ISSN Electronico 2145-9444 ISSN Impreso 1657-2416 Volumen 23, julio - diciembre 2015 Fecha de recepción: 3 de marzo de 2015 Fecha de aceptación: 18 de octubre de 2015 DOI: http://dx.doi.org/10.14482/zp.23.7184 |
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN / RESEARCH REPORT
El fraude académico universitario: el caso de una universidad privada en la ciudad de Barranquilla
Academic Integrity: The Case of a Private Institution in the City of Barranquilla
Anabella Martinez
Ed,D, Profesora Investigadora.
Departamento de Educación, Universidad del Norte.
Km. 5 Vía Puerto Colombia. Barranquilla, Colombia.
Teléfono: (57) (5) 3509509 Ext: 4995l
anabellam@uninorte.edu.co
Mónica Borjas
Ph,D, Profesora Investigadora.
Departamento de Educación , Universidad del Norte.
Km. 5 Vía Puerto Colombia. Barranquilla, Colombia.
Teléfono: (57) (5) 3509509 Ext: 4973
mborjas@uninorte.edu.co
Jose Joaquín Andrade
Mg, Profesor del Departamento de Humanidades y Filosofía de la Universidad del Norte.
Km. 5 Vía Puerto Colombia. Barranquilla, Colombia.
Teléfono: (57) (5)3509509 Ext: 4992
jandrande@uninorte.edu.co
Resumen
Es responsabilidad fundamental de toda institución de educación superior - IES- la formación de profesionales competentes con sentido ético para desempeñar su labor en la sociedad. El fenómeno del fraude académico entendido como cualquier acción que atenta contra la legitimidad del trabajo académico por parte de estudiantes o profesores universitarios, va contra esta misión. Diferentes estudios muestran que este fenómeno está presente en las universidades bajo diversas modalidades. Estos señalan la percepción que tienen los estudiantes sobre el comportamiento de los pares, sobre las políticas de prevención del fraude en las IES y los sistemas de evaluación pueden incidir en la prevalencia del fenómeno. Este artículo presenta los resultados de un estudio realizado en una IES de la ciudad de Barranquilla que buscó caracterizar dicho fenómeno en cuanto a tipología, incidencia, prevalencia, nivel de gravedad y factores asociados a su causa desde la perspectiva de sus estudiantes. Los resultados confirman lo encontrado en otros estudios y señalan aspectos que deben ser estudiados en mayor profundidad, como las valoraciones de la gravedad de algunas modalidades de este y la influencia de los sistemas de evaluación.
Palabras claves: fraude académico, percepción, honestidad.
Abstract
Higher education institutions (HEI) have the responsibility of educating competent citizens that guide their actions through ethical principles. Academic fraud, understood as any action that attempts against the legitimacy of academic work on the part of students or professors goes against this mission. Different studies have shown that this phenomena is prevalent in HEI manifesting itself in various forms. These studies point out to the following factors contributing to academic fraud on campus: student perception of their peers' behaviors and of the policy in place to prevent fraud and the forms and frequency of student assessment. This paper presents the results of a study conducted at a HEI in the city of Barranquilla that aimed at describing the typology, incidence, prevalence, level of fraud and its causes from the perspective of the students. The results confirm the findings from other studies and points out the need for further research in students' perception on the level of fraud of certain activities and the influence that assessment may have on fraud.
Keywords: academic fraud; undergraduate students; academic integrity
Introducción
La formación de profesionales con alto sentido ético es prioridad para las Instituciones de Educación Superior (IES). Las IES se comprometen a formar integralmente a sus estudiantes de manera que puedan desempeñar su ejercicio profesional de manera responsable y ética, como parte del ejercicio de su ciudadanía en el seno de la sociedad de la cual forman parte. La universidad debe emprender acciones que vayan más allá de la transmisión en torno a conocimientos teóricos o destrezas procedimentales (Kasper, 2008). El fenómeno del fraude académico atenta contra los propósitos de formación integral de la Educación Superior. Definir este fenómeno es una tarea compleja. Siguiendo autores como García y Manchado (1998), quienes coinciden con Bunn, Caudill y Gropper (1992), definimos el fraude académico como un comportamiento ilícito que el universitario comete en contextos evaluativos, a fin de obtener una calificación que le permita superar el curso.
