ISSN 0123-417X e ISSN 2011-7485 No. 2-3, enero-junio 1999 Fecha de recepción: Diciembre 18 de 1998 |
Características psicosociales de las mujeres adolescentes explotadas sexualmente en Barranquilla
María Amarís,* Darling Alvarado,** Amanda Díaz,** Kathya Henríquez,** Paola Noguera**
* Psicóloga, Universidad del Norte. Magister en Desarrollo Social, Universidad del Norte. Matrice de Sciencies de L'Education. Option "Development Social", Universidad de París XII val de Marne. (E-mal: mamaris@guayacan.uninorte.edu.co).
** Psicólogas egresadas de la Facultad de Psicología de la Universidad del Norre.
Resumen
Para el desarrollo de la investigación, los elementos básicos de la competencia psicosocial fueron divididos en categorías de características psicosociales, que facilitaron su evaluación, así: apoyo psicosocial y físico, amenaza psicosocial y físicas, actividades adultas, necesidades básicas y composición familiar. Estas categorías fueron examinadas a través de una entrevista abierta basada en un cuestionario y un grupo focal que permitió profundizar en torno a las respuestas de las adolescentes explotadas sexualmente con relación a sus fortalezas personales y sociales, y a sus problemas en el medio ambiente en que se desenvuelven. Los resultados nos muestran que las mujeres adolescentes explotadas sexualmente reúnen algunas de las características, psicosociales planteadas por Forrest Tyler, autor de la propuesta teórica que respaldó el estudio, pero no logran integrarlas eficazmente, debido a lo cual no son "competentes desde el punto de vista psicosocial.
Palabras claves: Competencia psicosical, adolescentes explotadas.
Abstract
For the development of the research, the basic elements of the psycho-social competency were divided into categories of psycho-social characteristics, that facilitated their evaluation, as follows: psycho-social and physical support, psycho-social and physical threats, adult activities, basic needs and family composition. These categories were examined through an open interview based on a questionnaire and a focal group which enabled a more profound analysis of the answers provided by the sexually exploited adolescents in relation to their personal and social strengths , and to their problems in the environment where they live. The results show that the sexually exploited adolescents have some of the psycho-social characteristics studied by Forrest Tyler, who is the author of the theoretic proposal that supported this study, but that they do not manage to integrate them efficiently, and therefore they are not competent from the psycho-social point of view.
Keywords: Psycho-social, environment, competency.
CONCEPTUALIZACIÓN
Como ser dinámico que es, el hombre vive varias dimensiones, y su ambiente natural ejerce sobre él una influencia que lo lleva a realizar actividades como miembro de una sociedad en la cual se identifica con sus semejantes, y cooperando con ellos en el mantenimiento de su grupo asegura su continuidad. Los individuos son agentes activos que ejercitan las elecciones con una relativa autonomía, de acuerdo con la forma como organizan y dirigen sus vidas. Además, al actuar contribuyen a intercambiar o a disminuir su competencia individual o efectividad en la vivencia y calidad de su vida.
La propuesta teórica sobre competencia psicosocial, planteada por Forrest Tyler, permite medir y definir explícitamente los roles de los factores individuales y sociales en el funcionamiento humano.
Las características psicosociales constituyen un elemento esencial que brinda un acercamiento al concepto de competencia psicosocial, lo cual permite determinar qué tan competente pueda ser un grupo o una persona. Por lo tanto, los términos característica psicosocial y competencia psicosocial se asumen como sinónimos, ya que este último permite comprender, dentro de un marco conceptual, el sentir y la vivencia de las personas en las circunstancias de vida que les haya correspondido vivir, de acuerdo también con el contexto cultural del cual hacen parte. Esta concepción teórica es el producto de más de 15 años de trabajo de Tyler y sus colaboradores con sujetos de diversas culturas y diversas poblaciones, desde niños hasta ancianos.1
La característica psicosocial está constituida por la configuración que se relaciona con la manera como el individuo interactúa en los eventos de la vida, tanto en sentido de solución de problemas como de autorrealización.2 Es decir, el planteamiento central de este modelo afirma que la gente organiza un sentido interrelacionado de su propia eficacia y valor, de su relación con el mundo que lo rodea, y una manera general de enfrentarse con los eventos de su vida.
Partiendo de este planteamiento, se considera que este enfoque proporciona una estructura conceptual que permite identificar la gama de opciones alternativas y perspectivas sobre uno mismo, los demás y los eventos que deben analizarse para poder entender al individuo, en este caso a las mujeres adolescentes explotadas sexualmente.
Las características psicosociales giran en torno a tres ejes fundamentales:
- Un sentido de autoeficiencia y autoevaluación positiva. Esto implica un sentimiento de ser importante y efectivo en el mundo, un sentido de control interno de los eventos de la vida, y al menos una evaluación moderadamente favorable de sí mismo.
- Una confianza moderadamente optimista tanto en la gente como en el mundo.
- Una manera de afrontar los eventos de la vida caracterizada por una tendencia a cooperar activamente, alta iniciativa, establecimiento de objetivos realistas, planificación de lo esencial, capacidad para disfrutar el éxito, sufrir con los fracasos y construir con base en ambos.3
Si el individuo reúne en su totalidad las características psicosociales planteadas por Tyler, puede inferirse que psicosocialmente se encuentra en un ambiente estable y benigno, y tendrá un sentido positivo de autoeficacia; un sentido moderadamente optimista de confianza en los demás y una manera activa y planificada de hacer frente a las experiencias. Mientras que en un ambiente opresivo y maligno desarrollará patrones alternativos de adaptación más apropiados a las situaciones de la vida.
