http://dx.doi.Org/10.14482/psdc.35.2.8599

LOS RECURSOS FAMILIARES PARA AFRONTAR LA ADVERSIDAD DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO

Family resources to face adversity of forced displacement in Colombia

Elsy Mercedes Domínguez de la Ossa

**** Universidad del Sinú, Montería (Colombia)Correspondencia: edominguez@unitecnologica.edu.co

Fecha de recepción: 23 de abril de 2016
Fecha de aceptación: 5 de febrero de 2018


Resumen

Este artículo presenta los resultados de una investigación que se propuso analizar la emergencia de recursos familiares para afrontar la situación adversa del desplazamiento forzado, realizada en el departamento de Sucre, durante los años 2012 a 2014. Inicialmente, buscó determinar relaciones entre 'competencias parentales' y 'capacidades resilientes' en infantes. Posteriormente, se buscó comprender los recursos familiares que emergen en medio de la adversidad. Los resultados revelan correlaciones entre competencias parentales y capacidades resilientes de los infantes y la presencia de recursos familiares para manejar el riesgo del desplazamiento. Se configuró una metodología de carácter mixto, partiendo de un diseño correlacional y luego se utilizaron las narrativas familiares desde el pensamiento hermenéutico de Paul Ricoeur. Se logró la conceptualización de algunos recursos familiares tales como: vínculos y redes y ocio compartido, los cuales fueron emergiendo de los datos empíricos, y pueden ser de utilidad para la puesta en acción de futuros modelos de intervención a familias en riesgo.

Palabras clave: desplazamiento forzado, competencias parentales, capacidades resilientes en infantes, resiliencia familiar, recursos comunitarios.


Abstract

This article presents the results of a study that aimed to analyze the emergence of family resources to face the adverse situation of forced displacement, conducted in the department of Sucre, Colombia, during the years 2012-2014. Originally, it suggested to determine rela-tionships between parenting skills and Infants Resilient Capacity. Subsequently, we sought to understand the family resources that emerge in the midst of adversity. The results reveal correlations between parental skills and infants resilient capabilities, and the presence of family resources to manage the risk of displacement. A methodology of mixed character was set, based on a correlation design, and then the family narratives were used from the hermeneutical thinking of Paul Ricoeur. We managed to conceptualize some family managed resources such as links and networks, and shared leisure, which emerged from empirical data and may be useful for setting in motion future models of intervention to families at risk.

Keywords: forced displacement, parenting skills, infant resilience capacity, family resilience, community resources.


Citación/referenciación: Domínguez, E. (2018). Los recursos familiares para afrontar la adversidad del desplazamiento forzado. Psicología Desde el Caribe, 35(2), 145-155. DOI: http://dx.doi.org/10.14482/psdc.35.2.8599


INTRODUCCIÓN

Los efectos nefastos del desplazamiento forzado han sido ilustrados en un sinnúmero de estudios (Jimeno ,2001; Bello ,2005; González, 2004) y desde donde se reconoce claramente la vulneración de derechos fundamentales a estas familias y los sentimientos de pérdidas materiales y afectivas, que alteran las relaciones vinculares y la tranquilidad de los miembros del sistema familiar.

Ante esta situación, el Estado colombiano debió establecer una serie de medidas que muestran avances en materia de protección de derechos; se resalta la aprobación de la ley 387 de 1997, la declaración de la sentencia 025 de 2004 y la última ley de víctimas y restitución de tierras de 2011. Sin embargo, la magnitud de la problemática ha rebasado la capacidad institucional para la aplicación de las medidas y se cuestiona la atención de tipo asistencialista predominante, lo cual ha puesto en cuestión las capacidades de los sistemas humanos para afrontar sus retos sin que por esto se exonere al Estado y a la sociedad de su compromiso con las familias víctimas (Domínguez, 2010).

Esta investigación se orientó desde el enfoque de las capacidades, el cual enfatiza en el aprovechamiento de las facultades humanas para lograr un mayor estado de bienestar (Sen, 2000). Esta manera de concebir el desarrollo humano se encuentra conceptualmente con el enfoque de la resiliencia (Infante, 2005 ; Vanistandeal, 2000), desde el cual se considera que frente a las adversidades es preferible potenciar las fortalezas, afirmación sustentada en resultados de estudios (Bello, 2005; Palacios, 2003; López y Londoño, 2001) que dan cuenta que los efectos adversos pueden ser exacerbados; pero, también amortiguados tanto por el entorno familiar como por buenas relaciones entre padres e hijos (Barudy y Marquebreucq, 2005; Kotliarenco, 2010).

