Memorias. Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe

versión On-line ISSN 1794-8886
n.° IX, julio-diciembre de 2008


El tejido de la identidad colectiva en San Andrés Isla: Colombianos y extraños

Rafael Andrés Sánchez Aguirre
[verderoots@gmail.com]


Resumen

En este texto se intenta mostrar cómo la identidad colectiva en San Andrés isla está ligada a un largo proceso de poblamiento durante su historia, proceso en el que se reproduce la imposición de un sector social sobre otro. Se reconocerá el papel central de la 'estigmatización social' que ejercen los grupos humanos entre sí en aras de su distinción y predominio grupal.

Palabras Clave: figuración social, identidad raizal, representaciones sociales.


Abstract

This text attempts to show how the collective identity in San Andrés island is alloyed to a historical long process of colonization in which the imposition of one social sector above other has been normal. The central paper of the ' social stigmatization' will be recognized like a basic referent that the human groups use to develop their group distinction and predominance.

Key Words: Social figuration, ethnic identity, social representations.


Introducción

La presencia de nuevos pobladores en un territorio en el que ya se ha asentado una comunidad, lugar en el que se han tejido unos sentidos de vida y una cultura, genera nuevas dinámicas y relaciones sociales. En San Andrés las continúas migraciones, especialmente acentuadas en la segunda mitad del siglo veinte, definieron las formas en que era representado tanto el colombiano continental como el colombiano sanandresano. Las maneras en que se daban las representaciones sociales de uno y otro grupo, tenían su propio eco en la configuración de las identidades colectivas puestas en juego. La presencia de foráneos fortaleció en San Andrés la cohesión del grupo social que, con mayor tiempo, había habitado y apropiado tal territorio.

En este artículo se intenta mostrar la forma en que las representaciones periodísticas acerca de los nuevos pobladores, entre 1970 y 1991, alimentaron las dinámicas identitarias en San Andrés, promoviendo en cierto grado la organización social y sentando algunas de las bases del movimiento raizal1. Inicialmente, se presenta una mirada del proceso de arribo de pobladores al archipiélago en diferentes momentos de la historia, desde la colonización inglesa hasta nuestros días. Luego se ofrece un análisis de textos periodísticos alusivos a las migraciones ocurridas más recientemente y en relación con el reconocimiento de aquellas personas que se autodenominan raizales. El periodo reciente será más comprensible en la medida que este vinculado al desenvolvimiento de un largo proceso, permitiendo constatar rasgos estructurales que median en la construcción de las identidades colectivas.

Se ha asumido aquí, que la identidad colectiva consiste en una figuración social que se teje a partir de las interrelaciones humanas. Para aclarar la idea de figuración, Norbert Elias sugiere que: "cuando cuatro personas se sientan en torno a una mesa y juegan a las cartas constituyen una figuración. Sus acciones son interdependientes... Lo que se entiende aquí como figuración es el modelo cambiante que constituyen los jugadores como totalidad, esto es, no sólo con su intelecto, sino con toda su persona, con todo su hacer y todas sus omisiones mutuas... se trata de un tejido de tensiones"2.

En este escrito se presenta, en términos de tal propuesta teórica, el tejido identitario sanandresano que se desenvuelve a partir del encuentro de 'grupos sociales diferentes' y la consolidación de un modelo de interdependencia que se recrea constantemente: —Por lo general, la presencia de nuevos pobladores en San Andrés implicó el establecimiento y distinción de un grupo social, y la marginación y estigamatización de otro u otros grupos humanos. Más recientemente, la imposición de un grupo social sobre otro, a partir de sus distinciones e identificaciones, fue reforzada por los medios masivos de comunicación y las representaciones sociales que se han difundido.

1. Ciclos de poblamiento

La formación de la identidad sanandresana está relacionada con la historia del poblamiento de la isla, los grupos humanos que han hecho presencia en este territorio han influenciado la manera en que se reconocen sus habitantes a través del tiempo. Existen momentos significativos en la historia del poblamiento de San Andrés, lo que permite hablar de ciclos migracionales con características propias y ocurridos desde el siglo XVI principalmente. Cada ciclo evidencia rasgos socio-culturales que han sido reproducidos por sus pobladores y que diferencian a la población con mayor antigüedad de permanencia en el lugar3. Veamos cómo fue el proceso de encuentros y desencuentros sociales.

Puede decirse que existen seis ciclos de poblamiento dentro de la historia de las islas: Miskito (¿ -1629), Inicios de colonización inglesa (1629-1677), Siglo del Olvido (16771780), Raizal (1780-1953), Puerto Libre (1953-1991) y Multicultural (1991- ?).

El primer ciclo de " poblamiento" de San Andrés, denominado Miskito, va desde el periodo precolonial europeo, no determinado, hasta el año de 1629. Tiempo en el cual la comunidad indígena centroamericana perteneciente a la familia Miskito Sumo Matapalpa, visitó constantemente la isla. Los Miskitos visitaban la región insular en busca de alimentos como tortugas, langostas, caracoles y peces, además que lograban proveerse de buenas maderas. Historiadores como Arthur P. Newton (1985), confirman que los indígenas centroamericanos permanecieron provisionalmente en las islas antes de la llegada colonizadora de los ingleses en 1629 y lo siguieron haciendo por un buen tiempo. Sin embargo, no puede confirmarse que los Miskitos hayan promovido un poblamiento efectivo del archipiélago, más bien se trataba de una zona de paso dentro de sus actividades marineras.

Los nativos fueron tratados con consideración por los colonos ingleses y se les permitió la libre navegación y estadía en las islas, estos indígenas pueden considerarse los más antiguos habitantes de San Andrés, quienes fueron finalmente desplazados a través de diferentes olas colonizadoras. El ciclo Miskito se caracteriza por una escasa intervención sobre el medio ambiente y el uso básico de la naturaleza para la subsistencia, una vez aparecen los colonizadores europeos tal relación se modificará. Con la llegada de corsarios, contrabandistas y constructores de barcos se empezó a delinear otro uso del territorio, otro sentido de apropiación que redundará en la explotación de la tierra y en la paulatina exclusión de los indígenas como habitantes de mayor antigüedad y tradición en las islas. Debido a las pocas fuentes históricas relacionadas con este ciclo no es mucho lo que puede decirse del mismo.

El segundo ciclo poblacional va de 1629 a 1677, ha sido asumido por la actual comunidad raizal como un período fundacional y mítico, relacionado con el pasado puritano, ingles y pirata. Este ciclo puede considerarse en dos fases: —de colonización puritana y —de énfasis en la piratería y ejercicios militares. Estos pobladores del archipiélago hacían parte de una corriente religiosa puritana apoyada por miembros del gobierno ingles que fueron opositores de la corona. Los promotores de una aventura colonizadora y comercial en el Caribe no apoyaban el trato amable y conciliador del rey Carlos I con el gobierno español. La preocupación de los políticos ingleses se vinculaba a los peligros que corrían sus creencias protestantes, debido a la fuerte expansión de la religión católica. Así que varios ingleses influyentes, como el conde de Warwick, promovieron el desarrollo de compañías colonizadoras, entre las que se encuentra Providencia, con el ánimo de mantener una actitud comercial y cultural anti-hispánica. "En mayo de 1631 llegó el primer grupo de personas directo de Inglaterra a Vieja Providencia. Y para 1635 había 500 hombres blancos, 40 mujeres y algunos niños"4, el énfasis de la colonización era la consolidación de una sociedad religiosa formada solamente por ingleses.

La tierra era del reino y administrada como una compañía, los colonizadores entregaban parte de su trabajo a la empresa, predominaba el trabajo agrícola y artesanal, otras actividades complementarias fueron la pesca y la caza de tortugas. La exigencia del trabajo y el clima de difícil asimilación para los ingleses hicieron inminente la presencia de esclavos. Además, las islas hacían parte de las rutas del comercio esclavista y las ventajas generadas con la nueva mano de obra beneficiaban en mejor forma a los inversionistas. La presencia de población africana se dio con la colonización inglesa, "en 1633, llegaron los primeros esclavos al Archipiélago. Esta gente fue traída de Isla Tortuga para la explotación de madera de tinte. Desde entonces su número creció en forma constante, tanto que durante la colonia, Vieja Providencia, por su ubicación marítima, fue importante como centro de tráfico de esclavos en la zona Caribe "5.

