Revista de Derecho

ISSN electrónico: 2145-9444.
ISSN impreso:1657-2416
Nº 14 enero-junio de 2011

Fecha de recepción: 9 de junio de 2010
Fecha de aceptación: 9 de mayo de 2011


ARTÍCULO DE REFLEXIÓN
DISCUSSION ARTICLE

La atención a los padres con hijos con necesidades educativas especiales (NEE)

Attention of parents with children with special educational needs (SEN)

CLAUDIA MARIA PERNAS PICO
Diplomada en e.g.b. Maestra especialista en audición y lenguaje AÑO DE OPOSICIÓN: 2008 DIRECCIÓN: RÚA ANXERIZ N°3, PORTAL 1, 1°D, 15895 MILLADOIRO, AMES, GALICIA, ESPAÑA E-MAIL: CPPICO@EDU.XUNTA.ES CPERNASPICO@GMAIL.COM0


RESUMEN

Los padres que tienen hijos con necesidades educativas especiales (NEE) necesitan al igual que sus hijos de la intervención del maestro de Audición y Lenguaje con el objetivo primordial de mejorar la comunicación y el lenguaje de los niños. Se pretende en este artículo dar un abanico de posibilidades de cómo se puede intervenir con los padres desde las escuelas: con largas horas de reuniones, con formación, con talleres, con actividades y juegos, con libretas viajeras, con pequeñas pautas, etc.. Siempre desde la empatía y la profesionalidad que debe transmitir el maestro de Audición y Lenguaje. Cambiando la preocupación de los padres por su ocupación.

Palabras clave: padres, niños, discapacidad, conducta, maestro, comunicación, lenguaje.


ABSTRACT

Parents who have children with special educational needs (SEN) need, as their children, the intervention of the Hearing and Language teacher with the primary objective of improving communication and language of children. This article is intended to give a range of possibilities of how to intervene with parents from schools, with long hours of meetings, training, workshops, activities and games, books traveling, with small patterns, etc... always empathy and professionalism is to be transmitted by the Hearing and Language teacher. Changing parents' worry for their commitment.

keywords: parents, children, disability, behavior, teacher, communication, language.


INTRODUCCIÓN

Se va a ahondar a lo largo de este artículo en el papel que puede desempeñar el maestro de audición y lenguaje con los padres, con el objetivo primordial de mejorar la comunicación y el lenguaje de los niños con necesidades educativas especiales (NEE). El contexto es un centro escolar ordinario, en el que conviven niños, padres, maestros y personal no docente, donde también hay niños con discapacidad o con trastornos graves de conducta, que son atendidos según la legislación vigente por profesorado especialista.

Se empezará por una breve descripción de los conceptos, que se van a manejar a lo largo de las líneas, lo que hoy en día se entiende por necesidades educativas especiales (NEE), qué hace y qué debe hacer un maestro de Audición y Lenguaje en las escuelas.

Una vez desgranados estos parámetros se centrará la articulista en la intervención con los padres que tienen hijos con necesidades educativas especiales (NEE), la importancia de su colaboración y su cooperación tanto con sus hijos como con los profesionales y cambiando su preocupación por ocupación.

La intención no es otra que presentar un abanico de ideas desde el quehacer diario, apoyadas en revisiones bibliográficas de diversos autores, que puedan servir de ayuda o hacer reflexionar a educadores, padres y tutores legales. Dentro de este abanico se van a ir desplegando distintas formas de intervenir con los padres desde el punto de vista de un maestro de audición y lenguaje: la importancia de las reuniones con los padres, las pautas para realizar en casa, la libreta viajera, los cursos y las escuelas de padres, la bibliografía, los cuentos, los juegos, los DVDs, CDs, los recursos de Internet, la integración en las actividades de la escuela y el Centro de Recursos de un Centro de Educación Especial (CEE).

Se ha leído en gran cantidad de libros y de artículos la importancia de la atención a estos padres y madres, la importancia de su colaboración en las técnicas rehabilitadoras, y la dedicación en horas que como docentes tendríamos que darles; — teniendo en cuenta que cada padre tiene un hijo con unas características propias y únicas —. "Cada familia se considera como un caso singular e irrepetible, y debe recibir la ayuda de los profesionales en la búsqueda de sus propias soluciones." (Acosta, 2003, p.171).

