Memorias. Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe

versión On-line ISSN 1794-8886
n.° XIV, enero-junio de 2011


Valoraciones de la independencia en los intelectuales Conservadores Colombianos del Siglo XIX1

Assessments of intellectual independence of the Colombian Conservative in the nineteenth century

Vanessa Niño de Villeros2

1 Este articulo hace parte de un proyecto de investigación más amplio titulado "Intelectuales y políticos en la formación del Estado Nación colombiano en el siglo XIX".

2 Profesora de la Universidad de Cartagena, Magíster en historia de la Universidad Tecnológica y Pedagógica de Colombia, Especialista en Ética y Filosofía política, y, Filosofa de la Universidad de Cartagena.


Resumen

Este artículo analiza las diferentes valoraciones que sobre la independencia elaboraron algunos intelectuales conservadores de la primera mitad del siglo XIX en Colombia. Se examinan las similitudes y diferencias respecto a la evaluación que hicieron de la independencia y del proceso de construcción de la República, explorando las apreciaciones y relaciones que construyeron entre emancipación y tradición colonial, esta última reivindicada —algunas veces— como fuente de civilización y modernidad.

Palabras clave: Independencia, República, intelectuales, partidos políticos, Civilización, Cristianismo


Abstract

This article discusses the different assessments that some conservative intellectuals developed on independence in the first half of the nineteenth century in Colombia. It examines the similarities and differences in the evaluations they made of independence and the Republic's construction process, by exploring the insights and relationships built between emancipation and colonial tradition. The latter sometimes claimed as a source of civilization and modernity.

Keywords: Independence, Republic, intellectuals, political parties, civilization, Christianity.


Introducción

Doscientos años después de haberse iniciado la revolución de independencia, el tema sigue ocupando un lugar central en las reflexiones sobre la formación de las naciones y las Repúblicas en Latinoamérica. Pese a las abundantes interpretaciones que en la actualidad se hacen sobre esta cuestión, resulta importante entender en que se fundamentaron las críticas que muchos intelectuales hicieron a este proceso revolucionario y a sus consecuencias en las nacientes naciones. La independencia pese a las transformaciones que introdujo no siempre fue valorada de manera positiva, ni de la misma forma por los intelectuales del siglo XIX. En Colombia, apenas montado el sistema republicano, se presentaron visiones encontradas sobre los logros de la independencia que incluso llegaron a cuestionar si esta había sido oportuna en las circunstancias del momento.3

Las apreciaciones sobre la independencia y lo que sobrevino para la Nueva Granada después de ésta, se constituyó en uno de los temas fundamentales en los primeros setenta años de haber transcurrido la emancipación, lo significativo es que estas valoraciones se convirtieron en un campo de confrontación política entre intelectuales que pertenecían a los diferentes bandos políticos que se configuraban por estos años. En este sentido, estas apreciaciones no solo se constituyeron en un instrumento de la lucha política sino que influyeron en los diferentes proyectos de nación que se impulsaron a lo largo del siglo XIX colombiano.4

Este artículo examina los discursos sobre la emancipación política que elaboraron algunos intelectuales que influyeron profundamente en la formación del partido conservador, hombres que manifestaron públicamente una visión crítica sobre las consecuencias de la independencia de la Nueva Granada en los primeros tres cuartos del siglo XIX. Se abordan las posiciones políticas e ideológicas de tres intelectuales, Mariano Ospina Rodríguez, Sergio Arboleda y Manuel María Madiedo, para mirar la posición que cada uno de ellos asumió frente a la independencia y sus resultados en la formación de la República neogranadina. Así mismo se explora en sus discursos la valoración que estos hacen sobre el sistema republicano y sus propuestas frente a la continuidad del proceso de emancipación.5

Las limitaciones de la independencia y la republica inconclusa en Nueva Granada.

La característica central de estos intelectuales conservadores fue su preocupación por evaluar el proceso de construcción del Estado nación colombiano tras la revolución política neogranadina. Sus visiones no solo se limitaron a una simple reflexión, sino que además planearon alternativas para constituir y legitimar un nuevo proyecto de República. Estos intelectuales presentaron una mirada pesimista y caótica acerca de la situación en que vivían para ese entonces los pueblos hispanoamericanos, y en ocasiones reflexionaron y denunciaron la desconcertante situación de atraso material, social y moral del pueblo de Nueva Granada y el de toda Hispanoamérica. 6

Los tres intelectuales y políticos pertenecieron a una generación que coincidió en presentar la idea de que la República después de la revolución política contra España no se había logrado consolidar, y que las esperanzas de los hombres que creyeron en la independencia fueron defraudadas porque junto con la emancipación del imperio español, la Nueva Granada había sucumbido en la más completa anarquía. Sin duda, para ellos la independencia había significado una transición del poder, pero en este cambio era necesario reformular la visión de República vigente si se quería salvar a la nación del caos en que había caído.7

