Memorias. Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe

versión On-line ISSN 1794-8886
n.° IX, julio-diciembre de 2008


"El blanco está hecho de otra materia que el negro". El periplo del viajero alemán Wilhem Marr en Centroamérica (1852-1853)1

Javier Rodríguez Sancho
[javi errs@cariari.ucr.ac.cr]


Resumen

En el presente ensayo, se analiza, una de las visitas que realizó el hamburgués Wilhelm Marr a Nicaragua y Costa Rica. Con base en su diario de viaje, intitulado en español como: Viaje a Centroamérica (2004) del original: Reise nach Central-Amerika (1863), resultado de su travesía por una sección del Istmo entre los años 1852 y 1853.

Se intenta rastrear en sus apuntes personales, parte de la perspectiva ideológica e interiorización del espacio humano y natural que encontró a su paso. Así determinar las relaciones posibles del otrora discurso: norte-sur; en la definición y aprehensión del entorno y sus gentes desde su propia cosmovisión eurocéntrica. En este mismo sentido, se ofrece un recuento histórico sobre el fenómeno del colonialismo en América desde el siglo XVI hasta el XX con particular énfasis en Centroamérica.

Palabras claves: Centroamérica, siglo XIX, viajeros alemanes, comercio y relaciones Norte-Sur


Abstract

In this article, we will analyze one of the visits that the German Wilhelm Marr made to Nicaragua and Costa Rica. Based in a diary of the journey, title in Spanish as: Viaje a Centroamérica (2004) from the original: Reise nach Central-Amerika (1863), it was the result of this voyage in the Isthmus between 1852 and 1853.

We pretend to trail his personal annotations, the ideological perspective of a German and the internalization of the human and natural space that he found in his trip. So determine the relation of the other discourse: North-South; that is the definition and apprehension of the environment from his own euro-centric visualization. This is preceded by a historic re-encounter of the colonialism in America from XVI to the XX century with particular emphasis in Central America.

Keywords: Central America, XIX Century, german travelers, commerce and North-South relations


1. Preámbulo histórico: un mundo interconectado

La evolución socio-histórica de los reinos pujantes con vocación y posibilidades marítimas de la Europa medieval—al menos desde el siglo XV—suscitó una serie de cambios trascendentales en el mundo conocido hasta ese momento. Los mares, " congregaron" a sociedades disímiles y distantes en pocas décadas como nunca antes se había vivido en la cuenca del Mediterráneo. Es decir, África, Asia y luego América quedaron supeditadas a los circuitos mercantiles de la Europa del Renacimiento. No sería sorprendente que, argumentos como los de: (...) integrar a los ignorantes en la órbita de la razón según lo sentenciaba Richard Hakluyit en 1584 fuera considerado como la causa justa del dominador frente al dominado 2

Entre una heterogénea lista de aspectos a tomar en consideración, reconocemos cuestiones tales como algunos instrumentos o medios que se habían perfeccionado, entre los que destacamos: la vela, el astrolabio, la pólvora junto al arcabuz o los avances de la cartografía que agilizaron los vínculos humanos y territoriales con distintas partes del orbe. De Cathay a La Española o de Cipango al Río de la Plata, los emisarios de sendos imperios coloniales llegarían por mar a diversas latitudes. En este contexto, las sociedades de la península ibérica fueron testigos y partícipes de una transformación extra-continental sin parangón. Los reinos de Castilla, Aragón y Portugal marcaron la historia de la humanidad, materializada por una conquista militar y religiosa, haciendo uso de toda suerte de medios y recursos. Con la espada y la cruz, los Reyes Católicos acrecentaron sus dominios donde: (...) nunca se ponía el sol 3 Posteriormente, los holandeses fueron implacables con sus flotas y circunvalaron los mares; la corona británica promovió el corso y la piratería en la irregular disputa de los mares entre potencias en expansión 4

Las coronas ibéricas habían demostrando su supremacía en la mar desde el siglo XV; los portugueses enrumbaron sus naves hacia el sur de Europa, es decir, África y, desde el Golfo de Guinea u occidente del "Continente Negro" expoliaron los recursos naturales además del humano que, luego comercializaron; lo anterior, gracias al impulso brindado por Enrique El navegante (1394-1460). La llamada trata negrera acarreó a las duras faenas de las comarcas recién descubiertas en América a millones de esclavos; sin embargo, otros imperios como el británico, arrebataron los beneficios abundantes del comercio esclavo 5

La corona castellana disputó rutas y territorios de ultramar con la vecina Portugal según acuerdos arbitrados por el Papa de turno y, las denominadas "bulas de demarcación" eran aceptadas por los monarcas peninsulares con ciertas "reservas" cuando no los favorecían. En este orden de cosas, para 1455 se emitió la Romanus Pontifex que aseguraba a los lusitanos la costa occidental de África; el Tratado Alcacovas-Toledo de 1479 afianzó sus posesiones sobre los castellanos. Las Capitulaciones de Santa Fe de 1492, oficializaron—en el papel—una serie de prerrogativas que cederían los Reyes Católicos al almirante de la mar-océano: Cristóbal Colón y, en 1493, la Inter Caetera del pontífice aragonés Alejandro VI, conocida como una bula "de partición", demarcó la inestable frontera entre reinos litigantes. No obstante, el Tratado de Tordesilllas de 1494, brindó condiciones menos conflictivas en la repartición de las infinitas tierras al oeste del Atlántico: (...) 370 leguas al oeste de las Islas de Cabo Verde. Como se observa, los reinos se expandían ante la política mercantil de sociedades guerreras y con la práctica de alianzas estratégicas de diversa naturaleza 6

La primera aventura de Cristóbal Colón, colisionó con La Española en el mar Caribe hacia octubre de 1492 e inauguró—sin saberlo—una perspectiva particular en la visualización de los viajes allende de la mar-océano. Cabe destacar que, una vertiente dominante de la historiografía "oficial" explicaría por décadas un "descubrimiento" en el "Nuevo Mundo" a pesar de estar habitado desde milenios por grupos humanos heterogéneos. Los conquistadores, imaginaron primero a las gentes y tierras en las que luego posaron sus pies; suscitando un complejo proceso de invención de lo que luego poseyeron y donde dejaron huellas indelebles 7

Ante este panorama, ciertos mitos griegos de la antigüedad jugaron un papel significativo en la construcción del "otro"; una elaboración discursiva compleja que perduró por siglos: El Dorado o las bellas amazonas serían un elocuente ejemplo. La llamada literatura de viaje se articuló como una justificación oportuna ante lo "hallado" y, luego ocupado paulatinamente. Reiteramos que, primero se inventó al "otro" para luego poseérsele formalmente con base en las reglas del dominador. Frente a esta dinámica, los cronistas coloniales fueron figuras imprescindibles dentro del proceso conquistador, en la estrategia militar y religiosa ya que registraban los eventos más convenientes para las coronas. Entre ellos, tenemos un caso digno de destacar, a saber: Bernal Díaz del Castillo quien escribió: Historia verdadera de la conquista de Nueva España que apareció en1632 como respuesta a la ficcionalización que elaboró Francisco López de Gómara en su tratado: Historia de las indias y conquista de México en 1552. Esta segunda producción sería "imaginada" con parsimonia desde su retiro en las localidades de Venecia y Valladolid a partir de lo leído de otros autores, sin nunca antes haber pisado el suelo americano. En el espectro de los cronistas y, desde el poder imperial el haber sido testigo presencial de un evento o varios de ellos—en ocasiones—no era una premisa imprescindible como se observa en el caso anterior. El narrar de ingeniosa pluma sería más estratégico que el hecho de haber morado en la jurisdicción o comarca como se desprende de lo anterior.

