ISSN electrónico: 2145-9444. Fecha de recepción: 15 de agosto de 2008 |
Deserción estudiantil en la Universidad de Ibagué, Colombia: una lectura histórica en perspectiva cuantitativa*
* El presente artículo hace parte de la investigación: La deserción estudiantil en la Universidad de Ibagué. Una lectura abierta en el horizonte de un compromiso institucional. Financiado por la misma universidad, código 07-090-800002, mayo-diciembre de 2007.
MAURICIO ROJAS BETANCUR
SOCIÓLOGO Y MAGÍSTER EN SALUD PÚBLICA DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA, DOCTOR EN CIENCIAS SOCIALES, NIÑEZ Y JUVENTUD, UNIVERSIDAD DE MANIZALES, CINDE. DOCENTE UNIVERSIDAD DE IBAGUÉ Y DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS RECIONALES. hector.rojas@unibague.edu.co
Correspondencia: Universidad de Ibagué, carrera 22, Calle 67, Barrio Ambalá, Ibagué-Tolima
DIANA CAROLINA GONZÁLEZ
PSICOLOGA. JOVEN INVESTIGADORA VINCULADA AL CENTRO DE ESTUDIOS REGIONALES DE LA UNIVERSIDAD DE IBAGUÉ. dianagonzo@hotmail.com
RESUMEN
Se presenta una lectura cuantitativa de la deserción universitaria de estudiantes de pregrado en la Universidad de Ibagué, señalando la gravedad del problema y el escaso nivel de atención institucional generalizable a la mayoría de instituciones de educación superior, (IES) en Colombia. Más de la mitad de los estudiantes universitarios abandonan sus carreras sin obtener un título profesional; una alta proporción de estudiantes prolongan el tiempo de estudios además de una alta rotación interna. Existen diferencias en la tasa de deserción entre los programas y se presenta un fenómeno inquietante de deserción precoz. La crisis financiera, la falta de orientación vocacional y la disminución en la edad de ingreso a la universidad, parecen no explicar el problema de manera satisfactoria. Es un fenómeno histórico, estructural y un problema de la calidad de la educación, el valor social y la capacidad de las IES en cautivar para retener la juventud.
palabras clave: Deserción, educación superior, calidad educativa, sociología de la educación.
ABSTRACT
The article presents a quantitative reading of the students' university desertion of undergraduate in Ibagué's University, indicating the gravity of the problem and the scanty level of institutional that can be generalized attention to the majority of institutions of universitary education, (IES) in Colombia.
More than the half of the university students leave their careers(races) without obtaining a professional degree; a students' high proportion they prolong the time of studies besides a high internal rotation. Differences exist in the rate of desertion among the programs and one presents a worrying phenomenon of precocious desertion. The financial crisis, the lack of vocational orientation and the decrease in the age of revenue to the university, seem not to explain the problem of a satisfactory way. It is a historical, structural phenomenon and a problem of the quality of the education, the social value and the capacity of the IES in captivating to retain the youth.
key words: Desertion, universitary education, educational quality, sociology of the education.
Introducción
La deserción estudiantil puede entenderse simplemente como la disolución del vínculo que se estipula a través de la matrícula académica por cualquier causa, ya sea por parte del estudiante o de la universidad, y tiene graves efectos para ambos. Efectos de tipo financiero, académico y social que implican la pérdida de esfuerzos y recursos en un país que como Colombia tiene una tasa muy baja de cobertura en la educación terciaria, 21.5% de la población en edad escolar según los cálculos más optimistas del gobierno para el año 2005 y de 12,5% a nivel del departamento del Tolima (MEN, 2007), especialmente cuando el conocimiento y la formación de una masa crítica de investigadores e innovadores para el desarrollo de la ciencia y la tecnología constituyen los activos más importantes de las sociedades contemporáneas.
