Tormenta de fuego en la palma (Chile): significados compartidos surgidos de una intervención comunitaria postdesastre
Stormfires in La Palma, Chile: Shared Meanings Emerging from a Post-disaster Community Intervention
Loreto Villagrán Valenzuela
Universidad de Concepción, Chile
Doctora en Psicología Social. Profesora asistente, Departamento de Psicología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Concepción, Chile. lorevillagran@udec.cl, Orcid: https://orcid.org/oooo-ooo2-670o-0369
Marían Ángeles Bilbao Ramírez
Universidad Alberto Hurtado, Chile
Doctora en Psicología. Profesora asociada Universidad Alberto Hurtado. Directora del Magíster en Investigación en Psicología uah. mbilbao@uahurtado.cl. Orcid: https://orcid.org/oooo-ooo2-5984-49o8
Paz Trinidad Antileo Reiman
Universidad de Concepción, Chile
Psicóloga egresada de la Universidad de Concepción. pantileo2oi6@udec.cl https://orcid.org/oooo-oooi-5893-3o98
Andrea Belén Aguilera Pinto
Universidad de Concepción, Chile
Psicóloga egresada de la Universidad de Concepción. aaguilera2oi6@udec.cl. https://orcid.org/oooo-oooi-7i69-8512
Isabela Aquino Oliveira Lima
Universidad de Concepción, Chile
Psicóloga egresada de la Universidad de Concepción. iaquino2oi6@udec.cl. https://orcid.org/oooo-ooo2-4525-259X
Matías Ignacio Lagos Castro
Universidad de Concepción, Chile
Psicólogo egresado de la Universidad de Concepción. matiaslagos@udec.cl. https://orcid.org/oooo-oooi-6428-875o
Nicole Constanza Griffiths Catalán
Universidad de Concepción, Chile
Psicóloga egresada de la Universidad de Concepción. ngriffiths@udec.cl. https://orcid.org/oooo-ooo2-856o-5919
Financiado por la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (vrid) de la Universidad de Concepción, Proyecto de Iniciación vrid, código 2i8.172.o242-iolN.
Resumen
Los desastres socioambientales afectan desigualmente a las zonas rurales en comparación con las urbanas. Esta realidad hace que la movilización de recursos comunitarios sea esencial para afrontar estos eventos. El objetivo de este trabajo fue analizar la construcción de significados derivados del proceso de intervención comunitaria posterior a un desastre (incendio forestal) entre la comunidad La Palma y el equipo de la Fundación Tierra de Esperanza, planteando como pregunta de investigación ¿Qué significados compartidos surgen del proceso de intervención vivenciado por la comunidad de La Palma y el equipo interventor? El estudio tuvo un diseño fenomenológico, utilizando análisis interpretativo del discurso. Los resultados muestran la emergencia de categorías vinculadas a procesos identitarios, ruralidad, y el despliegue de procesos psicosociales durante la experiencia de intervención vinculados con el afrontamiento comunitario, apoyo social, rol clave de liderazgos femeninos y aprendizajes de la comunidad. Se discute cómo la toma de conciencia de esta comunidad rural incrementó su capacidad de agencia ante eventos en los que cuentan con escaso apoyo gubernamental.
Palabras clave: intervención comunitaria, participación comunitaria, desastre, reconstrucción.
Abstract
Socio-environmental disasters affect rural areas unequally, compared to urban areas. This reality makes the mobilization of community resources essential when facing these events. The objective of this study was to analyze the construction of meanings derived from the process of community intervention after a disaster (forest fires) between the La Palma community and the Tierra de Esperanza Foundation team, posing as a research question: What shared meanings emerge from the intervention process experienced by the La Palma community and the intervention team? The study had a phenomenological design, using interpretative discourse analysis. The results show the emergence of categories linked to identity processes, rurality, and the unfolding of psychosocial processes during the intervention experience, linked to community coping, social support, the key role of female leadership, and community learning. It is discussed how the awareness of this rural community increased its capacity for agency in the face of events with little government support.
Key words: psychosocial intervention, community participation, disaster, reconstruction
Introducción
Los desastres han sido denominados por largo tiempo como "naturales", desconociendo el factor social existente en ellos (Jones-Deweever y Hartmann, 2006; Romero y Romero, 2015). Esta lectura ha favorecido la creencia de que sus consecuencias son inevitables, mas desde una perspectiva crítica, los desastres son socioambientales, siendo lo "natural" el evento en sí (terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, incendios, entre otros), pero no las causas ni sus resultados (Cardona, 2017). De acuerdo con esta visión, el riesgo consideraría dos conceptos en diálogo constante: la amenaza como un factor externo a la persona o comunidad, como un terremoto o tsunami (Piers et al., 1996; Vásquez et al., 2017), y la vulnerabilidad como la probabilidad de daño o cambio disruptivo de los medios de vida ante un evento peligroso, junto con la afectación en las capacidades de afrontamiento y recuperación frente al estrés (Piers et al., 1996; Zapa, Navarro y Rendón, 2017).
El reconocimiento de los desastres como fenómenos socioambientales implica comprender la vulnerabilidad de las comunidades afectadas, así como las consecuencias psicosociales, considerando sus antecedentes socioculturales y el impacto que pueden tener en la salud mental de las comunidades expuestas, siendo fuente de problemas psicológicos, estrés social o trauma psicosocial (Mandavia y Bonanno, 2018; Quarshie et al., 2018; Sanandrés y Montenegro, 2015). A nivel comunitario, se ha comprobado que pueden debilitar las relaciones interpersonales, sentido de comunidad, tejido social, liderazgo, cohesión social y participación de las comunidades afectadas, lo cual provoca que se prioricen los lazos familiares directos en desmedro de las relaciones comunitarias (Bonanno et al., 2010; Goemans y Ballamingie, 2013).
