versión On-line ISSN 1794-8886
n.° 12, enero-julio de 2010


La aduana 15 años: un monumento, un proyecto cultural, Edit. Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta (CLENA) Barranquilla 2010. No. Páginas 183

Gustavo Correa Hernández
Historia, Uniatlántico.

Apoteósico homenaje a un monumento, símbolo del auge y el empuje comercial que caracterizó a Barranquilla a finales del siglo XIX y principios del XX, se levantó imponente el edificio de la vieja aduana, que representa la huella de un pasado esplendoroso de una ciudad que adquirió un protagonismo en el escenario regional, nacional e internacional dejando atrás ciudades como Santa Marta y Cartagena, las cuales resaltaran como puertos de embarqué y desembarque, tan sólo en los siglos anteriores.

La ubicación geográfica privilegia a esta ciudad, que se localiza entre las costas del mar Caribe y la desembocadura del Río Magdalena, dicha posición permitió el establecimiento de la intendencia fluvial en conexión con el Puerto de Sabanilla a través del ferrocarril de Bolívar; pieza importante para establecer el fortín que lograría la fusión de este circuito fluvial y marítimo. En Sabanilla se ejercía la función aduanera que luego de la construcción del tramo de vías ferroviarias hasta Salgar, se posicionó. Después del decreto de 1° de junio de 1876 se traslada definitivamente a Barranquilla, completándose así su conexión con el muelle de Puerto Colombia a finales del siglo XIX. El control del tráfico de mercancías, de las importaciones y exportaciones, aparte de otorgarle el título del puerto marítimo y fluvial más importante de toda Colombia en su momento también le permitió convertirse en puerta de acceso de inmigraciones de grupos de extranjeros provenientes del viejo continente y Norteamérica quienes trajeron consigo el germen de su cultura: que aportó y nutrió a esta ciudad para alzarse como una de las más adelantadas.

En síntesis es el enfoque que entrega "la Aduana 15 años: un monumento, un proyecto cultural" que publicó la Corporación Luis Eduardo nieto Arteta (CLENA). Libro que se lanzó en el marco de la celebración del cumplimiento de sus tres primeros lustros. Es una compilación de reseñas de historiadores, cronistas, periodistas y funcionarios del archivo histórico del atlántico (AHA) que con un lenguaje apropiado abarca dos perspectivas importantes de resaltar: La primera, recoge valor histórico desde las implicaciones sociales, políticas y económicas durante el tiempo de vida útil como Aduana de Barranquilla formando junto con Puerto Colombia un puerto complejo. Lo segundo, se refiere al contexto que permitió la concepción y la ejecución del proyecto de restauración de esta edificación, relatando las peripecias y avatares que atravesó antes de convertirse en un espacio para el intercambio cultural en la actualidad. De la conservación por parte del (CLENA) de este monumento nacional, histórico y arquitectónico declarado en el año de 1984 y la administración de los proyectos de desarrollo como la biblioteca piloto del Caribe (BIP), el archivo histórico del Atlántico (AHA) y recientemente la biblioteca infantil piloto del Caribe (BIPC).

El recorrido del texto nos lleva a conceptuar la sincronía existente entre el buen momento comercial que atravesaba Barranquilla y el periodo de tensiones políticas en el país. Por un lado, la situación de auge comercial no se vio afectada en gran manera. Sin embrago, fue influyente la ejecución del proyecto del Departamento del Atlántico (1905) abanderado por el presidente conservador Rafael Reyes y su ministro Diego A. De Castro, proceso que ayudó a fortalecer políticamente a la naciente clase comercial que muy poco se manifestaba en el escenario político, por la influencia del centralismo en las periferias. El manejo inmediatamente local de el puerto complejo permitió mantenerlo alejado de las pugnas en las instancias administrativas del centro, ello dio vía a la realización de proyectos de mejoramiento físico de la aduana, donde juega un papel importante personajes como el icónico ingeniero ingles Leslie Oliver Arbouin Gromm y Miguel Moreno Alba, el primero como cabeza visible del proyecto de reconstrucción del edificio de la aduana, después del incendio en agosto de 1916, trabajo que duró tres años y sirvió para el mejoramiento y ampliación de la obra; el segundo fue el periodista y poeta soledeño Miguel Moreno Alba, quien figura como el primer administrador del Palacio Administrativo de la Aduana de Barranquilla.

También se da el espacio en los capítulos subsiguientes del libro, para hablar sobre el descuido y abandono en el que se sumió la edificación en la década de los 60' y 80's producto rezagante de la crisis en la que entró Barranquilla a mediados de los años cuarenta. No obstante el arraigo de una elite política tradicional instalada desde los años cincuenta en los niveles burocráticos, el establecimiento del clientelismo como mecanismo de sostenimiento del ascenso y estatus político, así mismo el acelerado crecimiento del flujo migratorio campesino hacia la urbe son los factores que contribuyeron al decaimiento.

En resumen, este libro lanzado y editado por la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta es un viaje al pasado histórico de la Aduana hasta su presente, donde se erige como un monumento a la memoria colectiva de esta ciudad, a manera de huella palpable de la Barranquilla que contó con un puerto complejo por donde entraron los brotes de progreso y modernidad al país. Su lenguaje es comprensible y fácil de leer, cuenta con un gran apoyo de imágenes y fotografías que dan una impresión agradable a la hora de abordar sus páginas.


Memorias
Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe
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Universidad del Norte
Barranquilla (Colombia)
2010
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