En un primer momento, el pasado continental fue construido e imaginado desde las estructuras del poder imperial ibérico, ¿sin cuestionamiento alguno? y, prevaleció así hasta la segunda mitad del siglo XX, momento en el cual la disciplina histórica entró en un serio cuestionamiento teórico-metodológico y temático. El ocultar a sujetos históricos específicos ¿respondía a intereses de grupos políticos y económicos nacionales con vínculos foráneos? Un caso añejo fue la situación del aborigen americano, un paria dentro de la visión excluyente de la denominada Historia Universal. Sin embargo, la segunda mitad del siglo XX propició condiciones académicas para el esclarecimiento formal en torno a colectividades como los negros e indígenas desde una visión que intentó e intenta integrarlos 8 Acá suscribimos la tesis sobre la importancia que ha cobrado el estudio del pasado latinoamericano y caribeño en los ámbitos universitarios e institucionales de la Europa actual que, subraya el académico Horst Pietschmann de la Universidad de Hamburgo, evitando marginar a los sujetos históricos 9

2. Imaginarios en torno al "otro": justificaciones desde el Norte y/o el Sur

Quizás fue el influjo poderoso de la Ilustración francesa del siglo XVIII, el que mejor definió una de las variables que tratan de explicar o aprehender—desde una categoría conceptual—al apelado Nuevo Mundo de acuerdo con la visión del "hombre blanco" europeo. Pero ¿sería adecuado aceptar esta categoría desde nuestra realidad social?; la respuesta sería compleja e intentaremos hacer uso de algunas valoraciones que nos aporten elementos de juicio oportunos. El asunto es complejo a todas luces.

En un primer plano histórico, destacamos al célebre Montesquieu (1689-1755) quien sostuvo en su obra: De l'espirit des lois en 1748 acerca de algunos condicionamientos externos y, cómo determinaban a las personas en cuerpo-mente; todo ello a partir de un componente atmosférico: el clima. Sin reparos argumentaba que:

"Si es verdad que el carácter del alma y las pasiones del corazón son muy diferentes según los distintos climas, las leyes deberán ser relativas a la diferencia de dichas pasiones y de dichos caracteres (...) Los hombres son diferentes según los diversos climas (...) Así pues, el hombre tiene más vigor en las climas fríos..." 10

Con una tesis semejante, Jean Jacques Rousseau (1712-1778) aseguraba que en las regiones tropicales, el ambiente generaba inexorablemente: (...) "hombrecillos inferiores de piel oscura" quienes, en última instancia, contravenían los valores supremos de la civilización. Esto se entendía como una expresión insalvable de la "barbarie" que asolaba y ponía en peligro el proyecto racional del europeo, su ingenio creador y civilizador sobre "los otros" .

Eran portadores de una misión divina, un designio que tenían en sus manos y que debían perfeccionar por doquier contra viento y marea. La "razón" salvaría al ser humano en estado salvaje y, podía transformarlos en criaturas maleables a partir de los planes de individuos dotados, tal como lo especulaba Hakluyit en el siglo XVI ya citado. En las primeras décadas de la conquista y posterior colonización de América se discutió con vehemencia en foros eclesiásticos sobre la esencia del nativo: ¿sería humana? o ¿una creación divina? Las disputas entre Fray Bartolomé de la Casas, "protector universal de las Indias" y el teólogo Juan Ginés de Sepúlveda fueron elocuentes 11

La centuria decimonónica fue testigo de justificaciones históricas y, no pocas, en virtud de quienes las diseñaban y defendían a capa y espada. Es por ello que, en la República Argentina, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) publicó el incendiario ensayo titulada: Facundo o civilización y barbarie en 1845, tributario conceptual de pensadores europeos como Tocqueville: De la démocratie en Amérique. Tal propuesta supuso un proyecto político-racial, centralización del aparato estatal, educación formal, etcétera. Era la conducción estratégica y manipuladora de una sociedad desde la óptica de los "conocedores" en la ciudad de Buenos Aires sobre la inmensa pampa ¿retrógrada e ignorante? En consecuencia, las matanzas de aborígenes fueron cuantiosas para dar paso a la "civilización"—por supuesto—con carácter urbano y sello de "modernización mediterránea" a pesar de que esta región del sur europeo era atrasa en comparación con la Europa del norte "próspera y moderna" 12

Asimismo, como parte de una estrategia en la contención de la presencia británica y luego estadounidense existió un proyecto ideológico conocido como pan-latinismo. En la región austral del continente se asumía a Buenos Aires como la Roma nueva de la América del Sur. El peligro ante la expansión de la "raza sajona " sería socavado con fundamento en el legado latino-europeo y, Francia se constituiría en la punta de lanza, con su eco en Centroamérica 13 El maleable concepto América Latina era parte de una propuesta estratégica gala en oposición al legado económico y cultural de imperios coloniales durante la segunda mitad del siglo XIX 14

El clima político en el Caribe, área interiorizada por un discurso geoestratégico como el espacio natural—backyard—del Coloso del Norte, industrializado que experimentó un rumbo particular con pensadores como José Martí (1853-1895). En sus escritos políticos plasmó una visión antiimperialista, por ende, advirtió sobre la amenaza de (...) los gigantes que llevan siete leguas en las botas en la obra Nuestra América del año 1891.

En Madre América de 1889, representó la ignominia del vecino poderoso en contraposición con los débiles: (...) de tierras que imploran, pálidas y acuchilladas, sin fuerza para sacarse el puñal del corazón del guerrero magnánimo del Norte 15

El desenlace de la guerra hispano, antillano-norteamericana de finales del XIX, despejó las dudas en torno a los propósitos político-territoriales y económicos de los Estados Unidos en el Caribe. Situación en la que, Cuba logró su independencia del derruido imperio español, no así Puerto Rico que perdió su libertad 16 En los inicios del siglo XX acaecieron procesos espinosos, a saber: Haití fue invadido (1915-1934); República Dominicana (1916-1924); Nicaragua (1912-1934) u otros. La denominada Cuenca del Caribe era un espacio geoestratégico para Washington. En este marco adicionaríamos a Panamá que logró la independencia política en 1903, con ello, los "americanos" tomaron las riendas del proyecto canalero desplazando a franceses u otros intereses privados de forma contundente en una zona de exclusión político-militar, económica y cultural 17 El otrora, Estrecho Dudoso del que hablaban las crónicas castellanas en el período colonial, se convertía en la zona elegida para interconectar a dos mares e inaugurado el mismo año del arranque de la Primera Guerra Mundial en 1914. Así se materializó un proyecto imperial de larga data que excluía al propio Estado receptor.