En contraste con estos efectos negativos, se han encontrado reacciones de aprendizaje y resiliencia individual y colectiva, vinculadas con el descubrimiento y/o fortalecimiento de recursos y capacidades de la comunidad (Pribadi, Argo, Mariani y Parlan, 2011; Villagrán et al., 2014). Al respecto, se ha planteado que un factorclave en la capacidad de resiliencia sería el sentido de comunidad (Torres et al., 2018), que contribuiría a una mejor organización y colaboración entre los miembros de un colectivo, así como al aprendizaje del pasado para una mejor preparación a eventos futuros (Pribadi et al., 2011; Torres et al., 2018). Otros recursos claves para el afrontamiento y recuperación de las comunidades a los efectos de un desastre, susceptibles de ser desarrollados a través de la intervención comunitaria, serían el capital social y la activación de redes sociales preexistentes (Marenco-Escuderos, Rambal-Rivaldo y Palacio-Sañudo, 2018; Kim & Hastack, 2018; Cachia y Holgado, 2020), el apoyo social (Kaniasty, 2020) y los procesos identitarios (Berroeta et al., 2015). Por lo tanto, la pertenencia grupal actuaría como un factor protector, ya que las personas en su comunidad encontrarían lo antes señalado, junto con la posibilidad de desplegar mecanismos de afrontamiento colectivo y participación social frente a un contexto social desventajoso (Atari y Han, 2018; Bowe et al., 2020).
El impacto comunitario generado por los desastres socioambientales es desigual, y afecta con mayor fuerza a grupos desventajados y/o minoritarios (Jones-Deweever y Hartmann, 2006), así como a países subdesarrollados o en vías de desarrollo, que reportan un mayor número de pérdidas económicas y fallecidos (Kahn, 2005). Estos grupos y países serían más vulnerables a estos eventos al poseer menores recursos económicos, una menor preparación y estrategias para lidiar con sus consecuencias (Quarshie et al., 2018; Julio-Alvear, 2004). Si bien los indicadores económicos serían uno de los factores de riesgo más importantes para los desastres, es imprescindible considerar la desigualdad social y económica (Bailey y Zenteno, 2015; López y Luyando, 2018), junto con el componente humano o social que configuran la vulnerabilidad de la comunidad afectada (Jones-Deweever y Hartmann, 2006; Zakour y Gillespie, 2013).
Las comunidades rurales también se ven diferencialmente afectadas por los desastres en contraste con las comunidades urbanas, debido a la falta de acceso a bienes y servicios, como la salud (Huinao et al., 2017; Goemans y Ballamingie, 2013; Pelling, 2003). Los estudios escasamente consideran las particularidades deestas comunidades, homologando lo que les sucede con los contextos urbanos, desconociendo sus prácticas u organización social y económica, junto con su cultura e identidad (Castro, 2012; Romero y Romero, 2015). En el caso de Chile, en cuanto a los efectos de los desastres en contextos rurales, los informes post terremoto y de otras catástrofes reportan un mayor grado de afectación psicológica, sensación de exclusión y abandono por parte del Estado, y el retraso en la reconstrucción de viviendas debido a la dispersión de estas en el territorio (Arteaga y Tapia, 2015; Bailey y Zenteno, 2015; Instituto Nacional de Derechos Humanos [INDH], 2012).
En Chile, país en vías de desarrollo, el abordaje de los eventos socioambientales por parte del Estado sigue siendo reactivo (Camus, Arenas, Lagos y Romero, 2016), con escaso nivel de exigencia al Estado para que asuma los costes económicos para robustecer los sistemas de protección social. Históricamente, los efectos de los desastres en este país deben ser "aceptados" como algo natural debido la vulnerabilidad geográfica y climática del territorio En este sentido, se ha desconocido el rol activo que debiera asumir el Estado en la prevención y la gestión de sus consecuencias (Aliste y Urquiza, 2010; Arteaga y Tapia, 2015). En este sentido, Chile adhirió el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, pero recién a finales de 2020 promulgó la Política Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Decreto 434), que integra de manera orgánica anteriores leyes. Por lo tanto, aún está por verse cómo será la gestión de los efectos psicosociales de los desastres ambientales.
La investigación que presenta este artículo se sitúa en la comunidad rural La Palma (región del Bíobío, Chile), compuesta por 48 familias dedicadas principalmente a trabajos temporales propias del sector diferenciadas por género (hombres en labores forestales y cultivos agrícolas, entre otras, y mujeres en labores domésticas y pequeñas tareas agrícolas). Esta comunidad fue de las zonas más afectadas por megaincendios forestales, ocurridos durante 2017 en varias regiones del sur de Chile (Corporación Nacional Forestal [CONAF], 2017). Este evento tomó connotación mundial debido a la gran magnitud, planteándose como el primer incendio nacional de sexta generación: una tormenta de fuego (CONAF, 2017). Este tipode incendios son tan intensos que generan sus propias tormentas, con vientos tan fuertes que generan, por ejemplo, relámpagos sin lluvia que inician nuevos fuegos más allá de la zona inicial (Soma y Saito; Stocks y Flannigan, citados en Johnson y Miyanishi, 2001). Este desastre socioambiental afectó principalmente los medios económicos de la comunidad. Posteriormente, la ONG Fundación Tierra de Esperanza1 inició una intervención comunitaria que duró 12 meses, trabajando con la comunidad de La Palma más allá de la fase de respuesta al evento, incorporando las fases de recuperación, reconstrucción y prevención de los desastres de las Normas Esfera (2004) y la Gestión Integral del Riesgo (Cardona, 2017).
