alguna, afectan la comunicación familiar, la satisfacción con los padres y, en última instancia, el bienestar general de los hijos; elementos todos que se asocian con la presencia de comportamientos violentos en niños y adolescentes, y en particular con la violencia escolar (Beane, 2008; Caballero & Ramos, 2004; Cava et al., 2006; Estévez et al., 2007; García, Cerezo, De la Torre, Villa & Casanova, 2011; Valdés & Sánchez, 2002).
Se puede afirmar que los resultados del estudio sostuvieron las conclusiones siguientes: a) Existen diferencias significativas en las características de las familias de los estudiantes con y sin presencia de bullying en la escuela, b) Los estudiantes que reportan realizar bullying tienden a percibir mayores dificultades socioeconómicas y de ajuste social en sus familias que los que no reportan tales conductas, c) El clima familiar de los estudiantes con conductas que implican bullying se caracterizó por la presencia de una menor convivencia familiar y, en cambio, mayor con-flictividad, d) Es necesario considerar a los factores familiares como parte de la explicación de la violencia escolar, y d) Los resultados también ponen de manifiesto que el fenómeno de la violencia escolar no puede ser explicado únicamente por factores provenientes del contexto familiar, por lo que se hace necesario considerar además las características del propio estudiante y de los sistemas, tanto escolares como sociales.
Estos hallazgos también sugieren la necesidad de considerar las acciones dirigidas a mejorar el contexto familiar de los estudiantes como parte medular de cualquier programa de atención y prevención del bullying. En particular, se muestra como algo conveniente implementar programas de intervención social que incluyan el mejoramiento tanto de las condiciones materiales de vida de las familias como el desarrollo de habilidades prosociales en los padres y la promoción de estrategias para el desarrollo de relaciones familiares que promuevan la convivencia armónica entre sus integrantes.
Aunque al considerarse únicamente aspectos relativos al contexto familiar dentro de este estudio se limitaron los alcances del mismo, se logró, no obstante, el objetivo de evidenciar la presencia de contextos familiares diferentes, en grupos de estudiantes de educación media con y sin presencia de conductas de bullying en la escuela. Estas variables lograron explicar una proporción significativa, aunque pequeña, de la varianza total de las diferencias entre ambos grupos de estudiantes, pero también dejaron una proporción importante de varianza sin explicar. Esto evidenció que ningún factor por sí solo logra explicar una parte importante de esta conducta, y resaltó la necesidad de que el fenómeno del bullying sea abordado desde una perspectiva multifactorial, en la que se consideren además de las variables familiares, aspectos relativos al propio estudiante y a sus contextos escolar y social.
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