Investigaciones realizadas por Tyler y colaboradores evidencian que el nivel más general de la competencia psicosocial se encuentra en función directa con los apoyos psicosociales recibidos del medio ambiente. La competencia general está relacionada directamente con las condiciones en que le ha correspondido vivir al individuo, en particular con el nivel y calidad de vida de su familia. Esto quiere decir que la configuración de la competencia psicosocial la conforman: los atributos de competencia de autoeficacia, la confianza en su propio mundo, y los atributos comporta-mentales asociados a la planificación activa para enfrentarse a los sucesos de la vida.
Todo esto quiere decir que de acuerdo con las condiciones de vida que tenga una persona en su infancia y en su adolescencia podría desarrollar sus competencias psicosociales. Para este caso se estudiaron las características psicosociales de adolescentes dedicadas al comercio sexual, es decir, en concordancia con el Código del Menor, adolescentes explotadas sexualmente.
Politica y legalmente hablando, la prostitución está instituida, es decir, es legal, y por lo tanto está reglamentada. En el caso específico de Colombia, está normalizada en el Código de Policía, aunque la Constitución la prohibe, pues se considera una forma de discriminación, explotación y esclavitud.
En todo lo anterior se resalta un hecho fundamental: la prostitución sólo hace referencia a la mujer. Sin embargo, existen evidencias de que también es ejercida por hombres, aunque en menor proporción. Debe destacarse también que el término "prostitución" sólo debe ir aplicado a personas adultas, pues en Colombia el Código del Menor la prohibe a menores de edad. Es por esto que cuando es ejercida por niños se denomina "explotación sexual infantil."
Por otra parte, investigaciones realizadas con adolescentes explotadas sexualmente muestran aspectos relacionados con las características psico-sociales, pero de manera aislada. El estudio realizado por la Defensoría del Pueblo de Bogotá y Barranquilla señala que las jóvenes proceden de regiones del país diferentes al sitio donde ejercen el oficio. Esta circunstancia se debe a que en otros sitios diferentes a su lugar de origen les ofrecen atractivas condiciones para mejorar su esrilo de vida. Y así, bajo la promesa de obtención de buenos empleos, se practica el tráfico de niñas hacia otros países con el fin de explotarlas sexualmente.
El uso en esta investigación del concepto "explotación sexual," en vez de términos como "prostitución" o "trabajo sexual," obedece a tres razones fundamentales:
- Al hablar de explotación sexual se hace referencia a "una situación que irrumpe de manera violenta en la vida de una niña o adolescente, alterando su proceso de desarrollo psko-bio-social a partir del uso genital de su cuerpo como mercancía para obtener algo a cambio". Se abusa de su situación de indefensión, de su carencia de oportunidades y de su dificultad para actuar libre y autónomamente.4
- El término "prostitución" tiene una connotación moral negativa, pues se le define como "un acto consciente, libre y voluntario, mediante el cual una persona vende su cuerpo a cambio de una retribución económica".5
- No se puede aceptar el término "trabajador (a) sexual" al (la) menor de edad, porque lejos de dignificarle contribuye a degradar los sentimientos de valía personal y de posibilidad de control sobre su propia vida.
El concepto de explotación sexual infantil transciende al niño, a la niña y a los adolescentes que lo sufren. Implica una visión en la que sus víctimas son despojadas de su dignidad como seres humanos y utilizadas por quienes poseen el poder económico para fines propios, sin consideración del otro. Sin embargo, en este artículo se hace mención al concepto de protitución cuando se hace referencia a estudios en el que así se utiliza.
Un estudio realizado en Bogotá permitió establecer que en sólo tres años (entre 1990 y 1993) se duplicó la cifra de mujeres adolescentes explotadas sexualmente.6 La explotación sexual infantil, en lugar de ser una opción de vida, es un callejón al que muchas menores llegan producto de una infancia traumática, ya sea por la violencia intrafamiliar, por el abuso sexual o por la insatisfacción de sus necesidades básicas. Todo esto indica que la explotación sexual es un fenómeno multicausal.
Algunos estudios revelan que la mayoría de las mujeres prostituidas se han iniciado durante la adolescencia. El ejercicio de la prostitución conlleva a procesos de mayor discriminación debido a los factores que están asociados a él: uso de sustancias psicoactivas, actividades ilícitas, enfermedades de transmisión sexual, rechazo social y problemas de orden afectivo, entre otros aspectos.
Los procesos de pauperización de las clases más desfavorecidas del país a raíz de la apertura económica, los conflictos internos que generan grandes masas de familias desplazadas y el deterioro de las relaciones familiares con altos índices de violencia en su interior, han ocasionado el aumento de niñas y niños explotados sexualmente.
Hasta el momento no ha sido determinada la real magnitud del fenómeno, y mucho menos se han implementado acciones estatales consolidadas dirigidas a proteger a estas menores de edad, quienes se encuentran indefensas frente a la violencia callejera, la limpieza social, al consumo de fármacos, a enfermedades de transmisión sexual y se ven obligadas a afrontar una maternidad precoz; situaciones que obstaculizan el desarrollo pleno de su personalidad, de sus competencias psicosociales y de sus potencialidades como seres humanos.
