Memorias. Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe

versión On-line ISSN 1794-8886
n.° XV, julio-diciembre de 2011


De la reforma de Córdoba al Cordobazo La universidad como escenario de las luchas por la democracia en Argentina, 19181969 y su impacto en Colombia1

From the reform of Cordoba to Cordobazo The university as an arena of struggle for democracy in Argentina, 1918-1969 and its impact on Colombia

Gabriel David Samacá Alonso Álvaro Acevedo Tarazona2

1 Artículo de Reflexión. Este trabajo hace parte del proyecto de investigación titulado: "Discurso y Universidad 1968-1972: Efectos de la Revolución Cultural Planetaria de Mayo del 68 en Colombia", financiado y apoyado por la Universidad Industrial de Santander.

2 Docentes e investigadores de la Universidad Industrial de Santander.


Resumen

El propósito del artículo es compartir una reflexión sobre el significado de dos movimientos sociales protagonizados por estudiantes universitarios acaecidos en la ciudad de Córdoba (Argentina) y que tuvieron gran relevancia para América Latina. El primero de ellos se conoce en la historia continental como la Reforma Universitaria de inicios de siglo XX, evento que sentó las bases para una democratización de la universidad latinoamericana, mientras que el segundo constituye un movimiento representativo de las tensiones de los años sesenta, periodo en que el movimiento estudiantil experimentó un proceso de radicalización hacia la izquierda en el marco de una revolución cultural de impacto global. El influjo para Colombia de estos acontecimientos, se dio especialmente a principios de siglo y condujo a la movilización universitaria en diferentes momentos de la primera mitad del siglo XX. En el mismo sentido, nuestras universidades no fueron ajenas a la ola de protestas y radicalización de los años sesenta. Así pues, el texto consta de la descripción de cada uno de los eventos mencionados y de una pequeña digresión sobre el caso colombiano para concluir con una reflexión final sobre su significado histórico.

Palabras claves: Cordobazo, movimiento estudiantil, huelga, protesta.


Abstract

The purpose of this paper is to share a reflection on the significance of two social movements involving college students which took place in the city of Córdoba (Argentina) and had great significance for Latin America. The first is known in continental history as the early 20th century University Reform, an event that laid the foundations for the democratization of Latin American universities, while the second movement is representative of tensions existing by the sixties, a period through which the students movement underwent a process of leftist radicalization in the framework of a cultural revolution of global impact. The influence of these events in Colombia, was especially remarkable at the beginning of the century and led to the university mobilization at different moments across the first half of 20th century. Similarly, our universities were not outsiders to the wave of protests and radicalization of the sixties. Thus, the text consists of a description of each of the above events and a small digression on the Colombian case to conclude with a final reflection on its historical significance.

Keywords: Cordobazo, student movement, strike, protest.


Introducción

En momentos en que se está escribiendo esta ponencia, los jóvenes en general y los estudiantes universitarios en particular, reaparecen en la escena pública en diferentes partes del mundo.3 Sin pensar en continuidades de carácter ficticio, se considera que estas movilizaciones responden a una serie de constantes históricas en el mundo universitario tales como la adecuación de las casas de altos estudios a la vida productiva de las naciones y al sistema económico global, al mismo tiempo que las correlativas luchas por la defensa de la autonomía universitaria, entre otras. En este contexto, Córdoba en la República Argentina se erigió durante el siglo XX como un caso de particular significación para las luchas que por la democracia libraron los estudiantes del continente, en un país en el que las relaciones entre el poder civil y el militar han sufrido tantos avatares.

Destacar el significado histórico del caso argentino con el fin de establecer un diálogo con el caso colombiano, tiene como finalidad trascender la mirada parroquial y aislada de la protesta social en nuestra nación. La mirada excepcional a nuestra historia política y social que la historiografía ha remarcado no solo se remite a la construcción del Estado Nacional, sino que parece ser que también se instala en los estudios sobre los movimientos sociales.4 Cuando efectivamente se intenta poner en relación el proceso nacional, se acude a los referentes más famosos y ciertamente más influyentes: el mayo francés y el caso mexicano que derivó en la masacre de Tlatelolco. Sin embargo, no se señala que estos hechos fueron expresiones de una revolución que se vivió a escala global en los años sesenta, que sacudió gran parte del mundo y que tuvo como protagonistas a los jóvenes universitarios.5

Con base en esto, el siguiente texto pretende resaltar la importancia que ha tenido la ciudad de Córdoba en la configuración de la protesta universitaria a nivel continental, para lo cual se procederá a describir los contextos sociohistóricos que posibilitaron el movimiento reformista en 1918 y el estallido social de 1969 para luego abordar cada uno de los acontecimientos. La tercera parte del artículo intentará comentar cómo en Colombia se dio cierto influjo de la reforma de inicios de siglo y cómo también a principios de los años setenta se experimentó una coyuntura importante protagonizada por los estudiantes universitarios. En la base de esta reflexión se encuentra la necesidad de explorar casos relegados de un movimiento que no solo se desarrolló en París, Berlín, Praga o México, sino que también se manifestó en otros países.

Los contextos epocales: Argentina a principios y mediados del siglo XX

Al finalizar los años diez la mayoría de sociedades en este hemisferio se vieron afectadas de una u otra manera por dos hechos trascendentales: El llamado "imperialismo yanqui" y la revolución rusa. La doctrina de "América para los americanos" propuesta desde el siglo XIX por Adams y Monroe se vio alterada por la primera experiencia de alzamiento triunfante de las masas obreras.6 El movimiento iniciado en la Universidad de Córdoba contó también con las influencias de diferentes corrientes de pensamiento, aunque en un movimiento contradictorio. Los postulados de la Reforma de 1918 se movieron entre el pacifismo y demoliberalismo de Wilson, el idealismo novecentista y un discurso de confianza en las ciencias anclado en cierto positivismo.7

La enseñanza de las ciencias apenas se estaba iniciando en la Argentina, pues hacía solo unas décadas que se habían introducido las Matemáticas y la Medicina. El manifiesto de 1918 buscaba precisamente apuntalar el espíritu científico pero ya no en el marco de unas condiciones anacrónicas sino en el de una nueva democracia universitaria.8 Si bien la Universidad de Córdoba era una de las más tradicionales de Argentina, junto de la de La Plata y la de Buenos Aires, las nuevas condiciones de inicios del siglo XX incidieron en el movimiento universitario. El acceso al poder del Partido Radical en 1916 a través del sufragio universal, aunado a la intensa urbanización de aquellos años y, con ello, al ingreso formal de los obreros a la vida argentina, auguraba nuevos tiempos por venir.9 La universidad no pudo escapar de ello.

