Revista de Zona Proxima

ISSN electrónico: 2145-9444
ISSN impreso:1657-2416
Nº 17 julio-diciembre de 2012


Editorial

Esta ceremonia de reconocimiento a los docentes de nuestra institución es un espacio idóneo para preguntarnos ¿qué es eso de enseñar?, ¿qué es eso de estar en una Universidad?, ¿para dónde vamos?, ¿qué queremos?, ¿cuáles son los grandes objetivos que buscamos? Pero, mucho más que eso, ¿cuál es el horizonte más alto de lo que estamos haciendo?, porque en realidad uno se puede limitar a cumplir con unas tareas cotidianas: el ser, el impartir una clase o un curso o unos seminarios, estar ahí día tras día, mes tras mes, año tras año, lo cual quizás puede ser satisfactorio en el sentido más amplio de la palabra, pero yo no creo que pueda ser muy significativo , muy llenador de sentido para una vida. Al fin y al cabo lo que se hace rutinariamente y lo que se hace porque corresponde y porque toca, es algo que va erosionando la vida. Le va quitando ese sentido de grandeza que tienen nuestros actos y que deberían tener y detrás de lo cual estamos nosotros. Veo la excelencia en ustedes, veo en ustedes tanto en los que van a ser reconocidos como eméritos, como distinguido, como el mérito científico, profesores muy valorados. Ustedes han estado y seguirán estando en una vida de excelencia académica, y de la excelencia en la investigación y la excelencia significa estar por encima de la mediocridad, estar por encima de la medianía. Sobresalir, significa la palabra latina.

Esta hermosa tarea de enseñar que está llena de sacrificios, pero también de inmensas satisfacciones, es quizás una de la más noble, digo quizás porque no quiero aventurarme a expresar una afirmación apodíctica. A veces se dice que el periodismo es la más hermosa tarea; yo diría que la educación, el educador, realiza la más noble, quizás la más noble, si no me equivoco, comparándose con otros.

Es muy noble porque uno no busca nada en compensación, uno no busca nada para que eso se lo paguen igualito a lo que uno está haciendo. Es verdad, nosotros nos ganamos la vida, con la vida de educadores, es verdad que nosotros necesitamos una retribución económica, para poder vivir. Pero, es noble en el sentido de que el objetivo no es la utilidad económica, ni la ganancia metálica, sino que va mucho más lejos. Desde la antigüedad, los grandes maestros eran señalados como personas que dirigían y conducían a la comunidad, y eso perdura hasta nuestros días, conducen a los otros. Y de ahí viene la palabra pedagogía, el que conduce a otro a través de un camino.

Leyendo en estos días una entrevista que se le hizo a ese eminente profesor de semiótica y gran escritor que es Umberto Eco, en su casa, allá en Milán, vi unas frases que me parecieron inspiradoras, y más que frases unas ideas. Decía por ejemplo que los escritores escriben para los demás. Es cierto, el escritor busca que lo lean. Para eso escribe. Busca que otros sientan lo que hay en el texto y que otros comulguen y entren en comunión con lo que hay en ese texto escrito y así seguirá siendo desde la Ilíada o, más antiguo desde la Biblia, los lectores siempre estaremos leyendo y sabremos que son libros que se han escrito para nosotros, mil, tres mil años después. Yo diría que los educadores también enseñamos para otros y somos para otros, no para nosotros mismos. Uno es educador porque está en esa tarea, en ese deseo de llevar a otros por el camino de la luz. Y esa es la gran satisfacción del educador: saber que uno está desarrollando potencialidades humanas, ayudando a desarrollar esas potencialidades para que vayan muy lejos en el descubrimiento de eso que llamamos saber, investigar.