Las actividades de intervención se realizaron con la finalidad de proporcionar ayuda humanitaria a los miembros de La Palma, fomentando el desarrollo y fortalecimiento de habilidades y conocimientos relacionados con el afrontamiento a desastres. Esta intervención se llevó a cabo a través de talleres, tales como: Plan Familia Preparada (centrado en la respuesta a una emergencia); capacitaciones sobre Primeros Auxilios Físicos y Primer Apoyo Psicológico en caso de emergencia y desastres; y liderazgo comunitario participativo. Finalmente, en conjunto con la comunidad, se preparó una Fiesta de la Cazuela (comida típica), que sustituyó la tradicional Fiesta de la Vendimia (imposible de realizar por la pérdida de las plantaciones agrícolas).
Este estudio abordó una intervención comunitaria en un contexto rural afectado por un desastre socioambiental, para comprender las particularidades histórico-territoriales y sociales, desde las experiencias de uno de los colectivos que sufre más profundamente los efectos de estos eventos, como son las comunidades rurales (Pelling, 2003; Piers et al., 1996). Se planteó como propósito analizar la construcción de significados derivados del proceso de intervención comunitaria, planteandose ¿Qué significados compartidos surgen del proceso de intervención vivenciado por la comunidad de La Palma y el equipo interventor?
Como supuestos teóricos se plantea que la intervención realizada desde el Modelo de Gestión Integral de Riesgos (Cardona, 2017), que ayuda a visibilizar los realizado y movilización de recursos de la comunidad, contribuyendo a disminuir su vulnerabilidad, mejorar sus estrategias de afrontamiento, y promoviendo la resiliencia comunitaria. Las partes de este proceso cíclico posibilitarían la emergencia de vínculos sociales entre los interventores y los miembros de la comunidad, que generalmente van más allá de los objetivos de intervención (Espinoza, Osorio-Parraguez y Quiroga, 2019). Posibilitaría también la emergencia de significados compartidos, que favorecen los procesos psicosociales como la resiliencia colectiva y el apoyo social (Ntontis et al., 2020) (Figura 1).
Metodología
Se adoptó un diseño cualitativo (Creswell, Hanson, Clark y Morales, 2007), dado el carácter psicosocial del objeto de estudio y el interés por comprender el proceso de interacción y construcción de significados vinculados a la intervención de la Fundación Tierra deEsperanza en la comunidad La Palma. Se realizó un acercamiento fenomenológico, con el propósito de comprender las experiencias subjetivas, a través de la descripción y la comprensión del evento desde el punto de vista de los participantes locales y los profesionales de la Fundación (Schettini y Cortazzo, 2016).
Participantes del estudio
Los participantes fueron cinco personas mayores de 18 años, 1 hombre y 4 mujeres, dos de ellos pertenecientes a la localidad de La Palma y tres integrantes de la Fundación, quienes fueron seleccionados con un criterio de conveniencia (Schettini y Cortazzo, 2016). El sector tiene una población de aproximadamente 140 personas, que componen 48 familias. Para la comunidad, el criterio de inclusión fue haber estado presentes en el sector durante los incendios y posterior a estos y que participaran de la intervención en terreno con miembros de la comunidad. El criterio de inclusión para el equipo de intervención fue que hubiesen participado presencialmente de la intervención en La Palma.
Procedimiento
La intervención comunitaria posterior a los megaincendios realizada por parte de la Fundación Tierra de Esperanza se implementó entre agosto del mismo año y septiembre de 2018. Esta experiencia fue sistematizada durante el año 2019, como parte de un proyecto de tesis para optar al grado de licenciados en Psicología. Luego, una vez que los investigadores ya se encontraban inmersos en la comunidad, durante agosto y septiembre de ese año se llevaron a cabo entrevistas en profundidad a integrantes de la Fundación, quienes proporcionaron los datos para invitar a participar en el estudio a miembros de la comunidad.
Se realizaron 5 entrevistas de manera individual y en profundidad, con el fin de comprender los significados emergentes sobre las experiencias durante el incendio y el proceso de intervención comunitaria (estrategias utilizadas para abordar la situación, colaboración o apoyo de otros, etc.). Previo a las entrevistas se elaboróun guion temático que incluyó preguntas sobre el evento, la reacción de la comunidad, la intervención comunitaria y los procesos comunitarios observados a raíz de dicha intervención. Este guion buscó desarrollar una conversación simétrica, no directiva, flexible y dinámica (Schettini y Cortazzo, 2016). El estudio tuvo un énfasis no jerárquico, por lo que las preguntas apuntaron a explorar las vivencias y significados asignados a la experiencia del incendio y al proceso de intervención. También, se buscó conocer sus expectativas a futuro para la comunidad. Las entrevistas fueron grabadas en audio y transcritas de manera textual. El proceso investigativo buscó resguardar los criterios de credibilidad, confirmabilidad y transferibilidad (Schettini y Cortazzo, 2016). Se buscó lograr la credibilidad a través de dos acciones: primero, la incorporación paulatina de los investigadores a la comunidad previamente a la producción de información; lo segundo, al asegurar la participación de los investigadores en otras actividades de la comunidad, en las cuales se pudo conversar con miembros de la comunidad y del equipo interventor sobre los la información generada en las entrevistas y que fueron analizados. Por otro lado, como se señala en los procedimientos, el equipo investigador sistematizó la experiencia de la comunidad, incluyendo también a niños y niñas, previamente a las entrevistas, y llevaron un registro de las visitas además de las grabaciones de las entrevistas. Este material era analizado mensualmente por un equipo de investigación más amplio en la universidad (equipo de psicología social-comunitaria), invitando en varias oportunidades a investigadores especialistas en temas relevantes, para lograr la confirmabilidad del estudio. Finalmente, la transferabilidad está siendo estudiada en otro contexto (en una comunidad afectada por tornados en la zona), para ver cuán aplicable es el modelo abordado en este estudio y cuán similares son los hallazgos aquí presentados. Esto resaltando que la experiencia subjetiva de cada comunidad es única e intransferible.