Al mismo tiempo se asevera que hubo una cantera de intelectuales con preocupaciones políticas y culturales que giraban en derredor de las relaciones desiguales en Latinoamérica y el Caribe. Entre ellos, José Martí sería pieza clave de esa legión contestataria; también hizo lo suyo el uruguayo, José Enrique Rodó, inventor de Ariel en 1900 quien planteó una propuesta semejante. Por supuesto, el nicaragüense Rubén Darío (1869-1916) arengó en su poema A Roosevelt con las siguientes palabras:

Eres los Estados Unidos, eres el futuro invasor de la América ingenua que tiene sangre indígena, que aun reza a Jesucristo y aun habla en español.

Como complemento de lo arriba expuesto, se tendría que visualizar al campesino de las Segovias, Augusto César Sandino (1895-1934) quien, pese a hacer uso de otros métodos prácticos, desarrolló la insurrección armada contra el imperialismo norteamericano en razón de la ocupación nicaragüense por parte de los marines. La investida Guardia Nacional tuvo que emboscarlo y asesinarlo hacia 1934, no existiendo otra alternativa política y, de esta forma, apaciguaron por algún tiempo, el polvorín político en que se había convertido Centroamérica que, desde Washington, estaba subyugada parcialmente al igual que en el Gran Caribe 18

3. Algunos expedicionistas en la Centroamérica decimonónica

En los anales de la historia ístmica, se registró, una amplia gama de expediciones que se realizaron por la geografía americana con carácter exploratorio, tocando sus costas en distintos momentos. Sus propósitos fueron múltiples desde intereses económicos, territoriales, político-militares hasta proyectos científicos en general. Los navíos que circunvalaron el continente, trajeron en sus camarotes a naturalistas, antropólogos, cartógrafos, arqueólogos, militares, dibujantes, etcétera, cada vez mejor equipados para estudiar y, por ende, registrar la prometedora ecúmene de palmo a palmo.

Debemos considerar que, al debilitarse los poderes monárquicos en la península ibérica, éstos comenzaron a perder hegemonía en el mundo ocupado, entonces se hizo más frecuente la presencia de otras flotas en sus aguas y, el comercio tomó distintas rutas y propósitos. El Caribe se había convertido en un crisol de intereses entre los británicos, franceses, holandeses y, más tarde, estadounidenses que provocaron "huracanes" de distintas magnitudes político-militares y comerciales.

Con base en lo señalado, podemos entender las razones y circunstancias por las que, el Beagle, navegó con un naturalista británico de amplias credenciales en el espectro de la ciencia londinense: Charles Darwin (1809-1882). Bastante difundida fue su escala y permanencia en las Islas Galápagos donde replanteó las teorías sobre la evolución de las especies. Ello dio pie para que publicara posteriormente su controversial texto: Del origen de las especies por medio de la selección natural en los albores de la segunda mitad del siglo XIX 19

También, Alexander von Humboldt (1769-1859), geógrafo y naturalista que recorrió las costas americanas entre los años 1799 a 1804 con fines investigativos de diversa índole. Aclaramos que, no atracó en puerto alguno del istmo, sólo se afirma que: (...) pasó dos veces (1801 y 1803) por las costas nicaragüenses, limitándose únicamente a admirar desde lejos los imponentes volcanes según se destaca en una referencia de Gõetz von Houwald 20 Un prócer de la independencia centroamericana, el hondureño José Cecilio del Valle (17801834), lo invitó para que viniera a investigar a estos confines pero, sin respuesta favorable 21 "El Libertador" del Virreinato de Nueva Granada, Simón Bolívar, afirmó alguna vez que: (...) "El barón de Humboldt ha hecho más bienes a la América que, todos los conquistadores" como lo apunta el intelectual mexicano Leopoldo Zea 22 Pero, más allá de su reconocido talante científico, Humboldt fue un agudo observador de la vida política del continente americano 23

La delgada franja de tierra o la cintura de América, parafraseando al poeta chileno Pablo Neruda en su Canto General, no estuvo exenta de las visitas científicas de viajeros europeos decimonónicos. Acaeció una serie de expediciones que dejaron volúmenes escritos de importante valor científico e histórico en los campos: étnico-cultural24, económico-comercial, diplomático, arqueológico, geoestratégico, militar y natural. Aquí destacaríamos algunas figuras al nivel de John Hale (inglés); Robert Glasgow Dunlop (escocés); Ephraim Squier (estadounidense); Thomas Meagher (irlandés); John Lloyd Stephens (estadounidense); Anthony Trollope (inglés); Félix Belli (francés), entre otros de visita en la región en un lapso de cuarenta años: 1823-1863 25 El historiador costarricense Ricardo Fernández Guardia, compiló parte de las crónicas en una antología denominada: Costa Rica en el siglo XIX con una primera edición de 1929 26

A partir de lo acotado, no se debe desestimar el contexto político para referir a la importante Conferencia de Berlín que comenzó en noviembre de 1884 hasta febrero del año siguiente 27 Esta sirvió para re-configurar una eficiente cartografía de dominación o reparto del mundo entre sociedades avanzadas de la Europa occidental, expandidas por el orbe con propósitos claramente definidos. Cada vez serían más sofisticados los métodos de dominación territorial donde, los británicos y franceses, se quedarían con los más significativos réditos.

3.1 Viajeros alemanes: diversidad de propósitos en la región ístmica

Dos doctores alemanes: Moritz Wagner y Carl Scherzer hicieron un recorrido por Costa Rica entre los años 1853-1854; tal travesía la publicaron en Leipzig en 1856 bajo el título: Die Republik Costa Rica in Central-Amerika, traducido al castellano como: La República de Costa Rica en Centro América en 1944 que, incluiría un mapa del país. Aclaramos que, recorrieron Centro y Norteamérica pero, destacamos el tomo que versa sobre el istmo. Sus disquisiciones sobre el espacio humano y natural nos ayudan a corroborar parte de esa cartografía mental de la época. Con poética opinión se expresaban acerca de Costa Rica, sin desestimar a los Estados Unidos como un lugar para la emigración alemana donde irían a invertir, a esa: "tierraprometida" que ahora carecía de seducción en comparación con otros momentos.