También hay otra idea que quisiera tocar hoy que puede sonar inactual, incluso impropia, pero la cito y después me voy a referir con mucho cuidado a ella. Antes decían en la escuela, yo la escuché en mi escuela, que "la letra con sangre entra". Hoy no podríamos decir eso tan fácilmente. Nos pueden hacer una investigación, la Fiscalía, por maltrato a los niños; pero es que no es la frase en sí misma, no es su obligación estricta la que es válida sino el significado que hay ahí. Uno no va a pegarle a nadie ahora para que aprenda, pero uno sí sabe que al conocimiento, al saber, se llega con lágrimas, se llega con un esfuerzo cotidiano difícil, donde a veces hay que llorar porque uno no encuentra lo que quisiera encontrar. Y el profesor también sufre, porque ve que el estudiante no rinde, que los estudiantes no responden. Esa es la sangre. Y la letra con sangre entra, porque es así, hay que sufrir en el conocimiento. Y fíjense que no estoy diciendo una locura, porque ya Sócrates lo decía ¿Qué es el filósofo? ¿Qué es el educador en filosofía? Partero. Uno está ahí junto al estudiante que está pariendo. Y el parto duele, dicen las madres. Duele mucho. Se llora, se sufre, pero cuando se ve el fruto se alegran las madres. Un filósofo, el Zarathustra, con Nietzche, afirma: escribe con sangre y sabrás que la sangre es espíritu. Claro, nosotros los educadores lo sabemos: el dolor, el sufrimiento, la dedicación, esas penas por las que pasamos y por las que debe pasar el estudiante, porque pese a toda la tecnología, no se trata en la educación de hacer más fácil las cosas. No. Hacerlas más viables, hacer que el conocimiento sea más accesible a todos, hacerlo más democrático, eso no es hacer las cosas más fáciles, por el contrario, sigue siendo difícil, duro, hay que trabajarlo, hay que elaborar el conocimiento y eso cuesta trabajo. Hay que levantarse temprano y ya la levantada temprano es un esfuerzo y hay que acostarse muchas veces tarde o casi sin dormir porque hay que preparar una tesis, sacar adelante un diplomado o un conjunto de artículos. Ese es el dolor, esa es la mayéutica, tenemos que pensar que en nuestra labor uno tiene que exigir mucho, uno no puede ser un profesor que no exige nada, que deja que todo pase porque sabe que le está haciendo daño a los estudiantes. De pronto los tiene muy contentos hoy, pero en el futuro van a decir: "qué mal profesor fue ése, que nos dejó hacer todo". Se van a acordar de los buenos profesores que les exigieron, no de los malos que no pidieron nada. Porque es que el conocimiento exige rigurosidad y rigurosidad es rigor y el rigor es una cosa áspera. Y en cuanto más rigurosos seamos, más fluye el conocimiento, más útil es, más llega a otras personas porque ha pasado por un cedazo: el cedazo del profesor y del estudiante que lo trabaja. Entonces, rigor en el conocimiento, es decir, hay que buscar en el conocimiento sistematicidad, hay que buscar en el conocimiento cuidado porque sabemos que en el conocimiento hay cosas que no se pueden dejar ahí libremente porque se vuelven frivolidad y la frivolidad mata la calidad, mata lo excelso que deben ser el conocimiento y la educación. Sabemos que la enseñanza y el conocimiento deben ir hacia la precisión junto con la rigurosidad, uno le dice al estudiante "precise, diga lo que está expresando de manera más precisa". Es como la labor del cirujano con el bisturí: va precisando en la piel cuál es el punto por donde debe ir abriendo. Esa debe ser también la labor nuestra, es decir exigir precisión, no divagaciones, no cosas generales, sino pidiéndole a los estudiantes todos los días que mejoren su vocabulario, su decir, su dicción, sus ideas, la manera de decir las ideas, su comunicación. Tenemos a los estudiantes que ingresan a primer semestre y uno quisiera en la universidad que en los diez u ocho semestres que estuvieran aquí, tuvieran un cambio profundo en sus disciplinas. Que la Universidad no fuera un sitio donde se comienza y otro que se termina y se sigue igual, sino que en ese sitio donde se comienza hasta donde se termina haya una transformación, también el mundo hay que transformarlo, Uno tiene que cambiar, uno tiene que transformar sus prejuicios, su falta de conocimiento, su ignorancia, para llegar a niveles más elevados y eso es lo lindo de la educación. Uno transforma, ayuda a transformar, uno se transforma. Uno como educador se transforma también, porque sé que todos los profesores nos transformamos en el aula. La educación, es verdad, tiene que ser medida, uno tiene que poner notas, necesitamos hablar de que producimos tantos profesionales o se atienden tantos estudiantes con respecto a un porcentaje x o porcentaje del país, de que debe haber una tasa de deserción, o no debe haber, una tasa de ingresos, una tasa de promedios; pero más allá de las mediciones, la educación no se queda ahí. Más allá de las mediciones hay cuestiones mucho más fundamentales, mucho más cruciales, y eso es lo que encuentro en Martha Nussbaum: el desarrollo. En una parte muy hermosa de ese libro, la filósofa se expresa acerca de las capacidades y el derecho a poder usar los sentidos, la imaginación, el pensamiento, el razonamiento de forma verdaderamente humana. Qué bien dicho, porque la forma verdaderamente humana, de lo que somos nosotros, los humanos, que no somos unas máquinas, es que nosotros tenemos sentidos y los sentidos se tienen que disciplinar, pasar por un filtro educativo. Pero Los sentidos están ahí también moviéndose en el mundo, tratando de captar muchas cosas que no captamos en la medida como lo captan los equipos y los computadores. Nosotros estamos ahí para imaginarnos nuevos mundos, para imaginarnos transformaciones distintas, para crear, algo que no se puede medir, tanto que Cocliencias no tiene una forma de evaluar la creación. El ser humano va mucho más lejos. El ser humano tiene la gran capacidad de romper paradigmas. Y si no rompemos paradigmas no somos creativos. Hay que romper paradigmas, para crear un mundo distinto y para transformarlo..