Teniendo en cuenta lo anterior, este estudio se propuso conocer cómo se presentaban las relaciones padres-hijos en medio del desplazamiento, pasando de la resiliencia individual a la resiliencia relacional, para comprender los recursos de las familias que pueden emerger en los proceso de recuperación del trauma.

El objetivo principal fue comprender los recursos familiares que emergen en medio de la fragilidad del desplazamiento, a partir de la identificación de las 'competencias parentales' (CP), del 'apoyo en los recursos comunitarios' (ARC) y de los 'factores personales de la resiliencia infantil' (FPRI). Luego se buscaron correlaciones entre las CP, el ARC por parte de los padres y los FPRI por parte de los hijos e hijas.

MÉTODO Participantes

La población de estudio, para el primer momento de la investigación, la constituyó el total de familias en situación de desplazamiento asentadas en los distintos municipios de Sucre que, a noviembre de 2013, alcanzaban un total de 30.536 familias (Acción Social, 2012).

Para obtener la muestra se aplicó la fórmula para poblaciones finitas, a saber: (N1: n0/ 1 + n0/ N), obteniendo un resultado de 230 familias. Esta muestra se distribuyó entre los 5 municipios del departamento de Sucre con mayor número de familias desplazadas, a saber: Sin-celejo, San Onofre, Corozal, Ovejas y Morroa.

Se contó con la participación de 302 figuras parentales, 67 padres y 235 madres, entre 25 y 69 años de edad; el 67% viven en unión libre y el 45% tuvieron una educación primaria. La principal ocupación es ama de casa.

También colaboraron con la investigación 286 infantes, 146 niños y 136 niñas, entre 8 y 12 años; con un 60% que se encuentran en educación primaria.

Para el segundo momento de la investigación, se tomaron seis familias con puntajes altos, medios y bajos obtenidos en las escalas aplicadas durante el primer momento del estudio.

Instrumentos

Escala sobre competencia parental percibida (Ba-yot, Hernández y De Julián, 2005). Mide los siguientes factores: implicación escolar, dedicación personal, ocio compartido, orientación y asunción del rol de ser padre o madre. Los autores informaron que el instrumento mostró un buen nivel de consistencia interna (alfa 0,86). Está compuesta por 22 ítems con una escala de Likert de cuatro opciones desde nunca (0) hasta siempre (3). En la presente investigación se evaluó su confiabilidad con 50 padres entre los 26 y 36 años, presentando un valor alfa total de 0,85.

Inventario sobre factores personales de la resiliencia (Salgado, 2005). Mide los siguientes factores: autoestima, empatía, autonomía, humor, creatividad. El instrumento posee una adecuada validez de constructo con un coeficiente V de Aiken que oscila entre 0,96 y 0,98 en cada una las dimensiones de la resiliencia infantil. Está compuesto por 48 ítems tipo sí/no. En la presente investigación, se solicitó la evaluación de los ítems a expertos en el tema, quienes dieron su concepto sobre la claridad, precisión y pertinencia de los reactivos. Para la prueba piloto se aplicó a 44 niños, entre 8 y 12 años, integrantes de 30 familias desplazadas. Se modificaron los ítems 3, 12, 14, 23, 25 y 30 por presentar dificultades para comprender el significado de algunas palabras.

Cuestionario sobre apoyo social comunitario (Gracia y Musitu, 2002). El instrumento proporciona una medida de la participación, de la integración de los padres con la comunidad y el apoyo social en sistemas formales —centros educativos, centros de rehabilitación, centros de salud, etc.— e informales —grupos sociales, clubes, asociaciones deportivas, etc.— Los autores informaron que el instrumento mostró un buen nivel de consistencia interna (alfa 0,99). Está compuesto por 26 ítems con una escala lickert que consta de 5 opciones de respuesta, desde muy en desacuerdo hasta muy de acuerdo.

Procedimiento

La ruta metodológica partió de un estudio de corte cuantitativo que buscaba correlacionar las competencias parentales y el apoyo en los recursos comunitarios con las capacidades resilientes en los infantes víctimas del desplazamiento forzado. En un primer momento, se buscó describir las capacidades de los padres en relación con las capacidades de los infantes, como un primer nivel de conocimiento sobre las resiliencias parental e infantil. Luego se continuó con el conocimiento de la resiliencia relacional de la familia, lo cual se hizo en un segundo momento, a través de un estudio de corte hermenéutico sobre narrativas realizadas a varios casos de familias en condición de desplazamiento.