La indiferencia y apatía de los pueblos: un mal para la República

Ospina Rodríguez fue uno de los fundadores del partido conservador, como político llegó a la presidencia Colombia en 1857, como intelectual cuestionó las limitaciones que tenía la implementación de la República en los pueblos hispanoamericanos. Argumentó que Hispanoamérica pudo ser libre de la dominación española desde mucho antes de iniciado el proceso revolucionario, pero señaló que no estaba preparada para instituciones republicanas, y que a esto se debían las dificultades para poder consolidar los ideales de la independencia en el territorio de la Nueva Granada. Para Ospina el atraso material y moral en las costumbres de los pueblos en la Nueva Granada obstruía la marcha por el camino del orden y la civilización. Al respecto decía que solo era posible una República donde las instituciones estuvieran al nivel del pueblo y este a su vez a la altura de sus instituciones, pues solo así se mantenía la estabilidad y el orden de la nación, situación que no obedecía a la realidad de la Nueva Granada.8

"La América estaba tan preparada para la independencia entonces como ahora, o un siglo antes. Así la América pudo estar independiente de la Metrópoli, y entrar en el goce de la libertad sin inconveniente, no solo a principio de este siglo, sino del pasado y del antepasado. Para lo que no estaba preparado este país era para las instituciones políticas que recibió; lo que quiere decir que estas instituciones no estaban acordes con las doctrinas, hábitos, costumbres y leyes que regían el país y ese acuerdo era necesario para que tuvieran estabilidad y eficacia."9

Evaluando la republica de la Nueva Granada, señalaba que a esta le faltaba el elemento necesario para el progreso: la correspondencia entre formas políticas y estado social. Pues la revolución de independencia en este territorio se hizo para cambiar el estado social y transformar la nación en un nuevo orden.

Así las instituciones políticas copiadas, de los códigos de otras naciones, no fueron la expresión del estado social, sino que constituyeron un antagonismo completo con las ideas, las convicciones, las preocupaciones, las tendencias, los hábitos y las costumbres del país. A la inversa casi todas las revoluciones populares, que tienen por objeto poner en armonía las forma políticas con el estado social, la revolución de la Nueva Granada, y la de los demás países hispanoamericanos, se hizo para cambiar el estado social, para transformar la nación vaciándola en un molde nuevo.10

Analizando la sociedad de mediados siglo XIX consideraba que se hallaba en sumo atraso y que esta situación era aún peor a principios del siglo, pues, ni en la industria, ni en el comercio, ni en la moralidad estos pueblos eran aptos para las instituciones que se crearon, consideró que antes de instaurar las instituciones republicanas, era necesario primero educar a los hombres para la República. Para Ospina resultaba cierto que se hicieron laudables esfuerzos en la educación en muchos países independizados, pero que estos esfuerzos, en su mayor parte fueron estériles y algunas veces desventajosos para el progreso, pues mucho de lo que se difundía le hacía daño al país y lo separaba del elemento cristiano, el cual resultaba fundamental para lograr la unidad de la nación.11

Ni los jóvenes ni los hombres ya formando leían otra cosa que los libros franceses, cuyas ideas eran las menos propias para formar republicanos prácticos. En efecto la lectura exclusiva de las obras francesas de filosofía y de política de las escuelas volterianas y materialistas fue la difusión de las doctrinas anticristianas y materialistas y la formación de una escuela jacobina, que ha tenido funesta influencia en el progreso del país.12

La propagación de las lecturas francesas con ideas antirreligiosas produjo en las nuevas Repúblicas no solo desmoralización sino también un efecto de suma trascendencia, pues, según Ospina el pueblo profundamente arraigado en la religión cristiana sintió desconfianza por el gobierno, por las instituciones y por las leyes que se habían expedido, quedando la República huérfana de un pueblo que lo respaldara y con instituciones carentes de respetabilidad y de eficacia. Este panorama fue según su diagnóstico el que propició la subversión del orden y derribo de los gobiernos, situación que ha sido constante en las Repúblicas hispanoamericanas y en la Nueva Granada en particular.13

"De manera que haberse desdeñado enteramente las opiniones y costumbres de los pueblos al constituir los gobiernos y la propagación de las doctrinas anticristianas han producido la debilidad e inestabilidad de las instituciones y en consecuencia esta anarquía desoladora que ha burlado todas las esperanzas del patriotismo en estos países."14