Este estudio siguió todos los lineamientos éticos para la investigación con seres humanos de la Declaración de Helsinki (Asociación Médica Mundial, 2013). Cada participante firmó un consentimiento informado, el cual explicaba el objetivo del estudio, la voluntariedad, el anonimato, la confidencialidad y el resguardo de sus datos. Para mantener la confidencialidad de los participantes se les denominan como Entrevistado 1 y 2 (E1 y E2) a los miembros de la comunidad, y Entrevistado 3, 4 y 5 (E3, E4, E5) a los miembros del equipo de intervención. En el caso del relato de las/ os entrevistadas/os, los nombres propios que aparecen son ficticios.
Análisis de resultados
El análisis de la información se realizó a partir de la técnica del Análisis Interpretativo del Discurso (AID), método centrado en la importancia del lenguaje en la realidad como una práctica social fundamental en la construcción de mundos y en la producción de sentidos, considerando el contexto y el contenido de las entrevistas (Spink, 2010; Méllo, Silva, Lima y Di Paolo, 2007). Se optó por esta técnica porque permite evidenciar fenómenos lingüísticos y explicar la relación del discurso con la realidad, sirviendo como una herramienta que visibiliza la voz de los actores de las comunidades (Nogueira, 2008). La AID permitió indagar cómo evolucionaron distintos procesos psicosociales presentados en el marco conceptual, así como captar otros fenómenos emergentes. El análisis siguió un orden progresivo de profundidad: en primer lugar, los investigadores analizaron las entrevistas de manera individual y elaboraron una matriz con distintas frases del discurso, que luego constituyeron categorías; en segundo lugar, se cotejaron de manera cruzada las matrices individuales, para luego realizar un análisis temático, a partir de las categorías que emergieron del discurso de los participantes; con lo anterior se finalizó creando una matriz consolidada, de la cual surgieron los resultado presentados a continuación.
Resultados
En la Tabla 1 se muestran las categorías analíticas definidas en relación con el marco conceptual del estudio, a partir de las narraciones, descripciones y relatos de los participantes de la comunidad de La Palma y de la Fundación Tierra de Esperanza.
Enfoque de vulnerabilidad y riesgo en desastres socioambientales
Los miembros de la Fundación Tierra de Esperanza identificaron la necesidad de que la comunidad tenga claridad de cómo actuar frente a una situación de emergencia, especialmente los incendios, por su probabilidad de frecuencia en la localidad que habitan.
Los miembros de la comunidad señalaron dos grandes problemas relacionados con la exposición a amenazas y su capacidad para hacer frente a estos eventos. En primer lugar, señalaron como amenaza la presencia de agentes externos a la zona, como la forestal Mininco, responsabilizándola de una mala gestión en prácticas de forestación que contribuyó a la propagación del fuego. Además, se indicó negligencia por parte de Frontel (Empresa Eléctrica de la Frontera) en el mantenimiento de la franja de seguridad en el tendido eléctrico:
Para el lado que usted vea, todo Mininco, eh, Mininco tiene mucho bosque, mucho pino, y eso el fuego lo tomó pero... porque si hubiese habido un predio que hubiese estado limpio, el fuego no hubiese corrido tanto como corrió, y nosotros aquí estamos rodeados de todo... todo el sector está rodeado de puro Mininco, Mininco para el lado que usted vea hay puro bosque de pino. (E1, integrante comunidad)
Los entrevistados señalaron como otra gran amenaza la escasez de agua en el territorio, que es una necesidad básica insatisfecha. Por último, manifestaron que eran conscientes de la posibilidad de nuevos incendios forestal y que estas condiciones contextuales agravarían sus consecuencias.
Proceso de intervención comunitaria
Se destaca que la intervención comunitaria consideró las características idiosincráticas de La Palma en cuanto a su realidad rural y características propias de la comunidad. Dentro de la evaluación al proceso de intervención, se destacó la entrega de conocimientos especializados respecto a la prevención en el quehacer agrícola-ganadero, para la gestión del campo en situaciones de desastre socioambiental. Por otro lado, los miembros de la Fundación señalaron falta de preparación y experiencia para trabajar en el contexto de desastre socioambiental:
Cometí errores en ese proceso, de los cuales aprendí, y desde ahí, desde lo profesional, tiene que ver que todos recibimos una formación, y precisamente para que no sea una ayuda solo de buena intención, sino además saber cuándo ingresar, cuando retirarte y en qué momento hacerlo, entonces que esa ayuda sea completa, no solo una cuestión, así como de necesidad, de asistencialismo. (E3, equipo interventor)
Además, indicaron la importancia de poseer conocimientos específicos, y valoran positivamente el trabajo de la comunidad y los resultados de la intervención, lo que se evidencia cuando E4 dice ''es una tremenda comunidad, la escuela, ellos como personas, las redes, la capacidad de ellos de recibir ayuda".
Los miembros de la comunidad mencionaron que la contención entregada por la Fundación fue fundamental para salir adelante, pues aportó la resiliencia de la comunidad. Así, E1 calificó la experiencia de intervención como enriquecedora: "incluso después cuando ya se terminó, hicimos una charla y recordamos todo lo que vivimos, y fue emocionante, y todos nos emocionamos de gratitud".