Por consiguiente, las miradas estaban puestas o al menos eso pretendía con sus escritos, más hacia el sur, exacerbando los méritos de Centroamérica y opacando discursivamente el atractivo espacio anglosajón. A Costa Rica le lanzaban flores, tal como se desprende de una cita del prefacio:

(...) Costa Rica, la más tranquila y feliz de todas las repúblicas de la América hispánica y una de las más hermosas y privilegiadas tierras del mundo (...) Sólo por medio de rumores, la leyenda de su clima benigno, de la fertilidad de su meseta, de su situación favorable en el mundo y de la tranquilidad política de que gozaba, habían llegado a Alemania y atraído la atención de economistas y pensadores (... ) una nueva patria más feliz en la América de habla española. El antiguo prejuicio contra el aire enervante del Sur, fué (sic) refutado por ellos con la simple indicación de las condiciones del clima de las serranías de ahí, en las cuales la temperatura atmosférica más bien se parece a la suave de nuestros hermosos meses primaverales, que nunca priva del libre uso de sus fuerzas al hombre activo (...) Permanecimos bastante tiempo y de preferencia en los paradisíacos valles altos de Costa Rica 28

No se omite indicar que, existen documentos de otros científicos alemanes quienes, el mismo Marr refiere en su crónica de viaje, ellos eran: Wilhelm Haine y Julius Frõebel e incluidos en nuestra agenda de viajeros que contribuyen a cimentar—discursivamente—una imagen romántica sobre la región; en otras situaciones fue bastante negativa. Como se explicará más adelante, ciertos contenidos textuales eran explícitamente racistas sobre latitudes con un inclemente clima y población indolente. Sin embargo, en ocasiones serían visualizadas bajo los cánones del expansionismo como: (...) un nuevo emporio del sur 29 Esta ambivalencia argumental, traspasa la obra Marr desde las primeras páginas hasta el final.

En el presente ensayo valoramos de forma específica a Wilhelm Marr (1819-1904) escrutado desde su diario de viaje, publicado en fragmentos por un periódico del puerto de Hamburgo: Freischütz. La suma editorial del periplo se intituló: Reise nach Central-Amerika de 1863; esta fue la forma en que se difundió su visita por Nicaragua y Costa Rica en la segunda mitad del siglo XIX 30 Acá haremos uso de la publicación en español: Viaje a Centroamérica del 2004 de la Editorial de la Universidad de Costa Rica que contiene una Introducción del historiador costarricense Juan Carlos Solórzano 31

3.1.1 Marr en Centroamérica: una forma singular de interiorizar la región tropical

Se ha afirmado que, en el espíritu de los viajeros, prevaleció una actitud ambivalente en relación con los espacios visitados. En el caso de Marr fueron cerca de once meses que le dieron pie para recorrer parte de Costa Rica y Nicaragua, pasando primero por los Estados Unidos de Norteamérica. Los contenidos y la forma de visualizar el mundo que atravesó, es uno de nuestros propósitos en la indagación de sus percepciones personales y, por supuesto, colectivas, es decir, intentamos determinar cómo visualizó a los otros y qué escribió acerca de ellos desde su diario de viaje.

Si se dijo que existe una interiorización del otro con una fuerte carga ideológica, propia del europeo de la época, no sería casual. Al acercarnos a sus escritos, encontramos una diversidad de elementos que nos posibilitan sostener ese argumento. Entre los aventureros decimonónicos, ya que podemos citar figuras de otros siglos que "rastrearon" América, encontramos formas de pensar heterogéneas. Como lo expresa el historiador Juan Carlos Solórzano en la Introducción mencionada: (...) Marr fue un hombre de su tiempo. Sus descripciones, comentarios y aseveraciones, guardan conceptualizaciones de cuño racista o antisemita 32 sin dejar de observar su desprecio directo de la mujer. Como se dijo, su contexto sería clave para verlo en perspectiva, entre ello, la agitación social en su patria; en última instancia, transpira una forma específica de entender la sociedad en comparación con otras 33

Por consiguiente, cruzar el vasto océano Atlántico era una alternativa para quienes habían combatido en el fracasado movimiento liberal-democrático de 1848 como lo subraya el historiador Juan Carlos Solórzano en la Introducción al libro de Marr. Algunos integrantes de la "Joven Alemania" vinieron a América y fueron incansables en la lucha política 34 Para la consecución de sus objetivos publicaron revistas, periódicos y cartas; también diarios, informes y relatos en forma de libros. Creemos que, una de las pretensiones de los viajeros alemanes del momento, así como lo hicieron otros europeos fue fomentar la inmigración y, Centroamérica 35 formó parte de ese programa de traslado humano trasatlántico por décadas. Por ejemplo, en suelo costarricense, Marr lo explicitó así: (...) Yo debía ir a Alemania en comisión del Gobierno para conseguir emigrantes 36

Conveniente sería apreciar que, en el Cono Sur, la inmigración sería cuantiosa ante la neocolonización de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, particularmente con empobrecidos españoles, italianos y, luego alemanes, entre otras nacionalidades, desde finales del siglo XIX. Décadas después hubo un reflujo de inmigración alemana, producto de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En el contexto de la conflagración internacional, algunos puertos latinoamericanos fueron testigos ante los hundimientos de barcos aliados por parte de submarinos alemanes. También se ejecutaron sistemáticas deportaciones a campos de concentración 37 hacia los Estados Unidos con alemanas residentes de la región en sendas listas negras 38

Algunas fuentes identificaron una cuota importante de inmigrantes relacionados con grupos económicos que, desarrollaban actividades como la caficultura en zonas altas y fértiles de Centroamérica 39 Como era de esperar, los gobiernos del istmo seguían directrices aliadas a pesar de que, en ocasiones, "simpatizaban" con las propuestas del Führer. No estaría por demás, remitir al texto: Mein Kampf de 1935, catecismo del movimiento nacionalsocialista que justificó un proyecto colectivo a partir de una "raza superior" de referencias al pasado donde, Adolf Hitler subrayaba: (...) Aprendí a comprender y a apreciar la historia en su verdadero sentido 40

3.1.2 Viaje a Centroamérica: un libro de época, una visión particular

De los diez y seis capítulos que lo componen, en los dos primeros se describe la travesía desde el puerto de Hamburgo hasta la ciudad de Nueva York y la permanencia temporal en el sitio. En el segundo capítulo, se exaltan las virtudes de Norteamérica, inevitable punto de referencia para el emprendedor aventurero en busca de un hogar sustituto: (...) Un emporio gigantesco del Nuevo Mundo 41 seguidamente, los elogios al puerto son elocuentes: (...) Sí, Nueva York es grande, entre otros.