Analizando a qué se debe la ineficacia de los hispanoamericanos para mantener el orden de la nación, Ospina Rodríguez examinó tres causas que explicaban este comportamiento, pero su actitud pesimista frente a la posibilidad de encontrar soluciones, lo llevo a considerar que tal situación no tenía más remedio sino recurrir a una "fuerza que contenga a la fuerza destructora", pues, esta sería la única posibilidad de combatir el desorden en el que había caído la Nueva Granada. Para Ospina una de las causas que imposibilitaba la conformación de una República obedecía a la indiferencia y apatía de los pueblos respecto al orden público; otra explicación la hallaba en las instituciones que se habían creado, que siendo débiles e ineficaces no por su naturaleza y forma, sino por la indiferencia y apatía de los pueblos, era mal incurable que solo se podía atenuar con variaciones. Y finalmente, la tercera explicación que arguye como causa del desorden, obedecía a la formación en el país de una fuerza disolvente que él llamó el principio anárquico del militarismo que ha absorbido a toda Hispanoamérica.

Para Ospina el militarismo en la Nueva Granada había derrotado a toda autoridad que no estaba en sus manos y había exterminado a todo hombre que no conectaba con sus principios. Ese militarismo fue lo que desencadeno la guerra entre partidos y entre los pueblos, y para poder dominar la nación se conformaron "partidos mecánicos" sin principios, opuestos a los intereses generales de la nación, sus seguidores fueron ciegos incluso durante las elecciones. En su opinión solo es posible derrotar esa fuerza maligna militar que se ha extendido en la Nueva Granada con la unión, pero antes de que eso ocurriera el país tendría que pasar por muchos azares.15

¿Pero hay seguridad, hay probabilidad siquiera de que los amigos del orden hagan lo que sus intereses y el bien de la sociedad exige de ellos? Lo dudamos; mientras se trate únicamente de hacer daño de respetar las leyes , de obedecer a las autoridades en todas parte este gran partido ilenará su deber, pero esto no es bastante, las circunstancias exigen más actividad, mas unión , más energía, y no vemos en ninguna parte, si no es Chile, ese vigor . Así, pues, lo más probable es que los hábitos de indiferencia, de apatía y de división no se curaran sino con el régimen del terror. 16

Para Ospina Rodríguez la situación de los territorios hispanoamericanos no era sino la de pueblos incivilizados, que no estaban preparados ni en el pasado, ni en el presente, para administrar instituciones republicanas. En 1857 en el discurso que daba en la posesión a la presidencia matizaba su posición frente al sistema republicano, pero continuó resaltando su convicción de lo contradictorio que fue para el progreso de la nación, crear después de la independencia instituciones antagónicas a los hábitos y costumbres del pueblo neogranadino; expresaba de manera muy optimista que aunque esto ha sido causa de revueltas y agitaciones, lo que siempre se había pretendido era mantener las instituciones republicanas, aunque en el pueblo no se haya dado semejante conversión.17

La Nueva Granada no ha salido todavía de la época de transición; y mientras que en ella se encuentre; su situación será delicada y peligrosa. Si hierve todavía este inmenso crisol en que opiniones, costumbres tendencias, preocupaciones y hasta las razas mismas se funden, para formar un día un todo física y moralmente homogéneo, pero no seremos nosotros quienes vean consumado este gran fenómeno. 18

Barbarie y anarquía: La ruina de la República

Un análisis similar al de Ospina Rodríguez también aparece en el discurso de Sergio Arboleda, uno de los intelectuales más destacados del partido conservador. Él también anotaba que desde la independencia el país llevaba medio siglo de anarquía tratando de alcanzar una organización social y política para los pueblos, pero que el resultado frente a esto había sido en vano. "La anarquía de las Repúblicas hispanoamericanas, ha sido del todo estéril, en resultados políticos y sociales: perdidas en un laberinto de desgracias y de crímenes, no han conquistado una sola verdad política ni vislumbrado un principio cuya luz las dirija en el lóbrego abismo de odios y de sangre en que día por día parecen hundirse más y más". 19

En sus escritos, y especialmente en un ensayo que tituló: La República en la América Española mencionaba las causas de esa anarquía y los medios de ponerle término, pues, para él los desórdenes que experimentan las sociedades americanas eran tan complejos que no podían provenir de una sola fuente. El paso de la independencia a Estados soberanos, sin duda significó para Arboleda una gran revolución. Sin embargo apuntaba que este paso fue llevado a cabo por hombres imbuidos en teorías seductoras, por hombres que deslumbrados por la idea de República norteamericana creyeron que la libertad y la República eran por si solas capaces de producir la felicidad a los pueblos. Para Arboleda era claro, como también lo fue para Ospina, que el pueblo no estaba preparado para recibir instituciones republicanas.