La intervención implicó una carga psicológica, constituida por distintos tipos de emociones compartidas por los miembros de la comunidad, como la sensación de ser contenidos por los miembros de la Fundación. Por otro lado, los participantes señalaron la importancia de los aprendizajes ligados al proceso de recuperación, como la identificación de las redes de apoyo que existen y que son necesarias al momento de prevenir y prepararse para otros desastre socioambientales, así como para la creación de protocolos a seguir en caso de emergencia.
Ruralidad e Identidad de Lugar
En los discursos de los participantes aparecen constantemente elementos e hitos relevantes para la identidad de la comunidad de La Palma. Ejemplo de esto es lo que señalan tanto la Fundación Tierra de Esperanza como la comunidad sobre la creación de la Escuela San José de La Palma hace cuarenta años, considerado como un hito muy importante en la historia de la comunidad al ser el primer centro educacional para los/as niños/as del sector. Esta escuela adquiere particular protagonismo posterior a los incendios, por transformarse en un centro comunitario para toda la localidad y un punto de seguridad en caso de emergencia.
Así también, un evento de gran importancia para la comunidad era la realización de la Fiesta de la Vendimia, el cual era un ritual comunitario llevado a cabo todos los años y que buscaba recaudar fondos para los materiales escolares de los niños. Posterior a los incendios, esta celebración no se puede realizar por la gran devastación agrícola, lo cual es vivido como con desazón al ser un quiebre en su historia. La resignificación de esta situación fue parte de la intervención y buscó rescatar los sentidos comunitarios más profundos de la celebración, a través de la creación de la Fiesta de la Cazuela (plato típico chileno). Esta fiesta fue producto de un trabajo colectivo entre la comunidad y la Fundación, y mantiene características esenciales de ritual comunitario, en el que la comunidad se organiza, se une y, en colaboración conjunta, se busca recaudar de fondos.
Las/los entrevistadas/os coincidieron en identificar como características representativas de la comunidad, la presencia de lazos familiares y la pertenencia mayoritaria a la iglesia evangélica, que se asocian a la disposición de ayudar a otras personas del entorno rural.
Somos cristianos, y un cristiano siempre va en ayuda del necesitado; yo pienso que eso nos caracteriza a nosotros como comunidad. La mayoría somos cristianos; usted, a donde va, hay un evangélico, este no es un campo católico. Yo nunca he escuchado a una persona decir "voy a misa". No tengo nada en contra de los... y donde hay un cristiano siempre hay un saludo amable, entonces eso nos caracteriza a nosotros como comunidad. (E2, integrante comunidad)
Aparece también en sus discursos la vulnerabilidad del entorno rural, al evidenciar la falta de servicios necesarios para una adecuada prevención de incendios, como la falta de agua potable, la necesidad de punteras y caminos más accesibles, y las dificultades asociadas a estas. Por otro lado, valoran la tranquilidad del sector, a diferencia de un sector urbano, vinculándola a la escasa presencia de desórdenes, tales como ausencia de fiestas molestas, de delincuencia o malos tratos entre sus miembros.
La ocupación laboral estaría vinculada tanto a lo rural como a los estereotipos de género. La mayoría de los hombres son funcionarios de la Forestal, mientras que las mujeres se desempeñan como amas de casa y realizan labores de agricultura y cuidado de los animales, además de encargarse de la crianza de los hijos. Los discursos dejan ver la asimetría en la valoración social de los roles de género dentro de la comunidad:
Todos trabajan en Mininco, trabajan afuera, los maridos, entonces acá somos todas dueñas de casa no más, trabajamos en el campo, la agricultura no más. (E1, integrante comunidad)
El equipo interventor, por su parte, resalta la iniciativa de los miembros de la comunidad. Evalúan de manera positiva su compromiso con sus quehaceres y proceso de recuperación, participando ampliamente en el proceso de intervención comunitaria:
hay mucha impronta en esa comunidad, hay mucha impronta, yo creo que ellos se reconocen como una comunidad afianzada en sus quehaceres. (E3, equipo interventor)
Procesos psicosociales
Mecanismos de afrontamiento pre y post incendio
Los relatos de los participantes permiten evidenciar los mecanismos de afrontamiento (o falta de ellos) ante eventos traumáticos como los incendios. Un mecanismo identificable previo a los incendios sería la capacidad de organización de la comunidad. Los miembros de la comunidad mencionaron esfuerzos individuales y familiares para manejar las demandas del entorno rural (ejemplo: la limpieza de las propiedades a través de la remoción de las hojas secas, alejar fardos de comida de los animales de las casas, entre otras acciones). Sin embargo, señalaron sentirse desbordados emocionalmente frente a la pérdida de sus viviendas, pérdida de animales y de terrenos agrícolas, y relacionan sus pérdidas con el escaso conocimiento que poseían en materia preventiva en relación a riesgos de incendios.
...en ese momento cuando vimos el fuego que venía, cada cual se arregló con lo que. (E1, miembro comunidad)
*
antes del incendio no estábamos preparados, todo lo contrario. (E2, miembro comunidad)
Tanto los miembros de la Fundación como la comunidad señalaron que actualmente se encuentran más capacitados para enfrentar de manera comunitaria una situación de emergencia, ya que adquirieron conocimientos y herramientas a través de la intervención:
Y tenemos las herramientas, porque uno las herramientas las tiene en la mente, porque uno cuando está en el momento uno... cómo le digo, uno se atrapa a llorar y decir ¿qué va a pasar ahora?, pero Tierra de Esperanza nos dio las herramientas para trabajar, para salir adelante. (E1, integrante comunidad)
Los miembros del equipo interventor valoran como positiva la disposición con la que fueron recibidos, y mencionan dentro de las capacidades desarrolladas por las/os niños de la comunidad habilidades para comunicar sus necesidades en distintos contextos y socializarlas, apoyándose siempre en los adultos. Lo anterior se convertiría en un recurso para lograr un afrontamiento exitoso ante próximos desastres socioambientales.