Los participantes fueron contactados a través de la oficina de Acción Social; las reuniones familiares se realizaban en los hogares respectivos, donde se les solicitó su consentimiento suministrándoles información sobre la confidencialidad en la información y el carácter voluntario de su participación.

Para el proceso de tabulación de datos de las tres variables estudiadas, se codificaron las opciones de respuesta; luego, teniendo en cuenta las dimensiones que comprende cada variable, se sacaron los porcentajes obtenidos tanto por los padres como por los hijos, en cada una de las preguntas relacionadas con cada dimensión. Finalmente, para determinar los valores de una dimensión, se sumaron los códigos de las respuestas de cada uno de sus ítems.

Para hacer las correlaciones entre las distintas variables, se utilizó el coeficiente de correlación de Pearson, aclarando que las correlaciones son significativas al nivel de 0,05. Para hallar la relación dependencia-independencia, se tomaron las frecuencias de los niveles de cada variable de todas las familias del estudio.

En el segundo momento, los relatos producidos por las familias, en su lenguaje natural, fueron leídos línea a línea por dos investigadores, buscando aquellas palabras o frases que, en el marco de la adversidad del desplazamiento, connotaran la existencia de una fuerza interior en las familias que los impulsa a la lucha diaria.

Poco a poco, cada pedazo de relato fue nombrado o categorizado con base en la teoría de la resiliencia familiar, como parte del proceso de ordenamiento, clasificación y agrupamiento de categorías, dimensiones y subdimensiones que configurarían la radiografía descriptiva de la resiliencia familiar.

Luego, se hicieron varias lecturas de los textos, hasta llegar a la saturación de ellos, y se seleccionaron aquellas categorías y dimensiones que iban adquiriendo más fuerza en términos de su recurrencia y persistencia a los largo de los textos. Las categorías teóricas que se tuvieron en cuenta para el ordenamiento de los relatos fueron tomadas de la teoría de Froma Walsh (2004), a saber: comunicación, sistema de creencias, pautas de organización, resolución de problemas. Paralelamente, se agrupaban relatos que iban dando cuenta de categorías emergentes.

La estrategia utilizada para la integración de los métodos tuvo una primera etapa de corte cuantitativo; los resultados de este primer estudio se utilizaron como punto de partida para fortalecer la parte cualitativa, de donde se desprendieron unos resultados que se convirtieron en la finalidad de toda la investigación.

Específicamente, primero se identificaron aquellas dimensiones de cada variable que puntuaron alto. Estas dimensiones, que a su vez emergieron en los relatos, fueron tomadas como categorías axiales dada la recurrencia de su aparición. Además, para esta integración se tuvo en cuenta la única correlación de dependencia-independencia encontrada entre la competencia parental y la participación comunitaria, las cuales también aparecieron en los relatos posteriores de los participantes.

ANÁLISIS E INTEGRACIÓN

DE RESULTADOS

Inicialmente, se muestran resultados cuantitativos descriptivos sobre la resiliencia infantil y correlaciones entre CP, ARC y FPRI; luego se integran datos cuantitativos y cualitativos de las variables mencionadas, para finalmente llegar a profundizar en el análisis cualitativo de la resiliencia familiar. En la primera parte del estudio, se midió la resiliencia infantil, encontrando que en el factor humor fue donde se reportó el mayor porcentaje de niños y niñas con puntuaciones altas (10%). En la dimensión creatividad el 12% de los infantes encuestados puntuaron alto, con lo cual se infiere que son capaces de transformar o construir palabras, objetos, acciones en algo innovador.

Se encontró que existen correlaciones significativas entre la competencia parental (CP) y los factores personales de la resiliencia (FPR); entre la competencia parental y la participación comunitaria, y entre las subescalas del cuestionario sobre apoyo comunitario (participación comunitaria, integración comunitaria, apoyo en redes informales y formales).

En cuanto a la existencia de relaciones de dependencia-independencia entre CP y FPRF, se encontró que no existe relación de dependencia. En otras palabras, estas dos variables son estadísticamente inversas en tanto que el nivel de significancia es menor que 0.5.