Se plantea un perfil general de todos los padres, padres muy probablemente derrotados física y emocionalmente que se sienten poco comprendidos por la sociedad en general, que carecen de sonrisa, que carecen de palabras sutiles de confianza y de amor, y que carecen de un hijo sano. La mayoría de las veces se percibe un aire frío con semblante triste, cuerpos abatidos por ideas y palabras desordenadas, el objetivo es trabajar duramente con ellos para que incorporen estrategias para sus rutinas diarias de la vida en el hogar (Acosta, 2003) poniendo todo el empeño en ayudarles, prestarles la atención que necesitan y darles el cariño que se merecen. Lo que en palabras de Mantos, Llorente, González, Ayuda y Freire (2009) se recoge así:

Normalmente, tras un período de abatimiento, en el que pasáis por diferentes estados emocionales (enfado, tristeza, incredulidad), todos vosotros llegáis a una situación realista, en la que sois conscientes de las características de vuestros hijos. Ése es el momento en el que estáis preparados para asumir y afrontar todo lo que os irá deparando la vida con él; tanto los innumerables esfuerzos que día a día tendréis que realizar como la recompensa de verle aprender y avanzar (p.167).

Se considera que esta intervención con los padres no está del todo alcanzada y afianzada en los profesionales, por motivos tan variados como alcanza la mente del lector y del articulista, justificados o sin justificar, pero su importancia es tanta que va a repercutir directamente en los niños tal y como se verá a continuación.

EL MAESTRO DE AUDICIÓN Y LENGUAJE

Los padres y las madres que tienen hijos con necesidades educativas especiales (NEE) necesitan desde las escuelas de ayudas y apoyos al igual que sus hijos. "Se entiende por alumnado que presenta necesidades educativas especiales, aquel que requiera, por un periodo de su escolarización o a lo largo de toda ella, determinados apoyos y atenciones educativas específicas derivadas de discapacidad o trastornos graves de conducta." (LOE, 2006, BOE núm. 106, p.17180).

En las escuelas son los maestros de Pedagogía Terapéutica y los de Audición y Lenguaje los que van a atender de forma directa y personalizada una buena parte de la jornada escolar a estos niños y niñas.

Aunque no es tema de reflexión en este momento si es necesario perfilar el papel que desempeña el maestro de Audición y Lenguaje en la escuela con los niños. La función básica de este especialista es la de centrar la labor en el área de la comunicación y el lenguaje. Y por lo tanto potenciar al máximo las habilidades y capacidades comunicativo-lingüísticas, promover y desarrollar la prevención de dificultades en el lenguaje y la busca de soluciones comunicativas, la solución de problemas específicos del lenguaje y la comunicación en un centro educativo, sin olvidar nunca el asesoramiento a otros docentes y a los padres (Peña-Casanova, 2002). En los niños con necesidades educativas especiales (NEE) la comunicación y el lenguaje pueden aparecer alterados desde un grado severo a un grado leve -cada niño es único y diferente- y se arrancará exactamente de sus posibilidades y de sus necesidades, tal y como se recoge en la siguiente cita bibliográfica.

La intervención logopédica no puede ser una reeducación de "puertas adentro" sino más bien de "puertas afuera". Los tratamientos logopédicos no se hacen para conseguir que nuestros alumnos consigan respuestas satisfactorias durante las sesiones de intervención, sino para que puedan utilizar y servirse del lenguaje en los distintos contextos y circunstancias de su vda escolar, familiar y social. De ahí que la intervención logopédica incluya, además de las situaciones puntuales de aprendizaje durante la terapia, el entorno familiar, escolar y social del sujeto. (Gallego, 1999, p.49).