Pero será en el capítulo tercero donde se transcribe lo referente al destino programado con antelación: Central-Amerika. Ahora bien, nos preguntamos, ¿para quiénes y por qué escribía Marr? Quizás, como él mismo lo ha sugerido en Nueva York, nos brinde un indicio clarificador que, no debemos suscribir por las incoherencias que contiene:

(... ) para describir lo que me llamó la atención, para diversión mía y, tal vez más tarde, la de otra gente. Esto se llevaría a cabo tan desordenadamente como es posible, para que, por el amor de Dios, no caiga yo en la sospecha de haber querido escribir un reporte de viaje al estilo alemán 42

La anterior aseveración, no es cierta ya que los propósitos mercantiles de la travesía eran explicitados en otras partes del diario. Además, la acuciosidad con que analiza lo que encuentra a su paso, nos lleva a pensar lo contrario. América fue un destino apetecido, una empresa para el enriquecimiento personal. Otro elemento de juicio sería las publicaciones del periódico hamburgués Freischütz que, pretendían atraer la atención de sus lectores, en torno a la inmigración a las tierras vírgenes, al otro lado del océano. El inventario tropical que elaboró Marr, tenía que seducir con creces a sus seguidores y, no por simple "diversión" como lo pretendió aparentar.

Si pretendemos corroborar lo anterior en el primer capítulo, se formulan alusiones sospechosas que, desmienten la indiferencia del escritor o la mera diversión, ya que estando a 260 millas inglesas de la ciudad de Nueva York, algunos pasajeros discutieron en torno a lo que buscaban, recogido por el mismo testigo y protagonista: (...) Ya estuvimos cuarenta días en el mar (...) fundando compañías para América, planeando viajes en grupos hacia el interior y proyectos para la vida en el futuro 43 En alta mar y sin haber fondeado en costas americanas, planificaban un estilo de vida, cuestión a la que recurre en otras partes de las crónicas. No dejaremos de lado, un hecho revelador en la vida personal de Marr quien, regresó a Costa Rica, posterior al viaje a efectos de dirigir una compañía de comercio entre 1854 y 1859. Acá estuvo en contacto con algunos alemanes residentes en el país, a saber: el Barón von Bülow y el Conde de Lippe. Para refrendar lo dicho, acudimos a las últimas líneas del libro donde anotó: (...) No había pasado ni un año, cuando de nuevo estaba yo en camino hacia las Indias Occidentales. Fin 44

Otro aspecto pertinente de resaltar serían las frecuentes alusiones negativas en torno a la gente y la naturaleza, parámetros para medir al viajero que visualizó los diversos grupos humanos desde su propia óptica eurocéntrica, como es obvio. Antes habíamos advertido que, a partir del movimiento intelectual de la Ilustración, Europa occidental se apropió de un discurso referido a un modelo de "civilización" y, asumiendo con ello, el proyecto de extenderla por el planeta. Al menos, así fueron proclamados por la Historia Universal, sinónimo del legado de Europa a la humanidad; la barbarie quedó localizada en África, Asia y, por supuesto, en Latinoamérica.

Sin embargo, en los albores del siglo XIX, los Estados Unidos de Norteamérica que albergó una fuerte inmigración de la Europa del Norte, se sumó a la causa en pro de la "civilización". Ésta tuvo su propio carácter y se contrapuso con el paso del tiempo a algunos principios europeos que re-ajustaron de acuerdo con sus intereses.

En 1823 revoloteó la doctrina del Destino manifiesto bajo el argumento: América para los americanos 45 En el contexto de ciclos revolucionarios e independentistas, tanto de Centroamérica que en 1821 logró sus propósitos, como en Suramérica que hacia 1825 quedaba libre del dominio español. Fue una porción importante del continente que no deseaban perder en manos de los europeos que históricamente habían sido sus amos tal como lo destacamos al comienzo. Ahora, la "civilización" llegaba del propio norte del continente.

Otro componente sobre el que debemos recurrir se sitúa en torno a la ambigüedad que contiene la construcción del concepto y visualización del "lejano occidente" como lo escribe Marr. De esta forma y, en boca de Tulpe, un interlocutor de abordo quien sostiene que: (...) la palabra América comprendía una legión de los términos más confusos. Allí todo era selva virgen, mar, ciudades magníficas, indios, matanzas, libertad e igualdad al mismo tiempo46

Nos atrevemos a conjeturar que, sus compatriotas, habían colaborado con la construcción discursiva en derredor de una "tierra prometida"—inventada—donde el peligro era su constante pese, a poder encontrar una mejor forma de vida. Existe un caso destacado, al lado de otros, en el capítulo segundo. Marr refiere a varios: (...) alemanes cultos que encontró en Nueva York: Julius Frõbel, Wilhelm Heine, el Dr. Ludwigh—amigo de Squiere—el autor entusiasta de la obra famosa sobre América Central y estaba muy interesado en estos países y el señor Móring, porque, como comerciante, veía en ellos un nuevo emporio del sur 47 Cabe subrayar que, la Asociación Etnológica de Nueva York le encargó un trabajo específico en la elaboración de un diccionario con términos aborígenes y, el germano Mõring colaboró, enviando cartas a: (...) cónsules y comerciantes ingleses, franceses y americanos 48, todo ello aligeraría la carga del "hombre blanco" y su impostergable misión frente al "salvaje " 49

Los mismos congéneres de Marr consideraban la angosta región como un infierno verde. Es común encontrar en el texto, expresiones grotescas o peyorativas sobre los aborígenes y su espacio. Sin haber pisado suelo ístmico, ciertos viajeros emitían comentarios degradantes de la condición humana del autóctono. El mismo Marr admite que, en Nueva York, tomó conciencia de la diferencias raciales, al observar un tren con afro americanos que—a partir de ese momento—sólo se dejaría llevar por lo que le indicara su nariz. Aclaramos que se refiere a las diferencias étnicas entre las sociedades del norte en relación con las del sur de los Estados Unidos. En una acalorada conversación un neoyorquino le comentaba:

(...) estamos obligados de mantener a nuestra raza más pura, para protegernos contra las infecciones de una raza que usted mismo solo conoce superficialmente y que tendrá oportunidad de estudiarla en el sur (...) y puedo decirle que el blanco está hecho de otra materia que el negro " 50

En lo que respecta a la mujer, no cuenta con un lugar privilegiado en la cosmovisión del autor. Según las líneas supracitadas—sin externarlo—Marr asintió positivamente acerca de la mujer nicaragüense: en mi pensamiento tenía los "jazmines en el cabello negro de las bellezas morenas de Nicaragua" situación que no era frecuente en él, ya que lanzaba constantes valoraciones negativas—diríamos en el presente: sexistas—sobre su condición de género. Él tuvo la certeza de que la mujer, (...) jamás alcanzaría la altura del varón y, en su obra, se parodia con creces. Allí son representadas como inhabilitadas para adquirir: (...) dones espirituales: en una mujer nunca llegan a la perfección 51

Como habíamos mencionado, sería en el capítulo tercero donde se anotan las vivencias del destino final en Central-Amerika. Este da inicio con un tétrico poema de Lord Byron titulado: Childe Harolds Pilgrimage; allí se evoca la soledad del viajero en el vasto mar. La descripción se sitúa al abordar el Wild Pigeon, navío que los transportaría hacia Nicaragua: "lejos, lejos a down-south" El autor detalla que, al zarpar hubo un caos atmosférico: (...) El clima parecía haberse puesto una gorra con borla, la alegre Nueva York se extendía gruñona, los vehículos en la orilla oscilaban y saludaban con un crujido el triste día, el viento silbaba 52