La explotación sexual evidencia una cultura que cosifica al ser humano al convertir el cuerpo en objeto de mercado y despojarle de su dignidad de persona. Muestra también la incapacidad del Estado para apoyar a la familia en el cumplimiento de sus funciones respecto a sus miembros, su ineficiência para protegerlos cuando son expulsados de sus hogares, y su ineptitud para contribuir a la formación de valores sociales fundamentados en el respeto y en la dignidad del ser humano.
La Defensoría del Pueblo considera este fenómeno como una flagrante violación de los derechos humanos, por ser los (las) adolescentes en situación de prostitución un grupo en extremo vulnerable, dada la situación de pobreza y marginalidad, a la cual se suma el factor discriminatorio por el sexo y por la edad.7
El Estado colombiano sólo recientemente ha emprendido medidas tendientes a afrontar el problema de la explotación sexual, no porque esté interesado en solucionarlo, sino porque con la aparición del Sida se considera este fenómeno como un problema de salud, y por lo tanto se le ve como foco de contagio.
La vinculación de las menores a este fenómeno está asociada generalmente con factores predisponentes de carácter familiar, socioeconómico, psicosocial, afectivo y ambientales.
En su estudio diagnóstico "En favor de la niñez explotada sexualmente", la Defensoría del Pueblo logró establecer que las condiciones en que vivieron los adolescentes en su hogar fueron determinantes para el ejercicio de la actividad. El 51.9% de las niñas encuestadas afirmó que en su hogar se presentaron diferentes formas de violencia física, psicológica y sexual. El 23.1% de ellas indicó que su ambiente familiar contribuyó a que se convirtieran en menores explotadas sexualmente, ya que el rompimiento de los lazos afectivos primarios constituye un impedimento para tener la estabilidad emocional que requiere un ser humano para un desarrollo sano.
En cuanto a los aspectos de carácter económico, psicosocial y afectivo, en dicho estudio se encontró que la carencia de recursos económicos y el deseo de ganar dinero fueron los motivos que fundamentalmente impulsaron a las adolescentes a tomar la decisión de comercializar su cuerpo. Además de las necesidades económicas se aprecia una alta deprivación psicosocial y afectiva, ya que el 30% de las adolescentes de la muestra manifestaron que nunca fueron queridas en su casa, y un 25% hizo referencia a una decepción amorosa sobre la cual habían cifrado sus esperanzas de construir una familia.
El medio ambiente que rodea a la menor se constituye simplemente en el canal para ofrecer el mercado de la comercialización del sexo, instaurado y aceptado tácitamente por nuestra sociedad. Es así como un porcentaje significativo de la muestra tomó la decisión de trabajar en esta actividad por su "propia voluntad". Voluntad que se encuentra determinada por la carencia de oportunidades para enfrentar sus dificultades.
OBJETIVOS
Objetivo general
Describir las características psicosociales de las mujeres adolescentes explotadas sexualmente en de Barranquilla.
Objetivos específicos
Describir las competencias psicosociales de las mujeres adolescentes explotadas sexualmente en su medio ambiente, teniendo en cuenta:
- Apoyo psicosocial. En términos de afecto, ayuda, protección, amistad, compañerismo, respeto y confianza con los amigos.
- Amenaza psicosocial. En términos de los temores y peligros a los que se encuentran expuestas.
- Apoyo físico. Cuidados del propio cuerpo, asistencia médica y cuidados de salud.
- Actividades adultas. En términos de disponibilidad de alcohol y drogas, la actividad sexual, experiencias familiares y las experiencias de trabajo en la calle y establecimientos públicos.
- Necesidades básicas. Nivel educativo alcanzado, trabajo que realizan, alimentación y vivienda.
- Amenaza fisica. En términos del riesgo que tienen de sufrir accidentes, infecciones o enfermedades.
- Atributos comportamentales. Planificación de liderazgo, cooperación, autoestima, etc.
DEFINICIÓN DE LA VARIABLE DE ESTUDIO
Las características psicosociales se definen como la configuración que se relaciona con la manera como el individuo interactúa en los eventos de la vida, tanto en sentido de solución de problemas como de autorrealización.
UNIDAD DE ANÁLISIS
Estuvo constituida por 60 mujeres adolescentes explotadas sexualmente, es decir, dedicadas a la comercialización de su cuerpo, y cuyas edades oscilaban entre 14 y 17 años.
PROCEDIMIENTO
Una vez establecido el estado del arte sobre el tema se procedió a determinar el tamaño de la población de mujeres adolescentes explotadas sexualmente, para lo cual se visitó a las instituciones encargadas de prestar atención a estas adolescentes: el Icbf, Funvhec y la Defensoría del Pueblo. Posteriormente se definió el tamaño de la muestra, para luego dar inicio a la recolección de la información, con la aplicación del cuestionario sobre características psicosociales, adaptado por Lina López y Karina Salinas en su investigación sobre características psicosociales del menor de la calle en Valledupar, a partir del cuestionario original elaborado y utilizado por Forrest Tyler y su equipo en la investigación sobre las "Características psicosociales de los gamines en Bogotá."