En Colombia, como en Latinoamérica, los sistemas de educación superior presentan históricamente altas tasas de deserción (Abarca, M. Carazo, Z., 1990; Álvarez, J., 1997); actualmente más de la mitad de los estudiantes matriculados en la universidad, abandonan sus estudios sin obtener un título, especialmente durante los primeros semestres académicos, lo que se denomina deserción precoz (ICFES, 2001); además una buena proporción son estudiantes egresados, pero sin título profesional.
Sin embargo, no existe suficiente atención al tema ni tampoco políticas formales para enfrentarlo aunque se han dispuesto diversos mecanismos para intentar bajar las tasas de deserción, aumentar la cobertura y diversificar la oferta en el sistema universitario colombiano, como por ejemplo: incremento de cupos universitarios, sistemas alternativos de financiación, flexibilidad académica, programas de apoyo especiales, mejoramiento del bienestar universitario, entre otros. Pese a todo ello la historia nos muestra un escaso impacto de las políticas implementadas para tal fin (Giraldo, U. et al., 2005). De hecho no existe un consenso sobre el tamaño del problema ni sobre las medidas más idóneas para su cálculo y apenas se están ensayando algunas metodologías de observación y seguimiento de la deserción universitaria (Caicedo, G., 2007).
La deserción estudiantil puede considerarse un indicador de desempeño de la universidad, sumado a las tasas de graduación y al nivel de prolongación indefinida de los estudios (Gómez, V.M., 2004:7), constituyen incluso la base de asignación de recursos y la evaluación del desempeño. Las universidades privadas, aquéllas que no reciben recursos públicos, enfrentan además un grave problema financiero frente a la pérdida sostenida de estudiantes.
Además, las circunstancias propias de la vida universitaria en Colombia son difíciles para muchos jóvenes y ello se refleja especialmente en el dilema de la calidad de la educación que indudablemente es un conflicto ético de algunas instituciones educativas (Rojas, M. 2007) y que representa el mayor problema en la denominada crisis universitaria en Colombia (MEN, 2006). Alrededor de 150 programas de formación profesional, en unas 35 instituciones de educación superior tienen un concepto totalmente desfavorable respecto a su acreditación y registro calificado y están a punto de ser cerradas desde los lineamientos del Estado.
Más allá del desempeño institucional, la deserción estudiantil constituye un indicador de tipo académico; tradicionalmente algunas carreras y asignaturas en los planes de estudio figuran como filtros de promoción y constituyen serios obstáculos para la culminación exitosa de los estudios universitarios (Girón, L.; González, D., 2005). En ello es claro que existen serios problemas pedagógicos, pues el fin último de la educación es la formación de individuos y no la selección arbitraria de cierto tipo deseable de arquetipos estudiantiles donde los docentes han tenido una responsabilidad mayor.
Marco conceptual
La deserción estudiantil universitaria en perspectiva social
El cálculo de la deserción usualmente se realiza con dos indicadores matemáticos, el primero de ellos se calcula por periodo académico o tasa anual y se conoce como tasa bruta de deserción estudiantil e incluye el total de estudiantes en la universidad lo que significa matemáticamente un porcentaje menor de deserción estudiantil ya que el semestre base del cálculo no distingue el historial de las cohortes activas en la institución. El segundo, especifica el número de estudiantes retirados por todas las causas en la cohorte respectiva, lo que produce indicadores específicos para cada grupo estudiantil, pues incluye el seguimiento de retiro, promoción, postergación y retención donde es posible encontrar un número más realista sobre la deserción estudiantil en perspectiva histórica. Para el país la tasa bruta de deserción para el año 2006 es de 12,9%, mientras que la tasa de deserción por cohortes alcanza para el mismo año, el 47,5% (MEN, 2007).