El sueño de una sociedad puritana igualitaria, basada en una economía granjera, fue cambiando hacia una sociedad esclavista con economía de plantación en la que la explotación del hombre negro era común. Las constantes enfermedades de los trabajadores ingleses, el clima, las guerras por la posesión del territorio y el éxito comercial de otras colonias que usaban esclavos, fueron factores que impulsaron el cambio de la compañía Providencia y la forma del poblamiento del archipiélago. Con la llegada de la población esclava se acentuó a su vez la presencia de piratas y el contrabando y el ataque a las embarcaciones españolas, lo que llamó la atención del gobierno español y su empeño por recuperar un territorio estratégico.

Después de varios ataques españoles a Providencia la isla fue tomada por el almirante Francisco Díaz Pimienta en 1641, quien apresó a los colonos hombres y devolvió a mujeres y niños a Inglaterra, además de confiscar todas sus pertenencias. Díaz Pimienta encontró aproximadamente 400 personas libres y 381 esclavos6.

Vale la pena resaltar que San Andrés era un buen refugio de esclavos debido al escaso interés que generaba sobre los ingleses o españoles, sus condiciones geográficas no eran aptas para el ejercicio militar y sus recursos naturales no eran tan buenos como los de Providencia. Al parecer algunos afrodescendientes permanecieron escondidos en San Andrés y mantuvieron contacto con los indígenas Miskitos7. Con la reconquista española de Providencia termina la colonización puritana, sin embargo las huellas sobre el medio natural empiezan a marcarse por el desarrollo de un ejercicio social, económico y militar. Después de 1641 y hasta 1677 la región será centro de acciones militares y piratas, la fortificación de Providencia desde la llegada de los ingleses será una marca en la fisonomía del lugar.

Providencia es tomada momentáneamente en 1670 por Henry Morgan, este pirata encontró 90 colonos y 200 soldados españoles, estos últimos fueron expulsados y los colonos pudieron permanecer. Dos años más tarde, el gobernador de Panamá retoma Providencia constatando la presencia de los colonos dejados por Morgan y permitiendo su estadía. En 1677, debido a conflictos políticos en Europa y al desarrollo de acuerdos entre España e Inglaterra, cesan por un buen tiempo las actividades piratas en las islas y los intereses de apropiación del territorio. Se inicia el tercer ciclo de poblamiento o siglo del olvido, tiempo en el que intermitentemente algunos navegantes arribarán en busca de madera o de provisión de alimentos, "es un periodo de la historia del poblamiento (1677-1780) que se caracteriza por tener escasos documentos históricos y la falta de pertenencia de territorio "8.

Las islas son mencionadas nuevamente por el gobernador de Costa Rica en 1738, quien propuso el envío de veinte familias a San Andrés para aprovechar las tierras, además reconoció la presencia de algunos ingleses en tal lugar. La propuesta mencionada no tuvo eco. Cuatro años después, en 1742, se confirma la permanencia de ingleses que se dedicaban a trabajar la tierra y a la construcción de embarcaciones. De las personas que pasaron por el archipiélago en tal periodo muy pocas se quedaron, las que permanecieron y aquellas que fueron llegando de islas y costas cercanas fueron la base que constituyó la población "más tradicional" y con mayor antigüedad en el territorio.

Hasta aquí, se puede sostener que los pobladores del segundo y tercer ciclo poblacional, constituyeron el referente desde el cual se alimenta un mito fundacional que es vinculado y asumido por la población raizal contemporánea. Tal mito propende por el vínculo que existe entre la población colonizadora inglesa de los siglos diecisiete y dieciocho, y la población que se reconoce como raizal en tiempos recientes en San Andrés.

El cuarto ciclo de poblamiento se da a partir del fortalecimiento de una comunidad que se mantuvo en San Andrés durante el 'siglo del olvido' y aquellos que fueron arribando posteriormente, en su mayoría esclavos e ingleses. Es en este periodo, que va de 1780 a 1953, que se constituye la comunidad raizal considerada como la ascendencia fundamental de la comunidad isleña y que en tiempos recientes es representada como la "más tradicional". Sin embargo, en la actualidad, la sociedad raizal parece reconocerse más en un pasado puramente ingles que en un pasado africano y esclavo9. El ciclo de poblamiento raizal tiene dos momentos: —de colonización y esclavitud, y —de abolición de la esclavitud y economía del coco; cada momento aportará, según las diferentes prácticas sociales, elementos que han dinamizado el tejido identitario sanandresano.

-La colonización y esclavitud vivida entre 1780 y 1853 en el archipiélago, tuvo a San Andrés como centro del proceso, a diferencia de la primera colonización inglesa que se concentró especialmente en Providencia. En 1780 el capitán Kemble, marinero norteamericano que comandaba un buque patrullero británico, cuenta que en su paso por San Andrés la encontró habitada por doce familias predominantemente mulatas, estas personas cultivaban el algodón y criaban un ganado de 100 cabezas10. El algodón se había convertido en un producto de gran demanda y buen precio, debido al desarrollo de una industria textil ligada a la Revolución Industrial en Inglaterra, lo que justificaba la presencia de ingleses en San Andrés y la puesta en práctica de una economía de plantación con mano de obra esclava.

El cultivo de algodón fue convirtiéndose en uno de los principales productos de exportación en San Andrés. "En 1782 se produjeron en San Andrés 820 libras de algodón de fibra larga y cada año se cosechaban 600 libras. Sobra decir que estas grandes extensiones de cultivo de algodón causaron una parcial destrucción del bosque que conocieron los pobladores anteriores"11. Junto a este cultivo se dieron pequeños cultivos de subsistencia, pero fue el cultivo a gran escala el que se impuso permitiendo la llegada de una gran cantidad de esclavos. La mayoría de esclavos provenían del caribe anglófono, aunque algunos fueron traídos directamente de las costas de África occidental. Estas personas vivían en condiciones pésimas, agrupados en barrancones y cultivando sus alimentos para subsistir, las difíciles circunstancias fueron motivantes de levantamientos sociales en 1799 y en 1841.

En 1786 España e Inglaterra firman un acuerdo en el que se reconoce la soberanía española sobre la costa de Miskitos y las islas cercanas. En 1789 España decide expulsar definitivamente a los colonos ingleses del archipiélago, el irlandés Thomas O'Neill (subdito del rey español) tuvo a cargo la misión de desalojo, sin embargo, tal labor no fue efectivamente desarrollada. O'Neill logró, más bien, afirmar buenas relaciones con los colonos permitiendo a algunos su estadía y consolidar su nombre para llegar posteriormente a la gobernación de las islas. Los ingleses que se quedaron debieron jurar lealtad al Rey de España, fidelidad al catolicismo y abstinencia comercial con Jamaica. En 1798 fue concedido el permiso de permanencia de los ingleses y la colonización con adquisición de títulos de propiedad, además de la condición de 'Puerto Menor' para la isla.

El 'Puerto Menor' significaba la exención de impuestos para la exportación e importación, se trataba de un aliciente para el mantenimiento de un comercio legal desligado de las relaciones con islas británicas. Aún así, el contrabando se mantuvo al igual que la relación con islas inglesas, es muy probable que O'Neill se viera favorecido con tales prácticas y por lo tanto el control ejercido no fue riguroso. Solo hasta 1822 el archipiélago es incorporado al territorio colombiano y es proclamada su adhesión a la constitución de Cúcuta. La adhesión fue formalizada por un cabildo de siete miembros "blancos" de ascendencia inglesa12.