Ante la gran variedad de vocabulario específico es necesario hacer pequeños matices que concreten bien los papeles de cada profesional. Un logopeda es un profesional versado en las técnicas de la logopedia, y la logopedia es un conjunto de métodos para enseñar una fonación normal a quien tiene dificultades de pronunciación. (Diccionario de la Real Academia Española). La etimología de la palabra logopedia proviene del griego "lógo" que significa palabra y "paidea" que significa educación, lo que conlleva que los logopedas y los maestros de Audición y Lenguaje hacen un trabajo parecido pero no igual, los maestros de Audición y Lenguaje no son logopedas, son maestros especialistas en Audición y Lenguaje y su trabajo se centra en el núcleo exclusivo del marco educativo y con las funciones citadas en el párrafo anterior. Al lado del trabajo de este profesional están los niños: su trabajo no empieza y termina con niños, también están los padres. Dada la importancia de la atención e intervención con los padres merece un apartado completo.

LA INTERVENCIÓN DEL MAESTRO DE AUDICIÓN Y LENGUAJE CON LOS PADRES

Al maestro de Audición y Lenguaje le compete — entre las múltiples tareas y facetas que ya se han ido perfilado — trabajar todos los días con los padres y las madres de niños con necesidades educativas especiales (NEE), combinando la labor como docente de los niños -con una atención muy personalizada- con una armónica implicación de los padres. Se busca un trabajo colaborativo y cooperativo entre maestro y padres, que pueda mejorar por un lado la intervención directa del maestro de audición y lenguaje con los niños y que por otro lado permita trabajar con los padres dándoles pautas y estrategias que enriquezcan su día a día en el hogar. Se deduce— por lo tanto — que el maestro de audición y lenguaje necesita de los padres y los padres necesitan del maestro de audición y lenguaje.

De la mano de la experiencia y de la reflexión, se considera que son tan importantes, y por lo tanto pesan lo mismo, las clases de audición y lenguaje con el alumno como la atención e instrucción a los padres; la una sin la otra no funcionan. Los trabajos aislados y sin coordinación pueden llegar incluso a afianzar más los trastornos, por eso es muy importante tenerlo presente a cada instante. "La colaboración del entorno familiar o social puede ser muy útil en algunos tratamientos". (Puyuelo, 1997, p.14).

Las sesiones de audición y lenguaje son pequeños pasos que otorgan futuros logros; son estos habitualmente senderos muy largos y muy sinuosos pero que van a dar fruto. Conviene explicar esto a los padres: habrá muy buen fruto pero a muy largo plazo. Qué duda cabe que les resulta difícil admitir que ni mañana ni la próxima semana su hijo dará tal salto, pero tampoco se pueden engañar con falsos argumentos que les puedan hacer un daño irremediable. Se trata en definitiva de otorgarles de paciencia y tranquilidad y buscar la cooperación y el trabajo conjunto (— de la escuela a casa y viceversa —).

Aquel abanico de ideas del que se habló en las notas introductorias veamos ahora cómo puede versar y plantearse.

En el horario escolar hay una hora de atención a padres, esa hora debe ser aprovechada para reunirse con ellos. Se empezará por una planificación exhaustiva: semanal, quincenal, mensual o trimestral. Dependiendo del caso en concreto se iniciará la planificación del horario de atención a los padres, bien llamando por teléfono, con una nota por su hijo o su hija, cara a cara o por correo electrónico (Acosta, 2003); se les dará día y hora para poder charlar tranquilamente. Esta reunión tendrá que estar previamente preparada por nuestra parte (Acosta, 2003) — donde se tocarán los aspectos que más interesen de su hijo: informes médicos, historia y conducta del niño en casa, formas de actuar de los padres y otros. El lugar de la reunión será en un sitio lo más agradable posible y con un espacio donde se pueda conversar. Tal y como expresa Verdugo (1995) el aspecto más útil en la comunicación es que se sientan entendidos y comprendidos empezando la reunión y dejando fluir la comunicación, que cuenten logros, atrancos o barreras —, a seguir toca tomar la palabra, llena de afecto, cariño y sin términos profesionales que les confundan y no lleguen a entender, dentro de un clima cercano y lo más humilde posible. "En estas reuniones resulta fundamental escuchar activa y empáticamente a los padres a fin de fomentar la expresión de sus opiniones, preocupaciones, grado de culpabilización de los problemas, etc." (Acosta, 2003, p. 173).

