Haciendo uso de la parodia y de la sátira, Disfrázate como quieras (2002) por Ramón Illán Bacca logra una representación literaria de la Colombia contemporánea que deja ver una nación en crisis y un Estado disfuncional. Estructuralmente, la novela puede ser vista como una parodia de las novelas detectivescas y de los textos fundacionales estudiados por Doris Sommer. En términos de contenido, hay una crítica satírica hacia los códigos y las reglas sociales. Tanto la parodia como la sátira son utilizadas para presentar visiones conflictivas de la nación. Así, el texto responde a un contexto histórico de inestabilidad socio-política y sugiere cuestionamientos hacia la problemática social de Colombia ocasionada por la debilidad del Estado.

El tema central de la novela, la investigación de un posible doble asesinato, nos remite a la existencia de un sistema judicial fallido. El juez Sócrates Bruno Manos Albas en vano intenta aclarar la causa de las muertes de Mécoro Montes, una princesa indígena y de Jerónimo Carazúa, hijo de un senador. En su función de juez-inspector, Manos Albas no lleva a cabo una investigación clara y analítica de las causas de la aparición de los dos muertos. En el texto se indican diferentes posibilidades para la resolución del caso que no son comprobadas por la efectividad de la investigación de Manos Albas sino que son sugeridas por medio de cartas que diversos testigos le envían, entre ellos el juez Goering Bermúdez Díaz Granados. Alrededor de la fallida investigación de Manos Albas se entretejen historias que remiten al desorden nacional ocasionado por políticos corruptos, jueces dominados por la diversión y la pasión, intereses partidistas, falta de preocupación por el bienestar social, familias con prestigio pero disfuncionales socialmente, influencia del narcotráfico, inseguridad social, terrorismo, secuestro y fraude electoral, entre otros.

El presente narrativo es marcado por la aparición de los dos cadáveres y el inicio de la confusa investigación. Desde este momento, el juez Manos Albas lleva a cabo digresiones que lo remiten a su pasado como estudiante en un seminario, a sus aventuras amorosas y a su vida personal y familiar. De igual forma, las cartas que recibe el juez Manos Albas lo transportan al pasado de las dos personas muertas y de los familiares y amigos de estas personas. A su vez, las personas mencionadas en las cartas cuentan otras historias que involucran acontecimientos dentro de la historia colombiana como la Guerra de los Mil Días, La Matanza de las Bananeras y el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. El presente y el pasado son mezclados para brindar un reporte completo de lo que ha ocurrido. La recurrencia al pasado y su constante mezcla con el presente se convierte en una estrategia literaria de reafirmación de lo conflictivo y lo caótico. Bacca utiliza una estructura desorganizada que remite al desorden que igualmente se observa dentro de la nación.

En Disfrázate como quieras aparece un juez-inspector que asume la investigación de un crimen quien, a diferencia de los detectives del género clásico como Sherlock Holmes y Hercules Poirot, carece de todas las características indispensables para resolverlo exitosamente, entre ellas capacidad deductiva, mente analítica e imaginación poderosa. Manos Albas es víctima de una falta de fuerza de voluntad y concentración para separar su trabajo de sus pasiones, no se enfrenta con ningún criminal que ponga a prueba su inteligencia e incluso muere, razón por la cual se cierra la posibilidad de una nueva investigación. En la novela, la ley es transgredida pero no hay una restauración de la misma al final lo que se presenta como una conexión directa con un contexto socio-histórico colombiano plagado de impunidad ante el delito.

Disfrázate como quieras puede ser clasificada dentro de la categoría que Stefano Tani denomina como novelas "anti-detectivescas." Al igual que este tipo de novelas, el texto de Bacca recurre a la parodia del género detectivesco como una manera de ajustarse mejor al contexto de violación de los derechos humanos en Colombia. Lo policíaco (detectivesco) es abordado dentro de un sistema atrapado en una violencia que impide el seguimiento de la ley y el castigo de los asesinos. Precisamente, Tani resalta en su libro que el sentido extendido de intranquilidad y desorden típico de los años de guerra fue elaborado por algunos escritores ilustrados a través de la moda posmoderna de la novela anti-detectivesca (xvi). Disfrázate como quieras se ajusta a esta tendencia como una manera de descubrir una nación colombiana en crisis, de abordar al hombre en situaciones negativas de falta de efectividad de la justicia, desesperanza, corrupción, violencia y terrorismo.