Palabras del dr. Jesús Ferro Bayona, rector de la Universidad del Norte, en la ceremonia de reconocimientos académicos a docentes de la institución, noviembre 2012

This academic award ceremony for professors of our institution is the most suitable space for asking ourselves what does teaching mean?, what does being in a university mean?, where are we going for?, what do we want?, which are the great objectives we aim at? But further on, what is the higher horizon of what we are doing? Because one can limit oneself to do the daily tasks: to teach a class o some courses o some seminars, to be there day after day, month after month, year after year. And this can be satisfactory —in the widest sense of the word—, but I do not think it can be very significant for one's life. At last, what is done routinely and what is done because it must be done is something that erodes our lives, taking away that sense of greatness that our acts have, and should have, and that are our motivations. I see the excellence in all of you. You have been, and will continue being, in a life of academic excellence and of research excellence. And excellence means being over mediocrity, over the average. The Latin word means to excel.

This beautiful work of teaching that is full of sacrifices, but also of great satisfactions, is perhaps one of the noblest of professions. I say perhaps because I do not want to venture to express a dogmatic asseveration. Sometimes it is said that journalism is the most beautiful work, I would state that education is perhaps the noblest work, if I am not wrong, when comparing with others.

It is noble because educators do not look for compensation, they do not look for be paying in the same way they work. Really, we earn our lives as educators; we need an economical retribution for living. But education is noble because its objective is not the economic profit, it goes beyond. From ancient times, great masters were signaled as people who addresses and lead the community, and that last over present times, they lead others. From this the word pedagogy comes from, who leads someone through a way.

In an interview to Umberto Eco, that eminent professor of Semiotics and great writer, I have found some phrases, more than phrase ideas, which seems to me very inspiring. He said, for instance, that writers write for the other people. And that is true; the writer wants to be read. He writes for that. He wants that other feels what the text have and be in a close relation to what is written in that text. And it has been so from the Iliad or even before from the Bible; readers will be always reading and will know that those are books wrote for us one thousand, three thousand years before. I would say that we educators always teach for others and we are for others, not for ourselves. One is educator because is in that work, in that desire of leading other through the way of light. And that is the great satisfaction of the educator: knowing that one is developing human capabilities; helping to develop those capabilities in order to them go further in the discovering of that what we call knowledge, research.