Un ejemplo claro de lo que estamos diciendo lo tenemos en la forma en que a los padres se les dan las primeras informaciones sobre el problema de su hijo. La información que se les da, cómo se les da, quién y dónde, (...) puede influir notablemente en cómo van a reaccionar y comportarse al menos durante los primeros meses. (Verdugo, 1995, p.943).

En estas reuniones hay momentos en que los maestros tienen que ser francos, pero siempre con una extrema sutileza. La sutileza en ese contexto y en ese momento significa que no se actuará desde el poder de ser maestro ni desde la violencia de juzgar o reñir por ciertos comentarios o actitudes de los padres. Citando como ejemplo la sobreprotección — tema que se recomienda no evitar — conviene decir a los padres que la sobreprotección hay que abandonarla ya y dar a su hijo unas responsabilidades mínimas — poner la mesa, recoger su ropa, recoger sus juguetes, hacer su cama, etc.— hacer acatar órdenes a sus hijos y reñir y castigar si es necesario. "Tener una imagen excesivamente condescendiente y poco exigente no le ayuda a mejorar" (Martos y otros, 2009, p. 171). Un buen profesional ha de ser muy consciente que los padres que tienen hijos con necesidades educativas especiales (NEE) sobreprotegen, quizás cualquiera en su papel hiciese lo mismo, cortando alas para que los hijos no vuelen solos. En este caso el profesional lleno de sabiduría y de calma, junto con la dedicación a charlar con estos padres horas, van a hacer que en un futuro más o menos corto sus hijos no estén tan sobreprotegidos.

Es de vital interés del maestro — y así se comentará con los padres en estas reuniones — tener en el expediente del niño todos los informes médicos actualizados, y se mantendrán reuniones y contactos telefónicos y personales con estos profesionales tan periódicamente como se necesiten. Con el fin de mantener coordinaciones que nos ayuden en nuestro trabajo diario del aula. Estos contactos con el psicólogo, el neurólogo y el equipo de Atención Temprana van a dar estrategias que no desvirtuarán la labor educativa, sino todo lo contrario, enriquecerán la profesionalidad y guiarán todas las actuaciones. Piénselo unos segundos, supongamos que se detecta en la última revisión una pérdida auditiva en el niño, las sesiones de audición y lenguaje tendrán que tenerlo en cuenta, la posición del maestro tendrá que ser siempre de frente y nunca de lado o de espalda, mientras que el resto de maestros en el aula ordinaria lo situarán delante de todos y a derecha o a izquierda según sea la localización de la pérdida auditiva. O si el niño acude a un psicólogo, este nos orientará sobre como actuar y cómo responder tanto con el niño como con los padres

Durante las reuniones, conviene grabar las conversaciones; esto que va a permitir por un lado poder volver a escucharlas en cualquier momento que se necesite y recuperar ciertos datos que se pueden quedar olvidados, y por otro, tener un archivo de curso escolar que nos va a mostrar la evolución de la intervención desde el primer día hasta el último día del curso.