El costo social del fraude académico puede llegar a ser significativo. Aunque no se puede establecer una relación de causalidad entre el fraude académico y prácticas corruptas en el ejercicio profesional, algunos estudios han planteado una correlación entre estas variables (Harding, Carpenter, Finelli y Passow, 2004; Harper, 2006; Sims, 1993; Ogilby 1995; Nonis and Swift 2001). Adicionalmente, otros han encontrado una relación entre el nivel de fraude cometido por universitarios y el índice de corrupción del país (Magnus et al. 2002).
En general, el fraude académico implica, pues, copia o plagio por parte de un individuo, valiéndose de diversas fuentes. Hrabak, et al (2004) afirman que estas prácticas dependen del contexto, de la institución y de la asignatura. McCabe (2006) identifica prácticas fraudulentas como: copiarse en un examen, lo cual incluye copiarse de otro estudiante; consultar notas o textos prohibidos durante un examen; ayudarle a otra persona a copiarse; conocer de antemano las preguntas de un examen a través de alguien que lo haya presentado previamente; y el plagio asociado con la presentación de trabajos escritos. García y Manchado (1998) diferencian el fraude realizado en los trabajos escritos que los estudiantes realizan de manera independiente, fuera del aula, de los fraudes que se realizan en el aula de clases. Mejía y Ordoñes (2004) relacionan los fraudes de tipo tradicional (copiar en exámenes, por ejemplo) y los que incluyen el uso de nuevas tecnologías como la Internet. Esto mismo manifiestan Baron y Crooks (2005); Selwyn (2008); Bohem, Justice & Weeks (2009), quienes afirman que con los avances tecnológicos en el manejo de la información y las comunicaciones, las fuentes para el fraude y sus manifestaciones se han diversificado.
Estudios realizados en Estados Unidos muestran que la prevalencia de este fenómeno en estudiantes universitarios es significativamente alta. Payne y Nantz (1994) determinaron que entre el 67% y 88% de estudiantes de pregrado habían cometido algún tipo de fraude académico. McCabe y Trevino (1996) encontraron que uno de cada tres estudiantes admitieron haber emprendido algún tipo de comportamiento fraudulento en sus actividades académicas. Nonis y Swift (2001) plantean que entre 30% y 96% de los estudiantes universitarios participan del fraude académico. Estudios realizados en contextos diferentes al norteamericano muestran que el fenómeno permea todos los niveles de formación de la educación superior (pregrado y posgrado) y todas las disciplinas académicas (Comas-Forgas, 2010, McCabe, 2006, Texiera y Rocha, 2010, McGabe, 2009, Selwyn, 2008, Elzubier, 2003).
Dada la complejidad del fenómeno del fraude académico, es difícil establecer una relación causa-efecto con los posibles factores que puedan influir sobre él. No obstante, sobre los factores de mayor incidencia en la prevalencia de este fenómeno, McCabe y Trevino (1993) identifican cinco variables: la percepción que tienen los estudiantes sobre el comportamiento de los pares; la percepción sobre la comprensión y aceptación por parte de la comunidad, de las normas de integridad vigentes en la IES; la certeza percibida de ser reportado si llegase a cometer fraude; y la presencia o ausencia de un código de honor entre los estudiantes.
Otro aspecto de la educación superior que puede incidir en la decisión que tome el estudiante frente al fraude tiene que ver con los procesos de evaluación y específicamente los niveles de competitividad asociada a esta. "A menos que se regule y se controle bien, esta presión aumenta el riesgo de fraude académico y engaño por parte de los estudiantes…" (Hallak & Poisson, 2007, p.110). La evaluación centrada en los resultados ha llevado a docentes y estudiantes a plantearse exigencias de éxito relacionadas con altos rendimientos que se evidencian en las calificaciones. Este enfoque de evaluación ejerce una presión en los estudiantes, quienes desean cumplir las expectativas de sus padres, sus docentes y de sus compañeros, y se ha identificado como una de las razones que motivan el fraude académico.
La evaluación educativa como proceso formativo debe aportar a los estudiantes, experiencias que contribuyan a su desarrollo integral. La intención de la evaluación formativa se orienta a identificar sus dificultades en el proceso de aprendizaje, a fin de crear oportunidades de mejoramiento (Earl, 2003; McManus, 2006, en Trumpower, D.L., Sharara, H., & Goldsmith, T.E. 2010). No obstante, este proceso puede presentar algunas distorsiones cuando prevalecen enfoques técnicos que insisten en valorar solo los resultados, evidenciados en los productos académicos de los estudiantes. La evaluación desde el punto de vista técnico, está enmarcada en la necesidad de efectuar una valoración de la medida en que el producto se ajusta al eidos (idea-objetivo) que guía su preparación (Grundy, 1998; p. 60-61) y esta insistencia por la medición que señala el éxito académico, recae en el estudiante quien reacciona a lo que a nivel familiar, institucional y social le exigen.