Se calcula que para 1793 había en San Andrés 391 habitantes, de los cuales 281 eran esclavos, y en 1806 habitaban la isla 1200 personas, la población esclava correspondiente era de 800 personas, en adelante los afrodescendientes fueron una gran mayoría en la isla. De forma complementaria al crecimiento poblacional, la iglesia fue consolidándose como núcleo de cohesión social y de formación, "fue así como la educación bautista hizo del ingles la lengua de la cultura y la consagró como lengua de prestigio, convirtiéndola en un claro elemento de identificación social. Este hecho cultural tuvo larga proyección histórica, pues hizo de la iglesia la principal fuerza de defensa de la lengua inglesa, considerada un elemento propio de la cultura isleña"13. El reverendo providenciano Phillip Beekman fue el fundador de la primera Iglesia Bautista sanandresana en 1847. El reverendo Beekman fue promotor de la liberación de esclavos mucho antes de abolición legal en Colombia promovida desde 1851.

-El segundo momento del ciclo de poblamiento raizal tiene que ver con la abolición de la esclavitud en 1853 para San Andrés, la consolidación de una economía del coco hasta el año de 1912 y la depresión de tal economía hasta 1953. La abolición de la esclavitud propició cambios sociales y económicos que incidieron sobre el poblamiento y transformaciones del medio ambiente sanandresano, principalmente la forma de tenencia y uso de la tierra cambiaron. Aumentó la mano de obra libre, lo que generó mayores costos de producción, algunas plantaciones fueron abandonadas y posteriormente apropiadas por exesclavos. El cultivo de algodón fue sustituido por el de coco, que se ajustaba mucho mejor al trabajo libre y en pequeñas propiedades.

La sociedad basada en una economía esclavista y de plantación se transformó en una comunidad que producía especialmente para vivir: pescando, cultivando la tierra y aportando a una economía del coco. De esta manera, "el paisaje de bosques y cultivos de algodón, se transformó en San Andrés en un inmenso bosque de palmeras de coco. La mayor parte de los 4.500 acres de la isla se sembró con 200 a 300 palmeras por acre, cuando lo aconsejable era 70 palmeras por acre. E. Eaton, un visitante que llegó a San Andrés en 1913, escribió en su crónica lo siguiente: «La colina se alza suavemente y todas las faldas se encuentran sembradas de coco... el coco es la vida de la isla, es su riqueza, es su todo... aquí no se cultiva otra cosa fuera de coco...» "14.

El cultivo del coco debilitó una economía que beneficiaba exclusivamente al amo ingles, a la par que permitió mejorar las condiciones de vida de aquellos que anteriormente fueron esclavos. Las nuevas prácticas económicas modificaron el medio ambiente, al igual que influenciaron nuevas dinámicas sociales que se conjugaron con la configuración de una cultura local en la que la religión protestante fue un pilar. El principal mercado comercial no era ya Inglaterra o sus colonias, sino Estados Unidos. En 1873 fueron exportadas a Norteamérica algo más de dos millones de nueces, una década después las exportaciones eran de cuatro millones y el precio del coco seguía subiendo. Esta fruta constituyó una gran oportunidad económica para la sociedad sanandresana que se configuraba después de la abolición, "durante sus mejores años, 1900-1906, la cosecha anual de nueces en San Andrés fue de dieciséis millones, pero a partir de entonces la producción disminuyo debido a la sequía, las plagas de ratas y el hecho de que las palmas habían sido sembradas muy cerca unas de otras y sin técnica alguna"15.

Hasta inicios del siglo veinte las islas habían estado desligadas de la Colombia continental, pero el interés por ejercer soberanía nacional hizo inminente la llegada de colombianos y sus instituciones. La presencia de diferentes estamentos nacionales a comienzos del siglo veinte en la isla, se halla en conexión con la perdida de Panamá y la preocupación del gobierno por confirmar su presencia y legitimidad sobre el archipiélago.

Así, por ejemplo, la presencia de la misión católica se da en 1902 como parte del ejercicio de colombianización de las islas, ejercicio que implicaba un acercamiento cultural ligado principalmente a "una religión, unas instituciones gubernamentales y un idioma nacional"16.

Es importante recordar que en 1932 los cultivos de coco son arrollados por una plaga de ratas, además, el precio de tal fruto iba en picada, cuestiones que llevaron a una fuerte depresión económica y una disminución poblacional. Muchas personas dejaron la isla, emigrando hacia Panamá y Cartagena principalmente. En 1938 se cuentan 4.261 habitantes en San Andrés y para 1951 se encuentran 3.705, solo con la declaratoria del Puerto Libre muchos de los antiguos habitantes volvieron con la expectativa de nuevas oportunidades y mejores condiciones de vida17. No obstante, las dificultades para los pobladores raizales de la isla se incrementarán y el empobrecimiento del grueso de la población será la constante, no solo en la isla sino en todo el territorio nacional.

El quinto ciclo de poblamiento va del año 1953 hasta 1991, periodo en el cual es puesto en práctica el Puerto Libre como motor del 'desarrollo' económico del archipiélago. El libre comercio y el fomento de la industria turística serán actividades características en este lapso de tiempo. Adicional, se mantendrá el ejercicio de integración de las islas a la nación, generándose en el proceso diferentes efectos a nivel cultural, social, político y ambiental. Las nuevas oportunidades relacionadas con el puerto libre, en términos del comercio y el turismo, impulsaron una gran ola migracional hacia San Andrés. La principal corriente migratoria provino de la nación continental, aunque también hicieron aparición los migrantes del Medio Oriente conformados por sirios, libaneses, palestinos y algunos judíos que empezaron a llegar desde los años cincuenta. Estos extranjeros lograron, con el paso del tiempo, controlar el comercio de la isla procurándose un poder que les facilitó el acceso a espacios políticos.

Los colombianos continentales que arribaron a San Andrés durante este periodo procedían especialmente de los departamentos de Bolívar, Atlántico y Antioquia, la llegada masiva y acentuada de estos nuevos pobladores se vivió en los años sesenta y setenta. Vollmer sostiene que, "el grupo más grande llego de la costa Atlántica como mano de obra en la construcción de la infraestructura hotelera y comercial de la isla y como empleados del servicio. Como estas labores ni las conocían ni les interesaban a los isleños, se creó una gran demanda y, poco a poco, fueron llegando familias enteras"18.

Muchas de estas personas buscaban oportunidades que no tenían en el continente y las posibilidades de empleo los motivaron a quedarse. La decisión de los colombianos continentales de permanecer en la isla puede relacionarse también, con las situaciones de violencia que vivió el país desde mediados del siglo veinte alusivas a las confrontaciones políticas partidistas y el frente nacional. La migración descontrolada fue apoyada por el gobierno colombiano, ya que la presencia de colombianos continentales aceleraba la integración de la isla a la nación y fortalecía la soberanía gubernamental. La colombianización siguió el curso que traía, enfatizando sobre las creencias católicas y el idioma español. La nueva población funcionalizaba bien con las ideas integracionistas, por lo que el gobierno apoyó a algunos de estos nuevos habitantes en la consecución de vivienda y acceso a la educación. Se calcula que para 1952 había 5.675 habitantes, en 1964: 16.731, en 1973: 22.989 y en 1988: 42.315, el aumento poblacional fue permanente y exigió el desarrollo de mecanismos de control migratorio en los años noventa19.

La urbanización de la isla se dio desde los años sesenta con la concentración de población en North End, pero es especialmente entre 1970 a 1985 que se construye la infraestructura turística, comercial y administrativa en la zona mencionada. De las construcciones tradicionales en madera se paso, desde mediados de siglo, a las construcciones en cemento. La construcción de viviendas no siempre fue con los mejores materiales y en las mejores zonas, las personas recién llegadas y menos favorecidas, entre 1970 y 1991, tuvieron que conformarse con construcciones muy limitadas y en zonas poco aptas, constituyendo los primeros tugurios de San Andrés. Adicional al desorden urbanizador, los recursos naturales se vieron drásticamente limitados, la cobertura de los servicios públicos que trajo el puerto libre nunca dió abasto y la gran producción de desechos no pudo ser controlada, muchas de las basuras y residuos fueron vertidos al mar afectando la vida marina. El cambio del modelo económico de subsistencia al modelo turístico y comercial promovido desde 1953, fue una fuerza que modificó estructuras vitales de la comunidad raizal.