Las entrevistas para diligenciar el cuestionario se realizaron en los Jugares de trabajo de las adolescentes. Después de la aplicación del instrumento se utilizó la técnica del grupo focal, con el fin de convalidar, ampliar y profundizar las respuestas de las adolescentes, además de conocer sus actitudes frente a la vida, sus intereses y anhelos como personas en búsqueda de mejores opciones.
Una vez recogida la información se procesó y se organizaron los datos, y después se analizaron cualitativa y cuantitativamente, y por último se presentó el informe final.
RESULTADOS
Los resultados obtenidos en esta investigación son de carácter cualitativo y se combinan con los porcentajes más significativos y los respectivos análisis psicológicos encontrados en las menores. Inicialmente se presentan datos generales de las jóvenes y luego se analizan los elementos constitutivos de las características psicosociales, de acuerdo con los objetivos propuestos y con el enfoque psicosocial de Forrest Tyler.
En general, en las observaciones de campo se determinó que era más fácil contactar menores de 16 a 17 años, ya que por su madurez física pueden pasar por mayores, mientras que las menores, las que se encuentran en el rango de 14 a 16 años, se ven obligadas a tener cuidado para no ser detectadas por las autoridades, razón por la cual trabajan en lugares de espacio público: en las calles y parques. De esta manera evitan situaciones de tipo legal que podrían afectarlas no sólo a ellas sino a aquéllos con los que mantienen contacto (dueños de bares, discotecas, entre otros).
Estas niñas se inician en esta actividad en un período evolutivo en el que se inicia la sexualidad, lo cual podría producir en ellas disrorsiones en lo que respecta a la concepción y desarrollo de esta función, y de su personalidad, pues viven la sexualidad como un medio de subsistencia, y no como un medio de expresión de sentimientos y emociones fundamentales para la convivencia en pareja.
En lo refernte al lugar de procedencia, se encontró que en su mayoría provienen del interior del país, en particular de Antioquia, que representa el 25.58%, y del departamento del Atlántico un 20.93%.
• Apoyo psicosocial
Con relación a esta categoría se constató que cuando la menor tiene un problema se apoya por lo general en sus amigos de su misma edad, lo cual es propio de la adolescencia, y a esto se le suma la condición de indefensión en que se encuentra.
En este caso, el grupo representa un gran valor para la adolescente, pues refuerza y aprueba su conducta. Si unido a esta situación se tiene en cuenta que han roto con el vínculo fundamental, con su familia, el grupo se convierte para ellas en un ente protector. Es de anotar que cerca del 52% de las adolescentes expresaron que recibían afecto o manifestaciones afectivas de sus amistades (compañeros de trabajo) con quienes viven o comparten intereses comunes; un pequeño porcentaje (10%) manifestó que recibía muestras de afecto de algún miembro de la familia, lo que reafirma la separación del núcleo familiar. Igualmente, a la pregunta "¿Quién te protege?," el 55% contestó que eran protegidas por sus compañeros, lo que demuestra el gran significado que tiene el grupo para cada uno de estos seres humanos.
Con relación a la pregunta "¿Por quién sientes respeto?," no se encontró una tendencia lo suficientemente significativa con un modelo especial. Aunque el adolescente presente típicamente características como la rebeldía y el deseo de independencia, es también importante la introyección de normas para el desarrollo de la conciencia social y para establecer límites, controles internos que minimicen el riesgo a adoptar actitudes sociopáticas. Al plantearles "¿En qué edad comenzaste a ejercer esta actividad?," pudo conocerse que el inicio fue a muy temprana edad: un 48% en el rango de 15 a 17, y un 40% en el de 12 a 14.
Por otra parte, se logró establecer que los factores que inducen a esta actividad son: el maltrato físico, psicológico, la violencia sexual y el abandono de la familia, entre otros. Son éstos los principales predisponentes que llevan a las jóvenes a ser explotadas sexualmente, pues ven en esta actividad una forma de escapar de una realidad en extremo cruel y opresora. Esto demuestra que los factores que predisponen no sólo son de índole económica, sino también psicológicos y sociales. Debido a las condiciones de violencia que viven en sus hogares, un gran porcentaje de mujeres adolescentes deciden abandonarlos y dedicarse al ejercicio de la comercialización sexual.
Los "enganches" de las adolescentes se producen en lugares concurridos, donde sólo se permite el acceso a mayores de edad. Sin embargo, se encontró que un 35% lo realiza en bares, donde esta actividad ya se encuentra organizada, mientras que las menores de edad se encuentran más desprotegidas y deben recurrir a terceros, quienes son Jos encargados de hacerles los contactos con los clientes. Estas adolescentes caen en una situación de mayor explotación y violación de sus derechos humanos, ya que además de pagar para ingresar a dichos establecimientos deben realizar el aseo, atender las mesas y en ocasiones se ven obligadas a prestar sus servicios a los dueños y a los hombres que cumplen con la función de seguridad del lugar sin recibir ninguna remuneración.
Pero el ejercicio del trabajo sexual da origen a otros problemas que ponen en riesgos a las dolescentes. Por esto, muchas de estas jóvenes (20%) ejercen normalmente el comercio sexual en sus lugares de residencia, para evitar ser atacadas o violadas por quienes las contactan, hecho que fue denunciado por un 26%, y manifestaron además haber sido víctimas de maltrato por parte de los clientes. Para evitar problemas, y como medida de seguridad y protección, un 22% prefiere trabajar en lugares donde son muy conocidas.