Apoyo social comunitario
Las/os participantes de la comunidad valoran como significativo el apoyo que recibieron desde fuera de la comunidad de organizaciones privadas formales, informales y voluntarios de diferentes lugares del país. Este apoyo incluyó ayudas en cosas esenciales para la subsistencia, como alimentos, agua embotellada y ropa, así como grandes donaciones que transformaron a la comunidad. Ejemplo de esto último es la donación de una empresa de telefonía de una sala de computación con todos los implementos necesarios para realizar actividades tanto académicas como recreativas (conexión a internet, computadores y un televisor).
...voluntarios ayudaron harto, ellos trajeron material para construir todo... eso fue pura ayuda voluntaria... (E2, integrante comunidad)
Las/os voluntarios que colaboraron en la reconstrucción de distintos espacios del sector entregaron contención a los habitantes y conocimientos en materia de prevención en desastres socioambientales, otorgando apoyo emocional, material, instrumental e informacional. Respecto a las relaciones dentro de la propia comunidad, los participantes expresaron que fue esencial el trabajo en equipo con miembros de distintos grupos, como la Junta de Vecinos, trabajadores de la Forestal y la iglesia evangélica:
Como le digo, agruparse, no aislarse, el aislarse es lo peor. Nosotros nos agrupamos en Tierra Esperanza, nos agrupamos en nuestra iglesia, pero nosotros, yo como dueña de casa, porque mi marido no es cri. no va a la iglesia y mi marido no participa, mi marido trabaja en las forestales, se agregó con su grupo de amigos, de su trabajo. (E1, integrante comunidad)
Identifican el aumento de la vinculación, la unidad en la limpieza del sector y la entrega por parte de estos grupos de materiales de construcción para reparar lo perdido en la emergencia. Por otra parte, los entrevistados mencionaron que el esperado apoyo gubernamental no llegó para mitigar las necesidades de La Palma en el contexto del incendio de 2017.
Empoderamiento comunitario y liderazgo femenino
Todos los participantes coinciden en que eran un grupo empoderado previo a la intervención, puesto que realizaban acciones conjuntas para lograr objetivos comunitarios (ej.: eventos para recaudar fondos).
La Palma se celebraba, hacía la Fiesta de la Vendimia, hacían recolecta de mora, de rosa mosqueta, para mejorar sus ingresos en marzo, para el colegio, para los gastos del colegio en el mes de marzo. las familias al ver que estaba todo quemado, no pudieron hacer esta actividad, sin embargo, cuando alguien les dice: "sabes que podríamos hacer otra actividad", y la denominó la Fiesta de la Cazuela. Como la gente es emprendedora y tiene visión de negocio y de futuro, dijo "sí, buena idea", y enganchan y toda la comunidad se conecta con eso. (E4, equipo interventor)
Los entrevistados también coinciden en que los procesos de la comunidad respecto a la toma de decisiones comunitarias y gestión de sus recursos luego de los incendios dan cuenta de las capacidades instaladas que ya tenían (como poder levantar una nueva sede vecinal o dar fin a necesidades históricas de la comunidad, como lo es la falta de acceso a agua potable).
La disposición de quienes estaban recibiendo la ayuda, de que no, no, no nos hicieron sentir como ajenos a ellos y nos hicieron parte y con mucha recepción, mucha receptividad del trabajo, muy dispuestos a colaborar. (E3, equipo interventor)
Por consiguiente, el trabajo de la Fundación, en conjunto con los vecinos, estuvo centrado en la entrega de conocimientos y herramientas que permitan potenciar su autonomía, principalmente frente a situaciones de desastre socioambiental, lo que, según el relato de los miembros de la comunidad, se logró de manera exitosa.
Ahora por todo lo que ha pasado, se han hecho planes de trabajo, o sea, no tan solo en la escuela, porque esta es el centro, sino en la comunidad en general, todos preparados. (E1, miembro comunidad)
Por otro lado, los relatos de los participantes reconocen el surgimiento de liderazgos femeninos (profesora y presidenta de junta de vecinos), que ayudaron al empoderamiento de la comunidad en respuesta al desastre. Se destaca el trabajo de la profesora de la Escuela San José de La Palma como una miembro central de la comunidad, junto con sus valores y determinación en salvar la escuela del incendio.
Aquí la presidenta, la presidenta (junta de vecinos) y la profesora, aquí nosotros cualquier cosa que necesitamos está la profesora, cualquier cosa que necesite la comunidad está la presidenta, ellas son las personas, los pilares fundamentales que hay en la localidad'. (E1, miembro comunidad)
*
Adriana era como la superwoman que quería hacer todo, pero también necesitaba que la comunidad dijera que también no está sola; pero eso se hizo en la segunda etapa. (E4, equipo interventor)
Aprendizajes en etapa de recuperación
En el caso del equipo interventor, recalcan que a partir de la experiencia han aprendido nuevas formas de actuar en contextos cambiantes de desastres socioambientales. Por ejemplo, activar red de apoyo con otras organizaciones, acompañar procesos emocionales complejos, realizar primeros auxilios y mantener una actitud preventiva frente a los riesgos del entorno.
El actuar yo creo que efectivamente ya está mucho más preparado para cualquier situación, y no es una sorpresa que pueda ocurrir un incendio en cualquier minuto. Si bien les puede afectar y pueden tener temor, va a ser distinto esta vez. (E5, equipo interventor)
Los habitantes de La Palma mencionaron que adquirieron diversos aprendizajes a partir de la emergencia, como organizar y limpiar su campo (soterrar las mangueras y mantener estanques fuera de peligro incendiario, entre otras).