Cuando ya se conocen las necesidades y ayudas que necesitan los padres conviene hacer unas pautas para que sigan los padres en casa — insistiendo que son deberes de padres y no de sus hijos — Siempre se oye que las palabras se las lleva el viento y tiene mucho de cierto, por eso es que en la segunda o en la tercera reunión de padres — momento en que ya el maestro tiene muy claro qué puntos flacos deben ahondarse desde los padres —, se llevan preparados las pautas y deberes a seguir en casa por escrito, adaptados a ese caso concreto y con pequeñas y simples cosas que hagan de la vida diaria un aprendizaje afianzado y generalizado a todos los planos. Se escribirá poco, claro y conciso, y recalcando que es muy importante que se hagan todos los días con el ánimo, las ganas y la alegría de dar un pasito más. A modo de ejemplo se preparará una hoja — animada por lindos dibujos o fotos — donde se recomiende: leer un cuento cada noche, hablar mucho, jugar, reír, etc. Conviene explicar cada pauta con ejemplos de lo que se puede hacer con los niños en casa, recalcando mucho que se trabajará con preguntas abiertas y nunca con preguntas cerradas ya que mientras las primeras incitan a conversar, las segundas cierran o detienen la conversación (Acosta, 2003). Pensemos en una niña deficiente mental, que habla usando palabras sueltas y las frases son agramaticales pero que la compresión es buena, si se le lee mucho, si se charla con ella a todas horas, si se le lleva a jugar e interaccionar con otros niños, esa niña va a mejorar — junto con los apoyos del maestro y de otros profesionales — en la expresión oral. A modo anecdótico y relajando la intensidad de la lectura, contar que siempre se recomienda colgar estas pautas en la puerta de la nevera, no porque el frigorífico favorezca a las pautas en si, pero sí porque conviene verlas a todas horas, recordarlas y llevarlas a cabo cada minuto del día y por ambos progenitores. Se pueden imaginar la cara de extrañeza — seguramente como la de algunos lectores en este momento — que ponen los padres cuando se les indica que ese lugar es muy adecuado. Sólo después de llevarlo a la práctica un escaso mes los padres acuden diciendo tremendamente contentos que funcionan y esto lo indica todo.

Otra forma de comunicación entre escuela y hogar es una libreta "viajera" - o lo que Acosta (2003) cita como "diarios" que vaya del colegio a casa y viceversa; en ella los padres van a ir escribiendo todo lo que sucede — todo es muy importante por absurdo que parezca — y va a influir en todas las intervenciones — las de padres y las de hijos — y los maestros contestan con datos importantes de cosas que sucedieron en el colegio o con pequeños deberes diarios que subsanen los imprevistos. Se extenderá esta libreta a todos los profesionales que están interviniendo — otros profesores de la escuela, psicólogos, logopedas, equipos de atención temprana —, de forma que todos aporten datos y todos sean conocedores de la situación. Al ser una libreta clásica el escrito se puede revisar en cualquier momento y los datos permanecen en el devenir de las hojas.

No está de más organizar cursos y escuelas para estos padres. Se trata de buscar un profesional adecuado — un psicólogo, un logopeda, etc. —, y reunir a los padres con problemáticas lo más próximas posibles — o totalmente dispares dependiendo del objetivo —, la experiencia confirma que en un primer momento son reacios a asistir a este tipo de clases, les invade el miedo, y sobre todo el que dirán, o si se encuentran con otra madre vecina, pariente o conocida — todavía se siguen encargando de todo más las madres que los padres de los hijos —. Pero la preparación en las reuniones de las que se habló con anterioridad — de la importancia de asistir a estos cursos — es fundamental y acaban asistiendo y aprovechando esas horas instructivas de las que siempre van a sacar algún fruto positivo. Y no sólo de forma teórica, sino que conviene hacer talleres, mezclando teoría con práctica y con un método lo más interactivo posible, que les ayude a regular sus emociones — tales como ira o enfado —, que les ayude a afrontar el problema directamente. Resulta conveniente aplicar técnicas de apoyo social, técnicas de cambio de escenario o de emisión de comportamientos de escape,.. .(Verdugo, 1995). Tal y como propone Acosta (2003) "Estos encuentros deberían llevarse a cabo en lugares confortables donde todos los que participan puedan sentarse en círculo o alrededor de una mesa y dispongan de papel y lápices para que puedan tomar notas. (p. 174).

Existe abundante bibliografía para los padres en el mercado, libros de lectura simple y con aportes importantes para ellos, es labor del maestro hacer una recomendación bibliográfica relacionada con el caso que les atañe — deficiencia mental, síndrome de Down, autismo, parálisis cerebral,...—, no se trata de atiborrarlos con información enciclopédica, pero sí con manuales sencillos y prácticos, que les den ideas claves de la realidad que les envuelve y de cómo organizar sus pautas de intervención como padres. Véase desde un caso práctico la niña deficiente mental que empieza a tener síntomas del tartamudeo, se buscará algún libro que se les pueda recomendar, y una vez que lo lean se comentará.