Con asiento en lo anterior, se podría conjeturar que, ¿las condiciones externas se confabulaban en contra de quienes iban hacia la zona intertropical? Al menos esa sería una de las deducciones del lector acucioso quien intenta penetrar el estilo "novelesco" que suscitan las líneas del texto o de ¿la historia novelada? De seguido, los contenidos de las abundantes descripciones son elocuentes, entre éstas, destacamos algunas que son válidas para comprender mejor el sustento programático de las crónicas: (...) Habíamos pasado la barra y estábamos en alta mar (...) El mar estaba agitado, el Wild Pigeon entró en razón. La tempestad prevaleció durante la ruta de navegación y después de pasar Cuba: (...) estábamos dentro de la zona tropical, escribió, hubo otra premonición fatal: El cielo estaba parcialmente nublado pero hacia el sur, parecía estar en llamas 53

Dos días antes del arribo a la indomable Mosquitia 54 fechada el 28 de octubre de 1852, el capitán del clíper refería al país de destino con la expresión: "damned country" que, trasluce una conceptualización fétida en torno al espacio que les aguardaba. Luego, Marr arguye:

Pero encontré gran tranquilidad en la presunción europea de que en una tierra maldita los hombres deberían unirse agradable y cariñosamente (...) Yo, un europeo culto, les debería parecer como un oasis en el desierto de su vida (...) Cuánta diferencia entre el día en que habíamos llegado a tierra en Estados Unidos y esta llegada a un país que los teóricos ya habían pregonado como el centro comercial de todo el hemisferio oeste (...) aquí ondea un sudario verde abundante, un silencio inquietante que me causaba escalofríos, si se permite la comparación, a la temperatura de la zona ecuatorial 55

En tierra firme dan inicio las elucubraciones personales que luego rubricó el "hombre banco" quien llegó a civilizar a los pueblos salvajes del sur; aquella región donde no observó en principio: (...) Ni el menor rasgo de seres humanos o cultura. Su retórica se convierte en valuarte de una práctica escritural dominante, propio del colonizador en virtud de lo que descubre, maquina a su antojo y luego comercializa con inmejorables réditos 56 Sin dejar de lado, la: (...) gran impresión lúgubre que le produjo la naturaleza primitiva del bosque tropical 57 también convertida en objeto de sus intereses personales y colectivos ya que, la diversidad biológica del trópico fue campo de estudio para los científicos europeos, entre ellos, Darwin y Humboldt, más allá de las leyendas sobre El Dorado o las amazonas. Sus apuntes fueron detalladas compilaciones de datos debidamente ordenados y procesados por conocedores de Europa, continente que en las últimas décadas del siglo XIX, experimentó la segunda Revolución Industrial. El clasificar y disponer de los recursos naturales era determinante y, quienes los monopolizaban según la ciencia y la técnica del momento, ganarían la carrera del comercio mundial frente a competidores con experiencia y poder 58

Probablemente una de las categorías antropológicas o, mejor dicho, zoológicas que más sorprende al lector del presente sería una tipificación que efectuó Marr en torno a las fisonomías nicaragüenses. Él anotó que, un zambo contiene dentro de su estructura genética, distintos porcentajes heredados del reino animal. Según esa tipología, estas criaturas zoomorfas cuentan con:

Un tercio tigre, un tercio mono, y un último tercio cerdo formaban, en figura humana, al zambo de Nicaragua (... ) El asco que luego sentí ante esas criaturas porcinas de la deidad, me hizo sonreír sobre la afinidad electiva planteada por nuestros ideólogos europeos (...) Realmente sería una lástima, pensaba yo muchas veces, si fuera verdad que todos los seres humanos son hermanos 59

4. En calidad de epílogo: algunas consideraciones

Previo a concluir, debemos sostener que, las acotaciones de Marr guardan una serie de contrasentidos en relación con los propósitos o fines iniciales que habíamos destacado. Si pretendía persuadir a los lectores del periódico Freischütz para la eventual inmigración hacia América, entonces, algunas de las valoraciones fueron un verdadero balde de agua fría según las ilustraciones emitidas a lo largo de sus apuntes. Por ello, creemos que sus anotaciones son ambivalentes, no obstante, ¿lo formula adrede o era inevitable dentro de su cosmovisión? Al calor de las características personales y de su imaginario colectivo, Marr navegó entre descripciones negativas y positivas acerca de los dos países, sus bondades y peligros a la vista, aptos para el comercio, la inversión y, donde se podía vivir, a pesar de las limitaciones tropicales del entorno y de los prejuicios históricos que cargaban en sus espaldas.

Sumaríamos acá, una soez comparación que, no habíamos destacado que se evidencia en la forma cómo exalta algunas características del "costarricense" en relación con su "degradado" vecino; sobre el primero dice: (...) tienen menos mezcla de sangre indígena (...) así como los menos infectados, por este motivo, de vicios físicos y del país en general lo elogia así: (...) Costa Rica parece ser la alcancía elegida por Dios 60 Por un lado, pensamos que los alemanes en el país, estaban organizados 61 y, por el otro, los planes de un eventual canal interoceánico tendrían menos rivales en Costa Rica que en el hermano vecino del norte con fuerte influencia británica y, posteriormente estadounidense 62 Tal vez, ello ¿pudo brindarles ventajas estratégicas en la medida en que lograran sobornar a políticos costarricenses y luego a nicaragüenses? Al menos esta sería una hipótesis que quedaría por demostrar en futuros estudios sobre los viajeros alemanes en la región.

En Nicaragua, Marr escribió acerca de algunas ventajas geoestratégicas del área fronteriza entre ambas naciones aunque, obviando las particularidades naturales del Estrecho de Panamá donde, en 1914, se concluiría el apetecido canal que articuló al Caribe con el océano Pacífico. Desde su óptica e intereses económicos, tomó en consideración la importancia comercial de rutas por el Pacífico como las orientadas hacia Valparaíso o San Francisco y, en la otra costa, la desembocadura del río San Juan a las puertas del mar Caribe antesala del océano Atlántico:

La canalización es posible, pues en nuestro tiempo todo es posible con dinero (... ) Finalmente la naturaleza misma ha diseñado el plan para un canal (...) lugar más estrecho de todo el continente del hemisferio oeste. ¿Pero la empresa será remuneradora? (...) el Tío Tom ahora es la autoridad nacional económica de pueblos civilizados, cuando hablan de la cultura de un occidente lejano, lejano, lejano. Quizá la obra maestra, la conexión de los dos océanos, quede reservada para un genial filibustero del norte 63