La clase media emergente y urbana ha sido considerada por los especialistas como la fuerza dinamizadora de estos procesos reformadores de la universidad argentina, en oposición a la tradicional oligarquía terrateniente y al clero que controlaba la universidad como espacio de privilegios.10 La creciente inmigración de europeos facilitó la emergencia y circulación profusa de idearios liberales y socialistas que acompañaron la presión de los obreros y de las clases medias por la movilidad social. Para 1917 las demandas se expresaron a través de manifestaciones masivas que permitieron la conjunción de intereses de obreros y estudiantes, inaugurando un diálogo que se sostendría durante gran parte del siglo.11

Si los obreros y estudiantes tejieron lazos de solidaridad tempranamente, el movimiento de reforma también aglutinó a fuerzas políticas progresistas. Contó con el apoyo del Partido Socialista y de su primer diputado Alfredo Palacios y las buenas referencias del Partido Socialista Internacional, especialmente por las luchas contra la visión clerical del mundo. A nivel nacional, la progresiva industrialización que se venía dando en provincias como Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires propició el surgimiento de nuevos grupos sociales desafectos a la tradicional "casta" terrateniente.12 En efecto, el Radicalismo a la cabeza de Hipolito Yrigoyen, presidente de Argentina entre 1916 y 1922, canalizó los intereses de estos nuevos grupos, mediante el apoyo a los vientos de reforma que estaban empezando a sacudir a la universidad.13

Tanto la Reforma Universitaria como El Cordobazo solo se pueden comprender si se alude, así sea sucintamente, a los marcos históricos en que emergieron. Los sucesos del 29 de mayo de 1969 ocurrieron durante la llamada Revolución Argentina, denominación con la que se conoce el régimen del militar Juan Carlos Onganía. La primera característica de este periodo de la historia argentina (19661970) tiene que ver con el proyecto de refundar la vida política nacional al margen de los canales institucionales, especialmente los partidos políticos. Por estos años, la sombra de Juan Domingo Perón y su visión de lo que debía ser la nación argentina era un gran peso del que los políticos argentinos no podían desprenderse.

De acuerdo con Mónica Gordillo, durante los años que siguieron al derrocamiento de Perón hasta la primera mitad de los años setenta, la sociedad argentina experimentó una inestabilidad política permanente. La legitimidad del régimen político no se acompasó con los indicadores económicos satisfactorios, razón por la cual se dio un importante ciclo de protestas, que para el caso de Córdoba, fueron protagonizadas por los obreros, los estudiantes y sectores populares en general14. De otra parte, el proyecto político de Onganía no solo se remitía a crear una modernización a nivel económico, puesto que la compleja composición de las fuerzas políticas que gravitaron alrededor de la Revolución Argentina, no permitía generalizaciones.15 Siguiendo a Arturo Laguado, la crisis de gobernabilidad de Onganía se debió a la incapacidad del régimen para construir una narrativa y una acción sólida encaminada a resolver los conflictos sociales acudiendo a referentes como el pueblo o la cuestión social. En contravía, primó una visión liberal que riñó con algunos intentos de regulación estatal, desde los que se pretendía implementar el discurso del desarrollo.

De esta manera, el 28 de junio de 1966 un golpe militar derrocó a Arturo Illia de la Unión Cívica Radical del Pueblo, el segundo intento de gobierno civil luego de la caída del peronismo en 1955. La característica particular de este golpe fue que se programó con anterioridad y se llevó a cabo con tal perfección, que prácticamente no se encontró resistencia. La Revolución Argentina entraba en escena supuestamente para refundar Argentina sobre la base de nuevos pilares en el marco de una empresa que, como lo afirmaron sus protagonistas, "No tenía plazos, solo objetivos".16 La Revolución Argentina iba dirigida en contra de la situación de un vacío de poder y contra el sistema liberal, contra la desacreditación del parlamento y la incapacidad de los partidos políticos para proponer soluciones al conflicto social, político y económico del país. Este gobierno encontró respaldo en muchos sectores sociales y políticos, tanto de derecha como de izquierda, quienes señalaban que una dictadura militar progresista apoyada por sectores sindicales podría ser la solución al atraso y a la injusticia social.17

En vista de que la democracia no era funcional en el sistema, el 28 de junio de 1966 los comandantes de las Fuerzas Armadas convocaron a una junta revolucionaria que a las veinticuatro horas, designó al General Onganía como presidente de la República. Inmediatamente fueron destituidos el presidente, el vicepresidente, los miembros de la Suprema Corte de Justicia, los gobernadores y los intendentes electos, al tiempo que se disolvió el Congreso de la República y se sustituyó la Constitución Nacional por el Estatuto de la Revolución Argentina.18 En Córdoba, todos los gobernadores provinciales fueron igualmente destituidos y reemplazados por militares. De la misma manera fue intervenida la municipalidad y se cerró la Legislatura por la Policía. Sin embargo, no se presentaron incidentes y la sociedad permanecía pasiva.

Se llevó también a cabo una fuerte censura que prohibió, mediante la Ley 16894, los partidos políticos, los actos políticos y el uso de cualquier clase de símbolo que implicara proselitismo. Córdoba no sería la excepción, donde además todos los fondos de los ahora extintos partidos pasaron a manos del gobierno.19 Onganía gobernó sin ningún tipo de control, y sin algún objetivo de una transformación profunda, pues no dejó claras sus intenciones de reforma para normalizar la marcha del país. No existía congreso ni partidos políticos ni ninguna otra institución que interfiriera en sus decisiones, siendo considerado el gobernante con más poder en la historia de Argentina.20

Ante la casi inexistencia de los componentes básicos del sistema político, la oposición y la crítica provinieron de los actores sociales, especialmente, de los sindicatos y los estudiantes universitarios. Al igual que a principios de siglo, la universidad se convirtió en uno de los escenarios más importantes en la lucha por la democracia y en la impugnación del poder militar y conservador. ¿Cuáles fueron los principales planteamientos y el legado de la Reforma de 1918? ¿Qué hubo de nuevo en el llamado Cordobazo respecto a la lucha por la democracia de inicios del siglo XX?