Los raizales que antes vivían de trabajar la tierra y la pesca no eran incluidos en las nuevas actividades comerciales, pues no estaban acostumbrados a trabajar en la construcción o el comercio, su participación en el nuevo modelo económico era como desempleados y objetos exóticos para los turistas. El exagerado aumento poblacional y la ausencia de planificación urbana, fueron fuente de problemáticas relacionadas con la salud, la educación, la vivienda y el desempleo.

La miseria se hizo evidente en San Andrés, al igual que los robos y los conflictos entre los grupos sociales. A pesar de la crítica situación, fueron las difíciles condiciones una potencia para la organización social en aras del reconocimiento efectivo de los derechos de la comunidad.

La organización social política de los raizales, entre 1970 y 1991, se fundamentó en el tejido y afirmación de la identidad local, aportando a la formación de colectivos sociales que alimentaban la cohesión y diferenciación de la comunidad. Un ejemplo de tal organización fue el S.O.S., este grupo (Sons Of the Soil - Hijos de la Tierra), que se consolidó a mediados de los ochenta, fue un modelo de acción colectiva en la isla, cuyo énfasis se concentró en las tradiciones culturales como base para la exigencia de la autonomía y respeto que debía tenerse hacia la comunidad isleña-raizal. La organización de la comunidad que se reconocía como la más "tradicional", fue un ejercicio político que permitió el acceso de líderes sanandresanos al gobierno local y nacional, práctica que labró un camino que desembocó en el fortalecimiento y reconocimiento de la multiculturalidad en la constitución de 1991.

Las diferentes y difíciles condiciones que aquejaban a la comunidad con mayor antigüedad en San Andrés, infundieron fuerzas hacia el encuentro de los raizales y la lucha por su autonomía cultural, política y económica. Más allá de conformarse con la aceptación desprevenida de las imposiciones en nombre de lo nacional, los sanandresanos fueron tejiendo una resistencia cultural y social que redundo en la vida cotidiana de los habitantes de la isla, "la perdida del control económico y político creó la necesidad de establecer limites tanto físicos como socio-culturales. Por un lado, se delimitaron espacios públicos donde el continental no participa de forma total: las iglesias bautistas, bailaderos diurnos y nocturnos en San Luís y zonas escolares de isleños angloparlantes... Por otro lado, nació una actitud agresiva hacia el colombiano continental, llamado 'paña' (en alusión a la tradición española)... debido a su comportamiento muchas veces arrasador e irrespetuoso con la idiosincrasia nativa "20.

Entre 1970 y 1991 se da un proceso de organización social basado en la construcción de una identidad cultural y la lucha por el territorio, la presencia desmedida de extraños o nuevos pobladores alimentará el sentido de distinción de aquellos con más tiempo de permanencia en la isla. La cohesión grupal de la comunidad isleña se ve fortalecida en proporción a unas condiciones de vida cada vez más adversas, y a pesar de que la colombianización mantiene un ritmo fuerte con la presencia de colombianos continentales, la recuperación de la memoria y de las tradiciones isleñas será parte de una lucha y resistencia colectiva.

El sexto y último ciclo poblacional empieza con la constitución de 1991 y va hasta nuestros días, en este periodo la carta constitucional del 91 será promovida como una especie de tabla de salvación para las minorías étnicas y culturales. Sin embargo, se trató básicamente de la formalización legal y la aceptación de la sociedad colombiana como una sociedad multicultural, se permitió una participación política más amplia y se dio impulso y respaldo a la autonomía de los gobiernos locales. La nueva constitución fue un aliciente para las organizaciones sociales que finalmente fueron cooptadas por la maquinaria política, los líderes sociales ocuparon cargos importantes y resultó casi imposible desarrollar cambios sustanciales en favor de la comunidad.

De todas maneras, en este ultimo ciclo debe reconocerse el avance en la formulación de una política poblacional más definida en los controles migracionales, que promovió mecanismos para la regulación de la entrada y salida de visitantes a San Andrés. De otra parte, el reconocimiento de las problemáticas ambientales, denunciadas por los raizales, hizo que el gobierno, a través del ministerio del medio ambiente creado en 1993, ejerciera veeduría sobre la urbanización de la isla, exigiendo la debida planeación y estudio ambiental. A su vez, todos los entes gubernamentales debían propender por el desarrollo de planes y políticas que promovieran una relación equilibrada entre el territorio y sus habitantes, y se debía intentar el desarrollo de un gobierno participativo en el que los ciudadanos fueran los protagonistas.

El avance en el reconocimiento de la comunidad raizal permitió la participación política, una educación bilingüe, la libertad de cultos y el "respeto" por las tradiciones locales. Aun así, las condiciones de vida de los isleños no mejoraron y su empobrecimiento se mantiene hasta el día de hoy. El nuevo modelo de apertura económica frenó el comercio que se vivió en las islas por su condición de Puerto Libre, el desempleo se acentuó y la isla solo tuvo a la industria turística como único medio de desarrollo. El último ciclo poblacional puede entenderse como la puesta en práctica de la constitución del 91, marco legal que condujo a la nación hacia una economía global y que supuestamente confiere protagonismo a los ciudadanos y colectivos como dirigentes de su destino.

Los seis ciclos de poblamiento sanandresano, caracterizados hasta este punto, son una base desde la que se puede afirmar que las acciones políticas y económicas, desarrolladas en diferentes momentos de la historia, definieron diversas figuras sociales y ambientales en San Andrés. La presencia de indígenas Miskitos, por ejemplo, no afectó el medio ambiente isleño en la medida que su economía armonizaba con los ritmos de la naturaleza o los tiempos de cosecha. Otros grupos sociales, inscritos en relaciones comerciales a gran escala, modificaron el territorio con sus plantaciones o proyectos militares-económicos, practicando incluso el sometimiento de aquellos hombres con menor fuerza militar o de saberes. Finalmente, con el desarrollo de lo nacional deviene una propuesta de carácter turístico y urbanizador, que olvida los procesos históricos y culturales, en aras de la productividad y la consecución de ganancias económicas.

En el caso particular del tejido identitario raizal, entendido como un largo proceso, puede reconocerse el mantenimiento de una figuración de establecimiento/marginación social, en la que se ha puesto en práctica la imposición de unos sectores sociales sobre otros. Así, el proyecto puritano ingles fue desplazando a la comunidad indígena Miskito en aras de sus propios intereses —a pesar de la aceptación de los indígenas, ellos no iban a ser tomados como iguales por los europeos—. De otra parte, el sometimiento del hombre negro implicó su negación y la anulación de su memoria, llegando a establecerse referentes de identidad social ligados al pasado pirata y puritano antes que a la tradición africana. Y por último, el encuentro entre la sociedad nacional y la sociedad raizal fue revelando la primacía de la "comunidad imaginaria": estableciendo un sentido de colombianidad y pertenencia grupal en la que se diluía o rehacía la cultura local.

El tejido identitario sanandresano en tiempos cercanos mantiene una lógica histórica de imposiciones sociculturales, en tal sentido, la caracterización del nuevo habitante ha sido una clave importante en la afirmación de la imagen grupal y una pista que remite la forma en la que se reactivan establecimientos y marginalizaciones sociales. El nuevo poblador fue estigmatizado en la medida que la imagen del raizal era mejorada en busca de una autonomía que se perdía en el contexto de la gran comunidad colombiana. Adicional, se mitifico un pasado ingles, pirata y puritano, ligado a una lengua particular, llegando a establecerse fuertes criterios de distinción grupal. Los raizales, al igual que la gran mayoría de grupos humanos, han vivido diferentes grados de marginación y establecimiento. No puede hablarse de un solo sentido en este proceso. Por ejemplo, el raizal ha vivido su distinción frente al colombiano continental pobre y recién llegado a la isla, pero también ha vivido la marginación ejercida por el gran comerciante, la élite nacional o el establecimiento institucional.

Resulta importante considerar ahora la forma en que los reportajes periodísticos recrean unas representaciones de los nuevos pobladores, y reconocer el eco que tal práctica comunicativa tiene en la reproducción de una figuración social que desemboca en la constitución de una identidad local-nacional. La prensa alimenta y hace evidentes hábitos de pensamiento que redundan en la forma que se reconocen los grupos humanos. Para el caso de San Andrés, el estudio de la prensa en las décadas de mayor auge migratorio (19701991), deja ver cuales eran las representaciones desde las que se definían las imágenes de autoreconocimiento grupal. Se podrá confirmar que las representaciones vinculadas a la configuración de las identidades, hacen necesaria la presencia de un "otro" como punto de referencia para la exaltación de diferencias y distinciones sociales.

