ISSN Electronico 1794-8886
Volumen 21, Septiembre - Diciembre 2013

Migración femenina desde el caribe colombiano. Una mirada a sus espacios laborales endestino

Female migration from the Colombian Caribbean. A look at their work spaces in target

Gloria Bonilla Vélez1
Mercedes Rodríguez López2


Resumen

Con el presente artículo se intenta reflexionar sobre la migración femenina desde Cartagena y Barranquilla -ciudades del Caribe colombiano- a diversos destinos internacionales, partiendo de los hallazgos de investigaciones desarrolladas por las autoras sobre el tema3. Desde una perspectiva de género, se visibilizan aquí, experiencias narradas por migrantes y familiares sobre los procesos de vinculación al trabajo doméstico, actividades de cuidado y la prostitución como espacios laborales donde ocurren diversas formas de explotación y discriminación hacia las mujeres en los países de destino.

Palabras claves: Migración femenina, género, trabajo doméstico, cuidado, prostitución.


Abstract

In the present article we reflection female migration from Cartagena and Barranquilla -cities of the Colombian Caribbean- to diverse international destinations, using research done by the authors on this subject at the point of departure.4Here we see experiences narrated by the migrants and family members on the processes of obtaining work as housekeepers, care-takers and in prostitution as the work-spaces where different forms of exploitation and discrimination toward women occur in the countries of destination.

Keywords: Female migration, gender, domestic employment, care, prostitution.


Introducción

La migración colombiana ha estado trazada históricamente por distintas olas o movimientos que han mostrado, según diversos estudios, permanentes flujos migratorios internacionales. Registrándose desde los años treinta una migración muy importante hacia Venezuela, entre los sesenta y setenta a Estados Unidos5 (Gómez, 2008) y a España desde los setenta, aumentando considerablemente entre el 2001 y 20026, países que aún se mantienen dentro de los principales destinos elegidos por los y las colombianas7 como pudo observarse en el estudio realizado en Cartagena y Barranquilla a partir de la información suministrada por los familiares que el 61% de los migrantes se encuentran en Venezuela, seguido por Estados Unidos (20%), España y Panamá (5% respectivamente) y en menor proporción en Canadá (3%), Aruba, Italia y Chile (2%)8.

Dentro de las características encontradas entre los migrantes se resaltan que su nivel educativo al momento de migrar, fue la secundaria completa en las dos ciudades, aunque también se encontró un grupo de hombres que migraron con un nivel técnico, para el caso de Barranquilla. Con relación a las condiciones socio-económicas de sus hogares de acuerdo a su sector de residencia, se identifica un mayor número de casos de migración de estratos medio-bajos (23% en Cartagena y 30% en Barranquilla), con una diferencia en Barranquilla donde hubo un mayor número de hogares ubicados en estrato bajo (34,8%).

En cuanto al periodo de la migración, ésta ocurrió de manera más recurrente entre 1990 y el 2009, se podría decir que en las dos últimas décadas, tanto en Cartagena como en Barranquilla, con un predominio de motivos económicos, y con menor frecuencia por motivos políticos o atribuida a factores socio-afectivos.

Los actuales movimientos de población, contrariamente a la idea generalizada que se trata de una migración predominantemente masculina, implican una cantidad semejante de hombres y mujeres que se desplazan entre países. En Cartagena y Barranquilla se identificó, que aproximadamente en el 43% de los casos han migrado mujeres y en el 57% hombres, con un promedio de edades entre 25 y 45 años, con la particularidad que sus hijos e hijas -entre los 7 y los 12 años- han quedado al cuidado de sus parientes9.

Una de las particularidades en este contexto globalizado, es la demanda de corrientes feminizadas de carácter laboral con una cuota importante de los países latinoamericanos. Pero a pesar de este amplio mercado, la participación femenina y su aporte a las economías de estos países, es poco visible. Discriminadas en su lugar de origen y con menos posibilidades de acumular capital social y económico, las mujeres inmigrantes sufren además una discriminación específica en los lugares donde logran establecerse.

La amplia producción científica sobre el tema, ha puesto de manifiesto una demanda en el mercado de trabajo, principalmente para los servicios domésticos y los cuidados personales que explican este creciente éxodo, que se reflejó a través de las entrevistas realizadas en Cartagena y Barranquilla. Los sectores económicos donde se ubican grupos de migrantes en los distintos países, muestran una concentración importante en el área de servicios. Las actividades específicas diferenciadas por sexo que se registraron con mayor frecuencia en los relatos, fueron: para el caso de las mujeres, el trabajo doméstico (en actividades de aseo, preparación de alimentos, auxiliares de cocina), el cuidado de niños y adultos mayores, ayudantes de enfermería, belleza, auxiliares en jardines infantiles, entre otras. Mientras los hombres migrantes, estaban vinculados como personal de vigilancia, mecánicos, albañiles, electricistas, carniceros, entre otros10.

En el campo de los estudios de las migraciones, la necesidad de introducir la perspectiva de género se ha hecho más patente a partir de la progresiva feminización de los flujos migratorios y la importancia de observar las diferencias existentes en los procesos de inserción de los hombres. De la misma forma permite cuestionar las posturas teóricas que no visibilizan los elementos de género que subyacen en las decisiones y estrategias migratorias, proponiendo indicadores y unidades de análisis que reflejen las situaciones de discriminación, explotación y vulnerabilidad a las que se enfrentan las mujeres al concentrarse en nichos de demanda laboral no calificada en los países de destino11.

Es importante precisar que los estudios que nutren la presente reflexión están fundamentados desde una perspectiva feminista que le otorga a la investigación características distintivas fundamentales como partir de la experiencia de las mujeres como nuevo recurso empírico y teórico, situando además a las investigadoras en el mismo plano crítico que el objeto de estudio y asumiendo un compromiso político frente a la defensa de sus derechos12, en este caso de las mujeres, madres, trabajadoras, migrantes.

Así el aporte del género en estos estudios, se ha traducido en la emergencia de diversos temas de interés entre los que se destacan las investigaciones sobre redes globales de cuidado, familias transnacionales, los estudios sobre género y sexualidades en el contexto de la migración, los trabajos sobre mujeres migrantes y tráfico sexual, entre otros.

Además de las consideraciones de género, las motivaciones económicas y de subsistencia, juegan un papel fundamental en la valoración que las mujeres hacen al salir del país, y de estas depende en buena medida que la decisión de migrar se torne temporal o definitiva. Bajo estos presupuestos encontrar un trabajo remunerado y estable se convierte en una estrategia para superar la situación de desempleo, inestabilidad laboral o bajos ingresos a la que se enfrentan muchas de las mujeres en las ciudades colombianas.

En este contexto, se centró el análisis en algunas características de la migración femenina desde dos ciudades del Caribe colombiano, y como ha sido la dinámica de su vinculación al trabajo doméstico, el cuidado, y la prostitución en los países de destino. Interesa resaltar la situación como inmigrantes que se encuentran en condiciones de precariedad y vulnerabilidad frente al ejercicio de sus derechos, sobre expuestas además a la discriminación de carácter étnico-racial, de clase o ciudadanía, al pertenecer al colectivo de "latinoamericanas" o "colombianas" en Europa y Estados Unidos.