1918 y 1969: El significado de los estallidos

Las huelgas de las facultades de Derecho en 1903 y Medicina en 1905 fueron los antecedentes inmediatos de la Reforma Universitaria. El detonante de los hechos de Córdoba fue la suspensión del Hospital de Clínicas en el mes de diciembre de 1917, dependiente de la universidad de Córdoba. En 1918 los estudiantes de estas facultades se declararon en huelga y el descontento fue creciendo hasta que en abril de este año se creó la Federación Universitaria Argentina. El 15 de junio se realizaron elecciones, las cuales fueron rechazadas por los estudiantes tras señalar que los Jesuitas habían sujetado las mismas a sus intereses. El 21 de junio difundieron el Manifiesto Liminar como paso previo a la declaratoria de huelga.21

Al peso de la tradición clerical que era especialmente fuerte en la Universidad de Córdoba tal y como se puede inferir de las conmemoraciones religiosas a que se consagraba la casa de altos estudios, se sumó una situación relacionada con la facultad de Medicina a finales de 191722. Al no ser atendidas las reclamaciones por la eliminación del internado en el hospital del barrio Clínicas, los estudiantes decidieron crear un Comité Pro Reforma que daría paso a la Federación Universitaria de Córdoba. Debido a la respuesta represiva de las autoridades a las demandas estudiantiles, se decidió declarar una huelga general. Para el mes de abril y ante la postura de las directivas que prohibieron el ingreso de "extraños" a la universidad, los estudiantes acudieron al gobierno nacional para hallar soluciones a la tensa situación. Con el envío del procurador por el mismo presidente Yrigoyen se intentó allanar soluciones a la situación, aunque paralelamente se creaba la Federación de Universitarios de Argentina (FUA).

Las denuncias de los estudiantes fueron comprobadas parcialmente por el procurador, a la vez que desde el gobierno se intentó democratizar la elección de autoridades con la participación de los profesores. La movilización y organización en Córdoba no cesó, pues se dio forma a la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) y a grupos católicos de estudiantes, a lo que se sumó la renuncia de varios profesores.23 Sin embargo, la elección de rector propició la nacionalización del movimiento y la exacerbación de las tensiones. Con la elección de Antonio Nores, los estudiantes reaccionaron con violencia para exigirle su renuncia, presión a la que se iban sumando los obreros y las federaciones estudiantiles del resto del país.24

El movimiento reformista expresó sus intenciones en el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de Córdoba redactado por Deodoro Roca el 21 de junio de 1918 y firmado por los estudiantes miembros de dicha organización.25 En el documento reclamaron la defensa de un gobierno universitario democrático y que este derecho de gobernabilidad no proviniera del autoritarismo. Consideraron también que la relación entre gobernantes y gobernados resultaría perjudicial y generaría constantes trastornos si no partía de una vinculación espiritual. Entre el 20 y el 31 de julio de 1918 se llevó a cabo en Córdoba el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, en donde se discutieron asuntos como: leyes y estatutos sobre autonomía universitaria, gobierno tripartito paritario, asistencia libre, docencia libre, bienestar estudiantil, libertad de juramento y nacionalización de las universidades provinciales.

La tensión entre el rector y los estudiantes llevó a la petición de estos al gobierno nacional para que fuese enviado un interventor que ayudase a solucionar la situación de anormalidad en Córdoba. Si bien inicialmente se anunció el arribo del médico y abogado Telémaco Susini, confeso partidario de los estudiantes, este finalmente nunca llegó. No obstante, la noticia propició la dimisión del rector Nores así como el anuncio del presidente de comisionar al Ministro de Instrucción Pública para tratar la situación. En vista que el alto funcionario no intervino, los estudiantes decidieron tomarse la universidad obteniendo como respuesta el encarcelamiento y procesamiento por sedición. Finalmente, el ministro hizo presencia en la universidad recibiendo inmediatamente la renuncia de todos los académicos y de muchos profesores a su cátedra. Se reajustaron las administraciones y la docencia. Se reabrió el internado del Hospital de Clínicas, se comprobaron anomalías financieras y muchos reformistas, entre ellos Deodoro Roca, ocuparon las nuevas cátedras. Fueron también reorganizados los consejos y fue designado el doctor Eliseo Soaje como nuevo rector. El triunfo fue total.

El movimiento estudiantil de Córdoba buscaba lograr una participación plena del estudiante como ciudadano de la república universitaria, capaz de elegir y ser elegido. También suprimir el dogmatismo imperante mediante el establecimiento de la docencia libre para asegurar la existencia de cátedras paralelas o nuevas. La Reforma pretendía plantear temas de proyección latinoamericana en cuya discusión participaran los obreros y el público en general no matriculado formalmente en la universidad. Así mismo, los estudiantes denunciaban el atraso científico de la universidad y sobre todo el carácter "arcaico y elitista del sistema de gobierno en la institución".26 Los estudiantes aseguraron haberse levantado contra un régimen administrativo autoritario en el que las funciones públicas se ejecutaban favoreciendo a determinados grupos. El Manifiesto hizo un llamado a todos los estudiantes del continente a liberarse de ese autoritarismo universitario imperante en todo el territorio y exigir que sus ideas fuesen reconocidas por medio de sus representantes.27

En síntesis, tres fueron los puntos esenciales de la Reforma de Córdoba: autonomía y gobierno universitario, cambios en la enseñanza y métodos docentes y proyección política y social de la universidad.28 Lo más importante para destacar fue el alcance latinoamericano del movimiento. Pronto éste dejó de ser una reivindicación local que demandaba la reapertura del Hospital de Clínicas para constituirse en un movimiento continental que planteaba la construcción de una nueva universidad. Los jóvenes de Córdoba en el fondo planteaban que debía terminar la era oscura e intranscendente de la universidad aristocrática republicana.

Una vez en el poder, el gobierno de la Revolución Argentina proclamó la necesidad de erradicar los brotes guerrilleros y la amenaza de la insurrección izquierdista.29Argentina tendría así su propio "Mayo francés" a finales de los sesenta. La opresora mano de Juan Carlos Onganía alcanzaba a todos los sectores populares ejecutando ajustes económicos que perjudicaban al pueblo y daba un fuerte retroceso a todos los cambios alcanzados por los estudiantes universitarios durante la Reforma Universitaria. La dictadura del general Juan Carlos Onganía arremetería autoritariamente contra las universidades donde oprimió la libertad y limitó la autonomía alcanzada durante las décadas anteriores.30 Sin embargo, los estudiantes aún controlaban las altas casas de estudio y cuestionaban las nuevas leyes promulgadas por los dirigentes de la Revolución Argentina que resultaban opresoras y rechazaban la presencia de la policía en los recintos universitarios.

Con el propósito de "desperonizar" la universidad, Onganía pretendió eliminar algunos privilegios a profesores y al personal administrativo, dejándole el poder de las casas de estudios a cierto grupo de estudiantes marioneta. La universidad sería entonces uno de los focos más importantes a través de los que se pretendió cuestionar el Onganiato, aunque no sería el único. Por su parte, los obreros de la industria automotriz lograron consolidar una organización sindical separada de las centrales más cercanas a Onganía, lo que permitió asumir una posición crítica y contestataria a las políticas liberales del presidente. Si bien Illia había coqueteado con la línea oficial de la Confederación General del Trabajo (CGT), la clase obrera cordobesa definió una línea más inclinada hacia la defensa de los intereses populares. La denominación fue la de CGT de los argentinos.