Por último, destacamos que en el capítulo XVI con las anotaciones del retorno a Hamburgo, a propósito de una escala técnica en el puerto de New Orleáns: Metrópoli del Sur, fechada los días 25 y 26 de julio de 1853, Wilhelm Marr arremetió con agudo sentido "cardinal". Esto nos posibilita comprobar una parcela de su vasto recuento, interiorizado durante el periplo que duró once meses por la zona tropical, los autóctonos con que se relacionó, esa "raza sucia" de "semihombres"—los peligros de la selva, las enfermedades, los contactos personales para el comercio, la inmigración alemana y, por supuesto, "el clima" . Pero nos preguntamos ¿la intensa experiencia personal le otorgó criterios precisos u objetivos para "entender" al ser humano y su entorno natural diferente del suyo? De esta forma asintió: (...) Lo que nos rodea, nos impresiona fuertemente, y la sabiduría depende a menudo de los grados de longitud y latitud del lugar donde se encuentre el sabio 64


1 La elaboración del ensayo estuvo bajo la dirección de los historiadores Jussi Pakkasvirta y Peter Stadius del Renvall Institut de la Universidad de Helsinki- Finlandia.

2 Rodrigo Quesada. El legado de la guerra hispano-antillano-norteamericana (San José, 2001), p. 37.

3 Eduardo Subirats. El continente vacío. La conquista del Nuevo Mundo y la conciencia moderna. (México DF, 1994), pp. 53-98.

4 Donavan Webster. "Pirates of Whydah": National Geographic Magazine 5 (Washington DC, 1999), pp. 65-77.

5 David Brion. El problema de la esclavitud en la cultura occidental. (2° edición. Bogotá, 1996), pp. 218-255.

6 Juan Carlos Solórzano. "Expansión y conquista española en el Caribe. De las Antillas al istmo de Panamá: 1492-1520": Avance de Investigación 72 (San José, 1994 a) / "Los antecedentes de la conquista española en América. Crecimiento económico en Europa del norte, desarrollo del comercio marítimo portugués y expansionismo militar castellano: 1000-1500": Avance de Investigación 73 (San José, 1994 b), pp. 3-22.

7 Miguel Rojas Los cien nombres de América. Eso que descubrió Colón. (San José, 1997), pp. 266-272.

8 Ciro Flamarión Cardoso. compilador. Ensayos (San José, 2001), pp. 65-80.

9 Horst Pietschmann. "La historia de América Latina como subdisciplina histórica": Diálogo Científico 1-2 (Tubinga, 2000), pp. 9-43.

10 Charles Montesquieu. 1748. De l'espirit des lois. (Livbre XIV). Paris / Del espíritu de la leyes. Traducción M. Blázquez y P. de Vega. (Madrid, 1986), p. 1.

11 Rubén Dri. Teología de la dominación y conquista": Gioconda Belli. editora. 1492-1992. La interminable conquista: emancipación e identidad en América Latina (San José, 1991), pp. 99-128, aquí: pp.116-122.

12 Domingo Faustino Sarmiento. Civilización y barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga y aspectos físicos, costumbres y hábitos de la República Argentina (Buenos Aires, 1845), (s.p).

13 Francisco Rodríguez "Del panlatinismo a las vanguardias: los ideologemas de la modernidad en Luis Cardosa y Aragón": Comunicación 1 (Cartago, 2004), pp. 17-28.

14 Rojas Mix. Los cien nombres de América (nota 7), pp. 343-382.

15 José Martí. "Nuestra América": Revista Ilustrada. (Nueva York, 1891), (s.p) / "Madre América": Cuba, Norte América, Estados Unidos (México DF, 1973), p. 121.

16 Quesada Monge. El legado de la guerra (nota 2), pp. 85-109.

17 Celestino Araúz y Patricia Pizzurno. "La construcción del Canal de Panamá: 1904-1914": Mesoamérica 45 (Vermont, 2003), pp. 100130, aquí: pp. 127-130.

18 Quesada Monge. El legado de la guerra (nota 2), pp. 111-118.

19 C. Waddington "Teorías de la evolución": Barnett. editor. Un siglo después de Darwin. (Madrid, 1992), pp. 15-82 / EFE y BBC. "Nadie lo oyó": La Nación, Áncora (San José, 6 de julio del 2008), pp. 12 y 13.

20 Gõetz von Houwald. 1975. Los alemanes en Nicaragua. (Managua, 1975), p. 10.

21 Flora Solano Chaves. El proceso de institucionalización de la meteorología en Costa Rica en el siglo XIX. (San José, 1999) / Flora Solano Chaves/ Ronald Díaz Bolaños. La ciencia en Costa Rica: 1814-1914. Una mirada desde la óptica universal, latinoamérica y costarricense (San José, 2005), pp. 24-55.

22 Leopoldo Zea. "Humboldt, el otro descubrimiento": Cuadernos Americanos 78 (México DF, 1999), pp. 11 -19, aquí: p.13.

23 Michael Zeuske. "¿Padre de la Independencia? Humboldt y la transformación a la modernidad en la América española": Cuadernos Americanos 78 (México DF, 1999), pp. 20-51, aquí: p. 20-29.

24 Paulo de Carvalho-Neto. Viajeros ingleses y norteamericanos del siglo XIX y el folklore de Centroamérica y México. (Ciudad de Guatemala, 1981), pp.11-14

25 El 19 de abril de 1850 se firmó el Tratado Clayton-Bulwer entre Estados Unidos e Inglaterra pese a que algunas de sus cláusulas serían letra muerta. Se suponía que, las partes, no adquirirían poder exclusivo sobre un posible canal interoceánico, ni ejercer dominio sobre país alguno de la región: véase: Miguel Guzmán Stein. "La guerra de Nicaragua y la independencia de Cuba: 1855-1857" Reflexiones 80 (San José, 2001), pp. 121-139, aquí: p.122. Entre 1856 y 1857 se desarrolló la guerra contra los filibusteros comandados por el mercenario estadounidense William Walker quien tuvo pretensiones de dominar Centroamérica por la fuerza. Se recomienda leer: Clotilde Obregón Quesada. El río San Juan en la lucha de las potencias: 1821-1860. (San José, 2001), pp. 169-207 / Iván Molina Jiménez. La campaña nacional de 1856-1857: una visión desde el siglo XXI. (Alajuela, 2000), pp. 9-80. La década precedente, México sufrió la usurpación de casi dos millones de kilómetros cuadrados por parte de tropas yankees, evento conocido como el "Gran robo". En el inicio de la Campaña Nacional contra Walker, treinta alemanes radicados en Costa Rica enviaron una misiva al presidente Mora Porras, ofreciéndose para combatir contra los filibusteros. Consultar: www.teletica.com en la página digital del programa televisivo: 7 días del lunes 6 de marzo del 2006 (consultado el 27 de junio del 2006).