Migración, Género y Trabajo precarizado en contextos de globalización

El fenómeno de la globalización y las distancias, cada vez mayores entre los países ricos y los pobres, para Gemma Nicolás, han provocado el movimiento migratorio más masivo de la historia conocida. Aunque la experiencia migratoria siempre se ha asociado con el género masculino, la participación de las mujeres en este fenómeno ha aumentado hasta tal punto que debería ser inconcebible abordar este tema sin una perspectiva de género13.

En la última década se ha constatado un interés creciente por parte de la literatura científica hacia la migración femenina o los estudios sobre género y migración14. Podríamos pensar que de un tema marginal, que apenas ha suscitado producción científica a lo largo de la historia, hemos pasado a un creciente protagonismo de este objeto de estudio.

Las mujeres representan casi la "mitad de la población que migra a nivel global llegando a superar la mitad del flujo migratorio del año 2000 en los países desarrollados"15. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 1996 afirmó que "la feminización de las migraciones" es uno de los fenómenos sociales y económicos más impactantes de los últimos tiempos16.

Las migraciones femeninas no son algo novedoso. En el siglo XIX emigraron muchas mujeres europeas hacia América, Estados Unidos, y Argentina fundamentalmente, y durante las primeras décadas del siglo XX las mujeres emigraron en gran número de países como Irlanda y el Caribe. En la actualidad el fenómeno migratorio reviste características específicas debido a los procesos de mundialización de la economía y de las oportunidades de movilidad17.

Con la transformación del mercado internacional se ha producido un incremento del empleo femenino en la fuerza de trabajo remunerada en el sector manufacturero18 aunque, en muchos lugares, el grueso del empleo sigue estando todavía en la agricultura tradicional de subsistencia, el trabajo doméstico, el cuidado, o en el sector informal urbano19y de servicios.

Siguiendo a Gemma Nicolás, las mujeres han cargado con el peso del ajuste económico neoliberal al ser percibidas como mano de obra barata, no cualificada, subordinada y altamente movible reflejado en su inserción en actividades que se caracterizan por la flexibilización (trabajos atípicos), por la precarización (inseguridad) y por la informalización (contingencia). Uno de los aspectos que corroboran esta situación como lo señala esta misma autora, es el salarial en el que se identifica una tendencia a que las remuneraciones de las mujeres sean sistemáticamente inferiores a los de los hombres20como una forma de discriminación de género que se reproduce en el mercado laboral.

Aportando a esta reflexión la investigadora Bifani, plantea que la explotación de las mujeres a nivel global está presente y manifiesta en "largas horas de trabajo, dormitorios congestionados, supervisión estricta, sin seguridad social y con restricciones"21. Sin duda, todo lo dicho contribuye a fortalecer la segmentación del mercado de trabajo y a perpetuar, sino a aumentar, las desigualdades de género, tanto económicas como sociales22.

Para las mujeres los costos emocionales y sociales en el nuevo destino son altos, al tener que insertarse en condiciones desfavorables a los mercados de trabajo segmentados y con altos niveles de explotación que prevalecen por muchos años en los países de destino, ante la minima movilidad laboral y constituirse en proveedoras económicas de muchos hogares en Colombia23. Tal como lo expresa una de las entrevistadas que lleva trece años en Barcelona desempeñándose en diversas actividades domésticas:

Cuando yo llegué no imaginaba lo duro que me iba a tocar, los trabajos peor pagados, con unas jornadas tremendas!, recibiendo maltrato, me aguanto porque la paga la necesito pa mandar a mi casa, pa mis padres, y mis sobrinos que quedaron huérfanos. Yo trabajo como una esclava! De lo que me pagan, dejo muy poquito pa mí, todo lo mando pa Colombia... (Teresa, migrante cartagenera en España).

Ella no ha vuelto a cambiar de trabajo desde que se fue; siempre ha trabajado en una misma parte, con la misma familia. (Abuela cuidadora, hija en Estados Unidos)

Así como lo manifiesta Teresa, otras voces expresaron sentirse como esclavas, valdría la pena pensar en la dirección de Ferreira y Mezzandra cuando plantean que la esclavitud sigue siendo un factor constitutivo de la riqueza y una forma decisiva del proceso de trabajo mundial. Según sus palabras, en la entraña de la metrópoli global el esclavismo se viste de trabajador hiperactivo, celularizado, movido por ritmos incontrolados24. En esta misma línea, Alma Flórez afirma que, "en los contornos de aquella metrópoli, la esclavitud no ha maquillado demasiado su aspecto en comparación con tiempos remotos. El entramado despliegue del capital urde viejas y nuevas formas de esclavitud que celebran su

vigencia"25. Las trabajadoras migrantes empleadas en condiciones de vulnerabilidad, en una economía informal como el trabajo doméstico y de cuidado, son aspectos emblemáticos de la actual fase de globalización en que la población migrante constituye un papel central en los mercados de trabajo hoy26.

El trabajo para las mujeres se convierte en un punto de amarre para sobrevivir en destino y para tener acceso a una serie de derechos, cuya titularidad y disfrute dependen de su condición formal de trabajadora. Los servicios a los hogares, la limpieza, la hostelería y el comercio constituyen los principales sectores de ocupación pero también los más expuestos a la contratación irregular. Las mujeres son conscientes de que son estos los empleos más demandados y que mientras su estatus se mantenga en la irregularidad tendrán menos oportunidades de insertarse en otros sectores o exigir mejores condiciones de trabajo27.

El cuidado, una forma de trabajo femenino transnacional

El trabajo de cuidado se refiere a las labores que permiten la reproducción social de la población, es decir garantizan condiciones para la continuidad de la vida, proporcionar bienestar a las personas, generar relaciones de convivencia y permanencia de las sociedades28. En palabras de Micolta, el cuidado se constituye en una actividad ineludible en las sociedades, debido a que en momentos y grados diversos todas las personan demandan algún tipo de atención específica. Ese cuidado y atención es más demandante en los niños, las personas enfermas y los ancianos y por tanto se exige incluirse en la organización social29 esto conlleva la distribución del tiempo, la reasignación de funciones y su revaloración social y económica de la sociedad en su conjunto.

La vinculación de las mujeres al mercado laboral ha generado nuevas formas de organización familiar en los países desarrollados y en desarrollo, incluyendo una redistribución o "delegación" de las responsabilidades domésticas y de cuidado, a otras mujeres. Es aquí donde los colectivos de fuerza laboral femenina como la latinoamericana, entran a cubrir gran parte de esta oferta del mercado laboral. Tal como lo demuestran los estudios de García, Santos y Valencia para el caso de España30.