Sin embargo, el fenómeno que más parece incidir de acuerdo a las múltiples fuentes documentales tanto nacionales (Vélez, A., López, D., 2004) , como internacionales (AA. VV., 2005) , está íntimamente ligado al fenómeno del rendimiento académico en sus dos acepciones corrientes:
las IES reglamentan el tema del bajo rendimiento de manera autónoma, pero la mayoría de ellas sancionan el bajo oficio del estudiante con la pérdida del cupo o con la suspensión temporal con programas especiales o extracurriculares; por otra parte, no rendir adecuadamente en los estudios parece ser la motivación intrínseca en la decisión del estudiante de abandonar sus estudios de manera voluntaria, ello asociado a diferentes justificaciones en un abanico amplio de causas que conllevan a dicha decisión: modelos pedagógicos y de evaluación de las IES inadecuados, planes de estudio que no cumplen las expectativas del educando y excesiva rigidez en la manera de conducir la academia, estilos docentes y administrativos poco amistosos y un brusco choque para el individuo en el tránsito de la educación secundaria a la universitaria.
Además de lo anterior, la educación en su conjunto como sistema de formación para las oportunidades sociales de existencia del individuo parece no constituir ya una autoreferencia natural que mueve al individuo hacia la búsqueda de su formación universitaria (Martín-Barbero, J., 2003). Existen bastantes evidencias para sostener que el valor de la educación se ha ido modificando y desplazando por otro tipo de formas sociales de interacción, de distinción individual y colectiva donde la formación universitaria está en el centro de una crisis contemporánea explicada, en parte, por las inconsistencias entre las promesas adjudicadas a las disciplinas y las profesiones y las posibilidades de realización del individuo en la sociedad y en los sistemas de producción y de consumo.
Implica ello que la deserción es un fenómeno complejo y un problema estructural para las IES, pues a pesar de que los modelos pedagógicos y la integralidad de la formación promueven un conjunto de acciones institucionales de manera individual y colectiva, ha sido baja la incidencia de las acciones administrativas en el abandono escolar de los estudiantes (Vivas, H., 2005).
Por otra parte, el abandono o la postergación de los estudios universitarios, tradicionalmente se ha explicado desde la individualización del problema y la culpabilización del sujeto que abandona la educación superior, incluso en la medida en que la deserción se considera una falta a la sociedad pues se invierte un gran esfuerzo para el sostenimiento y la moratoria económica del estudiante (UPN, 2006); no obstante, las condiciones actuales de los sistemas escolares incluyen otro tipo de lecturas: existe una crisis de la educación formal y una desvalorización de las credenciales educativas (Marín-Barbero, J., 2003) que inciden en la decisión de abandono, pues el esfuerzo y la inversión necesarias en la educación no se compensan socialmente. Por otra parte, la proliferación de carreras y de centros de formación en las últimas dos décadas en Colombia han puesto de manifiesto problemas de calidad y de pertinencia social de la educación (Díaz, 2002), sumado a las paradojas que enfrenta el joven en nuestra sociedad, ya que existe un mayor acceso a la educación pero un menor acceso al trabajo (OEI, 2004; Hernández. C. A., Plata, J. et al., 2005).
En el enfoque de factores que centran su análisis en la situación personal de cada estudiante como unidad de análisis, se han considerado factores como:
Factores individuales
El tema de la orientación vocacional toma especial relevancia en lo individual tanto en la información que los nuevos estudiantes universitarios deben tener sobre los programas y condiciones universitarias como en aspectos que incluyen el bienestar universitario, la planificación familiar y el consumo de substancias psicoactivas. Además, es prudente señalar la importancia de la biografía escolar del joven que ingresa a la universidad, así como el nivel académico y el reconocimiento social de cada universidad. En tal sentido, se puede señalar que la mayor prevalencia de deserción universitaria acontece en los tres primeros semestres universitarios (MEN, 2007); se ha considerado el tema de adaptación a la vida universitaria como esencial en esta dirección.
