Salud Uninorte

ISSN Electrónico:2011-7531
ISSN Impreso:0120-5552
Vol 22 Nº2 julio-diciembre de 2006


EDITORIAL / EDITORIAL

¿Enseñamos lo que deberíamos?

Are we teaching what we would have? Arcelio U. Blanco N.*

No dejo de preguntarme si el egresado que formamos será un desadaptado al medio en que le tocará ejercer. Cuando analizamos opciones, fundamentadas en nuestras posibilidades, notamos una dualidad entre la búsqueda de la excelencia y la realidad en la cual se desenvolverán nuestros egresados.

Las condiciones de la División Ciencias de la Salud de la Universidad del Norte han cambiado desde el momento en que se empezó a contar con un hospital en pleno crecimiento que se desarrolla acorde con los programas de medicina y enfermería y que será también campo de ejercicio de las próximas especialidades clínicas.

El hecho de tener un hospital ambientado para el desarrollo académico de los médicos y enfermeras, con docentes motivados que han hecho de su ejercicio médico y educativo parte de sus proyectos de vida, al estar normatizándose el ejercicio médico desde el punto de vista clínico terapéutico dentro de las normas éticas y legales que impone el sistema y los valores propios de la profesión, no podemos negar que son condiciones envidiables y de las que muy pocas universidades del país disponen. Podemos concluir que este es un momento único en nuestra historia como División Ciencias de la Salud en el que confluye el interés de lo académico, asistencial y administrativo en la formación de una generación de médicos que debería marcar un hito en nuestra sociedad.

El estudiante que recibimos al ingresar a la universidad es un adolescente aún sensible a los cambios que sus formadores puedan imprimir en sus vidas. Es un momento para inducirlos en el pensamiento científico, en el ejercicio de la razón, la pluralidad de las ideas, la búsqueda constante del conocimiento y el sacrificio que representa la profesión. Algo de lo que como docentes debemos tener pendientes siempre es el hecho de que estamos formando en una disciplina con componentes científicos cada vez más arraigados y componentes humanitarios y humanísticos con tendencia a desaparecer.

Los valores humanísticos de nuestra profesión tenemos que perpetuarlos a través del diario actuar en nuestros campos de desempeño, con el contacto directo entre pacientes, médicos y estudiantes; que el modelo que planteamos en el "deber ser" realmente sea nuestro modo de ser y actuar cotidiano. También es responsabilidad del docente médico su perfeccionamiento, tanto en su área técnica, como en lo pedagógico, direccionado por los lineamientos académicos trazados por la rectoría. En este punto se deberá identificar las áreas de desarrollo próximo y prioritario en el área docente asistencial y definir políticas de formación del recurso humano para su incorporación dentro de lo académico y productivo tanto en el hospital como en la formación básica.

Ahora bien, si las condiciones en general son favorables y el ambiente donde laboramos es un ambiente donde las normas las imponen la razón, la ética, el marco legal establecido y los modelos los actúan los docentes, que son quienes ejercen la asistencia, ¿a qué viene la pregunta?... Pues justamente a eso. Si miramos el entorno real donde se desempeñarán nuestros egresados, vemos una práctica médica impersonal, poco afectiva, restrictiva, deshumanizada y donde el número domina al acto. Un buen acto médico ejemplarizante, ejercido en un tiempo racional, vale menos desde el punto de vista de los contratantes que un número plural de actividades realizadas en igual tiempo, con dudosa calidad y sin ningún sentido de caridad humana. El ambiente del ejercicio de la medicina es hostil tanto por parte del empleador como del receptor del servicio.

Quien busca ayuda, espera comprensión y compromiso de quien justamente el sistema obliga a ser "eficiente" y lo limita en el ejercicio de la compasión, valor que no se ofrece dentro de los contratos entre pacientes y las empresas prestadoras de servicios (EPS), pero que debería estar implícito dentro del acto médico. Por otro lado si el médico ha sido formado con un pensamiento crítico, con un alto nivel de conocimiento y comprometido con el paciente, puede resultar una piedra en la rueda del sistema.

Pero en fin... nuestro compromiso es con la excelencia y la academia. Nuestra misión es formativa, educadora e impulsadora de las ilusiones de nuestros alumnos; y parte de lo que todos estamos aprendiendo es el accionar en ambientes hostiles sin perder el objeto ni los valores de nuestra profesión.


Notas

* Jefe Departamento de Medicina, Universidad del Norte, Barranquilla (Colombia). Dirección: Hospital Universidad del Norte. Calle 30 vía al aeropuerto, Barranquilla (Colombia). ablanco@uninorte.edu.co


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Revista de la División de Ciencias de la Salud de la Universidad del Norte
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Barranquilla (Colombia)
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