Otras investigadoras como Carol Gilligan han estudiado las diferencias que hay entre hombres y mujeres en relación con la satisfacción de necesidades vitales identificando dos éticas que dominan la sociedad occidental: la ética de la justicia y la ética del cuidado31. "La ética del cuidado, trata de recuperar desde la filosofía y la ética el valor e importancia del trabajo de cuidado que hacen las mujeres"32, pues la sociedad no otorga reconocimiento cultural, ni valor económico a las actividades que se producen en el ámbito privado de las familias. Este es un planteamiento central de algunas feministas que buscan develar que las tareas de cuidado se han endilgado no solo de manera injusta a las mujeres33, sino que ha permitido el mantenimiento de relaciones de género desiguales e inequitativas. A su vez "ha marcado la tendencia de las mujeres a estar atentas a las necesidades de otros más que las de sí mismas y a naturalizar en ellas la preocupación por los otros. En consecuencia, una característica fundamental del cuidado que realizan las mujeres, es que su valor reproductivo y afectivo se ha enmascarado y ocultado"34.

En Colombia, según los relatos de mujeres consultadas en los estudios citados, que emigraron en el periodo 1999-2009, les fue posible vincularse laboralmente al sector servicios y diversas actividades de cuidado como ya se ha señalado, labores poco reguladas que pudieron realizar sin permiso de residencia o de trabajo en los países de llegada. La naturaleza informal de la contratación facilita que los empleadores mantengan bajos salarios y sin acceso de las trabajadoras a la seguridad y demás protecciones sociales que les corresponde por derecho35.

Al mismo tiempo, otras regularizaciones dificultan a las migrantes la entrada a diversos sectores laborales, aun cuando tengan las calificaciones para hacerlo. Es por ello que en España, Italia, Estados Unidos entre otros, es posible encontrar grandes grupos de mujeres latinoamericanas con estudios universitarios trabajando en el cuidado de ancianos, niños, y enfermos. En los estudios citados, abundan casos de mujeres de Medellín, Cali, Bogotá, Pereira, Cartagena y Barranquilla en edades entre 35 y 45 años, con hijos en Colombia, que se vincularon desde su llegada a actividades domésticas y de cuidado pese a su nivel de formación profesional. Tal como lo relata Luisa:

Yo me vine hace cinco años. Trabajaba como asistente Social en la Secretaria de Salud de Barranquilla y cuando me hicieron el contrato para venirme a Madrid era para trabajar cuidando una señora de 80 años que tenía una discapacidad física; yo hacía en la casa de todo, fue muy duro pues no estaba acostumbrada a este trabajo, casi ni dormía porque a la señora había que darle los medicamentos en la noche y ella molestaba muchísimo! (Migrante en España).

Los estudios de género al igual que los feministas, han sido fundamentales para visibilizar los procesos de feminización de las migraciones, la inserción laboral en el trabajo doméstico y la conformación de redes de cuidado transfronterizas y transnacionales36 en las cuales las mujeres se van insertando en edades cada vez más tempranas, permaneciendo en estas la mayor parte de su vida productiva, sin lograr mayor movilidad laboral. Uno de los factores que más contribuye a esta situación según las mujeres entrevistadas es su estatus migratorio, tal como lo relata Inés quien llegó a España a trabajar cuidando a una pareja de ancianos iniciando una lucha por conseguir sus documentos y la regularidad en ese país:

Estuve cuatro años trabajando con una pareja de ancianos, con la ilusión de que me iban a ayudar a tramitar los papeles, pero no fue así. Pasaron cinco años en esta situación hasta que una amiga peruana me dejó su trabajo y allí, me ayudaron con los papeles, pero nunca me dieron vacaciones; tenía una jornada de ocho de la mañana a ocho de la noche, sin recibir pago extra. Un día, me echaron como a un perro! me sentí tan humillada! Tuve que ir a Comisiones Obreras a informar lo sucedido y después de tanto luchar, obligaron a la familia a pagarme una indemnización. (Inés, cartagenera migrante en España).

Y en el caso de Mile quien no ha logrado su estatus de residente en Estados Unidos, aun cuando lleva cinco años trabajando para una familia colombiana:

Yo trabajé con una señora allá en Cartagena cuidando a su hija... y su mamá vivía aquí en Estados Unidos, ella le habló de mí y me contactó y me vine a trabajar con ella cuidando a sus hijos y haciendo los oficios de la casa desde hace 5 años, pero aun no tengo mis papeles. (Mile, madre migrante en Estados Unidos)

En este sentido como lo señala Díaz37 la relación entre mujeres migrantes y sociedad de destino, se produce en ausencia de los elementos necesarios para su participación en igualdad de condiciones en todos los espacios vitales de la estructura social. En consecuencia es necesario, no sólo una "desnaturalización" del cuidado como algo propio de las mujeres, sino reconocer los aspectos éticos y de equidad38 que deben tenerse en cuenta en la formulación de las políticas migratorias donde se validen los aportes que vienen haciendo las mujeres a la economía tanto en los países de destino como de origen y se reconozcan sus derechos legítimos como trabajadoras y ciudadanas.

El trabajo doméstico otro espacio de explotación laboral de migrantes colombianas

El servicio doméstico es la forma de empleo más importante en términos históricos39 al estar asociado a las actividades relacionadas con el cuidado y la reproducción de la vida, obedeciendo a un orden funcional e integrado al modo de producción capitalista40. La división sexual del trabajo tiene como característica la designación prioritaria de los hombres en la esfera productiva y de las mujeres en la esfera reproductiva y simultáneamente, la captación por los hombres de las funciones con fuerte valor social"41. Para Joan Scott la noción de trabajo doméstico no es ahistórica. Más que reflejar un proceso objetivo de desenvolvimiento histórico, la separación del hogar y del trabajo proporcionó los términos de legitimación que suscribió a las mujeres a lo doméstico como atributo a su feminidad, asumiendo que sus experiencias eran iguales y acentuando las diferencias entre hombres y mujeres"42.

En este apartado se analizan algunas formas de trabajo doméstico en las que se ubicaron laboralmente, mujeres colombianas llegadas a España y Estados Unidos de acuerdo a entrevistas realizadas tanto a migrantes como a familiares.

Las mujeres colombianas atribuyen la migración a razones económicas, poder brindarles un mayor bienestar a sus hijos o parientes, comprar una casa, sin embargo en sus decisiones subyacen factores de género, como el deseo de escapar de una relación de pareja conflictiva o violenta, la búsqueda de nuevas relaciones o la necesidad de evadir presiones familiares. Tal como se pudo -también- identificar en una investigación realizada por INSTRAW de Colombia, que encontró "un número significativo de mujeres de mediana edad cuya principal razón para emigrar, no era de tipo económico o familiar sino la expectativa de encontrar una nueva relación de pareja"43. Los relatos de Carmenza y Margarita dan cuenta de la situación que motivó la migración de su hija, delegándole el cuidado de sus descendientes que quedaron en Barranquilla y Cartagena:

Mi hija se fue porque su marido le pegaba mucho, era muy violento, un día me dijo: -mamá me van a ayudar pa irme a España, será que te quedas con mis pelaos?-; yo le dije que si, pues no me gustaba la vida que le daba su marido. Ella trabaja en la limpieza de un edificio y hasta los domingos trabaja, haciéndole el día a otra muchacha de por aquí, que está allá interna, pero gracias a Dios, le pagan buen billete! (Abuela cuidadora, hija migrante en España).