Factores académicos
No es claro el límite entre lo individual y lo académico pues la orientación vocacional, o su ausencia, y el éxito o fracaso en el proceso de adaptación a la vida académica suelen formar parte del mismo transcurso en la incorporación a la vida universitaria. Es claro que existe un profundo desajuste entre la educación media y la superior, entre los ritmos de actividad, entre las competencias académicas exigidas y las formas de evaluación, entre las expectativas del joven y los ofrecimientos institucionales. Los programas académicos, las carreras universitarias tienen un valor social diferenciado, algunas son más demandadas y menos accesibles para el conjunto de estudiantes de secundaria, algunas son más "difíciles" y duras en lo académico lo que ha provocado cierto nivel normal y "necesario" de deserción por causas académicas.
Factores socioeconómicos
Este tipo de factores es el más destacado en los diferentes estudios o explicaciones institucionales de la deserción estudiantil. Ya hemos señalado atrás que las dificultades de financiación de muchos estudiantes y sus familias son consideradas la mayor causa de deserción universitaria; además de ello, la falta de modalidades de financiación, conjuntamente con la baja capacidad de endeudamiento, la ausencia de estímulos, becas, subsidios, etc. incrementan el problema socioeconómico. Pero este tipo de factores no pueden aislarse del conjunto de interpretaciones, las dificultades socioeconómicas están ligadas al valor cultural de la educación, a la valoración de los individuos y los colectivos, a la ausencia de políticas públicas equitativas en el país y a los desequilibrios regionales en las inversiones en educación superior sumadas al deterioro creciente de financiación de la educación pública estatal. El país tiene una cobertura general de educación superior apenas del 21,5% y una tasa de deserción por cohorte del 47.5% para el año 2007 (MEN, 2007).
Factores institucionales
Estos factores constituyen una dimensión fundamental y el insumo de investigación orientado hacia la aplicación de estrategias al interior de las IES para enfrentar la deserción. En general, hablar de factores institucionales es hablar de la calidad de las IES en sus diferentes componentes, asegurar la calidad implica asuntos tan diversos como posibilidades de desarrollo individual, aseguramiento de la eficacia académica, oportunidades de permanencia, etc.. Las IES son las primeras llamadas a incentivar la retención adecuada de sus estudiantes y la garantía de bienestar para los estamentos que las conforman.
Estos aspectos del fenómeno constituyen los puntos coordenados de la construcción del tema de deserción estudiantil en su sentido y consecuencias sociales e institucionales para la universidad, pues en la biografía escolar de los desertores aparece recurrente el tema de la decepción del joven por la universidad (Rojas, 2007).
Metodología
La deserción estudiantil universitaria en perspectiva cuantitativa
El estudio de cohortes para la Universidad de Ibagué se realiza sobre la base del total de estudiantes matriculados en un período específico y se acompaña durante su proceso de formación que usualmente debe durar cinco años (10 semestres académicos). En el caso de la Universidad de Ibagué, las carreras profesionales tienen esta duración, y para el presente análisis se incluyen los datos por cohorte entre el primer semestre del año 2000 y el primer semestre del año 2007, para un total de 15 cohortes (dos por año).
Es importante considerar que los datos empleados en cada cohorte de estudiantes se obtienen de los respectivos registros académicos del total de matriculados en la universidad, incluyendo 13 de los 15 programas académicos de ciclo profesional que actualmente ofrece la universidad; pues dos de ellos, Filosofía y Comunicación Social-Periodismo, son relativamente nuevos en la oferta institucional.
Resultados
En la Universidad de Ibagué, la tasa bruta de deserción, calculada por semestre académico en el acumulado 2000-2006 presenta un promedio global de 13,0% para la universidad, cifra muy similar a la reportada para el país en el año 2006 (MEN, 2007); la cantidad más alta está en la Facultad de Ingeniería y la más baja en la de Humanidades y Ciencias Sociales. Los programas académicos presentan diferencias internas importantes: alta tasa bruta en Mercadeo e Ingeniería Electrónica, seguido de Contaduría y las ingenierías Mecánica y de Sistemas. Las bajas tasas de deserción se presentan en Economía y Psicología. Estas informaciones indican que históricamente la deserción estudiantil ha sido un fenómeno recurrente sin que se haya planteado institucionalmente como problema.