Nuestra revolución es muy compleja, el cambio de nuestro estado de colonias, por el de naciones soberanas, constituyo la revolución más notoria, por consecuencia de esta primera evolución sociedades inexpertas, todavía entraron a figurar al lado de sociedades viejas, conocedoras de sus intereses y amaestradas por la larga experiencia de los siglos en el arte de manejarlos; pueblos nuevos débiles por su edad, por la organización que forzosamente hubieron de adoptar, por su atraso en las ciencias y en las artes, por su pobreza relativa y más débiles aun por las convulsiones de las crisis interior que iniciaban y que les impedía toda plan sistemático y uniforme.20

Sobre las dificultades a las que se enfrentaron las nacientes naciones hispanoamericanas después de la independencia, Arboleda deducía que estos pueblos, no podían de un día a otro hacer "... hombres civilizados y cultos de indios y negros semibarbaros (...) ni tampoco está a su alcance lograr que la justicia y la cosa pública en sus diversos ramos se administrasen debidamente por hombres y pueblos bisoños en la práctica del gobierno"21. Las dificultades para administrar una República independiente con recursos escasos, con un tesoro público precario y frecuentemente exhausto era totalmente improbable con hombres sin ninguna experiencia en estas materias.

A este malestar político y social, Arboleda agregaba su preocupación por las precarias condiciones económicas. Él argumentó que siendo los hombres inexpertos para el manejo de las naciones, y debido a que las guerras de independencia consumieron la mayor parte de los capitales existentes, se produjo una crisis en la industria, en la agricultura y en la minería, y, en este estado de cosas, gobiernos con poca habilidad, sin conocimiento de las ciencias económicas y apurados por la necesidad de recursos para la guerra, dieron paso a la inversión extranjera, agravando más el malestar económico, y causando grandes descontentos. "Todo tiende en América Española hacer de los extranjeros una verdadera aristocracia, colmada de injustos privilegios y sin ninguna utilidad para los pueblos. Si este mal no ha llegado a su colmo, es porque los extranjeros mismos no conocen aun todas las ventajas de su posición."22

Para Arboleda el cambio de un régimen monárquico a un régimen republicano liberal introdujo en la América elementos mucho más graves, ya que al remplazar el antiguo sistema se instituyeron nuevas ideas, nuevas enseñanzas, nuevas costumbres, nuevas leyes, que se convirtieron en germen de descontento, causas de divisiones y conspiraciones en territorios donde ya no se pudo sostener el orden establecido.

En medio de esta confusión, los derechos adquiridos no serán respetados; la administración de justicia se resentirá del estado de anarquía general, el derecho civil sufrirá modificaciones inconsultas, el descontento estallará por donde quiera, pero sin concierto ni uniformidad, habrá motines, conspiraciones, inseguridad para todos e impotencia para sostener el orden establecido.23

Apoyado en lo anterior, Arboleda apuntaba que para descubrir las causas de los problemas a los que se ha enfrentado el país desde la independencia, era preciso que se estudiaran los pueblos a la luz de su propia historia, teniendo en cuenta su carácter, su posición, las razas que lo componen y sus diferentes maneras de vivir; pues, a partir de diferentes causas —físicas, políticas, sociales y morales— se tendría un análisis para hallar los medios de consolidar verdaderas instituciones republicanas en la Nueva Granada.24 Según Arboleda el gran problema al que se enfrentaron los fundadores de la República, fue que al disolver el régimen español, trasplantaron a un pueblo instituciones que copiaron de otras naciones,25 sin detenerse a explorar la compatibilidad entre el nuevo régimen y el carácter de las razas, los hábitos, el idioma, las creencias religiosas, los conocimientos, en fin, la historia de la nueva nación. Arboleda exploró el hecho de cómo podía constituirse la nación ateniéndose a examinar los antecedentes geográficos, históricos, sociales y morales de los pueblos hispanoamericanos. Con ello pretendió encontrar un hilo conductor que guiaría el camino al orden de la nación26.

Como netos conservadores Arboleda y Ospina coincidieron en resaltar que solo a través de una restauración religiosa y moral se podría dar una firme base para la estabilidad de la República, y confiaban la consecución de esta tarea con la alianza entre República y religión católica. Para ellos la exclusión del elemento religioso fue una de las graves fallas de revolución americana, y el peor de los errores que cometieron aquellos hombres públicos que se encargaron de dirigir la nueva nación, pues al convertir el movimiento por la independencia en una revolución con ideas antirreligiosas, desprestigiaron las creencias y extraviaron a la juventud; al respecto señalaba: "Nuestras instituciones actuales se reducen a desconocer toda fe, y negar toda relación entre las creencias del pueblo, sus leyes y gobierno, y a perseguir el único culto existente en el país, sin remplazarlo por otro, con el pretexto de protegerlos con igualdad a todos", 27 su reacción fue abogar por una nación más unida para vencer la anarquía, y esa unidad solo podía proporcionarla una restauración religiosa.28