Ella se comunicó, se supo eso enseguida en la familia y todos la apoyaron en ese momento, porque ya estábamos viviendo un momento difícil con el papá de la niña. Muy difícil. Entonces eso para ella fue como...como un escape (Abuela cuidadora, hija migrante en New York).

Las emigrantes colombianas en España según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores representaron el 56% del total de la migración hacia este país y en Estados Unidos alcanzaron un 10%44 En España por su parte, el servicio doméstico ocupa el 39% de las mujeres migrantes, le sigue el 20.8% en el cuidado, 19,9% en limpieza, la hostelería el 11.9% y la prostitución el 2.0%.45 Para muchas de estas mujeres inmigrantes el trabajo doméstico es utilizado como puerto de entrada al país y al mercado de trabajo nacional, una vía más ágil para conseguir permisos de residencia y de trabajo.

Analizar la situación de las mujeres colombianas que migran desde Cartagena y Barranquilla a otros países, exige situar sus experiencias sin pretensiones generalizadoras, pues como afirma Herrera, "hay diferencias y jerarquías sociales, económicas, culturales, además de distintas concepciones del tiempo y del espacio que atentan contra cualquier homogenización de la situación de vida de las mujeres"46. Lo cual indica que aquí retomamos experiencias de vida contadas desde la perspectiva de familiares y algunas migrantes que fueron entrevistadas que ponen en evidencia procesos de segregación y discriminación.

La subordinación de las mujeres se da en un proceso de construcción social de relaciones de género que abarca todos los espacios y ámbitos cotidianos y la migración se constituye en una experiencia que involucra también desigualdad, exclusión y vulneración de derechos hacia ellas. Tal como la plantea Gregorio47, la migración internacional no supone necesariamente la puesta en cuestionamiento de las relaciones de género y la ideología que sustenta la división sexual del trabajo, puesto que esta se sigue reproduciendo en los países de destino.

En las relaciones de género que caracterizan la sociedad colombiana los hombres mantienen una posición de privilegio sobre las mujeres, aunque no todos los hombres ni todas las mujeres reproducen esa estructura dominante48. El dominio masculino es notorio en la esfera del trabajo, el hombre es el proveedor de la familia y el que la mujer trabaje fuera de la casa, en algunos casos, sigue siendo percibido como una ayuda. Sin embargo, los hogares encabezados por mujeres, son cada vez mayores ante procesos de violencia de pareja, abandono, separación o muerte de la figura paterna. En estos casos, la migración cobra más sentido para ellas y sus grupos familiares. El trabajo doméstico que venían desempeñando frecuentemente sin remuneración en Cartagena y Barranquilla, en otro país será una actividad remunerada y se constituye la principal fuente de sostenimiento a través del envío de remesas49. Patricia nos ilustra esta situación:

Yo me vine a España a trabajar en lo que saliera. Llegué cuando aun no pedían visa, conseguí trabajo una semana después, era más fácil, conseguir los papeles. Llevo aquí 15años, por un tiempo, dejé a mis pelaos con los abuelos y mis tres hermanas, y les mando platapa todo. Hoy ya los tengo conmigo, dos estudian y dos trabajan y me ayudan, pero yo sigo trabajando haciendo limpieza, de 9 de la mañana a 7 de la tarde. vivo sola con ellos, también me vine porque quería dejar a mi marido. En cuanto al trabajo hago lo que hacía en Barranquilla, pero aquí me pagan, allá trabajaba mucho pero no recibía ná. (Patricia, migrante en España).

Mi mamá, se fue a tratar de sobrevivir con mi tía y mi tío que trabajaban allá repartiendo periódicos y mi mamá tan pronto llegó, consiguió un trabajo como auxiliar de cocina en Mac Donalds, le pagan poco pero con lo que manda, nos sostenemos aquí. (Luis hijo en Barranquilla, Madre en Estados Unidos).

Tanto en los países receptores como en los emisores las desigualdades de género están asentadas en valores, normas, prácticas sociales y laborales que dividen el trabajo en función del género y vinculan los empleos peor situados en la jerarquía laboral con las ocupaciones mas desempeñadas por las mujeres.

La situación encontrada en los países de llegada, es un escenario que pone en evidencia la discriminación de las mujeres migrantes ante los procesos de explotación y precarización que conlleva emplearse en el trabajo doméstico. Escenario que no siempre responde a las expectativas construidas antes de emigrar. Algunos de los siguientes relatos dan cuenta de esta vulneración de derechos desde el momento de su llegada:

Uno se tenía que levantá como a las tres o cuatro de la mañana a trabajar como burra, y yo no estoy acostumbrada a trabajar así, yo allá (Cartagena) era una comerciante, entonces eso era pa problema con la dueña del restaurante; a mí me tocaba cocinar, que hacer almuerzo, de todo! y esa señora me tenía como una esclava. (Petra, migrante en Estados Unidos).

Muchos piensan que es tan fácil! que España, ¡que chévere! que yo me voy pa allá. El español es muy déspota y muy agujero (sic.) y clasifican los trabajos y decían:-no, este trabajo es pa los inmigrantes-. (Paola, migrante barranquillera en España).

El servicio doméstico interno se ha convertido en una ocupación óptima para la migración de mujeres solas o pioneras de las cadenas migratorias, porque facilita el alojamiento y manutención, permitiendo el ahorro y la rápida inserción en la sociedad receptora. Igualmente es un sector más permeable para el empleo en situación de irregularidad, pues difícilmente llegan las inspecciones laborales50. Es por tanto un segmento laboral que se adaptó, en gran medida, a la modalidad de llegada de los inmigrantes latinoamericanas a partir de los ochenta: la entrada a España como turista por periodo de tres meses y la permanencia posterior en situación de irregularidad jurídica51. No obstante, los inconvenientes del trabajo como empleadas domésticas internas, son bien conocidos y se han puesto de relieve en la literatura científica, como la ausencia de un espacio propio, dificultad para poner límites al horario de trabajo, mayores relaciones de explotación y de subordinación52. Tal como se evidencia en los siguientes relatos:

Estar así es muy duro (sinpapeles)... yo no dormía, pensaba que nadie me haría un contrato, siempre estuve con miedo de salir a la calle y ser detenida, lloré mucho por esa injusticia (Inés, cartagenera migrante, 45 años).

No puede transitar libremente, le pueden pedir la cédula y la puedan deportar, no puede trabajar en una empresa, como trabajan allá ganando buen billete, tener su seguro y eso, porque no tiene documentos; siempre le toca trabajar en las casas de familia, haciendo aseos y cosas así. (Mario, padre en Barranquilla, migrante ex esposa en Estados Unidos).