Se elaborará una lista de cuentos recomendados, de juegos individuales y grupales, de DVDs, de CDs, de recursos en Internet, siempre teniendo en cuenta que tiene que estar adaptado a ese niño y a sus padres. No se trata de cosas complicadas, sino de juegos que les diviertan y con los que aprendan. Y que, en definitiva, interactúen de hijo a padre y de padre a hijo desde el juego. En los colegios suele haber material de este tipo incluso a veces sin usar. Se trata de clasificarlo y distribuirlo de forma adecuada por toda la comunidad educativa.

Siempre que se pueda, la bibliografía y el material de los niños, es bueno y muy recomendable hacer un préstamo a casa desde el colegio — no corren tiempos donde fluye el dinero, que duda cabe — y es tan simple como hacer un carnet al niño e iniciar los préstamos como una biblioteca más.

Se pondrán en contacto con "servicios especializados y con grupos de padres afectados por problemas semejantes" (Verdugo, 1995, p. 943), donde sus hijos jueguen con iguales y los padres charlen de problemáticas semejantes. Ocuparán tiempo de ocio y se sentirán más arropados. Existen numerosas asociaciones, centros de día, locales sociales, a los que se puede acudir sin ningún cargo económico, donde se celebran distintas actividades, charlas de especialistas y en las que se puede aprender, compartir y reflexionar con otras personas.

Se organizarán en el colegio, todas las actividades que se pueda, encaminadas por tres vías. La primera donde participen sus hijos, con la posibilidad de que asistan los padres a verlos como meros espectadores. La segunda, se harán partícipes conjuntamente — padres e hijos — en actividades que se hagan; por ejemplo, si en la biblioteca escolar se celebra el día del libro se puede hacer extensible a los padres, que acudan todos disfrazados en carnaval, etc.. Y la tercera, se harán talleres de juegos sólo para padres, jugando los maestros con los padres y viceversa, contando el cuento de la abuelita, imitando sonidos, trabajando con plastilina de modo que no sólo se transmita el placer de jugar, sino que los profesionales aprendan preciosas cosas que serán muy aprovechables en el aula (Puyuelo, 2002).

Como profesionales hay que convencer a los padres de que sus hijos con necesidades educativas especiales (NEE) son niños, que tienen que jugar con sus hijos, leerles muchísimos cuentos, llevarlos al parque, asistir a cuenta-cuentos, a teatros, a la biblioteca.. .en definitiva que se tienda a una situación lo más normalizada e integradora posible. En la educación y en la cultura está este reto, que por utópico que parezca se va consolidando en la sociedad moderna y cambiante del siglo XXI.

Si en la zona en la que estamos inmersos hay algún Centro de Educación Especial (CEE), se hablará con el Centro de Recursos (CRE), donde se imparten fuera del horario escolar clases en escolarización ambulatoria, compensatorias para alumnos con necesidades educativas especiales (NEE), impartidas por profesorado especialista — audición y lenguaje o pedagogía terapéutica —, y que pueden completar el trabajo diario. Como son servicios gratuitos, se buscará una plaza para ese niño o esa niña que de verdad necesita esa asistencia. Va a ser un recurso más para el niño, quien merece todo el aporte educativo que se le pueda dar, de ello va a depender su futuro y su educación, y cuantos más profesionales trabajen a favor de la comunicación y el lenguaje más resultados se verán.

Ciertamente se ha planteado un abanico de ideas para intervenir con los padres. La recomendación es que cuantas más cosas se hagan con ellos, mejores resultados se obtendrán en las intervenciones. Pero como se ha venido diciendo reiteradamente, cada padre es único y por lo tanto usaremos de este repertorio de ideas justamente lo que se necesite: una, dos, tres o todas.