En los sistemas de evaluación tradicionales, la calificación se convierte en el principal indicador de calidad: "Los estudiantes recurren a fraude con el fin de obtener una buena calificación o una promoción académica, utilizando desde las estrategias más sencillas hasta las más sofisticadas. La realidad es que los estudiantes están sujetos a innumerables presiones" (Medina Díaz y Verdejo, 2001; p. 37). El interés por la calificación está asociado a la intención que el docente o la institución educativa le otorga a la evaluación. De acuerdo con los resultados encontrados por Passwo et al (2006), en un estudio sobre las percepciones de los estudiantes del fraude académico, los estudiantes no ven el fraude como un fenómeno unidimensional y su decisión de cometer o no fraude está directamente relacionada con el tipo de evaluación a la que se estén enfrentando. No se puede afirmar que la evaluación es la causa que motiva el fraude académico, pues como se ha comentado esta actuación recae en el sujeto que decide llevarlo a cabo; no obstante, las prácticas inadecuadas de evaluación pueden constituirse en un elemento de importancia que tendría alguna incidencia indirecta en que se presente dicho fenómeno (Cajiao, 2008).
La vida universitaria constituye, pues, un auténtico laboratorio para el desarrollo moral de un individuo, dada la diversidad de interacciones a las que se enfrenta y las decisiones que debe tomar en amplios aspectos de su vida. Kolhberg (1976) plantea un modelo de razonamiento moral que va desde un locus de control externo, donde el individuo basa sus decisiones en referentes externos a un locus de control interno que le permite al individuo basar sus decisiones en referentes propios e internos. Es desde esta perspectiva que interpretamos la estructura de pensamiento detrás de las atribuciones que hacen los estudiantes respecto a las prácticas de fraude académico.
Con relación a los posibles factores motivantes hacia el fraude académico, McCabe (2006) ha identificado la influencia que puede tener la percepción del estudiante sobre las conductas fraudulentas de sus pares en su propio comportamiento fraudulento. Siguiendo los planteamientos de Perkins (2003) respecto de la teoría de normas sociales y de Bandura (1986) respecto al aprendizaje social, McCabe y Trevino (1993) plantean que la percepción que se tiene sobre el comportamiento fraudulento de los pares es la variable predictiva de comportamientos fraudulentos en estudiantes universitarios con más evidencia empírica.
McCabe (2006) concluye que entre los factores que más inciden sobre el comportamiento fraudulento de estudiantes de postgrado de Administración de Empresas, es la percepción que tienen sobre este tipo de comportamiento en sus pares. Este aspecto del fenómeno se comprende a la luz de la teoría de aprendizaje social planteada por Bandura (1986). La teoría de aprendizaje social sugiere que el comportamiento humano es aprendido observando a otros que el individuo asume como modelo, ya sea basado en su nivel de autoridad o de significancia. En este aprendizaje se transmite información entre los individuos acerca del tipo de comportamientos que son aceptados o rechazados por otros. En el caso del fraude académico, estos otros incluyen tanto profesores como pares. Los estudiantes observan el comportamiento de sus pares y emulan esos comportamientos que parecen ser aceptados por los mismos. Al respecto McCabe et al (2002) plantean: "Los estudiantes emulan los valores de aquellos a quienes admiran" (p.360).