La mayor parte del tiempo permanecen (55%) en los sitios de trabajo, preparando el lugar para desempeñar su oficio por la noche; el 22% pasa casi todo el tiempo en las calles, ya que no tienen un lugar fijo de trabajo, además consideran que en las calles se pueden distraer, no están sujetas a las normas impuestas por los dueños de los establecimientos, y pueden comenzar su trabajo a tempranas horas del día y obtienen mayores ingresos. Este hecho se observó igual en la investigación que realizaron López y Salinas en 1988, en la que señalaron que la vida en la calle representa una etapa de superación y una alternativa para la satisfacción de necesidades.
• Apoyo físico
En lo que se refiere a la categoría de apoyo físico de las menores, como característica general, el 58% ha sufrido problemas de salud recientemente, relacionadas en un 37% con infecciones vaginales, un 14% con enfermedades de transmisión sexual y el resto ha experimentado gripas, hongos, abortos, entre otras alteraciones de la salud.
Se puede inferir entonces que estas jóvenes no poseen un buen estado de salud, debido a las condiciones de riesgos a las que se exponen diariamente en el ejercicio de esta actividad. La gravedad de esta situación es más alarmante si se tiene en cuenta que estas jóvenes se dedican a esta actividad desde edades muy tempranas, sin haber recibido ninguna orientación o información sobre los métodos de control de fertilidad, prevención de enfermedades de transmisión sexual, el Sida y la utilización de métodos anticonceptivos, sumado a que regularmente prescinden de la atención médica, pues la mayoría de estas adolescentes, al no haber culminado sus estudios, no poseen formación preventiva referente al cuidado de su cuerpo.
• Amenaza física
La mayoría de estas jóvenes manifestó que en los momentos en los que identificaban alguna anomalía a nivel físico acudían preferiblemente a médicos particulares, lo cual íes garantiza la protección de su identidad, además de que al depositar su confianza en un médico particular, éste les proporciona un seguimiento en su tratamiento y les indica las medidas preventivas que deben seguir.
Otro aspecto importante dentro de esta categoría lo constituye el hecho de que un 64.29% de las adolescentes confesó que no había recibido heridas a nivel físico, pero sí otros tipos de maltratos provenientes de los adultos, hechos éstos que dejan secuelas en su valoración personal, tales como un bajo autoconcepto e imagen de sí mismas. Un 73.81% manifestó que los adultos son injustos con ellas.
Estos resultados permiten inferir que las adolescentes explotadas sexualmente no se sienten importantes en la vida de su familia, y mucho menos para la sociedad. Esta es la causa de su bajo autoconcepto, y por lo tanto no cumplen con uno de los elementos fundamentales de la competencia psicosocial, necesario para desarrollar en ellas un sentido de auto-eficacia y un sentido de autoevaluación positiva.
Este tipo de situaciones que las ha alejado de sus hogares obliga a las adolescentes a buscar apoyo entre sus compañeras, las cuales se convierten en la única familia con la que cuentan, y aunque entre ellas se presenran diferencias logran resolverlas al interior de su grupo, experiencia que les permite desarrollar la cooperación, característica psicosocial que consiste en dar y recibir apoyo de terceros, como también desarrollar sentimientos de preocupación por éstos, como lo plantea Tyler en su teoría sobre competencia psicosocial.
• Composición familiar
Se corroboró que la mayoría de las adolescentes provienen de familias fragmentadas, caracterizadas por vivencias traumáticas. Acorde con esto, un 53.3% manifestó que sus padres estaban separados, y precisaron que no tenían buenos recuerdos de su infancia en el núcleo familiar.
Las situaciones de violencia reflejan la vulnerabilidad de este tipo de familias, a partir de las graves limitaciones para responder a las necesidades básicas, propias de todo ser humano. Por lo general, estas familias tienen como cabeza de hogar a las madres, pues los padres son seres desinteresados y conformistas en quienes se proyectan los resentimientos generados por la violencia física y psicológica a la que fueron sometidas. Estas situaciones de violencia las hicieron romper todo contacto con su familia, hasta el punto que desconocen quiénes llevan en el momento la jefatura del hogar.
La deprivación afectiva a la que han sido sometidas las ha afectado de tal manera que han desplazado la fuente de afecto hacia su grupo de compañeras, en la búsqueda por satisfacer sus carencias. Con ellas comparten mucho tiempo y reciben aceptación, apoyo y solidaridad cuando se enfrentan a dificultades, como lo manifestó el 33% de la población encuestada.
La mayoría de estas adolescentes se fugaron de sus hogares porque no encontraron el apoyo, el amor y la comprensión que necesitan para desarrollar una personalidad bien estructurada e introyectar unos valores morales y éticos que les permitan asumir un estilo de vida sano y aceptado por la ciudad.