Con un contexto marcado por la profunda incidencia de la Revolución Cubana y su vía foquista al socialismo, la violencia revolucionaria cobró una legitimidad y aceptación inusitada que tendría incidencia en los hechos de 1969. A partir del rechazo a la Guerra de Vietnam y al papel de los Estados Unidos en la injerencia en gran parte del hemisferio occidental y del eco que tendría el Mayo del 68 francés, los estudiantes y los obreros de Córdoba se orientaron cada vez más hacia una postura rebelde y casi insurreccional. A ello se sumó la validación que obtuvo la idea de liberación nacional tanto a nivel externo (antiimperialismo) como interno (lucha contra la oligarquía nacional), al igual que una conjunción con una versión comprometida del cristianismo desde las bases a partir de la acción de los curas del tercer mundo.31

En un ambiente de agitación y crispación política en Córdoba durante los tres primeros años de Onganía en el poder, que llevó a la muerte de Santiago Pampillón32 a manos de la fuerza pública, las condiciones fueron madurando para que en mayo de 1969 se diera un acontecimiento de grandes proporciones sociales. Días antes del Cordobazo, la dictadura derogó unas serie de normas laborales tales como aquella que autorizaba el pago de la jornada completa los sábados cuando se laboraba la mitad. También se expidió un decreto de la Dirección General de Municipalidades, donde se señalaba que toda entidad que ofreciera servicios cinematográficos debía solicitar previo aviso para llevarlos a cabo, so pena de ser sancionados.33 De esta manera, el gobierno entraría a controlar la moral sobre la base de proponerse instaurar unos valores determinados que tenían el objetivo de enfrentar cualquier tipo de amenaza de subversión marxista.34

La pretensión de control sobre la cultura por parte del gobierno se expresó en la expedición de la ley 16912 del Poder Ejecutivo Nacional, con la que se excluía a los estudiantes de las instancias de gobierno universitario, al tiempo que se lesionaba la autonomía obtenida en la reforma de inicios de siglo. Esta situación propició la reacción de los estudiantes, quienes a través de un variado repertorio sentaron su voz de protesta contra el proceder de Onganía. El saldo no fue más que el de la polarización y el de los detenidos y contusos producto de los enfrentamientos en las manifestaciones que se dieron desde el mismo 1966.35 La situación se agravó cuando el 17 de mayo el rector de la Universidad, como medida preventiva, ordenó la suspensión de las clases, medida que fue rechazada con vehemencia por los estudiantes. El 26 de mayo el barrio Clínicas se convirtió en un campo de batalla, siendo arrestado al día siguiente el líder sindical de la CGT, Raimundo Ongaro.36 De esta manera se decidió convocar a un paro general para el día 29 de mayo con una marcha en la que participarían trabajadores y estudiantes.

El descontento obrero y estudiantil marcó aquella jornada de protesta social del 29 y 30 de mayo de 1969 en la ciudad de Córdoba. La muerte del estudiante Juan José Cabral en Corrientes y otros estudiantes en Rosario a mediados de mayo, el cierre de los comedores estudiantiles, la negativa a volver al mecanismo de convención colectiva para los obreros, desataron la rabia de los sectores populares contra Onganía. En estas condiciones, se convocó a un paro nacional de 24 horas programado para el 30 de mayo, sin embargo, en Córdoba se decidió ampliarlo a 48 horas a partir del 29 de mayo. El sindicalismo de izquierdas de esta ciudad declaró el paro como activo, lo que significó el desplazamiento en marcha al centro de la ciudad a partir de las horas de la mañana.

El abandono de las fábricas fue masivo, y a los obreros se sumaron estudiantes y vecinos antes del primer enfrentamiento con la policía en Santa Isabel, razón por la cual la marcha se dispersó en los barrios adyacentes. Antes de llegar al Centro, específicamente al local de la CGT, la policía asesinó a Máximo Mena, trabajador de IKA-Renault. Ello generó la reacción de la gente que desbordó a la policía, creándose una insurrección popular espontánea. A las 2 pm la fuerza pública estaba en su cuartel y en las calles la refriega marcaba la pauta que se había salido del control de los obreros. En las horas de la tarde los trabajadores se retiraron, mientras que los dirigentes sindicales trataban de hallar algún orden. No obstante, la situación siguió ahora en cabeza de los estudiantes y sus respectivos barrios (Clínicas y Alberdi) se convirtieron en los focos de resistencia. Estos lograron tomarse varios edificios, entre estos, el terminal de ómnibus, el Ministerio de Obras Públicas, el edificio de Gas del Estado y lograron incluso atacar la Comisaría 9a. La mayoría de la ciudad se encontraba a oscuras, por lo que los aviones de la Aviación Militar tuvieron que lanzar bengalas para localizar los focos rebeldes.

Aunque la participación de sectores insurreccionales fue menor, en comparación con la de los obreros, estudiantes y sectores populares, la versión oficial entendió que el Cordobazo había sido premeditado por grupos de izquierda radical aupados por el comunismo internacional. El 30 de mayo, día del paro, Córdoba fue tomada por los estudiantes quienes ejercieron resistencia en el barrio Clínicas. La represión apareció ese mismo día, allanando sindicatos y capturando a los dirigentes más reconocidos para encarcelarlos durante varios años. El saldo en daños materiales fue grave, hubo 12 muertos y 90 heridos, el gobernador tuvo que dejar su cargo y el régimen comenzó a ser cuestionado seriamente.37

Una breve digresión sobre el caso colombiano

El movimiento estudiantil colombiano durante el siglo XX no ha sido estudiado a profundidad más allá de los años sesenta y setenta, razón por la cual no se conoce en detalle el influjo que pudo haber tenido el movimiento reformista de Córdoba en el estudiantado colombiano de la primera mitad del siglo pasado. A pesar de estos vacíos en la investigación, Olmedo Vargas ha intentado explorar cómo en Bogotá los vientos reformistas llegaron a través de líderes estudiantiles como Germán Arciniegas, quien desde la revista Universidad difundió los postulados de Córdoba en los años veinte. Personajes como Guillermo Ancízar y Federico Lleras preconizaron desde las páginas de la revista de Arciniegas una serie de cambios que estaban a tono con la ola reformista que Córdoba planteó para el continente. Aspectos como la organización y definición de los principios pedagógicos o la estructura académica de la misma universidad fueron reflexionados por esta generación de estudiantes, que se vieron influenciados por la demanda de libertades para la Universidad Nacional en aquel momento.38