Las trabajadoras domésticas de origen colombiano, en estos países muestran que a mayor tiempo de estancia y solidez de las redes sociales, podría mejorar su situación laboral aunque esas mejoras son relativas. Mientras algunas expresan haber encontrado allá un contexto favorable, otras se has sentido esclavizadas y segregadas. La situación de irregularidad en su documentación las sujeta a una mayor vulnerabilidad y a aceptar condiciones laborales denigrantes.

La vivencia dominante es que sus posibilidades de movilidad laboral son muy limitadas puesto que las sociedades receptoras no reconocen su capital cultural; pero es preferible mantenerse allí, antes que dejar de enviar remesas a sus familiares en Colombia o reconocer el fracaso de su proyecto migratorio. Como consecuencia de esta situación de vulnerabilidad, y ante la separación de sus familiares, muchas trabajadoras experimentan un sentimiento de degradación y pérdida de autonomía personal que les provoca ansiedad y depresión como se ilustra en el siguiente relato:

Yo digo que a ella le duelen las cosas como madre, ella sufre mucho, entonces yo digo que eso es lo que más le ha costado, ha sido una experiencia que la tiene ahí toda desconsolada y las cosas no se presentaron como ella pensaba. Ella sufre mucho porque está prácticamente sola allá, toda su familia es de aquí. Todo para ella es distinto, en una ciudad que no es la de ella, otro idioma, el trabajo tan teso! 53 Una experiencia que debe ser muy dura. (Berta, tía cuidadora en Cartagena; migrante en Estados Unidos).

Podríamos dejar planteada la segregación y segmentación ocupacional observada en la precarización del mercado laboral a nivel global, en la cual la división sexual del trabajo se sigue reproduciendo desde modelos hegemónicos que para el caso de las mujeres, madres e inmigrantes, es clara la tendencia tanto de la oferta como la demanda de actividades de cuidado y servicios adscritas culturalmente que se siguen sosteniendo en los países de origen y destino, dando lugar en palabras de Parella, a la triple discriminación al ser mujeres, trabajadoras domésticas e inmigrantes54 y lo que es aún más indignante, explotadas por otras mujeres, dada sus desigualdades sociales y de clase, además de las diferencias culturales e identitarias.

Mujeres colombianas en situación de prostitución

El mercado de la prostitución, es otro de los sectores que se han dinamizado transnacionalmente. La categoría industria del sexo,55 utilizada desde mediados de los ochenta señala precisamente la gran dimensión que ha adquirido este mercado con un importante entramado económico, cuyo crecimiento es paralelo al avance de los procesos de la globalización. Como señala Agustín: "esta nueva industria incluye como lugares de trabajo, burdeles, casas de citas, clubes de alterne, bares, cervecerías, discotecas, sex shops con cabinas privadas, líneas telefónicas eróticas, casas de masajes, de relax, pisos, restaurantes eróticos, sitios con servicios sadomasoquistas, parques y calles. También ofrece servicios como los de acompañantes, calls girls, scorts, algunas agencias matrimoniales, anuncios comerciales en periódicos y revistas, además del servicio de sexo virtual. La industria produce una proliferación inmensa y creciente de posibles maneras de pagar una experiencia sexual o sensual"56.

La presencia de mujeres colombianas en la prostitución y oferta de servicios sexuales en Europa es de una marcada significación en los procesos migratorios. Por lo cual es importante reconocer las diversas miradas que actualmente se hacen sobre el tema y la gran disponibilidad de estudios que sitúan a las mujeres como víctimas de redes transnacionales de tráfico y trata de personas, sin embargo, la presente discusión se desarrolla desde la perspectiva de las mujeres entrevistadas en diversas ciudades de España57.

Los hallazgos de la investigación citada evidenciaron que muchas de ellas ejercen el oficio de manera abierta y en otros casos de manera clandestina, pero esta sigue siendo una práctica que se mantiene oculta para sus familiares en Colombia, ante quienes se presentan como trabajadoras domésticas, cuidadoras, camareras, dependientas, u otras, menos que se encuentran en situación de prostitución, por lo cual exigieron confidencialidad para conceder las entrevistas.

Según Dolores Juliano a pesar que la imagen más difundida sobre el trabajo sexual de las mujeres inmigrantes, lo hace parecer como fruto exclusivo de la coerción de grupos mafiosos, lo cierto es que las mujeres llegan a esa actividad por diversos motivos, donde los económicos pueden condicionar esta opción. Así paradójicamente se puede llegar a ser mala mujer, por intentar ser buena madre58 y cumplir con las demandas de hijos e hijas desde las ciudades de origen.

En otros casos como el de Adriana, relata que en España se distinguen cinco tipos básicos de organización para ejercer su oficio: prostíbulos o puticlub, la vía pública, los bares de alterne, los pisos y hoteles. Ella trabaja en su propio piso y la publicidad la hace a través de avisos en periódicos y en su propia página de Internet. Así habla de su experiencia:

Esto ha cambiado mucho desde hace 8 años que llegué, ahora el Internet nos sirve para ofrecer nuestros servicios; como yo, hay muchas jóvenes colombianas que incluso se pagan los estudios con este trabajo, así nadie nos explota, corremos menos riesgos, no tenemos patrones, ni chulos, trabajo a mi aire, no rindo cuentas a nadie, eso sí, hay que hacerlo con discreciónpara que los vecinos del edificio no se enteren (Adriana, migrante en España).

Experiencias como la de Adriana, nos presentan la prostitución como un "trabajo" y como una práctica legitimada dentro del mercado laboral. Sin embargo es necesario plantear que desde el feminismo y el análisis de género, tal como lo plantea Lypszyc, se ha entendido la prostitución como una institución fundacional del patriarcado, y una de las formas más extremas de violencia contra las mujeres basada en una relación asimétrica de dominio y opresión que llega a la compra sexual de la persona en prostitución59. Por lo tanto, auto-reconocerse como "trabajadora sexual", al igual que ocultarse ante las familias y ante la sociedad, es seguir legitimando esta forma de opresión hacia las mujeres, aun cuando se trate de una prostitución no forzada. Tal como comenta Lucia:

Yo vine a Madrid desde Bogotá. No me hacía a la idea de trabajar como empleada doméstica, ni en una casa de familia. Una amiga tenía un contacto en Girona y me propuso irme a trabajar a este piso y así fue. La Madame era una señora colombiana de 55 años ya con nacionalidad española, pues llevaba 20 años viviendo en Madrid y con un marido español. No he tenido malas experiencias, ni nada parecido. Yo llegué de 18 años y ya llevo 6 en este oficio. Tengo un seguro privado y la seguridad social, además tengo mi piso que comparto con dos primas. Al sitio solo voy cinco días a la semana y descanso dos, lo que gano, me alcanza para mandar a mi madre, ya pagamos la casa y me he comprado otro apartamento, ayudo a mis sobrinos. Se gana bien, es la forma más rápida de ganar dinero. No vine, ni estoy obligada en esto. (Lucia migrante, migrante en Madrid)

Sin embargo esta no es la única postura que hoy se debate dentro de los estudios feministas y de género sobre el tema de la prostitución y la migración. Retomando a Dolores Juliano argumenta que la opción por la prostitución está construida socialmente e implica una serie de valoraciones sobre las otras alternativas posibles. Al estar altamente estigmatizada en nuestra sociedad dados los significados atribuidos y mediados por las construcciones de género, nos revela unas formas particulares de construcción de la feminidad, así como una ubicación específica de las mujeres dentro de las relaciones de poder60.