Solo existe relación de dependencia entre CP y la participación comunitaria a un nivel del 3%, lo cual refleja que mientras el nivel de las capacidades de los padres para cuidar y atender a los hijos aumenta, también suben sus posibilidades de interactuar socialmente con los vecinos del barrio y la comunidad, así como la satisfacción con las relaciones que se establecen en el vecindario.

Los resultados de este estudio sobre las configuraciones familiares confirman que es la madre, en un 75.65 % de la muestra, quien está presente en el hogar. Mientras tanto, la presencia solamente del padre aparece en el 1,74% de los hogares entrevistados, y en el 15.65% de las familias, la crianza está bajo la responsabilidad de la madre, de los abuelos u otros parientes.

En algunos de los relatos de las mujeres desplazadas, emergieron sentimientos de abandono ante su doble función de proveedora material y afectiva: "...yo como que necesito de unapsicóloga porque a veces me siento que no puedo más, quisiera como salir corriendo por tanta cosa, pero pienso en mis hijos y digo yo no los puedo dejar solos, ellos me necesitan, que será de ellos sin mí..." (MM1)

En cuanto a la percepción de las figuras paren-tales sobre sus competencias, se encontró que el 85% de ambos padres perciben en un nivel medio sus competencias parentales; las madres en un 65% perciben medianamente su capacidad para adaptarse a las demandas de sus hijos.

Estos datos, al ser analizados en las entrevistas con las madres y los padres, indicaron, por un lado, que al no tener la oportunidad de reflexionar sobre su quehacer frente a los niños, ante el temor de ser cuestionados por sus posibles errores en la crianza, prefieren asumir una posición neutral. No obstante, en sus relatos surgen demostraciones de su interés por el cuidado de sus hijos. Dice la madre: "Yo les enseño muchas cosas, ya saben lo que tienen que hacer, colaborar con las cosas de la casa, no dejar nada en desorden..." (MM3); "Estoy muy pendiente del segundo porque le va mal en el colegio, es duro con las matemáticas y le pido al primo que le colabore..." (MM1).

En un segundo plano, se hace un análisis de las competencias parentales, resaltando que estos padres demuestran el desarrollo de cierta plasticidad para acomodarse a las demandas o exigencias de cada uno de los hijos. Dice la madre: "... ahora tengo este muchacho que me ha salido mujeriego..." (MM5); "Los otros hermanitos están más chicos y sus problemas son que no quieren comer, quieren pasar en la calley no quieren estudiar..., así que me toca duro, ¿oyó?..." (MM3).

De otra parte, se pudo constatar que la percepción de los padres, sobre su capacidad para planificar el tiempo libre y realizar actividades de ocio, es mediana, en un 88% de los padres entrevistados; aparece un 5.3% que perciben en alto esta competencia. Este resultado representa un esbozo de la capacidad de los padres para realizar actividades de ocio compartido a pesar de las situaciones difíciles por las que han atravesado.

La madre se interesa por buscar actividades de esparcimiento ajustadas a sus recursos económicos, algunos de los comentarios de las madres al respecto fueron: "... salimos depaseo por ahí los sábados, a comer helados o a un centro comercial cuando hay platicay montamos a los muchachos en losjuegos..." (MM4); "... en ocasiones vamos a la cancha defútbol a verlos jugar y almorzamos por allá". (MM2).

Otra dimensión emergente de las competencias parentales fue la capacidad para la promoción en valores, como se evidencia en la siguiente anécdota: ".el hijo se encontró treinta mil pesos en la cancha de fútboly los devolvió aunque le dieron puño los amigos..." (MM1).

La madre complementa: "nosotros le enseñamos que ellos no me pueden traer nada que no sea de ellos, uno tiene que ser honesto..." (MM1).

En un tercer plano, se resalta el papel de la mujer; en esta dirección emergió la categoría "Mamás incansables": "...mire uno cuando es mamá, uno saca fuerza de donde no tiene, cuando alguien a agredir a su hijo uno se vuelve guapo." (MM1); "me levanto tempranito a cocinar y dejarles todo listo antes de irme a trabajar..." (MM2).

En un cuarto plano, surge la categoría denominada "Vínculos y redes". En cuanto a la gestión de intercambio con redes comunitarias, en las narrativas de las familias, emergió una categoría que se ha denominado "Hablar con la gente".