Si la tenue relación que establecieron los estudiantes con el ideario reformista de Córdoba en las década de los años veinte y treinta sirvió de acicate para la participación política en los estertores de la "Hegemonía Conservadora", este impulso llegó hasta los años sesenta con sus respectivas modificaciones.39 En esta época se enarbolarían de nuevo las banderas de la reforma universitaria, pero matizadas por un contexto distinto: el antiimperialismo y el rechazo al modelo norteamericano de educación superior, la Guerra Fría, el enfrentamiento Este-Oeste y la búsqueda por una sociedad más justa e igualitaria sobre la base de los alcances del aparato técnico-científico de la modernidad. Como se sabe, desde la caída de Rojas Pinilla el estudiantado jugó un papel de primera línea en la vida política nacional, gracias al apoyo de los partidos políticos tradicionales, situación que cambió sustancialmente cuando la radicalización hacia la izquierda fue tomando fuerza en los años sesenta. Como ejemplo de esta relación armónica con el establecimiento, Dora Piñeres ha mostrado cómo en la Costa Caribe los estudiantes desarrollaron una serie de manifestaciones en defensa del liberalismo en los años cuarenta, contando con la participación de la Facultad de Filosofía y Letras y del Colegio Departamental de Bachillerato de la Universidad de Cartagena.40

Con la emergencia de nuevas formas de organización estudiantil a nivel nacional y regional, tales como el Consejo Superior Estudiantil (CSE) de la Universidad Nacional, la Asociación Universitaria de Santander (AUDESA) o la Federación Universitaria Nacional (FUN), el movimiento estudiantil colombiano de los años sesenta entró en una nueva dinámica.41 La lucha contra el modelo norteamericano de la educación y su interés por modernizar las sociedades latinoamericanas a partir de los patrones capitalistas y la generación de un sentimiento antiimperialista atizado por corrientes de pensamiento vinculadas a la izquierda, modificaron sustancialmente las demandas estudiantiles. De esta manera, en el año de 1971 el sistema universitario fue paralizado por los estudiantes universitarios, quienes si bien esgrimían asuntos puntuales de sus universidades, se encontraron en el rechazo a la injerencia norteamericana en el diseño de la educación universitaria, tal y como sucedía en la Universidad del Valle frente al poder que estaban asumiendo fundaciones norteamericanas como la Kellogs o la Rockefeller.42

La coyuntura de 1971 se caracterizó por la agudización de los enfrentamientos entre los estudiantes y la fuerza pública, mediada por la actitud refractaria de las autoridades universitarias, que en todo el país se rehusaron sistemáticamente a resolver el conflicto universitario de manera pacífica. En el plano de las propuestas, por vez primera en el país, los estudiantes en los eventos nacionales que organizaron en ciudades como Palmira, Medellín o Bogotá, elaboraron una propuesta que se conoce como el Programa Mínimo, en oposición al Plan Básico del gobierno nacional y a la tentativa de reforma que impulsó el ministro Luis Carlos Galán. Desde nuestra perspectiva, la "situación universitaria" de 1970-1971 merece ser analizada en un contexto más amplio, en el que se interrelacionen los hechos de las universidades más reconocidas como la Nacional de Bogotá, la Universidad de Antioquia, la Universidad del Valle o la Universidad Industrial de Santander, y los acontecimientos de casas de estudio olvidadas como la de Caldas o Pereira.

Mención aparte merecen las universidades de la Costa Caribe, no solo por su trayectoria en la primera mitad del siglo XX sino por las relaciones especiales que al parecer tenían con colegios de secundaria.43 Sucesos como los del 22 de abril en Barranquilla, en los que fueron detenidos setenta estudiantes y la Universidad del Atlántico allanada o las detenciones en Cartagena a finales de junio e inicios de julio en el Liceo Bolívar y la Universidad de Cartagena respectivamente, ameritan una reconstrucción pormenorizada de la dinámica estudiantil por lo menos en estos dos casos.44

Si bien la relación del movimiento obrero o más concretamente los sindicatos con la protesta estudiantil no fue muy estrecha para el caso colombiano, como sí lo fue en Córdoba o Rosario, no se puede echar en saco roto el intercambio entre líderes estudiantiles y sus pares en otros movimientos sociales. Las demandas de los universitarios en nuestro país fusionaron asuntos propios de la dinámica universitaria, tales como la defensa de la autonomía y la reivindicación del cogobierno, con exigencias más políticas en cuanto a la sustitución del sistema económico por el socialismo como meta de la sociedad a alcanzar. Los contextos de represión y de íntima relación con los grupos de izquierda distantes de la experiencia soviética, condujeron a muchos estudiantes argentinos, colombianos o mexicanos a pensar en la vía armada como un camino expedito para la consecución de la revolución. En definitiva, para el caso colombiano el influjo de la reforma de Córdoba se mantuvo durante los años sesenta, hasta los setenta, aunque sus postulados se vieron transformados por la importancia que cobraron los diferentes idearios de izquierda en todo el mundo.

Una reflexión a manera de cierre

Los cambios propuestos por la Reforma Universitaria de Córdoba consolidaron su papel como defensora de una educación superior al servicio de la sociedad. El espíritu reformador se extendió por todo el continente americano. Las primeras ciudades contagiadas serían La Plata y Buenos Aires que incorporaron el cogobierno estudiantil. Las de Tucumán y El Litoral fueron nacionalizadas como lo exigía la FUA. Para 1921 el programa reformista se había puesto en marcha en todas las universidades del país, con puntos tan importantes como la participación estudiantil en el gobierno universitario, la docencia libre, la libre asistencia a clase, la extensión universitaria, entre otros. Cabe señalar que fue entre 1918 y 1921 el periodo de máxima gloria de la Reforma, justamente mientras Yrigoyen estaba al poder.

A casi cien años del Manifiesto hay que rescatar las ideas de la Reforma y sus conquistas, entre ellas el sentido social y político del movimiento, la democratización y la autonomía universitaria, las cátedras libres y por concurso, la participación estudiantil en el gobierno universitario y la dimensión latinoamericana. No se trataba solo de introducir cambios internos en la universidad. La reivindicación de derechos por parte de los estudiantes de la Reforma de 1918 también era la lucha de los universitarios frente a un enemigo que venía dando pasos de gigante en el orbe: el imperialismo. Era la lucha por lograr la cristalización de un nuevo modelo de universidad que se ajustara a las demandas del contexto social; una apuesta donde predominara la creación de conocimientos y no su mera transmisión y gerencia con el único afán de formar una delgada capa de capital humano altamente disciplinado para ingresar al mercado laboral.45

En el movimiento estudiantil de 1918 desempeñaría un papel importante la clase media. Precisamente serían los hijos de esta clase media quienes iban a reclamar una educación superior acorde a las exigencias de la modernización económica del país. Su propósito era acceder a capas sociales antes vetadas y a profesiones liberales restringidas. No obstante, la Reforma de Córdoba no logró cambios sustanciales en la sociedad argentina ni rompió el modelo de universidad napoleónica decimonónico que tanto criticaba. Es por esto que los críticos del movimiento estudiantil de Córdoba ven en la Reforma una profunda frustración y solo un interés de movilidad social por parte de las clases medias.