26 Ricardo Fernández Guardia. Costa Rica en el siglo XIX (San José, 1929).

27 Juan B. Vilar. "Berlín 1884. El reparto": La aventura de la Historia 73 (Madrid, 2004), pp. 73-96, aquí: pp. 82-89.

28 Moritz Wagner y Carl Scherzer. La República de Costa Rica en Centro América (San José, 1944), p. 3.

29 Wilhelm Marr. Viaje a Centroamérica (San José, 2004), p. 83.

30 Décadas después en unas misivas de la Secretaria de Relaciones Exteriores de Costa Rica, refieren al señor Marr como un destacado viajero por el país. El señor Rolando Fálconer, cónsul general de Costa Rica en Hamburgo trató el asunto. Para ello, se recomienda ver las cartas del 22 de mayo y 29 de octubre de 1934 en el Archivo Nacional de Costa Rica (por sus siglas: ANCR). Cajas RR.EE: 386. Secretaría de Relaciones Exteriores de Costa Rica (correspondencia Alemania) San José, N° 1.

31 Marr. Viaje a Centroamérica (nota 29), pp. xi-xvi.

32 En una carta del 22 de mayo de 1934 se asegura que, Marr asumió una actitud beligerante en contra de los judíos de la ciudad de Hamburgo, por tanto, en la comunidad hebrea: lo redujeron a tal miseria. El 29 de octubre, el Cónsul de Costa Rica en la ciudad, Rolando Fálconer transcribe lo siguiente: (...) "Wolf deriva el anti-semitismo moderno de un periodista mediocre" de Hamburgo alrededor del año 1860 citado de la carta del ANCR de 1934 antes referida.

33 Como figura política estuvo participado en sendas luchas partidistas después de su deportación a Lausana en 1843. Hacia 1846 luchó junto con miles de compatriotas para obtener la unificación alemana con Prusia a la cabeza. En este escenario, destacamos a figuras como Bismarck, ministro del rey Guillermo I quien abanderó la unificación del territorio.

34 Walter Bernecker y Thomas Fisher "Alemania y América Latina en la época del imperialismo: 1871-1914": Revista de Historia 33 (Heredia/ San José, 1996), pp. 9-42, aquí: p. 12.

35 Según Karl Sapper en 1937 habían cerca de cuatro mil alemanes en Centroamérica, de ellos, tres cuartas partes estaban en Guatemala citado por Gertrud Peters Solórzano y Margarita Torres Hernández. "Las disposiciones legales del gobierno costarricense sobre los bienes de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial": Anuario de Estudios Centroamericanos 28 (San José, 2002 a), pp. 137-159, aquí: p. 155.

36 Marr. Viaje a Centroamérica (nota 29), p. 428.

37 En relación con los campos de internamiento en los Estados Unidos se sugiere: www.foitimes.com

38 Gertrud Peters Solórzano y Margarita Torres Hernández. Los archivos de la Junta de Custodia de Costa Rica durante la Segunda Guerra Mundial: ciudadanos y empresas en las diferentes listas construidas por los gobiernos británico, estadounidense y costarricense": Historia 46 (Heredia/ San José, 2002 b), pp. 261-307, aquí: p. 268-274.

39 Goetz von Houwald. Los alemanes en Nicaragua (nota 20) / Eugenio Herrera Balharry. Los alemanes y el Estado cafetalero en Costa Rica (San José, 1981) / Regina Wagner. Los alemanes en Guatemala: 1828-1944. (Ciudad de Guatemala, 1991).

40 Adolf Hitler. Mi lucha (Munich, Berlín y Ávila, 1935), p. 27. Traducido por la Editora Central del Partido Nacional Socialista, Franz Ether Nachflg.

41 Marr. Viaje a Centroamérica (nota 29), p. 41.

42 Ibidem, pp. 50 y 51.

43 Ibidem, p.31. Marr vino a Centroamérica con credenciales que le confirieron un estatus especial ante los gobernantes de la región como él mismo lo hizo saber en las páginas 83 y 84 del texto citado.

44 Ibidem, p. 472.

45 Rogelio Cedeño Castro. Religión civil o religión de Estado (Heredia, 2004), pp. 104-114.

46 Marr. Viaje a Centroamérica (nota 29), p. 13.

47 Ibidem, p. 83.

48 Ibidem, p. 84.

49 Esta era parte de la esencia que traspiraban los escritos del premio Nóbel de Literatura de 1907, Rudyard Kipling (1865-1936) desde el prisma redentor del Imperio británico sobre la humanidad; algunos textos como: The book of the jungle de 1894 y 1895 o el poema: The white man's burden de 1899 son claros ejemplos en lo afirmado.

50 Marr. Viaje a Centroamérica (nota 29), p. 88.

51 Marr. Viaje a Centroamérica (nota 29), p. 470.

52 Ibidem, p. 99 y 100.

53 Ibidem, p. 107.

54 Marr refiere la complejidad histórica de la región que estuvo sojuzgada por los británicos, la piratería y el comercio ilegal. Para ello, consúltense las páginas 121 y 122. Ésta volvería al control del Estado nicaragüense, después de 1894 como lo explica el historiador Volker Wünderich. "La unificación nacional que dejó una nación dividida. El gobierno del presidente Zelaya y la "reincorporación" de la Mosquitia a Nicaragua en 1894": Historia 34 (Heredia/ San José, 1996), pp. 9-44.

55 Marr. Viaje a Centroamérica (nota 29), p. 115.

56 Christina Schramm. "Colocando a América en el mundo: miradas y narraciones. El ejemplo de Wilhelm Marr": VIII Congreso Centroamericano de Historia (La Antigua-Guatemala, 2006), pp. 1-10.

57 Ibidem, p. 122.

58 Rodrigo Quesada. Recuerdos del imperio. Los ingleses en América Central: 1821-1915 (Heredia, 1998), pp.33-193/ Eric Hobsbawm. La era del imperio: 1875-1914 (Buenos Aires, 1998), pp. 122-151.

59 Marr. Viaje a Centroamérica (nota 29), pp. 124 y 125.

60 Ibidem, p. 366 y 378.

61 Existió un proyecto de colonización alemana en La Angostura-Turrialba hacia la costa Caribe de Costa Rica por parte de una compañía con sede en la ciudad de Berlín según las páginas: 361, 377, 387 y 389.

62 Tal como lo destacamos en páginas anteriores, el Tratado Clayton-Bulwer de 1850 y la guerra contra el mercenario sureño William Walker por tropas centroamericanas entre 1856 y 1857, fueron hitos importantes en las pretensiones de los Estados Unidos o Inglaterra en la región ístmica. No debemos obviar que para el período, la fiebre del oro en California, estaba en boga y la Ruta del Tránsito por el Río San Juan, límite natural de Nicaragua con Costa Rica era estratégica, tanto comercial como militarmente. Marr lo hace notar en varias ocasiones; consúltense las páginas: 85, 91, 125, 159 y 227.

63 Marr. Viaje a Centroamérica (nota 29), pp. 158 y 159.

64 Ibidem, p. 460.


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