2. Estigmatización e identidad colectiva

Al asumir la historia colonizadora puritana como propia los raizales han validado la imposición cultural que vivió la población africana en momentos de la esclavitud. Las referencias constantes acerca de una ascendencia británica conllevan tácitamente a la negación de la cultura de corte africano y la reafirmación del blanqueamiento como factor de distinción entre los mismos raizales. De todas maneras, las raíces inglesas permitirán generar un sentimiento de superioridad de los isleños con respecto a los "pañas" invasores, promoviendo la exaltación de buenos valores del raizal y la estigmatización del extraño.

El encuentro cultural de raizales y colombianos continentales, entre 1970 a 1991, fue por lo general un choque en el que primó el interés tácito del gobierno nacional por lograr con mayor contundencia su legitimidad, enfatizando en la colombianización de las islas sin reconocer su pasado. Cuestiones como el idioma, el credo religioso o político, fueron significativas porque definían en gran forma una idea de nacionalidad. Para el gobierno resultó necesario dar continuidad a las actividades desarrolladas desde comienzos de siglo, imponiendo el idioma español y el catolicismo como elementos distintivos del colombiano. Las fuertes migraciones en los años setenta y ochenta del siglo XX posibilitaban la integración del territorio isleño, no solo de manera formal —en el mapa—, sino que implicaban un acercamiento a nivel cultural. Con la presencia de "extraños continentales" los isleños recreaban y reconocían su cultura como una fuente de legitimidad en su reclamo por unas mejores condiciones de vida. La gran oleada poblacional después de 1953, fue decisiva en la posterior organización social raizal y la lucha por la conservación ambiental y cultural en la isla.

La organización social fue resultado de la cohesión del grupo raizal, que en principio argumentó su propio reconocimiento y autonomía sobre el territorio, basados en la antigüedad de su permanencia. Adicional, resultó importante resaltar las cualidades humanas raizales aunque implicará la estigmatización del nuevo poblador. Los reportajes periodísticos21 confirman el sentido estigmatizador del tejido identitario isleño en relación con los recién llegados, cuestión que no es exclusiva de la dinámica identitaria isleña sino que se reproduce en diferentes escalas del tejido de las identidades colectivas, veamos:

Enrique Pusey, miembro del movimiento Hijos de la tierra —S.O.S. (Sons of the Soil)— un grupo raizal, enemigo de la migración y defensor de las costumbres nativas, afirma que los males de la isla son consecuencia de la invasión por parte de los habitantes del continente quienes, como sanguijuelas, han chupado las riquezas del archipiélago22.

Enrique Pusey, raizal distinguido y líder político, atribuye, en 1988, a los nuevos pobladores la responsabilidad exclusiva de la mala situación en la isla, los denomina invasores y sanguijuelas porque atropellan la cultura local y roban las riquezas del lugar. Sin embargo, este hombre, que funciona como amplificador de la voz de la comunidad, no tiene en cuenta que muchos de los nuevos pobladores buscan las oportunidades negadas en la Colombia continental, y que la isla siendo territorio de la nación será participe de la pobreza que atraviesa al país. En la isla se recrean a escala, las situaciones vividas en otros lugares de Colombia. El grupo raizal, representado por Pusey, hace énfasis en los antivalores del nuevo habitante y veladamente parece confirmar la ruptura ejercida por los 'extraños pobladores' sobre un orden antes establecido. La prensa potencia la opinión de un reconocido poblador, mostrando sus creencias como acertadas e incuestionables, reconociendo y aceptando la subvaloración entre los grupos sociales como algo natural.

La construcción de imágenes acerca del isleño y el continental van ligadas a la difusión de una representación de lo que significa ser originario de uno u otro lugar, ser continental es igual a ser invasor y ser isleño es igual a ser tradicional y distinguido. El continental representa para el sanandresano la suerte adversa y la principal causa de las malas condiciones de vida. Sin embargo, la isla es para el continental, en general, una especie de oportunidad para la sobrevivencia ó la fortuna. Tales representaciones, que van siendo generalizadas por los pobladores, permiten delinear y crear puntos de referencia desde los cuales las identidades de los diferentes grupos de personas adquieren sentido. Otras expresiones acerca de la invasión que se vive la isla son ofrecidas en la prensa, por ejemplo:

El isleño siente que la isla ya no es suya, que se la han invadido. Y lo peor es que la invasión les volvió todo al revés, vulneró sus patrones culturales, les anarquizó las reglas que tutelaban su existencia23.

La presencia del foráneo genera desorden, desarticulando el estado armónico en que se encontraban los pobladores, las formas de vida que se habían mantenido en la isla fueron modificadas, la existencia misma se vio afectada y los valores corrían peligro con los nuevos habitantes. La migración es vivida como una invasión constante en la que las fuerzas de los recién llegados son de caos y confusión, no existió planificación y todo por culpa de las "sanguijuelas continentales". En la prensa se afirma un sentido de reconocimiento colectivo fundado en el desprestigio de la imagen del otro, del nuevo habitante.

Los sanandresanos y los continentales hacen parte de Colombia y del "desarrollo del país" y al estar inscritos en tal contexto hacen parte, a su vez, de un entramado de relaciones históricamente ligadas a marginalidades y establecimientos sociales. La necesidad gubernamental por generar la comunidad imaginada que es Colombia redundó en el aplastamiento o anulación de diferencias, fue inevitable el establecimiento de una lengua y unas creencias que "cohesionaron" a la nación. De todas maneras, en medio de la 'invasión' y 'avasallamiento cultural', los isleños no dejan de reconocerse como colombianos, pero se trata de otro tipo de colombianidad y eso es lo que buscan sea reconocido. Con el reconocimiento de las diferencias tal vez los sanandresanos puedan ganar autonomía y legitimidad, ganar un espacio para su cultura y el respeto de lo que históricamente han tejido como comunidad. En el periodo que comprende 1970 a 1991, la construcción de la identidad sanandresana avanza en la visibilización de los raizales como grupo social original de la isla y la participación colectiva en espacios políticos.

Sin embargo, el establecimiento de los raizales implicó la marginalización de otros sectores sociales que vivían difíciles condiciones, no significa que los raizales sean responsables de las malas condiciones de vida de otros pobladores. Más bien, debe resaltarse que la forma en que se va tejiendo la identidad colectiva local sigue la dinámica de la identidad nacional: de imposiciones y marginalizaciones. La estigmatización de un grupo se da como parte de un mecanismo en el que aquel que define lo bueno y lo malo, se atribuye el poder para corregir o encausar las acciones del otro. Así, por ejemplo, el gobierno estatal desde comienzos del siglo veinte busco encausar la isla a la nación, alejándola de cultos no apropiados y de un idioma extraño al establecido. De manera complementaria, los raizales hallan en los nuevos pobladores la causa de sus diferentes problemas, estos nuevos habitantes no son capaces de adaptarse al orden que ya se poseía y son caracterizados como carentes de valores y como una amenaza que atenta contra sus condiciones de vida. Una noticia de 1971 confirma lo expresado anteriormente,

Grave situación se ha presentado en la isla por la gran afluencia de indeseables, marihuaneros y vagos que casi se han apoderado de la ciudad. Ayer fue detenido uno de estos sujetos cuando trataba de abusar de dos turistas norteamericanas que se encontraban en la playa principal tomando un baño de mar24.

El continuo señalamiento de los nuevos pobladores realza la 'buena condición' y la 'gran valía' del nativo, éste último es visibilizado tácitamente como virtuoso y los nuevos habitantes son cubiertos bajo una marca de subvaloraciones. El deterioro de la imagen de un grupo de personas permite que otros grupos escalen posiciones —así sea posiciones simbólicas— en aras de convertirse en un ejemplo, un modelo de vida y una autoridad que puede definir formas de comportamiento y distinciones. Los nuevos pobladores son catalogados como indeseables, marihuaneros, abusadores y vagos, generadores del delito y la violencia en la isla de San Andrés. La prensa reproduce una lógica en la que pareciera que una colectividad debe imponerse sobre otra en la medida que es más razonable y carismática.