Pese a esta crítica, después de Córdoba la universidad dejó de ser eminentemente elitista y clerical, como sí lo había sido la universidad colonial y en parte la republicana, esto era, virreinatos del espíritu, academias señoriales.46 Los estudiantes de Córdoba expulsaron del claustro a la Compañía de Jesús y promovieron un proyecto nacional de universidad. Por este triunfo y propósito los estudiantes fueron exitosos47. A partir de ese momento, diría Germán Arciniegas, la universidad latinoamericana "no fue lo que ha de ser,48 pero dejó de ser lo que venía siendo".

Como a cualquier movimiento social, no se le pueden atribuir poderes mágicos para la acción colectiva y mucho menos definitivos. El Cordobazo vino a ser una de las muestras más fehacientes de la posibilidad que tenía la dinámica política de revertir los logros alcanzados en 1918. Un proyecto político enraizado en el nacionalismo católico y defensor del liberalismo económico a ultranza como el de Onganía puso en jaque la tradición democrática que la Reforma de 1918 inauguró. Sin embargo, la resistencia provino como a inicios del siglo XX de la universidad, aunque ahora bajo un lenguaje más cercano a la revolución cultural de la nueva izquierda. En este proceso jugó un papel muy importante la estrecha colaboración con la clase obrera, encarnada en la CGT de los argentinos.49

En ese sentido, puede decirse que el legado de Córdoba a las luchas por la democracia en Argentina ha tenido dos grandes acontecimientos que marcaron continental y nacionalmente las sociedades: La reforma universitaria de 1918, de clara estirpe liberal y la movilización social de importantes magnitudes conocida como El Cordobazo. En una nación en donde la democracia como forma de vida se ha visto alterada sistemáticamente por unas complejas relaciones entre el poder civil y militar y por el lugar del "pueblo" en la legitimación del poder político, el caso de la ciudad y la provincia de Córdoba resulta muy especial. Como en el Mayo francés, en la Argentina de finales de los sesenta e incluso en gran parte de Latinoamérica, se articularon y convergieron desde sus especificidades los intereses y esfuerzos estudiantiles y obreros. En el caso que nos compete, la Reforma de 1918 ya avizoraba este tipo de relaciones, las cuales concebían a la universidad como un espacio de libertades y esperanzas para incidir en los destinos de la sociedad en su conjunto.

Conocer la defensa de la autonomía y de las libertades universitarias proclamadas al finalizar la segunda década del siglo XX y defendidas en 1969 en la ciudad de Córdoba, recuerda cómo varias generaciones de profesores universitarios fueron formados en sus principios y significados. La lucha por una sociedad más laica y moderna, la preocupación por los intereses de los sectores más vapuleados por el sistema económico y político, ha tenido en las universidades públicas del continente un escenario inmejorable para su despliegue. Sin desconocer el radicalismo y los excesos de los años sesenta que sacrificaron a una generación en el espejismo de unas revoluciones a la vuelta de la esquina, es necesario volver la mirada hacia esta historia inmediata, pues muchas de las claves para comprender nuestro convulso presente quizá se puedan hallar en lo que muchos autores denominan como la revolución cultural planetaria de 1968.

Finalmente, este artículo intentó echar un vistazo a un caso que generalmente se excluye de los grandes acontecimientos de la revolución cultural de los años sesenta y setenta. Reconocer el impacto de los postulados de la reforma de 1918 en el país no solo en las décadas subsiguientes, sino como se sugirió en el caso de la Universidad de Cartagena a mediados de siglo, puede ayudarnos a comprender más profundamente las rupturas de los años sesenta. Explorar los contactos de los estudiantes con los sindicatos pero también con otros movimientos sociales como el campesino, especialmente entre 1968 y 1972, se convierte en una nueva veta para ampliar la interpretación del llamado movimiento estudiantil colombiano de la época. A ello se suma la complejización de la radicalización hacia la izquierda que experimentó esta generación de universitarios, quienes en 1971 crearon lazos sin la existencia de una organización que los aglutinara. No por casualidad la protesta estudiantil se dio en casi todo el territorio nacional a partir de intereses, demandas y procedimientos similares a las de sus pares en París, Berlín, México y Córdoba.


3 A la llamada "Primavera Árabe" le han seguido en los últimos meses una nueva ola de protestas protagonizadas por jóvenes de diferentes partes del mundo. Baste recordar los "indignados" de España, las protestas de los jóvenes en Grecia y Portugal, el movimiento estudiantil en Chile que ha puesto en jaque al gobierno de Piñera y en las últimas semanas los sucesos de Inglaterra. En Colombia, con motivo de la reforma a la Ley 30 de 1992 que regula la educación superior, hemos presenciado lo que algunos analistas en la prensa han llamado el "renacer" del movimiento estudiantil. En este momento, los estudiantes obtuvieron una victoria importante al haber obligado al gobierno nacional a retirar el proyecto y plantear la posibilidad de una construcción conjunta del nuevo articulado. Ahora, después de cuarenta años de las más importantes jornadas de movilización estudiantil, los estudiantes se abren paso en la escena pública como un movimiento social que ha aglutinado algunas demandas sociales de varios sectores. Esta coyuntura brinda de cierta manera un buen contexto para retomar y profundizar el análisis de este actor social, así como de las temáticas de la educación en el país.

4 Por ejemplo el último trabajo publicado sobre el movimiento estudiantil de 1971 aunque aporta elementos interesantes sobre la construcción identitaria de los estudiantes y retoma la idea de la fluidez entre lo social y lo político en la historia colombiana, deja de lado los "contextos" históricos más allá del marco nacional. Ver: Jorge Cote Rodríguez. El movimiento estudiantil de 1971: Entre la homogeneidad y la heterogeneidad. En: Una historia inconclusa: Izquierdas políticas y sociales en Colombia. Cinep. Bogotá, 2009. P. 413-462.

5 Para una mirada panorámica sobre los sucesos de 1968 en todo el mundo ver: Manuel Garí; Jaime Pastor y Miguel Romero (Eds.). 1968: El mundo pudo cambiar de base. Los Libros de la Catarata. Madrid, 2008. Sobre la noción de revolución cultural planetaria se puede consultar: Carlos Antonio Aguirre Rojas. Repensando los movimientos de 1968 en el mundo. En: Para comprender el mundo actual: Una gramática de larga duración. Prohistoria. Rosario, 2005. P. 5365.