También ayuda a comprender este aspecto del fenómeno la teoría de normas sociales. Engler, Landue y Epstein (2008) citando a Perkins (2003) explican que entre más socialmente aceptado perciba un individuo una determinada práctica o comportamiento, más inclinado se sentirá a emprender dicha práctica, independientemente de su naturaleza ética. Los individuos entonces basan sus comportamientos en las creencias que tengan sobre el comportamiento de otros, independiente del grado de veracidad de dichas creencias. Al respecto, Martens, Page, Mowry, Damann, Taylor y Cimini (2006) en un estudio sobre las percepciones de los estudiantes respecto al uso de sustancias psicoactivas y actividad sexual, encontraron que los estudiantes sobreestimaron la ocurrencia de estos comportamientos en sus pares. Por lo tanto, los estudiantes pueden estar basando sus comportamientos en normas sociales que no existen, con el fin de ajustarse o ser aceptados en el medio. De acuerdo con Perkins (2003) son percepciones muchas veces erróneas, las que pueden terminar guiando los comportamientos de los estudiantes. Esto indica que el ambiente que se genere en una IES sobre el tema del fraude, la información disponible sobre sus niveles, el rigor del proceso por el cual se determina si un estudiante cometió fraude y la visibilidad de sus consecuencias, pueden ejercer una influencia significativa en la toma de decisión del estudiante frente a estas situaciones.
En este contexto y dado que se han identificado pocas investigaciones sobre este fenómeno a nivel nacional y regional, solo dos, realizadas a nivel institucional por la Universidad de los Andes y la Universidad de Cartagena, se planteó el presente proyecto como un estudio exploratorio con alcance descriptivo sobre dicho fenómeno en una IES privada de la ciudad de Barranquilla. El estudio, además de aportar a la comprensión del fenómeno, provee información para enriquecer el eje de integralidad asociado a la formación de valores en este nivel educativo; así como para enriquecer los currículos, especialmente, en lo relacionado con las formas de evaluación y la calidad de la formación académica.
MARCO METODOLÓGICO
Teniendo en cuenta el objetivo general de esta investigación orientado a caracterizar el fenómeno del fraude académico desde la perspectiva de los estudiantes matriculados en una IES, el equipo investigador se centró en identificar las percepciones de los estudiantes sobre este fenómeno; específicamente, las modalidades que identifican, la percepción sobre los niveles de fraudulencia de dichas modalidades y su valoración sobre los niveles de aprobación que existen en su contexto sobre el mismo.
El estudio se abordó desde un enfoque cuantitativo, con alcance descriptivo, según las necesidades de los objetivos de la investigación y a la naturaleza del problema (Hernández, Fernández, Batipsta, 2010). El presente estudio considera como objeto de estudio el fenómeno del fraude académico, desde la percepción de los estudiantes de una IES en la ciudad de Barranquilla, exceptuando los estudiantes de primer semestre con el fin de evitar distorsión en el análisis de los datos. Para este caso, los estudiantes son la unidad de análisis, en quienes se va a consultar sobre el objeto de investigación, y la unidad de muestreo la constituyen los programas académicos al interior de la IES.
La población o universo la conformaron los estudiantes de pregrado de la IES foco de estudio de segundo a último semestre, que cursan programas académicos con registro para su funcionamiento. El total de la población según los reportes institucionales fue de 7823, los cuales se encuentran distribuidos por semestre, según lo indica el marco muestral presentado en la siguiente tabla.
El muestreo fue de tipo no probabilístico por cuotas, el cual permite definir el número de unidades que se requieren para el estudio de acuerdo con las categorías que interesan al estudio (Briones, 1997). La muestra conformada por 382 estudiantes presentó un margen de error del 5%, un intervalo de confianza del 5% y un 95% de nivel de confianza. En la siguiente tabla se discrimina el número de estudiantes por cada semestre para cada uno de los programas académicos involucrados en el estudio.
Como fuente para la recolección de información se utilizó el cuestionario Academic Integrity Rutgers University Student Survey (McCabe, 2012), con licencia de uso del Centro para la Integridad Académica ubicado en la Universidad de Clemson, el cual ha sido validado y utilizado en investigaciones como las de McCabe (2012), Klodiussen Pedersen, (2012) y Palazzo, Lee, Warnakulasooriya & Pritchard (2010). El instrumento es de autoría del Profesor Donald McCabe de la Universidad de Rutgers en Estados Unidos, quien participó como co-investigador del estudio realizado. El cuestionario consta de 63 preguntas con alternativas de elección múltiple mutuamente excluyentes, las cuales establecen la valoración de las respuestas en niveles ordinales. Se estructuró en tres apartados: Demografía (género, semestre, programa académico); Ambiente académico (preguntas sobre el contexto del fenómeno del fraude académico en la IES) y el apartado de Comportamientos Específicos (preguntas sobre actuaciones específicos y la valoración del nivel de fraude de dichas actuaciones). La aplicación, vía on-line del cuestionario, exigió considerar el anonimato de los estudiantes como garantía de la confianza para obtener una información válida. Este aspecto fue explicado a los sujetos de la investigación en el marco de la consecución de su consentimiento informado. Cada participante recibió un correo electrónico dando más información sobre el estudio.