Las consideraciones que preceden, muestran que las creencias religiosas hacen parte esencial de la constitución de los pueblos, y son la regla única de su moral y las creadoras de su civilización, a la cual dan carácter y fisonomía especiales; ellas engendran el poder democrático, dictan la legislación y regularizan la marcha del gobierno, que la división de creencias, debilitan las naciones y dificulta y hace costosa la administración; que en materia de tan vital importancia, el indiferentismo es imposible, y que establecerlo como principio constitucional, salvo algún caso raro, es condenar a la nación a la anarquía; y por último, que el catolicismo es para América la mejor garantía de su progreso y libertad y que por lo mismo el mayor error que pueden cometer sus políticos es herirle, desprestigiarle o pretender someterle a la dependencia de los gobiernos.29

Arboleda y Ospina se inclinaron e impulsaron la idea de aplicar las doctrinas católicas a lo político30, como medio seguro de consolidar la República en un territorio abatido por la anarquía, sin embargo en este punto arboleda, más que Ospina, estuvo optimista en creer que la Nueva Granada hallará el camino para vencer estos males que tanto han aquejado a la República desde su fundación.

Partidos Políticos o "pandillaje político": los destructores de la República

María Madiedo, uno de los intelectuales costeños más importantes del siglo XIX colombiano, al igual que sus contemporáneos del partido conservador, evaluaba los resultados de la independencia e indagaba por las causas de los males que aquejaban a la República, pero a diferencia de los dos conservadores anteriores concentraba su crítica en las acciones de los hombres que dirigían a la nación, más que en la falta de preparación de los pueblos para recibir la República. Según él, el deseo de estos hombres por controlar el poder para usurpar los bienes públicos, fue lo que llevó a discordias civiles y al retroceso público que caracterizó a gran parte de la América española. Para Madiedo, los ideales de la independencia habían fracasado en estos territorios porque allí no se había hecho realidad la República.31

Las victorias de la Independencia no constituyeron una nación de estas viejas colonias, sino las colonias separadas de la España por una inmensa línea de cadáveres. ¿Qué otra cosa tuvimos después de los triunfos que no lo tuviéramos antes del combate? una sola cosa: la Independencia. En cuanto a la libertad, la libertad no se aprende con el sable en la mano, después de trescientos años de ir diariamente a la escuela del vasallaje. La venganza no sabe enseñar cosa alguna a los hombres.32

A juicio de Madiedo el sacrificio realizado por el pueblo Americano en la independencia fue impulsado por el anhelo que tenían las masas para ser libres y conseguir igualdad social, pero una vez conseguida la independencia estas esperanzas se frustraron, ya que al ser desalojados los españoles de estos territorios se estableció el criollaje que termino apropiándose de las victorias del pueblo. "7a lo hemos insinuado; pero es preciso probarlo. Arrojado el español del suelo de la América, la mayoría del criollaje volvió los ojos a su antigua posición colonial; y no viendo más al europeo elevado a mayor altura que la suya propia, empezó a pensar en apropiarse todo el fruto de las victorias populares " 33

Para este intelectual la independencia no logró la igualdad moral, ni política, pues al desalojar a los españoles, lo que brotó de estas tierras fue un nuevo coloniaje instaurado por hombres que engañaban a todo un pueblo, partidos políticos carentes de ideas sociales, sin principios y nutridos de un pasado dañino. La posición de Madiedo fue determinante, al manifestar que en América desde el inicio de la República, este mal aquejaba y continuaba presente en la gran mayoría de las administraciones públicas de estas naciones. Apuntó que no ha existido hasta ese momento, ningún partido político, ni gobierno dispuesto a mejorar las condiciones de vida social de los pueblos que habitaban en estos países.

Para el intelectual, ni el partido conservador con sus gobernantes, ni el partido liberal con sus gobiernos han marchado dispuestos a lograr el orden y el progreso de la nación; pues el bipartidismo se había nutrido de un pasado nocivo para el futuro de las Repúblicas americanas.

Si desde que los españoles se alejaron de la América se hubiera planteado en su suelo un sistema de igualdad moral y legal, exento de viejas tradiciones antisociales, la República, no honrado sino el mérito y la virtud, ni despreciando sino el vicio y el crimen, habría echado tierra sobre las preocupaciones de un sistema, expulsado con sus autores, y la sociedad habría respirado otra atmosfera. Pero la mala fe y la vanidad de los hombres que soñaron con adueñarse del fruto de las victorias de la independencia; y que acariciaban en sus delirios todas las desigualdades sociales que esperaban explotar en su provecho, mantuvieron en circulación las ideas que la libertad democrática habría sepultado sin esfuerzos; y son los únicos responsables de la holgazanería y de la inmoralidad que abruman aún con los inmensos gérmenes de prosperidad que el Creador ha depositado en su seno.34