La madre dice: "bueno...y entonces nosotros ya conversábamos, ese alimento y esa ayuda económica nos subió el ánimo, la autoestima totalmente, entonces ellos ya nos regalaron un zinc para colocarle a la casa". La hija agrega: "...a mi mamá siempre le ha gustado estar con la gente y eso es bueno". (MM4).

En la primera parte del estudio, se encontró que el 86% de las familias encuestadas tienen una percepción media de integración comunitaria. Es decir que moderadamente estas personas logran sentirse identificadas con su barrio o comunidad.

Cabe aclarar que el 46% de familias encuestadas dijeron contar con factores informales de apoyo, tales como colegios, agrupaciones, grupos cívicos y parroquias, entre otros, percibiendo el 90% de las familias desplazadas que medianamente tienen apoyo en las organizaciones y/o entidades no formales, es decir que creen que es posible encontrar en ellas cierta colaboración y asesoramiento.

Bajo la denominación de redes familiares, se recogieron varios relatos que dan cuenta de la cohesión familiar. La expresión "hemos sido muy unidos", codifica la dimensión de las redes familiares. La mama dice: "...yo conversando, claro quejo tampoco me preocupaba porque jo tenía el papá que me alcahueteaba también, él siempre se asomaba para ver si yo tenía la lechita para los pelaos, él estaba pendiente de los nietos..." (MM2)/" En esta casa no tenemos egoísmos, todo es de todos y todavía mi mamá me manda cosas para los pelaos... (MM3).

También se destacan otras categorías emergentes que evidencian los atisbos de resiliencia familiar en medio de la fragilidad del desplazamiento, cuando las familias se ven forzadas a salir de su hogar porque la vida corre peligro: ". cuando los helicópteros de esa gente están por ahí dando vueltas" (MM2), no queda otra salida que irse del pueblo con la idea y el deseo persistente de no volver. El desplazado dice: "yo a ese pueblo no vuelvo más", "yo no quiero ir más a Colosó '"yo esos sofocos no los paso más..." (MM5).

El desplazamiento se significa de diversas maneras como: "Experiencia1 límite", como estar "... en un borde apunto de caer..." (MM2), pero con la esperanza de sostenerse sin saltar al abismo, creyendo en la familia y la comunidad como el sostén y el apoyo que impide la caída.

"Usted no puede decir que porque tropecé aquí se acabó todo..." (MM1); "... y tampoco hay que volver a empezar de cero" (MM1). Aunque la situación del desplazamiento significa un fuerte golpe a la integridad personal los relatos develan una potencia interna que le permite a la persona seguir luchando.

Diferentes relatos develan que entre los desplazados existe un mandato implícito referido a que hay que callar para conservar la vida y la integridad. Estos relatos se pueden agrupar en una categoría emergente llamada: "La fuerza del silencio", que incluye los siguientes códigos: "... quédate callado." (PP2), ". no hables nada." (PP2); "... lo mataron por sapo..." (PP4).

Ahora bien, el análisis de las narrativas fue dando cuerpo a otra categoría como lo es "El síndrome de la venganza": "Existenfamilias que son muy vengativas, eso lo hay en todo el mundo, ah, que usted me insultó, pues busca la forma de matarlo." (MM1); "Yo creo que la violencia no va a parar si seguimos con esta sed de venganza..."(PP2).

En un quinto plano, se ubican las creencias y sentidos frente a la adversidad: "Dios te guarde y te cuide". ".Ese día a las tres de la mañana yo sentí una preocupación j me puse a orar y a reprender y me acorde que mi hijo venía en camino, no sabía que él venía viajando y oraba por todos ellos, yo le digo mijo de mi vida que Dios te guardej te cuide..." (MM3); "... vamos a iglesia, oramosy solo con la ayuda de Dios, estas situaciones tan duras se hacen más fáciles..." (PP2).

Los desplazados confirman capacidad para planear el futuro, representada en el siguiente relato que fue agrupado en dos grandes dimensiones: "Planes y sueños en la vida " y "Caer, levantarse y aprender ": La hermana mayor dice: "...mi mamá tiene muchos planes con nosotros, ella le pide a Dios que por ejemplo si a mi papá le pagan esa plata es para ustedes, tenemos que trabajarla, ella tiene muchos planes, muchos sueños en la vida mía..." (MM1).

Dice un padre: "...aprendí de todo lo sucedido y a través del tiempo he ido aprendiendo más y más, yo sé que todavía se puede aprender más..." (PP2). Una madre habla de su hija así: apenas que se gradúe, ella está esperando desocuparse de eso, ella va a trabajar para cambiar, para mejorar..." (MM3).