Una vez recolectada la información se procedió a realizar un análisis estadístico descriptivo, obtenido utilizando el programa SPSS, versión 20.0. A continuación se describen los resultados.
RESULTADOS
Los resultados se presentan desde las siguientes categorías: (1) hechos relacionados con el fraude académico. Esta incluye los reportes de los estudiantes participantes respecto a su percepción sobre los niveles de ocurrencia y de fraudelencia de las diferentes modalidades de fraude exploradas en el instrumento. Estas modalidades de fraude se categorizaron de acuerdo con dos cacracterísticas: (a) el tipo de actividad evaluativa implicada y (b) el medio utilizado para cometer el fraude. En la tabla 3 se detallan las modalidades resultantes al cruzar estas dos caracteristicas. Igualmente bajo la categoría de hechos se presentan los resultados relacionados con la percepcion de los estudiantes sobre el comportamiento de sus pares en torno al fraude; (2) la percepción del estudiante sobre el entorno y manejo institucional del fraude. Aquí se abordan tanto la percepcion de los estudiantes sobre la información y formación que reciben de la institucion respecto al fraude, sus modalidades y el manejo institucional que se da a los casos que se presenten de los mismos, y la percepcion sobre las modalidades de evaluación de aprendizaje que se utilizan a nivel institucional; (3) la percepción de los participantes en torno al nivel de aprobación del fraude por personas cercanas, ya sea dentro o fuera de la institución.
Resultados correspondientes a la Categoría 1: Ocurrencia de fraude y percepción de nivel de fraudulencia
En la tabla 3 se presentan los resultados correspondientes al auto-reporte de los estudiantes sobre su incurrencia en las diferentes modalidades de fraude exploradas, al igual que su percepción sobre el nivel de fraudulencia de dichas modalidades.
Respecto a las modalidades de fraude asociadas a la realización de tareas con ayuda no autorizada incluyendo en estas el consultar textos o fuentes, otras personas o utilizar alguna herramienta tecnológica, para cada ítem la mayoría reporta nunca haber incidido en ese tipo de fraude, específicamente el 78% para el caso de tareas con ayuda no autorizada utilizando un texto o fuente, y el 85% para el mismo caso pero utilizando una herramienta tecnológica. El caso es distinto para el ítem donde se indagó sobre la realización de tareas con la ayuda de personas. En este caso la mayoría de los estudiantes (70%) respondieron incidir alguna vez en este tipo de comportamiento. Al comparar los autorreportes de los estudiantes de actividades fraudulentes respecto a la realización de tareas con su percepción sobre los niveles de fraudelencia de las mismas, se nota que aquellas actividades para las cuales los estudiantes reportan no haber incurrido, se asocia una percepción de alto nivel de fraudulencia. En la subcategoria de tareas, aquella en donde los estudiantes reportan más alta frecuencia de ocurrencia, igualmente reportan bajos niveles de fraudulencia asociadas a las mismas. Tal es el caso de obtener ayuda no autorizada de personas para la realización de una tarea.
Los estudiantes reportan incurrir más frecuentemente en actividades fraudulentas relacionadas con la actividad de exámenes, que de tareas. Respecto a la actividad de exámenes, se exploró igual que con la actividad tareas, la realización de exámenes con ayuda no autorizada, incluyendo la consulta de textos o fuentes, la de personas o la del uso de algún medio electrónico. Respecto a la realización de examenes consultando textos o fuentes no autorizadas, el 62% de los estudiantes reporta nunca haber incurrido en este comportamiento, mientras que el 35% reporta que sí. En lo que se refiere a la realizacón de exámenes con la ayuda de personas no autorizadas, el 69% reporta nunca haberlo hecho, mientras que el 26% reporta haberlo hecho en alguna ocasión. Finalmente, relacionado con el uso de herramientas tecnológicas para cometer fraude en exámenes, el 76% reporta nunca haberlo hecho; mientras que el 20% indica haber incurrido en este comportamiento alguna vez. En esta subcategoría relacionada con la actividad de examen, se nota un patrón similar al encontrado en la subcategoría relacionada con tareas respecto a la percepción del nivel de fraudelencia atribuido por los estudiantes a cada una de las actividades: aquellas para los cuales los estudiantes reportan bajos niveles de ocurrencia, son aquellas a las cuales asocian altos niveles de fraudulencia. Para la realización de exámenes utilizando un texto o fuente no autorizada, el 58% de los estudiantes atribuye al mismo un nivel de fraude moderado a grave. Para el caso de la realización de exámenes con ayuda no autorizada de personas, el 65% de los estudiantes considera esta actividad con un nivel moderado a grave de fraude. Finalmente, respecto a la realización de exámenes con el uso de tecnología no autorizada, el 73% lo considera como una actividad con un nivel de fraudulencia de moderado a grave.