Se puede afirmar que Madiedo, realizó una evaluación de los primeros cincuenta años de historia "republicana", y reveló que hasta ese momento la característica más sobresaliente en los gobiernos de la América española era la disociación de sus regímenes del derecho. El poder público, se ha constituido en manos de los partidos en una especie de "Pandillaje político". 35

Los que se llaman partidos políticos en ciertos países de la América, no son otra cosa. En el pandillaje todo el mundo es bienvenido con tal que ayude a la empresa de las adquisiciones de la comparsa. Una vez apoderados del poder público, no piensan en reformar nada, ni cosa parecida. Su objeto es adueñarse de los destinos públicos, para adueñarse de los suelos de estos destinos, que se reparten entre los afiliados, sin atender a otro merito que a la simpatías de los agraciados con los jefes de las pandillas; las cuales están siempre en razón directa del grado de osadía i desfachatez con el que se ha conseguido el objeto del pandillaje: adueñarse de la sociedad para devorarla i nada más.36

Según este intelectual la situación de América entre 1850-1870 había sido la misma que la de los primeros años de la República, en el territorio jamás existió libertad, ni igualdad, pues, sacados los españoles de estos lugares y puesto el territorio en manos de los criollos los antiguos opresores fueron remplazados, ahora eran los partidos políticos con sus dirigentes los que engañaban a todo un pueblo y proclaman una República inexistente. Para Madiedo los gobiernos encubrían con el discurso partidista los mismos elementos retrógrados de la colonia.

He aquí pues, un germen más desgracias para la América, germen que es un cáncer social, cuya permanencia se debe indudablemente en el nuevo mundo a la fatal influencia que después de la independencia, ha seguido ejerciendo en los gobiernos de estos países el elemento retrogrado colonial, merced a los indebidos apoyos que ha encontrado en la sociedad, de manos de hombres alucinados o espantadizos.37

Para Madiedo el estado social neogranadino no ha sido regido por el derecho, sino por la arbitrariedad de la fuerza. El poder público, representado por el gobierno no ha cumplido con la tarea que el pueblo le ha confiado. A su juicio evaluando los primeros cincuenta años de historia "republicana" nada se había hecho para conformar el derecho, y guiado por esto, formuló una propuesta para que fuera puesta en práctica por los partidos políticos que ejercían el poder y que según él, carecían de una doctrina adecuada para materializar los anhelos de la independencia.

Los elementos centrales de esa propuesta y la crítica a los partidos aparecieron en una publicación de 185538 que posteriormente amplió en su libro La Ciencia Social o el Socialismo Filosófico. Allí se enfrentó al reto de encontrar de qué modo puede ser posible la República en un país donde las diversas constituciones que se habían establecido desde 1832 a 1863 eran la señal latente del fracaso de sus gobiernos para mantener el orden. En ese texto ideaba una manera de constituir políticamente un Estado republicano que se mantuviera estable y que no fuera socavado por intereses partidistas. "constituir un Estado es darle una ley fundamental y trazar un plan político y civil del orden y de la marcha de la sociedad para formar el zócalo sobre el cual debe construirse el todo de la vida de un pueblo"39 Madiedo volvía sus ojos a una salida que había sido recurrente por los partidos que gobernaban en la Nueva Granada. Para él era necesario un cambio de credo constitucional, pues, se necesitaba refundar el Estado y la República para hacerlo más acorde con las características culturales, sociales, educativas y políticas de la población neogranadina.40

Conclusión

A mediados del siglo XIX, cuando la construcción de la nación y de la República neogranadina encontraba nuevos obstáculos para su formación, la reflexión de los intelectuales estuvieron en gran parte dirigidas a ver de qué modo se podía hacer realidad la instauración de un sistema republicano acorde con la nación que se deseaba. Se puede decir, que intelectuales conservadores como Mariano Ospina Rodríguez, Sergio arboleda y Manuel María Madiedo alarmados por la inestabilidad de la nación, reflexionaron por el futuro de esta. Idearon fórmulas para hacer un veredero Estado Nación republicano. Pese a su convencimiento de los fracasos en la búsqueda de esta gran tarea, después de siete décadas de independencia, guardaban la esperanza de hallar una salida a los males y desgracias que aquejaban para ese entonces a la Nueva Granada.

Los tres intelectuales conservadores coincidieron en denunciar que el proceso de formación de la República, aún no se habían consolidado; que los ideales de la independencia habían fenecido; y que esto obedecía, no a la incapacidad de los neogranadinos para construir una República, sino a que desde sus inicios los pueblos de la Nueva Granada no estaban preparados para instituciones republicanas. Pero más allá de la incapacidad de los pueblos también cuestionaron a los partidos políticos y la no existencia en la nación de partidos con verdaderas ideas sociales. Para ellos los gobiernos en manos de los partidos, no se interesaron por hacer una nación a la altura de sus instituciones. Su interés fue hallar el modo de perpetuarse en el poder para así manejar los intereses de la nación a su antojo.