Junto a la parodia utilizada para menospreciar a los representantes del gobierno, Bacca emplea la sátira. Los jueces Manos Albas y Bermúdez Díaz Granados, el senador Tabaré Carazúa y el General Florentino Altapuya pueden ser agrupados por sus características negativas. Tanto Manos Albas como Bermúdez Díaz Granados pasan todo su tiempo en actividades que interfieren con sus deberes como jueces. La pasión sexual incontrolable de Manos Albas le impide realizar su trabajo con concentración y objetividad. De la misma manera, Bermúdez Díaz Granados es descrito como un juez que pasa la mayor parte de su tiempo asistiendo a fiestas, teniendo sexo y mirando películas mexicanas. En una de sus cartas, Bermúdez Díaz Granados le dice a Manos Albas:

(...) Aquí no hago sino leer novelas, la justicia que la administre mi secretario. (79)

La novela satiriza el papel de los jueces al exponer sus características negativas, especialmente su falta de responsabilidad para garantizar que la ley se cumpla dentro de un contexto amenazado por el poder económico del narcotráfico. De hecho, el uso de la sátira para criticar la función de los jueces lleva por metonimia al cuestionamiento de todo el sistema de justicia de la nación. En la cita se resalta el ataque hacia la ineptitud de los funcionarios públicos que se dedican a labores diferentes a las que corresponde por su oficio. El juez Bermúdez Díaz Granados admite su ineficacia como funcionario de la ley al ceder a una pasión que lo distrae hasta el punto de dejar su función en manos de su secretario. Este juez es mostrado negativamente por permitir que otra persona lleve a cabo sus obligaciones laborales y por reemplazar sus deberes por la lectura de novelas. Bermúdez Díaz Granados es asesinado en uno de los pocos momentos en los que se encontraba trabajando en la identificación de cultivos de marihuana, hecho que contribuye al propósito de la novela de enfatizar el conflicto socio-político y la vulnerabilidad de los empleados estatales.

Como representantes del Estado, el senador Tabaré Carazúa y el General Altapuya enfatizan el lado negativo de este organismo. La historia del senador Carazúa, personaje con ecos de Artemio Cruz, es el ejemplo de mayor corrupción y delincuencia en la novela. Como Cruz, Carazúa encarna la figura del líder político latinoamericano que logra llegar a una posición política sobresaliente sin importarle los medios. Su caracterización lo acerca a un ser irracional por su sed insaciable de sexo que lo llevó desde el bestialismo hasta el acto de aprovechar su posición como diputado de la Asamblea para desvirgar a centenares de mujeres. Por su parte, Florentino, el General Altapuya, tiene cargos de conciencia por su mala gestión como gobernador. (...) Se había distinguido por su rudeza en la Guerra de los Mil Días y había fusilado sin contemplaciones a los prisioneros que no habían tenido la suerte de poseer un buen padrino(62). Aquí se observa la situación usual de abuso del poder atribuido por el cargo político que funciona como un medio de autorización para la transgresión de la ley impuesta a la sociedad pero no siempre seguida por sus más altos representantes. El senador Carazúa y el General Altapuya visibilizan la deficiencia del Estado colombiano y ejemplifican la transgresión de las normas sociales.

Disfrázate como quieras también se puede leer como una parodia de los textos fundacionales. A diferencia de Doris Sommer en su estudio denominado "Ficciones Fundacionales, novelas nacionales de Latinoamérica," los personajes de Bacca no sugieren ideas nacionalistas enraizadas en amores y matrimonios heterosexuales y naturalizados por la iglesia y el patriarcado como formulas de garantía para la unidad y la consolidación no violenta. Disfrázate como quieras no plantea una domesticación de la sociedad civil basada en amores y matrimonios heterosexuales idealizados. En el texto de Bacca no hay una jerarquía que legitimice la autoridad del hombre en base a la unión con una mujer que le sea fiel ni tampoco aparecen hombres héroes que puedan convertirse en modelos masculinos. De forma contraria, la novela presenta uniones conflictivas y familias heterosexuales que contribuyen al deterioro de la nación.