Lamentablemente, es mucha la literatura que muestra que la descomposición contribuye a desarrollar problemáticas como ésta y que el rompimiento de los lazos primarios se constituye en impedimento para tener la estabilidad emocional que requiere un ser humano para un posterior desarrollo equilibrado, como lo plantea, entre otros, Robert Castel, quien afirma que el debilitamiento de la estructura familiar lleva a que ésta deje de ser fuente de protección y seguridad, e incapacita a sus miembros, en particular a los jóvenes, para adaptarse a las circunstancias sociales, y en éstos se desarrolla entonces una alta vulnerabilidad psicosocial frente a los problemas sociales.8
• Necesidades básicas
Para satisfacer sus necesidades básicas, las menores no conciben otra forma de adquirir ingresos que no involucre, de una u otra manera, la comercialización de su cuerpo. Al preguntarles sobre qué otras actividades les gustaría realizar, un 8.5% de ellas afirmaron que trabajarían en bares desempeñándose como bailarinas, el 15% que les gustaría trabajar en salones de belleza, como vendedoras un 23.1%, y un porcentaje significativo manifestó que no cambiaría de actividad.
En todos estos oficios ellas ven la posibilidad de la comercialización sexual. Estos trabajos sólo serían desarrollados como complemento de la actividad que seguiría siendo la primordial fuente de ingresos para ellas, la comercialización de su cuerpo.
A pesar de ser ésta una actividad que les genera buenos ingresos, el 52.1% manifestó haber robado alguna vez, lo que lleva a inferir que muchas veces el dinero que ganan no es suficiente para solventar sus necesidades básicas, pues el uso de sustancias psicoactivas, el alcohol y el arreglo personal les demanda muchos gastos, pero a la vez estos factores son importantes para realizar su trabajo sexual.
Por otra parte, es importante anotar la poca preocupación que las menores tienen por su formación educativa, y mucho menos por asumir la responsabilidad de ayudar a su familia, pues del dinero que obtienen, sólo el 13% de ellas aportan a sus hogares, ya que son madres y responden, así sea a distancia, por sus hijos; el resto afirmó haber perdido el contacto con sus parientes desde el momento que abandonaron sus hogares.
El resultado de toda esta situación es una baja autoestima y un pobre concepto de sí mismas, lo cual, unido al deseo manifiesto de continuar en esa actividad, hacen pensar que no poseen un proyecto de vida establecido que les permita alcanzar una autorrealización y un desarrollo personal. Si nos apoyamos en la teoría de la competencia psicosocial de Tyler, podemos afirmar que las menores explotadas no tienen la capacidad que les permitiría un acercamiento a los eventos de la vida, y esto les impide, así mismo, fijarse objetivos realistas, planificar y trabajar con base en ellos.
• Atributos comportamentales
Los atributos comportamentales, expresados en términos de planificación de las actividades que desempeñan, independencia, cooperación e interés por los demás, permiten concluir que las menores, en lo relacionado con su trabajo diario, sin un plan determinado, no consideran en ningún momento las consecuencias que cada uno de sus actos puede traer a su futuro. De una u otra forma, esta manera de actuar es la que se adecúa a su estilo de vida, pues al depender siempre de los requerimientos de sus clientes y de las exigencias de sus jefes, no manejan su propio tiempo.
Como se puede apreciar, las mujeres adolescentes explotadas sexualmente poseen poco control sobre sus vidas, no planifican su futuro, tienen pocas esperanzas frente a la vida y casi nula confianza en sí mismas.
En cuanto a la diversión, estas jóvenes no tienen claramente diferenciados los ratos de esparcimiento y los de trabajo, ya que en ocasiones comparten con sus clientes lo que ellas llaman "ratos de diversión," pues éstos las llevan a pasear fuera de la ciudad o a la playa, etc. Así lo expresó el 54% de la muestra estudiada. De manera que coincidieron en afirmar que los días de fiestas hacen lo mismo que un día de trabajo, con alguna variación ocasional.
Por todo lo planteado, es de anotar que para la salud mental de estas adolescentes, de acuerdo con el período evolutivo en que se encuentran, la recreación y el esparcimiento cobran importancia como medio para liberar toda la carga emocional que acumulan en el ejercicio de esta actividad.
• Actividades adultas
Con relación a este aspecto se pudo constatar que a pesar de tener cierto tiempo en la actividad, es poco o nulo el agrado que sienten al realizarla, pues están expuestas a una serie de factores de violencia que comprometen su integridad física y emocional, teniendo en cuenta que algunos clientes las ultrajan sexualmente, sumado al maltrato constante por parte de los dueños de los establecimientos y la policía. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades a las que se enfrentan, es mayor su interés por el dinero que el sufrimiento que deben padecer para obtenerlo. Así lo manifestó el 25% de las mujeres adolescentes explotadas sexualmente.
Un alto porcentaje (el 85%) afirmó que consumía regularmente sustancias psicoactivas. Un 26% confesó que la marihuana es la que más consumen. Estas sustancias son utilizadas para poder atender a los clientes, ya que muchos de ellos se comportan agresivamente en su relación sexual.
Como bien lo plantea Francisco Cobos cuando señala que frente a la ausencia de la figura paterna en muchos de estos hogares, el (a) niño (a) introyecta límites en su incursión por la vida, lo cual le lleva posteriormente a ser un (a) joven de alto riesgo frente a la drogadicción, pandillerismo, prostitución, entre otros problemas sociales. 9
Se puede concluir que el enfrentamiento de las mujeres adolescentes sexualmente explotadas con un mundo adulto que tiene sus propios cánones de comportamiento, las obliga a vivir experiencias producto de una rápida aceleración, de su crecimiento físico, de unos impulsos sexuales, del deseo de independencia y de la búsqueda de emociones fuertes. Las exigencias del medio obligan a estas niñas a consumir drogas y tener relaciones sexuales, y la búsqueda de recursos económicos para subsistir las lleva a enfrentar situaciones para las cuales no están preparadas. Situaciones éstas que alteran su sano crecimiento y el desarrollo de sus competencias psicosociales.