Antes nosotros para poder obtener dinero plantábamos eucalipto casi hasta por detrás de la casa. Pero con el tema del incendio, eso es inflamatorio... entonces nosotros ahora optamos por ordenar nuestro campo. Nos vinieron a enseñar a ordenar nuestro campo. A tenerlo limpio, a separar la basura. (E1, integrante comunidad)
Los aprendizajes están fundamentalmente relacionados con la prevención de desastres basada en la Gestión Integral del Riesgo, preparación en primeros auxilios y primeros auxilios psicológicos (PAP), aprendiendo a reaccionar de manera más asertiva en ayuda de sí mismos y de otros. Visualizan los efectos positivos de recibir y entregar apoyo más allá de lo instrumental, lo cual se ve reflejado en el relato de la ayuda que entregan posteriormente a otra comunidad afectada por un incendio.
Discusión
A lo largo de este trabajo se buscó cumplir el objetivo de analizar la construcción de los significados compartidos por miembros de la comunidad La Palma y el equipo interventor de la Fundación Tierra de Esperanza, a partir del proceso de intervención comunitaria realizada luego de los megaincendios de 2017.
El conjunto de actores sociales entrevistados comparte un relato que enfatiza el abandono por parte del Estado en la prestación de servicios de apoyo instrumental, medidas de seguridad, contención emocional o acompañamiento psicológico. Esta visión concuerda con el contexto país, lo cual demuestra el bajo alcance de las normativas chilenas actuales y la falta de protocolos y/o acciones suficientes para enfrentar este tipo de situaciones (Oficina Nacional del Ministerio del Interior, s.f.). Existe, eso sí, una esperanza en la nueva Política Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres promulgada en 2020.
El entorno socioeconómico, histórico-cultural y político característico de una comunidad define su respuesta ante un desastre socioambiental (Piers et al., 1996) y, por tanto, su nivel de vulnerabilidad. Los miembros de la comunidad La Palma evaluaron como insuficiente su capacidad previa para enfrentar el incendio debido a la baja disponibilidad de recursos materiales (no poseían reserva de agua, ni caminos en buenas condiciones) e institucionales (no hubo respuesta oportuna del municipio) para gestionar la emergencia. Junto con lo anterior, identificaron falta de conocimientos sobre cómo enfrentar una emergencia como la vivida, por lo que no se encontraban preparados como comunidad. Lo anterior ha sido ampliamente estudiado con relación a la gestión de los desastres socioambientales, señalándose que las consecuencias de éstos dependen en gran medida de la preparación local y nacional, así como la respuesta oportuna de parte del Estado que permita mitigar las multidimensionales consecuencias generadas por estos eventos (Jones-Deweever y Hartmann, 2006; Piers et al., 1996; Romero y Romero, 2015; Zakour yGillespie, 2013).
Sin embargo, tanto los miembros de la comunidad como el equipo interventor coinciden al identificar como recursos claves en el proceso de recuperación los vinculados con su sentido de comunidad, identidad y territorio. Ejemplo de esto es la fuerte identificación con la escuela, como símbolo del corazón de la comunidad que, ante la devastación generada por el incendio, se erige como el centro de encuentro y gestión de la emergencia de la comunidad. Ante la falta de recursos materiales y servicios, evidencian la relevancia de los lazos familiares y afectivos, y la presencia de un sistema valórico compartido, basado en la tranquilidad, el respeto mutuo, el apoyo y la ayuda al prójimo. Sus relatos demuestran la importancia que tiene para el proceso postcatástrofe, el vínculo identitario con el espacio al que pertenecen, en el cual se despliegan acciones, relaciones y valores, que manifiestan ideales y categorías sociales compartidas dentro de esa comunidad en específico (López y Luyando, 2018; Ntontis et al., 2020; Proshansky, Fabian y Kaminoff, 1983; Torres et al., 2018). Ejemplo de lo anterior es que el proceso de recuperación e intervención comunitaria se llevó a cabo en las dependencias de la Escuela San José de La Palma, único establecimiento educacional del sector. Esta escuela, posterior a los incendios, es reconocida y reinterpretado su rol como un espacio estratégico que constituye un punto de reunión y protección de la comunidad. Desde los fenómenos identitarios de la comunidad también se aprecia la importancia de la Fiesta de la Vendimia, actividad que históricamente se realizaba para juntar fondos. Este evento propio de la comunidad fue reconvertido a la Fiesta de la Cazuela, manteniendo los elementos centrales de la fiesta anterior, como la organización colectiva del evento y el tener una finalidad económica para recuperar los espacios comunitarios perdidos durante el incendio (por ej., la sede vecinal). Este evento puede interpretarse como la reinvención de un ritual comunitario (Ballesteros y Restrepo, 2017), generado a partir de un proceso de toma de decisiones participativa, entendiendo que la construcción de significados compartidos presenta un carácter dinámico, en el que se promueve la negociación entre los agentes sociales del contexto (Saurí y Boada, 2006).
Se aprecia el surgimiento de procesos psicosociales positivos y comunitarios en los miembros de la comunidad La Palma e integrantes de la Fundación Tierra de Esperanza. Por otro lado, de los relatos se pueden extraer estrategias de afrontamiento vinculadas con expresión emocional negativa de predominio desadaptativa (Lazarus y Folkman, 1984; Páez y Campos, 2009), ya que expresaban sentimientos de desamparo, miedo y preocupación por protección de sus bienes personales. Sin embargo, a lo largo de los relatos sobre el proceso de intervención, las estrategias van evolucionando hacia formas de afrontamiento comunitario instrumental adaptativas que buscan resolver en conjunto los problemas colectivos (Villagrán, Reyes et al., 2014). Además, estos relatos evidencian un fortalecimiento de la resiliencia comunitaria (Bonanno et al., 2010; López y Luyando, 2018; Ntontis et al., 2020; Torres et al., 2018) y la cohesión social, a través del fortalecimiento de las redes de apoyo dentro de la comunidad y de esta con recursos externos - como fue con la Fundación y otras organizaciones e instituciones (Aranda y Pando, 2013; Kaniasty, 2020).