Estudios recientes realizados en Colombia como el de Diana Rojas da cuenta de las experiencias de mujeres que se insertan en circuitos migratorios circulares de corta duración para ejercer la prostitución en distintos países. Sus relatos muestran que este pareciera ser un proceso autónomo que conlleva una planeación, elaboración y despliegue de estrategias ante la partida -como el cuidado de los hijos- lo que de plano podría cuestionar el hecho de que esta migración sea siempre una medida desesperada de las mujeres. Es evidente que se trata de una acción calculada, frente a la que se valoran riesgos y posibilidades; la mayor parte de las relatantes no consideraron haber sido víctimas de grandes mafias y por el contrario asumen la utilización de diversos agentes para poder salir del país, con los cuales negocian y frente a los cuales son críticos61.

Esto podría estarse reafirmando en el relato ya citado de Lucia: "Es la forma más rápida de ganar dinero. No vine, ni estoy obligada a esto". O en el de Amelia: "gano casi cinco veces más que de empleada interna, yo elijo los clientes, no me voy con cualquiera y no me he sentido discriminada". (Migrante en España, trabaja en un club de alterne). Parecieran mujeres capaces otorgarle nuevos sentidos a lo que hacen para resistirse y resignificar el estigma que sobre ellas recae.

Relatos como el de Lucia y Amelia podrían también ser interpretados como opciones aparentemente autónomas, ausentes de presiones o condicionantes externos, sin embargo, el tema del desempleo tanto en origen como en los destinos y el deseo de transformar las condiciones estructurales de pobreza y desigualdad social, también acompaña otras historias de mujeres migrantes. Como lo señala Fonseca, la discriminación y el estigma son elementos de conflicto para el desarrollo de estrategias organizativas y en algunos casos causa depresión, enfermedades psicosomáticas, baja autoestima, aislamiento62. No hay que olvidar que se trata de relaciones de poder y de asimetrías sociales que se producen y reproducen aun en contextos transnacionales"63.

En esta misma dirección retomamos a Juliano para plantear que la prostitución no es un fenómeno aislado, no es un punto aparte, es un síntoma visible de la situación general de la mujer dentro de la sociedad. Una aproximación al mundo de la prostitución con una mirada libre de prejuicios puede ayudarnos a desvelar cuál es la auténtica urdimbre sobre la que se tejen las relaciones de poder entre sexos en las denominadas sociedades igualitarias64.

Finalmente dejamos la discusión suspendida desde el planteamiento de Lipszyc65 en que sostiene que "la prostitución debe ser develada como el máximum de una cultura individualista y neoliberal que denigra a la humanidad y debe tener sanción legal y social contra los prostituyentes como principio ineludible e incuestionable, tanto de explotadores como de clientes, para erradicar el tráfico y el proxenetismo" maquinarias que se alimentan de ella y la reproducen.

Algunas conclusiones

El permanente flujo migratorio de mujeres colombianas y latinoamericanas y su inserción en el mercado de trabajo internacional, mayoritariamente en el trabajo doméstico y de cuidado, evidencian la existencia de este nicho laboral reservado para las mujeres procedentes de países expulsores, caracterizados por el desempleo, diversas situaciones de violencias o las pocas oportunidades para la generación de ingresos y la subsistencia de muchos hogares en sus ciudades de origen, favoreciendo además el sostenimiento de corrientes migratorias feminizadas y la conformación de redes globales de cuidado, en las cuales, las mujeres dejan sus hijos y familiares para atender el cuidado de niños/as, adultos mayores o enfermos, en los países de destino.

A pesar de ser el trabajo doméstico y el cuidado, el sector que aglutina a un mayor número de mujeres inmigrantes, la realidad es que sus perspectivas y deseos van más allá, especialmente en el caso de mujeres con un nivel educativo medio o superior que buscan trabajos más acordes a su formación y a sus competencias, las cuales se ven menguadas por su situación de irregularidad o por la poca movilidad laboral que encuentran en los países de destino. Para muchas de las entrevistadas es seguir haciendo lo mismo que hacían en las ciudades colombianas, solo que reciben una remuneración más alta o que allá no recibían.

La segmentación del mercado de trabajo en el cual se insertan las mujeres migrantes supone una triple discriminación: la de ser mujer, inmigrante y trabajadora -desde sus distintos espacios laborales- en los sectores donde logran ubicarse con desventajosas condiciones de trabajo, precariedad y diversas formas de explotación, como pudieron identificarse a través de los relatos e historias que han aproximado a conocer la situación de las mujeres inmigrantes. Son dimensiones que constituyen los ejes de estratificación en el mercado del trabajo que interactúan y se refuerzan mutuamente a nivel transnacional.

En cuanto a las mujeres que se encuentran en situación de prostitución, pudimos identificar los diversos sentidos y significados que ellas atribuyen a la actividad que realizan. Para algunas mujeres ha sido una decisión presionada por las dificultades para ubicarse laboralmente, y/o su estatus de irregularidad, para otras ha sido una elección autónoma que conlleva una trayectoria en que la migración representa una oportunidad de ganar más dinero y de manera rápida, justificada en otros casos, en su papel de únicas proveedoras de sus hogares y una forma de transgredir los estereotipos asignados a la feminidad y a la maternidad.

El análisis realizado desde los tres espacios en los que se insertan las mujeres migrantes colombianas en los países de destino nos permitió identificar un tema transversal frente a las diversas realidades que enfrentan en el trabajo doméstico, el cuidado y la situación de prostitución y es tema del reconocimiento de los derechos de las mujeres y el ejercicio de la ciudadanía. Seguir invisibilizando estos asuntos nos podría situar desde una postura de complicidad con los Estados involucrados, frente a los abusos, las violencias y diversas formas de explotación hacia las mujeres. Por lo tanto la participación de las mujeres como colectivo, será definitiva en el avance de políticas migratorias que traspasen las fronteras.


Notas

1 Profesora Titular. Programa de Historia. Facultad de Ciencias Humanas. Universidad de Cartagena de Indias. Colombia. Grupo de Investigación Estudios de Familias, Masculinidades y Feminidades.

2 Profesora Asistente. Programa de Trabajo Social. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Cartagena. Colombia. Grupo de Investigación Estudios de Familias, Masculinidades y Feminidades.