En consecuencia, esta práctica es un atentado a la dignidad de las mujeres y constituye una forma de violencia sexual, considerando que el intercambio mercantil del cuerpo femenino trastorna violentamente la personalidad de la mujer y destruye en ella el sentido de dignidad y le hace perder su autovalía.
Aunque resulte lamentable, es necesario reconocer el papel que juega la crisis de la unidad familiar en el surgimiento de este flagelo. Esta crisis se expresa en los cambios que se producen en su estructura interna, en la inversión y pérdida de valores, lo cual deja sin soporte la formación y el desarrollo personal de sus miembros, lo que conduce a generar procesos de descomposición, en los que la adolescente, además de percibir las carencias de tipo afectivo, se ve sometida a una serie de maltratos físicos, psicológicos y sexuales que la llevan a abandonar su hogar y posteriormente ingresar en el ejercicio de actividades degradantes.
Y a lo anterior se le suma las carencias de tipo económico a las que fueron sometidas estas niñas que en un momento determinado de sus vidas tomaron la decisión de no continuar sus estudios, de no soñar con un futuro mejor y de dedicarse a una actividad que cada día las degrada más, pero que a cambio reciben un ingreso económico que les permite sobrevivir.
En conclusión, se puede afirmar que las mujeres adolescentes explotadas sexualmente no poseen un sentido de autoeficacia y autoevaluación, ya que por provenir de hogares en conflicto y por ser víctimas de maltrato familiar y social experimentan secuelas en ellas mismas, y por tanto no poseen un sentido de control interno para manejar acertadamente los eventos de la vida, razón por la cual optan por ingresar al mundo de la prostitución, donde sus problemas personales no se resuelven sino que, por el contrario, se agravan al autoevaluarse negativamente.
Por otro lado, la comercialización del cuerpo como problema social de carácter ilegal se muestra como toda una organización estructurada y patrocinada por algunos sectores de la sociedad, que en vez de proteger a las menores, las inducen a ejercer la actividad exponiéndolas a los diversos riesgos y a las graves implicaciones que trae consigo la vivencia inadecuada de una sexualidad temprana, sin medir las consecuencias que a nivel psicológico afectan su sano desarrollo, y que desafortunadamente pone de manifiesto la incapacidad del Estado para actuar de manera enérgica y eficaz frente a la violación de los derechos humanos de las menores.
En este estudio se comprobó que no existe entidad pública o privada que muestre interés en este problema y que tenga en cuenta a las adolescentes como agentes de desarrollo, no sólo como objeto de investigación, sino como protagonistas de su propia historia; es decir, una entidad que diseñe y ejecute las posibles medidas correctivas y preventivas para enfrentar a esta problemática.
Si nos remitimos a la propuesta de Tyler, nos damos cuenta de que las mujeres adolescentes explotadas sexualmente no poseen una confianza moderadamente optimista en la gente y en el mundo, ya que se constató que tienen una actitud negativa hacia la intervención del Estado debido a los constantes incumplimientos de las promesas por parte de las entidades gubernamentales, que frente a esta problemática ejercen una función represiva y fiscalizadora más, en lugar de proteger a la niñez y a la juventud.
En el caso las niñas procedentes de otros departamentos, la situación se hace un poco más crítica, ya que a todo lo señalado anteriormente se le suman graves problemas económicos al llegar a una nueva ciudad, que las lleva a optar por la prostitución como estilo de vida y medio de subsistencia que al principio puede ser muy traumática para ellas, pero cuya adaptación les resulta muy fácil si se tiene en cuenta que al no tener preparación alguna que le garantice un mejor modo de vida, tendrían que volver con su familia, lo cual representaría para ellas, de alguna manera, el regresar fracasadas a continuar con una situación insostenible.
La formación y desarrollo de estas adolescentes no sólo se determina por los factores ya mencionados, sino también por el medio en que se desenvuelven, pues la prostitución las hace más vulnerables frente a situaciones como el consumo de sustancias psicotrópicas, que se convierten en sus aliadas para desarrollar su actividad y que aunque contribuyen a su deterioro físico, neurológico y fisiológico, las ayudan a soportar las largas jornadas de trabajo a las que son sometidas, y la vivencia de una sexualidad temprana que las enfrenta a situaciones de riesgo para su salud física, situaciones de las que no parecen tener conciencia alguna de sus implicaciones, ni conocimientos en educación sexual como la prevención, tratamiento y control de la natalidad.
En cuanto a las relaciones interpersonales, se confirmó que las adolescentes pertenecen a grupos que les proporcionan todo el apoyo, la aceptación y manifestaciones de afecto que no encontraron en sus familias, y con los cuales comparten, además de las cotidianas actividades nocturnas, los ratos de esparcimiento que les permite su actividad, los cuales son esporádicos y no corresponden a sus necesidades, ni permiten el logro de objetivos de socialización, educación y recreación, que son primordiales en esta etapa de la adolescencia.