La identidad colectiva permite, tanto el reconocimiento de un grupo: frente a otros y frente a sí, como la marginalización o establecimiento de acuerdo a las interdependencias sociales generadas. Lo anterior significa que, el tejido de las identidades colectivas hace explícitos los ' equilibrios de poderes' que circulan en medio de las relaciones sociales. La caracterización de las colectividades en términos de virtudes o antivalores es una muestra del ejercicio de poderes. En San Andrés, entre 1970-1991, se hace patente el modo cómo desde el desarrollo de las interdependencias personales en diversos niveles y contextos humanos se urden poderes, tal recreación de fuerzas se da en el plano de una figura social de establecidos y marginados.

El crecimiento poblacional descontrolado en la isla, desde 1953, va revelando el desequilibrio en la distribución de la riqueza y el poder simbólico atribuido a cada grupo social. La riqueza concentrada en pocas manos puede ser advertida en las condiciones materiales y vitales de las personas (servicios, propiedades), mientras el poder simbólico alude en este caso a la forma en que es representada cada colectividad. Así, para las personas que apenas arriban buscando una oportunidad, la riqueza y el poder simbólico son limitados, pues apenas empiezan a generar relaciones, mientras que las personas ya instaladas con anterioridad cuentan por lo menos con el respaldo y la cohesión del grupo al que pertenecen. Entre 1970 y 1991 los raizales lograrán cierto establecimiento con respecto a los colombianos continentales pobres, pero vivirán la marginalización de la nacionalización y del continuo empobrecimiento económico.

Es innegable que el Puerto libre fue un atractivo para los inversionistas, quienes encontraron una oportunidad comercial en el archipiélago, sin mayores controles gubernamentales el futuro de su inversión parecía prospera. De otro loado, los continentales comunes y corrientes juegan a la suerte esperando descubrir las opciones que no hallaron en sus tierras de procedencia, alimentando la integración sociocultural de San Andrés al país. Para 1971, la proporción de continentales parece superar a los isleños, un texto periodístico cuenta que:

San Andrés tiene en este momento un 30 por ciento de nativos, un 40 por ciento de "continentales", como llaman ellos a los colombianos, y un treinta por ciento de judíos, árabes y extranjeros. El comercio, sin embargo, está dividido en una proporción distinta, así que negocios, hoteles, restaurantes y almacenes pertenecen así: 70 por ciento a extranjeros, 25 por ciento a colombianos y 5 por ciento a isleños25.

Para el raizal fue una agresión vital que otros aprovecharan la tierra que sentían como propia y que la exclusión fuese tan fuerte que hasta su propia cultura se vio amenazada. El mismo gobierno atacó la lengua y la idiosincrasia local imponiendo directrices culturales que convinieron al desarrollo de la nacionalidad. Desde comienzos de los años setenta el comercio estará dominado por extranjeros y poco quedará para los isleños, quienes se constituyeron en una minoría en proceso de colombianización. Con la presencia de nuevos pobladores las posibilidades de trabajo se limitaron, el ecosistema se sobrecargó y los alimentos se volvieron un tesoro. Además, la tenencia de la tierra se convirtió en un arma de doble filo, si existían las posibilidades de inversión la tierra era una oportunidad, pero si no existían tales condiciones la tierra era un lujo. Los isleños hallaron en la venta de sus tierras una opción para la sobrevivencia y se convirtieron en invasores de su propio territorio. La venta de terrenos se intensificó a mediados de los años setenta y, a mediados de los ochenta el gobierno nacional empieza a ejercer control sobre la venta de predios. Como sea, los raizales que vendieron sus terrenos no los volvieron a recuperar26.

A la par de los conflictos generados por las tierras, el caos a nivel ambiental, social y político afectó las relaciones entre las personas que habitaban la isla, la cotidianidad se llenó de situaciones violentas y delictivas surgidas en el intento por satisfacer necesidades básicas. El maestro Pepa, personaje reconocido en la isla, raizal, escribió una carta al presidente Misael Pastrana en el año 1973, con el ánimo de encontrar apoyo y auxilio para enfrentar las difíciles situaciones padecidas por los isleños. El escrito es interesante porque amplifica la voz de la comunidad raizal y describe las condiciones de vida en aquel instante, de entrada el texto alude a la escasez de recursos naturales:

No hay agua, ni comida, ni hay cocos, las ratas se están comiendo los cocos biches, y los que crecen son muy chiquitos porque las palmas están enfermas y el agua que nutre la tierra es para el turismo 27.

La escasez es vinculada directamente a la industria turística que prevalece sobre el cuidado de los recursos naturales y las fuentes de alimentación de la población nativa, la carta continua:

Las tortugas tampoco volvieron a poner huevos en las playas, porque las tortugas también tienen miedo del modernismo. El modernismo es destrucción. Los pozos están secos, hace cinco meses no cae gota de lluvia. Los isleños no pueden lavar la ropa ni hacer comida, porque no hay agua, ni comida28.

El problema de la falta de agua se acentuó desde las fuertes migraciones en los años sesenta y setenta, al igual que el impacto generado por las construcciones que no tenían en cuenta el medio ambiente y que acabaron en muchas ocasiones con playas, por el uso desmedido de la arena. No debe olvidarse que muchos terrenos pantanosos fueron rellenados en aras de la construcción, lo que significo desequilibrios naturales que tuvieron efectos nocivos en la relación tierra-hombre. El modernismo entendido como la llegada del gran comercio y el turismo no fue bien recibido, las prevenciones se acentuaron en la medida que el isleño era ignorado y aislado en el proceso del desarrollo turístico y comercial de San Andrés. La marginación del isleño es expresada por Pepa como una esclavitud:

Los paisanos tienen hambre, no hay comida, y la que hay es tan cara que ningún dinero alcanza...Y no hay trabajo, cada día somos más pobres. En San Andrés ya solo pueden comer los ricos y los turistas.. .Nadie quiere trabajar la tierra ni pescar en el mar. Dejaron el campo y la naturaleza por las engañosas fantasías del turismo y el comercio...el cambio que trajo el progreso a la isla fue el cambio que convirtió a los isleños de reyes en esclavos29.

La situación resultaba tan difícil que el único punto de comparación fue la esclavitud, es posible que hoy en día muchos de los pobladores de la isla se sientan en similares circunstancias. La carta de Pepa muestra que, en medio de las difíciles condiciones de existencia de los isleños, la institucionalidad representada por el presidente de la república, fue un referente, una esperanza y una alternativa para solucionar las problemáticas locales. Aunque en este texto periodístico se reconoce el cambio de un estilo de vida basado en las actividades de autosubsistencia, hacia un modelo económico 'fantasioso' comercial y turístico que favorece solo a inversionistas, por lo general, en la prensa, se destacó la presencia de nuevos pobladores como factor desencadenante de los problemas que afectaban a los raizales.

Todo este complejo social fue para muchos una expresión del desenvolvimiento del Puerto Libre y de la imposición de intereses económicos privados, para gran parte de los sanandresanos era claro que la condición atribuida a la isla en 1953 fue un desacierto. En un la prensa sanandresana de 1979 se dice que:

El puerto libre abrió el cauce a una corriente inmigratoria de calculadores de fortuna. Cualquier nativo inteligente dice en San Andrés cosas como esta: 'Colombia no ha sido consecuente con el isleño. Primero, en 1927, nos mando la misión católica que entró a saco en nuestras formas de cultura, trato de españolizarnos —ni siquiera de colombianizarnos— a la brava, quemó nuestras biblias protestantes en una especie de auto de fe inquisitorial y sembró en la isla el terror espiritual en nombre de Cristo y por autoridad del gobierno colombiano. Ahora nos tiene contra el paredón económico... se nos ha obligad o a entregar la isla para que la exploten los inmigrantes... y los nativos nos quedamos como parias, empobrecidos y oprimidos30.