En las reflexiones que se han esbozado de los tres conservadores, es evidente que coinciden en señalar que en la Nueva Granada con más de 50 años de vida independiente aún no había sido posible la formación de una verdadera República.


3 La reflexión sobre de la independencia y las dificultades en la construcción de la República fue uno de los temas que más ocupo a los intelectuales del siglo XIX en Colombia, pero también como ya había sugerido Germán Colmenares es uno de los temas de mayor confrontación de la intelectualidad sur-hispanoamericana, sería de gran importancia mirar las rasgos compartidos entre esta intelectualidad. Germán colmenares. Las convenciones contra la cultura. Tercer mundo editores, 1989.

4 Una de las expresiones de estos proyectos de Estados nación que se impulsaron se pueden apreciar en las constituciones implementadas en la primera mitad del siglo XIX (1821, 1832, 1843, 1853), así como también en las propuestas de reforma constitucional que se hicieron, ver: José María Salazar. Observaciones sobre las reformas políticas en Colombia. Filadelfia, Imprenta de Guillermo Stavelv, 1828, Antonio Del Real. Elementos de Derecho constitucional seguidos de un examen crítico de la constitución Neogranadina, Cartagena, Imprenta Eduardo Hernández, 1938. Sobre la confrontación partidista ver: Helen Delpar. Rojos contra azules. El partido liberal en la política colombiana, 18631899. Bogotá. Procultura. S.A. 1994., pp. 185186.

5 Roberto, Herrera Soto. (Comp) Antología del pensamiento conservador en Colombia. Bogotá. Biblioteca Básica Colombiana, Instituto Colombiano de Cultura. 1982, p. 125- 232.

6 Algunos hombres como: Antonio Narváez, José Ignacio de Pombo, Juan García del Rio, Manuel María Madiedo y Rafael Núñez reflexionaron en torno a temas esenciales de la Nación, algunas veces de manera optimista, otras con gran pesimismo y frustración al percibir como un fracaso la historia de vida de la Nación. Ver: Alfonso Múnera. Compilador. Ensayos costeños: de la colonia a la República. 1770-1890. Colcultura, Bogotá, 1994. P.11-25.

7 Vanessa, Niño, De Villeros. "Independencia y formación de la República en los intelectuales colombianos del siglo XIX, en: José Ernesto Mancera y Raúl Román R., (Comp.) Memorias del I congreso Internacional de Estudios Caribeños. San Andrés, Universidad Nacional de Colombia sede Caribe, octubre del 2010, pp. 181190. También ver: Vanessa Niño De Villeros. "La crisis del Republicanismo en la Nueva Granada: El cristianismo componente necesario para un buen Gobierno", en: Memorias. Revista digital de Historia y Arqueología desde el Caribe N° 12, Barranquilla, Universidad de Norte, 2010. http://rcientificas.uninorte.edu.co/index.php/memorias/article/view/716. Consultada febrero 5 de 2011

8 Para un estudio de los intelectuales en el Siglo XIX ver Jaime Jaramillo, Uribe. El pensamiento colombiano del siglo XIX, Bogotá, Planeta, 1996. Ver También El Ciudadano Mariano Ospina Rodríguez. Relación de sus hechos y compendio de sus principios, Bogotá, Imprenta Francisco Torres, 1856.

9 Mariano Ospina Rodríguez. "La civilización" Numero 1 de 9 de agosto1849. En: Escritos sobre Economía y Política. Bogotá. Universidad Nacional de Colombia, 1969. P. 88.

10 Ibídem., P. 175.

11 Vanessa Niño De Villeros. "La crisis del Republicanismo en la Nueva Granada. Op. Cit.

12 Ibídem. P. 90

13 Germán Colmenares. Partidos políticos y clases sociales. Bogotá, Universidad del Valle, 1997, pp. 101-126. Gustavo Vargas Martínez. Melo, los artesanos y el socialismo, Bogotá, La Oveja negra, 1972.

14 El Ciudadano. Mariano Ospina Rodríguez. Relación de sus hechos, Op. Cit. Ver también Mariano Ospina, La civilización, Óp. Cit. P. 91

15 Mariano Ospina Rodríguez. La guerra. Cartagena, Imprenta Imparcial, 1852.

16 La civilización, Óp. Cit. P. 10.

17 Para mirar los aspectos sociales de la Nueva Granada ver: Frank Safford. "Aspectos sociales de la política en Nueva Granada 1825 -1950. En: Aspectos del siglo XIX en Colombia. Medellín, Hombre nuevo. 1977.