De cualquier manera, estas niñas desarrollan, según Tyler, un gran sentido de cooperación, preocupación y solidaridad con sus iguales. Debido a que la mayoría de ellas se sienten solas y sin familias, establecen fuertes vínculos con sus amigas, las cuales se convierten en el único apoyo con el que cuentan, y por esto se preocupan por ellas y les prestan ayuda cuando la necesitan.
Un detalle importante, que de alguna manera proporciona información acerca de un rasgo de la personalidad de las adolescentes del estudio, lo constituye el hecho de que a pesar de relacionarse con todo tipo de personas, se muestran resentidas, inseguras, rencorosas, debido al ambiente opresor y amenazante en el que se desenvuelven, y se ven obligadas a desarrollar patrones alternativos de adaptación que les permitan convivir con una sociedad que las crítica y las rechaza.
Como se puede observar, estas adolescentes no tienen un plan de vida que les permita identificar actividades que las lleven a desempeñarse y ganarse la vida con un trabajo digno, en el que no expongan su integridad y que les permita desarrollar sentimientos de autorreaüzación y autoeficacia, ya que los resultados corroboran que estas niñas no conciben otra manera de ganarse la vida, y a pesar de que algunas manifestaron su deseo de cambiar de actividad, todas las posibilidades que les gustaría desarrollar guardan relación directa con la prostitución.
En conclusión, se puede afirmar que las menores explotadas sexualmente en Barran quilla no presentan un patrón de planificación activamente orientado para sus actividades, lo que, de acuerdo con Tyler, está íntimamente relacionado con la ausencia de foco de control interno, ya que la conducta es percibida como resultado de causas externas que les producen una imagen pasiva de sí mismas, donde lo razonable depende de las circunstancias.
Lo anterior explica el hecho de que a pesar de que estas niñas pertenecen a una red de intercambio en la que encuentran beneficios y soluciones a sus problemas, no poseen la capacidad para fijarse objetivos realistas, que las impulse a orientar sus vidas para alcanzarlos. Debido a ello, son incapaces de acercarse de manera idónea a los eventos de la vida. Por lo tanto, la configuración de las características psicosociales de las mujeres adolescentes explotadas sexualmente objeto de esta investigación, nos hace afirmar que no son competentes psicosocialmente, porque su sentido de confianza en los demás es bajo, debido al ambiente amenazante y negativo en el que se desenvuelven y que las lleva a desarrollar mecanismos alternativos de adaptación que consideran apropiados para enfrentar las situaciones de su vida, pero que chocan con lo que la sociedad espera de ellas.
Se puede concluir finalmente que las mujeres adolescentes explotadas sexualmente no son eficaces, no poseen un foco de control interno, no experimentan confianza moderada en la gente y son menos planificadoras con relación a sus vidas.
Es importante señalar que a pesar de que su actividad está regulada por los dueños de los establecimientos y las personas que se encargan de hacerles los contactos con los clientes, estas niñas no los ven como figuras de autoridad, ni sienten respeto por ellos. Esto nos lleva a pensar que si bien esta actitud tiene su origen en el hogar, donde no tuvieron reglas y normas adecuadas que introyectar, también nos permite ver claramente que al haber roto con su núcleo familiar, en ellas se ha desarrollado un fuerte sentimiento de personas libres.
Queremos finalizar este artículo llamando la atención de las entidades públicas y privadas, y en particular del Icbf, para que brinden un mayor apoyo a la población de estas niñas, las cuales ni siquiera tienen conciencia de que están siendo explotadas y que además son víctimas del abuso de las personas que se lucran no sólo económica sino sexualmente de ellas.
Finalmente, invitamos a los estamentos encargados de velar por el cumplimiento y respeto de los derechos humanos a dirigir sus acciones hacia esta población tan violentada y a reflexionar acerca de esta problemática que cada día va en aumento e involucra a niñas de todos los estratos socioeconómicos, en un medio social violento que es caldo de cultivo para este y muchos otros problemas sociales cuyas principales víctimas siempre son los menores.
1 TYLER, Forres. "Características psicosociales de los gamines en Bogorá." En: Cuadernos de Psicología, vol. 7, N- 1 y 2, Universidad del Valle. Cali, 1985, p. 80.
2 Ibid., p. 8.
3 TYLER, Forrest. "El comportamiento psicosocial, la competencia psicosocial, individual y los niveles de intercambio de recursos como ejemplo de psicología comunitaria." En: Revista Internacional Latinoamericana de Psicologia, N° 16, 1984, p, 80.
4 DEFENSORÍA DEL PUEBLO. En favor de la niñez explotada sexualmente. Sancafé de Bogotá, 1994, p.4.
5 Ibid., p. 4.
6 CÁMARA DE COMERCIO DE BOGOTA. La prostitución Infantil en el centro de Bogotá. Santaft de Bogotá, 1994. p. 9.
7 DEFENSORÍA DEL PUEBLO, op. tit., p. 23.
8 CASTELL, Robert. "Diagnostico de vulnerabilidad psicosocial." En: Alternativa! de Control Social Institucionalprimitivo-represivo. Introducción a la clínica de ta VubierabiUdad PsicosocialUniversidad Nacional de la Plata. Nivel 1, 1997, p. 63.
9 COBOS, Francisco. Abandono y Agresión. Editorial Afecto. Santafié de Bogotá, 1997, p. 150.
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