La familia Altapuya, un símbolo de la burguesía y del sector hegemónico, puede ser catalogada como una especie de anti-familia por su contra-posición a la idea de la familia patriarcal que encarna moralidad y estabilidad nacional y que contribuye al fortalecimiento del Estado. Como el mismo texto explica:

(...) Nunca se sabía en que momento un viento tumbaría la finca y el esplendor. Además, sus familiares sólo supieron gastar, no pensaron en invertir. Los destinos nacionales no los desvelaron, por eso nunca llegaron a tener altos cargos, salvo el general Altapuya, que fue un poder local. Era una familia con una gran carga de frustración, él (Bruno) incluido. (96)

Los Altapuya, cuyo apellido hace referencia al estado de altivez al que llegan los miembros de algunas familias a consecuencia de su posición social determinada por el dinero, se convierten en un ejemplo de un núcleo familiar del sector económicamente hegemónico que no utiliza su fortuna correctamente o en beneficio de la nación. Por el contrario, se dedican de forma enceguecida al despilfarro y a la vida superficial. Los cinco hijos del General Altapuya ejemplifican la falta de una educación integral capaz de desarrollar al ser en todo su potencial. El dinero de la familia Altapuya sólo logró la creación de sujetos incapaces de luchar por un futuro promisorio. La familia Altapuya permite cuestionar la idea patriarcal y católica de fundación o construcción de la nación por medio de un núcleo familiar heterosexual. En este caso, la unión de padres heterosexuales no es presentada como una garantía de formación de sujetos aptos para la sociedad.

Disfrázate como quieras no sólo sugiere una crítica hacia la idea de consolidación de la nación por medio del amor y el matrimonio heterosexual sino que también abre espacio a sexualidades y comportamientos usualmente señalados como fuera de la norma. El texto incluso incluye a personas que constantemente transgreden la ley. La novela utiliza personajes como el travesti, el juez bisexual, el asesino a sueldo, y la mujer andrógina y promiscua. Al usar estos personajes, el texto abre espacio a sujetos que se alejan de los modelos idealizados impuestos por las sociedades patriarcales y católicas. Al incluir de forma predominante a personas marginadas o que no se ciñen a la ley, el texto produce espacios desde los cuales parodiar, enfrentar y cuestionar la visión impuesta por quienes sustentan el poder. A manera de ejemplo, el asesino Diamelo Iguarán no sólo refuerza la falta de efectividad de un Estado incapaz de detener a los criminales sino que también rompe con las construcciones sociales y culturales que le atribuyen al individuo una conducta determinada por su oficio. Por lo general, el matón o sicario se relaciona con una figura súper masculinizada, inescrupulosa y mujeriega tal como ocurre en el caso de Iguarán. El giro inesperado se da cuando el asesino se entera de que su mujer es un travesti. Esta información es suministrada al lector por medio de una de las cartas que le envía el juez Goering Bermúdez Díaz Granados a Manos Albas en la cual le cuenta:

(...) no me va a creer, pero en ese instante no lo mató sino que lo ha besado y le ha revelado que cualquier cosa que él fuera, mujer u hombre, animal, vegetal o mineral, lo que él más deseaba en el mundo era acostarse con él (78) y como el travesti lo rechazó, el matón terminó propinándole dos balazos, mientras lloraba y gritaba que lo amaba (78) en frente de sus amigos, todos muy machos (78).

Por un lado, la escena enseña una situación peligrosa de desorden social ocasionada por la falta de efectividad de las autoridades en la detención de criminales y por el otro, funciona para criticar la masculinidad que no tiene que ser vista como producto de un comportamiento inherente al género ni al oficio sino como una serie de posturas y gestos adoptados por el carácter discriminatorio de la norma social. Como sugiere Rebecca Biron, la masculinidad funciona como

(...) un garantizador ontológico incuestionable de identidad genérica y como una demanda inestable y cambiante de actuaciones creíbles de esa identidad. En ambos casos, significa una posición social en relación a la mujer y al sistema estratificado de relaciones entre los hombres. (Biron 11, traducción mía).

En conclusión, Disfrázate como quieras elimina a cualquier representante en términos de género que constituya un paradigma de conducción de los destinos nacionales. Haciendo uso de la sátira y la parodia, la novela de Bacca lleva a cabo una representación literaria de Colombia como nación contemporánea en crisis dentro de la cual el concepto de Estado como organización política de la sociedad basado en instituciones de gobierno que garanticen el establecimiento del orden y la seguridad por medio del cumplimiento de la ley, es presentado como un asunto cuestionable.

Carlos de Oro*

* Ph. D. University of Miami. M.A. University of Arkansas. Actualmente trabaja como Assistant professor of Spanish en Southwestern University.