18 Mariano Ospina Rodríguez. "Estado Político de Nueva Granada". Discurso presidencial, 1 de abril de 1857. En: Escritos sobre Economía y política. Op. Cit. P. 178.

19 Sergio Arboleda. La República en la América española. Imprenta Banco popular. 1972. P. 37

20 Ibídem. P. 108.

21 Ibídem. P. 109.

22 Ibídem. P. 110.

23 Ibídem. P. 110.

24 Sobre el modo como los intelectuales y políticos del siglo XIX en Colombia propusieron una imagen de nación que excluyó a ciertos sectores por el color de la piel, el trabajo Alfonso Múnera Cavadía resulta interesante al sugerir que la imagen de nación que se cimentó a lo largo del siglo XIX colombiano por los intelectuales liberales, fue una imagen racista y excluyente que se apoyó en la construcción de una geografía racializada que condenó a los pobladores de las costas como bárbaros y salvajes por el color de su piel, eliminando de esta manera a las costas de la idea de nación que se construyó en el siglo XIX. Alfonso Múnera. Fronteras Imaginadas. La Construcción de las Razas y de la Geografía en el siglo XIX Colombiano. Planeta. Bogotá. 2005. También ver: Julio Arias Vanegas. Nación y diferencias en el siglo XIX Colombiano. Orden Nacional, racionalismo y taxonomías poblacionales, Bogotá, Universidad de los Andes, 2005.

25 Un importante estudio sobre la influencia exterior y el modo en que los intelectuales Colombianos del siglo XIX conocedores de los procesos europeos y norteamericanos copiaron y trasladaron tales ideas a la realidad colombiana es el que ofrece Fréderic Martínez en su libro El Nacionalismo Cosmopolita. Frédéric Martínez. El Nacionalismo Cosmopolita: la referencia europea en la construcción nacional en Colombia. 18451900 Banco de la República Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA). Bogotá. 2001

26 Sergio arboleda. La República en América...Op. Cit. P. 43, 44.

27 Sergio arboleda. "Religión: Indiferencia Constitucional en esta Materia". La República en América... Op. cit. P. 233.

28 Vanessa Niño de Villeros. Nación, republicanismo y estado en el pensamiento político de Manuel María Madiedo 1850-1880, Tesis de Maestría en Historia, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 2010.

29 Sergio arboleda. "Religión: Indiferencia Constitucional en esta Materia". La República en América... Op.cit. P. 234.

30 A este análisis plenamente conservador que confía en lograr la estabilidad de la nación aplicando la doctrina católica a la política, le he dado el nombre de Republicanismo Cristiano o Republicanismo Católico, y tiene matices diferentes en los tres conservadores aquí mencionados. Para mayor detalle sobre este asunto ver: Vanessa Niño De Villeros. "La crisis del republicanismo en la Nueva Granada: el cristianismo componente necesario para un buen gobierno", en: Memorias Op. Cit. Pp. 128-149. Universidad de Norte Colombia.

31 Alfredo Muller, Gómez. "Crítica y reconstrucción de lo público en el pensamiento de Manuel María Madiedo.", en: Múnera Leopoldo y Rodríguez, Nathaly. Fragmentos de lo público-político. Colombia siglo XIX, Bogotá, Universidad Nacional, 2009. Pp. 323-371.

32 Manuel María Madiedo. Ideas fundamentales de los partidos políticos. MELO, Jorge Orlando. Orígenes de los partidos políticos en Colombia. (Prólogo) Instituto colombiano de Cultura. Editorial Andes. Bogotá. 1978. P.35.

33 Manuel María Madiedo. El dedo en la llaga. Quiénes son responsables de las guerras civiles y de todos los crímenes y desgracias de los pueblos hispanoamericanos. Imprenta Federal. Caracas. 1876. P. 18.

34 Ibídem. P. 45.

35 El pandillaje político lo define Madiedo como "...una especie de asociación tácita más o menos numerosas de hombres afiliados a una palabra, a una bandera, con el objeto de proporcionarse ventajas de carácter público sin reparar en los medios". Manuel María Madiedo. La ciencia social. el socialismo filosófico. Derivación de las Grandes Armonías del Cristianismo. Ed. Incunables. Bogotá. 1982 p. 105. 36 Ibídem. P. 105.

37 Manuel María Madiedo. El dedo en la Llaga... Op. Cit. P. 46

38 Manuel María Madiedo. Teoría Social. Torres Amaya. Bogotá. 1856. P. 42.

39 Manuel María Madiedo. La ciencia Social. Op. Cit. P. 305.

40 Para un análisis sobre las transformaciones de los credos constitucionales en América latina, ver: Natalio Botana "Las transformaciones en el credo constitucional". En: Anino Antonio Y Guerra Francois-Xavier (coord.) Inventando la nación, México, Fondo de cultura Económica, 2003, pp. 655-682.


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