3 Estudios en los que hemos participado como coinvestigadoras y que se han realizado en diversas ciudades colombianas, entre ellas Cartagena y Barranquilla, titulada Cambios y conflictos de los grupos familiares frente a la Migración internacional. Financiadas por Colciencias y la Universidad de Cartagena respectivamente. También se basa en la investigación Migración Laboral Latinoamericana a España. Instituto de la Mujer, Junta de Andalucía, Consejería de Asuntos Sociales. Sevilla. 2010; y en el estudio para ascenso sobre Procesos de inserción socio-laboral de padres y madres migrantes en países de destino. Caso Cartagena y Barranquilla, Colombia Universidad de Cartagena. 2011.

4Studies in which we have participated as researchers which have been carried out in diverse Colombian cities, among them Cartagena and Barranquilla, entitled, Cambios y conflictos de los grupos familiarsfrente a la Migración internacional [Changes and Conflicts in Families Related to International Migration],financed by Colciencias and the University of Cartagena respectively.This is also based on the research entitled Migración Laboral Latinoamericana a España [Latin American Labor-RelatedMigration to Spain].Women's Institute, Governing Board of Andalucía, Social Affairs Advisor. Seville, 2010; and in the ascending study on Procesos de inserción socio-laboral de padres y madres migrantes en países de destino. Caso Cartagena y Barranquilla, Colombia [Processes of Social and Labor Insertion of Migrant Fathers and Mothers in their Countries of Destination.The Case of Cartagena and Barranquilla, Colombia}. University of Cartagena, 2011.

5 Alcides Gómez. La diáspora colombiana: Trabajo apreciado y trabajadores despreciados. En Ensayos de economía. Vol. 18. No. 33. Departamento de Economía. Universidad Nacional de Medellín. 2008. P 15-48.

6 Según Cachón entre los colectivos latinoamericanos, los colombianos ocuparon entre el 5° a 6° lugar por tarjeta de residencia entre 1998 y 2000 y entre el 2001 y el 2007 llegaron a constituir el colectivo más numeroso después de los ecuatorianos. Citado por Yolanda Puyana y otras. "Cambios y conflictos en los grupos familiares frente a la migración internacional". Informe de Investigación. Colciencias. 2010. P.38

7 De acuerdo a los datos del Observatorio de migraciones (Marzo 2012) los principales destinos de los colombianos fueron Estados Unidos (31,2%), Venezuela (12,9%), Panamá (11,7%) y Ecuador (9,1%).

8Pilar Morad y otras. Proceso migratorios. Momentos previos a la migración internacional. Informe Final de Investigación. Colciencias. Universidad de Cartagena. Cartagena, 201 0. P.41 s.s.

9 Los dos estudios realizados en siete ciudades colombianas y Cartagena y Barranquilla, tuvieron como criterio de selección de la muestra que fuesen padres y/o madres que migraron por motivos económicos o políticos, quedando sus hijas e hijos al cuidado de otros parientes en estas ciudades. La metodología se fundamentó desde una perspectiva hermenéutica que privilegia las voces de los sujetos, e intenta interpretar los hechos, comprenderlos y darles el sentido que tiene para quienes están inmersos en esa praxis social. Ver Carlos Vasco. Tres estilos de trabajo en las ciencias sociales. Centro de investigación y Educación popular, CINEP. Bogotá: 1990. P. 14. La técnica utilizada fue la entrevista a profundidad de carácter semi-estructurada, dentro de la metodología cualitativa, realizando 502 entrevistas a migrantes y familiares (cuidadoras e hijos/as) residentes en varias ciudades colombianas, 120 de ellas entre Cartagena y Barranquilla. Metodología que busca comprender los fenómenos sociales desde la propia perspectiva de los actores y actoras, donde la realidad que importa es la que las personas perciben como importante. Ver Steve Taylor y Robert Bogdan. Introducción a los métodos cualitativos de investigación. La búsqueda de significados. Paidós. Barcelona.1992. P.169.

10 Mercedes Rodríguez. Procesos de inserción socio- laboral de padres y madres migrantes en países de destino. Caso Cartagena y Barranquilla, Colombia. Informe de investigación. Vicerrectoría de investigaciones. Universidad de Cartagena. 2011. P.38.

11 Sonia Parella. Mujer, inmigrante y trabajadoras: la triple discriminación. Anthropos. Barcelona. 2003. P. 119.

12 Sandra Harding. ¿Existe un método feminista? Traducción Gloria Bernal. Uned Costa Rica. [versión digital] disponible en: http://investiga.uned.ac.cr/cicde/images/documentos/metodo.pdf.

13 El género, la clase y la raza se consideran las divisiones sociales más significativas para abordar las migraciones desde un enfoque integrador. El lugar que ocupa el país de destino en la jerarquía global y la transferabilidad de habilidades y calificaciones son también elementos influyentes a tener en cuenta. Gemma Nicolás. Migraciones femeninas y trabajo sexual. Concepción de trabajo precario vs 'tráfico de mujeres. En: Roberto Bergalli (coord) Flujos migratorios y des(control) puntos de vista pluridisciplinarios. Anthropos, Barcelona, 2006. P. 229-239.

14 Laura Oso. El impacto de la migración en el desarrollo: género y trasnacionalismo. Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid, 2009. P.33. Ver también, Carmen Gregorio. La migración femenina y su impacto en las relaciones de género. Narcea. Madrid, 1998. P. 9.

15 Eleonore, Kofman. Gender global migration. En: International Feminist Journal of politics No. 6. Routledge, 2004. P. 643-665.

16 Gemma Nicolas. Migraciones femeninas... Op. Cit. P. 38.

17 Ibídem.

18 La autora señala que "la mano de obra femenina es aproximadamente un tercio de la mano de obra industrial en los países en desarrollo, sobre todo en el sector textil, en las industrias electrónicas y de alimentación" Ibídem.

19Ibídem.

20Ibídem.

21 Ibidem.

22Patricia Bifani. Globalización, género y proletarización. En: Carmen Gregorio Gil y Belén Agrela Romero (eds.). Mujeres de un solo mundo: globalización y multiculturalismo. Universidad de Granada. Granada, 2002. P. 60 y ss.

23 Mercedes Rodríguez. Procesos de inserción... Op.cit. P.25.

24 Sandra Mezzandra. Derecho de fuga. Migración, ciudadanía y globalización. Traficante de sueños, Madrid, 2005. P. 19. Ver también, Daniela Ferreira. Trabajo y Migración en las fronteras de la precarización. CEIS. Buenos Aires, 2006. P. 56.

25 Alma Flórez. Implicaciones económicos y de género por la migración urbano: algunas reflexiones. En: La Ventana. No. 25. México, 2007. P. 12.

26 Franco Berardi. La fabrica de la infelicidad. Nuevas formas de trabajo y movimiento global. Traficante Sueños. Madrid, 2003. P.11.

27 Nelcy Yoly Valencia. Mujeres trabajadoras e inmigrantes en España. Una construcción de la precariedad a través del trabajo. Sociología del Trabajo. 64. Siglo XXI. Madrid, 2008. P. 67-68.

28 Yusmidia Solano. Las mujeres en las diásporas caribeñas: el cuidado, el sexo y el afecto productos de exportación. Memorias Revista Digital. Universidad del Norte. Barranquilla, Colombia, 2008. P. 50, 51.