La actividad fraudulenta que los estudiantes reportan con menor nivel de ocurrencia es aquella relacionada con la falsificación. El 93% de los estudiantes reporta nunca haber falsificado un examen; un 84% coincide en nunca haber suplantado o buscar suplantaciones para un examen; y finalmente, un 80% reporta nunca haber falsificado un reporte o informe de laboratorio. Al igual que en las subcategorías anteriores, los datos indican que el reporte de un nivel de ocurrencia bajo para una actividad fraudulenta se asocia a una percepción de la misma como un fraude de mayor nivel.
El último ítem explorado en lo referente a la ocurrencia del fraude se relaciona con el plagio. Respecto a este, el 70% de los estudiantes reporta nunca haber incurrido en este comportamiento y el 26 %, alguna vez. Igualmente, la mayoría de los estudiantes reporta baja frecuencia de occurencia y alta percepcion de nivel de fraudulencia.
Resultados de la Categoría 2: Percepcion del estudiante sobre el entorno y manejo institucional del fraude
Al principio de este artículo se plantea que un factor incidente en la ocurrencia del fraude es la percepción de los estudiantes sobre la forma en como se maneja y sancionan los casos del mismo, al interior de la institución. La gráfica 1 resume los resultados encontrados respecto a la valoración de los participantes sobre las distintas fuentes de información al interior de la institución, que proporcionan tanto información como iniciativas de formación en el tema.
Los resultados muestran que de las fuentes exploradas, los profesores son de los quequienes los estudiantes consideran que más aprendieron (47%), seguido por el programa de inducción (29%),; seguido por el reglamento estudiantil (21%). Aquellas fuentes de las cuales los estudiantes reportan haber aprendido poco o nada, incluyen el monitor de la asignatura (55%) , seguida por las campañas de bienestar Bienestar universitario Universitario (52%), y finalmente la página web de la universidad, con un 51%.
Relacionado con la percepción de los estudiantes sobre el entorno y manejo institucional de fraude, se indagó su valoración sobre el nivel de ocurrencia de fraude en su programa académico, al igual que el manejo que tanto profesores como la institución le dan a los casos que se presentan. La gráfica 2 muestra los resultados en este aspecto.
Los resultados muestran que un 43% de los participantes considera que el fraude es un problema serio en su programa académico. Sin embargo, la opinión es más dividida en torno a si los estudiantes consideran que ellos deben vigilar el cumplimiento de las normas y la adopción de los valores que promuevan la integridad académica: solo el 38% está de acuerdo, mientras que el 37% está en desacuerdo, con un 25% que no manifiesta opinión al respecto. Respecto a la percepción sobre la forma como se promueve y refuerza la integridad académica al interior de la IES, el 50% de los participantes considera que hay transparencia en la manera como se manejan los procesos disciplinarios. Igualmente, el 73% identifica a los profesores como un agente promotor de la integridad académica.
Otro aspecto de importancia con el ambiente del y para el fraude en el contexto institucional, se refiere a la percepción del estudiante sobre el nivel de exigencia y la frecuencia durante los periodos académicos de las evaluaciones. La gráfica 3 resume los resultados en este aspecto
En general los resultados indican que la gran mayoría de estudiantes está de acuerdo con la cantidad de evaluaciones realizadas por asignatura durante el semestre y considera que la naturaleza de las mismas va acorde con lo enseñado en las clases. Más allá, la mayoría concuerda en que el tiempo de evaluación utilizada fomenta la comprensión de los conceptos abordados y el aprendizaje sobre los mismos.