6 Estados Unidos reafirmó la política de intervención en el continente latinoamericano mediante la Doctrina del Destino Manifiesto, proclamada por Theodore Roosevelt en 1904. Esta doctrina era una especie de carta blanca para la intervención de los Estados Unidos en América Latina y el Caribe si cualquier nación bajo influencia de la órbita estadounidense dejaba en peligro los derechos o propiedades de sus empresas.

7 Cristina Vera. Reformas y contrarreformas de la Universidad de Córdoba. En: Estudios sobre la universidad latinoamericana: De la colonia al siglo XXI. Rudecolombia. Tunja, 2004. P. 183218. Álvaro Acevedo Tarazona. Reforma y movimiento universitario en América Latina: Siglo XX. En: ¿Hacia dónde va la educación universitaria americana y europea? Universidad de León. España, 2006. P. 553-559.

8 Álvaro Acevedo Tarazona. Reforma y reformismo en la universidad de América Latina. De la propuesta de reforma de Andrés Bello al instrumentalismo reformista de los años sesentas y setentas del siglo XX. En: Revista Historia y Espacio. No. 30.Cali, enero-junio de 2008. P. 6182. .

9 Silvia Sigal. Intelectuales y poder en Argentina: La década del sesenta. Siglo XXI. Buenos Aires, 2006. P. 79.

10 Carlos Tünnermann. La Reforma Universitaria de Córdoba. FEDES. Caracas, 1983. P. 31. Renate Marsiske. Clases medias, universidades y movimientos estudiantiles: 1900-1950. En: Movimientos estudiantiles en la historia de América Latina Centro de Estudios sobre la Universidad. México, 1999.

11 Luis Marco del Pont. Historia del Movimiento Estudiantil Reformista. Universitas. Córdoba, 2005. P. 27.

12 Carlos Ceballos. Los estudiantes universitarios y la política (1955-1970). Centro Editor de América Latina- Buenos Aires, 1986. P. 42.

13 Darío Cantón; José L. Moreno y Alberto Ciria. Argentina: la democracia constitucional y su crisis. Paidós. Buenos Aires, 2005. P. 14. No obstante, la situación del gobierno radical de Yrigoyen no fue de apoyo total a la reforma, debido a la debilidad política al poco tiempo de haber iniciado. La oposición de la prensa, la correlación de fuerzas adversa en el Congreso y las diferencias políticas al interior del mismo partido, dejaron el peso de la administración en la figura carismática del líder.

14 Mónica Gordillo. Protesta, Rebelión y Movilización: De la resistencia a la lucha armada, 1955-1973. En: Nueva Historia Argentina: Violencia, proscripción y autoritarismo (19551976). Tomo 9. Sudamericana. Buenos Aires, P. 329-330.

15 Arturo Claudio Laguado Duca. Cuestión social, desarrollo y hegemonía en la Argentina de los años sesenta: El caso de Onganía. En: Universitas Humanística. No. 70, Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 2010.P. 101-118.

16 Emilse Pons. Córdoba y la Revolución Argentina. Disponible en la red vía: http://www.saap.org.ar/esp/docs-congresos/congresos-saap/VI/areas/01/pons.pdf. [Recuperado el 17 de marzo de 2009] p. 2

17 Liliana de Riz. La política en suspenso 19661976. Paidós. Buenos Aires, 2000. P. 29. Un trabajo que puede dar cuenta de este particular apoyo de diferentes sectores políticos a Onganía es el estudio de Arturo Laguado sobre el discurso político de la Revolución Argentina. Allí tiene gran importancia el llamado de atención del autor sobre los diferentes tipos de nacionalismo que se movieron al interior de la Revolución Argentina, en donde se articularon corrientes más o menos de derecha, liberales en lo económico e incluso reivindicadoras de cierto antiimperialismo cuyas raíces se remontaban a los años veinte. Ver: Arturo Claudio Laguado Duca. Onganía y el nacionalismo militar en Argentina. En: Universitas Humanística. No. 62, Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 2006. P. 239259.

18 Emilse Pons. Córdoba y la Revolución Argentina...Op. Cit. P. 9

19 La Voz del Interior, 5 de julio de 1966.

20 Félix Luna. Golpes militares: De la dictadura de Uriburu al terrorismo de Estado. Planeta. Buenos Aires, 2001. P. 94

21 Darío Cantón; José L. Moreno y Alberto Ciria. Argentina: la democracia...Op. Cit. P. 78.

22 Alberto Ciria y Horacio Sanguinetti. La Reforma Universitaria /1 (1918-1983). Centro Editor de América Latina. Buenos Aires, 1987. P. 23, 25.

23 S.A. La Gaceta Universitaria 1918-1919: Una mirada sobre el movimiento reformista en las universidades nacionales. Editorial Universitaria de Buenos Aires. Buenos Aires, 2009. P. 93

24 Alberto Ciria y Horacio Sanguinetti. La Reforma Universitaria... Op. Cit. P. 29.

25 La Gaceta Universitaria 1918-1919...Op. Cit. P. 143.

26 Pablo Buchbinder . Historia de las universidades argentinas. Sudamericana. Buenos Aires, 2005. P. 95.

27 Los principales puntos del Manifiesto fueron: Autonomía universitaria. Sin duda el punto más polémico y trascendental de la Reforma era el que sostenía que la universidad debía ser autogobernada, eligiendo sus propias directivas y formulando sus propios estatutos y programas de estudio. El propósito era que los asuntos políticos externos no influyesen en el ritmo de la actividad universitaria. Dicho principio también implicaba que la fuerza pública no ingresara a los recintos universitarios. De alguna manera también proponía una autarquía financiera, un fin hoy imposible de cumplir. Cogobierno. Otro de los puntos más importantes de la Reforma, el cual implicaba que los profesores, estudiantes y egresados participasen en el gobierno universitario, práctica que se extendió a lo largo de los continentes americano y europeo. Libertad de cátedra o docencia libre con cátedras paralelas y cátedras libres. Con esto se buscaba garantizar que existiese la mayor cantidad posible de corrientes de pensamiento y tendencias sin censuras ni prejuicios. Cualquier cátedra tenía autonomía para investigar y enseñar y no podía ser vigilada académicamente. Así mismo, debía haber variedad de cátedras que podrían ser elegidas libremente por el estudiante. Libertad académica para el análisis y expresión de ideas filosóficas, científicas, sociales y políticas. Misión social de la universidad para que su función social fuese mucho más allá de la simple enseñanza de las aulas de clase. La educación universitaria debía involucrarse en la investigación y la solución de los problemas de la sociedad y de las naciones. Lo que hoy se llama la extensión universitaria. Vinculación de la universidad con el resto del sistema educativo nacional de base. Esto implicaba el apoyo universitario en los procesos de formación y una real cohesión del sistema de Educación Superior con los niveles medio general, técnico y primario. Asistencia libre a clases para facilitar el proceso académico a los estudiantes de clase media que tuviesen que desempeñarse como trabajadores. Docencia libre, es decir, el aula disponible para todo aquel que quisiera impartir sus conocimientos sin importar su corriente de pensamiento. Esto unido a concursos de oposición para seleccionar el profesorado y periodicidad de las cátedras. Gratuidad de la enseñanza superior para que la educación superior fuese asequible a todos los sectores sociales. Unidad latinoamericana, lucha contra cualquier forma autoritaria de gobierno.