29 Amparo Micolta y otras. El cuidado en Colombia de los hijos /as de padres y madres que han emigrado a otros países. Informe de investigación. Universidad del Valle. Cali, Colombia, 2010. P. 45 ss.

30 Cristina García, Lourdes Santos y Nelcy Yoly Valencia. Procesos de movilidad social e itinerarios laborales de las migrantes a través de los programas de inserción de empleo. Actas de I Congreso Internacional sobre migraciones. Instituto de Migraciones. Universidad de Granada. Granada, 2012. P. 22-33. 31Carol Gilligan. La moral y la teoría. Psicología del desarrollo femenino. Fondo de Cultura Económico. México, 1985. P. 45.

32 Amparo Micolta y otras. El cuidado en... Op. Cit. P. 6.

33 Al respecto pueden consultarse los estudios de María Teresa Martin Palomo. Los cuidados y las mujeres en las familias. En: Política y Sociedad. Vol. 45. Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 2008.

34 Amparo Micolta y otras. El cuidado en. Op. Cit. P. 45.

35 Gloria Bonilla. Migraciones femeninas colombianas y mundos laborales. En: Memorias Congreso Internacional de Estudios del Caribe. Barranquilla, 2012. P. 33-43.

36Gioconda Herrera. Cuidados globalizados y desigualdad social. Reflexiones sobre la feminización de la migración andina. En: Revista Nueva Sociedad. No. 233. mayo-junio de 2011. P. 95.

37 Magdalena Díaz. Más que cuidadoras: ciudadanas de nuevas dinámicas sociales. En: Prisma social. No. 5. Revista de Investigación social. Fundación iS+D. Madrid. España. Diciembre. 2010. P.7, 20.

38 Amparo Micolta y otras. El cuidado en... Op.cit. P.34.

39 Elizabeth Kusnessof. Historia del servicio doméstico en América Latina. En: Elsa Chaney y Mary García. Muchacha, cachifa, criada, sirvienta. Editorial Nueva Sociedad. Buenos Aires, 1993. P. 21. Roxana Hidalgo. El trabajo doméstico remunerado. En: Estudios feministas. México, 2011. P. 25.

40 Danielle Kergoat. La división sexual del trabajo y relaciones sociales entre los sexos. En: Helena Hirata y otros. Dictionnario critico del feminismo. Editorial Síntesis. Madrid, 2002. P. 66-70.

41 Danielle Kergoat. Le rapport social de sexe. De la reproduction des rapports sociaux a leur subversión. Presses Universitaries de France. No 30. Paris, 2001. P. 21.

42Joan Scoot. La mujer trabajadora. En: George Duby y Michelle Perrot. Historia de las mujeres en Occidente. Tomo 6. Taurus. Madrid, 1991. P. 221-225.

43 Denise Paiewonsky. Feminización de las migraciones. INSTRAW. Naciones Unidas. Colombia. Bogotá, 2006. P. 55.

44 Estadísticas de población femenina emigrante. Ministerio de Relaciones Exteriores. Bogotá, 2010. P. 280 ss.

45 Estudio de la migración en España. Estudio Cualitativo. Dirección General de Políticas Migratorias, Junta de Andalucía. Sevilla, 2009. P.190-194.

46Gioconda Herrera. Antología de los estudios de género. FLACSO-ILDIS. Quito. 2001. P. 13

47 Carmen Gregorio. Migración femenina. Su impacto en las relaciones de género. Madrid: Narcea S.A ediciones. 1998. p. 12.

48Carolina González. Género, migración y trabajo. En: Memorias Congreso de Migración. Valencia. 2007. P. 89.

49 Puyana, et.al. "Cambios y conflictos... Op.cit. P. 88.

50Laura Oso. Movilidad laboral de las mujeres latinoamericanas en España y empresariado étnico En: Grupo interdisciplinario de investigadores migrantes (Coord). Familias, niños y niñas Rompiendo estereotipos. IEPALA Editorial. Madrid, 2010. P. 33 -40.

51 Es importante señalar que la migración colombiana a España se desarrolló activamente en la década de los 80 y 90. La instauración y exigencia de visado para colombianos se da en 2002.

52 Ubaldo Martínez Veiga Organización y clasificación del trabajo doméstico migrante. OFRIM, Suplementos. No. 6. Madrid, 2000. P. 75-96. Ubaldo Martínez Veiga. La integración social de los migrantes extranjeros en España. Editorial Trotta. Madrid, 1997. P.16.

53 Palabra utilizada en las ciudades de Cartagena y Barranquilla, para expresar dificultad o dureza frente a a4go.

54 Sonia Parella (2003), Mujer, inmigrante y trabajadora: La triple discriminación. Anthropos Editorial. 2003. P.120

55 Nancy Roberts (1986), The front line, P.5. Frederique De Lacoste y Alexander, Priscilla (1987), eds., Sex work: writings by women in the sex industry, P. 11.

56 Laura Agustín (2000). Trabajar en la industria del sexo. OFRIM. Madrid, 2000. P. 15.

57 Los relatos citados corresponden a fragmentos de entrevistas realizadas a migrantes colombianas en España, dentro de la investigaciónMigración Laboral Latinoamericana a España. Instituto de la Mujer, Junta de Andalucía, Consejería de Asuntos Sociales. Sevilla. 2010.

58 Dolores Juliano. Sacando adelante hijos e hijas. Migración y trabajo sexual. En: Familias, niños, niñas y jóvenes. Rompiendo estereotipos. Grupo Interdisciplinario de investigadoras Migrantes. GIIM. Madrid, 2010. P.47.

59Cecilia Lipszyc. Mujeres en situación de prostitución: ¿trabajo o explotación sexual?. En: Publicaciones regionales. CLADEM, Lima. Diciembre, 2003. P. 55-70 [versión en línea].

60 Dolores Juliano. Prostitución, el modelo de control sexual femenino a partir de sus límites. En: Raquel Osborne y Oscar Guasch (Comp.). Sociología de la sexualidad. CIS. Madrid. 2003. P. 178-179.

61 Diana Rojas. "Colombia no solo exporta café. También exporta putas'". Migración internacional y trabaje sexual. Tesis de Maestría en Estudios de Género, mujer y desarrollo. Universidad Nacional de 2011. P.164.

62 Carlos Fonseca. Mujeres migrantes latinoamericanas en el trabajo sexual en Barcelona. I Congreso de Asociacao Latino Americana de Populacao. ALAP. Casambu, Brazil, 2004. P. 2.

63Teodora Hurtado Saa. Movilidades, Industria Sexual Transnacional y Mercado Matrimonial en Mujeres Afrocolombianas migrantes en Europa. S.f. [Versión digital].

64 Dolores Juliano. Prostitución, el modelo de control sexual femenino a partir de sus límites. En: Raquel Osborne y Oscar Guasch (comp). Sociología de la sexualidad. CIS. Madrid, 2003. P. 178-179.

65 Lipszyc,Mujeres en situación... Op.cit.


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