Resultados de la Categoría 3: Percepción de los participantes en torno a la aprobación del fraude por personas cercanas
Dado el enfoque del estudio de explorar el fenómeno del fraude académico desde la perspectiva de los estudiantes, este indagó la percepción de los mismos sobre los niveles de aprobación y desaprobación del fraude por personas cercanas a ellos, tanto dentro como fuera del ámbito institucional. Los resultados en este aspecto se resumen en la gráfica 4.
Los resultados muestran que en su mayoría los estudiantes consideran que serían más sus profesores que sus padres o amigos los que desaprobarían conductas relacionadas con fraude académico. Si bien los estudiantes consideran que los padres desaprobarían cualquier conducta relacionada con fraude académico, son los compañeros y amigos cercanos en los cuales encontrarían mayores niveles de aprobación de este tipo de comportamiento.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Los resultados dan cuenta de la diferencia existente entre los autorreportes sobre fraude declarados por los estudiantes y los que estos declaran sobre la incidencia del fenómeno en otros; siendo los datos del autorreporte sobre ocurrencia de fraude los que presentan bajos niveles, frente a los índices de percepción que reportan los estudiantes sobre el nivel de fraudulencia en general que se presenta en su programa académico, considerándolo como un problema serio. Esto coincide con el estudio realizado en el ámbito nacional por Bonilla y Rodriguez (1995), y Puertas y Pelaz (2005). Estos resultados del autorreporte se pueden explicar bajo el concepto de la deseabilidad social, donde en cuestionarios tendemos a responder como consideramos que otros desearían. En este sentido se puede tomar el porcentaje de estudiantes que percibe alto nivel de fraude en su programa académico, como indicio significativo de la prevalencia percibida del fenómeno, aunque el estudiante no reporte sobre sus propias acciones fraudulentas.
Es más frecuente el autorreporte respecto a cometer fraude en un examen que en una tarea académica. Vaamonde y Omar (2008), y Rakovski y Levy (2007) afirman que hay coincidencia entre los autores especializados en el tema de la deshonestidad académica, que existe alta frecuencia en prácticas como copiarse o dejarse copiar en los exámenes o utilizar, por ejemplo ayudas no autorizadas. Esto coincide con las conclusiones de McCabe y Treviño (1997) y las de Comas, Sureda, Casero, & Morey (2011), quienes en sus estudios realizados en España reconocen que estas prácticas continúan siendo las más frecuentes en el ámbito universitario español. En el ámbito colombiano, a iguales conclusiones llegan Puertas y Peláez (2005), y Mejía y Ordoñez (2004) en estudios realizados en instituciones privadas acreditadas por su alta calidad.
En los autorreportes se identificó un bajo nivel de participación en algunos tipos de plagio, como por ejemplo los relacionados con las citaciones de referencias académicas en los trabajos escritos, lo cual se puede deber a que los estudiantes no saben si en realidad están cometiendo fraude, pues pueden no tener claridad sobre las normas asociadas a la citación adecuada en textos académicos. Este resultado coincide con el estudio realizado en Colombia por Puertas y Pelaz, (2005). En este sentido, García y Manchado (2008) encontraron que una mayor percepción de los estudiantes acerca del fraude se asocia con una menor comprensión de la gravedad del mismo, lo que podría traer como consecuencia el incremento de la probabilidad de cometer fraude en exámenes o trabajos.
Los resultados sobre la percepción del entorno y el manejo institucional al fenómeno del fraude, indican opiniones divididas entre los estudiantes sobre la responsabilidad de promocionar la integridad académica al interior de la institución. Se refleja un locus de control externo en donde los estudiantes confían y valoran más el monitoreo y vigilancia de una figura de autoridad que la de sus pares. Del conjunto de estos factores, McCabe y Treviño (1997) y McCabe, Treviño y Butterfield (2001) indican que la desaprobación de los pares con relación al fraude se correlaciona con la menor ocurrencia de este; es decir, que existe una mayor influencia del comportamiento de los compañeros frente a la variable contextual. En este orden de ideas, Escudé y Gurevich (2004) anotan que en la cultura latina, específicamente en Latinoamérica a diferencia del caso estadounidense, la denuncia de los pares es escasa y considerada deshonrosa, según los autores citados, influenciada por valores disfuncionales a la honestidad. En este sentido coincidimos con Vaamonde y Omar (2008), que "uno de los mayores desafíos con el que se enfrentan las instituciones educativas es el de crear un ambiente donde las prácticas académicas deshonestas sean socialmente inaceptables" (p. 22).
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