There is also another idea I want to share with you, though it can sound outdated, even inappropriate, but I quote it and then I will explain it in detail. Long time ago, it used to be said at school that "spare the rod and spoil the child". Nowadays, we cannot say that so easily. We can be object of an investigation because of children abuse. It is not the sentence by itself; it is not its strict obligation which is valid, but the meaning that is embedded there. Nobody is going to beat somebody to learn, but one does know that knowledge is achieved with tears, with a difficult daily effort, where in times it is necessary to cry because one does not find what searching. And the teacher also suffers because s/he feels the students do not perform satisfactorily. That is the spoiling. And spare the rod and spoil the child, because it is so: we have to suffer in knowledge. And I am not saying madness. Socrates said "What a philosopher is? What the Philosophy educator is? An obstetrician" One is there besides the student who is giving birth. And to give birth to a new life hurts, that is what mothers say. It hurts very much. It makes mothers to cry, to suffer, but when the fruit has come, happiness comes to mothers. A philosopher, Zarathustra, with Nietzche, states: write with blood and you will know that blood is spirit. Of course, we educators know it: pain, suffering, dedication, those pains we suffer and that the student should suffer; because despite all the technology, it is not, in education, to make things easier. No. It is to make them more viable, make knowledge more available to all, more democratic. That is not to make things easier; on the contrary, it continues to be difficult, hard; it is necessary to work on it, to elaborate knowledge, and that means a lot of work: awakening early in the morning (and that is an effort), to go bed late or even sometimes without sleeping because you have to prepare a thesis, complete a course or to write some papers. That is pain. That is the maieutic. We have to think that in our work, we have to demand a lot of from our students. One cannot be the teacher who does not demand anything, because s/he is hurting her/his students. It is possible that these be happy, at present; but later, in the future, they will say "what a bad teacher was that who let us make everything". Students will remember good teachers who demanded efforts, not those bad ones who asked for nothing. Knowledge requires rigorousness, and this is rigor that is a rough thing. The more rigorous we are, more fluid will be the knowledge, more useful it will be, and more people will have access to it because it has be screened by the teacher and the students who works with it. Then, rigor in knowledge means to be systematic in it, to be careful because we know that in knowledge there are things that cannot be left unturned because they will become frivolity, and frivolity kills quality, kills the sublime aspect of knowledge and education. Teaching and knowledge must go to accuracy altogether with rigorousness. One says to student: "Be accurate, say what you are saying

in a more accurate way". It is the same as the surgeon work with the scalpel: s/he has to identify exactly the point of the skin in which s/he must make the incision. That should be also our work, that is, to demand accuracy, not divagations, not general things; asking our students to improve their vocabulary, their diction, their ideas, the way of saying ideas, their communication.

Our students enter the university to first semester and our desire is that in the eight or ten semesters they will be here, they will change profoundly in their disciplines. We want that the university be a place of transformation for our students. People have to change, to transform their prejudices, their lack of knowledge, their ignorance, in order to arrive to higher levels. And that is the beauty of education. We as teachers transform, help to transform, but a t the same time we transform ourselves, because all of us as educators transform ourselves in the classroom.

The education has to be measured: it is necessary to assign grades, to demonstrate rates of desertion or the access or the amount of professional produced. But further on those measures, the education does not stay there. Further on measures there are much more fundamental and crucial questions. That is what I have found in the book by Martha Nussbaum: the Development. In a beautiful part of that book, the philosopher says about the capabilities being able to use senses, imagination, thinking, reasoning in a really human way. That is a good point, because the really human way, what we are, humans and not machines, is that we have senses and these senses have to be disciplined, they have to be screened by education. But senses are there, moving in the world, trying to capture many things that we cannot capture in the same way as equipment and computers do. We are there to imagine new worlds and distinct transformations, to create. Something that cannot be measured: creation. The human being go beyond: the human being

has the great ability of breaking paradigm. And if we do not break paradigms, we are not creative. We have to break paradigms in order to create a different world and top transform it, Speech of Dr. Jesus Ferro Bayona, Principal of Universidad del Norte, during the Academic Awards ceremony for professors of the institution, November 2012


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Revista del Instituto de Estudios en Educación de la Universidad del Norte
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Barranquilla (Colombia)
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