A pesar que el nuevo sistema económico desarrollado con el puerto libre favoreció a inversionistas y comerciantes, tal sector de la sociedad era intocable pues actuaba bajo la legalidad. En tal sentido, los nuevos pobladores menos favorecidos, además de los vicios que les fueron reconocidos, eran también señalados como oportunistas y explotadores de la isla, responsables del empobrecimiento y opresión del sanandresano. Por más que en el texto periodístico se tiene en cuenta que la colombianización ha sido una dinámica de imposiciones culturales, no se alcanza a reconocer que Colombia no es solo sus pobladores caprichosos y aventureros, sino que la comunidad nacional imaginada es construida por un gobierno, por un sector establecido de la sociedad denominada COLOMBIA. Tal sector social se ha impuesto sobre los demás, por su antigüedad en la fundación del país, por su historia, valores de liderazgo y carisma humano, atribuyéndose la determinación de la organización social y la forma en que deben proceder sus pobladores. La identidad raizal es tejida del mismo modo que la identidad nacional es promovida por sus representantes más antiguos, tradicionales y establecidos: definiendo distinciones y aptitudes casi naturales para liderar.

Algunos raizales podrán participar de los espacios de poder gubernamental en la medida que funcionalicen los intereses de la nación y de sus establecidos al interior de la comunidad sanandresana. Por medio de la afirmación de una comunidad particular, asentada antiguamente en la isla, se logran algunas ventajas y posiciones dentro del aparato estatal. La identidad recreada y tejida entre los raizales permitió generar una fuerza que fue escuchada. No obstante, solo algunos sanandresanos pudieron acercarse a espacios de poder político, se trató de los más antiguos, legítimos y representativos de la isla31.

Los sanandresanos van reconociendo un sentido de nacionalidad, pero a su vez se reafirma la diferencia de lo local, diferencia sustentada históricamente y revelada efectivamente en las expresiones culturales, cuestión que justifica la autonomía que debe otorgársele a la sociedad raizal. La patria, la nación también es San Andrés, pero atentos porque el pedacito de nación en medio del mar reclama tanto su autogobierno como la participación en el 'establecimiento', los establecidos locales quieren sumarse a los establecidos del continente:

No podemos aceptar que a nuestro archipiélago no lo dirijan sus hijos, que seamos vetados a participar en la conducción del Estado y sin representación en el servicio exterior32.

Los espacios de gobierno estatal son vistos como las opciones más efectivas y reales para el cambio de las difíciles condiciones de la isla. Para el año 1987 el movimiento raizal estará bien fortificado y las posibilidades de acceder a puestos institucionales y de poder político son altas. Más que un avance de la comunidad isleña, puede entenderse este acercamiento, entre pueblo y estado, como la cooptación de los líderes locales y su funcionalización hacia la maquinaria del gobierno nacional, estas personas representativas servirán como un puente de comunicación entre el gobierno central y los isleños. Además, el acceso de raizales a los espacios de gobierno, alentará la legitimación de las instituciones nacionales y sus mecanismos de participación "democrática". Los isleños verán en sus líderes sociales, convertidos en líderes políticos, una esperanza de cambio.

La cohesión grupal lograda por la comunidad raizal, entre 1970 y 1991, sirvió para hacer escuchar sus demandas y ubicar a sus representantes en espacios políticos importantes. La cohesión se logró desde el tejido identitario que se apoyó en la historia local, la antigüedad de la permanencia de los isleños y la caracterización de los nuevos habitantes como un problema. Para la comunidad raizal sanandresana, a finales de los ochentas, quedará en su haber el reconocimiento de su "distinción" y la posibilidad de alzarse sobre una población que es nueva en la isla y que no cuenta con la historia y tradición en el lugar. Los colombianos continentales menos favorecidos económicamente, aquellos que buscan una oportunidad de vida, son los merecedores del descrédito y los que viven una gran marginación, ya que son la fuente principal de los problemas en la isla. Las posibilidades de reconocer causas diferentes a la sobrepoblación, como factor determinante de la situación de la isla, son limitadas porque en el proceso social ha primado el intento por la supremacía de un grupo humano sobre otro en términos de una cultura e identidad social que debe prevalecer.

La diferenciación social fue tomando un sentido estigmatizador sobre aquel que no había hecho parte de la tradición, tal dinámica no dejó ver que el proceso se hallaba determinado por factores económicos y políticos impuestos mediante figuraciones sociales de establecimiento y marginación. La prensa, entre 1970 y 1991, ofrece como verídico el argumento que ubica al emigrante como eje exclusivo de los problemas sociales, culturales y ambientales en San Andrés, veamos un ejemplo más:

La gran cantidad de colombianos continentales, conocidos popularmente como 'pañas' y que han literalmente invadido la isla, han colocado a San Andrés en una situación caótica que ya empieza a tener sus consecuencias. El fenómeno ha producido desempleo y por tanto inseguridad, escasez de vivienda, tugurios, mal uso de suelos, daños ecológicos y carestía33.

Aquellos que apenas llegaban a la isla, marginados dentro del mismo continente, se subordinaron a una nueva situación de marginación para poder sobrevivir, la marca con la que eran reconocidos, "pañas" o "continentales", lleva implícito un sentido de estigmatización e inferioridad. Todos los antivalores achacados a los nuevos habitantes no son innatos, sin embargo, así parecen ser atribuidas tales características humanas desde la prensa. No se tiene en cuenta que la responsabilidad de aventurarse en busca de oportunidades, por parte de nuevos pobladores, no responde definitivamente a un valor humano inferior ó a un interés invasor.

Los raizales, que fueron distinguiéndose y organizándose desde sus particularidades culturales, ganaron un espacio en medio de difíciles condiciones generadas luego del Puerto Libre y acentuadas en los años setenta y ochenta en San Andrés. El caso del movimiento S.O.S., fundado en marzo de 1984, es uno de los más significativos, pues conjugó en su momento, más allá de una mirada política partidista, las preocupaciones sociales, ambientales y económicas de los isleños en búsqueda de propuestas y soluciones. En un periódico de la isla, en 1985, así es presentado el S.O.S.:

It is a native organization to fight for the rights of natives, rights trampled or ignored by the Government of Colombia.. .Overpopulation is destroying San Andrés and is the direct cause of the other serious problems facing islanders, such as the high cost of living, discrimination against natives looking for work, crime and delinquency, immorality, corruption in Government, drug-addiction, pollution, and so on34.

El movimiento isleño se da a conocer como defensor de los derechos de sus miembros, movimiento que manifiesta la responsabilidad del gobierno nacional en la creación de un ambiente caótico en la isla. Sin embargo, el S.O.S. no dejó de mantener la idea de los nuevos pobladores como causa directa de la inmoralidad, el crimen, la delincuencia, la contaminación, la drogadicción, etcétera. La estigmatización es promovida a pesar que se reconoce el papel determinante del gobierno. El mayor avance del movimiento será sentar las bases para su participación e inclusión en la constitución de 1991 y llegar a convertirse en los noventa en un partido político, finalmente las iniciativas del S.O.S serán absorbidas por la maquinaria política del establecimiento continental.

Este ejemplo de la organización isleña, constata las dimensiones que adquiere la representación del nuevo o extraño en la afirmación de la identidad de un colectivo social. La estigmatización y subvaloración entre grupos humanos, en aras de su reconocimiento, es un aspecto estructural reproducido a diferentes niveles de las relaciones humanas. Más allá de definir las acciones de los raizales como buenas o malas, se ha mostrado que la forma en que es reconocido el colombiano continental hace parte de un ejercicio de marginalización simbólica en la isla, ejercicio que los raizales vivieron con los procesos de colombianización desde comienzos del siglo veinte. Entre 1970 y 1991, el desarrollo de la organización social isleña basado en el tejido de su identidad colectiva, deja ver que la presencia y representación de los nuevos habitantes es fundamental en la cohesión grupal y la consolidación de la distinción social.