El "Contar chistes y reír" (actos creativos), surgió como otra categoría: "Yo digo que mi hija es la más chistosa, se aprende todos los chistes de Sábados felices y se los pasa al hermanito y el niño le dice cada rato que le cuente uno, yo nada más los oigo y me río también." (MM3); ".a este muchacho se le da por cambiarle la letra a las canciones e imita a los artistas y lo hace igualito..." (MM1).

Por otro lado, los rituales de la vida cotidiana giran alrededor de la consecución de los alimentos para la sobrevivencia de la familia, la búsqueda de fuentes de ingreso o sobre las condiciones actuales del trabajo. También giran en torno a la organización de los horarios de salida y llegada de los niños a sus actividades escolares, horarios de comida y dormida.

"Por las noches en la cocina de la casona, mi mamá nos hace un chocolatico y lo comemos con bizcochos y mi papá nos cuenta historias del abuelo delpapa de él..." (MM4); "...aquí se come temprano como a las cinco y ya todos saben que después del noticiero a dormir..." (PP5).

DISCUSIÓN

El objetivo del estudio fue comprender qué recursos familiares emergen en medio de la adversidad del desplazamiento forzado; y aunque esta situación representa un fuerte golpe a la integridad personal, los datos de la investigación dejan ver una fortaleza interna que le permite a la familia seguir luchando, reconociendo sus capacidades para llevar el control de su vida. En este mismo sentido y en palabras de Castillejo (2000), el desplazado en estado de fragmentación muestra un grado de gerencia de su propia alteridad, es decir, de gerencia de ellos en tanto representación.

Se evidenció que el silencio, en el marco social de la violencia, significa callar el sufrimiento, sin poderlo compartir, impidiendo que la persona pueda estar en paz consigo mismo, obstaculizando la recuperación y la reparación, en tanto que con el relato se puede dar un sentido a lo ocurrido de manera compartida.

El mandato del silencio conlleva la represión, la indiferencia sin cuestionamientos, sin discusiones, sin la posibilidad de recordar y reparar, como si nada hubiera pasado. Solo interesa la vida y a un lado queda la necesidad de relatar, para que el dolor pueda ser compartido, tan necesario en los que experimentan violencia, ya que esta es una experiencia emocional y una experiencia cultural anclada en disposiciones perdurables que aprendemos con los otros.

En los resultados de la investigación, se destaca el papel protector de la mujer en medio de la adversidad; alrededor de ella, los adultos y los infantes organizan sus actividades diarias, las funciones de cada uno de los miembros, conocen sus necesidades e intereses. Este resultado concuerda con los de otras investigaciones que indican que, en medio de la adversidad del desplazamiento, la madre no pierde la capacidad para planear, para proyectarse a futuro y ocuparse de la educación y salud de sus hijos (González, 2004; Bello, 2005; Palacios, 2003; López y Londoño 2001).

A pesar de que "la mujer ha sido sometida a violaciones de sus derechos..." (Segura, 1996, p. 89) "y se le considera triplemente víctima del trauma que le han producido los hechos violentos..." (Meertens, 1995, p. 9), en los estudios sobre familias en situación de desplazamiento se ha encontrado la mayor presencia de ella en los procesos de crianza, apoyada por una red de parientes y miembros de la comunidad que la acompañan en esta tarea (Bello, 2005; González, 2004; Jimeno, 2004; Palacio, 2003; López y Londoño, 2001).

Ahora bien, también las mujeres en situaciones de riesgo despliegan sus recursos personales para afrontar las distintas tareas como lideresas de sus hogares, los cuales se fueron interpretando desde sus propias narraciones y las de sus seres queridos.

En un cuanto al tema de vínculos y redes que incluye las interacciones de apoyo, confianza y solidaridad, se pudo apreciar que las familias son capaces de construirlas, con la comunidad, con su familia y con el Estado basadas en vínculos sólidos que permiten soportar mejor las adversidades. De igual manera, González (2004), en su estudio sobre transformaciones en familias desplazadas, encontró que utilizan estrategias de organización en las que las mujeres, parientes o vecinas se apoyan en aspectos cotidianos como el cuidado de los hijos, el compartir alimentos y el préstamo de dinero. Se puede considerar esta capacidad para solicitar ayuda como una competencia más, que, especialmente las madres, desarrollan ante las necesidades que tienen que enfrentar, cuando por las carencias de recursos materiales deben recurrir a las distintas ayudas sociales para garantizar la supervivencia de sus hijos.