Las facultades ofrecen un panorama específico respecto a la evolución de la tasa bruta de deserción. En el caso de Ciencias Económicas y Administrativas, como ya se señaló, el programa de Mercadeo presenta una tasa alta recurrente en el período examinado, mientras que Economía presenta la tasa más baja respecto a los programas de la facultad, aunque es el programa con el bajo índice de matrículas en toda la universidad.
Esta facultad tiene un acumulado del período que promedia el 14,1%; además, llama la atención que siendo programas tan afines y que comparten planes de estudio en sus materias básicas así como requisitos de grado, presenten niveles tan distintos de deserción.
La presente década también ha marcado el inicio de la oferta de programas tecnológicos en la Universidad de Ibagué. Mucho antes de que se constituyera en propósito nacional (MEN, 2007), la institución promovió la diversificación de la oferta con tecnologías en Ciclo Terminal a través de la Sede San José; es decir, paralelo a un proceso de descentralización y apertura de nuevas sedes regionales y de diferentes convenios interinstitucionales que ampliaron significativamente la presencia regional de la universidad.
La tasa bruta de deserción en los programas tecnológicos en la presente década es más alta a la indicada en el nivel de pregrado. Es significativo el dato de que después del primer semestre de inicio de los programas se presenten altas tasas de deserción, pareciera que los estudiantes que acudieron a la novedad de apertura de nuevos programas terminan su primer semestre bastante decepcionados o con bajo rendimiento académico (tal como acontece en el nivel de pregrado).
Para el análisis de la tasa por cohortes, las variables con información disponible más completas en el registro universitario donde se va realizando un seguimiento semestral a cada estudiante, sobre la base del criterio de cohorte, son aquellas en que cada uno de ellos se matriculó. No obstante, la información sobre las causas de la deserción tendrá un tratamiento distinto a este análisis más adelante, según los datos que se obtienen de un estudio socioeconómico entre los estudiantes retirados de la universidad por todas las causas.
En el acumulado histórico de las primeras dos décadas de la Universidad de Ibagué, existe un alto índice de deserción estudiantil en todos los programas, 54,3% en general - tasa que es un poco más alta que el promedio general para el país que se calcula en 47,5% para el 2006 (MEN, 2007) -, situación que persiste a partir del año 2000 básicamente sin variaciones.
La tasa de deserción por cohorte presenta un alto grado de variación interna dependiendo de los programas académicos, la situación más grave en el período en mención se presenta en los programas de ingeniería y es extremadamente alta en Electrónica, Mecánica y Sistemas; así como en programas de administración como Mercadeo y Contaduría Pública que se aproximan al 60,0%.
En términos generales, los datos muestran una altísima deserción universitaria, más de la mitad de los estudiantes como tendencia general en todas las cohortes desde el año 1981 cuando inicia labores la universidad de Ibagué, además de unos altos registros de postergación de la titulación. Esta situación debe ser matizada de acuerdo a las siguientes interpretaciones:
- La deserción en la Universidad de Ibagué es un problema estructural: en todas las cohortes se presenta y se asume una pérdida de estudiantes, por todas las causas, de alrededor de la mitad de éstos. El hecho es que lamentablemente parece ser un fenómeno normalizado en la institución.
- No existen evidencias empíricas de que la Universidad de Ibagué haya emprendido acciones de mitigación de la alta deserción o que las medidas implementadas no han sido eficaces para enfrentar el problema.
- Los datos son consistentes con una preocupación mayor: la oferta de nuevos programas académicos y las reformas educativas y curriculares parecen no tener efecto alguno en el incremento de estudiantes, ni en la tasa de deserción, que supera para el promedio universitario el 51,0%.
- Los nuevos programas académicos en pregrado pueden estar causando una migración interna por transferencia de estudiantes, pero no han incrementado el número absoluto de estudiantes en la Universidad de Ibagué.