CONCLUSIÓN

El objetivo perseguido ha sido el de mejorar la comunicación y el lenguaje de los niños con necesidades educativas especiales (NEE) desde las escuelas, centrado en el papel que puede y debe desempeñar el maestro de Audición y Lenguaje con los padres. Se ha dedicado un apartado completo a la intervención del maestro de Audición y Lenguaje con los padres, desarrollando y ejemplificando qué se puede hacer y cómo — las entrevistas, los cursos, la libreta viajero y otros . Todas y cada una de estas formas se presentó desmenuzando la forma de llevarla a cabo y con ejemplificaciones y casos prácticos de cómo poder hacerlo. Siempre con el fin de integrar a los padres en la educación de sus hijos, de trabajar conjuntamente y de alcanzar más logros en los niños.

Se ha servido la articulista de una amplia documentación bibliográfica que avalan las propuestas de intervención y que son tarea de reflexión de los profesionales. Reiteradamente se ha venido diciendo que si las intervenciones del maestro de audición y lenguaje recaen solamente en el niño y no se echa mano de la colaboración de los padres, de otros profesionales médicos y de otros profesionales externos al centro educativo, las sesiones pueden ser muy eficaces pero no lo suficientemente eficaces como se ha plasmado en el devenir de las hojas.

No siempre alcanzan las horas del día, para hacer todo el trabajo que se tiene debajo del brazo, pero la motivación junto con la organización permiten trabajar con niños y padres. Siempre hay una forma de tender una mano, alguien que les escuche y que les oriente en su tarea de ser padres; que duda cabe de que la tarea no es fácil. Sin ninguna pena de que se regalen unas horas de ocio para que todo vaya mucho mejor, sólo por ver esbozar la risa de una madre o de un padre a la par de su hijo, reconforta — y mucho — para un largo día de trabajo. "Podemos hablar de calidad en la intervención logopédica cuando los alumnos (y sus familias), los logopedas y la Institución escolar, muestran un grado óptimo de satisfacción por la atención recibida y los servicios prestados" (Gallego,1999, p.21).

Son los profesionales los que tienen que dar caminos, opciones y oportunidades de que los objetivos se cumplan, lo que se considera una verdadera puerta de salida. Siguiendo a Acosta (2003):

No podemos seguir alimentando la idea de los vínculos entre la familia y la escuela sean tan superficiales y formales. Los profesionales deben cambiar su actitud y pasar de ejercer el poder sobre las familias — visión autoritaria — a adoptar posturas más compartidas, .... (p.170).

Se encuentran familias que se niegan al problema durante muchísimo tiempo, impidiendo que su relación con su hijo sea positiva y estimulante (Verdugo, 1995). Los maestros necesitan de los padres y los padres necesitan de los maestros, sin los cuales las sesiones de audición y lenguaje no encuentran lugar y no tienen sentido alguno. Pero no se caiga en el error de hacer a los padres maestros y a los maestros padres, los padres son padres y los maestros son maestros. Cada niño y cada familia es un caso singular e irrepetible y ambos deben recibir la ayuda de los profesionales en la búsqueda de sus propias soluciones. (Acosta, 2003).

Se trata en definitiva de cambiar la preocupación por la ocupación de los padres de forma que colaboren con los profesionales e integren a su hijo en cada tarea diaria, evitando a toda costa que caigan en un pozo sin fondo que ahogue también a sus hijos "Sería mejor no decírselo a nadie, las etiquetas sólo sirven para simplificar a las personas" (Martos y otros, 2009, p.171).

Se deja la puerta abierta a la experimentación profesional y de los padres con el mero fin de hacer una labor de intervención adecuada a cada caso concreto, esperando unos resultados tan altos como la satisfacción personal que a la articulista le invade.


Bibliografía

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Puyuelo, M. (1997) Casos clínicos en Logopedia 1. Madrid: Masson.

Puyuelo, M. (1999) Casos clínicos en Logopedia 2. Madrid: Masson.

Puyuelo, M. (2001) Casos clínicos en Logopedia 3. Madrid: Masson.

Verdugo Alonso, M. A (1995). Personas con discapacidad. Perspectivas psicopedagógicas y rehabilita-dotas. Madrid: Siglo Veintiuno de España.

Ley Orgánica 2/2006 del 3 mayo de Educación (LOE).


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