Con relación a este tópico sobre la solicitud de ayuda, Suárez (2005) ha manifestado que una desgracia puede significar el desafío para movilizar las capacidades solidarias de una comunidad y emprender procesos de renovación, que modernicen no solo la estructura física, sino toda la trama social en esa comunidad.

Desde otro componente, se afirma que en medio de los relatos de dolor y sufrimiento surge la presencia espiritual de un Dios todopoderoso y la representación de la adversidad como desafío y como experiencia de aprendizaje para convertirse en pilares de resiliencia suficientemente teorizados. Por ejemplo, Vanistendael (2000) expresa que otro elemento a menudo mencionado por las personas resilientes, como elemento de apoyo y construcción de sentido, es la religión y una fe religiosa profunda. Es a través de la fe en Dios que una persona resiliente descubre la posibilidad de ser aceptada incondicionalmente. En el mismo sentido, Cyrulnik (2002), remarca que Dios puede constituirse en un tercero perfecto para escuchar las desgracias, miserias y la plegaria de deseos.

Ahora bien, la capacidad para dar sentido al sufrimiento ocasionado por un suceso traumático ha sido demostrada en muchas experiencias de vida, tales como la de dos famosos expertos en el tema: Víctor Frankl y Boris Cyrulnik, quienes estuvieron expuestos a las penalidades de los campos de concentración nazis y pudieron salir adelante, encontrándole un sentido a sus vidas.

Para ir cerrando, vale la pena resaltar que las familias en condición de desplazamiento ilustran unos procesos familiares que tienen tensiones, incertidumbres, frustraciones, pero a la vez satisfacciones, sentimientos de esperanza y optimismo; asumiendo que los sistemas humanos se comportan de manera diversa. Los recursos familiares encontrados pueden ser promovidos en las familias para la generación de procesos de recuperación y de preparación a los grandes desafíos sociales a los que se exponen asociados a la erradicación de la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Sería ingenuo pensar que nuestras comunidades vulnerables están caracterizadas solo por aspectos "positivos" cuando está demostrado que los sistemas sociales y humanos, siempre se expresan en medio de polaridades, de contradicciones, y también en las comunidades aparecen los riesgos que alteran o impiden el curso adecuado de la vida en comunidad. Sin duda, en cada comunidad se combinan factores de protección y de riesgo que permiten hacer una estimación de la influencia "positiva" o "negativa" del contexto en la dina-mización de las fortalezas de las familias para protegerse y salir adelante.

Si bien la resiliencia en las personas no exime a la sociedad o al Estado de su responsabilidad ante la pobreza, la exclusión o el desplazamiento, este enfoque de las fortalezas invita a que el Estado se involucre como responsable frente a las tragedias humanas, como un recurso que ayuda a aliviar las situaciones críticas.

Estas familias han sido capaces de reflexionar acerca del impacto que han tenido las políticas del Estado, y el resultado de esa reflexión es una imagen borrosa y alejada de un Gobierno que no ha podido protegerlas de manera integral, trayendo como consecuencia una relación con el Estado ambivalente, con sentimientos de gratitud y a la vez de desconfianza, que no han permitido que fluidamente las personas se integren y participen en las apuestas de atención del Gobierno.

No obstante, las familias conservan sus capacidades autogestionarias de búsqueda constante de bienestar, en momentos de posconflicto donde se tiene puesta la esperanza en vivir pacíficamente, como un reto que requiere de familias y comunidades fortalecidas y promotoras de la convivencia pacífica donde halla espacio y oportunidades para todos y todas en un esfuerzo conjunto por lograr el fin del conflicto.

En este marco político del llamado "posconflicto", sería útil reorientar los programas y proyectos de reparación y reconciliación hacia el fomento de las capacidades de la familia, de su flexibilidad, plasticidad y recursividad para organizarse internamente, para interactuar con el contexto y ser generadora de actos creativos y promotora de valores humanos.


1 "Experiencia" busca apuntalar el enfoque que considera la acción violenta desde el punto de vista de los sujetos involucrados, a mirarla desde su perspectiva, a colocarla en el terreno mismo de la subjetividad (Jimeno, 2004).


REFERENCIAS

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