Los datos generales de población universitaria son importantes en la medida en que a partir de ellos se viene generando una serie de análisis y consideraciones metodológicas y teóricas, donde los investigadores han centrado su atención analítica para explicar el fenómeno de la deserción a partir de ciertas características generales más de tipo de composición socioeconómica que académica. Uno de los argumentos utilizados es que al bajar el promedio de edad de ingreso a la universidad, se han incrementado diferentes tipos de fenómenos como bajo rendimiento por la escasa madurez intelectual y emocional del estudiantado, que llega siendo adolescente a la educación superior y la alta deserción por la falta de una orientación profesional adecuada en relación con la experiencia biográfica y la trayectoria escolar del estudiante, problemas de adaptación a la vida universitaria, incoherencia entre los sistemas de evaluación en la educación media y básica y la universidad, entre otros.
No obstante, estos fenómenos parecen no tener un fundamento concreto, son más una intuición de los investigadores que una realidad palpable en las universidades, pues si bien el promedio de edad de ingreso ha bajado en la universidad, no es claro que ello sea la norma y que sea además el causante de fenómenos como la alta deserción o incluso de los fenómenos de drogadicción, promiscuidad sexual y delincuencia, entre otros. (Rojas, 2005).
Es cierto que actualmente en la universidad se reportan estudiantes con edades de ingreso entre 15 a 16 años, pero también es cierto que el promedio sigue alrededor de los 19 años de edad. Quizá también se ha producido el fenómeno inverso: gente que ingresa a una alta edad al pregrado (mayores de 40 años) en el caso de la Universidad de Ibagué. Los datos están concentrados entre los 17 y los 20 años en todas las cohortes, lo que indica que la edad precoz de ingreso al pregrado no es un asunto tan concluyente a la hora del análisis de temas como la deserción.
De los datos por cohortes también se pude asumir que el fenómeno de deserción en sus principales causas estructurales, como retiro por cualquier motivo, pérdida de cupo por ausencia o bajo rendimiento académico, suspensión temporal por semestre especial, el total de graduados, egresados e incluso fallecidos en el período examinado tiene diferencias significativas según el género de los estudiantes. En las mujeres existe mayor participación relativa en el número de graduadas respecto a los hombres, además de menor deserción en el primer semestre.
Discusión
Un elemento inicial detectado en este proceso de investigación advierte que el tema de deserción estudiantil no es más que un problema de orden financiero para la universidad. Así mismo, la literatura es escasa en el tratamiento investigativo del problema y no existe como tal un consenso teórico ni metodológico sobre el asunto científico de la deserción como objeto de conocimiento. Se puede argumentar que la deserción es el síntoma más claro de la crisis de la educación superior y que sus causas, estructurales y coyunturales, no pueden simplemente ser supeditadas a la individualización del problema.
Los estudios examinados muestran que el objetivo central de las investigaciones sobre deserción en la universidad intentan más señalar argumentos para políticas institucionales que una comprensión social del problema, por ello esta investigación convoca a un estudio social de corte cualitativo que convoque a los desertores de la universidad como analizadores del tema.
Los datos expuestos sobre deserción en la Universidad de Ibagué, entre las cohortes 1981-1999 y 2000-2007, son evidencia de una situación que había estado latente y que sólo se quiso hacer visible hasta cuando se dejo de ver como un proceso de "selección natural" (Álvarez, J.M.,1997), para pasar a ser un problema que afecta tanto al nivel económico, social, personal e incluso familiar, no sólo de la universidad como estructura organizacional, sino de su principal razón de existir: el estudiante.
Por otra parte, si bien se ha observado en los diferentes análisis estadísticos, la situación actual de los estudiantes de estas cohortes están diferenciadas según el programa; es decir, que existen programas académicos en la universidad de Ibagué que presentan porcentajes de deserción más altos en comparación con otros, lo que hace inevitable preguntarse: ¿qué factores en particular influyen para que la tasa de deserción sea mayor en unos programas y no en otros?, o ¿será acaso que en el concepto de algunos programas, existe una relación directamente proporcional entre calidad académica y deserción?