Se aprecia también en el discurso de la comunidad, la aparición de las acciones llevadas a cabo para la recuperación de la misma, recalcando el aprendizaje de conocimientos y procedimientos para la prevención y gestión de futuros incendios. Entre los aprendizajes y recursos visibilizados durante en proceso de intervención en la comunidad está su capacidad de organización al margen de las instituciones estatales, en colaboración con organizaciones no gubernamentales que acompañaron la gestión de las necesidades de la comunidad. Esta estrategia de afrontamiento comunitario parece ser adecuada para responder a las múltiples demandas que genera un desastre socioambiental (Islam y Walkerden, 2015; Cardona Arboleda, 2017), independientemente de la respuesta que pueda entregar el Estado. En este sentido, además de contar con familiares y amigos, la comunidad recibió una gran cantidad de apoyo externo, como de la Fundación, de grupos de pescadores, de iglesias a las que asistían, de voluntarios provenientes de otros países, la Cruz Roja, entre otros. Esta amplia red de apoyo podría interpretarse como una muestra de capital social comunitario (Kliksberg, 1999),estableciéndose lazos de cooperación y de ayuda que facilitaron la satisfacción de sus necesidades. Así mismo, estas redes de apoyo social contribuyen al empoderamiento comunitario, al constituirse en un recurso social que eventualmente podría ser activado en futuras situaciones de desastre (Marenco-Escuderos et al., 2018).
La reconstrucción del tejido social de la comunidad pareciera haber estado marcada por mujeres que se convirtieron en líderes de la comunidad, como la profesora de la Escuela San José de La Palma y la presidenta de la junta de vecinos. Ellas no solo colaboraron en la movilización de recursos materiales y humanos e impulsaron iniciativas para mejorar la calidad de vida de su localidad, sino también organizaron la recolección y entrega de apoyo material a comunidades aledañas. Este papel central de las mujeres en el desarrollo colectivo en contexto de desastres ha sido reportado en otros estudios (Cirera, Negrete y Gallo, 2019), lo que permite vislumbrar posibilidades de lograr equidad de género a partir de las experiencias de aprendizaje y empoderamiento comunitario (Güiza, Rodríguez-Barajas, Ríos y Moreno, 2016), aun si existe una división tradicional de los roles de género.
Los hallazgos de este estudio deben ser analizados atendiendo a sus limitaciones. En primer lugar, los datos fueron recolectados solo a través de entrevistas, lo que no permitió la triangulación de la información. Otro punto importante de señalar es el número de participantes de la comunidad, que obstaculiza tener una mirada más amplia de los significados construidos por estos actores. Sin embargo, ellos entregaron información en profundidad sobre lo vivenciado por la comunidad durante y después de los incendios, y se cuidó de invitar a participar a actrices/ores que representaran todo el proceso de intervención. Sería importante en futuros estudios utilizar criterios de selección que incorporen a una mayor diversidad de actores comunitarios. A esto se suma el sesgo de memoria típico de este tipo de estudios. Sin embargo, al estar centrado el análisis en la construcción de significados, el recuerdo exacto de los hechos no es relevante. Finalmente, dado el carácter transversal del estudio, no se contó con registros de los relatos previos a la intervención comunitaria, lo cual supone restricciones para la comprensión de las complejas dinámicas de fenómeno y las posibles transformaciones de la comunidad producto de la intervención.
Con este estudio se reconoce la importancia de generar espacios donde sean los propios miembros de una comunidad los que asuman un rol protagónico como actores y actrices de su realidad social. El proceso de intervención comunitario presentado tuvo un carácter de acompañamiento, reconocimiento y desarrollo de recursos propios de la comunidad, junto con la identificación de fuentes de apoyo social y la activación de redes que constituyen el capital social de La Palma. De los relatos de las/os entrevistados se puede inferir que la vulnerabilidad de la comunidad, así como el potencial impacto de futuros desastres, será menor a partir del fortalecimiento de su capacidad de afrontamiento colectivo ante este tipo de eventos.
Esta investigación fue posible gracias a los relatos de los participantes y a la apertura de la comunidad para trabajar en conjunto con el equipo investigador, compartiendo su historia, folclore y vínculos que forman parte de La Palma. Un mensaje que se desprende de este estudio es el llamado urgente al Estado para que entregue a las comunidades -en particular a las de zonas rurales- una respuesta integral y oportuna ante desastres socioambientales. Este debe ser un ente responsable, promotor y formador en materias de gestión del riesgo en emergencias y desastres. Se espera que el conocimiento que aporta este trabajo sea de utilidad para la comunidad La Palma, al reconocer su resiliencia, el capital social que ahora poseen, las nuevas redes sociales de apoyo nacidas de este proceso, los potentes liderazgos femeninos, el proceso de empoderamiento que han vivido como comunidad, y la adquisición de una postura centrada en su capacidad de exigir al gobierno condiciones que mejoren su calidad de vida como ciudadanos.
Notas
1Organización sin fines de lucro que trabaja con niños, jóvenes, familias y redes de apoyo de distintas comunidades, con la finalidad de potenciar las fortalezas de las comunidades y procurar el cumplimiento de sus derechos.
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