ISSN Electronico 1794-8886 Volumen 29, mayo-agosto de 2016

Jessille Lopez Garcia

Investigadora del proyecto de Historia Empresarial del Caribe Colombiano siglo XIX y XX de la Universidad del Norte (Colombia).. Historiadora de la Universidad del Atlántico (Colombia). Candidato al Máster de Historia de la Universidad del Norte (Colombia). Email:jessimaua@gmail.com

Con el interés de ampliar la mirada a las colonias que arribaron a la ciudad de Barranquilla, hoy el turno es para el Lejano Oriente, China. La base documental de las siguientes líneas me las permitió, en principio, una extensa entrevista al nonagenario Jorge Tanjo Yin y la amable colaboración de su hijo Roberto Yin quien me permitió recabar en archivos familiares.

Las fotografías que se insertan pertenecen a álbumes de la familia Yin, conformada por el comerciante chino Jorge Tanjo Yin, su esposa Lina y sus descendencias Amalia, Hugo, Roberto y Ramón, hijos que nacieron en la ciudad de Barranquilla entre las décadas de los cincuenta e inicios del sesenta.

El señor Jorge Tanjo Yin llega a Puerto Colombia para un febrero de 1940, como lo afirma, con la Convicción de servir de apoyo familiar, por su parte, su padre y tío tenían más de una década asentados en la ciudad. Aprendiendo castellano y habilidades para el comercio, Jorge un joven de 20 años, despega su vida laboral actuando como dependiente de una tienda de víveres de su tío, ubicada en el tradicional barrio Rosario. A los pocos años, sus actividades comerciales fueron más independientes, emprendiendo la apertura de pequeños locales de víveres en la zona del Mercado Público, lo cual era utópico para la época. Resulta oportuno mencionar que la actividad económica de la comunidad china en un principio se orientó al cultivo de hortalizas¹y al comercio minorista. Luego diversificaron con restaurantes, lavanderías², casinos y avícolas.

Las posibilidades que tuvo Jorge le permitieron replicar una tradición muy común en la idiosincrasia de esta comunidad, que consistía en reunir el capitales necesario, con el cual hombres solteros hacían llegar de China sus novias y futuras esposas, esto se entiende como una legítima forma de perpetuar la integridad étnica y legar un sólido capital cultural chino a la nueva generación³. En esas circunstancias, Jorge un habilidoso comerciante, y Lina, estudiante de medicina, se unieron en matrimonio a finales de los años cuarenta. La joven pareja fortaleció su relación gracias a sus aficiones en común: los unía el baloncesto, el cual practicaban. Ella perteneció a la liga de Baloncesto del Atlántico⁴.

Con el crecimiento de la comunidad, no había distingo entre las familias con asentamiento a inicios de la primera mitad siglo XX con aquellas que se instalaron posteriormente, tanto así que esa tradición de "esposas por encargo" se fue difuminando, pues, los jóvenes nacidos en China o con ascendencia de padres chinos, pero naturales de Barranquilla, se fueron enlazando en nuevas familias.

Las fotografías 2 y 3, también de álbumes de los Yin, capturan dos uniones matrimoniales. Cabe decir que muchos se convirtieron o ya pertenecían a la religión católica. En la foto 3 el tercero de izquierda a derecha es Jorge Tanjo y la cuarta es su esposa.

La integración de la Colonia China se extendió simultáneamente al desarrollo comercial y la expansión barrial⁵ de Barranquilla, por estar ligados al área de servicios⁶>. En cuanto a su organización como colonia, Tanjo Yin recordó con la emoción que evocan los recuerdos, el privilegio de haber pertenecido al comité de la construcción del edifico de la Colonia China para el año 1958 (figura 1). En dicho comité uno de sus líderes era Jorge Makong, personaje de gran popularidad por regentar el afamado restaurante y centro de eventos sociales Chop Suey.

Figura 1. Integrantes del comité para la construcción del edificio de la Colonia China.

Característicamente los lazos han permanecido. Dichos vínculos y relaciones de paisanaje no se han debilitado, pues algunas familias y sus descendientes siguen en Barranquilla y Puerto Colombia y muchas otras localidades. Por diversas razones algunos decidieron buscar nuevos destinos, cumpliendo así una de sus metas iniciales: la acumulación de un patrimonio, fruto de su incansable laboriosidad, como medio para dirigirse a los Estados Unidos de América.