Hemos visto en este articulo cómo la presencia de un 'extraño-ajeno' desde el cual pueda consolidarse un "ideal —nosotros", es un aspecto estructural de la identidad colectiva. La dinámica que se manifiesta a partir de las interdependencias entre las personas que habitan un mismo territorio, hasta moldear una figura que se reproduce en diversas escalas y ámbitos sociales, se inscribe en una tipo de relación social que reproduce y reafirma la supremacía o superioridad de un grupo humano sobre otro. El caso del tejido identitario sanandresano, ocurrido en la segunda mitad del siglo veinte, momento en el que se acentúa la presencia de nuevos pobladores en la isla, evidenció los roles que jugaron grupos sociales con diferencias culturales en su aspiración de predominio y establecimiento.


1 Es importante tener en cuenta que los términos nativo, isleño o raizal, fueron usados por los sanandresanos para diferenciarse de los pobladores recién llegados, su uso se dio en diferentes momentos de la historia sanandresana del siglo XX. Por ahora debe resaltarse que el término raizal es de uso más reciente que los otros dos, la palabra raizal empieza a usarse a finales de los años ochenta y gana mayor legitimidad con su reconocimiento en la constitución nacional de 1991. Los tres términos poseen una carga semítica similar, aluden a la distinción de un grupo social particular: los sanandresanos más antiguos y tradicionales. En este trabajo se asume la definición propuesta en el Estatuto Raizal: "Pueblo raizal: etnia anglo africana tradicionalmente asentada en el archipiélago con lenguaje, cultura, historia y ancestro propio" (Cuadernos del Caribe No. 1, Universidad Nacional - Instituto de Estudios del Caribe, 2001, p. 51).

2 Elias, 1999: 156-157.

3 La idea de los ciclos de poblamiento es tomada del texto La historia del poblamiento del archipiélago de San Andrés, Vieja providencia y Santa Catalina, de la antropóloga Loraine Vollmer (1997), quien ofrece una caracterización de la forma en que ha sido poblada la isla en diferentes momentos de la historia.

4 Vollmer, 1997: 31. El texto que no va en cursiva ha sido añadido.

5 Vollmer, 1997: 35

6 Aunque Vollmer (1997) hace alusión a 600 esclavos capturados, Parsons (1985) sostiene que los españoles contaron solamente 381, los esclavos faltantes eran, una parte, cimarrones que se habían internado en la zona montañosa de Providencia, y otra parte, personas que se aventuraron a llegar hasta San Andrés intentando liberarse del yugo de los amos.

7 Petersen, 1989; Newton, 1985.

8 Vollmer, 1997: 42.

9 Friedemann (1989) sostiene que ha existido un blanqueamiento del pasado isleño que ha impedido reconocer el papel de los africanos en la construcción de la sociedad sanandresana, en tal sentido la población actual recrea y reproduce el blanqueamiento cuando se afirma exclusivamente en una tradición inglesa. La gran mayoría de estudios que hacen referencia al poblamiento de San Andrés realzan el protagonismo de los colonizadores blancos mientras que aluden marginalmente a la población africana, entre tales trabajos se encuentran las investigaciones de Newton (1985) o Cabrera (1980).

10 Parsons, 1985: 48.

11 Vollmer, 1997: 47.

12 Parsons, 1985.

13 Vollmer, 1997: 57.

14 Vollmer, 1997: 61

15 Parsons, 1985: 91.

16 Respecto a la colombianización de San Andrés una gran cantidad de investigaciones mantienen la idea del año 1953, momento de la declaratoria del 'Puerto Libre', como instante fundamental en el que se desencadena la integración forzada de la isla a la nación. En contraste con tal idea Eastman (1992) o Pedraza (1986), aunque reconocen el impacto del 'Puerto Libre', enfatizan que la colombianización se vivió en San Andrés desde comienzos del siglo veinte con la llegada de las misiones religiosas católicas, que contaban con el respaldo estatal, además del afán gubernamental por hacer presencia en una zona descuidada y que pudo ser apropiada por otras naciones.

17 Los datos de la población para 1938 y 1951 son tomados de Parsons (1985).

18 Vollmer, 1997: 72.

19 Los datos poblacionales son tomados de Vollmer (1997).

20 Vollmer, 1997: 88-89.

21 En este apartado sólo se hace alusión a algunos textos periodísticos que sintetizan las constantes representaciones sociales difundidas en la prensa nacional acerca de la presencia de nuevos habitantes en San Andrés.

22 El Tiempo, Bogotá, 1988/8/20, p. 3A

23 El Caracol, San Andrés, 1979/9/15, p. 4

24 El Tiempo, San Andrés, 1971/6/18, p. 8

25 El Tiempo, San Andrés, 1971/6/19, p. 20

26 Ruiz (1986) ofrece una descripción de la forma en que el desplazamiento de la comunidad isleña fue vivido en las décadas del sesenta y setenta, posterior al Puerto libre, generando una división socio territorial de San Andrés. Los continentales, según Ruiz, se concentraron en la zona norte de la isla, mientras que los isleños fueron moviéndose hacia el sur, a su vez, se empezó a definir a la zona norte como la zona urbana y la zona sur como rural. Tal tipificación, ejercida por el gobierno, redundó en la idea de una región de la isla desarrollada y otra estancada, escondiendo finalmente la incapacidad administrativa para garantizar los servicios públicos requeridos en toda la isla. Ruiz sostiene que la movilización hacia el sur, de los nativos, les permitió generar mayor cohesión grupal, destacando la territorialización como un factor importante dentro del tejido de las identidades colectivas, aunque tal división territorial también implicó restricciones sobre el uso de espacios, lo que acentuó el maltrato entre isleños y continentales.

27 El Tiempo, San Andrés, 1973/6/13, p. 7A

28 Ibid

29 Ibid

30 El Caracol, San Andrés, 1979/9/15, p. 4

31 Respecto a los más distinguidos personajes de San Andrés debe tenerse en cuenta las ideas de Ruiz (1986) y Petersen (1989), quienes sugieren que en la isla existió un indicador de prestigio relacionado con la claridad de la piel, además de factores económicos y religiosos que marcaban diferencias entre los mismos sanandresanos. Por lo general, según los autores, la mayoría de familias con poder religioso al interior de la iglesia bautista, fueron personas con pieles más blancas que los demás. Es interesante destacar el caso de un sector raizal marginado, según Ruiz, por su color de piel más oscura y sus rasgos físicos más cercanos a un biotipo africano. Tal grupo se ubicó en el sector de Back Alley, en La Loma, y por lo general sus gentes desempeñaron los trabajos menos agradables antes del Puerto Libre. Lo interesante del caso de Back Alley es que confirma que al interior de la comunidad raizal se ha vivido la marginalización social y establecimiento de acuerdo a la blancura de la piel, relaciones que reproducen la figuración de la imposición de un grupo humano sobre otro.

32 El Tiempo, San Andrés, 1987/3/15, Lecturas Dominicales, p. 3

33 El Tiempo, San Andrés, 1987/3/14, p. 3C

34 El Caracol, San Andrés, 1985/2/16, p. 9. Traducción libre: "Esta es una organización nativa que lucha por los derechos de los nativos. Derechos que han sido pisoteados o ignorados por el Gobierno de Colombia... La sobrepoblación está destruyendo a San Andrés y ésta es la causa directa de otros serios problemas que afectan al isleño, como lo son el alto costo de vida, la discriminación contra los nativos que buscan trabajo, crimen y delincuencia, inmoralidad, corrupción en el Gobierno, drogadicción, contaminación, etcétera".


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Nacional de Colombia. IEC-IEPRI, 2001.

- Ruiz, María Margarita. Isleños y Pañamans: la apropiación del espacio para la vivienda en la isla de San Andrés. Universidad de los Andes, Trabajo de Grado, Bogotá, 1986.

- Vollmer, Loraine. La historia del poblamiento del archipiélago de San Andrés y Providencia. San Andrés, Ediciones Archipiélago, 1997.

Otros Recursos

El Tiempo (Bogotá-San Andrés) El Caracol (San Andrés)


Memorias
Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe
http://rcientificas.uninorte.edu.co/index.php/memorias
memorias@uninorte.edu.co

Universidad del Norte
Barranquilla (Colombia)
2013
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