28 Carlos Tünnermann. Noventa años de la Reforma Universitaria de Córdoba: 1918-2008. Clacso. Buenos Aires, 2008.

29 Félix Luna. Golpes militares... Op. Cit. P. 89

30 Pablo Buchbinder. Historia de las universidades argentinas. Op. Cit. P. 192

31 Mónica Gordillo. Protesta, Rebelión y Movilización.Op. Cit. P. 343-348.

32 Santiago Pampillón fue un estudiante y obrero que militaban en la Unión Cívica Radical. Fue asesinado por la Policía el 12 de septiembre de 1966 y se convirtió en el símbolo de la represión de la dictadura. Su fatídico deceso se convirtió en la piedra de toque para adelantar e incrementar la movilización, especialmente por su doble condición de trabajador y estudiante.

33 Emilse Pons. Córdoba y la Revolución Argentina.Op. Cit. P. 8-9.

34 Félix Luna. Golpes militares. Op. Cit. P. 92

35 Emilse Pons. Córdoba y la Revolución Argentina.Op. Cit. P. 21

36 Félix Luna. Golpes militares... Op. Cit. P. 93

37 Las referencias de los hechos del 29 de mayo de 1969 en Córdoba fueron tomadas de: Diario de la CGT de los Argentinos. Número 46. Junio 6 de 1969. p. 5; Félix Luna. Golpes militares... Op. Cit. P. 96-99; Mónica Gordillo. Protesta, Rebelión y Movilización.Op. Cit. P. 352-356.

38 Olmedo Vargas. Movimiento universitario, programas curriculares y universidad en Colombia durante 1921. En: Revista de Historia de la Educación Latinoamericana. No. 2, Tunja, 2000. P. 85-109. Del mismo autor ver: Olmedo Vargas. Dinámica del movimiento universitario en Colombia: 1920-1930. En: Archivos y documentos para la historia de la educación colombiana. RUDECOLOMBIA. Tunja, 2000. P. 125-135.

39 De la revista Universidad fundada por Arciniegas, Silvio Villegas y Augusto Ramírez, (estos dos últimos terminaron conformando el grupo Los Leopardos) se desprendieron de alguna manera los sucesos del 6-8 de junio de 1929 en que resultó muerto el estudiante Gonzalo Bravo Pérez. Tanto la revista como los carnavales y manifestaciones públicas se inspiraban directamente en los hechos de Córdoba. Ver: James Henderson. La modernización en Colombia: Los años de Laureano Gómez, 18891965. Universidad de Antioquia. Medellín, 2006. P. 248-249.

40 Estableciendo la conexión con algunas iniciativas de los años veinte, Piñeres resalta cómo en los años cuarenta en el marco de la defensa del Partido Liberal, los estudiantes contemplaron reivindicaciones por una universidad moderna y crítica, especialmente respecto a la adopción de la pedagogía moderna. No obstante, llama la atención sobre la debilidad organizativa del estudiantado bolivarense de aquel periodo. Ver: Dora Piñeres de la Ossa. Modernidad, Universidad y Región: El caso de la Universidad de Cartagena, 1920-1946. RUDECOLOMBIA. Tunja, 2008. P. 214-262.

41 Para las organizaciones nacionales ver: Manuel Ruíz Montealegre. Sueños y Realidades: Procesos de organización estudiantil 1954-1966. Universidad Nacional. Bogotá, 2002. Para el caso de AUDESA, ver: Alvaro Acevedo Tarazona. Modernización, conflicto y violencia en la universidad en Colombia: AUDESA 1953-1984. UIS. Bucaramanga, 2004.

42 Una descripción detallada de los sucesos en la Universidad del Valle se puede consultar en: Vianney Herrera y Leonor Trujillo. Movimiento estudiantil-Universidad del Valle-1971: Como fuerza social y su influencia histórica. Trabajo de grado para optar el título de Licenciatura en Ciencias Sociales. Universidad del Valle. Cali, 1993.

43 Además de las referencias de la profesora Piñeres, es necesario anotar el caso del Colegio de Barranquilla (CODEBA) en 1962 como otro referente a profundizar. Ver: Jesús Rafael Bolívar. La huelga de 1962 en el CODEBA: Violencia Estudiantil y moralidad católica. En: Memorias del XV Congreso Nacional de Historia, Línea 10: Movimientos y Actores Sociales-Mesa 05: Movimientos sociales e izquierda en Colombia, siglos XIX-XX. Bogotá: Asociación Colombiana de Historiadores, 26-30 de julio de 2010.

44 S.A. Crisis universitaria colombiana 1971: Itinerario y Documentos. Colombia: El Tigre de Papel, 1971. P. 7-16.

45 Hugo Aboites. Un libro indispensable. En: Noventa años de la Reforma Universitaria de Córdoba: 1918-2008. Clacso. Buenos Aires, 2008. P. 12. 46Carlos Tünnermann. Noventa años...Op. Cit. P. 39.

47 Hugo Aboites. El futuro de la Universidad en América Latina. Disponible en la red vía: http://www.riseu.unam.mx [Recuperado el 5 de agosto de 2010]

48 Germán Arciniegas citado por Carlos Tünnermann. Breve historia del desarrollo de la universidad en América Latina. En: La educación superior en el umbral del siglo XXI. CRESALC. Caracas, 1996. P. 11-38.

49 Dentro de los efectos más importantes del Cordobazo se pueden citar el posicionamiento de la juventud en la escena pública argentina, tal y como sucedió en Francia, México, Italia y otros países. Por otro lado y por un periodo corto de tiempo debido a la mano represiva de las dictaduras, la lucha armada y la vía violenta a la revolución experimentó una importante legitimación. No por casualidad se dio una explosión de movimientos guerrilleros en Argentina. En todo caso, puede decirse que el Cordobazo hizo parte de la ola de levantamientos obrero-estudiantiles protagonizados de los años sesenta y setenta.


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