Sin embargo, lo que es claro, es que existen unas cifras originadas por todo un análisis estadístico, las cuales se deben interpretar, mas allá del simple gráfico, pues detrás de ellas, hay toda una realidad que debe ser entendida y comprendida, para hacer de cualquier política planteada una medida efectiva.
En tal sentido, el excesivo consenso cuantitativo de representación de la deserción en la universidad no es una herramienta institucional eficaz para disminuir el alto impacto social del fenómeno, especialmente en las consecuencias financieras y administrativas para las propias I ES.
Conclusiones
La ampliación de la oferta educativa en pregrado no ha implicado un aumento sustancial en el número total de estudiantes, a pesar de una alta demanda en algunos programas nuevos, la tendencia general es hacia la disminución gradual en el número de matriculados en el pregrado, especialmente en el semestre B del calendario académico, situación que se repite en toda la historia de la universidad. Actualmente la institución cuenta con 3400 estudiantes en el nivel de pregrado y 469 en las tecnologías, que son los niveles objeto de análisis de la presente investigación; se han excluido modalidades como posgrados, educación permanente, extensión y capacitaciones en artes y oficios.
Por el contrario, la ampliación de la oferta académica en la Universidad de Ibagué puede estar provocando una alta migración interna de estudiantes en detrimento de la matrícula histórica de algunos de ellos.
Metodológicamente existe una importante diferencia respecto al cálculo de la deserción estudiantil, pues la tasa bruta indica el comportamiento de la deserción estudiantil en un período base en particular; mientras que la tasa específica indica el comportamiento histórico de este fenómeno según las cohortes que se inician en cada semestre académico.
La tasa bruta de deserción, calculada por semestre académico en el acumulado 2000-2006, presenta un promedio global de 13,0% para la universidad, y es más alta en la Facultad de Ingeniería y más baja en la de Humanidades y Ciencias Sociales. Los programas académicos presentan diferencias internas importantes: alta tasa bruta en Mercadeo e Ingeniería Electrónica, seguido de Contaduría y las ingenierías Mecánica y de Sistemas. Las más bajas tasas de deserción se presentan en Economía y Psicología. Estas informaciones indican que históricamente la deserción estudiantil ha sido un fenómeno recurrente sin que se haya planteado institucionalmente como problema.
La tasa bruta de deserción en los programas tecnológicos en la presente década es más alta que la presentada en el nivel de pregrado. Después del primer semestre de inicio de los programas se muestran las más altas tasas, tal parece que los estudiantes que acudieron a la novedad de apertura de nuevos programas terminaron su primer semestre bastante decepcionados o con bajo rendimiento académico (tal como acontece en el nivel de pregrado).
El análisis de cohortes, a través de la tasa específica de deserción, indica que en el acumulado histórico de las primeras dos décadas de la Universidad de Ibagué, existe un alto índice de deserción estudiantil en todos los programas, 56,5% en el acumulado histórico; esta tasa es más alta que el promedio general para el país que se calculó en 47,5% para el año 2006 (MEN, 2007); sin embargo, para el año 2008 el mismo ministerio habla de tasas alrededor del 62% en promedio general (MEN, 2008).
Las medidas más visibles implementadas por la Universidad de Ibagué en su historia reciente, no muestran ser efectivas en la disminución de la tasa de deserción ni en el incremento de matrículas en los niveles examinados. Estas medidas son: nuevas ofertas educativas, diferentes modalidades de financiación e incremento de la cartera, flexibilización académica, programas tecnológicos, reconocimiento como universidad, incremento del marketing universitario, entre otras. No existen razones estadísticas ni de sentido común para asumir que estas medidas estén disminuyendo el problema de la deserción.
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